Castigo y condena.
Capítulo 35.
Castigo y condena.
Isaac apoyó el codo en su escritorio y descansó la frente en la palma de su mano; frotando parte de su rostro y la sien. Hacía menos de veinticuatro horas todo estaba perfecto, aún estando en una reunión a varios kilómetros de su familia, esta estaba completa. Pero luego David Cook le había telefoneado, el beta se encontraba un poco nervioso durante la llamada, pero Isaac reconocía que tenía agallas para dar una noticia como esa, y más ahora que se encontraba frente suyo, con la cabeza gacha; disculpándose por algo que él evidentemente no había podido prever ni mucho menos evitar: el incidente donde Liam había perecido.
Isaac era un hombre práctico, un reconocido líder, excelente esposo y siempre se esforzó por ser un buen padre, él amaba a sus hijos; era cierto que estaba un poco molesto porque Liam se había mudado algo lejos, pero tampoco, nunca le obligaría a permanecer en un lugar donde su primogénito sentía que no pertenecía. Quería gritar, quería matar a los malditos bastardos que habían herido a sus hijos, porque sí, Noah había sido gravemente afectado también; pero Isaac no podía hacerlo, al menos no de esa manera tan "vengativa"; él no debía olvidar su posición en la manada, él era el alfa líder. Si bien no conocía en persona a todos los miembros de su grupo, porque era una ciudad grande, hacía lo mejor por mantener el cumplimiento de las obligaciones y el respeto a los derechos de su especie; y ahora no podía perder la cabeza, aunque tuviera el corazón herido; ni siquiera cuando el beta David le dijo que Kristopher era la pareja de Liam.
—Lo lamento— se disculpó por enésima vez David, —sé que Kristopher debió haber dicho o hecho algo al respecto, pero le juro, alfa, que él no sabía quién era Liam en realidad, ellos solo...Kris lo reconoció como su pareja y como un humano, él me confesó que por eso no quiso involucrarlo en nuestro mundo, temía ponerlo en peligro.
Isaac suspiró decidiento no señalar la ironía de aquél pensamiento, en vez de eso preguntó, —¿dónde está Michaelson ahora?
David alzó la mirada un momento, luego volvió a agacharla, —en casa, con nuestra manada, está muy herido.
Isaac pensó que, si en realidad era su pareja, en ese momento Kristopher debía estar bastante mal por la pérdida de su compañero, aún así, no podía solo dejarlo pasar.
—Eres un buen beta, pero es Michaelson quien tiene que venir a presentarse ante mi y ante mi esposa, si en verdad Liam era importante para él tiene muchas cosas qué explicarle a su familia— sentenció.
—Sí, alfa, le daré la noticia.
—No creas que no me he dado cuenta, hasta ahora tu has hecho la mayor parte del trabajo, vienes a las reunioes, te integras a mi nuevo equipo de rastreo y caza, y ahora, además, das la cara por Michaelson.
—Es mi amigo— se justificó David cuidando de no sonar tan a la defensiva.
—Eso es él para ti, ¿tú lo eres para él?
David se dio cuenta del trasfondo de las palabras, Isaac creía que Kris solo lo estaba usando para cubrirse y eludir seguramente sus responsabilidades.
—Estoy seguro de que sí— contestó firme, pero en calma; David admiraba la manera en la cual Isaac se estaba conduciendo: el hombre había perdido a su hijo y aún se veía cuerdo, a excepción de la corbata torcida, el cabello algo alborotado, la barba un poco crecida y los ojos rojizos por falta de sueño.
Con parsimonia, Isaac se echó hacia atrás en su silla y desde su lugar miró con el ceño fruncido a David antes de decir, —ve y dile a tu amigo que en verdad espero que se presente a la brevedad, sino yo mismo iré por él y no me importará enfrentar a su manada, sacarlo a rastras de donde esté y exigirle explicaciones.
"Bien, eso suena más a un hombre herido, a un padre de familia molesto; y ya era hora", pensó David, pero solo asintió antes de despedirse y salir de allí.
..
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Kris golpeó con más fuerza de la necesaria el saco de boxeo, las pequeñas motas rojizas en sus nudillos habían empezado a manchar también la lona del saco, el escozor en aquellas heridas se había incrementado considerablemente debido al sudor y la fricción, pero él no quería detenerse, no podía detenerse, no cuando sentía que se estaba ahogando y necesitaba sacar su dolor, porque ese malestar y entumecimiento en los dedos que estaban a punto de fracturarse no eran nada en comparación con haber perdido a su pareja; él debió haber muerto también una noche atrás. Cuando la realidad lo golpeó de nuevo, recordándole que era demasiado tarde, Kris lanzó un derechazo final y la cadena de la cual pendia el saco se venció, haciendo que este volara unos cuantos metros lejos.
Kris tenía a su mejor amigo, a su hermana y a su cuñado, había tenido amantes y también a su prometida, pero jamás, nunca había experimentado ese sentimiento que nació por Liam, nunca antes había sabido lo que era necesitar a alguien en su vida. Caminó hasta donde el saco estaba tendido en el suelo y comenzó a patearlo con ferocidad. ¿Qué haría ahora sin Liam? Adoraba su humor ácido y su libertad, Liam era tan auténtico, gracioso y sincero que su condición de humano no lo hacía amarlo menos. Sí, amarlo; y lamentablemente ahora no habría un "juntos para siempre" por su culpa. David le había advertido que no subestimara a los humanos, en especial a su humano; pero, ¿cómo demonios iba a imaginar que Liam era descendiente de lobos puros? Y, si lo hubiera sabido, ¿le habría dicho que era su compañero? Seguramente sí, no sin antes confesarle el objetivo de sus actividades al lado de David, porque si Liam no era ajeno a su mundo comprendería los riesgos y no se hubiera puesto en peligro.
Kris siempre supo que, aún con mucho cariño y la mejor de las intenciones, los secretos no llevaban a nada bueno, pero nunca imaginó comprobarlo en carne propia.
—Ey, no es necesario que hagas eso, te apuesto que, si no murió por los golpes que le diste antes, lo hizo con la caída.
La voz de Aline a su espalda hizo que Kris detuviera el movimiento de sus piernas y su mirada se enfocara, solo así notó que frente a él estaba el saco casi con toda la arena por fuera.
Trago fuerte por la referencia, no estaba seguro de que la mujer lo hubiera dicho a propósito, seguramente intentaba bromear, porque ella no sabía nada. Pero tampoco quiso mirarla, sino que fue hasta el banco metálico cerca de las taquillas y se dejó caer; en el sótano de la casa alfa tenía un pequeño gimnasio, ideal para cuando no podía dormir, pero como Aline era su prometida tenía la facilidad de ir y venir cuando quería.
Caminó hasta él, deteniéndose a casi un metro de distancia, apoyó la cadera en la taquilla cercana, al lado de un estante, y cruzó los brazos bajo sus pechos.
—¿Qué te tiene tan mal?— preguntó, ella era demasiado directa y dura cuando quería saber algo y mucho más cuando decía la verdad, Kris y David solían pensar que no había filtro entre su cerebro y su boca, y lo peor era que nunca se retractaba, Aline era bastante orgullosa.
—No es asunto tuyo.
—Soy tu prometida, tus asuntos son mios también.
Kris la miró por fin, su cabello lacio negro azabache era corto, pero suficiente para poder ser atado en una pequeña coleta baja, sus curvas se definían sobre todo con ese atuendo deportivo, a Aline le gustaba correr, incluso se inscribía a maratones para competir contra humanos.
—Este no lo es ni lo será, así que márchate— no le remordía la consciencia ser descortés con ella, a veces la dinámica entre ambos era algo brusca.
Las cejas pobladas y pestañas espesas de Aline hacían parecer sus ojos más escrutadores, sobre todo cuando miró a Kris de arriba abajo y luego sonrió, —ya sé, tu amante te ha echado de su cama.
Kristopher apretó los dientes y masculló, —dije que no te importa.
—Lo hace, sobre todo cuando la burlada soy yo.
El lobo parpadeó con incredulidad, —nuestra relación es por conveniencia, es solo una farsa—, le recordó, por que lo era. Desde años atrás, los padres de Kris habían comprometido a su hija mayor, Sophie Michaelson, con el único hijo de una manada un poco más grande y aledaña: Brandon James; entonces, cuando los líderes Michaelson perecieron en el ataque de los "monstruos", el círculo íntimo convino que, para reforzar los lazos, Kristopher también debía unise a algún miembro importante de la manada aliada, fue así como Kris terminó comprometido con Aline, la prima hermana de su cuñado.
—Es cierto, pero, ¿te imaginas lo que se dirá de mi?— reclamó ofendida la loba, —para el círculo íntimo y los demás miembros de la manada, seré la pobre que no pudo conservar a su prometido.
Oh, sí; no solo era directa, dura y orgullosa, ella también era un poco manipuladora.
—¡No seas ridícula, Aline!— objetó él ya alterado, —¡Sabes que no te amo!— duras palabras, pero ciertas y también antes dichas, su interacción brusca y tosca lo había permitido.
—¡Ni yo a ti, pero es lo que tenemos, así que confórmate!— espetó frunciendo el entrecejo y deshizo su pose de brazos.
La última frase hizo mella en el corazón de Kristopher: en realidad era lo que tenía, porque ya no había, nunca tendría un futuro con Liam; Kris pensó entonces que vivir sin su pareja era una especie de castigo por haberlo apartado y no decirle que le amaba; ésa sería su condena.
En un arrebato de furia, Kris se puso de pie y la enfrentó, —¡¿y crees que eso me agrada?!— se acercó un poco más, acorralándola entre las taquillas y su cuerpo, —¡no quiero tener que aparentar!—, golpeó la puerta metálica que estaba al lado del rostro de Aline.
—¡Pues resígnate, no hay una manera de salir de esto!—, Aline no era de las que se acobardaba, ni siquiera ante un gran lobo alfa mirándole con ira, bajó la voz y advirtió, —así que guarda tus malditas garras, sabes que no me intimidas con eso.
Kristopher gruñó al momento que giraba un poco su cuerpo, para luego tomar una de las estanterías contiguas y tirar de los anaqueles con fuerza. Un gran estruendo hizo eco en el sótano, pero Aline no se movió de su lugar, solo se apartó lo necesario del camino cuando Kris comenzó a echar abajo las taquillas.
Era cierto que no lo amaba, aún así, Aline pudo notar que algo no estaba del todo bien, desde el comienzo de su relación, Kris le había parecido algo tosco, a veces bruto y salvaje; incluso en la cama, pues la habían compartido en ocasiones con la esperanza de que por lo menos tuvieran química sexual, sin embargo, no fue suficiente. Con los meses, tal vez por la costumbre de su presencia y su interacción, Aline aprendió a conocer algunos rasgos de su prometido, por eso estaba segura de que el comportamiento violento que estaba presenciado estaba algo fuera de control. ¿Qué podría tenerlo tan mal? Seguramente David sabría, el beta era su confidente y estaba seguro de que él sabía más de Kris que su propia hermana, además, indudablemente tenía que estar relacionado con lo sucedido la noche anterior, cuando, tras una de sus misiones, David había llegado acompañado de otro lobo y un vampiro, Kris estaba en su forma animal y había sido dejado en su habitación; luego el beta, el otro lobo y el vampiro, habían tenido una audiencia con Sophie y Brandon, los actuales líderes de la manada.
—¿Pero qué está sucediendo?— la voz de Brandon se escuchó sobre el estruendo. El lobo entró con rapidez y empujó a Kris contra la pared y luego, para detenerlo, le sostuvo de los hombros.
Kris protestó e intentó zafarse, sus pupilas dilatadas, los colmillos protuberantes y los vellos largos en sus brazos indicaban que su lobo estaba en la superficie; así que antes de que arremetiera contra él, Brandon le clavó las garras en los hombros, lo que hizo que Kris gimotease y se doblegara de dolor. Brandon James, su cuñado, era casi dos cabezas más alto que Kristopher, más fuerte y experimentado. Aline miró hasta que Kris perdió el conocimiento, no podía ser por la pérdida de sangre, pues no había mucha, más bien parecía agotado, ¿y quién no lo estaría después de haber destrozado el lugar?
—Ahora, ¿qué has hecho que lo puso así?— Brandon la miró de soslayo mientras acomodaba a Kris sobre la fría baldosa.
Aline frunció el ceño, —¿por qué asumes que fui yo?
Brandon suspiró, —ya es hora de que paren con esta actitud, deben ser más cordiales entre ustedes.
Ella evaluó a su primo, —¿qué ha sucedido?— soltó.
—¿Qué ha sucedido de qué?
—David y aquellos dos llegaron esta madrugada para reunirse contigo y con Sophie mientras Kris estaba inconsciente, ¿qué sucedió?
Bradon tomó un poco de tiempo antes de decir, —Kris es quien debería decírtelo.
—¿Por qué? ¿Por qué soy su prometida?— rodó los ojos, —por favor, él no respeta ese acuerdo y, para ser sinceros, ni siquiera yo lo hago, pero tampoco es como si pudiera ignorar lo que sucede, no si de alguna forma me involucra.
—Lo siento, Aline.
Y ella sabía que con eso el tema quedaba zanjado, Brandon era un experto en mantener la boca cerrada, no había nada que lo pudiera convencer de no mantener su palabra o promesa. Pues bien, su primo podía irse al cuerno, porque ella trataría con David.
...
..
Lucian miraba el apacible sube y baja del bulto que estaba sobre el colchón, Noah aún dormía bajo las mantas, en la cama del hospital; por su rostro tranquilo, nadie podría decir que horas antes hubiera estado tan histérico.
Lucian suspiró y acarició la mejilla de su compañero, él tenía dos hermanos y por eso comprendía el dolor tan grande que estaba sintiendo, más aun porque supo que Noah había presenciado el suceso y que luego había tenido una riña con un lobo alfa; Lucian no estaba seguro de que ese lobo hubiera sido el culpable de la muerte de Liam, o los vampiros, porque ellos también habían sido mencionados en el corto relato, y bueno, esa era toda la información que tenía, la cual llegó a él gracias a Lillian, ella se había portado bastante amable a pesar de ser la prometida, Lucian debía agradecer eso.
De repente, Noah suspiró y se movió en su lecho, luego su mano se traslado hasta sus ojos y los frotó; Lucian fue testigo de su despertar y quedó maravillado con los hermosos ojos verdes somnolientos, los cuáles en segundos se volvieron vidriosos y húmedos.
—Vete— exclamó Noah antes de tirar de la manta y taparse por completo, —quiero estar solo— pidió y para dar más énfasis, giró sobre su costado para darle la espalda.
Pero Lucian hizo lo contrario, se acercó un poco más, —no puedo, no voy a dejarte— se aventuró a tocarle el hombro, —estaré aquí, para ti.
El alfa sintió que Noah se relajó, luego soltó un sollozo y pidió, —déjame—, pero no hizo nada para soltarse, solo agregó, —no puedes quedarte a mi lado porque no puedes darme lo que necesito— sorbió su nariz y finalizó con amargura, —yo necesito a Liam.
El gimoteo y la leve convulsión le indicó a Lucian que Noah se había soltado a llorar de nuevo; se sintió inútil e impotente al no poder impedir el sufrimiento de su pareja, pero había algo que sí podía hacer, o al menos intentarlo, podía compartirlo con él. Así que se metió a la cama, recostándose también sobre su costado y abrazando el gran bulto tembloroso envuelto en mantas.
Una hora después, los espasmos habían cesado y Noah, habiéndose liberado un poco de las sábanas, estaba mirando hacia la pared, concentrado en un punto fijo y con las manos sobre aquellos brazos que le tenían apresado con calidez por la cintura. Sentía la respiración de Lucian cerca de su nuca, sobre su cuello y eso de alguna manera le hacía sentir menos agitado y un poco más en calma.
Era consciente de que tenía a su otra mitad recostado a su lado, pero se sentía como si estuviera muerto, perdido: su hermano, su protector, no estaba con él. ¿Cómo podría seguir sin su gemelo?, Noah jamás imaginó la vida sin él, habían estado juntos desde el útero de su madre y en los momentos difíciles Liam siempre fue su refugio, él le aconsejaba qué hacer siempre. ¿Cómo serían las cosas sin su hermano mayor? Incluso, ahora, con Lucian tendido a su lado, no se sentía plenamente feliz.
—¿Crees que algún día deje de doler?— preguntó de repente, en un casi un susurro.
Tardó algunos instantes, pero por fin su compañero respondió: —no lo sé, Noah— la vibración de la voz de Lucian le hizo estremecer, pero fue el aire de derrota en la frase lo que le afectó más.
—¿No lo sabes?— no pudo evitar que la ira se filtrara en sus palabras.
Lucian no se sorprendió demasiado por la reacción, sabía que estaba muy sensible y que ese reclamo estaba en cierto modo justificado, así que optó por apretarle con suavidad contra su pecho y besarle el cabello, —lamento no tener la respuesta.
—Sino va a dejar de doler, entonces prefiero irme con Liam— declaró, preparándose para luchar y zafarse; pero justo en ese instante un leve golpe en la puerta se escuchó antes de que esta se abriera.
Leonel no se inmutó ante lo que presenció: aún con los zapatos puestos, su hermano mayor estaba en la cama sujetando a Noah contra su torso en un abrazo, mientras este tenía en el rostro una mueca entre molesta y triste.
—He traído gelatina y emparedados de atún— anunció el omega mostrando la pequeña charola que sostenía con una sola mano.
Noah le miró y con un gesto arrogante, nada propio de él, dijo: —no tengo hambre.
—Vamos, es gelatina de limón, escuché que es tu favorita— insistió el joven al colocar los alimentos en la mesilla de al lado de la cama.
—No la quiero— contestó.
Leonel decidió no responder a eso, sino que miró a su hermano, —¿qué hay de ti?
—Tampoco tengo hambre.
Leo se relamió los labios y anunció, —según Lucas, puede que no hayas comido nada desde ayer.
—¿Lucas?— preguntó algo asombrado, por la mención de su segundo hermano y porque cayó en la cuenta de que era casi de noche, él había llegado al hospital horas antes del medio día y, en efecto, no había comido nada consistente desde la noche anterior.
—Él está aquí— explicó Leo, —llegó hace como una hora, antes de que Sam llevara a Lily de regreso a su oficina.
La tensión en los hombros del alfa, la expresión en su rostro, o ambos, fueron fáciles de leer para Leo, pues le sonrió con algo de simpatía y exclamó: —está en la sala de espera, si deseas hablar con él yo me quedaré aquí.
Noah estaba presenciando todo, así que aprovechó intervenir y habló, —te lo dije antes, vete, quiero estar solo.
Lucian suspiró y asintió hacia su hermano menor, besó el cabello de Noah antes de soltarle y decirle al oído, —ya vuelvo.
—Sí, como sea.
El alfa bajó de la cama y se dirigió a la puerta, antes de salir de allí le dedicó una mirada de agradecimiento a Leo, porque lo que menos quería era que Noah permaeciera solo, mucho menos con aquellos pensamientos que últimamente rondaban su cabeza, eso de "irse con Liam".
Cuando la puerta se cerró, Noah volvió a taparse por completo con la manta, pues extrañó al instante el calor que antes le envolvía.
—Noah, en verdad, debes comer algo— le dijo Leonel.
—No tengo hambre— repitió.
—Puedes tratar, solo un poco, no sería conveniente que enfermaras.
—¿Qué caso tiene?— había un deje de fracaso en su voz.
—¿Realmente quieres enfermar?
—¿A quién le importa?— ahora había un poco de amargura.
—Me importa a mi, a Samuel, a Lilly— se acercó a la cama, como para que le escuchase mejor, —le importas a Lucian, él se preocupa por ti.
—No tiene porqué hacerlo.
El omega se cruzó de brazos, aunque sabía que no podía verle debido a la sábana, y cuestionó, —¿Por qué haces eso? ¿Crees que Liam estaría contento con tu actitud?— no le conocía, pero por los relatos de Sam y Lily era más que obvio que eran muy cercanos.
Noah se tensó por un par de segundos, luego lanzó la manta lejos y se sentó mirándole enojado; —¡¿Cómo te atreves?! No intentes chantajearme, no uses su nombre para algo tan ruin.
Los ojos hinchados y la voz quebrada del beta hicieron a Leonel dar un paso hacia atrás: ¡Por todos los cielos, se había excedido!
—Yy-yo, lo siento— se disculpó el más joven.
—Tú no sabes por lo que estoy pasando, no tienes derecho a juzgarme— espetó, y luego se dejó caer en la cama, enterrando el rostro en la almohada.
Leonel tragó duro y se disculpó de nuevo, —lamento lo que dije, pero es que... no puedo ver a tu madre y no hacer nada, ella también está sufriendo— bajó la cabeza, —no solo tiene que preparar la despedida de uno de sus hijos, sino también velar por la salud del otro—; y sus palabras eran ciertas, Nelly había estado allí, en el pasillo, haciendo y recibiendo llamadas de la funeraria y los miembros de la manada cercanos a la familia; Leonel no recordaba mucho de su madre, pero estaba seguro de que, si la tuviera, haría lo posible por nunca preocuparla así.
Noah giró un poco y apoyó la mejilla en la almohada, mirando a Leo cabizbajo y sintiéndose egoísta: ese muchacho le había recordado que él no era el único que estaba sufriendo; así que respiró profundo, incluso el aire trastabilló un poco debido a sus fluidos nasales; después dijo, —solo comeré la gelatina.
Caminando por el pasillo que conducía a la sala de espera, Lucian movió el cuello de un lado al otro, notando lo tenso que había estado hasta ese momento; frotó sus hombros cuando llegó al área de las sillas metálicas, los ventanales dejaban ver las luces artificiales de los edificios contiguos, era casi de noche, las nubes ocultaban las estrellas; y allí, al fondo de la sala, mirando la televisión, estaba Lucas.
El beta se incorporó de un salto y le sonrió indulgente, —Samuel me dijo que has estado aquí desde muy temprano— explicó, luego se acercó y empujó hacia el mayor un contenedor plástico.
Lucian miró lo que su segundo hermano había puesto en sus manos, era un recipiente desechable con la insignia de "El Pato Feliz", aquél lugar donde solía ir con Noah y donde el pequeño Jimmy se la pasaba brincando alrededor de ellos.
—Lucas, no debist-
Lucas levantó la mano para hacerle callar e interrumpió, —no dudo que la comida en este hospital sea buena, pero quise traerte algo que apuesto no tienen aquí, las patatas fritas de Elsy son las mejores; además, requerirás mucha comida si deseas mantenerte fuerte— se encogió de hombros y agregó con soltura, —Noah va a necesitar tu apoyo y para poder brindárselo debes primero cuidar de ti mismo.
Lucian miró el rostro de su hermano, luego el recipiente de comida y de nuevo al lobo; —gracias—, dijo.
...
..
.
Jared sintió un escalofrío recorrerle la espalda, cuando llegó al salón principal acompañando a su esposo se encontraron con que había un vampiro esperando allí. Él les había mirado serio, luego cabeceado a manera de saludo y reconocimiento, para después cruzar los brazos sobre su pecho. Jared estuvo seguro de que la mirada del vampiro se demoró más de lo normal en él antes de volver su atención a la ventana, por donde la luz de la luna comenzaría a filtarse en breve.
Al parecer Duncan tampoco estaba muy cómodo, pues le sujetó la mano y la apretó un poco, como si estuviera listo para tirar de él y salir corriendo en caso de que el vampiro se volviese violento.
Los pocos instantes que él y su pareja compartieron la misma habitación se le hicieron eternos, hasta que el médico Enrique entró casi dando trompicones.
—¡Señor Nicholas!— exclamó el lobo mayor, —ha llegado más pronto de lo esperado.
Jared remembró el nombre, era el sujeto que protagonizó el relato del médico de horas atrás, también notó cómo el semblante del vampiro se suavizó, solo un poco, antes de contestar, —vine lo más rápido que pude. Los pasos de Adolfo y Beatriz se escucharon por el pasillo, luego aparecieron por el umbral.
—Nicholas, bienvenido— dijo el líder.
—Alfas— el vampiro cabeceó de una manera más pronunciada que la primera vez.
—Asumo que Enrique te ha informado por teléfono de lo sucedido.
—Sí, y es una pena que nuestros pocos encuentros sean a causa de sucesos como este.
—Lo sé— suspiró Adolfo, invitó a los presentes a tomar asiento y explicó un poco, antes de que los demás convocados llegasen, —mi hijo, su compañero y el personal médico han estado trabajando en el laboratorio con lo que ha quedado de los cadáveres de los atacantes.
La ceja derecha del vampiro se elevó en una evidente cuestión.
—Señor, los atacantes se hicieron polvo al amanecer— intervino Enrique, —literalmente, se convirtieron en cenizas, aún sin haber sido expuestos a los rayos de sol.
Nicholas ladeó la cabeza, pensativo, —¿cenizas?
—Sí.
El vampiro asintió, —tal parece que el fuego es la manera en la que el enemigo pretende borrar las evidencias.
—No, no hubo fuego—explicó el médico, —solo se volvieron piedra y luego polvo. Pero, ¿usted ha presenciado algo así? ¿Ha visto criaturas que arden espontáneamente en llamas?
—Hasta ahora no, pero anoche mi colega y yo estuvimos en un incendio provocado, era una construcción vieja donde algunos vampiros estaban ocultando sus experimentos.
Eso sin duda llamó la atención de Jared, pero fue Duncan quien intervino, —¿en donde ocurrió eso?
—A unos miles de kilómetros de aquí, en una localidad llamada Fallcity— contestó.
Jared tragó saliva, ese lugar estaba relativamente cerca de Blue Hills, había escuchado de él debido a los constantes relatos de Noah sobre Liam, así que no pudo evitar decir, —el territorio del alfa Bennett está contiguo a esa zona.
La mirada escrutiñadora que Nicholas le dedicó fue evidente antes de preguntarle directamente, —¿conoces Blue Hills, eres procedente de esa ciudad?
Jared lo analizó un par de segundos y decidió responder: —no, pero mis abuelos pertenecían a esa manada.
Nicholas se relamió los labios, —ya veo— luego apartó la mirada de Jared e informó de manera general, —anoche un laboratorio de experimentación fue hallado en la ciudad de Fallcity, los vampiros impuros lograron comenzar un incendio para desaparecer las evidencias, lamentablemente de alguna manera los hijos de los alfas Isaac y Nelly Bennett estaban a los alrededores y se vieron involucrados en el incidente.
—¿Liam y Noah?— habló Jared de nuevo.
—Así que los conoces.
—¿Ellos están bien?— fue el turno de Duncan de preguntar.
Nicholas les miró, como evaluando el posible resultado de sus palabras, hasta que por fin informó: —uno falleció, el otro hasta donde sé, se encuentra herido.
Jared sintió un súbito mareo y vacío en el estómago; esa era una terrible noticia.
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ESPACIO PARA CHARLAR: Nos leemos dentro de dos semanas (lo siento, estoy poniéndome al día lo más rápido que puedo). O sino, saben que también nos leemos en El Baúl del Tesoro.
P.D. También lamento los errores de dedo, redundancia y otros.
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