Duele.

Capítulo 33.

Duele.

Recién pasaba del mediodía cuando Lucas cruzó la avenida contigua al taller donde trabajaba; se había "escapado" unos minutos mientras el gerente se encontraba ocupado recibiendo y revisando un lote de refacciones del proveedor en la bodega trasera del local. Se detuvo cerca de la puerta acristalada y esperó a que el hombre mayor abandonara el cubículo, luego ingresó al cajero ATM del banco más conocido en la ciudad. Si bien, no ganaba miles, sino varios cientos a la semana, en el último bimestre había estado destinando parte de su salario a algo especial.

Tiempo atrás, una tarde, cuando estaba apunto de terminar su jornada, un joven humano había llegado con su auto maltrecho al taller; el mecánico más antiguo del local le había dicho que "no tenía remedio" solo con haberle dado una mirada superficial al vehículo. El joven cliente se veía algo desesperado en hallar alguna solución para su auto y Lucas no pudo resistirse, así que se ofreció a echarle una mirada más minusiosa, sin importarle haberse ganado el desagrado de aquél mecánico veterano.

Así, Lucas supo que el humano solo tenía dieciocho años y que el auto era su único medio de transporte, del cual dependía para llegar a tiempo a sus dos empleos e ir por su pequeño hermano a la guardería. Fue inevitable sentir empatía; ese joven llamado Tahiel era huérfano y apenas estaba dejando la adolescencia para hacerse cargo de su hermano menor de dos años, el cual estaba dormido dentro del auto esa vez.

Desde entonces, cada semana, desde el cajero ATM, Lucas Evans hacía un par de movimientos en su cuenta bancaria y, sin que nadie más que los involucrados lo supieran, unos cuantos cientos eran transferidos a la cuenta de Tahiel y el pequeño Tommy.

Lejos de allí, en la tienda "Hot Tattoo", Lucian miraba sin apetito el recipiente con comida frente a él, estaba frustrado e irritado: la cena de la noche anterior no había pasado de la etapa de organización, pues Noah nunca dio señales; y no fue hasta cerca de las diez de la noche que gracias a Samuel tuvo noticias: Noah había partido a Fallcity desde la mañana; Lucian no dudaba que el beta hubiera acudido a su hermano, ellos eran muy unidos. Aun así, Lucian simplemente no podía evitar sentirse mal, había complicado terriblemente las cosas con ese beso. ¿Cómo demonios se le ocurrió forzar a Noah?

Cerró el recipiente plástico y luego lo echó en el primer cajón del escritorio, sentía el estómago apretado, definitivamente era una mala idea comer en ese momento. Para ser domingo el negocio estaba bastante tranquilo y silencioso, además, Samuel había salido por unos instantes al supermercado, el limpiador y un par de suministros más estaban por agotarse de la bodega, él beta había llevado su camioneta desde esa mañana, porque así era más práctico hacer las compras.

Lucian no estaba de ánimos para seguir allí, pensó en pedirle a su amigo que se quedase solo en la tienda lo que restaba de la jornada, ya luego se lo compensaría, con un pago extra seguramente. Sin embargo, no estaba preparado para la noticia que Sam le traería.

Posteriormente, Lucian estaría luchando por contenerse y no empujar a Samuel para tomar su lugar como conductor de la camioneta y poder así pisar el acelerador a fondo; al diablo los señalamientos de tránsito.

Samuel le había dicho que Noah estaba en el hospital, le afirmó que sus heridas físicas no eran graves, pues eso había asegurado Lily y Leonel vía telefónica. El exbombero le explicó que Leo le había llamado a él primero debido a que no quería inquietarlo, por eso cuando Lucian pareció alterarse él se había ofrecido a conducir camino al hospital; también le había dicho quién era Lily y porqué ella era su mejor contacto en esa situación; sin embargo, a Lucian no le importó saber que la prometida de Noah era cercana, pues solo quería comprobar por él mismo que su compañero estaba bien y en una sola pieza.

Llegaron al hospital y Lucian bajó casi de un salto sin esperar siquiera a que Sam apagase el motor del auto; él ya había estado en Silver Moon antes debido al accidente que tuvo su hermano menor hacía unos meses, sus paredes blancas y enormes ventanales dejaba entrar la luz natural, todo parecía demasiado iluminado. Caminó con prisa hacia la recepción y justo unos metros antes de llegar, Leonel le interceptó.

—Hermano, tranquilo— el joven le sujetó del antebrazo, solo entonces Lucian notó lo tenso que estaba, pues incluso tenía el ceño fruncido.

—¿Dónde está Noah?— preguntó sin demora.

—En observación, en el área cinco— Lucian se soltó de Leo con intención de ir hacia los elevadores, donde justo al lado de ellos había un directorio del edificio, no iba a ser difícil hallar el área cinco.

—Espera— Leonel volvió a sujetarle, —está restringido.

Lucian se frotó el rostro frustrado y soltó una maldición.

El omega no sabía qué hacer exactamente, Leo no podía darle acceso porque ni siquiera él había entrado a la habitación de Noah, solo había husmeado cerca.

Las puertas de cristal que daban a la calle se abrieron de nuevo y el repiqueteo de unos tacones bajos se unió a los murmullos del ambiente y al sonido de la televisión que emergía de la sala de espera contigua.

—¿Samuel?— antes de llegar donde había divisado a Lucian y a Leo, el beta giró y se encontró con Lily, él había demorado un poco en aparcar su camioneta y sin planearlo había coincidido con Lillian en la entrada del hospital. Ella no le había dado muchos detalles por teléfono, solo le dijo que Noah estaba un poco magullado y golpeado, nada que pusiera su vida en peligro; sin embargo, ahora era momento de aclarar algunas cosas: ¿qué había sucedido en realidad?, ¿un accidente?, ¿un enfrentamiento?

—Lily, ¿qué sucedió?, ¿por qué Noah está herido?

—Acompáñame, te lo diré camino al área cinco.

—Aguarda— le detuvo, —no vengo solo— Samuel sabía sobre ese lugar y su no tan sencillo acceso, él mismo había asesorado en un par de cuestiones de protección del recinto.

—Si es por Leo no hay problema, él puede acompañarnos, los alfas Bennett no impedirán su visita si se trata de un amigo de Noah— explicó.

—No es por él— suspiró, —ven, tengo que presentarte a alguien.

Instantes después, la beta miró más allá de Sam y le sonrió a Leo a manera de saludo, pues le conocía, fue una sonrisa amable, pero carente de felicidad debido a la situación; luego miró al sujeto que recién le habían presentado: Lucian, y le sonrió también con cortesía. Le reconoció como el alfa que una vez estuvo en la oficina de Noah y ahora que lo veía junto a Leo notaba su parecido físico, sin duda eran hermanos.

Lo que Lily no comprendía era por qué Sam había dicho que "tenía" que presentárselo, por eso le preguntó al sujeto: —eres amigo de Noah, ¿cierto?

—En realidad, soy su compañero— contestó el alfa seriamente.

Por su parte, Lucian se sintió libre al decirlo en voz alta, era la primera vez que lo hacía de esa manera; un segundo después de manifestarlo pensó que lo había hecho por impulso, porque Lily era la prometida de Noah y su instinto le dictó "marcar su territorio"; pero luego supo que no era así, eso no tenía absolutamente nada que ver, porque en realidad era un orgullo decir que era el compañero de Noah.

En cambio, Lily tragó fuerte, desde que Noah le dijo que había encontrado a su compañero supo que no tenía oportunidad alguna con el beta, pero una cosa era saberlo y otra muy diferente tener frente a ella a la única persona que el destino había hecho para Noah.

Lily miró a Sam buscando inconscientemente la aprobación a esa confesión, y la hubo; Samuel movió la cabeza afirmativamente.

Lillian se aclaró la garganta antes de hablar de nuevo, —bueno, en ese caso, supongo que no hay mucho que explicar; quiero decir, no puedo impedir que te encuentres con él, mucho menos ahora— se relamió los labios haciendo un poco de tiempo, Noah iba a necesitar del apoyo de sus amigos y familia, y Lucian tarde o temprano sabría acerca de la situación, así que era mejor decirlo en ese momento; —sé que no me compete revelar esta información, pero tarde o temprano lo sabrán— se aclaró de nuevo la garganta y dijo: —anoche Liam falleció, lo único que sé es que Noah estuvo presente, hubo vampiros de pormedio y también un incendio en un lote valdío.

Un súbito mareo golpeó a Lucian y apenas alcanzó a sujetarse de Samuel; por su edad, a comparación de sus hermanos, Lucian estaba seguro que tenía el recuerdo de sus padres más nítido y por supuesto que había dolido perderles, dolió muchísimo; por eso deseó más que nunca encontrarse con su compañero, aunque también le asustaba el estado anímico en el cuál podría encontrarlo: Noah adoraba a Liam y haberlo perdido significaba haber perdido también una parte de él.

Para Lillian no pasó desapercibido lo afectado que estuvo Lucian ante la noticia, y no solo él, Leo había abierto mucho los ojos, incluso la boca en una curiosa "o"; y Sam había parpadeado tupidamente. Ella decidió dejar de prestar atención a los detalles y les pidió que le siguieran.

Cuando las puertas del elevador se abrieron en el piso deseado, Lucian sintió un nudo en el estómago y aún con todo ese remolino de pensamientos, se obligó a avanzar, no podía salir huyendo, no podía fingir que nada ocurría, jamás lo haría de nuevo; porque ahora más que nunca Noah le necesitaba.

Las paredes blancas, el suelo impoluto y el aroma a antiséptico no dejaban olvidar dónde se encontraba; Lily le había dicho que no estaba segura de que los padres de Noah les permitieran verle, el menos no pronto; por eso Lucian comenzó a hacerse a la idea de tal vez tener que esperar en aquél lugar. Dejó que Lily caminara delante por el pasillo para que les guiase, atrás de él iban Sam y Leo.

Dieron vuelta por un corredor y antes de llegar a la segunda puerta, Lucian sintió su cuerpo tensarse cuando hubo el sonido de algunos utensilios al ser arrojados, seguramente entre ellos había piezas metálicas y probablemente plásticas. Después, el ruido de un golpe fuerte y seco, como si un cuerpo se hubiera dejado caer sin precaución al suelo, y luego el grito de Noah: —¡No! ¡Suéltenme!

—¡Noah, por favor, tranquilízate!— Lucian no reconoció la voz de la mujer a través de la puerta, pero había apuro y angustia en ella; por eso olvidó las reglas de cortesía e irrumpió con brusquedad en la habitación, algo estaba molestando a su compañero y él tenía que estar allí para ayudarle.

Su corazón se saltó un latido antes de hundirse en su pecho cuando la escena más alarmante, trágica y desgarradora se develó ante él: Noah forcejaba histérico mientras estaba siendo sujetado por dos hombres, lobos para ser precisos. Noah tenía los dedos de la mano derecha heridos y con algo de sangre, el cabello despeinado, las pupilas dilatadas, los ojos hinchados, rojizos y llenos de lágrimas; estaba gritando maldiciones y pidiendo a todo pulmón que "le dejasen ir a buscarle". Quienes le sostenían eran un alfa mayor y maduro que vestía un traje formal, y un beta joven con el uniforme del hospital.

Lucian notó que los dos cambiaformas estaban teniendo dificultades para inmovilizar a Noah, pues con el revoltijo que había de la sábana en la cama, los utensilios médicos esparcidos, con los que seguramente se había herido la mano al arrojarlos, y la posición en el suelo de los tres involucrados se dejaba en evidencia el enfrentamiento que había ocurrido.

Lucian gruñó molesto cuando el enfermero tiró del brazo de Noah con la intención de torcérselo tras su espalda y hacer que pegase el pecho a la fría baldosa; fue obvio que ese movimiento era el último recurso debido a la situación, pero al alfa le disgustó, por eso dio un par de zancadas y prácticamente arrancó al joven beta de su posición para liberar a su compañero; Noah, por su parte, al tener un captor menos encima trató de incorporarse de inmediato, pero sus piernas le fallaron, trastabilló y se fue de frente, golpeándose un hombro y parte del rostro al caer al suelo. El alfa que vestía formal le tomó del antebrazo para ayudarle a ponerse de pie, Noah, en cambio, lo percibió como una amenaza ya que, aun estando de rodillas, lanzó un golpe al rostro del lobo mayor, quien se echó hacia atrás al ser sorprendido, pero no le soltó.

—¡Isaac!— exclamó la mujer, aquella que Lucian hasta ese entonces había olvidado.

Noah gruñó, arañó y lanzó golpes, importándole nada quien los recibía, incluso si llegaban a herir a la mujer a su lado.

—¡Hijo, detente!— pidió el hombre del traje de vestir, —¡te harás daño!

Entonces Lucian reparó en el evidente parecido de Noah con los aquellos dos: por supuesto, eran sus padres; Noah jamás haría algo que dañara a su familia y era doloroso verlo tan salvaje y fuera de sí. Por eso, Lucian se abrió paso entre padre e hijo, apoyó las rodillas en el suelo también y sujetó a Noah con fuerza, le abrazó con firmeza haciendo lo posible por ponerlo contra su pecho.

Noah continuó moviéndose con fuerza, gritando y maldiciendo, tratando inútilmente de zafarse, tanto que Lucian se calló una protesta cuando la piel de su rostro, justo debajo de su ojo, fue rasgada; Noah le estaba dando pelea, pero no iba a perderlo, tenía que haber una manera de traerlo de vuelta.

Isaac, por otro lado, estaba incrédulo y a la vez molesto, —pero ¿qué significa esto? ¿Quién eres? ¡Fuera de la habitación!— exigió al lobo desconocido que tenía apresado a su hijo entre sus brazos, evidentemente no era personal del hospital.

Lily entró, pues hasta ese entonces se había quedado en el umbral de la puerta, junto a Sam y Leo.

—Alfa, por favor, permita que permanezca al lado de Noah, al menos en este momento— pidió la joven beta. Después de lo sucedido con Sam y Leo, ella había indagado un poco acerca de la naturaleza de los enlaces y acoplamientos de las parejas destinadas, así que, por cómo veía la situación, pensó que Lucian podría ser el último recurso antes de administrarle un potente sedante a Noah.

Isaac le miró con duda, Lily era de su entera confianza, pero tampoco podía ignorar la incógnita sobre el alto lobo alfa que se encontraba tratando de apaciguar a Noah.

—¡Lucian, déjame ir!— gritó Noah trayendo de nuevo la atención de su padre y su madre hacia él; pues, desde que despertó y remembró la muerte de Liam, comenzó a agitarse y no había reconocido a nadie, sus progenitores lo sabían porque había sido violento y salvaje con todos, ellos incluidos.

—Mi hermano...— el volumen de su voz bajó, —él... — sollozó, —Liam me necesita— y rompió a llorar.

Lucian tomó con delicadeza el cuerpo de su compañero para no dejarlo caer, pues se agitó debido al llanto y luego quedó laxo cuando por fin dejó de oponer resistencia; por eso de inmediato le abrazó con suavidad y no protestó cuando Noah buscó refugiar su rostro cerca de su clavícula.

La camiseta de Lucian se humedeció, pero por nada del mundo se alejaría, solo se deslizó un poco para sentarse sobre sus talones y acunar a Noah sobre su regazo.

—Duele— gimió Noah y luego, debido al llanto, aspiró con un poco de dificultad sobre el cuello de su pareja.

—Lo sé— susurró Lucian cerca de su cabello y le besó tiernamente.

—Liam se fue— hipó.

—Lo lamento mucho— le acarició la espalda.

—Se fue, Liam ya no está.

Lucian sabía que no existían palabras de aliento que pudieran servirle en ese preciso instante, por eso solo le meció un poco entre sus brazos.

—Déjame ir, Lucian— Noah intentó zafarse nuevamente, pero esta vez sin mucha fuerza, —déjame morir, déjame ir con Liam.

Lucian nunca había sentido tanto desconsuelo en una sola frase; y eso provocó que un miedo terrible le invadiera de pies a cabeza: tuvo miedo de que Noah no tuviera una razón para seguir existiendo, así que decidió y se dio cuenta que él tendría que darle motivos a su pareja para seguir, lo haría a como diera lugar.

Le apretó con la fuerza suficiente para volver a hacer que el beta se refugiara en su pecho de nuevo, escondiéndo el rostro de este en su cuello.

—Déjame— pidió Noah sin mucha convicción.

—No, nunca— susurró Lucian y volvió a besar sus cabellos.

Noah lloró de nuevo, esta vez quedo y muy profundo.

Nelly no comprendía del todo lo que estaba sucediendo; Noah se había convertido prácticamente en un manso gatito en los brazos de ese hombre que ahora sabía se llama Lucian; bueno, en realidad tuvo una leve, muy pequeña, sospecha de lo que pudiera ser, la cual surgió cuando ese alfa besó con afecto el cabello alborotado de su hijo. El joven enfermero la miró buscando su permiso para salir y ella se lo concedió; luego vio a Samuel y al joven omega partir, dándole su espacio a la familia, también notó como Lily dudó, pero al final decidió dejarles a solas; Nelly lo comprendía: Lillian era la prometida oficial de Noah y no debía ser muy grato verle en brazos de otra persona. Por otra parte, Isaac, su esposo, mantenía el ceño fruncido y parecía escrutar con recelo la escena que estaba frente a ellos.

Transcurrieron varios minutos, en los cuales ninguno de los que permanecieron en la habitación mencionó palabra alguna, solo eran los gimoteos de Noah inundando el ambiente, hasta que tal vez cerca de una hora después, Nelly notó que su hijo se rindió al sueño; solo entonces, el sujeto llamado Lucian alzó a Noah sin ningún esfuerzo, con mucho cuidado, para arroparlo en la cama.

Lo más impresionante para Nelly, y lo que confirmó sus sospechas, fue el hecho de que Noah, aún dormido sufrió la ausencia de Lucian a su lado; porque cuando alto lobo terminó de arroparle, le soltó, se alejó del colchón; y entonces Noah comenzó a removerse y sollozar.

—Calma, hijo— musitó Isaac y le acarició la frente, llevando hacia atrás su desordenado cabello, pero Noah incluso se agitó un poco más. Isaac intentó sujetarle las manos, sin embargo, no funcionó: Noah iba a despertar en cualquier momento y la lucha comenzaría de nuevo. Nelly miró a Lucian, cuando hizo contecto visual, la alfa movió la cabeza señalando a su hijo, indicándole con ese gesto que se acercara de nuevo. Lucian no perdió tiempo, del lado opuesto a donde estaba Isaac, se plantó y tomó la mano de Noah, esa que no estaba herida.

El alfa, el líder de la manada, le miró con seriedad, aunque al notar cómo su hijo dormido incluso suspiraba de alivio, no le echó, sino que preguntó: —¿qué relación tienes con mi hijo?

Nelly supo que también su esposo había notado la particularidad de la presencia de aquél lobo; y se sorprendió cuando notó la convicción brillar en los bonitos ojos cafes del más joven, pues también la miró antes de responder.

—Alfas Bennett, mi nombre es Lucian Evans, soy el compañero de Noah.

Aunque la información también iba dirigida a ella, Nelly guardó silencio, pues supo que aun no era prudente intervenir, no cuando notó que los hombros de su esposo se tensaron.

—Noah nunca te ha mencionado— dijo el hombre mayor algo tajante.

—Lamento que nos conozcamos en una situación como esta, me habría gustado que nuestra presentación hubiera sido en un mejor momento— incluso inclinó un poco la cabeza.

Isaac resopló, entonces Nelly dio un paso al frente, pues había estado un poco detrás de su marido, —¿hace cuanto tiempo que se conocen?— preguntó ella, su tono de voz no era para nada acusador.

—En realidad no mucho, hace solo unos meses; nuestra relación ha sido lenta y eso totalmente mi culpa.

—¿Cómo lo sabes, cómo sabes que eres su compañero?— cuestionó Isaac.

—Fue su hijo quien lo descubrió; yo, en cambio, al principio lo dudé, pero me he dado cuenta de que solo había estado huyendo de lo innegable: de Noah y de lo que siento por él. Soy un adulto, pero nunca antes tuve en una relación y de repente él llego a mi vida y todo tuvo sentido— acarició con su pulgar la mano de Noah y lo miró por un instante antes de volver su atención de nuevo a los mayores y continuar, —solo me faltaba Noah para completar mi vida, pero el miedo de arruinar todo me sobrepasó, por eso las cosas entre nosotros ha sido lenta y esa es la razón del porqué nunca lo había mencionado; él temía que yo no pudiera corresponderle y lamento mucho haberle causado esa impresión, si yo no hubiera sido tan cobarde, Noah sabría de mis sentimientos hacia él.

Ante su declaración, Nelly tomó el antebrazo de su esposo; la mirada de Isaac era dura y muy afilada, sus cejas y gestos inexpresivos cuando le habló de nuevo a Lucian: —Evans, quiero dejar en claro que no apruebo del todo esto, y no lo tomes personal, es porque no te conozco, sin embargo, entiendo que lo que has dicho es posible, lo he visto, Noah está cómodo en tu presencia— miró a su hijo y luego a Lucian de nuevo antes de finalizar, —permitiré que te quedes a su lado por ahora, pero te mantendré vigilado.

...

..

Duncan estiró el cuello, alzando el rostro y olfateando el aire. Todo parecía estar bien, pero sabía que no debía confiarse, los atancantes de la noche anterior se habían escabullido muy bien y habían pasado a los guardias.
—¿Quieres ir al al bosque a echar otro vistazo?— le preguntó Julián, moviendo la cabeza y señalando el sendero que llevaba hacia la maleza.

El beta miró hacia atrás, sobre su hombro, como si quisiera asegurarse que la gran casa alfa aún se encontraba allí, sana y salva. Luego miró de nuevo a su amigo y asintió, antes de adentrarse al bosque adyacente a Rilltown.

Jared quitó el broche y tiró con firmeza de la venda para removerla.

—Gracias, hijo, pero no tienes porqué molestarte— agradeció Dafne desde su lugar en la cama; recién había despertado porque las heridas estaban mejorando, pero aún tenía que descansar y cuidar de ellas.

—No es ninguna molestia— le contestó, mirándola al rostro por un segundo antes de continuar concentrado en su labor que consistía en cambiar el vendaje; desde hacía algunos días, Dafne le había comenzado a llamar "hijo" y eso, por alguna extraña razón, no le molestó en lo absoluto.

—Yo puedo hacerlo sola, ¿por qué no vas con los demás?, han de necesitar tu ayuda.

—Si requieren de mi presencia, me llamarán— explicó, luego se enderezó quitando por completo el vendaje y dejando a descubierto el muslo de la beta, la carne era muy sensible y rosada, aún demasiado tierna y nueva.

Ella no protestó más, sabía que Jared era algo testarudo, en vez de eso optó por preguntar: —¿sabes si el alfa ha convocado a alguna reunión especial?

—Lo hizo, hace unas horas, poco antes del amanecer.

—¿Qué?— se incorporó sobre sus codos de inmediato, —¿pero, por qué Adolfo no me convoc-?

Jared le empujó firme, pero con suavidad, del hombro para que volviera a recostarse, —por favor, tenga calma.

Ella resopló y no siguió luchando, sino que se quedó en su lugar en la cama.

—¿Quién ha estado allí en mi lugar?— preguntó después de unos minutos.

—Duncan— respondió Jared.

Dafne se relajó notablemente y exclamó, —bien.

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ESPACIO PARA CHARLAR: En el capítulo anterior dije algo sobre la "curiosidad" de los segundos nombres de los gemelos; pues bien, esa curiosidad es que son lo únicos personajes hasta ahora que tienen un segundo nombre.

IMPORTANTE. Sé que la partida de Liam aún está fresca, pero debo mencionar esto: Es una pena que varios lectores hayan decidido marcharse y no continuar con la historia debido a este suceso; unos lectores se despidieron y algunos fueron duros "echandome la culpa" de su decisión de abandonar la lectura; pero bueno, lo único que comentaré al respecto y daré son agradecimientos a quienes han resuelto continuar la historia, y les tengo esta noticia: A los personajes aún les esperan más aventuras, algunas tragedias, momentos decisivos y muchísimas alegrías. Gracias de nuevo.  

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