El destino es rápido y eficaz.
Capítulo 38.
El destino es rápido y eficaz.
Las cejas Lya se elevaron ante la sorpresa, la habitación del hotel era sencilla, pero bastante lujosa. Lo que más le sorprendió fue la manera en la cual tuvo acceso... bueno, en realidad, mientras aguardaba en la sala de espera del hospital, Duncan le llamó al teléfono móvil, disculpándose por la demora y dándole unas breves indicaciones: ir a un hotel, registrarse y en unas horas volver al hospital; entonces, justo después de esa llamada, al móvil llegó la ubicación de su destino y fue a él. Cuando le dijo a la mujer de recepción el nombre y apellido de Jared, justo como Duncan le indicó durante la llamada, ella pareció ampliar su sonrisa y enseguida le dio acceso a las instalaciones. Seguramente Amín hubiera estado en desacuerdo, pues su presencia allí era esencial en caso de que ocurriera algún enfrentamiento, pero, siendo sinceros, estaba algo cansada, además el hotel se encontraba a solo unas cuadras del hospital. Por eso decidió aceptar el ofrecimiento de su amigo.
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Desde una silla demasiado cómoda, Duncan observaba el ordenador junto a su esposo; finalmente Jared había decidido mirar los archivos.
Duncan leía en silencio y era paciente, pues su compañero era quien tenía el mando del computador y se estaba tomando su tiempo para leer; seguramente estaba releyendo cada párrafo; y Duncan lo entendía.
Tal y como dijo Dylan, había información sobre los primeros avistamientos y ataques de las criaturas y de la decisión de llamarlos "híbridos"; al igual de la posible interacción de humanos cazadores de paranormales, pues estos eran los principales sospechosos de las muertes de la pareja Black, abuelos de Jared.
También había documentos de las misiones, nombres de ciudades, fechas, especificaciones de lo hallado en cada una de ellas, los lobos y vampiros que fueron asignados para cumplir con las tareas; así descubrieron que quien estuvo presente en la última investigación de Emily Black había sido Nicholas Kozel; eso explicaría por qué el vampiro, cuando estaban en Rilltown, observó de manera diferente a Jared; seguramente notó el parecido físico, pero no mencionó nada sobre ello.
Según los archivos referentes a los integrantes del grupo, ahora Nicholas trabajaba con un lobo, uno cuyo nombre era "Sirhan", así, sin apellido ni más información.
Lo último de ese archivo era la mención de dos nuevos elementos en el grupo: Kristopher Michaelson y David Cook, alfa y beta respectivamente, ambos miembros de una misma manada, e involucrados en el deceso de Liam. Al final de todo se dejaba clara la intención de los cabecillas de integrar más lobos al grupo, pues los "avistamientos de criaturas" habían vuelto a surgir.
Jared se apoyó por completo en el respaldo de su silla, echó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y suspiró.
—Esto es demasiado— exclamó.
A lo que solo recibió un beso en la sien.
—No creo que deba, no creo que pueda permanecer al margen de esto— agregó.
—¿Estás seguro?— indagó Duncan.
Jared abrió los ojos y giró el rostro para mirarle, —por supuesto, ¿tú qué harías?
—Cariño, creo que tú mismo sabes la respuesta a eso— le acarició la mejilla, —pero tampoco es como si pudiera tomar la decisión por mí mismo y salir en este mismo momento a cazar híbridos; ahora no soy solo yo.
Jared tragó fuerte, dándose cuenta de que las cosas ya no eran como antes, es decir, lo que pudiera sucederle a uno afectaría al otro; si Jared resultara herido Duncan estaría muy molesto, y si Duncan fuera... Jared no podría imaginar eso, así que solo flanqueó los centímetros de distancia y le besó.
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El corazón de Lucian se aceleró cuando los dedos entre los suyos se movieron ligeramente y luego le devolvieron el leve apretón: Noah estaba despertando.
Hubo un ligero gruñido y luego las pestañas del beta temblaron; su mirada fue somnolienta, pero estaba recobrando la consciencia; se relamió los labios y después carraspeó. Lucian alargó la mano libre para tomar el vaso con agua y con la pajilla se la ofreció a Noah. El beta no se encontraba por completo recostado, sino que el lado de la cabecera de la cama estaba ligeramente elevado, dándole algo de soprte en la espalda; aún así pareció dudar un poco antes de beber.
El lobo de Lucian se sintió satisfecho cuando Noah dio los suaves sorbos.
—¿Qué haces aquí?— fueron las primeras palabras del beta, sin embargo, no le permitió contestar, que agregó: —no deberías, vete— y soltó sus dedos, que habían tenido entrelazados hasta entonces.
—Noah, por favor, déjame estar a tu lado— pidió Lucian.
—¿Qué no puedes entenderlo?— apretó los puños sobre el colchón y viró el rostro, —déjame ya.
Lucian se sentía un poco egoísta al insistir justo ahora que las cosas entre ellos no estaban del todo bien, pero también sabía que no debía dejarle, no era "saludable" permanecer solo en una situación como esa.
Inhaló, pensando en su siguiente argumento, pero Nelly Bennett llegó a la habitación.
—¿Hijo?— ella caminó rápido rodeando la cama para llegar a su lado; a pesar de tener la mirada apagada, sonrió cuando miró su rostro, —¿cómo te sientes, te duele algo?— le preguntó y acarició su cabello.
Nelly ignoró la presencia de Lucian, y eso a él no le importó en realidad, lo que no se esperó fue la petición de Noah.
—¿Madre, podrías pedirle que se vaya?
—¿Eh?— la loba no entendió al instante.
—Dile a Lucian que se marche, su presencia no es requerida.
Nelly levantó la vista, entonces su atención la centró en Lucian: los hombros del alfa cayeron y bajó la cabeza, pensó que lo mejor era ahorrarle las palabras a la mujer, así que dio media vuelta y salió de allí.
Cuando la puerta se cerró y los pasos del lobo dejaron de escucharse, Noah tembló ligeramente antes de comenzar a llorar de manera silenciosa.
—Ay, cariño— era claro que la presencia de Lucian le estaba afectando, pudo notarlo por el enojo en su voz cuando le hizo la petición, los puños apretados y el ceño fruncido: Noah por supuesto que no era de los que se enojaban por cosas superficiales; pero tampoco hallaba palabras de consuelo, ella también se debatía entre el dolor y la rabia, su familia ahora estaba incompleta, así que lo único que pudo hacer en ese momento fue abrazar a Noah y llorar con él, sin saber que fuera de allí, a algunos metros de la puerta, Lucian se había quedado en el pasillo, decidiendo que permanecería cerca de su compañero, aunque él no le pudiese ver.
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Pasaba ya del mediodía cuando Lya regresó al hospital, según el reloj de pared aún faltaban algunos minutos para reunirse con Jared y Duncan, así que se dirigió a la sala de espera, aquella donde había estado por la mañana; cuando a mitad de su camino, pudo ver de nuevo a aquél lobo: el beta de "cabello exótico".
Lucas había acudido al llamado de Tahiel: el pequeño Tommy había enfermado y no tenía a quien recurrir. Sin pensárselo dos veces, Lucas le había indicado encontrarse en Silver Moon, no se detuvo a considerar si podría cubrir la factura en un solo pago, simplemente el lugar donde Leo trabajaba fue su primera y mejor opción.
—Lucas, en verdad, lamento haber sido inoportuno— se disculpó el joven humano, —prometo que te pagaré hasta el último centavo.
—Oh, vamos, no seas tan formal con eso— ondeó la mano, tratando de restarle algo de importancia, —sabes que somos amigos.
—Conseguiré otro empleo y...
—Oye, oye; tranquilo, no hablemos de dinero— le palmeó el hombro con suavidad, —mejor dime, ¿cómo está Tommy?
Tahiel exhaló, —el médico dijo que era una infección gástrica, al menos no es tan grave como imaginé.
Lucas paso su brazo alrededor de los hombros del chico, —te preocupas demasiado—, para ser sinceros él también lo había hecho, cuando Tahiel llamó una hora atrás, prácticamente dejó las herramientas tiradas en su puesto de trabajo y se trasladó de prisa al hospital para encontrarse con ellos; —él estará bien y en un par de días estaremos comiendo helado, en ese parque que es el favorito de Tommy.
—Lucas, eres tan buena persona, desde que te conocí no has hecho más que ayudar a un pobre par de huérfanos—, Tahiel sonrió y agregó algo tímido, —¿considerarías que soy un ridículo si digo que me hubiera gustado tener un hermano mayor como tú?
Lucas lo miró con los ojos muy abiertos y dos segundos después se echó a reír, —ridículo no, más bien ambicioso.
Tahiel hizo una mueca y dio un ligero golpe con el codo en las costillas del lobo a manera de venganza, pero sin borrar su sonrisa.
—¿Tahiel Saavedra?— un médico llamó desde el final de un pasillo.
Lucas hizo un movimiento de cabeza, indicándole al humano que fuera mientras él aguardaba en aquella sala.
Una vez supo que el humano estaba lo suficientemente lejos, Lucas dio media vuelta y dibujó en su rostro aquella sonrisa encantadora, —así que, ¿te gusta escuchar conversaciones ajenas?—, su sentido del oído no le había mentido, allí estaba aquella loba, ocupando una de las sillas de la sala, su aroma era inconfundible.
Lya se negó a aceptar que la curiosidad había podido más que ella, así que viró el rostro mostrando algo de indiferencia, —no sé de qué hablas.
Lucas dejó escapar una risilla dejando en evidencia que no le creía, caminó los pocos metros de distancia y se sentó a su lado; se relamió los labios y confesó en voz baja y más seria: —Tahiel y Tommy son de los pocos humanos que me agradan— por alguna razón sintió la necesidad de explicarle, la cual justificó con el hecho de que probablemente por ser ambos cambiaforma ella iba a comprender su situación.
La loba parpadeó confundida por el inesperado comentario; sin embargo, Lucas lo interpretó de otra manera, —por favor, ¿no me vas a decir que todos los humanos son nobles?
—Por supuesto que no — respondió ella.
—Al fin coincidimos en algo— afirmó Lucas, —ellos pueden ser verdaderamente unos hijos de puta cuando quieren joder a los demás.
Lya entrecerró los ojos, las groserías parecían fluir de manera natural en el habla cotidiana del beta, eso nunca fue por completo de su agrado, además de que es su entorno ninguno de sus compañeros de equipo se expresaba de esa forma.
—¿Y tú crees que estos humanos son diferentes?— preguntó intrigada, si tan mal hablaba de los humanos, ¿por qué había ayudado a aquél joven?
—Ellos son un par de hermanos que conocí unos meses atrás, Tahiel es el mayor, es muy trabajador y cuida del pequeño Tommy— suspiró, —sin más quien vea por ellos, solo luchan por sobrevivir, ¿cómo podría no ayudarles?
—¿Incluso si eso significa pagar la factura médica?— indagó ella.
La sonrisa de Lucas se amplió bastante, —así que sí estabas escuchando.
Las mejillas de Lya se tiñeron de un leve rojo antes de que voltease el rostro.
Lucas pensó en continuar solo molestándole con aquello, pero un segundo después cambió su plan, —oye, te propongo algo—, giró un poco el cuerpo para quedar frente a ella lo más posible, ya que sus sillas estaba una junto a la otra, —olvidaré el hecho de que me has escuchado a hurtadillas si sales conmigo.
—¿Qué?— regresó su mirada a él.
—Una cena, ¿qué dices?
—Digo que no, ni siquiera nos conocemos.
Lucas sonrió encantador, —¿qué no para eso son las citas?
Ella exhaló, —lo siento, pero no.
—¿Por qué? Dame una buena razón.
—Estoy aquí por trabajo.
—Debes tener un horario libre, no todo el tiempo lo dedicas al trabajo; lo sé porque yo también soy un hombre con ocupaciones y responsabilidades, pero me gustaría darme un tiempo para tener una cita contigo.
—Escucha, beta, en verdad yo no-
—Lucas— le interrumpió, —mi nombre es Lucas.
La loba suspiró, —escucha, Lucas, en verdad yo no voy a salir contigo.
Lucas ignoró esa afirmación, en vez de eso quiso averiguar otra cosa, —yo te he dicho mi nombre, ¿cuál es el tuyo?
Al ver su renuencia a contestar aquello, Lucas añadió, —seguramente ha de ser un nombre precioso, así como tú.
—Te dije que no me gustan ese tipo de halagos—, sí, se lo había mencionado en su primer encuentro.
—Lo siento— se disculpó de inmediato, —no fue mi intención incomodarte, pero lo que definitivamente es mi propósito, y estoy hablando en serio, es tener una cita contigo.
La mirada aún indecisa sobre su persona, hizo a Lucas tener una mejor idea, —¿qué opinas si mejor iniciamos de nuevo?— carraspeó, estiró las pocas arrugas de su playera y extendió la mano hacia la loba, —mi nombre es Lucas.
Ella se lo pensó por dos segundos antes de responder, sin embargo, no le tocó, solo dijo—yo soy Lya.
Lucas, al no obtener el contacto deseado, cerró la mano y con ella sacudió su pantalón, antes de decir: —es un placer, Lya, sin embargo, creo que ha llegado la hora de marcharme— y se puso de pie.
El asombro en el rostro de Lya fue palpable, definitivamente no se esperaba eso, sino una insistencia por parte de Lucas como hasta entonces.
—No me mal interpretes, si fuera por mí, me quedaría a disfrutar de tu compañía, pero, como te dije antes, soy un hombre ocupado y con responsabilidades— caminó un par de pasos en reversa, sin darle la espalda, y agregó, —confío en que nos veremos pronto, como hasta ahora el destino nos ha hecho encontrarnos— sonrió encantador, —así que la próxima vez espero que aceptes salir conmigo, porque en verdad voy en serio— le obsequió un guiñó y luego caminó rápido hacia Tahiel, quien finalizaba de hablar con el médico.
Lya alcanzó a escuchar que Lucas comenzaba a despedirse del humano; pero en eso, la voz de Jared se hizo presente, él y Duncan estaban en la recepción; entonces Lya se puso de pie y caminó hacia ellos, lista para partir.
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—Sí, por supuesto; le notificaremos si existe algun novedad— Lya alcanzó a oír la última frase de un joven omega tras el escritorio de la recepción, igualmente notó el semblante algo pálido de Jared.
—¿Estás bien?— preguntó, Lya ignoraba la razón específica de su vista a esas intalaciones, pero probablemente, por el color en la piel de Jared debería quedarse un poco más.
—Sí, estoy bien; descuida— contestó.
Quiso insistir, pero la voz tintineante de Lucas al final del pasillo le entretuvo por un instante, haciéndola voltear y mirar sosbre su hombro para comprobar que seguía allí.
—Es algo tarde y ya tengo hambre, ¿ustedes también?— habló Duncan atrayendo de nuevo su atención.
—¿Uh? Sí, claro.
Lya notó la mirada interrogante de Duncan sobre ella, probablemente por su respuesta distante, pero con la misma rapidez, el beta sacudió levemente la cabeza, tal vez restádole importancia a lo que sea que hubiera pasado por su mente, y luego extendió la mano, —si gustas yo conduzco.
Lya le entregó las llaves del auto caminó fuera del edificio junto con ellos; dudaba volver a encontrarse con Lucas, así que lo mejor era olvidarlo.
Una vez dentro del vehículo, la loba pensó que sería un viaje silencioso, sin embargo, mientras Duncan ponía en marcha el motor, Jared, en el lugar del copiloto, recostó un poco su asiento y respiró profundo antes de comenzar a hablar; parecía un poco cansado.
—Lya, creo que hemos sido groseros contigo; nos has acompañado y te hemos hecho esperar sin ninguna explicación.
Ella estaba en el asiento de los pasajeros, así que desde su lugar miró a Duncan a través del espejo retrovisor, él solo le devolvió la mirada por un segundo y centró su atención en el camino.
—No te preocupes, no hay problema; todos en la manada sabemos que cada temporada sales de Muna, ahora sospecho que este ha sido tu destino, todos tenemos nuestros secretos— a estas alturas ya se había acostumbrado a las evasivas por parte de Duncan cuando le preguntaba a dónde iba Jared; aunque si en ese momento iba a hablarle sobre ello estaba bien; lo que fuera estaba bien para sacar al beta de cabello extravagante de sus pensamientos.
Jared no se movió de su lugar, solo se relamió los labios y continuó, —mis abuelos y mi madre fueron cercanos al círculo íntimo de esta manada, actualmente Duncan y yo somos amigos de uno de los hijos del alfa.
—¿Los hijos del alfa Isaac Bennett?— preguntó para asegurarse, había escuchado de él.
—Sí, y la razón de este viaje de emergencia fue porque uno de ellos falleció y el otro se encuentra en el hospital; el incidente estuvo ligado a criaturas como las que han atacado Rilltown.
Lya no pudo decir nada, en realidad no se esperaba algo como eso.
—Pocas personas saben sobre estas criaturas, es algo así como una lucha secreta que involucra cambiaformas y vampiros.
La loba parpadeó confundida, ¿acaso había entendido bien? Cuando llegó a Rilltown y escuchó el relato del alfa, el padre de Julián, lo consideró increíble; cuando anduvo por los alrededores del pueblo confirmó que no se trataba de cualquier atacante; pero, ¿una lucha clandestina? Volvió a mirar por el retrovisor, Duncan la estaba observando, tal vez esperando su reacción; Lya tragó cuando el beta asintió, confirmando de esa manera las palabras de su esposo.
—Si es una lucha secreta, ¿por qué me lo estás diciendo?
—Porque queramos a no, ya estamos involucrados; además, creo que es justo saber contra qué estamos luchando, así no nos tomarán desprevenidos.
—Entonces no solamente a mí debes informarme, Amín y los demás que están en Rilltown también deben saber; no hay que olvidar a Omar y a los otros en Muna; recuerda que ahora son aliados.
Después de haber leído los documentos, Jared, con el apoyo de Duncan, había tomado una decisión: informar a todos los involucrados, no era justo que no supieran contra qué se estaban defendiendo, y como bien lo había dicho Lya, ahora todos eran aliados; así que había concertado una cita con Dylan para esa misma noche, en la cual le informaría sus próximos pasos.
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Después de acordar cómo pagaría la factura del hospital y evadir a Leonel en recepción para evitar que le preguntase por Tahiel y Tommy, Lucas regresó a su lugar de trabajo, donde recibió un regaño y castigo por haber abandonado sin previo aviso sus deberes; la excusa de la "emergencia familiar" ya no estaba siendo creíble, así que el encargado del taller le hizo limpiar su puesto y después lo mandó a casa el resto del día.
—¡Bah, cómo si en verdad me fuera a casa!— murmuró el lobo cuando subió en su motocicleta. Antes de colocarse el casco, pensó en su destino, ¿sería prudente regresar al hospital? Había una gran posibilidad de que Lya aún se encontrase allí, era una oportunidad excelente para seguir charlando; aunque sería incongruente, ya que él había dicho que debía marcharse por sus responsabilidades y ocupaciones; además de seguro Leo le vería y pediría algunas explicaciones. ¿Y si pasaba a la tienda a ver a Sam? Lo estaba pensando cuando su teléfono móvil sonó en su bolsillo, lo tomó y en la pantalla vio el nombre de Jacky.
—¡Ey, Jacky!— contestó la llamada.
—¡Lucas, ¿por qué no has venido a verme?!— su voz sonó algo melindrosa.
—Lo siento, preciosa; he tenido algunos contratiempos.
—¡Te extraño mucho!
Él rió, —¿ah sí?
—Extraño mucho divertirme contigo.
Bueno, Lucas debía admitir que Jacky era bastante sincera.
—¿Mucho?— y a él también le gustaba seguirle el juego.
—Tanto como para haber reservado mi tarde libre para ti— su voz ya no era infantil como al principio.
—¿Así que tienes la tarde libre?
—Sí, salgo en veinte minutos del trabajo, ¿te parece si nos encontramos en la entrada del restaurant que está enfrente?— propuso ella.
Lucas lo pensó por unos instantes, y decidió que así sería; —claro, preciosa, allí estaré.
Una vez terminó la llamada, Lucas ideó la mejor ruta, según sus cálculos a una velocidad moderada llegaría justo a tiempo; se colocó el casco y echó a andar.
Durante su trayecto no se encontró con muchos vehículos, así que su mente en vez de estar exclusivamente atento a los cambios de carril divagó un poco; así que ahora que lo pensaba su "amistad" con Jacky ya había durado bastante: con Patty fueron días, con Brenda semanas, con Jacky habían sido meses; no sabía si eso era bueno o malo; probablemente estaba llegando a una edad en la cual sus relaciones se convertirían en "menos pasajeras"; sin embargo con ninguna, hasta ahora, había existido algo formal; todas ellas sabían a lo que iba, incluso esa misma mañana había estado flirteando con Rebecca y con... Lya.
Oh vaya, Lya, ella era diferente, Lya no había sucumbido a sus encantos, y ese reto que representó le causó una sensación extraña y placentera; cada vez que Lya le evadía él sentía que debía intentarlo de nuevo, y su aroma, su maravilloso aroma era tan embriagante que no le importó ponerse formal al hablar con ella la última vez; que, si bien lo analizaba, no era una mentira: él en verdad quería conocerla y tener una cita con ella.
Cuando llegó a su destinó, buscó un espacio para aparcar muy cerca de la entrada del restaurant, sin bajar de su vehículo, simplemente apagó el motor y se quitó el casco. Era una tarde agradable, y según sus planes sería una noche encantadora también. Mirándose en el espejo retrovisor, se acomodó un poco las rastas, ¿sería buen momento de cambiar ese estilo? Estaba sopesando la idea cuando, más allá del espejo retrovisor, vio salir del restaurant tres figuras: dos hombres y una mujer, todos cambiaformas.
La respiración se le detuvo un par de segundos cuando reconoció a Lya y remembró sus propias palabras: "Confío en que nos veremos pronto, como hasta ahora el destino nos ha hecho encontrarnos, así que la próxima vez espero que aceptes salir conmigo, porque en verdad voy en serio."
¡Pero qué diablos! El destino no podía ser tan rápido y eficaz, ¿o sí?
—¡Lucas!— la voz de Jacky se escuchó tan cerca, pero él no pudo moverse, no cuando Lya giró el rostro y le miró.
Notó cómo los ojos negros y preciosos de Lya se entrecerraron.
—¡Lucas, bebé, ¿llevas mucho tiempo esperando?!
Él no contestó, solo dio un ligero respingo cuando Jacky le besó en los labios.
Vio cómo las pobladas y perfectas cejas de Lya se funcieron: la decepción y el enojo fue casi palpable.
—¿Qué tienes?— Jacky le acarició la mejilla.
Lucas no estaba mirando a su compañera de cama, sino que, por alguna inexplicable razón, casi saltó de la motocicleta cuando Lya dio media vuelta seguramente dispuesta a marcharse de allí.
Mientras el valet-parking conseguía el auto, Lya aún pensaba en lo que recién Jared le había dicho; eran varias cosas qué asimilar. También le habían comentado que el día siguiente había un funeral y ella aceptó y deseó ir a presentar su respeto a la familia alfa del lugar. Justo salían del resurante que Duncan había escogido cuando escuchó que alguien gritaba el nombre de Lucas; ese nombre y ese sujeto habían pasado a segundo plano en su mente cuando Jared comenzó su relato; sin embargo, antes de que pudiera siquiera considerar que era una conincidencia, ya se encontraba volteando.
Entonces le vio, allí estaba él sobre una muy bonita motocicleta.
Personalmente pudo comprobar que Lucas era un total y completo jugador; hacía tan solo unas horas, el lobo había asegurado que en serio le gustaría tener una cita con ella, cuando en realidad tenía una novia, la cual le besó. A Lya le molestó admitir que por un instante le había creído, había creído que era un buen sujeto que ayudaba a los demás, como a aquél par de hermanos; sin embargo, ¿qué mas podía esperar de alguien como él, si justo en la mañana le vio flirtear con una rubia en la parada de autobús?
No quiso observar más, así que dio media vuelta dispuesta a seguir a Jared y Duncan, pues el auto había llegado.
—¡Lya, aguarda!— no imaginó que Lucas fuera hacia ella, pero tampoco pudo evitar girar de nuevo para mirarle; entonces, justo en ese momento, él la tomó del antebrazo; —no es lo que parece— dijo Lucas.
Lya le observó, ahora estaban bastante cerca y con la luz del atardecer pudo pareciar mejor los ojos le beta, eran de un café claro, con ligeros tintes dorados; pero eso no fue lo que le impactó, sino la arrolladora sentación que le invadió, fue tan repentina e inesperada que no pudo evitar exhalar. Dos segundos después, pudo reaccionar y librarse de él, dándo dos pasos hacia atrás y agitando el brazo para soltarse.
—Puedo explicarlo— exclamó Lucas.
—¿Explicar qué?— entrecerró los ojos, —ni siquiera te conozco.
—¿Puedes concederme dos minutos?— insistió e hizo amago de volver a sujetarla.
Lya iba a negarse de nuevo, pero la presencia de Duncan surgió de inmediato, interponiéndose entre ellos.
Lucas resopló, el sujeto con una gran cicatriz ocular le sacaba casi cinco dedos más de altura, pero eso no iba a intimidarlo; aunque tampoco iba a iniciar una pelea. Sin embargo, dentro de él sintió la necesidad de hablar con Lya, así que rodeó al sujeto.
—Lya, en verdad quisie-
—No, yo no quiero hablar contigo, no te conozco— le interrumpió la loba.
Luego, el sujeto de la cicatriz volvió a cortarle el paso; y después el otro, ese que tenía un perfecto rostro y cabellera larga, castaña-rojiza; abrió la puerta del auto.
Sin darle más oportunidad a Lucas, Lya entró de inmediato al vehículo; después el lobo de la cicatriz le dedicó una mirada seria, pero interrogante antes de seguir a la loba.
Cuando vio el auto partir, Lucas se preguntó qué diablos sucedía con él; ver la decepción en el rostro de Lya le había hecho correr a ella, pero cuando tocó su piel... Lucas miró su propia mano, podía jurara haber sentido...
—Ey, Lucas—, Jacky llegó a su lado, —¿qué fue eso?
Él se preguntó lo mismo, aunque cuando intuyó la respuesta, no pudo más que suspirar y llevarse la mano al pecho... Él mismo lo había mencionado, el destino los había hecho encontrarse.
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ESPACIO PARA CHARLAR: Aquí un capítulo más. Mil disculpas por los errores de dedo y faltas de ese tipo; no tengo un computador bueno; sé que debo prestar atención a lo que escribo y no depender el autocorrector, sin embargo, algunas cosas se me van. Espero tener la siguiente actualización pronto.
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