CAPITULO XXV

De regreso a la aldea, Dedrick y su tío iban adelante mientras que Claudia cabalgaba al lado de Virgilio y los soldados en la retaguardia. Cuando la aldea estuvo a la vista, Dedrick les pide que le den un momento para ir hablar con los suyos.

-No puedo creer que esté haciendo esto. -Dice Virgilio moviendo su cabeza de un lado a otro todavía no convencido de esta alianza.

-Es por Lucio, has de tu enemigo tu amigo.

-Ridículo diría yo, pero si lo crees.

-Confía en mí Virgilio, jamás pondría a tus hombres bajo ningún riesgo que pudiera evitarse. Anoche se dio el primer paso en el Consejo al permitir dejarlos venir y unir sus fuerzas a las suyas, no creas que para ellos esto haya sido fácil tampoco.

-Aun no comprendo porque lo hacen.

-Porque Dedrick se los ha pedido, Almar es su tío.

-Hay algo que me gustaría preguntarte Claudia.

-Claro, dime.

-¿Viniste a buscar a Lucio porque aún lo amas? o ¿Ha sido por nuestro compromiso?

Claudia agachó la cabeza, trató de contestar pero qué podía decir de manera que no lo hiriera.

-Ya veo. Reconoció Virgilio con amargura. –Han sido las dos.

-Lo lamento.

-No, no te disculpes, era como un sueño convertirme en tu esposo, envidio a Lucio por tener tu amor, es un hombre afortunado.

Su conversación se ve interrumpida cuando Dedrick regresa.

-Pueden acampar aquí, les suministraremos todo lo necesario, Hendrick el Jefe de la Tribu quiere hablar con Virgilio y su segundo al mando.

-Julio acompáñame.

Virgilio se dirigió a un hombre relativamente joven, pero su expresión era tan dura como una roca. A pesar de su edad, se veía que ya había participado en varias batallas, la cicatriz que le abarcaba la mejilla en el lado derecho era prueba de eso.

-Los demás, quédense aquí hasta recibir nuevas órdenes.

Se escucharon murmullos manifestando su descontento pero obedecieron.

Los cinco, Dedrick, Almar, Claudia, Virgilio y Julio se dirigieron a la aldea donde los esperaba una comitiva.

Cuando desmontaron estuvieron rodeados de caras que manifestaban abiertamente su desagrado de tener romanos entre ellos. Hendrick es el primero en hablar.

-¿Quién es Virgilio?

-Soy yo, y él es Julio mi segundo al mando.

-Padre este es un error. -Ilse se aferraba a su brazo y lo miraba con ojos suplicantes.

Hendrick no la escucha sino que más bien apartó su mano con brusquedad.

-Pero padre....

Hendrick la fulminó con la mirada para agregar:-Si quieres estar presente calla, no quiero oír más tus lamentos.

Ilse muerde su labio, su mirada al observar a Virgilio y Julio es de odio, puro y sincero, pero acata las palabras de su padre.

Los hombres se dirigen donde se habían reunido la noche anterior, tomando asiento. La carpa tenía un agujero en el techo que dejaba entrar la claridad.

Claudia toma asiento junto a Dedrick y Almar, al otro lado Hendrick e Ilse, en compañía de dos hombres más y completamente en el extremo opuesto Virgilio y Julio.

-Bien- Pronuncia Hendrick rompiendo el hielo, hablaba en latín para sorpresa de Virgilio.
–Sabemos quiénes lo tienen y su localización, son una tribu diferente a la nuestra. Asesinos por naturaleza, incluso hemos tenido algunos enfrentamientos con ellos en algunas ocasiones. Se han vuelto salvajes, disfrutan matar y he visto como toman la sangre de sus enemigos para consumir según sus creencias el alma del guerrero y hacerse más poderosos.

A Claudia esto le resulta repulsivo y no puede evitar arrugar la cara en muestra de desagrado.

-Si no puedes estar aquí vete. -Ilse nuevamente dejaba descargar contra Claudia todo el peso de sus ponzoñosas palabras.

-Estoy bien, pero gracias por tu interés.

Ilse iba a contestar pero su padre la detiene colocando la mano sobre su hombro, ya había sido advertida, otro desacato y tendría que salir.

-¿Desde cuándo incluyen mujeres en cosas de hombres? -Las palabras de Virgilio hicieron que Ilse reaccionará poniéndose de pie.

-Calma. -Responde Hendrick mirando a Claudia como indicando a los presentes que a ella también se le había permitido estar ahí. Luego se dirige a Virgilio:- Ilse se ha ganado el derecho de estar aquí, mi hija es una guerrera, ha peleado con nosotros y créeme que su pericia en el arte de las armas es igualada a cualquier hombre, además ha matado más romanos de los que puedas contar con los dedos de la mano.

-¿Qué? -Ahora es Virgilio el que se pone de pie alterado, seguido por Julio.

-Basta. -Grita Claudia, sorprendiéndose ella misma del tono de voz utilizado. –Basta, han hecho un acuerdo, una tregua, y hay un motivo por el cual estamos reunidos, no veo porqué circunstancias tan irrelevantes deban de interferir cuando el tiempo se agota.

-Ella tiene razón. -Esta vez fue Dedrick el que habló. –A lo que vinimos.

Todos vuelven a tomar asiento.

-Cómo iba diciendo. -Hendrick retoma la conversación. -Hemos sido informados que el romano al que ustedes llaman Lucio va a ser sacrificado en luna llena, es decir dentro de dos noches.

A Claudia le recorre un escalofrío que hace que se le ponga la piel de gallina.

-Es un ritual que sólo puede ser llevado a cabo bajo la luz de la luna llena, lo matarán en la mesa de piedra que sirve para los sacrificios.

-¿Y cómo atacaremos, necesitamos una estrategia? -Virgilio mira el rostro de todos esperando una respuesta.

-Bueno podríamos esperar a que se reúnan y rodearlos, conozco bien el lugar, es en el lado meridional del bosque.

Hendrick confirma las palabras de Almar y agrega: -Tenemos la sorpresa de nuestra parte, podríamos irnos antes y preparar todo para cuando lleguen, esperar a que inicien, dejan poca vigilancia porque todos quieren participar, es el único momento en que bajan la guardia.

-Es suelo sagrado para ellos. -Ahora es Ilse la que hablaba. -Tienen hombres protegiendo la zona, no están a la vista se ocultan, y son buenos en ello, pueden pasar desapercibidos. Estoy de acuerdo con Almar de irnos antes para preparar el sitio y poder matarlos sin contratiempos.

-Suena convincente. -Acepta Virgilio mirando a Julio. -Pero hay que pensar también en cubrir las posibles salidas en caso que quieran escapar.

-No escaparan. -Ilse vuelve a dirigirse a ellos, mostrando en su rostro la satisfacción que le causaba conocer mejor a esta gente y sus costumbres. -Son fieros guerreros, prefieren morir en el campo de batalla que ser un cobarde y huir.

-Está resuelto entonces, así se hará, mañana discutiremos el asunto con más detalle. -Virgilio vuelve a ver a Julio  y ambos salen, dando la reunión por terminada.

-¿Confías en ellos? -Hendrick miraba a Dedrick.

-No, pero no tenemos otra opción.

-Él no faltará a su palabra, me lo ha prometido.

-¡Ha! -Se mofa Ilse ante el comentario de Claudia.-No se puede creer en la palabra de un romano.

-Pues creo que no hay otra alternativa. -Claudia luce realmente molesta.

Ilse pone los ojos en blanco y ni siquiera se molesta en contestarle también se retira, seguida por Hendrick y Almar quién se vuelve para preguntarle a Dedrick:- ¿Vienes?

-En un momento tío.

Claudia siente su corazón latir de forma acelerada al quedar a solas con Dedrick.

-¿He hecho algo mal? -Le reclama ella.

-No, ¿Por qué?

-Me has ignorado desde ayer, he notado que apenas y me diriges la palabra.

-Es más fácil Claudia, así tal vez no duela tanto.... -Y se detiene

-La despedida, termina ella.

-Ha hablado contigo también eh.

-Sí, justo después que te fuiste. Todo esto me enferma.

-¿Y crees que a mí no Claudia? sé lo que siento por ti, pero sí de eso depende que tengas un vida larga y próspera, entonces te dejaré marchar.

-No es justo. -Replica ella entre sollozos.

-Lo sé. -Él se acerca y toma su rostro entre sus manos.

-Bésame Dedrick, cuando lo haces me pierdo en tus labios, como si el mundo no existiera, sólo nosotros.

-Si lo hago no creo ya poder dejarte ir.

Él la encierra en sus brazos, ella lo rodea por la cintura y  disfruta aquel momento, quizás el último que tendría a su lado.

La tarde empezó a caer y con ella los últimos rayos del sol se colaron por el hoyo de la carpa. Sin decir nada más, salen tomados de la mano, despidiéndose en el silencio.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top