CAPÍTULO 16

El sauce parecía darle la bienvenida ya que una brisa meció sus hojas en cascada dando la impresión que la saludaba. Claudia cayó de rodillas colocando la mano sobre la tierra.

-Oh padre, ¡cuánta falta me has hecho! ¡cómo te extraño! -Las palabras salían con dificultad ya que las lágrimas hacían nuevamente su aparición.

-Tengo tantas cosas que contarte, soy tan feliz, me siento un poco culpable porque jamás supiste de mis sentimientos por Dedrick. Oh padre perdona, pero al final nuestro amor prevaleció a pesar de todas las adversidades y tenemos una hermosa hija, se llama Diana como mi madre, lamentablemente heredó mi carácter, creo que tendrá algunos problemas con eso (Claudia sonríe para sus adentros). Esta casa no es igual sin ti, se siente vacía, sé que tu deseo era que yo permaneciera aquí pero ya no pertenezco a este lugar, todos los que conocí y amé que pudieran atarme, han muerto. Lucio, Adastros, Azeneth, tú, todos los sirvientes con quiénes me críe y formaron parte de mi vida se han ido, sólo queda Navid, tan fiel como siempre, te sentirías muy orgulloso de él. Perdóname padre por no quedarme, ya Roma no es mi hogar, nada queda para mí.

Se sienta en el banco de pino y cierra los ojos, la última vez que estuvo ahí Octavio tenía tres años, Lucio estaba enfermo y se encontraba pronto a partir hacia Grecia. No supo cuánto tiempo pasó pero su cuerpo se relajó, estaba a punto de regresar cuando Octavio llegó a buscarla.

-Este lugar me es familiar madre.

-Lo sé, te traía aquí a menudo, era mi sitio favorito de la hacienda, me sentía protegida.

-Navid ha dicho que me parezco a mi padre y luego ha callado. No lo recuerdo madre, ¿Cómo era?

Octavio toma asiento junto a Claudia.

-Lucio tenía el color de tus cabellos, era alto y muy varonil, tenía un porte distinguido y elegante y me encantaba verlo con su uniforme de centurión lucía muy atractivo. Sus facciones eran perfectas como las tuyas, sus ojos según la claridad reflejada en ellos podían ser verdes o en ocasiones se tornaban del color de la miel. Era muy educado, y jamás lo había visto tan feliz como el día en que naciste.

-¿Lo amaste madre?

-Claro que lo amé y mucho, fue un buen esposo y padre, un amigo y confidente, sé que serás igual a él, un hombre justo y leal a sus convicciones.

-Honraré su memoria madre te lo prometo. ¿Crees que él se moleste porque llamo padre a otra persona?

-No, no lo creo, ¿Por qué lo dices?

-Sé que Dedrick no es mi padre biológico, pero lo quiero como tal.

- Y está bien que lo hagas, porque él te ama igual, sé, sin temor a equivocarme que donde quiera que esté Lucio nos da su aprobación.

-Si él no estuviera muerto, estarías a su lado aún.

-Hasta que nos separara el último aliento de vida.

Ambos sonríen y regresan a la residencia, para sorpresa de Claudia no están solos, una visita ha llegado que la llena de alegría ya que es un rostro conocido.

-¡Virgilio! -Exclama. -Que gusto verte.

-¡Claudia! -Virgilio toma las manos de ella entre las suyas y las besa, se nota en su mirada que realmente está contento de verla.

-Lamento lo de tu esposa e hija, mis condolencias.

-Y yo la muerte de Lucio y tu padre, ¿Él es Octavio?

-Sí. -Se limitó a contestar.

-Tu padre y yo fuimos buenos amigos, recuérdalo como un hombre que amó Roma, valiente, decidido y con amplios principios.

-Lo sé señor, mi madre me ha hablado de él.

-Ha hecho bien. Tienes una hermosa hija, heredó tu belleza, conquistara muchos corazones cuando alcance la madurez.

-Gracias Virgilio, sigues tan galante como siempre.

-Algunas cosas no cambian. _Añade él sonriendo luego vuelve a ver a Dedrick y no puede evitar dejar salir un comentario sarcástico.

-Así que al final te quedaste con ella, que afortunado.

Claudia mira a Virgilio sorprendida ya que desconocía que él supiera sobre su relación con Dedrick.

-Siempre lo supe Claudia, Azeneth habló un poco más el día que nos comentó de tu huida, sólo que jamás se lo dije a Antonio. No la culpes estaba tan angustiada, necesitaba confiar en alguien y por alguna razón lo hizo conmigo.

-Gracias por ser discreto.

-Sé que amabas a Lucio, se veía reflejado en tus ojos cuando lo mirabas, pero también noté la forma en que lo tratabas a él (al decir esto señala a Dedrick). -Sentía un poco de envidia de ambos, pero eso ya está en el pasado. Nada personal Dedrick.

-No lo he tomado así. -Contesta el aludido, recordando que Claudia estuvo a punto de casarse con él.

-¿Y se instalarán permanentemente? me refiero han regresado para quedarse.

-Me temo que no Virgilio, mi regreso ha sido temporal. Deseaba que mis hijos conocieran sus raíces, el lugar donde crecí, pero este ya no es mi hogar.

-¿Y qué sucederá con esta propiedad? ¿Tu herencia? ¿Acaso tus hijos no tienen derecho de disfrutar lo que su abuelo cultivo durante todos estos años para ti, para ellos? ¿O hay otras circunstancias que te obligan a volver con gente que no es la tuya?

Dedrick reacciona ya que sabe que el comentario va dirigido a él.

-He accedido venir a Roma porque ella lo pidió, si decidiera quedarse respetaría su opinión, nunca le ha obligado a nada y nunca lo haré.

-Habría que verlo, ¿Qué dices Claudia?

-Coincido con mi esposo. -Y al decir esto pone énfasis en la palabra "esposo". -Por el contrario de lo que crees, ya no me siento tan romana, otro pueblo me ha acogido y me ha dado el privilegio de formar parte de sus vidas, ahora pertenezco a ellos Virgilio, lo que me ataba a Roma ya no existe.

-No puedo concebir que pienses de esa forma, si tu padre te escuchara....

-Mi padre ya no está aquí, ahora soy yo la que guío mi destino, y permaneceré donde quiera estar.

Virgilio va a replicar cuando Navid interviene, colocando sutilmente su mano sobre el hombro de él.

-No podemos forzarla a que se quede, respetemos su voluntad.

-No estoy de acuerdo, no he luchado todos estos años protegiendo sus intereses para que ahora renuncie a ellos.

-Si de eso se trata, te doy las gracias por tu esfuerzo pero Navid tiene más derecho a esta herencia que yo. Fue él el que ayudo a mi padre durante esos años a forjarla, sedo mi parte para que él sea el único señor de esta hacienda.

-Claudia que locuras dices. -Virgilio está realmente molesto.

-Lo que escuchaste, y no sólo eso, no vas a decir a nadie que me has visto, de esta forma Navid quedará siempre como albacea. Júralo Virgilio, por la memoria de Lucio.

-No lo haré, este es otro de tus caprichos.

Ahora es Claudia la que está verdaderamente alterada.

-Caprichos, me alegré cuando te vi debo confesarlo pero ya no estoy tan segura. Nunca vas a cambiar Virgilio, piensas igual que ellos, orgulloso y prepotente, tan superior te sientes que menosprecias a otros que tienen igual derecho que tu o yo, no me hables de caprichos, nada de lo que digas me hará cambiar de parecer.

Virgilio se siente ofendido ninguna mujer nunca le ha hablado así, sin embargo se controla y logra decir: -Si ya no te sientes más romana entonces que así sea, juro por la memoria de Lucio que estás muerta a partir de este momento para mí, será como si nunca hubieras retornado.

-Gracias. -Responde Claudia agradecida.

-Ahora ya que no soy bien recibido me marcho, adiós Claudia. -Luego se dirige a Octavio.- Cuídate Octavio, para ti esta no es una despedida, llevas sangre romana en tus venas, eres hijo de un gran líder, por ti y por Lucio mantendré mi alianza al brindar protección a tu aldea, ve en mi un aliado y amigo, sin algún día quieres volver, búscame, eres un ciudadano romano veré que se te otorguen tus derechos como tal. Tu padre me dejó a cargo de tus bienes, por parte de Plubio tu abuelo paterno, te juro que te estarán esperando si algún día es tu deseo regresar.

-Gracias señor, lo aprecio y lo tomaré en cuenta.

Virgilio se marcha golpeando a Dedrick por el hombro de manera adrede, al salir. Claudia toma la mano de su esposo y le sonríe cálidamente. Éste encuentra calma en la mirada de ella e ignora el gesto de Virgilio.

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