II LIBRO

CAPITULO 1

Pasaron varios años, Claudia se quedaba algunos días con su padre, se encontraba debajo de su adorado sauce. Cerró los ojos dejándose envolver por el susurro del viento entre las hojas y la suave brisa que acariciaba su rostro. Pensó en Dedrick y sonrió recordándolo, no había vuelto a saber de él, a veces se preguntaba ¿Qué estaría haciendo? ¿Tendría hijos? ¿Qué habría ocurrido si no se hubieran enterado que Lucio estaba con vida y por el contrario siguieran sus planes y se alejaran de todos para comenzar una vida juntos? ¿Habría ella muerto como lo había pronosticado Uta?

-"Mi amado Dedrick" -Deja escapar para ella misma y con un tono de melancolía.

Pero era feliz al lado de Lucio, nunca se arrepintió de su elección, aun así en un rincón de su corazón jamás había dejado de amar a Dedrick. Unas pequeñas manos se aferraron a su vestido, mirándola con ojos de angustia.

-Estoy bien, sólo estoy recordando, ven mi amor. -Claudia alza a su hijo de tres años y lo acurruca en su regazo. Sus piernas regordetas la envuelven, sus mejillas y labios son de un rojo carmesí. Sus pronunciadas pestañas escondían unos ojos azules como las aguas del Éufrates pero sus cabellos eran rubios como los de su padre y su piel aterciopelada y blanca.

-Vamos tu abuelo debe de estar buscándonos, ya casi es hora de cenar.

Claudia se pone de pie, el niño bosteza y se acomoda en su pecho. Ella mira el sauce que simulaba un hongo que años atrás fuera su refugio, sonríe para dirigirse con dirección a la casa de su padre.

-¿Dónde estabas? -Pregunta Antonio.

-Recorriendo la propiedad, pase a saludar al sauce.

-La cena está servida, sólo faltas tú.

Los tres se dirigen al comedor, donde Azeneth toma al niño en brazos y se lo lleva con ella.

-Estoy preocupada por Lucio, no he recibido noticias del médico y el hecho que no me dejen verlo me agobia. -Aclara Claudia con preocupación.

-Lo sé hija, pero debes comprender, la plaga está haciendo estragos en Roma, y hasta no saber que padece Lucio es mejor que estés aquí.

-Ha pasado una semana, y hace dos días no sabemos nada.

-El doctor dijo que si Lucio mejoraba o empeoraba nos lo haría saber.

-¿Y qué significa este silencio padre? ¿Acaso malas noticias? Esta epidemia ya ha sido responsable de la muerte de muchas personas.

-No sé qué decirte más que debemos esperar.

-Esta angustia me cubre el corazón por completo, temo lo peor.

-Lucio es fuerte Claudia, tengamos esperanza.

-Esperanza es todo lo que me queda padre.

El resto de la velada guardan silencio, al acabar Azeneth devuelve el niño a su madre quién lo abraza y le planta un beso en la cabeza. Claudia se asoma por la ventana de su antigua habitación, arrulla al niño hasta que cierra los ojos, su respiración se relaja, señal de que se ha dormido. A la mañana siguiente se levanta apesadumbrada, Octavio su hijo, dormía plácidamente, sale de la habitación y se encuentra con Antonio en el camino, sostenía un pergamino.

-Al fin, ¿Dime que trajeron noticias sobre la condición de Lucio?

-Plubio y Cornelia han enfermado también, y ya corroboraron que es la plaga, tienen fiebre muy alta, inflamación de boca y garganta, y le han aparecido a Lucio las primeras erupciones en la piel, señal de que pronto......... (No termina la frase).

-No, no puede ser, no me digas eso padre. -Las lágrimas empezaban a acariciar las mejillas de Claudia.

-No es seguro estar aquí Claudia, estuve pensando toda la noche, sé que no vas a estar de acuerdo pero si quieres que Octavio y tú no se contagien, ambos tendrán que irse de Roma.

-¿Qué? Padre es una locura, no dejare mi hogar ni a mi esposo.

-Lucio ya está muerto literalmente, no hay cura hija, si te quedas enfermaras como los demás, sólo quiero su bienestar, piensa en tu hijo.

-Padre no me pidas eso, o al menos dime que vendrás con nosotros.

-No puedo dejar la hacienda, tengo una obligación aquí. Haré que Azeneth y Adastros te acompañen.

-¿Y a dónde me enviaras?

-A Grecia con mi hermana Flavia.

-Tía Flavia, la última vez que la vi fue en mi matrimonio.

-Le he estado escribiendo y con gusto te recibirá.

-¿Desde cuándo llevas planeando esto?

-Desde el momento en que la plaga llegó a nuestras fronteras.

-Sería viajar en barco, Octavio está muy pequeño para esta travesía.

-No hay otra opción.

-¡Padre! ¡Recapacita!, es un trayecto muy largo, a mí no me afecta pero ¿Y el niño?

-Lo sé y lo lamento, por una vez en tu vida Claudia, haz lo que te pido sin contradecirme.

-Permítenos quedarnos.

-No, el propio Lucio me lo ha solicitado.

-¿Qué? Lucio, ¿Cómo?

-Tengo su petición escrita en mis manos, la letra está un poco confusa pero inteligible.

-¡No puedo creer que Lucio hiciera eso!

-Los ama Claudia, él sólo quiere lo mejor para ambos.

-No quiero perderlo dos veces, porque el destino se empeña en hacerme daño. Ya una vez me alejé de mis seres amados, no es mi deseo repetir el mismo camino.

-La primera vez ha sido por circunstancias diferentes y este asunto no está en discusión.

-Así son las cosas entonces.

-Lo siento Claudia, es cuestión de tiempo para que esta terrible enfermedad llegué hasta acá. No sabemos cómo se contagia hay que estar prevenidos.

-¡Grecia! -Exclama sin ganas.
-Maldita plaga que me arrebata lo que amo.

-Al menos tienes a Octavio, debes pensar en él.

-¿Y cuándo partiría?

-Pronto, hablé con el padre de Virgilio, su hermano va hacia Grecia dentro de dos días, partirán con él. He dado la libertad a todos los esclavos no los obligaría a permanecer con nosotros en estas circunstancias, algunos han aceptado otros han preferido quedarse ya que no tienen a donde ir.

-Qué infortunio nubla mis ojos de nuevas lágrimas, esto es una pesadilla que nunca termina.

Antonio abraza a Claudia con fuerza, él tampoco quiere que se marche y enviar sin protección a su hija y nieto a un viaje incierto en el cual sabía podían toparse con muchas adversidades, pero confiaba plenamente que los Dioses los cuidarían para que llegaran con bien a su destino. Lo que Claudia no sabía era que ya uno de los esclavos de la hacienda de su padre, presentaba los síntomas, por eso la urgencia de Antonio de que su hija y nieto salieran cuanto antes.

-¿Qué será de nosotros padre? ¿Qué pasará de ahora en adelante? Si me voy como sabré que te volveré a ver.

-Creo que este el adiós mi amada Claudia. He enviado a Navid a Egipto, él mantendrá a salvo parte de nuestra fortuna, sabes que le confiaría mi vida y él ha prometido que cuando esto se acabe irá a buscarte para darte lo que te corresponde, no te dejará a la deriva.

-Hablas como si tú mismo ya estuvieras muerto.

-Solo prevengo.

-No vayas a Roma, no te acerques, tenemos es la hacienda suficiente para subsistir, padre prométemelo.

-Lo prometo. -Y al decir esto vuelve a abrazar a su hija con el corazón lleno de dolor.

***********

Bien, primer capítulo subido ¿Qué les pareció? ah poco no los sorprendí. Perdón que no suba los cinco capítulos como siempre lo hago, pero esta semana estoy muy atariada con estudio y trabajo.

Un abrazo. 😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top