||Epílogo||

El tiempo paso desde que le quito la vida a su propio padre, el recuerdo aún seguía muy borroso, pero no era necesario, los testimonios de los que lo presenciaron eran más que suficiente.

-- Arranque el rostro de mi padre con mis colmillos, básicamente lo desfigure y lo asesine de dolor... -- murmura para sí mismo.

A su lado Yuuji lo escucha atentamente, sin saber que decirle realmente, si bien el había asesinado antes, nunca lo había hecho a un familiar, debería ser diferente, ¿Verdad?

-- Yuuji...

-- ¿Sí?

-- ¿Es normal... que no sienta remordimiento por lo que hice? -- pregunta con la mirada fija en la ventana donde podía ver la luna en su máximo esplendor.

La cola de Satoru que estaba golpeando el colchón, indica lo perdido que estaba, perdido entre sus propios pensamientos.

Había matado a su padre, él, en su forma lobo, prácticamente devoro la carne del rostro de su padre mientras este gritaba de dolor, muriendo justamente por ello.

Aun así, sentía que no importaba, después de todo, gracias a que mato a su progenitor, la manada estaba a salvo, el bosque estaba a salvo, SU alfa estaba a salvo.

-- No lo sé, Satoru -- confiesa el pelirosa acercándose al cuerpo del omega, abrazándolo y bañándolo con su aroma -- no sé si es normal o no, Dioses, apenas estoy procesando todo lo que paso -- confiesa.

Por un momento sintió que se estaba reuniendo con sus padres y abuelo, pero fue Satoru en su forma lobo lo que lo salvo, como un ángel de la guarda.

-- Pero lo que si se... -- toma su rostro con delicadeza, acariciando esas suaves mejillas -- es que es gracias a ti que sigo vivo.

-- P-pero... es por mí que quemo el bosque en primer lugar.

-- Nada te asegura que no lo hubiera hecho si no hubieras resultado ser un hibrido, Nanamin me dijo que tu padre ya tenía antecedentes con el tráfico de híbridos.

El hecho hizo sentir peor al albino, su padre era peor de lo que imagino.

-- ¿Y aun sabiendo lo asqueroso que era mi padre quieres estar conmigo?

Su alfa no le responde, solo guía su nariz hacia su clavícula y pasa su lengua con cierta lentitud que logra sacarle un gemido.

-- ¿Crees que me importa lo que era tu padre? -- inquiere -- Tú me gustaste desde que los de mi manada te trajeron a mí ese día de cacería... creí que había enloquecido al comparar tu belleza con el de la Diosa Luna cuando te vi, pero cuando sentí tu olor, quedé totalmente cautivado por ti.

Sus palabras sinceras, lo hicieron sonrojar, eso o las manos traviesas que comenzaban a descender hacia su pantalón.

-- Además -- agrega juguetonamente, soplando en su oído -- recuerdo como cierto omega dijo que después de él, no me atreviera a tener a nadie más, así que, ¿Por qué hay que pensarlo mucho? Me gustas, te deseo, quiero que seas tú y solo tú quien cargues con mis cachorros.

-- Créeme, puedo sentir lo mucho que deseas que tenga a tus cachorros -- dice refiriéndose a la virilidad levantada del alfa.

Yuuji ríe y besa a Satoru quien le corresponde el gesto, su lado omega ronroneaba de gusto mientras dejaba salir su dulce aroma que volvía loco al alfa.

No era igual a como lo habían hecho en aquella ocasión, esta vez era más salvaje, más apasionado y deseado tanto por ellos como por sus lobos internos.

El omega de Satoru deseaba tomar el nudo de Yuuji, que lo llene de su semen caliente para tener a sus cachorros y poder formar una familia.

-- ¿Estás listo? -- le pregunta su alfa mientras alineaba su pene a su entrada.

-- S-Si... -- suelta en un suspiro -- Ya sé que entro esa cosa una vez, pero aún tengo mie~ -- ni siquiera pudo terminar de pensar cuando Yuuji entro en su interior.

Era completamente diferente que la vez anterior, su entrada se había lubricado de manera natural por ser omega, haciendo que el dolor fuera menor y el placer aumentara.

Satoru siente como una gran ola de placer lo envolvía, siendo incapaz de describir esa sensación y solo pudiendo sacar su lengua y mirar hacia arriba, sintiéndose en el mismo cielo.

-- S-Satoru -- Yuuji gruñe en su oído, sobre estimulándolo más -- me encantas, Satoru... eres perfecto.

-- A-Ahhh~! ¡Yuu~...! ¡Y-Yuuji~!

Era un vaivén rápido, desenfrenado, mostrándolo lo mucho que el alfa había deseado ese momento, las piernas del omega rodearon la cadera del alfa, profundizando las embestidas que recibía.

Su cola blanca se había aferrado a la pierna del alfa mientras la de su alfa se enredaba en una de sus piernas enrolladas.

-- ¡A-Alfa...! ¡D-Den... tro...! -- apenas podía formular palabras.

Sentía como en cualquier momento se vendría por la dureza con la que su alfa lo estaba tomando, mientras que Yuuji se sentía en el cielo al sentir como el interior de su omega lo tomaba a la perfección.

Como si hubieran sido hechos el uno para el otro.

En cualquier momento se vendría, por lo que como el climax, acerca sus colmillos al cuello expuesto de su hermoso albino, y lo mordió... marcándolo finalmente como suyo, su omega, el único para él.

Su omega se corrió cuando sintió que era marcado, la sensación de su p3n3 siendo apretado debido a la venida de su omega, le hizo correrse poco después, terminando por anudarse a su omega quien se aferró a él.

Poco después, se enteraron de que esperaban un cachorro.

-- ¡Cerdos, marranos, cochinos! -- grita Suguru indignado mientras tapaba los ojos del cachorro que tenía en brazos -- ¡¿Es enserio, frente a la criatura?!

-- ¿Qué pasa tío Suguru? ¿Por qué no puedo ver nada?

-- Tranquilo sobrino, no pasa nada, en un momentito te llevo con la tía Ozawa para que comas pastel de carne, ¿Está bien?

-- ¡Si~! ¡Quiero comer la comida de la tía!

El pequeño niño, de cabello blanco y ojos dorados, se transformó en una cría de lobo y corrió hacia la aldea, dejando a su tío con sus padres.

Suguru miraba con los brazos cruzados a la pareja de lobos que no parecían que iban a cambiar de apariencia pronto.

-- ¿Por qué te pusiste a gritar? -- inquiere el lobo albino más pequeño -- Yuuji ya iba a anudarme -- se queja mientras su cola golpeaba el piso una y otra vez.

-- ¡¿Qué por qué grito?! -- grita indignado -- ¡¿Para eso me hicieron venir a la aldea?! ¡¿Para hacer de niñero?!

-- ¿Para qué más? Quería estar un momento a solas con mi alfa.

Suguru se lleva una mano al pecho, indignado.

Yuuji los observa con una sonrisa, su cola se movía de un lado al otro, todo estaba bien.

Su bosque estaba bien, su manada estaba bien, su omega estaba bien y su cachorro estaba más que bien.

Incluso sabía que su pequeño se pondría más feliz, ¿Por qué?

Pues cuando estuvo en plena acción con su Satoru, sintió como el olor a miel estaba mezclado con otro, algo que solo pasaba cuando un lobo estaba en cinta.

En un par de meses, un nuevo miembro vendría a la manada y el no podría estar más feliz por eso.

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