004

Han-see

La alarma sonó dando a empezar el segundo día de clases. Algo adormilada apagué el molestoso ruido y fui a hacer mi rutina diaria para alistarme. Al terminar de peinarme bajé al primer piso con rapidez al oler el delicioso desayuno que nuestra ama de casa había cocinado.

—Buenos días Han-see. — me saludó ella acercándose a servirme la comida.

—Buenos días María. — me senté con ansias de comer.

María era de Puerto Rico, una isla pequeña al otro lado del mundo. Conoció a mi padre cuando éste se quedó estancado en la isla y no conocía el idioma. María le ofreció su casa aún cuando ninguno sabía el idioma del otro y mi padre le ofreció trabajo como acto de agradecimiento. Ahora es parte de la familia y cocina delicioso.

—Sus padres se fueron temprano al trabajo así que el chófer las llevará a la escuela. — informó poniendo la comida en la mesa. Hizo una reverencia como despedida y se retiró.

—Tengo casi 18 y aún no me dejan conducir. — se quejó mi hermana antes de que empezara a comer.

—Ya sabes como son. Solo tratan de cuidarnos. — intenté calmarla.

Ninguna de las dos dijo nada durante el resto de la mañana hasta que fuimos llevadas al instituto. Fui a mi casillero donde se encontraban Ha-ri, Ra-ra, y Joon.

—Buenos días. — los saludé mientras sacaba los libros necesarios de mi casillero.

—Te ves bastante calmada aún sabiendo la situación. — comentó Ha-ri.

—¿Qué situación? — la miré extrañada. Los tres suspiraron y me dieron unas palmadas en mis hombros.

—Entre Taehyung y tú, duh. — hizo una mueca. — ¿Crees que Taehyung no se va a vengar?

—De seguro ya tiene algo planeado para deshacerse de ti. — habló Ra-ra negando con la cabeza. — Descansa en paz Han-see, fue un gusto en conocerte.

Miré a los tres sin poder creerlo. Me miraban como si algo terrible me pasó. Reí volteando los ojos.

—Chicos chicos, hablan como si Taehyung me fuese a matar. — bufé con burla mientras caminaba hacia mi clase. — Seguramente faltó hoy y está llorando en su cuarto por la humillación que pasó ayer.

El timbre sonó anunciando que todos los estudiantes fueran a su respectivo salón de clases. Entramos a la clase de arte y fui agarrada por el hombro.

—¿Aún crees que esté en su cuarto llorando? — preguntó Ha-ri mirando hacia otro lugar.

Seguí su mirada encontrándome con los ojos de Taehyung puestos en mí. Su semblante era serio, no como ayer que reía junto a sus amigos. Apretaba con fuerza un lápiz de madera, tan fuerte que creía que iba a romperlo en cualquier segundo. ¡Ni siquiera parpadeaba!

Fui arrastrada por mi mejor amiga a nuestros asientos, que justamente quedaban frente a él y sus dos amigos. Aún podía sentir la mirada de él puesta en mí por lo que giré a verlo.

—Tira una foto, dura más tiempo. — sonreí guiñando un ojo. El rubio a su lado río pero fue callado por Taehyung. — Por cierto, Jimin ¿cierto? — miré al mencionado. Éste asintió con cautela al ser vigilado por su amigo. — Estoy interesada en entrar a tu equipo de baile, ¿aún se puede?

Jimin iba a contestar cuando fue interrumpido por la voz grave de su amigo.

—No. — mis ojos se encontraron con los de Taehyung. — Las audiciones ya se terminaron.

—No sabía que te llamas Jimin. — actúe inocente.

—Lo que dijo Tae es cierto. — habló el rubio interrumpiendo nuestro duelo de miradas. — Las audiciones terminaron la semana pasada, lo siento. — lo miré y supe que su disculpa era sincera. Se veía muy dulce.

—Oh vamos Jimin. — mi amiga se volteó metiéndose en la conversación. — Nadie en tu equipo se compara con mi amiga. — puso una mano en mi hombro y le sonreí. — Al menos ve lo que ofrece y luego tomas tu decisión.

—H-hari tiene razón. — Jungkook, quien había estado callado todo el rato, habló algo nervioso. — Además, ¿no habías dicho que un chico se salió por razones personales? — Jimin asintió. — Necesitas a alguien más.

—Perfecto. — sonrió mi amiga. Pude notar un pequeño sonrojo en el rostro de Jungkook. — Entonces no hay excusa para negarle una audición a Han-see.

—Está bien. Te veré al final de clases. — asintió el rubio sonriendo.

—Muchas gracias. — le sonreí de vuelta y me giré en cuanto el profesor empezó la clase.

☆☆☆

El profesor nos mandó a crear una pintura relacionada con la palabra "calma". Todos estábamos parados dibujando en nuestro lienzo. Tenía las manos bastante llenas de pintura mientras pintaba. Mi dibujo era centrado en la luna llena ya que la luna siempre me calmaba desde pequeña. Aunque se veía algo distorsionado ya que no era muy buena dibujando. En cambio Ra-ra era una experta. Ella estaba bastante concentrada en su obra de arte. Mientras tanto Ha-ri y Joon, bueno, al menos tenían algo de pintura en su lienzo.

Todos estaban en silencio mientras el profesor nos observaba trabajar. Unos minutos después el profesor anunció que iba al baño así que dejó a cargo a Ra-ra ya que era su mejor estudiante. Me acerqué a Ha-ri para ver como iba su dibujo.

—Oh, que linda vaca. — sonreí. Ha-ri frunció el ceño.

—Se supone que es un perro. — suspiró rendida y dejó de pintar. — Olvídalo, no nací para ser Picasso.

—O Michael Jordan. — se burló Ra-ra y no pude evitar reír ante su comentario. Ha-ri nos miró mal a las dos. — Eres terrible para los deportes amiga.

—Tengo otros talentos. — se defendió. — Voy a audicionar para el equipo de porristas. — sonrió victoriosa. — Más bien, audicionaremos. — nos señaló.

—No, no, no. — nos quejamos Ra-ra y yo al mismo tiempo.

—Ya apunté sus nombres en el papel. — se encogió de hombros. — Van a ir conmigo quieran o no.

Iba a seguir quejándome cuando se escucharon risas cerca de nosotras. Nos giramos por curiosidad y vimos como habían bastante estudiantes observando mi dibujo.

—No sabía que dibujaba tan bien. — dije extrañada.

Joon se acercó a nosotras con semblante preocupado.

—¿Estás bien Joon? — preguntó Ra-ra.

—Tu pintura... — me miró. — Tae la destrozó.

Abrí los ojos en grande y fui con rapidez hacia mi lienzo. Lo que antes era una luna llena ahora era indescifrable entre un montón de pintura salpicada.

—No creo que este dibujo represente calma. — dijo una voz familiar detrás de mí.

Me giré quedando cara a cara con el único y el más detestable, Taehyung. Apreté los puños sintiendo mi cuerpo llenarse de furia. Quería borrarle esa estúpida sonrisa de su rostro.

—Eres un idiota. — tomé una brocha de pintura y iba a salpicarle de pintura pero me agarró la muñeca de mi brazo atrayendome a él. — Sueltame.

—¿Creíste que te saldrías con la tuya? — preguntó mirándome a los ojos. — Se que eres la nueva de la escuela y es entendible que creas que tienes un chance contra mí, pero no fuiste la única en creerlo. — agrandó su sonrisa. Parecía disfrutar de este momento. — Fue muy buena tu broma, pero es hora de que aceptes la realidad. — me soltó retrocediendo unos pasos.

Jungkook le pasó una cubeta y pude ver como Jimin me susurraba un "lo siento". Antes de que pudiera realizar lo que sucedía Taehyung lanzó el contenido de la cubeta hacia mí. Cerré los ojos ante el impacto y pronto fui embarrada en una sustancia líquida algo pegajosa. Las risas se escucharon por todo el aula y no tuve más remedio que abrir los ojos. Estaba llena de pintura azul.

—Hasta luego pitufa. — se burló una vez más el rubio-castaño.

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