Capítulo 4.

Con miedo y una enorme tristeza llegó a su casa, abrió la puerta lo más despacio que pudo e ingresó.

Su madre sintió un extraño presentimiento, por lo que rápidamente se dirigió a la entrada y pudo observar a su hijo con el pómulo hinchado, la cabeza gacha y con su suéter hecho un asco en la mano.

一Te fallé, madre, yo...

A su madre no le importó el suéter, por lo que se lo quitó a su hijo y lo arrojó a un costado de ellos y sólo lo abrazó fuertemente.

一¿Qué te sucedió, mi Channie? ¿Quién te hizo esto?

Chan negó, intentando aguantar sus lágrimas.

一No quiero hablar de ello.

La señora Bang sujetó a su hijo y acomodó su cabello.

一Sube a darte una ducha en lo que yo preparo la cena, tu padre muere de hambre y cuando estés listo, bajas con nosotros a cenar. 一ordenó ella, mientras guiaba a su hijo hacia su habitación.

En el proceso, Chan se desvistió lentamente y después abrió la regadera, donde reguló la temperatura y una vez lista, se adentró.

Sin poder controlarlo, sus lágrimas comenzaron a salir, una tras otra, mezclándose junto al agua.

No sabía porqué la vida lo trataba de esa manera tan cruel, ¿Acaso era un castigo por amar a alguien que no le corresponde?

¿Qué estaba haciendo mal? No lo sabía.

Ya no quería esa vida, quizás terminando con su sufrir, acabarían también todos sus problemas. Chan tomó un cinturón que estaba a un costado de la bañera, lo sujetó del tubo de la cortina de baño y luego se lo colocó alrededor de su cuello y comenzó a hacer presión al encoger su pie.

El cuerpo de Chan comenzó a sacudirse por la falta de oxígeno, sin embargo, la barra no logró soportar el cuerpo de Chan y terminó doblándose, lo que ocasionó que Chan cayera al suelo, reclamando aire.

Aquello quizás era una clara muestra del destino de que debía seguir adelante con su vida.

Su madre no tardó en llegar al baño, encontrándose con su hijo tirado en el suelo, el tubo de la cortina roto y el cinturón todavía alrededor del cuello de Chan. Una clara imagen de lo que había ocurrido.

La señora Bang ayudó a su hijo a levantarse y no se fue de ahí hasta haber ayudado a su hijo a ducharse, para después esperarlo a que se vistiera y juntos bajar al comedor, donde el padre de Chan esperaba expectante.

Durante la cena nadie dijo nada, mas en cambio, el ambiente se sentía tenso y la señora Bang tuvo la decisión de indagar sobre lo que le sucedía a su hijo.

一Chan, cariño... ¿Qué está pasando?

El pelinegro negó y sólo movió su comida en el plato de un lado a otro.

一¿Esto tiene que ver con una persona?
一cuestionó ella, a lo cual Chan asintió.

一No lo entiendo... Mami, ¿Por qué me siento triste? 一dijo Chan de nuevo, al bode de las lágrimas一. ¿Debería olvidarme de él o sentirme mal?

一No, cariño. No te ahogues en tu sufrir, deberías...

一Ve por la garganta, Chan. 一interrumpió su padre, atrayendo la atención de ambos一. No lo pienses más y ve por la garganta. Hazlo.

Las lágrimas de Chan cesaron al escuchar lo que su padre le había dicho.

La garganta.

Sí, eso no sonaba tan mal.

Changbin se las vería con Chan, mañana en el receso.
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