Prólogo

Atsushi estaba nervioso.

El presidente lo había mandado a llamar esa mañana.

¿Estaba asustado?

Sí.

¿A punto de tener un ataque de pánico?

También.

¿Y si lo había llamado para echarlo? ¿O ya no le querían junto a ellos? ¿Se habrían cansado de él?

Tembló ante esa idea.

No quería separarse de esa extraña familia que lo había acogido en su peor momento.

Tocó tres veces la puerta de su despacho, y escuchó un "pase".

Al entrar, estaban el presidente y Kunikida sentados, mirandolo fijamente.

Él hizo una reverencia como saludo, un poco intimidado.

-Atsushi-kun, puedes sentarte - Le indicó Fukuzawa. Él lo hizo sin decir nada.

-Como te podrás haber dado cuenta, La Agencia, por lo general, no tiene muchos trabajos de acción y el mayor trabajo siempre es un montón de papeleo - Dijo y asintió - Sabemos que te puedes defender perfectamente con letras y palabras, gracias a tu pasado - Hizo una pausa - Pero nos hemos dado cuenta de que tu dominio en cuanto a números es muy bajo, y tendrás que sacar cuentas en algunos papeles, o incluso para tu vida diaria.

-Por eso mismo, Kunikida y yo hemos decidido que tendrás unas pequeñas clases de matemáticas con él, porque como ya sabes fue profesor antes de estar aquí - Dijo y volvió a asentir.

-Mocoso, tendremos clases dos veces por semana, los lunes y jueves, desde las cinco de la tarde hasta las siete.

-Necesitarás dos libretas de cuadros, una pequeña para tomar apuntes y otra grande para hacer ejercicios, harás un examen cada mes para ver tu progreso - Dijo Kunikida, tan estricto como siempre - Otra cosa, sé puntual, no toleraré ni cinco minutos de retraso, no quiero que mi horario sea interrumpido.

-Bueno, ya está todo aclarado, pueden irse, que tengan un buen día - Dijo Fukuzawa.

-Igualmente Fukuzawa-san - Dijeron los dos al unísono, y volvieron a su puesto de trabajo.

-Atsushi-kun~~.

-¿Qué quiere Dazai-san? - Preguntó cansado.

-Moo~ que malo Atsushi-kun - Fingió ofenderse.

Atsushi le volvió a preguntar lo mismo con la mirada. Y esta vez Dazai respondió.

-¿Para qué te quería el presidente? - Preguntó cual vieja chismosa.

-Kunikida-san va a darme clases de matemáticas - Dijo y se avergonzó un poco.

-Aww, va a ser como ir a la escuela - Se burló, haciéndolo avergonzar aún más.

-Ya callate Dazai, no me dejas disfrutar de mi dulces - Se quejó Ranpo.

Ahí se cortó el tema.

Ya se habían acabado sus turnos, y ahora estaban él y Kyoka en casa, disfrutando de unas crepas hechas por la menor. Quien las había aprendido a hacer solo para comerlas cuando ella quisiera.

-Kyoka-chan - Dijo llamando su atención - En un rato saldré a comprar unas cosas que me pidió Kunikida-san - Ella asintió y siguió comiendo su crepa.

Cuando Atsushi acabó, salió a la papelería más cercana.

Una vez allí, busco las libretas que había pedido y mientras las buscaba encontró unos bolígrafos de colores muy bonitos, los puso en la cesta y luego también puso las libretas, las dos de color morado.

Se dirigía hacia la caja para pagar, cuando chocó con algo, o más bien alguien.

-¡Jinko! - Escuchó y al levantar la cabeza vio a Akutagawa, vestido como persona normal, pero todavía conservaba su gabardina.

-¡A-Akutagawa! - Gritó, y él de inmediato le puso la mano en la boca para que se callara.

-No grites, llamarás la atención - Dijo con una mirada que prometía dolor.

-Pero tú también gritaste - Dijo y le ignoró.

Miró las cosas que llevaba en su cesta, y pudo ver purpurina de todos los colores, junto a flores de papel y más cosas.

Lo miró con asombro.

-Son para mí hermana - Le miró sin creerle - Si le dices algo a alguien, te mato - Amenazó.

-Son para unas clases de Física y Química que Mori-san me obliga a tener, según él para mejorar en estrategia, mi profesor es Kaiji, y quiere que haga una bomba de colores - Dijo con vergüenza.

-Yo también voy a tener clases de matemáticas con Kunikida-san.

Le miró incrédulo.

-¿Sabes tan siquiera multiplicar? - Le preguntó a modo de burla, pero su sonrisa se fue al ver que no respondía - ¿En serio?

-¡Cállate! - Dijo rojo como un tomate. Y él se rio.

-Supongo que suerte - Dijo.

-Igualmente - Dijo, aún con un tono rosado.

Luego, ambos pagaron y se fueron por caminos distintos, camino a sus casas.

Mañana, empezarían sus clases, por lo que sus nervios no cesaron en toda la noche y mañana siguiente.

Continuará...

Bienvenidos a esta nueva historia.

¿Qué tal?

No he visto nada sobre este tema, así que decidí hacer yo una historia sobre esto.

Espero que les guste.

Los capítulos serán cortos. Y las actualizaciones irregulares.

14/04/2023

726 palabras.

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