12🏅

Kaleb suspiró bajando de su moto, hoy tenían una reunión en casa de Sander, a tres días de comenzar el ejercicio, en realidad tenía un mal presentimiento sobre ese estúpido ejercicio.

Algo saldría terriblemente mal.

Cerró los ojos y controló su respiración justo como le dijo su doctora, sólo estaba nervioso por volver, tenía que ser eso, simplemente dejaría de pensar en ello y afrontaría el día cuando llegase.

No podía enfrentarse a algo peor de lo que ya había pasado.

Kaleb caminó hacia la puerta y tocó, sin embargo no fue Betty u otro adulto quien le abrió la puerta. Morgan lo miró con sus ojos grises llorosos, Kaleb estaba entrando en pánico, se agachó para estar a su nivel.

—Kaleb...

—Morgan, ¿qué sucede? —el chico agarró su mano y lo jaló.

—Ven.

Kaleb se puso de pie, cerró la puerta y se dejó guiar.

—¿Por qué abriste la puerta?

—Los abuelos no están y papá… —Morgan calló, Kaleb arqueó una ceja.

—¿Qué pasa con tu padre?

El niño no le respondió, Kaleb dejó que lo llevara hacia el problema, estaba curioso de porque Morgan parecía tan nervioso. El motivo estaba apoyado sobre la mesa donde él mismo estuvo sentado la noche que trataba de convencer a Sander.

La chica estaba apoyada en la madera, una de sus manos agarraba la camisa de Sander, el mismo Sander que estaba besándola. Kaleb se molestó sólo por el simple hecho de verlos ahí, de esa mujer robando uno de sus recuerdos así como así.

Kaleb le cubrió los ojos a Morgan y se aclaró la garganta. Sander se alejó como si hubiese estado haciendo algo terrible, la mujer pasó la lengua por sus labios y lo miró, más bien repasó con la mirada.

—Kaleb, ¿ya es la hora de la reunión? —preguntó alejándose de ella y caminando hacia él.

—Sí, los demás deben estar de camino —Morgan pestañeó cuando le descubrió los ojos.

—¿Podemos hablar? —Kaleb sonrió y negó.

—Morgan quería enseñarme algunos juguetes, ¿cierto? —Morgan lo miró, no entendía nada, pero de todas formas cedió.

—Uhh… sí, puedo enseñarte mi dinosaurio, pero rápido, los tíos vendrán y con ellos puedo estar en la parte profunda de la piscina.

—Kaleb… —Kaleb miró al niño.

—Cámbiate de ropa, ahora iré a ver el dinosaurio, ¿está bien?

—Sí —dijo Morgan corriendo y alejándose.

Kaleb decidió entrar a la cocina ya que no veía forma de deshacerse de Sander, se apoyó en la encimera y miró por una de las ventanas de cristal. La mujer seguía fuera y más le valía quedarse ahí porque esta no era una conversación que ella pudiese escuchar.

—No es lo que parece —murmuró Sander viéndose arrepentido, Kaleb arqueó una ceja.

—Y no es algo que me importe, sólo respeta a tu hijo, cuando llegué Morgan estaba terriblemente ansioso, así que deberías poner límites o explicarle la situación a él, no a mí —trató de alejarse, no quería discutir sobre esto, no lo necesitaban, Sander agarró su muñeca.

—Espera…

—Escucha —dijo jalando su mano y mirando fuera, ella no estaba mirándolos, pero de todas formas no se arriesgaría—. No voy a ponerme a lloriquear por lo que acabo de ver, no pusimos reglas a esta mierda entre nosotros, así que estoy bien con eso —Kaleb se acercó sólo para que nadie pudiese escucharlos por accidente—. Sólo asegúrate de follarla con un maldito preservativo, no quiero que me pegues alguna enfermedad.

Sander apretó la mandíbula y no dijo nada más, así que subió a ver a Morgan.

El niño ya tenía puesto su short rojo, le dio el dinosaurio apenas lo vio, Kaleb lo revisó.

—¿Y qué tipo de dinosaurio es? —Morgan resopló.

—Eres igual que papá, es un Alosauro —Kaleb revisó el juguete, definitivamente no lo había visto nunca.

—Vaya, sí, sólo conozco al Tiranosaurio —Morgan cogió su dinosaurio de vuelta y lo miró.

—¿Ella va a quedarse otra vez?

—¿Otra vez?

—Anoche la abuela dejó que se quedara —Kaleb levantó las cejas.

—¿Y qué pasa, no te gusta?

—No, se fue mientras papá no estaba.

—¿Qué?

Morgan hizo una mueca.

—Era la novia de papá y se fue.

—¿Eran novios? —repitió estúpidamente, Morgan asintió.

—Sí, papá se enojó mucho cuando volvió y ella no estaba.

—Está bien, estoy seguro de que papá hablará contigo si planea dejarla más tiempo, ¿bajamos?

—Sí, ¿qué hay de tu ropa para la piscina?

—Estoy bien, vamos.

Kaleb bajó con el niño, Kelly ya estaba en el patio, llevaba sólo un short negro y gafas, se quitó las gafas y las puso sobre su cabeza cuando los vio.

—Oh, aquí estás.

—Sí, llegué hace unos minutos —murmuró mirando alrededor, Kelly arqueó una ceja.

—¿Pasó algo?

—Ah, no es…

—Kelly, tiempo sin verte —él gruñó al ver a la amiga de Sander.

—Estas jodien… —miró a Morgan y tomó aire—. ¿Qué haces aquí, Jodie?

Jodie hizo una mueca, no estaba vestida para la piscina, su cabello rubio estaba recogido en una coleta, tenía puesto un jean y una blusa formal, eso daba un poco de esperanzas de que no se quedara.

—¿Qué forma de saludarme es esa?

—La que te mereces, mujer —replicó, la voz de Sander llegó desde atrás de ella, lo que la hizo sonreír un poco.

—Kelly.

—No me digas que volviste con ella —gruñó mirando hacia Sander. Kaleb miró hacia otro lado tratando de evitar su mirada.

—No, sólo estará aquí tres horas más y se irá, ¿cierto?

—Betty me hizo un favor al dejarme quedar por mi entrevista de trabajo aquí cerca —respondió Jodie calmadamente, Kelly escupió con odio, por alguna razón este hombre odiaba a la tal Jodie.

—Espero que no te den el maldito trabajo.

—Kelly, no maldigas frente a Morgan.

Kelly torció los ojos y estiró su mano hacia Morgan.

—¿Nos vamos a la piscina?

—Sí —murmuró cogiendo su mano, Kelly se detuvo antes de irse con el niño.

—¿Dónde está Cloe?

—Con sus abuelos, regresará pronto.

—Entonces nos vamos nosotros —dijo mirando a Morgan, Sander colocó su mano en el hombro.

—Cuida a Morgan con tu vida.

—Lo sé, es sólo la piscina, no estará bajo fuego enemigo —Sander se echó a reír justo cuando se escucharon los toques, Kelly hizo una señal—. Ve a la puerta, esos deben ser los rezagados. 

Kaleb se sentó en una de las tumbonas y esperó, Paul entró de mano con su novia Carla, detrás Nikita y luego Oskar con Marcy, todos lo saludaron, pero los chicos no esperaron demasiado para ir a la piscina.

Marcy colocó las manos en su cadera, llevaba un bikini amarillo claro haciendo juego con sus rizos rubios casi blancos, ella lo miró.

—Kaleb, ¿por qué no tienes traje de baño?

—No voy a meterme en la piscina —dijo con un encogimiento de hombros.

—¿Por qué?

—No… yo…

—No te preocupes, yo también tengo que cambiarme, lo haré subir conmigo.

Marcy asintió y se relajó en la otra tumbona a su lado, Kaleb se puso de pie para dejarle la suya a Carla, ella estuvo ahí al instante.

—Chicas, hay cerveza y otras cosas en la cocina, ¿pueden encargarse de eso?

Ellas asintieron sin problema alguno.

—Vamos, te prestaré el…

—Estoy bien —dijo Kaleb alejándose, Sander agarró su brazo y apretó.

—Sólo vamos, ¿quieres?

Kaleb torció los ojos, pero lo siguió escaleras arriba, Sander cerró la puerta detrás de ellos con seguro y lo miró.

—¿Podemos hablar de lo que viste? —Kaleb se encogió de hombros.

—No me importa, no tenemos ningún tipo de relación, no dijimos que fuese exclusivo —Sander suspiró.

—¿De verdad no importa que me acueste con ella?

—No —replicó.

Sander se apoyó en la puerta.

—Es la mujer de la que te hablé, con quien intenté tener una relación y huyó por mi trabajo. Iba a pedirle matrimonio cuando regresara.

Kaleb levantó las cejas.

—¿Tanto la amabas?  —Sander movió la cabeza.

—No, y creo que ese fue el motivo por el que se marchó en realidad.

—¿Y ahora que lo sabes que cambia? —Sander apretó la mandíbula.

—Nada, sólo… lo dije por decirlo, nada cambia.

Sander caminó hacia su armario y empezó a buscar.

—Bien, cuando empiecen a salir en serio me dices —Sander se detuvo, apretó la ropa que estaba en su mano y respiró profundamente.

—¿Seguirás con esa actitud?

—¿Cuál actitud?

—Sí, yo soy el malo ahora, pero no la besé, estábamos hablando y ella me jaló, lo que viste… —Kaleb torció los ojos.

—Olvida que vi esa mierda, ¿ya puedo bajar?

Sander suspiró, le lanzó el short y camisa de la última vez.

—Ponte eso.

Kaleb ni siquiera fue al baño para cambiarse, estaba tan enojado que ni siquiera Sander desnudo haría algo por él. Ambos se cambiaron, una vez listos Sander se acercó y lo acorraló contra la puerta.

—Esto no va a quedarse así.

—Lo imagino —Sander lo tomó de la barbilla y se acercó, Kaleb lo fulminó con la mirada—. No te atrevas a besarme luego de donde tuviste la boca.

Sander se alejó, pero se echó a reír, se estaba riendo de él.

—¿Estás celoso?

—¿En serio estás preguntándome eso? —gruñó.

—Sólo tienes que contestar con sí o no.

—No, no estoy jodidamente celoso —respondió abriendo la puerta y saliendo de una vez.

Kaleb se topó con Cloe a penas llegó abajo, mientras estuvieron cambiándose Cloe y sus abuelos habían llegado, la niña tenía su traje rosa y se cruzó de brazos en cuanto los vio, parecía a punto de llorar.

No se equivocó, Cloe pestañeó y algunas lágrimas cayeron.

—Papá —Sander la cargó y le limpió las mejillas.

—¿Por qué estás llorando?

—No quiero irme con los abuelos.

—Ya hablamos sobre esto, van de visita por dos días, siempre te ha gustado visitar a tus abuelos —ella hizo un puchero y lloró con más fuerza.

—Pero…

—¿Los pondrás tristes porque no quieres ir? Sabes que te quieren mucho.

—Sí —murmuró la niña.

—¿Entonces vas a ir?

—¿Vas a estar aquí cuando regresemos? —Cloe pestañeó, Sander se echó a reír.

—Sí, aquí me verás.

—Entonces voy —sentenció, Sander la bajó.

—Bien, ve a la piscina entonces —Cloe estiró una mano hacia él.

—¿Vamos?

—Claro —murmuró Kaleb agarrándola y llevándola a la alberca, los chicos estaban ahí con Morgan.

Kelly jugaba con el niño, algunas cervezas descansaban en las esquinas, las chicas estaban en los asientos tomando sol, con tragos, junto a Betty.

Oskar tomó un trago de su cerveza y sonrió al ver a Cloe.

—Oh, aquí viene nuestra oruga con su escolta —Cloe les sacó la lengua, Oskar se echó a reír—. No eres bonita haciendo eso.

—Siempre soy bonita, pregúntale a papá —dijo Cloe jalándolo hacia las escaleras, Cloe se metió y nadó en la parte baja de la piscina.

—¿No quieres venir con nosotros?

—No, me quedo con el tío —ella miró a Kaleb, Oskar negó.

—También somos tus tíos mocosa.

—Él no me dice mocosa —replicó, Oskar se encogió de hombros.

—Bueno, bien, nos quedamos con Morgan.

Luego de muchos minutos de convencimiento, Cloe decidió unirse a su hermano y a los demás. Kaleb tomó un respiro y salió de la piscina, se sentó junto a una tumbona y se colocó sus gafas.

—¿Quieres un refresco? —preguntó Jodie ofreciéndole una lata de refresco, ella tenía la suya propia, por lo que Kaleb tuvo que tomarlo.

—Sí, gracias.

—Siento lo que viste antes —dijo sentándose en el asiento y sonriendo con nerviosismo.

Kaleb abrió su refresco pensando en el motivo por el que se disculpaba, el beso con  Sander vino a su memoria.

—Oh, sí, creo que llegué en mal momento.

Ella sonrió y estiró su mano.

—Soy Jodie, siento no haberme presentado antes.

—Kaleb —dijo tomando su mano.

—Sí, uno de los nuevos.

—Paul es el otro —mencionó, Jodie mordió su labio inferior con timidez.

—Entonces…

—¿Si?

—¿Sander te habló de mi? —Kaleb tomó un sorbo de su refresco y se encogió de hombros.

—La verdad es que no nos llevamos tan bien, recuerda que soy el nuevo.

—Estuvimos juntos un año — mencionó.

—¿Si? —Kaleb no quería saber, sólo estaba siendo cortés y ella no se daba cuenta. Jodie se frotó el cuello.

—Ujum… él… —Kaleb se quitó las gafas y la miró.

—Siento ser grosero, pero yo no debería estar escuchando esto, él es mi Comandante, nada más.

Jodie enrojeció un poco.

—Lo siento, sólo quería hablar con alguien, los chicos me odian, los niños no quieren ni verme y Sander… —mordió su labio inferior—. Sander ni siquiera quería hablar conmigo.

Kaleb torció los ojos.

—¿Pero sí meterte la lengua hasta la garganta? —Jodie abrió los ojos con sorpresa, Kaleb maldijo—. Dios santo, lo siento.

—¿Estás enojado?

—No lo estoy —murmuró tomando su refresco.

—¿Morgan te dijo algo? —Kaleb agradeció que Sander los interrumpiera, él colocó una mano en el hombro de Jodie y la miró.

—Jodie, mi madre quiere hablar contigo, está en la cocina.

—Claro —dijo poniéndose de pie, Jodie sonrió antes de irse—. Fue un placer conocerte, Kaleb.

—Igual.

—¿Todo bien? —preguntó Sander sentándose en el lugar que antes había ocupado Jodie, Kaleb levantó una ceja.

—¿Aparte de tu ex interrogándome? Sí, todo está jodidamente bien.

—Eres bastante intenso con eso de los celos —Sander lo miró fijamente, Kaleb lo fulminó con la mirada.

—Te dije que no estoy celoso y deja de joderme frente a los demás.

Kelly nadó hasta el borde más cercano de la piscina a ellos y se apoyó, luego le chifló a Sander tratando de conseguir su atención.

—Sander, te juro por Dios que si vuelves con esa mujer voy a golpearte hasta hacerte recapacitar —gruñó mirando hacia donde se había ido Jodie, Sander se encogió de hombros.

—No vamos a volver.

—Bien, prefiero al imbécil de corbata —replicó por lo bajo, Sander torció los ojos y bebió de su cerveza.

—No lo prefieres, terminaste partiéndole la nariz.

—Bueno, se lo merecía, tú estabas a punto de hacerlo.

—¿Debería preguntar? —Kaleb miró a Kelly con una sonrisa, el hombre se echó a reír.

—Sí, definitivamente deberías preguntarle, yo vuelvo con los niños, ya dije lo que quería —Kaleb lo vio nadar de vuelta.

—¿Y bien?

Sander se encogió de hombros.

—Sólo un imbécil con el que salí hace un año, creo, sólo fue cosa de una noche, pero no lo entendió.

—¿Y cómo fue que Kelly terminó golpeándolo?

—Se unió a nosotros en el bar y dijo muchas cosas incorrectas.

—¿Qué cosas?

—Demasiadas —Kaleb torció los ojos.

—¿Vas a decirme o no?

Sander suspiró.

—Creyó que Kelly era mi cita, estaba ofendido porque no lo dejé follarme, que era malo en la cama. Mmm… le dijo a Kelly que le esperaba lo mismo, no lo sé, también dijo otras groserías. 

—Y Kelly le rompió la nariz.

—Algo así —Kaleb se encogió de hombros.

—Bueno, se lo merecía, sé de primera mano que follas muy bien —Sander se estremeció y miró a todos lados.

—Joder, no digas esas cosas, hay demasiada gente alrededor. 

—Nadie nos presta atención, excepto esa mujer a la que le estabas metiendo la lengua hasta la garganta —dijo mirando hacia la ventana de la cocina.

—No estaba… —Kaleb arqueó una ceja, Sander torció los ojos—. Lo dejaré ahí por el momento.

—¿A dónde llevarán a los niños?

—Con sus abuelos maternos, estarán ahí dos días.

—¿Por qué no los llevas tú? —Sander se encogió de hombros.

—No nos llevamos bien, era tolerable cuando la madre de los niños aún vivía, luego… bueno… simplemente no me mastican, me echan la culpa de lo que pasó.

—La asaltaron, eso es una tontería.

—Yo la traje a vivir aquí.

—Vaya, eso tampoco tiene sentido, es como quitarle la responsabilidad a los asesinos y echartela a tí, sólo porque si no hubiese vivido aquí ellos no le habrían hecho daño.

—A veces no pensamos con lógica, simplemente duele.

Kaleb suspiró.

—¿Cuándo se los llevan?

—En unas horas.

Y, a pesar de que Cloe dijo que iría no se marchó sin antes dar una perreta, incluso Morgan lloró debido a su hermana, Sander tardó aproximadamente una hora en calmarlos y subirlos al auto.

El lugar se sintió terriblemente solo después de que los niños se marcharon. Jodie se retiró unos minutos después y los chicos estuvieron ahí hasta la una de la madrugada.

Kaleb caminó alrededor de la piscina recogiendo algunas botellas, horas atrás se había vestido dispuesto a irse, sin embargo aún estaba ahí. Kaleb torció los ojos y recogió algunas cosas sobre la mesa, él acarició el lugar donde se sentó aquella noche, ahora manchado por el beso con Jodie.

Se estremeció al sentir a alguien justo detrás, Kaleb se giró y se apoyó en la mesa para mirar a Sander directamente.

—Pensé que te habías ido —murmuró acariciándole el costado.

—Debí hacerlo —replicó agarrando su camisa—. Maldición Sander, eres un imbécil.

—Lo sé.

—Dije que no me importaba, pero si lo hace, no te atrevas a follar con nadie más, sólo conmigo —gruñó, Sander sonrió y lo sentó en la mesa, Kaleb apoyó una mano en la madera.

—No me estoy acostando con ella, ¿en qué maldito tiempo?

—En el mismo que utilizaste para besarla —Sander lo agarró de la cintura y le mordisqueó una oreja.

—No fue así, me atrapó de sorpresa, sólo hablábamos.

—Y yo me lo creo.

—Te lo prometo, y ya le dejé claro que no volveremos —Kaleb lo abrazó con las piernas y miró con advertencia.

—Bueno, carajo, no lo hagas de nuevo.

—No lo haré —dijo besándole el cuello, Kaleb cerró los ojos y le dio más espacio.

—¿Por qué tenía que ser justo aquí?

—¿También te molestó eso?

—Fue lo que más me molestó, se robó un momento importante de nosotros —Sander se separó haciéndolo extrañar el contacto.

—¿Robar? —murmuró con una carcajada, Sander acarició su labio inferior con el pulgar—. Joder, ni siquiera puede tocar ese recuerdo tuyo caminando sobre esta mesa como si fueses un jodido felino, con ese maldito atractivo que tienes —luego lo besó.

Kaleb profundizó el beso deslizando la lengua en el interior de su boca, sus lenguas se enredaron y recorrieron hasta hartarse, jadeó separándose.

—¿Qué tan lejos viven tus vecinos?

—Lejos, ¿por qué importa eso ahora? —preguntó agarrando su cadera, Kaleb se lamió los labios.

—¿Suelen venir?

—¿A estas horas? Por supuesto que no, casi ni se acercan en la mañana, ¿por qué?

Kaleb se quitó la camisa y la dejó sobre la madera detrás de ellos, luego desbrochó el botón de su pantalón, Sander se lamió los labios mirándolo.

—Porque ahora quiero que me folles sobre esta maldita mesa y quites el dolor de cabeza que me provocaste.

—No puedes estar hablando en serio —replicó, Kaleb sonrió.

—Estoy hablando muy en serio, nada te lo impide, los niños y tus padres no estarán en dos días, no hay vecinos y son las… —Kaleb lo pensó, los chicos se habían ido pasadas la una—. Las dos de la mañana, estamos… libres de hostiles.

—Un día esto nos saldrá terriblemente mal —Sander lo besó, Kaleb mordió su labio inferior mientras le quitaba la camisa.

—No lo hará, somos cuidadosos.

—¿Crees que somos cuidadosos haciendo esto aquí afuera?

—Mmm… por una vez no pasa nada —Sander bajó la cremallera del pantalón y se lo quitó. Kaleb se estremeció un poco por el frío, Sander maldijo mirando su ropa interior.

—No tenemos lubricante.

—Aún tenemos saliva —murmuró Kaleb, Sander lo miró.

—Y un carajo, no, eso te hará daño.

Kaleb torció los ojos y señaló hacia su pantalón.

—Tengo un preservativo y un sobre de lubricante en la billetera, úsalo —Sander se separó por un momento y revisó en su billetera, sacó ambas cosas y las dejó sobre la mesa, justo a su lado.

—¿Por qué tienes esto en la cartera? —preguntó quitando su ropa interior y acariciando su erección.

Kaleb gimió.

—Mmm… ¿Qué? —Sander se echó a reír rompiendo el sobre y embadurnando sus dedos con un poco, uno acarició alrededor y luego se deslizó haciéndolo sisear.

—¿Estás acostándote con otros? ¿No me digas que el ataque de celos de hoy fue…?

—Cállate —gruñó mordiendo su labio inferior, Sander arqueó su dedo como castigo, Kaleb se estremeció—. Estoy teniendo sexo sólo contigo y no fue un ataque de celos.

—Claro —replicó colocando otro, Kaleb le arañó la espalda.

—Estaba en el hospital cuando las personas que tenían que ver con este tema visitaron —Sander movió sus dedos, Kaleb jadeó aferrándose a la cadera de Sander con una de sus piernas—. Dieron algunas clases y le regalaron eso a todos, lo dejé en la cartera porque me daba pereza sacarlo.

—¿Si? ¿Qué aprendiste? —preguntó sacando sus dedos, Kaleb vio sus dedos brillantes por el lubricante y respiró desordenadamente, sólo quería que se diera prisa—. ¿Y bien?

—Fue una estupidez, sé ponerme un jodido preservativo y ponérselo a otros también.

Sander desabrochó su pantalón y bajó dejando a la vista su pene, Kaleb tomó el lubricante que quedaba en el sobre y lo exprimió en su mano.

Sander maldijo cuando lo acarició con el líquido resbaloso, él mordisqueó su oreja.

—Mmm… es que ya estás muy grande para esas clases, Kaleb.

—No fue mi culpa que me atraparan ahí —gruñó subiendo un pie al borde de la mesa—. Hazlo ahora.

Sander se carcajeó por la orden, pero obedeció, su pene hizo presión y luego se enterró poco a poco, Kaleb se apoyó en la mesa con una mano, la otra hizo presión en la espalda de Sander.

—Ahora me alegro de que te atraparan o tendríamos que mudarnos a otra parte y eso hubiese sido decepcionante.

—¿Si? —jadeó, Sander lo besó cuando estuvo completamente dentro, una de sus manos le hizo presión en la cadera, la otra se apoyó en la mesa.

—Ujum… estás muy emocionado por estar aquí —Kaleb sonrió, Sander salió y entró haciéndolo gemir.

—Ah… imagina lo que vas a estar pensando la próxima vez que te reúnas con todos aquí.

Sander mordisqueó su oreja y lo besó mientras se movía contra él.

—Sí, en ti, justo aquí, recibiendo mi polla.

Kaleb gimió y se dejó llevar, maldición, estaba perdido con este hombre, a pesar de decir que no tuvo un ataque de celos por verlo besando a esa mujer.

Odió que lo tocara con tanta permisividad, que lo besara, cuando este hombre era suyo.

Kaleb también odió sus malditos pensamientos, por pensar que este hombre era suyo cuando no eran más que esto, simple satisfacción sexual aunque sonara realmente mal.

Esperar más sería estúpido, y ahora que estaba consciente de esto debía alejarse, sin embargo, Sander le daba justamente lo que necesitaba y alejarse era mucho más difícil de lo que esperaba.

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