||Prologo||
Los miembros de la manada habían traído algo bastante interesante en la última cacería.
Al acercarse, los otros lobos se apartaron, dándole pase a su líder de la manada, un enorme y a la vez hermoso lobo blanco con un par de cicatrices en su rostro, olio a la persona que habían traído, reconociendo al instante ese maldito olor de pólvora... pero también un olor dulce como a miel.
¿Un cazador con olor dulce?
-- ¿Dónde lo encontraron?
-- En los límites de nuestra área de caza, estaba desmayado, pero al oler la pólvora creemos que podría ser un cazador que fue emboscado.
Eso podría explicar la ropa algo rasgada de ese hombre de cabello blanco.
-- ¿Qué hacemos líder? -- pregunta otro -- ¿Lo matamos?
-- Lo conservaremos -- corrige -- tengo curiosidad por saber que excusa pondrá.
Si era un cazador, debía saber del pacto entre el hombre y el hibrido, no debían acercarse al territorio del otro.
-- Entendido.
Sus hombres tomaron sus formas humanas y comenzaron a llevar al cazador, a su lado, su mejor amigo lo mirada algo intrigado.
-- ¿Sucede algo, Fushiguro? -- pregunta, recibiendo una negación con la cabeza -- ¿Entonces?
-- Es inusual -- dice -- creí que lo ejecutarías de inmediato, odias a los no híbridos.
-- Odio a los que ataquen a los nuestros, no a todos.
-- Aun así, sigue siendo extraño de tu parte, Itadori.
Itadori no le contesto, tomando su forma humana, sigue el paso de los suyos, sabiendo que Fushiguro lo seguiría.
Sabe que hay verdad en las palabras de su amigo, si hubiera sido otro invasor, se hubiera hecho cargo de él enseguida, pero ese débil olor a miel que sintió su olfato... lo idiotizo un poco, lo admite.
-- Llévenlo a mi cabaña, yo mismo me encargare de él.
Fushiguro se detuvo ante la orden de su amigo de la infancia, teniendo un mal presentimiento. Pero no pudo decirle nada, solo bajar la cabeza.
Yuuji se encargó de ver por ese desconocido, lo limpio, reviso si tenía heridas, los cuales, si había, no cambio su ropa pues sentía que sería demasiado invasivo.
Pero en todo el proceso, no había podido dejar de ver el hermoso rostro que poseía, esa piel blanca, esos labios rojos que le recordaban a las frutillas que le gustaba comer en primavera... ¿Cómo serán sus ojos?
No, eso no era lo importante, debía resolver su duda sobre el olor que desprendía y no se refería a la pólvora.
Según su abuelo y padre le habían contado, los no - híbridos no poseían olor, eran betas, sin lado animal, sin instintos de supervivencia, por eso se alejaron de la madre tierra, prefiriendo comenzar a innovar y destruir la naturaleza.
No tienen corazón, solo piensan en sí mismos, renunciaron a su lado más puro para vivir una vida más cómoda.
Yuuji no se imagina vivir otra vida que no sea esta, le encanta correr, cazar, pelear de forma amistosa con sus compañeros, le gustaba la vista de los omegas con sus cachorros... simplemente, no tiene otra perspectiva.
¿Cómo serán ellos?
-- Uhm~... -- escucha provenir de parte del desconocido.
-- Veo que ya estas despertando...
Se acerca un poco, manteniendo sus garras preparadas en caso de que, en efecto, sea un cazador o algo peor.
Vaya sorpresa se llevó cuando fue recibido por unos ojos tan hermosos que solo podía comparar con el basto cielo, tan hermoso, etéreo y perfecto. Aunque también había un pequeño detalle, esos ojos con pupila en línea le confirmaron una cosa que sin querer lo puso de buen humor.
Ahora sabía por qué provenía un olor dulce de ese chico.
Esa persona era un omega recesivo y su alfa no podía estar más ansioso por saber más.
-- Estas en mi manada, soy Itadori Yuuji, ¿Cuál es tu nombre?
El albino no se mostró intimidado ante su presencia, ni sus garras o colmillos parecían asustarlo lo suficiente, ya que esa mirada que en un principio se había mostrado confundida, ahora destilaba confianza e incluso desafío.
-- Gojo Satoru.
Incluso su nombre era hermoso.
¿Sera este el omega que tanto había esperado?
Satoru maldice su situación, o más bien, maldice los genes de su bisabuela materna.
Hasta hace poco tuvo una vida normal, era de una familia rica, era atractivo, tenía a las chicas babeando por él y era alguien sumamente habilidoso.
Era el prospecto perfecto para cualquiera... o así era hasta que paso el incidente.
Si, tuvo un celo, algo que no debería pasar con un humano, es decir, un no - hibrido.
Nunca había pasado tanta vergüenza en su vida, lo trataron como un animal, encerrándolo en su habitación como si tuviera la lepra.
Resultaba que su bisabuela era un hibrido de lobo, sus hijos habían nacido sin alguna señal de ser híbridos, por lo que creyeron que pasarían desapercibidos, lo mismo fue en la siguiente generación, hasta que paso con él, su gen dominante era de una persona común, pero al parecer al nacer como omega, hizo que se desarrollaran rasgos menores en él, como el ligero crecimiento de sus caninos, el cómo su cuerpo siempre estaba delgado y con curvas, y, por último, su primer celo a los casi 18 años.
La mirada que le dirigió su padre fue de completo desprecio, mientras que su madre lloraba por haber engendrado a un ''defectuoso'' que no podía definirse ni por un humano ni por un hibrido.
Tuvo que verse obligado a escapar cuando su madre le dijo que su padre planeaba matarlo y hacerlo pasar como un accidente, ella como último acto de bondad le había dado una pistola para defenderse junto a un beso en la frente para la buena suerte.
Tal vez la buena suerte fue haberse topado con ese alfa que se veía muy interesado en él.
Se mantuvo firme a pesar de que ya no contaba con su arma, pero el alfa parecía bastante divertido con él.
-- Tu aroma te delata, eres lo que se puede decir como un omega recesivo, solo que careces de orejas y cola.
Se alegraba de no tener una, debe ser incomodo andar con eso de aquí para allá.
-- Aunque también sea porque nunca has intentado dejar salir tu lado animal.
Estaba murmurando para sí, así que dejo de prestarle atención y se dedicó a ver a su alrededor.
Todo era rustico, aunque, ¿Qué esperaba de aquellos que viven cazando su comida? Debería estar contento de no estar en una madriguera llena de telarañas y estalactitas.
Hubiera seguido pensando si no fuera porque la mirada brillante del alfa estaba tan cerca, casi pierde el aliento ante su cercanía, además que ahora, por alguna razón, sentía un aroma a pino emanar de él.
-- Eres hermoso -- alaga con una sonrisa -- ¿Sabes? No me molestaría convertirte en mi omega, me gustas.
Oh dios...
-- ¡Descarado! -- estuvo por darle una bofetada como si fuera una mujer.
O así era su plan si no fuera porque estaba contra la cama y sus manos estaban siendo sujetadas por ese idiota de sexy rostro.
-- Por tu olor puedo decir que no hace mucho paso tu celo, dime... ¿Alguien estuvo contigo en ese tiempo?
Prefiere regresar a que lo mataran, antes de que este pervertido lo tenga sometido... ¡¿A quién engaña?! Su verga estaba levantándose con solo sentir su aliento en la oreja.
-- Jaja, veo que no...
Lo único que sabe después es que ese olor a pino que había olido por encima ahora se sentía en toda la habitación, por alguna razón comenzaba a sentirse algo desorientado.
-- Abre la boca.
Sin saber porque, obedece fácilmente la orden, el pelirosa invade la boca ajena con la suya propia, siendo el que tenía el control de todo.
Gojo siente como se queda sin aire por el beso, o más bien, por la sacada de alma que estaba haciendo ese degenerado, pero debe admitir que ese sentir no era para nada desagradable.
El pelirosa no quiere detenerse en un ''simple'' beso, por lo que su mano libre, hurga de forma juguetona bajo el pantalón rasgado del albino, quien siente un cosquilleo peligroso.
La mano callosa del alfa libera el miembro ajeno de las prendas, su tacto confirma el adorable tamaño que tenía, sonriendo en medio del beso que termino poco después.
Yuuji se aleja un poco, admirando la mirada brillante por las lágrimas del omega, era muy lindo, más lindo que cualquier otro omega que haya visto.
Satoru quiere en cambio soltar una oración de insultar, pero el aire le faltaba para siquiera murmurar.
-- Lo siento, eres tan lindo que no lo pude evitar.
-- Degenerado -- piensa el contrario con el sonrojo invadiendo su rostro.
-- Te lo compensare ayudándote con esto.
-- E-Espera, que- Ahh~!
Se arqueo por la repentina ola de placer que le había llegado, el maldito se había engullido su pene hasta la base sin avisarle.
-- De-Deja... -- quería pedirle que lo dejara, pero se sentía tan bien.
Comenzó a suspirar y gemir en voz alta, aun si intentaba taparlo con su mano recién liberada, pero el solo sentir como la lengua caliente del alfa envolvía su longitud o el cómo se movía de arriba abajo, su pene estaba llegando al límite muy rápido.
Nunca antes le habían dado una mamada tan... deliciosa.
Intento resistirse, no verse como una maldita perra como con las que solía acostarse, pero ese alfa sabia donde tocar y cómo hacerlo, lo que lo hizo correrse en la boca del pelirosa sin poder avisarle.
Se muerde el labio al ver por el rabillo del ojo como el sin vergüenza tragaba su semen como si fuese la mayor exquisitez que hubiera probado.
-- Te corriste muy rápido~ -- ronronea con una sonrisita.
No le contesta, está muy avergonzado como para mandarlo a la mierda.
-- Sigues molesto -- de un cajón saca una sábana y lo cubre -- está bien, iré a conseguir un poco de ropa para ti, no demorare.
El chico se acerca a la puerta a la habitación, pero en eso parece recordar algo.
-- Siendo sincero, en tu situación tienes dos opciones -- le dice a la vez que alza dos dedos -- te vas y ves cómo sobrevivir en el bosque sin una manada, o te unes a nosotros, eres un lobo al fin y acabo, te aceptaran sin mucho problema.
Satoru no responde, en realidad, ¿Hay siquiera algo que pensar? Era más que obvio que no sobrevivirá mucho tiempo solo.
Pero esa sonrisa del pelirosa no le daba mucha confianza.
-- ¿Sabes? La manada está pidiendo que me enlace con un omega lo antes posible para tener un sucesor, serias el omega del líder de la manada.
Le lanza una mirada de muerte, ese tipo estuvo por violar su virgen trasero y ¿Ahora quiere que acepte ser su omega?
-- Muérete -- murmura con un pequeño gruñido.
Yuuji quiere burlarse porque ese gruñido era como el de un cachorro, tan adorable.
Los ojos dorados de Itadori brillan, horita puede que no acepte, pero no lo dejaría ir, era un omega lindo, con carácter y virgen.
Estaba seguro de que la Diosa Luna lo había puesto en sus garras para que lo hiciera suyo y cargara sus cachorros.
-- Ya veremos -- piensa con una sonrisa antes de irse por la dichosa prenda.
Satoru no sabía realmente en que garras había caído.
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