- ¡Inuyasha-kun! No pueden vernos juntos...- susurró lo suficientemente alto como para que él la oyera

Pero, ¿qué se le iba a hacer? El peliplata caminaba tranquilo por la cafetería cuando la vio con una ajustada falda y una chaqueta americana. Como una perfecta empresaria, y sonrió más al llegarle la idea de disfrazarse al tener sexo con ella.

Entonces su novio apareció, acariciando su cintura con los dedos para después dejar un sonoro beso en sus labios. Y eso le había molestado de sobre manera.

- Inuyasha-kun, ¿a dónde vamos?

El ojidorado soltó una carcajada y sonrió arrogante

- Al baño de mujeres.

Ella lo miró estupefacta, pero no pudo hablar cuando la hizo entrar allí.

Levantó su falda, echó sus bragas a un lado dejando ver su intimidad y su miembro ya erecto entró en ella mientras la besaba y Kagome se aferraba a sus hombros.

- hoy lo haremos así, rápido, salvaje...- se rió- te gustará preciosa...

Ella no lo alejó cuando la sujeto contra él y se movía más rápido. Con que eso era tener un "polvo". Era algo rápido y agitado encuentro sexual, en el que sobraba pasión y faltaba tiempo.

Gimió. Si que le gustaba... comenzó a suspirar el nombre del peliplata mientras sus manos apretaban su camisa.

Él no podía más, esos sentimientos lo agobiaban, el olor de la azabache lo embriagaba y el interior de ella apretándolo lo animaba a no pensar y dejarse llevar...

Pero solo era sexo, solo era sexo aunque no pudiera alejarse de ella ni un milímetro.