3🏅

Sander terminó de gritarle a su unidad y tomó un sorbo de agua, estaba agotado a pesar de no ser él quien estuvo haciendo ejercicio, su garganta estuvo aliviada al instante. El equipo aún estaba tendido en el suelo tratando de respirar bien otra vez.

Tragó e intentó mirar a otro lado, el pecho bajando y subiendo del novato tenía su cabeza al revés. Sander tenía problemas de concentración desde que había puesto sus ojos sobre el apuesto francotirador. Dios, estaba mal, lo peor de todo era saber que tenía toda la atención del muchacho después de la escena en el baño.

Sander miró al cielo e intentó relajarse, dos noches atrás vio la firme atracción escrita en sus ojos y supo que si no hacía algo terminaría besándolo, fue difícil no sucumbir ante la tentación de saber cómo besaba.

Rayos, después de verlo entrenar quería saber si tendría tanta precisión besando como disparando ese maldito rifle al que ahora mismo odiaba.

Estaba pensando como un adolescente gracias a este muchacho, no le debería importar como besaba o lo bien que se veía, nunca le había pasado esto con nadie de su equipo. Sander los veía como hermanos, pero con este chico inmediatamente pensaba en lo prohibido.

—Ancianas, vayan a tomar un baño, huelen terrible —ellos gruñeron mirándolo.

Sander se echó a reír y tomó las muletas para volver a la oficina, era su primer día de vuelta al trabajo y tenía papeleo, no había nada que odiara más que eso.

Prácticamente cojeó de vuelta, odiaba las estúpidas muletas y no veía la hora de dejarlas, una vez pudiese caminar sin ellas su cuerpo sería un maldito desastre. Cero resistencia, su equipo tendría un gran día viéndolo sudar por completar un kilómetro.

—Comandante —saludó el Teniente Coronel. Sander se detuvo e hizo su saludo lo mejor que podía, al carajo con las malditas muletas.

—Señor.

TC reconoció el saludo y miró mas allá de él, donde su equipo estuvo entrenando, sus ojos cayeron de nuevo en él.

—¿Cómo se está adaptando Sullivan?

—Uh… Creo que bien —Sander no tenía idea de lo que debía decir, nunca estuvo en una situación como esta antes y sin saber el motivo no diría que el novato no se estaba ajustando.

—Ya sabe que tuvo problemas con su antiguo equipo, ¿verdad?

—Algo me dijo —murmuró.

—Me imagino ese algo y estoy seguro de que no fue nada relevante —Sander arqueó una ceja, aún no había leído el expediente, aunque estaba seguro de que la mayoría de la información estaría clasificada, el Teniente Coronel le ahorró el problema—. Su antiguo equipo lo dejó en el campo a propósito con su ubicación comprometida —tragó imaginándose lo demás—. Sólo diré esto, la comisión está evaluándolo para darle una baja temprana y los informes dependen de usted.

—¿Baja?

—Sí, pero es uno de los mejores en lo que hace, por lo tanto, a penas tuvimos la oportunidad se decidió ponerlo con usted y su equipo, donde sabemos que no tendrá problema alguno.

Sander asintió, todos sus superiores sabían sobre su orientación después de que quitaron la ley sobre no divulgación, así que no era un secreto, en realidad tenía sentido que lo colocaran en su unidad si lo miraba de esa forma.

—Comprendo, en caso de que no se adapte…

—Tramitarían la baja de una vez, ya tuvo una licencia y la psicóloga dijo que estaba apto, sin embargo, con otros equipos en donde lo incorporamos no tuvo buenos resultados, esta es su última oportunidad. 

—Sí, señor, mi equipo hará lo necesario para ayudar a que se adapte.

—Lo sé, Comandante —su superior siguió caminando dejándolo solo, suspiró.

¡Mierda! Sabía que el chico tenía problemas cuando vio la desconfianza con la que trataba a su equipo. No lo imaginaba de esta forma, pero en realidad tenía razones para estar así, para no querer decir nada sobre su orientación si fue lo que lo llevó a los problemas con su antigua unidad.

Sander se dirigió a las duchas de la base para hablar con Kelly, necesitaba de alguien que ayudara al chico, una persona que no fuese él para evitar comprometerse más, si alguien llegara a enterarse del incidente en el baño estaría completamente jodido, él y también Kaleb.

Lo mejor en esta situación era ignorarse, ya había comprobado que tan interesado estaba y por supuesto, su cuerpo no era ajeno a ello, mientras estuvo en ese estúpido baño no paró de pensar en ceder y besarlo de una vez, frotarse contra él, agarrar cada maldito músculo y…

Sander se detuvo viendo a Kaleb fuera de los baños, lo hizo sentir un poco culpable ver a la persona en cuestión, con quien estuvo soñando despierto, sueños no muy dulces que digamos.

No había nada dulce en sus pensamientos sobre este hombre.

—Sullivan —mencionó, Kaleb abrió los ojos con sorpresa, pero se recompuso al momento.

—Comandante.

—¿Hay algún problema? —preguntó mirando hacia el baño, Kaleb tragó con nerviosismo.

—No, sólo… yo… estoy esperando para poder tomar un baño —Sander gruñó, ni si quiera podía tomar un baño con su equipo. 

—Esto no puede seguir así, es tu equipo el que está ahí dentro y…

—Comandante —interrumpió Kelly obligándolo a mirar.

—Teniente Howe, vine para hablar con usted.

—Iré a su oficina en cuanto hable con Sullivan.

—Lo espero ahí.

Sander se retiró a su oficina, se sentó y dejó las muletas a su lado, vio el archivo frente a él y suspiró.

Dios santo, ¿en que se había metido?

Kaleb tenía tantos problemas de confianza que ni siquiera podía bañarse con su equipo. Sander había prometido hacer lo necesario para ayudarlo, pero no tenía idea de cómo hacer eso.

Abrió uno de los archivos frente a él y leyó mientras llegaba Kelly, no fue una buena idea, Sander se irritó mucho más al leer algunos detalles sin clasificar en el expediente de Kaleb.

El incidente con su equipo se registró como algo fortuito y sin intención alguna, ahora que sabía que no fue así estaba enojado, cerró el expediente de golpe y se frotó los ojos.

¡Joder! Que maldita porquería, el equipo no fue procesado porque serían seis bajas de una sola vez y la armada no estaba dispuesta a eso, por lo que no recibieron un castigo, sólo un regaño del Oficial a cargo.

—Comandante —dijo Kelly del otro lado, Sander suspiró.

—Adelante.

Kelly entró y se cruzó de brazos frente a él.

—Sander. ¿Qué pasó? Estuviste a punto de pelearte con el novato.

—No estuve a punto de… —Kelly levantó una ceja retándolo a continuar.

—¿En serio?

—Maldición —regañar a Kaleb sólo haría que se sintiera peor, no arreglaría el problema —. Bien, gracias por alejarme.

—Ahora dime qué está pasando.

Sander se frotó la frente tratando de aliviar su reciente dolor de cabeza, los ojos de Kelly cayeron sobre el expediente en el escritorio.

—No puedo ofrecerte detalles y tampoco decirte lo que me dijo, sin embargo, necesita ayuda y no es sólo mi sugerencia —recalcó sólo para que comprendiera que tan importante era. Kelly no se lo perdió.

—¿Con nosotros?

—Eso parece.

—Muy bien, algo haremos, Marcy nos invitó esta noche a comer, todo el equipo irá, así que…

—No, voy a quedarme con los niños —replicó antes de que lo incluyeran en los planes, Kelly lo miró como si fuese estúpido.

—Puedes llevarlos contigo, sabes bien que se llevan genial con todos.

—No, me quedaré con ellos, además, no estoy como para estar saliendo —Sander señaló las muletas, Kelly torció los ojos. 

—Bien.

—Puede retirarse, Teniente.

—Sí, señor.

Sander se retiró a las cinco en punto y tomó un taxi, otra cosa que extrañaba desde que tenía la férula era su auto, la comodidad, cada tonta cosa que nunca consideró importante antes.

Sander pagó y cojeó a casa, a penas abrió la puerta tuvo a Cloe corriendo hacia él, Morgan estaba siguiéndola, aunque no estaba corriendo su paso parecía un poco apurado.

Cloe llegó a él y se detuvo analizando como saludarlo igual que los días anteriores, él solía cargarla y llenarla de besos, ahora estaba atado con esta pierna y no podía equilibrarla. Sander dejó las muletas en la pared y llegó al asiento más cercano, luego de sentarse Cloe trepó y le dio un abrazo.

—¿Me extrañaste? —preguntó acotejando el corto cabello negro y besándole la mejilla.

Cloe se echó a reír, era la misma sonrisa de su madre, la nariz abotonada que Sander también besó, ella volvió a reírse y dejó otro beso en la mejilla contraria.

Sander le hizo señas a Morgan para que se acercara, era el mayor de los mellizos y de alguna manera había adoptado una personalidad bastante madura a pesar de tener sólo siete años.

Morgan subió a su regazo teniendo cuidado con su pierna y también lo abrazó, Cloe se unió haciéndolos quejarse. 

—¿Cómo pasaron el día? —Cloe sonrió.

—Bien, fuimos al colegio y la abuela nos fue a buscar, quería que fueras tú, pero… —ella se apagó, Sander le dejó un beso en la frente.

—Cuando esté bien iré por ustedes.

—Sí, voy a enseñarte lo que dibujé hoy —Cloe bajó de su regazo tan rápido como subió en búsqueda de su dibujo, Sander miró a Morgan, él parecía preocupado y casi a punto de llorar.

—¿Pasa algo?

—Hoy, estaban molestando a Cloe.

—¿Quién?

—Unos chicos grandes, está bien, la defendí, pero la maestra me regañó y habló con la abuela —Sander le acarició el pelo y también dejó un beso sobre su frente.

—No importa, si estabas defendiendo a tu hermana todo está bien, no hiciste nada malo, luego hablaré con tu profesora sobre esos niños, ¿sí?

—Sí —Morgan sonrió, estaba más tranquilo esta vez, Cloe se apareció ondeando su hoja.

—Aquí está —Sander tomó el dibujo de la familia y sonrió.

—Mmm… es lindo, ¿me lo regalas?

—Es para ti —dijo como si fuese obvio.

Sander ladeó la cabeza al ver a su madre acercarse, su pelo rubio estaba recogido en una coleta, una de las cejas de Betty se arqueó cuando estuvo lo suficientemente cerca.

—¿Tu hijo ya te contó que peleó en el colegio? —Morgan tuvo la inteligencia suficiente como para agarrar la mano de su hermana e irse a jugar fuera de la visión de su abuela enojada.

—Sí, luego hablaré con la profesora.

—¿No lo regañaste?

—No, si estuvo defendiendo a su hermana no voy a regañarlo —Betty suspiró.

—Bien, lo que quieras.

—¿Hay algo que pueda hacer?

—Puedes ir a ayudarle a tu padre, aunque con esa pierna así no serás de mucha ayuda —Betty se encogió de hombros—. Sólo ve a jugar con los niños. 

—¿No te preguntan sobre su madre?

—No.

Sander tragó, les enseñaba fotos de ella de vez en cuando, sin embargo, sentía que no estaba haciendo lo suficiente para que la recordaran. Eso estaba convirtiéndose en un problema.

Cogió las muletas de vuelta y fue al garaje, su padre estaba ahí arreglando el viejo auto.

—Papá, ¿qué tal todo?

—Sander, bien, ¿cómo te fue en la base?

—No tan bien como querría, esta pierna es un maldito castigo —gruñó, su padre se echó a reír agarrando una llave inglesa.

—Toma el tiempo para sanar, disfruta del tiempo con los niños, ya verás que será rápido.

—Estuve pensando…

David se detuvo y lo miró.

—¿Pensando qué?

—En dejarlo —su padre se puso de pie y se acercó.

—Esa es tu vida, ¿por qué querrías dejarlo?

—Los niños no tienen a su madre y yo nunca estoy, les dejo todo el trabajo a ustedes y esa no es vuestra responsabilidad, yo no…

David colocó una mano en su hombro y apretó el agarre.

—Sander, no nos molesta tenerlos, nos encantan los niños y no hay ningún problema con que sigas en tu trabajo, sabemos que naciste para eso, puedes preguntarle a tu madre si mi palabra no es suficiente —suspiró.

—Gracias, no sabes cuánto significa esto para mí.

David asintió.

—Sólo ve a jugar con los niños y deja los pensamientos profundos para cuando estés desplegado, tu equipo necesita órdenes.

Sander se echó a reír y fue a la habitación de los niños, estaba decorada con un estilo de princesa a la derecha y robots del otro lado a pedido de ambos. Cloe estaba en la pequeña mesa coloreando algo y Morgan sobre la cama jugando con algunos soldados de plástico.

—Niños, ¿juegan con papá?

—Sí —Sander fue recibido con grandes sonrisas y energía que no dudaron en usar.

Luego de jugar y ayudarlos a organizar la habitación los bañó y se dio una ducha rápida, el timbre sonó y lo ignoró pensando que su madre atendería, cinco minutos después tuvo a Betty frente a él.

—¿Por qué no me dijiste que tu equipo vendría? —Sander se giró desde su armario con la ropa en la mano.

—¿Dijiste que mi equipo está aquí?

—¿Qué otra cosa podría decir?

—Le dije a Kelly que no iría a casa de Oskar, pero…

Betty se encogió de hombros y sonrió.

—Bueno, trajeron la reunión, gracias a Dios también la comida.

—Bajaré en un momento.

Sander se vistió y bajó las escaleras, caminó directamente al patio, tenía una mesa ahí para este tipo de reuniones y no le impresionó verla llena. Kelly estaba con su nueva novia hablando con su padre, Oskar sentado junto a un puesto vacío que debía ser de Marcy, ella probablemente estaba con su madre.

Nikita no parecía tener compañía, al igual que los novatos, todos estaban tomando cerveza.

—Papá, los tíos están aquí —Cloe corrió hacia él y lo jaló hacia la mesa.

—Sí, que sorpresa —murmuró mirando a Kelly, él captó su mirada al momento. 

—¿Quién es él? —preguntó Cloe atrayendo su atención nuevamente, ella estaba cerca de Kaleb y lo miraba un poco embobada.

—Kaleb, tu nuevo tío, y él es Paul —señaló hacia el otro novato, los ojos de Cloe no se apartaron de Kaleb, ella sonrió.

—Me llamo Cloe.

—Mucho gusto, Cloe —Kaleb le ofreció su mano, Cloe lo saludó, su sonrisa no se apagó ni un poco.

—¿Quieres ver mis dibujos?

—Claro, me encantaría.

Sander giró la cabeza hacia Kelly, él se puso de pie y caminó hasta su posición.

—Me la hiciste buena esta vez —Kelly se encogió de hombros.

—Dijiste que no estabas en condiciones para salir, así que los traje —Sander se echó a reír viendo a su hija entregarle unos cuantos dibujos a Kaleb, él los tomó y elogió cada uno de ellos.

—¿Por qué se supone que están aquí? —preguntó en voz baja tratando de que nadie más escuchara.

Kelly lo imitó y se encogió de hombros.

—Dijiste que querías integrarlo al equipo y se me ocurrió traer la reunión aquí, donde está el Comandante, donde estuviésemos todos, además, si alguien sabe cómo hacerte parte de una familia es esa niña tuya tan mona.

Sander miró hacia Kaleb, Cloe ahora estaba señalando para que la levantara, el novato la subió y sentó en la mesa frente a él. 

—Creo que mi hija se enamoró por primera vez —Kelly se echó a reír viendo la sonrisa de Cloe.

—No te pongas todo sobreprotector, mañana lo olvidará, además, creo que Kaleb no esperará quince años más para casarse con tu hija, ¿cierto, Kaleb? Hay otros planes.

Kaleb sonrió mirándolo directamente.

—Definitivamente no pasará, me gustan mayores.

Sander se ahogó al escuchar la respuesta, obviamente se refería a él o quizás estaba imaginándolo, aunque Kaleb se veía un poco borracho. Evidentemente sí que tuvieron diversión en casa de Oskar, Kelly le dio un golpe en la espalda.

—Vamos a la mesa —dijo jalándolo, Sander se sentó junto al novato, su hija le sonrió, pero siguió cerca de Kaleb hablando sobre sus dibujos hasta que trajeron los entrantes y Nikita trajo bebidas más fuertes.

Ante la queja de su hija Nikita tuvo que ir a buscar refresco para ambos mellizos, Cloe lo tomó desde su posición y Morgan quien nunca era demasiado pegajoso subió a su regazo para tomar el suyo. Sander notó la forma recelosa en la que miraba a Kaleb y eso lo hizo reír.

—¿Qué pasa?

—No me gusta, Cloe parece tonta —Cloe le tiró un pedazo de queso cuando escuchó eso, bien podía ser tonta, no sorda.

—Tonto tú.

—Entonces, vamos a hacer que los novatos beban hasta hartarse —dijo Nikita señalándolos a ambos.

—¿En serio tengo que beber aún más? —Kaleb lo miró, sus ojos estaban un poco vidriosos, Sander le dio una sonrisa de disculpa.

—Sip.

—M… Dios santo —gruñó Kaleb viendo las dos jarras que de pronto Nikita había levantado, él comenzó a vaciar cerveza y ron en ellas, eran excesivamente grandes—. No puedo más, y menos con eso. 

—Si no puedes tomártela de una vez volverá a rellenarla y será peor —murmuró.

Kaleb frunció los labios cuando Nikita dejó la jarra justo al lado de Cloe. La niña intentó tocar el líquido, Kaleb quitó su mano y sonrió mientras agarraba la vasija.

—Este es para mí, bonita —Cloe sonrió.

—Creo que nuestra oruga está enamorada —dijo Oskar riéndose con fuertes carcajadas. Marcy se había unido junto a algunas bandejas de comida y su madre llegaba con otras, Cloe frunció el ceño hacia Oskar.

—No soy una oruga, son feas —Kaleb le dio un toque en la mejilla.

—Las orugas se convierten en lindas mariposas, ¿no te gustan las mariposas?

—Sí, me gustan, también las orugas.

—Ahora de pronto fuimos reemplazados —Oskar negó al ver la reacción de Cloe, todos se echaron a reír.

—Bien, el último que vacíe su copa estará haciendo entrenamiento doble —Kaleb frunció el ceño y miró su jarra.

—Suerte con eso —la sonrisa de Kaleb fue una maravilla al escucharlo.

Nikita por fin dio su orden y ambos comenzaron a beber, Kaleb no era bueno con el alcohol, Sander lo concluyó luego de que Paul se tomara su jarra por completo y él siguiera en la mitad. Nikita no dio tregua de todas formas y lo hizo tragar todo.

—Dios, ¿qué rayos era eso? —se quejó Kaleb mirando su jarra vacía, su color normal había desaparecido, Sander tocó su hombro.

—¿Estás bien? —Kaleb lo miró, bajó a Cloe de la mesa y se puso de pie.

—No, creo que no, necesito ir al baño, yo… —Kaleb cubrió su boca y tuvo algo parecido a una arcada.

Sander dejó a Morgan en el suelo y se levantó para llevar al novato al baño, el pobre hombre vomitó todo lo que había tomado e incluso más que eso.

Kaleb abrió la puerta y lo miró, aún no se veía bien.

—Me siento horrible —lloriqueó, Sander sonrió de medio lado y lo llevó al sofá.

—Reposa un rato, alguien vendrá a buscarte para que comas más tarde.

—Que patético ¿no? —preguntó mirándolo con una tonta sonrisa.

Sander le acarició la mejilla inconscientemente, Kaleb cerró los ojos y ladeó la cabeza hacia el toque, dejó de tocarlo al notarlo.

—Todos tenemos fortalezas y debilidades, no hay de qué avergonzarse —Kaleb asintió y se acostó en el sofá quedándose dormido al instante.

Sander volvió a la mesa, su hija ahora tenía la atención de Marcy.

—¿Qué tal el novato?

—Desmayado en el sofá —Nikita se echó a reír.

—Nuestro novato es un peso pluma —Sander sonrió, no es como si Nikita hubiese logrado el reto cuando fue su turno.

A pesar de pasar un tiempo Kaleb no quiso levantarse para comer nada, por lo que se perdió su propia fiesta de bienvenida, luego de unas horas todos estaban preparados para retirarse y Sander notó la ausencia de su hija. Morgan terminó rindiéndose en algún momento y ahora dormía en sus brazos.

—¿Alguien vio a Cloe? —Marcy se echó a reír mientras se ponía de pie.

—Está dentro, durmiendo.

—Es extraño que fuera a dormir sola —murmuró levantándose, Morgan se removió pero no despertó, todos caminaron al interior, ya era suficiente de fiesta por el momento.

—Créeme, no está sola —se burló Marcy.

Sander se detuvo al ver a su hija durmiendo en la sala de estar, dormitando con Kaleb, el chico estaba acostado contra el respaldo del sofá y Cloe se había colado a su lado, ella utilizó el brazo de Kaleb de almohada, el otro estaba a su alrededor teniendo cuidado de no aplastarla.

—No puedo creerlo —Sander arqueó las cejas, todos se burlaron de la situación—. Papá, ¿Puedes llevar a Morgan?

—Ven —Sander le pasó al niño y se acercó al sofá.

—Nosotros nos vamos, tú quédate con el novato, no puede subir así a la moto.

—Genial, ustedes lo emborrachan y yo me hago cargo —se quejó, Nikita sonrió de forma enorme.

—Eres el Comandante, tienes que ser responsable de tus hombres, la moto está fuera, la dejé bien aparcada, me imaginé que pasaría algo así.

—Ya váyanse y tengan cuidado al ir a casa.

—Sí, Marcy conduce, por eso la traigo —el comentario de Oskar hizo que se llevara un buen golpe.

Sander desenredó a Cloe y la llevó a su habitación, Kaleb estaba de pie una vez regresó a la sala, parecía estar buscando algo.

—¿Puedo ayudarte, qué buscas?

—Mi casco debería estar por aquí —murmuró arrastrando las palabras.

—Está en la entrada, pero Kaleb, no te vas de aquí hasta mañana.

Kaleb lo miró y lamió sus labios, sus ojos parecían esconder el más puro deseo, Sander se dio cuenta de que quedarse a solas con él no era una buena idea, menos en el estado de Kaleb. Una de sus manos lo agarró de la parte posterior del cuello haciéndolo estremecer.

—¿Por qué tienes que ser tan condenadamente atractivo? —preguntó mirando hacia su boca, Sander colocó una mano en su pecho, pero no hizo presión.

Kaleb se acercó a su cuello, podía sentir su aliento y sabía que debía alejarlo, esto era lo más incorrecto que había hecho en su vida, pero no podía detenerlo. Kaleb lamió y él gimió cuando sus dientes se aferraron y lastimaron la piel, Sander estaba seguro de que para el día de mañana y los siguientes tendría una marca de dientes visible.

Kaleb lamió el mordisco y luego subió lentamente acariciando con la punta de su nariz, mordisqueó su oreja y jadeó.

—Te besaría ahora mismo si estuviese seguro de que no lo voy a olvidar —admitió con la voz más aterciopelada de lo normal, Sander colocó una mano en su cintura y apretó.

—Ya tuviste suficiente acción por el momento, es hora de dormir, te llevaré a una habitación.

Kaleb sonrió y negó.

—Estoy bien en el sofá, gracias —murmuró acostándose nuevamente, ni siquiera un segundo y ya estaba durmiendo.

Sander mordió su labio inferior y se tocó el cuello, como hubiese querido que lo besara, sin embargo, el ligero escozor en su cuello se sentía bien, era la prueba del deseo de este hombre.

Gimió al darse cuenta de su excitación, estaba perplejo, sólo una pequeña mordida y un susurro fue suficiente para excitarlo al punto en el que quería mandar todo al demonio y llevarse a Kaleb a su habitación.

Dios Santo, tenía que controlarse, además, Kaleb ni siquiera recordaría la estupidez que había terminado haciendo.

Y eso era lo mejor.

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