Capítulo 3: Getaway car




Era viernes y Serena le había invitado a su casa ese día al terminar las clases. Llevaban un buen rato sobre la cama de esta mientras veían una película, un lugar secreto se llamaba, lo cierto es que no estaba mal pero simplemente no eran de las que Dan solía elegir.

La puerta de la habitación estaba abierta de par en par, y ni Lily ni Bart Bass estaban ese día. Era el escenario perfecto para hacer lo que quisieran sin ser descubiertos.

Pero Dan no estaba seguro de estar del todo enfocado en ello. Y no era por Serena.

Dan se echó hacia atrás en la cama y suspiró, hundiendo su cabeza en la almohada al escuchar su teléfono vibrar en su bolsillo, lo sacó de este y lo apagó. Porque enserio, no era necesario ser un genio para saber que era otro mensaje de Chuck.

Se suponía que debía dejarlo ir, olvidar todo el asunto del beso. Pero simplemente no podía, y ya había pasado una semana. Una semana en la que Chuck hizo su vida un infierno en la escuela cada vez que se encontraban.

Semana en la que Dan escribía sobre el en su diario sin parar, porque estaba confundido, y necesitaba sacarlo de su sistema, y la única forma de hacerlo era escribiendo. Claro que ahora su diario estaba en casa, en un escondite que nadie pensaría en buscar y después del incidente con Chuck no pensaba sacarlo de allí, menos que ahora tenía solo pensamientos sobre este.

Había escrito sobre cada incidente, empezando por el beso, y siguiendo con la primera vez que vio a Chuck cuando el martes se encontraron en clases. Lo recordaba como si hubiese sido ayer.

Flash Back

Era Martes por la mañana, hacía frío, y afuera se podía ver el cielo de Nueva York lleno de nubes grises que indicaban que estaba a punto de ponerse a llover. Dan llevaba un paraguas en su bolso de color café solo por si acaso.

Se removió nervioso en su asiento intentando resolver en su cuaderno un par de ecuaciones sencillas para la clase de Matemáticas, de la cual tenían examen en unos minutos, pero no podía evitar distraerse constantemente observando desde la blanca pizarra a la puerta del salón de clases. Esta aun no comenzaba, faltaban veinte minutos, pero Dan había llegado antes como siempre.

Y solo esperaba que cierta persona no entrara también, a cierta persona que no había visto desde la noche anterior, cuando se besaron. Y, rayos, él no ha podido pensar en otra cosa, ni siquiera en Serena ¡No era justo que Chuck jugara con él de esa forma!

Cerró el cuaderno de mala gana y caminó hasta la parte de atrás del salón de clases buscando algún libro de literatura sobre las estanterías, dio un salto cuando escuchó la puerta cerrarse con un sonoro golpe, y observó hacia allá enseguida.

Chuck le miraba con una sonrisa malévola de medio lado.

-Humphrey- le saludó, con ese toque de burla y desprecio en su voz tan característico suyo.

-Hola, Chuck- respondió él con su nerviosismo habitual, y hubo un pequeño atropello en sus palabras porque no tenía control de ello, porque él no podía fingir tan bien que nada le pasaba.

Chuck comenzó a caminar hacia él a paso lento, disfrutando de ver como Dan tragaba saliva al ver sus movimientos. Dan le recordaba un cervatillo esperando a ser devorado.

-¿Te divertiste anoche?- inquirió el millonario, con sus ojos sagaces.

Dan se sonrojó, prácticamente fue como si de golpe recordara lo que ocurrió y sus suaves mejillas lo expresaban.

Chuck sonrió al ver su reacción, Dan era la persona más inocente que conocía, seguía sin pensar que aquella cualidad fuera algo positivo, no lo era, cualquiera podía llegar a aprovecharse de aquello, como él lo haría, pero sin duda era una cualidad encantadora que le incitaba a corromperla todavía más.

-Fue... interesante- respondió Dan agachando la cabeza un poco viendo con fingido interés sus zapatos, obviamente queriendo disimular su rubor- Nunca había ido a un club, es... es... sí, supongo que fue divertido.

-¿Cual fue tu parte favorita?- preguntó llegando finalmente frente a él y acercándose más de la cuenta.

-¿Del club?

-De la noche- se explicó, conteniendo un bufido cuando Dan dio un paso hacia atrás trastabillando y pegando su espalda a la blanca pared. Él dio otro paso adelante solo para tener a Humphrey cerca, ignorando deliberadamente sus movimientos histéricos como el hecho de mover la cabeza y observar el lugar buscando una salida.

-Me gustó la... música- enumeró, ya dándose por vencido de poner distancia entre ambos, más que nada porque ya estaba atrapado entre la espada y la pared, o mejor dicho Chuck Bass y la pared, lo que era igual, por no decir más, peligroso- y los tragos... el club.

-¿El baile?- preguntó Chuck divertido recordando a Dan con sus brazos al rededor de su cuello y Chuck con sus manos en su cintura intentando enseñarle a moverse- ¿La limusina?-recordó a Dan lamiendo de su dedo la cocaína, con un sus ojos apagados al recordar a Serena- ¿El... beso? O mejor dicho, los besos- susurró eso ultimó dejando entre sus rostros apenas unos centímetros de distancia.

-Dijimos que no hablaríamos de eso- recalcó Dan moviendo su rostro hacia un lado e intentando sonar firme pero su frase se desvaneció un poco cuando Chuck se inclinó hasta su oído.

-Dijimos que no le diríamos a Serena, pero no que no hablaríamos de eso- murmuró con su aliento cálido sobre su oreja, satisfecho al ver un pequeño estremecimiento en Dan-Vendrás conmigo hoy.

-No puedo.

-No era pregunta.

-Estoy castigado- gruñó Dan de mala gana, colocando sus manos sobre el pecho de Chuck para apartarlo- por culpa.

Chuck le agarró las muñecas y se las dejó a los costados de su cuerpo, acercándose más, al punto de hacerle contener la respiración.

Y sonrió porque tenía a Daniel justo donde lo quería, podía hacer lo que le viniera en gana y este estaba camino a otorgárselo, solo tenía que continuar así, metiéndose bajo su piel, haciéndolo retorcerse.

Le mostraría lo que se sentía no ser dueño de sus pensamientos.

Pero no era el momento, pensó depositando un suave beso sobre en la piel delicada del cuello de este, donde, si estuvieran con menos ropa y en un lugar más intimo dejaría una marca.

-Apenas termine tu castigo me acompañarás, y no tendrás una sola excusa ¿Entendido?

Dan abrió la boca para responder, pero justo se escuchó como alguien giraba la manilla de la puerta, intentando entrar, se apartó de golpe del cuerpo de Chuck moviéndose hacia un lado justo cuando otros dos estudiantes entraban.

Fin Flash Back

Decir que ese fue el primer incidente sería una sucia mentira. Porque hubieron más, muchos más.

Como cuando se estaban cambiando antes de salir a clase de gimnasia.

Flash Back

El miércoles en los vestidores de los hombres, Nate le estaba hablando de algún tema irrelevante, mientras este se cambiaba de ropa para poder salir a la clase.

Dan observó a Chuck, que estaba unos pasos más allá, con su uniforme de gimnasia ya puesto, y apoyado con la espalda en los lockers, sus ojos le escaneaban con descaro, y Dan bajó la mirada, porque odiaba sentirse de esa forma, tal vulnerable y desnudo solo con una mirada de parte del otro.

-Entonces lo hicimos y todo fue bien.

Dan parpadeó confundido.

-¿Hicieron qué?

-Blair y yo, lo hicimos, tu sabes, tuvimos sexo- explicó Nate alzándose de hombros.

-Huh- dijo con un asentimiento Dan. Preguntándose por quien sabe cuanta ves qué se sentiría tener sexo, pero no solo eso, sino que hacerlo con la persona que realmente amabas.

-Fue genial- decía Nate- creí que todo iba ser incómodo, y bueno, no lo fue tanto.

-Nathaniel ¿No te enseñaron que es de mala educación comer frente a los que tienen hambre?- comentó Chuck llegando a ellos con una sonrisa burlona haciendo un gesto a Dan.

-¿Qué? Espera- dijo Nate sorprendiendo mirando a Dan- ¿Tu y Serena aun no...?

-No- gruñó Dan, lanzando una mirada molesta a Chuck por que si, había leído su diario pero no tenía derecho de irlo comentando por ahí- Y no veo por qué es tan raro, simplemente no hemos tenido oportunidad.

-No, esta bien- le tranquilizó Nate- no estoy diciendo que sea raro, está bien tomarse su tiempo y todo, solo... bueno, Serena es, ya sabes, Serena.

-Ya- dijo notando que solo quedaban ellos tres por salir a clases, y Dan ni siquiera se había cambiado, más que nada porque no quería hacerlo frente a Chuck.

-Nathaniel, el entrenador te estaba buscando.

Dan observó sorprendido a Nate, y pensó en decirle que Chuck mentía, que nadie le buscaba, que era solo una excusa de Chuck para tenerlo a solas otra vez. Pero no pudo ocurrírsele una forma en la que no le explicara el porque Chuck quería tenerlo a solas.

-Voy a cambiarme- se apresuró a decir Dan, levantándose de un salto, con su bolso firme en sus manos y se encerró en un pequeño cubículo de baño.

Nate no era estúpido, y a Chuck le constaba que Nate sabía que buscaba. Pero de todas formas Nate asintió, no sin antes acercarse a Chuck susurrarle.

-Si no salen en cinco minutos vendré a buscarlos.

-No voy a aprovecharme de él, Nathaniel. Solo vamos a hablar.

-No te creo.

-¿No me crees?- repitió con burla.

Nate rodó los ojos. Porque toda la semana su amigo se la había pasado acechando a Dan.

-No puedo dejar que lo hagas, por tres razones; primero él es mi amigo, Chuck, y no quiero que le hagas daño, segundo es el novio de tu hermana y solo conseguirás enfadar a tu padre a Lily y a Serena. Y tercero; eres Chuck Bass, y cuando te obsesionas por algo, o mejor dicho, alguien, nunca termina bien.

Chuck apretó los labios, y Nate con un asentimiento caminó hacia la puerta, haciéndole un gesto de cinco minutos.

Dan se colocó sus shorts blancos de gimnasia, golpeándose el codo con el contenedor del papel higiénico al subirlos, era incómodo cambiarse allí, pero era mejor que cambiarse con Chuck y su cara de depredador.

Cuando ya se encontraba vestido abrió la puerta, encontrándose con Chuck apoyado justo al frente, en los lavabos. Dio un pequeño salto asustadizo.

-Mierda, Chuck.

Este se acercó a él a paso lento, y Dan tragó saliva cuando le empujó ligeramente metiéndose en el mismo cubículo que él.

-¿Qué estás...?

-Shhh...- él le acalló colocando un dedo sobre sus labios, antes de recorrer sus brazos con sus manos, la piel de Dan era suave ante su toque- Tenemos cinco minutos.

-¿Cinco minutos para qué?

-Descuida- respondió trasladando sus manos a la espalda baja del chico de Brooklyn- Es tiempo mas que suficiente para que termines.

-¿Que termine qué?- jadeó él- Chuck, deja de hacer eso- pidió Dan cerrando los ojos.

-¿Hablas de tocarte?

-No, quiero decir... sí, también eso- jadeó al sentir la respiración se Chuck sobre el hueco de su cuello y hombro- me... me refiero a que quiero dejes de jugar conmigo.

-No puedo jugar sin ti- murmuró besando con suavidad su oreja, y apoyando finalmente sus manos sobre las caderas de Dan, dirigiéndolas a su trasero, y bajándolas un poco, solo un poco para molestarlo y hacerle removerse nervioso.

-Puedes jugar con cualquier otra persona, Chuck.

-No sería lo mismo. Y sé que a pesar de que te hagas el difícil, tu cuerpo reacciona sumisamente a todas y cada una de mis caricias. Y eso es porque en el fondo sabes que te gusta.

-No, no... tengo novia, lo sabes.

Dan se removió intentando apartarse, solo consiguiendo golpear su espalda con el cubículo y su cadera con el dispensador de papel higiénico. Hizo una mueca de dolor.

-Daniel- le detuvo Chuck aprisionándolo contra la pared para que dejara de moverse, sus manos acariciando la piel pálida- deja de ser tan nervioso y torpe por un segundo, deja de ser tan correcto e inocente, y solo déjate llevar.

Chuck coló una de sus piernas entre las de Dan, que se separaron obedientemente, sus manos bajaron hasta sus glúteos apretándolos, provocándole un gemido desde lo profundo de su garganta y Chuck sentía contra su muslo la erección de este, tan duro como una piedra.

Dan apoyó sus manos en los hombros de Chuck para no caerse, su cuello fue hacia atrás exhibiendo más lugar que el hombre podía besar, y movió sus caderas de arriba abajo, de atrás hacia adelante, con inexperiencia, buscando un ángulo que le generara más roce.

-Mírame, Daniel- demandó Chuck, y Dan le obedeció, porque era Chuck, porque todo su cuerpo le pedía que hiciera todo lo que el hombre le dijera, y se sentía tan sucio, y tan bien a la vez.

Cuando sus ojos se encontraron. Chuck estrelló sus labios juntos, saboreando los suaves y dóciles labios de Dan, que se abrieron sin oponer resistencia.

Dan gimió con las mejillas encendidas, intentando no hacer ruido, porque nunca se sabía si alguien estaba afuera escuchando, pero el pensamiento de que si lo encendía más.

Jadeó cuando sintió las manos de Chuck en sus nalgas, apretándolas, conduciendo sus caderas, y su muslo se presionaba aun más.

-Chuck- gimió, intentando apartarle o acercarle, pero se sentía tan bien, todo estaba estupendo, busco en su mente algo que le dijera que lo que hacia estaba mal, no encontró nada.

-Te encanta, todo tu cuerpo reacciona a mi, a pesar de que tu mente te diga que no. Lo deseas, lo quieres y más importante lo necesitas.

-Ah, Chuck- gimoteó apretando los ojos con fuerza, avergonzado.

No iba a durar mucho, y conciente de ello hundió su rostro en el cuello de Chuck, y con un fuerte y contenido gemido mientras clavaba sus dedos en los hombros de este con fuerza, terminó.

Y Chuck solo le sonrió con superioridad, acariciando su espalda de arriba abajo, antes de besarle le frente por ultima vez y salir del cubículo del baño, dejándole allí, con la respiración irregular y su ropa hecha un desastre.

Fin Flash Back

-Dan- le llamó Serena, sacudiéndole el hombro con insistencia- Oye ¿Todo bien?

Él salió de sus pensamientos, o más bien recuerdos, y asintió.

-Todo bien- repitió, sonriéndole. Se suponía que debería olvidarlo, estaba seguro de que en ese momento Chuck estaba tranquilo y disfrutando de la vida teniendo sexo con fetiches raros con alguna prostituta del bar donde había llevado a Dan.

Tenía que olvidarse de ello.

Serena se inclinó sobre la cama y le besó, al principio con ternura, y luego fue aumentando de ritmo, los besos lentos cada vez se volvían más largos, y mas profundos, y él jadeó antes de pasar las manos por sus caderas algo inseguro, no quería hacer algún mal movimiento, pero ella solo le sonrió con seguridad, colocándose a horcajadas sobre él, antes de volver a besarlo.

Y a Dan le gustaba, le gustaba demasiado porque ella era perfecta y dulce y si ponía de su parte todo iba a resultar entre ellos...

El teléfono de Serena vibró en la cama, primero una, luego dos, hasta tres veces antes de que ella se apartara de encima de él, sin decir una sola palabra.

-Lo siento creí haberlo silenciado y...- ella se quedó en silencio al ver algo en la pantalla.

-¿Ocurre algo?- preguntó él apoyandose sobre sus codos, con una expresión preocupada.

-No, sí... quiero decir, sí- respondió con una sonrisa fingida, acomodándose el cabello desordenado hacia atrás, y Dan apretó los labios, porque no estaba dispuesto a tener la misma discusión de siempre, no cuando estaban a punto de hacerlo por primera vez.

-Son solo cosas... bobas, entre Blair y yo.

-Tu expresión no dice lo mismo- dijo él sentándose y colocándo sus manos sobre las de ella- Sabes que puedes decirme lo que sea.

Ella bajó la mirada y apartó sus manos con lentitud, se levantó de la cama y comenzó a caminar en círculos.

-No puedo hablar de ello- respondió, y todo en su tono de voz indicaba culpa.

-Si puedes- corroboró él también levantándose de la cama- si dejarás por un segundo de ser tan terca y confiaras en mi, no me voy a alejar de ti si no me lo pides. Serena...

-No puedo- negó ella, sacudiendo la cabeza con insistencia.

-¿Por qué siempre haces eso? ¿Por qué siempre me alejas de tu vida cuando algo está mal?- inquirió apretándo los labios- ¿Enserio crees que no voy a poder ser capaz de manejarlo?

-¡No es solo eso!- explotó ella, y después de un largo suspiro se dejó caer en la cama, sentada con la espalda recta, mirando al suelo.

-¿Y qué es?

-No puedo lidiar con esto ahora, Dan.

-¿Esto? ¿Te refieres a nosotros?

Ella cerró los ojos, y por un segundo Dan pensó que le diría que no, pero terminó por asentir, y las palabras que salieron de su boca a continuación fueron el detonante.

-Creo que necesito un tiempo.

Dan se quedó un momento ahí de pie, como incapaz de procesar las palabras de ella, y solo se mantuvo de esa forma por unos largos segundos, antes de que él asintiera, y sin decir una sola palabra salió de la habitación.

Sus ojos ardían un poco mientras caminaba hacia la salida, y no tenía ganas de comportarse de esa forma, pero era injusto que él intentara arreglar las cosas, suprimir sus emociones y Serena solo actuaba como si nada fuera importante.

Presionó el botón del ascensor con insistencia y cuando este se abrió, él casi se estrello cara a cara con Chuck al entrar.

Se sorprendió enormemente al verlo allí, pero entonces recordó que Lily y Bart llevaban saliendo algunos meses, lo que significaba uno que ahora Serena era la hermanastra de Chuck, y dos, que también vivían juntos.

-¿Problemas en el paraíso?

Dan arrugó la nariz y bajó la mirada deseando que su rostro no expresara lo afectado que estaba por la discusión, y claro, como olvidar el reciente rompimiento con Serena.

Se subió al ascensor sin decir una sola palabra. Y Chuck le observó fijamente.

-¿Otra discusión?- su voz sonó en un tono mucho menos burlesco que el de costumbre pero Dan aun así no tenía ganas de pensar en ello.

-¿No vas a salir?- preguntó en voz baja, apretando los botones del elevador con prisa para mantener la puerta abierta, pero para que se cerraran en cuanto el otro se bajara.

-Estoy justo donde quiero estar- respondió Chuck con un tono de voz suave, y tomando la mano de Humphrey en la suya y apartándola de los botones del elevador. Cuando este no se apartó y las puertas se cerraron se quedó allí. Sosteniéndole la mano.

De alguna forma Chuck le había convencido de subirse en su limusina, en la que abordaron en silencio.

-Te llevaré a tu casa.

-No- negó Dan haciendo su cabeza hacia atrás en el asiento, Chuck le observó alzando una ceja- no tengo ganas de ir a casa ahora mismo.

Se volvieron a quedar en silencio cuando la limusina había comenzado a avanzar, llevándolos sin un rumbo fijo. Dan volteó el rostro hacia un lado y su energía y verborrea habitual no estaban presentes.

-¿Tienes más "felicidad"?- preguntó mordiéndose el labio.

-No para ti- negó Chuck notando que el otro no estaba en condiciones, y no iba a darle a Dan algo tóxico y adictivo, no de nuevo. Frunciendo un poco el entrecejo preguntó- ¿Es por eso por lo que has venido conmigo?

-No, he venido contigo porque eres la única persona que hace que mi mente deje de dar vueltas tan rápido- murmuró arrugándo un poco la nariz al admitirlo- Y ahora mismo quiero dejar de pensar que todo es mi culpa, y que arruiné todo con Serena, y que terminó conmigo por que no soy suficiente para ella.

-¿Terminó contigo?- cuestionó dejando sonar más sorpresa de la que pretendía.

Dan asintió, y jugueteó con el botón de la ventanilla de la ventana.

-Y has venido conmigo.

-Sí.

-Y quieres que te ayude a dejar de hacer que esa neurótica cabecita tuya siga divagando sin sentido.

Ahora Dan se alzó de hombros como respuesta.

-Supongo.

-No creo que sea sensato- murmuró Chuck, apartando la mirada con una sonrisa maliciosa.

-¿Por qué no?- se quejó Dan- Has estado molestándome toda la semana y lo que pasó en los vestidores fue... -Dan negó con sus mejillas enrojeciendo al recordarlo- y de hecho, antes de eso, en el club...

-No creo que sea sensato porque no creo que estés listo para las cosas que quiero hacerte ahora mismo, Daniel.

-¿No crees que pueda soportarlo?- inquirió enfadado, apretando los puños- Es que enserio ¿Qué pasa con todos ustedes? ¿Cómo es que todo el mundo cree que no puedo soportar las cosas? Primero Serena con quien, por cierto, ya no estoy saliendo, y ahora tú. Sé que no soy del Upper East Side como ustedes, pero no soy tan frágil como para mhp...

No pudo continuar porque al instante sintió los labios de Chuck sobre los suyos, comiéndole la boca. Dan le correspondió al instante, enredando sus brazos en su cuello, y pasando sus manos por su nuca, acercándolo más.

-¿A dónde podemos ir?- jadeó Dan luego de apartarse para recuperar la respiración.

Chuck sonrió.

N/A: Lamento mucho haber tardado tanto, la universidad me estaba consumiendo, de hecho aun me está consumiendo. Intentaré no volver a tardar. Y muchas gracias a los que me leen, sus comentarios son hermosos. Los quiero.

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