19🏅

Sander abrazó a los niños, quienes últimamente querían dormir con él debido a Jodie. No es como si él fuera a compartir habitación con ella, Jodie sólo estaba aquí por su madre, no había, ni abría, nada entre ellos.

Suspiró pensando en ese caprichoso novato, ahora estaba completamente jodido respecto a Kaleb, ceder lo dejaría aún peor. Sander ya lo había pasado lo suficientemente mal los últimos dos meses.

Ese Kaleb si que sabía cómo hacerlas, se ignoraron por dos meses completos y de pronto se pone a despotricar sobre sentimientos.

Sander no estaba seguro de creerle, por su maldita actitud estaba seguro de que Kaleb era un jugador, no sabía si estaba haciendo esto otra vez por puro capricho.

No podía vivir así, cediendo a él cada vez que cambiara de idea.

—Papá —Sander miró a Cloe y le acarició el cabello desgreñado.

—Mmm… ¿Qué pasa?

—¿Cuándo se va?

—Pronto —Cloe se sentó en la cama destapando a su hermano.

—¿Vivirá con nosotros otra vez?

—No, no te preocupes por eso —dijo atrayéndola hacia él y besándole la frente.

—Ella no me gusta, nos regañas cuando está aquí.

—Lo siento.

—¿Podemos bañarnos en la piscina?

—Sí, ve a prepararte, pero no te acerques si no estoy ahí, ¿entendido?

—Está bien —dijo corriendo a su habitación, Sander miró a su hijo que todavía pretendía dormir.

—Morgan.

—¿Mmm…?

—¿Vas a levantarte en algún momento del día? —él abrió los ojos.

—También quiero que se vaya.

—Lo sé, y pronto no estará, ahora salúdame y ve a cambiarte —Morgan le dio un beso en la mejilla y bajó.

—¿Lo prometes?

—Sí —Morgan corrió a su habitación más feliz esta vez.

Sander se preparó y colocó su bañador, una vez bajó vio a los niños en la cocina haciéndole la pelota a su abuela. David estaba leyendo el periódico y Jodie ayudaba con el desayuno.

Sander hizo una mueca escuchando los toques en la puerta, los mellizos corrieron hacia allí, ambos chillaron al ver al sujeto del otro lado. Sander arqueó una ceja viendo a Kaleb.

Joder, estuvo hablando en serio sobre querer algo con él.

—Chicos, ¿cómo les va? —preguntó agachándose para ponerse a su altura, Cloe le dio un beso en la mejilla.

—Mal, ella todavía está aquí —Sander caminó cerca de ellos y se recostó en la pared viendo al par.

Los ojos de Kaleb subieron por un momento mirándolo de arriba abajo, Sander apretó la mandíbula.

—No se preocupen, se irá pronto, les traje algo.

—¿Qué es? —preguntó Morgan, Kaleb dejó una caja blanca de cartón en sus manos.

—Aquí tienen, es un pastel de chocolate. ¿Por qué no van a donde está la abuela para que les corte un pedazo?

—Gracias —Kaleb se ganó otro beso de Cloe y sonrió.

—Por nada.

Los niños caminaron suavemente hacia la cocina gracias a que Morgan no quería que se le cayera el dulce. Kaleb se puso de pie y cerró la puerta, Sander esperó a que los niños no estuviesen en su ángulo de visión para hablar finalmente.

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué forma de tratarme es esa? —preguntó Kaleb acercándose a él.

—Kaleb, no estoy jugando —él levantó su mano y acarició su mejilla, Sander casi suspiró, extrañaba tanto su contacto que simplemente quería rendirse—. ¿Qué estas pensando ahora? Contigo todo es…

—¿Qué? —preguntó deslizando el pulgar por su labio inferior.

—Un maldito problema —a pesar de la réplica, Kaleb acercó su boca haciéndolo anhelar tanto un beso que no llegó.

—Siento lo que te dije, no quería alejarme en realidad, por eso quiero otra oportunidad —Sander lo fulminó con la mirada.

—Estás completamente loco, nos alejamos, y tú...

Kaleb colocó una mano en su pecho desnudo, Sander mordió su labio inferior ante el calor de su toque, luego bajó y acarició sus abdominales.

—Dime que te molestó tanto como a mí —murmuró mirándolo a los ojos—. Que no dejabas de pensar en mí, que…

—¿Kaleb? —dio un paso atrás, por suerte Jodie estaba a su espalda y probablemente no había visto la situación comprometedora en la que estaban.

—Jodie —Kaleb utilizó su sonrisa más falsa.

—¿Cómo estás?

—Bien, ¿ y tú? ¿Aún intentas conseguir un trabajo cerca? —Jodie sonrió.

—En realidad me llamaron y ya lo tengo, sólo que aún la casa donde voy a quedarme no está lista —Kaleb abrió los ojos y miró hacia él, tan falso que casi se ríe.

—Oh, una pena. ¿Cierto, Sander?

—Sí.

—¿Sander te invitó hoy?

Kaleb asintió como si fuese la verdad, Sander resopló.

—Los demás no podían venir, pero bueno, yo no tengo mucho que hacer normalmente —Sander apretó la mandíbula, eso no fue lo que le dijo hace dos meses atrás cuando ni siquiera quería hablar con él.

—¿Quieres desayunar con nosotros?

—Sí, gracias.

—Ven —Jodie caminó hacia la cocina perdiéndose de la vista de ambos, Kaleb lo miró.

—Tú y yo no hemos terminado esta conversación.

—¿Desde cuándo te autoinvitas a mi casa? —gruñó, Kaleb levantó las cejas.

—Desde hoy.

—Sabes que no puedes hacer esto, es peligroso —Kaleb se acercó y acarició su pecho suavemente.

—Por favor, no haré nada indebido con los niños alrededor, tus padres y… bueno… esa amante tuya.

—¿Amante? —resopló con una sonrisa, Kaleb lo acorraló de nuevo acariciando su espalda esta vez.

—Vamos, ¿es mejor que follar conmigo? Lo dudo, estoy seguro de que no puede llegar a donde yo llego —mencionó agarrándole el trasero, Sander apretó la mandíbula.

—Ya estás haciendo cosas indebidas.

—¿Vienen? —preguntó Jodie desde la cocina, Kaleb se alejó y caminó hacia allí.

—Aquí estamos — mencionó una vez ahí, Betty sonrió.

—Kaleb, no sabía que venías hoy.

Él hizo una mueca de forma dramática.

—Sander está poniéndose viejo, olvidó decirle a todos que me había invitado.

—Este viejo es tu superior, así que respétame, polluelo —Kaleb hizo un saludo como respeto.

—Sí, Señor.

—Idiota —replicó.

Todos desayunaron hablando de cualquier cosa, Kaleb dirigía bastante bien la conversación e incluía a todos, incluso a Jodie, hacía reír a sus padres e interactuaba bastante bien con los niños aunque estuviese conversando con los adultos.

Dios, Sander lo quería tanto que dolía.

—¿Vas a bañarte en la piscina? — preguntó Betty distraídamente, Kaleb estaba secando los platos del desayuno para ella.

—Mmm… claro, pero sigo sin un traje así que… —él lo miró, Betty le dio el último plato y Kaleb secó distraídamente como si no estuviese a punto de obtener lo que quería.

—No te preocupes, Sander puede ayudarte con eso, ¿cierto, cariño?

—Ujum… vamos a mi habitación —mencionó caminando hacia allí, Kaleb lo siguió y habló una vez estuvieron subiendo las escaleras.

—La vista es buena desde aquí —Sander ladeó la cabeza y lo fulminó con la mirada.

—Cállate y deja de tontear.

—Pero eso es lo que hago siempre.

Sander abrió la puerta de su habitación y resopló.

—Y por eso estás metido en este lío.

—¿En qué lío estoy metido? —Sander cerró, Kaleb se acercó mirándolo con una intensidad que hizo temblar sus rodillas.

—En este, donde intentas convencerme de volver, porque las cosas se pusieron reales para ti.

—En realidad no me fui por eso —Sander arqueó una ceja.

—¿No?

—No me asusto por cosas cómo esas.

—¿Entonces?

—Ya te lo expliqué —Sander lo empujó y fue directamente hacia la ropa, él la lanzó con enojo.

—Ponte la maldita ropa y bajemos —Kaleb desbrochó su pantalón, Sander arqueó una ceja—. En el baño, Kaleb.

—¿Por qué? ¿No crees poder resistirte a mí?

—Otra broma y estás fuera —Kaleb torció los ojos.

—Bien.

Sander caminó de un lado a otro mientras esperaba, era un maldito infierno, Kaleb lo convenció antes y volvería a hacerlo, también sentía algo por él y hacía que las cosas fueran terriblemente inconvenientes.

Era mejor pedirle a Jodi

—Listo —Kaleb salió con el short azul y camisa cubriendo las cicatrices, Sander asintió y caminó hacia la puerta.

—Bueno, vamos.

—Espera —murmuró Kaleb girándolo y acorralándolo contra la madera, Sander arqueó las cejas.

—¿Ahora qué?

—¿Te acostaste con ella mientras yo no estaba?

—¿Por qué te importa? ¿Quieres saber si te puedo transmitir alguna enfermedad si follamos de nuevo?

Kaleb le besó el cuello suavemente y acarició con su nariz hasta la mejilla, también besó su mejilla.

—Me importa porque muero de celos, saber que está aquí, viviendo contigo, en tu cama, donde ni siquiera estuve yo hace que me hierva la sangre.

—No creo que estés pronto en mi cama —replicó, Kaleb suspiró contra su piel.

—Espero que cambies de idea muy pronto, porque quiero estar ahí.

—¿En mi cama?

—Donde me dejes estar, quiero estar justo aquí —dijo tocándole el lado izquierdo del pecho, Kaleb lo miró intensamente—. Sé de primera mano que no voy a ser tu primer amor, pero quisiera que me dejaras ser el último.

—Palabras, Kaleb, sólo eso, vamos.

Una vez abajo Cloe no esperó mucho para abordar a Kaleb, ella lo jaló hacia la piscina y le tiró un poco de agua, incluso Morgan se unió a ellos.

—Se lleva muy bien con los niños —Sander le asintió a Jodi.

—Desde que lo vieron por primera vez.

—Nunca se llevaron bien conmigo no importa lo que hiciera —suspiró ella, Sander tragó.

—Siento eso.

—No es tu culpa, son niños.

Cloe lo miró, ella hizo una mueca cuando vio a Jodie a su lado.

—Papá, tráenos refresco —ordenó y luego miró a David—. Abuelo, ven con nosotros.

—Bien, ya voy —David caminó hacia allí, Sander sonrió.

—Iré a buscar los refrescos.

—Te ayudaré — Jodie se puso de pie y lo siguió.

Sander colocó los refrescos en la encimera y apenas se giró tuvo a Jodie abarcando su espacio personal.

—¿Qué se supone que haces?

—Sander yo… —Sander le agarró la cintura y negó, no quería hacerle daño, ya le había dicho que no volvería, pero ella seguía insistiendo.

—No Jodie, ya hablamos, esto no…

Jodie, lejos de ceder se acercó aún más, Sander abrió los ojos cuando vio a Kaleb apoyarse en la encimera, estaba mojado y era un maldito sueño húmedo verlo.

—Un paso atrás, Jodie —ordenó.

—Kaleb —ella se separó un poco, no lo suficiente, Kaleb los miró, esto no terminaría nada bien.

—Ujum… vamos, Sander no quiere. ¿Lo obligarás?

—¿Por qué te importa?

—¿Por qué sigues tan cerca? —preguntó con fastidio, Jodie dio un paso atrás y abrió los ojos en grande.

—Ustedes…

—No —replicó Sander de inmediato, Kaleb se molestó aún más, su mandíbula se apretó, Jodie lo miró.

—¿Con él, Sander, en serio?

—¿Qué hay conmigo, rubia? —Kaleb dio un paso hacia ella, Jodie lo fulminó con la mirada.

—También eres rubio.

—Al menos no teñido —replicó infantilmente, Sander colocó una mano en su hombro.

—Kaleb, detente —él se deshizo del toque.

—¿Y bien, cual es el jodido problema conmigo?

—Eres… —Jodie lo miró de arriba abajo.

—¿Si?

—Eres un hombre —se echó a reír—. Un jodido arrogante, Sander nunca te escogerá, hay un motivo por el que no te presenta, no eres apropiado para estar a su lado, para cuidar a los niños —especificó.

Kaleb se echó a reír y dio un paso más cerca, Jodie quedó contra la encimera y gracias al tamaño de Kaleb estaba intimidada.

—¿Y tú crees que eres apropiada para cuidar de sus hijos? No me hagas reír, los niños te odian por completo.

Sander alejó a Kaleb agarrando su brazo.

—Detente, ¿Qué crees que haces discutiendo con ella?

—¿Vas a regañarme a mí? Ella empezó esto —Sander suspiró.

—No seas ridículo —replicó Jodie.

Kaleb torció los ojos.

—Por Dios, es jodidamente insoportable, follar contigo debe ser un maldito castigo.

—Pregúntale a Sander.

Ay no, esto era peor que una guardería, los ojos de Kaleb cayeron en él.

—Eso es, preguntémosle a Sander.

—No sean infantiles —Kaleb le golpeó el pecho, no lo suficiente para hacer daño.

—Esta situación es tu culpa, dejaste que esta mujer se quedara y saltara sobre ti cada vez.

—Bueno, parece que no te quiere mucho cuando accede a vivir conmigo sin problema —Kaleb apretó la mandíbula, Sander estaba comenzando a enojarse por esta absurda situación.

—Ella no es consciente del maldito trabajo que hago para ganarme la vida, ¿cierto?

—Vamos, Kaleb. ¿De verdad crees que querrá quedarse contigo?

Jodie dio justo en el blanco, Kaleb se veía tan intimidante como antes, sin embargo Sander podía notar el imperceptible temblor de su labio inferior y la dilatación de sus pupilas estando tan cerca.

Sander se giró hacia Jodie, ya tuvo suficiente de ella, no dejaría que humillara o hiciera daño a Kaleb por una cosa tan tonta.

—Jodie, vete, ahora —ella abrió los ojos.

—¿Qué?

—Escuchaste bien, vete de mi casa y ni una maldita palabra de esto a nadie.

—No puedo creer esto.

—Vamos, no lo repetiré —Jodie por fin se retiró y Sander se giró de nuevo para ver a Kaleb, el chico mordió su labio inferior y dio un paso hacia la puerta.

—También me voy.

Sander le agarró la muñeca y apretó.

—¿Después de la maldita escena que montaste? Kaleb, por Dios, tienes veinticinco años, no quince —Kaleb lo miró.

—Lo siento por la maldita escena, pero la tienes viviendo contigo y estaba a punto de besarte, no puedes culparme por perder la cabeza.

Sander apretó la mandíbula. 

—Esto de los sentimientos por mí arruinará muchas cosas —murmuró.

—Lo sé, prácticamente le dije que estábamos juntos, pero supongo que ella tiene razón.

—¿Sobre qué?

—Que no vas a escogerme, no importa lo que haga.

Bueno, en eso no tenía la razón del todo, Sander estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para seguir lejos de él. Quería a Kaleb, más de lo que debería, pero no estaba seguro de nada.

Kaleb ya se había alejado una vez que las cosas se pusieron serias para él, justo cuando… Sander pestañeó.

—Cuando terminó la primera misión que hicimos juntos estuviste interrogándome.

—¿Y eso qué? —admitió Kaleb.

—¿Estabas comprobando si tenías oportunidad?

—Sí, y tu respuesta fue bastante clara. Quieres a una madrastra para tus hijos, ¿Cómo era? —Kaleb pretendió pensar—. Ah, sí, tenía que ser una mujer con paciencia, que los cuide, les de amor, les enseñe a los niños lo que es tener una madre. Por supuesto que no cumplo ningún requisito, un hombre no puede enseñarles eso, ¿cierto?

—Creo que te hice daño en ese momento sin ni siquiera notarlo —murmuró acariciándole la mejilla.

—Está bien, Sander, estabas diciendo lo que pensabas y yo te lo pedí.

Sander suspiró y le acarició el labio inferior con su dedo pulgar. 

—Estuve arraigado a esa idea por un buen tiempo. Quería una mujer que reemplazara a la madre de los niños, pero en realidad no me esforcé por buscarla, porque sé que es algo estúpido.

—No es estúpido, quieres lo mejor para tus hijos.

—Pero no tiene que ser así —admitió, los ojos de Kaleb hicieron contacto con los suyos.

—¿El qué?

—No tiene que ser una madrastra, sé que dije cosas estúpidas, pero quizás lo hagas incluso mejor que cualquier mujer que pudiera conseguir —Kaleb mordió su labio inferior y colocó las manos en su pecho desnudo.

—¿Estás seguro de eso?

—Muy seguro, pero luego no vale correr cuando las cosas se ponen difíciles —Kaleb asintió.

—¿Qué hay de tu ascenso?

—Una vez me lo den tomaré otro puesto, no será un problema, no estaré en el equipo contigo —Kaleb abrió los ojos en grande.

—¿Estás hablando en serio?

—¿Por qué? ¿Ya no te daría morbo porque no sería tu Comandante?

—Sander, estoy preguntando en serio. ¿Vas a escogerme a mí? — Sander se echó a reír.

—¿Había otra opción siquiera?

—No puedes arrepentirte —Sander lo agarró de la parte posterior del cuello y acercó sus bocas.

—Esa es mi línea para ti, tengo equipaje.

—Un equipaje que quiero desde que te conocí.

—Ven aquí —murmuró juntando sus bocas, Sander deslizó la lengua en el interior.

Joder, se moría por besarlo otra vez luego de ese último beso con sabor a despedida, las manos de Kaleb se aferraron a su espalda y enredó su lengua con la suya.

—Papá, los refrescos… —Sander se separó de un salto, mierda, su hija lo había visto besando a Kaleb—. ¿Qué están haciendo?

—Nada, corazón, Kaleb tenía una basurilla en el ojo y estaba ayudando a sacársela —Cloe lo miró con insistencia, su mirada preguntaba si la creía tonta.

—¿Estaban besándose?

—Cloe, ya te dije lo que hacía —ella arrugó la frente.

—Pero ustedes... —Sander suspiró y se agachó frente a ella, lo mejor en esta circunstancia era ceder, él acarició el pelo mojado de su hija.

—¿Te molesta que papá bese a Kaleb?

Cloe lo fulminó con la mirada casi haciéndolo caerse y sentarse en el piso.

—Sí, así que no vuelvas a hacerlo.

—Claro —murmuró Sander francamente confundido, Cloe estiró su mano hacia Kaleb—. ¿Vamos a la piscina?

—Por supuesto.

Kaleb la cargó y la llevó a la piscina dejándolo solo, no sabía si ceder a esta relación con Kaleb era algo bueno, Kaleb era bastante impredecible y eso era francamente aterrador.

Bueno, esperaba que este no fuera un capricho y de verdad lo quisiera porque harían esto.

Sander tendría que convencer a su hija primero y luego vería la reacción de Morgan.

Teniendo en cuenta como lo había visto Cloe minutos antes tendría mucho trabajo por delante.

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