008
Han-see
Era jueves, lo que significaba que mañana sería la misteriosa fiesta de la cual no estaba enterada. Por eso tenía que ir donde Ha-ri ya que ella siempre estaba al pendiente de estas cosas.
Fui a su casillero con prisa, chocando con varias personas por el camino y disculpándome con ellas. Al llegar donde mi amiga la encontré hablando con ¿¡Jungkook!? Ha-ri estaba con la espalda en su casillero y Jungkook quedaba frente a ella, con un brazo apoyándose en el casillero de al lado.
Quise esconderme para poder escuchar de lo que hablaban pero notaron mi presencia al instante. Jungkook se separó con rapidez y comenzó a rascarse la nuca.
—Eso es todo lo que te puedo decir. Te veo mañana, ¡adiós! — se despidió de mi amiga y sin dirigirme una palabra se fue perdiéndose por el pasillo.
Con el rostro confundido me acerqué a mi amiga esperando una explicación de lo que mis ojos habían visto.
Ella sonreía maliciosa y me entregó una pulsera de color violeta con unas letras inscritas en ella. Observé el accesorio leyendo la palabra PRA(V)NSTERS.
—Es para la fiesta mañana. — explicó la castaña enseñando su pulsera del mismo color. — Tenemos que enseñarlo en la entrada para que nos dejen entrar.
—¿En donde es? — pregunté
—¿Dónde crees? En la casa de Taehyung, o más bien mansión. Todas las fiestas son en su casa, es tradición. — se encogió de hombros
—¿Cuántas tradiciones tienen ustedes aquí? — al preguntar eso Ha-ri se carcajeó y me dio unas palmadas en el hombro.
—Vamos, que Taehyung debe estar planeando tu siguiente humillación. — me tomó del brazo para ir a nuestra clase.
Cierto, casi se me había olvidado el espectáculo que mi hermana y yo le hicimos al chico en el centro comercial. Al recordar la escena una sonrisa se plasmó en mi rostro.
—No creo que nada pueda ganarle al escándalo que hice. Es el segundo video con más vistas, el primero siendo la explosión de leche en el gym que le hice sufrir. — dije bastante orgullosa.
Sí, puede que haya estado al pendiente de la cantidad de vistas que tenían cada vídeo. A veces puedo obsesionarme un poco.
—Pensé que te había dicho que no lo subestimaras. — la castaña movió su cabeza en desaprobación. — Créeme, Taehyung no es de las personas que se rinden fácilmente.
Entramos al salón de clases y fuimos a nuestras respectivas sillas. Aún el profesor no estaba así que podíamos seguir platicando.
—Debes haber aprendido mucho de Taehyung mientras salías con Jungkook. — mencioné en un tono pícaro para molestar a Ha-ri, cosa que logré ya que me dio un empujón que casi hace que me caiga del asiento.
—Solo fueron tres meses.
—¿Entonces que fue eso que vi en los casilleros? — alcé una ceja. Ella puso los ojos en blancos y dio una sonrisa burlona.
—De alguna manera tenía que convencerlo de que te diera esa pulsera. — me guiñó un ojo.
—¿¡Volvieron!? — grité captando la atención de los demás compañeros. Ha-ri me tapó la boca con horror en sus ojos.
—¡No! Dios, Han-see estás loca. — intentó regañarme pero terminó riendo. — Simplemente le hice recordar lo que teníamos.... — hizo un gesto de inocencia con algo de picardia.
—Eres cruel. — ambas reímos por última vez ya que el profesor entró al aula.
☆☆☆
En la próxima clase que igual compartía con Ha-ri se encontraba Taehyung con sus amigos. Sin tener tiempo a procesar, mi mirada giró a ver al chico quien no parecía darse cuenta de que lo observaba, o tal vez sí lo sabía pero decidió ignorarme.
Ecuchaba los murmullos de los demás compañeros mientras me miraban de reojo. Algunos se reían, otros me miraban asombrados, y algunas chicas querían matarme con la mirada.
—Parece que cada vez te vuelves más famosa. — comentó Ha-ri notando las miradas de los demás.
—¿Verdad que sí? — di una sonrisa triunfadora.— Aunque ni siquiera con mi primera broma había recibido tanta atención. — añadí algo dudosa. —¿Y si Taehyung hizo algo del cual no me he enterado?
Saqué mi celular de la mochila para averiguar, pero a la vez que iba escribiendo mi contraseña unas manos masculinas me arrebataron el aparato. Alcé la mirada para ver quien se atrevió a quitarme el celular encontrándome con el rubio-castaño.
—No se permite el uso de celulares en horario de clase. — al terminar de hablar formó una sonrisa arrogante.
—¿Acaso eres la profesora? — alcé una ceja y intenté quitarle mi celular pero movió su mano más alto. — Dame mi teléfono. — demandé.
—Lo recibirás después de la clase.
Gruñí molesta por su comportamiento y me levanté de mi asiento lista para arrebatarle el celular de sus manos, pero él era más alto de que yo por lo que tenía que ponerme de puntas.
Los demás tenían las miradas puestas en nosotros y algunos grababan con sus teléfonos.
—Han-see olvidate del celular por ahora, ya viene la profesora. — intentó advertirme Ha-ri pero yo estaba decidida en conseguir mi celular de vuelta.
Di un brinco logrando agarrar el celular, acción que asustó a Taehyung por lo que dio un paso hacia atrás chocando con el pie de una silla. Perdió el balance y agarró mi camisa de botones intentando sostenerse, pero terminó llevándome consigo al suelo.
Nuestros compañeros de clase jadearon en sorpresa y luego comenzaron a reírse.
Quedé encima del rubio-castaño mientras este se quejaba del dolor. Vi que aflojó el agarre de mi celular así que lo tomé victoriosa.
—¿¡Qué está pasando aquí!? — gritó la voz de la profesora.
Abrí los ojos en grande y me quité del chico levantándome con rapidez.
—Perdón profesora, es que Taeh.. — no pude terminar la oración porque la profesora me miró aterrorizada.
Taehyung se levantó posicionándose al lado mío. Sentí un viento frío por mi pecho por lo que bajé la mirada con lentitud hacia abajo, notando que mi camisa se había abierto dejando ver mi sostén. Dejé salir un chillido y me tapé con mis brazos.
—Ambos vayan a la oficina del director ahora mismo. — ordenó señalando la puerta.
—Pero...
—¡Ahora! — volvió a gritar.
Tomé mis cosas dándole una última mirada a Ha-ri quien me susurró un "suerte". Caminé hacia la salida tratando de cubrir mi pecho lo mas que pudiera.
Salí del aula de clases con Taehyung frente a mí.
—Lindo sostén. — comentó ya cuando íbamos por los pasillos.
Apresuré el paso y le di una patada detrás de la rodilla, haciendo que se doblara.
—Cállate, idiota. — lo insulté pero él solo reía.
¿Este día no podía ser peor?
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