Capítulo 5

Voten, comenten y síganme para más.

No fue hasta que vio a su mejor amigo que se dio cuenta que el tiempo pasa muy rápido.

Por alguna razón su amigo tenía el cabello más largo de lo que recordaba, ojeras marcadas e incluso su postura indicaba que no estaba para nada bien.

-- La verdad es que no pensé que, al volverte a ver, estarías hablando de aprender a cocinar, antes ni te atrevías a acercarte a la cocina y tu sirviente era el que tenía que llevarte tu comida y agua.

La boca se le seco, era realmente su amigo, su confidente, la única persona que lo rescato cuando tuvo ese celo en la preparatoria, quien intento defenderlo de su padre y lo ayudo a escapar.

-- Suguru... -- vuelve a nombrar sin saber que decir en realidad.

Conociéndolo desde hace años y sabiendo lo que tenía que hacer, le da un abrazo donde transmitía la tristeza de no haberse visto durante todo ese tiempo que el albino estuvo desaparecido.

Aunque no esperaba encontrarlo cazando con un cuchillo y vistiendo ropas que nunca se hubiera puesto antes.

-- Veo que has estado bien... y has aprendido a despellejar conejos, pobrecitos.

Satoru mira al conejo que tenía sostenido y ríe un poco, cuando lo alza Suguru retrocede con una mueca de asco.

-- Ozawa me ha enseñado la manera correcta de cazar y despellejar una de estas cosas.

-- ¿Ozawa?

-- Una omega con la cual termine conviviendo mucho.

Algo en su oración encendió la alerta del pelinegro.

-- ¿Has estado conviviendo con la manada de esta región?

-- Pues claro, ¿Pensabas que iba a sobrevivir yo solo? -- nota como el rostro de su mejor amigo se desencaja de preocupación -- ¿Qué te pasa? Te estas poniendo pálido.

-- Satoru, no es seguro estar aquí -- le dice tomándolo de los hombros -- todo este lugar será consumido por las llamas y los híbridos... serán masacrados.

Las últimas palabras dejaron en shock al omega, quien dejó caer su cuchillo y el conejo muerto.

-- Suguru... ¿Qué mierda estás diciendo?

-- Digo que tu padre acabara con este bosque para deshacerse de ti.

Comienza a hiperventilarse, por primera vez siente como todo un escalofrió pasa por su cuerpo, ¿Eran esos los instintos de peligro de los híbridos?

-- En estos momentos tu padre ya debe estar dándole caza a los alfas en el lado norte del bosque.

-- Lado norte... no, ¡Yuuji está ahí con su grupo! ¡Tengo que advertirle!

Satoru quiso correr hacia esa dirección, pero fue tacleado por Suguru quien no quería dejarlo ir.

-- ¡¿Qué crees que haces Suguru?! ¡Suéltame!

-- ¡Intento preservar tu vida, idiota!

-- ¡Pues no gracias! ¡Debo salvar a Yuuji!

El pelinegro usa todas sus fuerzas para mantener a su amigo quieto, ¿Qué tanto estuvo haciendo en ese bosque?

-- ¡Eso es lo que tu padre busca! ¡Que corras hacia el alfa y poderte matar aquí mismo para culpar a los híbridos y quemen el bosque entero!

La sangre de Satoru se helo, si lo que decía Suguru era cierto, entonces no solo Yuuji... Ozawa, Maki, Nobara, los cachorros... toda la Manada... seria exterminada.

Sentía asco de su propio padre.

-- ¡Gojo - kun!

Ozawa junto al resto de su grupo llegaron con rostros aterrados.

-- ¡Suelta a Gojo, forastero! -- exclama Mai mostrando sus colmillos.

-- ¡Espera, es mi amigo! -- Satoru logra soltarse y colocarse frente a él -- ¡Y ha venido a advertirnos! ¡Tenemos que actuar!

Las omegas se miran entre si confusas e inclusos desconfiadas debido a la presencia del no - hibrido.

Todo era un caos.

Los aullidos habían logrado atraer a más miembros de su manada, quienes no dudaron en ir contra los humanos quienes poco a poco también aumentaban en número.

Yuuji se estaba enfrentado a cinco humanos enormes, quienes estaban con bates, cadenas y otras cosas para golpearlo, claramente entre ellos no estaba el padre de su omega, ese cobarde había preferido esconderse dentro de un extraño vehículo que no reconocía.

-- Ven~ perrito, perrito, perrito -- lo llamaba de forma burlona uno de esos mastodontes girando las cadenas como látigos -- es hora de ponerte tu correíta.

Lo peor que pudieron hacer fue provocarlo, pues Yuuji no tardo en embestirlo y morderlo en la yugular, arrancando la carne con tanta facilidad como si solo fuera plastilina, los otros cuatro vieron con horror como el pelirosa se tragaba la carne cruda mientras su compañero caía muerto como un saco de papas.

-- Que sabor más horrible -- escupe con molestia -- ¿Alguno de ustedes sabrá mejor?

Satoru ni quiso esperar ni un segundo más, sabía que Ozawa podría encargarse de todo, por lo que no tuvo ningún arrepentimiento en echarse a correr hacia donde debería estar su alfa con los gritos de los demás a su espalda.

No era lo correcto, lo sabía, no tenía la fuerza física, la velocidad, los instintos de un hibrido completo, pero aun con todo no quería dejar todo a la suerte, debía ver por Yuuji, por la persona que ama.

Y sabe que todo se pondría peor, pues no tardo en ver humo negro saliendo más adelante, su padre había comenzado a destruir el bosque... por su culpa.

Quiere llorar de rabia, los de la manada de Yuuji habían sido tan buenos con él y ese hombre que antes decía ser su familia estaba destruyendo lo que apreciaba.

De la nada siente como una pequeña corriente pasa por su columna, como un presagio, ¿Era esto los instintos de peligro de los híbridos?

Al mismo tiempo una red es lanzado con una bazuca, atrapándolo entre las cuerdas sin posibilidad de moverse.

-- Cabello blanco... ojos azules y apestoso olor, eres nuestro objetivo.

Mirando de reojo, la figura de ese asqueroso hombre se acercaba a paso lento hacia él, comenzó a retorcerse con más fuerza para liberarse, pero parecía en vano.

Empezó a desesperarse, podía sentir como su omega interior aullaba por ayudar a su alfa, pero por más fuerza que hacía, la cuerda no se rompía.

La sombra del tipo lo cubrió y Satoru solo cerro los ojos, esperando lo peor, o era así hasta que de la nada una enorme sombra empujo al hombre.

Escucho gritos de agonía y dolor por parte del hombre hasta que nada, silencio, al abrir sus ojos vio como un lobo negro y de ojos verdes lo liberaba de las cuerdas con su hocico lleno de sangre.

-- ¿Fushiguro? -- lo reconoció poco después.

-- No lo he hecho por ti si es lo que piensas -- interrumpe tajante -- Ozawa y Maki nos pusieron al tanto a todos, los guardabosques están llegando, Ozawa, Mai y tu amigo están evacuando a los cachorros, madres y ancianos, por ahora nos queda resistir hasta que lleguen los refuerzos.

-- Pudiste dejarme aquí, nadie lo sabría...

Su mayor enemigo acababa de salvarlo, obviamente quería respuesta.

-- Lo he hecho por Itadori... mi conciencia no me hubiera dejado tranquilo si hubiera dejado que te llevaran, solo eso.

Fushiguro no se queda para dar más explicaciones y Gojo tampoco las exige, volviendo a la preocupación de antes.

Debía llegar rápido con su alfa.

Yuuji veía con horror como su bosque era consumido por las llamas que el cobarde ese prendió cuando estuvo por arrancarle la cabeza con sus garras.

Intento como pudo apagarlo, que sus camaradas corrieran en busca de ayuda, o por lo menos, escaparan con vida, pero ahora lo tenían sometido.

Había cadenas que lo sostenían de ambos brazos y su torso, el padre de Satoru le sonreía victorioso, como si hubiera contribuido en algo para atraparlo.

-- Fuiste más duro de lo que esperaba, lo admito -- ríe ese hombre encendiendo un cigarrillo -- pero todo valdrá la pena cuando tenga tu cabeza colgada en mi sala, ¡Seré toda una celebridad! ¡La cabeza de un líder alfa en mi casa! ¡Y teniendo toda una manada de híbridos como mascotas! ¡¿Sabes cuánto me pagaran por tus patéticos camaradas?! ¡Tendré millones en los bolsillos!

Yuuji intento morderlo y en realidad casi le arranca su mano cuando lo tuvo cerca, recibiendo un puñetazo como castigo.

-- Ya me cansaste -- el hombre saca una pistola debajo de su abrigo -- dulces sueños, saco de pulgas.

Fue como si todo se detuviera para Itadori, puede escuchar la pelea a sus espaldas, como algunos miembros de su manada lo llamaban desesperados, esperando un milagro, mira como los ojos de ese hombre vil brillaban en victoria enfermiza.

Hasta el último hace fuerza contra las cadenas, esperando liberarse, esperando salvarse... esperando una oportunidad para verse siquiera una vez más con su omega.

Satoru... su hermoso Satoru.

¡𝓑𝓪𝓷𝓰!

Nunca había corrido tan rápido en su vida, es como si todo pasara en cámara lenta, su yo de antes hace ya mucho hubiera sucumbido del cansancio, en cambio el del ahora, no sentía ni un ápice de cansancio.

Lo único que ocupaba sus pensamientos era el llegar, necesitaba ayudar a Yuuji, a su alfa.

Claro que no se había esperado verlo sometido con cadenas y con su padre apunto de dispararle en la cabeza.

Por un momento todo se quedó en silencio mientras veía con sus propios ojos a su alfa en peligro.

El omega dentro de él gritaba ''Corre'' ''Sálvalo''.

Mientras avanzaba, sentía como un sentimiento extraño surcaba su pecho, era tal vez la ansiedad de la incertidumbre, el no saber que pasara en los próximos segundos donde la vida de la persona que ama dependía de un hilo.

Fue entonces... que salto contra su padre, ese fue su último momento de consciencia, pues todo después de eso, era borroso.

Yuuji estaba sin palabras, justo cuando ese hombre estaba por dispararlo, fue embestido por un lobo albino.

Al no ser el único desconcertado, pudo liberarse de las cadenas y de los hombres que lo habían sometido, todo mientras ese lobo despellejaba al hombre con sus fauces que ahora estaban manchadas de su sangre.

No sintió lastima por el hombre, ni cuando su rostro fue arrancado, ni cuando murió por la pérdida de sangre y el dolor, solo se dedicó a contemplar al lobo que apenas sintió su presa muerta, volteo a verlo.

Esos hermosos ojos azules, eran reconocibles, mucho más para él.

-- Satoru...

La asimilación de Satoru con su omega finalmente se había completado, al fin el lado hibrido sobrepasaba su lado humano.

El lobo albino se acercó a él, cojeando un poco, pero llego, acurrucándose en su pecho, oliendo su aroma, relajándose completamente, poco a poco volviendo a su forma humana, solo que ahora tenía una preciosa y esponjosa cola blanca y unas tiernas orejitas que se movieron un poco.

-- Alfa... mi alfa...

-- Shh, estoy aquí Satoru, me salvaste.

Apenas tenía los ojos abiertos, tal vez por el remolino de emociones tan cambiantes.

-- Alfa... está bien...

-- Sí, estoy muy bien, gracias a ti.

-- Qué bueno... -- sonrió -- alfa...

-- ¿Sí?

-- Te amo...

La confesión inesperada le hizo sonreír, se sintió en paz por un momento.

-- Yo también y mucho -- le dijo mientras acariciaba su rostro -- por ahora duerme, ya has hecho suficiente.

Le hizo caso y Yuuji pudo seguir con su trabajo de proteger su bosque, más tranquilo ahora que los guardabosques habían llegado, guiados por Ozawa y un no hibrido que no conoce.

-- Ya todo está bien...

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