Capítulo 2: The Little Castle



Las cosas no iban del todo bien con Serena desde hace un tiempo, un tiempo son, las dos ultimas semanas, y Dan lo intentaba, enserio lo hacía, pero simplemente parecía que Serena no quería llevar las cosas de forma sencilla.

Cada vez que tenía un problema y él le ofrecía ayuda, no era suficiente, o no lo necesitaba o solo prefería ocultarle las cosas, ocultarle su mundo, como si el hecho de que se lo mostrara lo fuera a quebrar, como si él estuviese hecho de cristal. Joder, eso le enfadaba.

Así que sí, las cosas no iban del todo bien, y la atracción no podía ser la mejor, y Dan hubiese puesto de su parte pero no podía ser él quien remara el bote todo el maldito camino.

Ese día tuvo una pelea con Serena- antes de encontrarse con Chuck en el pasillo y perdirle su diario- justo en la mañana, por una tontería, por no verse más involucrado en la vida de ella.

Sabía que si Chuck comenzaba a publicar fotos de su diario mandaría definitivamente su relacion con Serena a la mierda. Porque ¿Cómo le explicas a tu novia que no te incluye en su vida que te la pasas escribiendo poesía sobre el profesor Rogers?

Claro, no lo hacías.

Y ese no era su único problema, no, sino que Chuck ahora le estaba manipulando, lo cual era horrible, no sabía si era un alivio pensar en otra cosa, o una tortura porque era Chuck Bass.

En fin, luego de que ocurrieran todos los mensajes en clases a los que Chuck parecía molestarle todo lo que Dan hacía, quedaron de verse en el auditorio.

Y Dan lo sabía, lo supo desde el momento en que notó que Chuck tenía su diario, su vida iba a ser un infierno desde ahora, y el estaba en manos del diablo, como un juguete, y enserio ¿Qué le dio a Chuck con dejar de ignorarlo tan repentinamente y atormentarle la vida?

Algo tenía que haber hecho, o quizás Chuck estaba tan aburrido de siempre molestar a las mismas personas de su círculo de amigos que se fue por el novio de su hermanastra, osea él.

Unas horas más tarde, después de la hora de almuerzo Chuck le estaba esperando allí, solo, fumandose un cigarrillo e importandole bien poco que no se pudiera fumar en el interior del teatro.

Dan caminó hacia él a paso inseguro. Y cuando este le recorrió con la mirada simplemente explotó.

-Tienes que decirme que quieres- fue lo primero que dijo Dan, y sono casi suplicante

-¿Disculpa?

-Yo... he estado pensando en qué pude haber hecho para molestarte, y sinceramente no tengo idea, y no sé cómo deshacerlo porque no sé que es, y tú... tienes que decirme que quieres para poder hacer que todo vuelva a ser como antes y olvidar esto.

-¿Has visitado The Little Castle?

-¿Q-Qué?

-The Little Castle

-No- respondió confundido por el giro de conversación, pero sabía que se refería a un club- no tengo edad, es para mayores de veintiún años, ni siquiera he cumplido dieciocho.

Chuck giró sus ojos, claro que Daniel tenía que ser siempre tan recto y obediente. Él tampoco tenía edad, y sin embargo iba cada tres semanas a Little Castle (el resto de las semanas prefería ir a otros clubes más cercanos a conseguir mujerzuelas más sexys).

-Bien, al menos lo conoces- Chuck sonrió y le tendió un tarjeta, con la dirección del lugar-ve allí hoy, a las nueve

-¿Por qué?- gruñó Dan, tomando el papel de mala gana, sabiendo que no podría negarse

-Porque yo lo digo- respondió- porque soy Chuck Bass

-Bien ¿Es todo?

-No.

Dan gruñó porque claro, con Chuck nunca era todo.

Chuck dio un paso adelante, y Dan arrugó un poco la nariz ante el olor a tabaco, pero no le resultó desagradable fue más pos instinto, tambien el olor de Chuck estaba mezclado con perfume, perfume costoso.

-¿Qué dirías que te va más Humphrey los hombres, o las mujeres?

-¿Q-qué?- inquirió, su voz sonando un poco más aguda- y...yo no... te dije que los hombres no me van... o...

-Tu diario donde mencionas a Rogers no dice lo mismo, página tras página

-No es tan así- confesó avergonzado

-Respode.

-Joder, Chuck, no lo sé ¿Quieres que sea sincero? Me gusta Serena, más que nadie o eso creía cuando la miraba secretamente a distancia, pero ahora que estoy con ella no todo va viento en popa. Y Rogers... solo es guapo e inteligente, y... esta ahí atrapando mi atención, porque me atrae...

-No me interesa- le cortó Chuck, fingiendo aburrimiento- me importa una mierda como te atraiga Rogers.

-¡Me lo has preguntado!

-Te he preguntado que te gustan más ¿Los hombres o mujeres?

-¡Pero es que no lo sé, Chuck, jamás he estado con un hombre!- ni con una mujer, pensó Dan, pero Chuck no tenía que saber que él y Serena no habían tenido sexo, ni que él aun era virgen, ah claro, recordó, Chuck ya lo sabía, tenía copias de su diario después de todo.

Antes de que pudiera decir algo más ambos escucharon a alguien carraspear desde detrás de la cortina.

Dan volteó encontrandose con Rogers que parecía algo culpable y divertido. No sabía cuanto tiempo llevaba escuchando, pero le rogaba a Dios que no fuera mucho.

-Lamento interrumpir su conversación- se disculpo, tan educado como siempre- la directora me pidió vaciar el auditorio para el club de teatro.

-Bien- comentó Chuck girando sus ojos, y comenzando a caminar hacia la salida- nos vemos esta noche, Dan- dijo intentando que no sonara como que marcaba territorio, porque no lo hacía, enserio- profesor Rogers- y eso sonó con más despreció del que planeaba, pero le restó importancia mientras desaparecía por la puerta.

Dan suspiró, rascándose la nuca y removiendose nervioso.

-Vaya- dijo Rogers con una sonrisa, mirándolo- ¿Tú y Chuck Bass?

-¿Q...qué? ¡No!- exclamó Dan sonrojandose ante la insinuación- Chuck no lo decía con ese sentido, es que quedamos de ir a The Little Castle esta noche eso es todo. Somos solo amigos, quiero decir no, en realidad no, no somos amigos, él me odia, me detesta y yo... bueno, yo no lo odio simplemente no es mi persona favorita y...

-Dan- le cortó Rogers con una pequeña sonrisa- esta bien, solo era una broma.

Dan dejo escapar todo el aire que estaba conteniendo, aliviado, y sonrió con timidez.

-Y no creo que Chuck te deteste tanto como dices, se la pasaba mirándote en clases.

-No... solo disfruta haciendome sentir miserable.

Rogers pareció querer discutir pero terminó callándoselo.

-A todo esto ¿Tienes edad para ir a The Little Castle?

Dan parpadeó.

-Uhm, pues no pero...- pero no es que pueda negarme, pensó.

-Esta bien, no es de mi incumbencia, solo ten cuidado ¿Sí? Sé que eres un buen chico.

Dan asintió.

-Sí. Adios, profesor Rogers.

Se despidió con un gesto de la mano y se fue, tenía mucho en mente y debía ver que rayos iba a ponerse para ese club porque estaba seguro que Chuck lo sacaría a patadas si se presentaba con sus camisas a cuadros.

(...)

Todo iba a salir de acuerdo a su plan, pensó Chuck, observando en la cama su nuevo traje para usar en la noche.

Hoy pasaron por la fase uno del plan; Manipulación.

Iba hacer que Daniel se embriagara, lo iba a obligar a disfrutar de la noche, divetirse. Como jamás lo había hecho. Y cuando al fin lo consiga, cuando Dan esté vulnerable, iba a hacer algún movimiento, y poco a poco se metería en su cabeza, lo obligaría a pensar en él.

Joder todo lo que ha querido es que Dan actue como uno de ellos, verlo perderse en si mismo, y a diferencia de Serena, él sabía que Dan sería dificil de romper. Y él quería ver como era aquello, la visión de Dan actuando así, ver como hacia cosas que no haría estando sobrio, dejándose llevar, como alguien del Upper East Side, dejando de ser el inocente novio de Serena por un segundo.

Era un juego, e iba a ser divertido. Solo buscaba algo de distracción, es todo, el aburrimiento lo estaba matando y sus ganas de tocar a Daniel. Verlo en facetas que no muestra a cualquiera.

Chuck se recostó en su cama lentamente, con una carpeta impresa del diario de Humphrey y continuó leyendo. Aun no lo leía completo de hecho iba por la mitad, y era como estar en la cabeza de Dan, era como sentir cada uno de sus neuróticos pensamientos conectándose.

'...no es que no me guste Serena, me gusta mucho y es maravillosa, pero no es lo que esperaba, todo se mueve de forma extraña al rededor de ella como si algo no encajara, no sé si es ella o yo pero sé que es algo...'

Podrían ser ambos, pensó Chuck. Despues de todo Serena no era buena llevando relaciones y Dan era... bueno, Dan. Si no le prestabas atención se movía hacia otra persona en busca de cariño. En este caso Rogers era la otra persona.

'...hoy me di cuenta de algo, el profesor Rogers es realmente inteligente, es tan culto y, aunque no sea su especialidad, sabe tanto se literatura que podría escucharlo hablar por horas...'

'...el profesor Rogers es tan amable, hoy me llamo su favorito de la clase por responder bien ...'

'...el profesor Roger es tan guapo cuando sonrie...'

'...el profesor Rogers es tan carismático...'

'...el profesor Rogers...'

'...el profesor Rogers...'

'...el profesor Rogers...'

Chuck arrojó la copia del diario al otro extremo de la habitación más fuerte de lo que pretendía.

Repentinamente, le dieron ganas de encontrar a Rogers y darle un puñetazo en la cara.

(...)

La música sonaba fuerte en The Little Castle, y Dan no encontraba a Chuck en ninguna parte. No le extrañaría que Chuck lo citara ahí para dejarle plantado, estaba seguro de que no sería al primero que le hacía eso, pero antes de poder sopesarlo como siempre hacía, lo vio, sentado en una mesa, bebiendo solo, con una chica masajeando sus hombros.

Dan caminó hasta él y se sentó en la silla de enfrente.

-Hola, Chuck- saludó algo inseguro, Chuck le lanzó una mirada irritada y parecía molesto por algo, con él, y Dan no lo entendía, porque con Chuck nunca entendía lo que estaba pasando.

-Daniel- respondió con un asentimiento y luego de indicarle a la chica que se retirara, le indicó los shots sobre la mesa- por favor, sírvete.

-Yo... Yo no... no bebo- murmuró sintiéndose como un mojigato.

-Hoy sí.

-Mañana hay escuela- informó Dan- y hay un examen de matemáticas...

-Humphrey- le acalló, acercándose a su rostro- o te callas y bebes, o le mando a Serena todo lo que escribes de Rogers. Tú decides.

Dan frunció el ceño pensando en replicar que no tenía que recordárselo. Se quedó callado, y tomó un shot en su mano, con vacilación.

-Papá me va castigar si llego después de las una, dice que en noche de escuela no puedo llegar más tarde, es el toque de qurda- su voz sonó firme pero se sintió como un tonto, porque se estaba comportando como un niño bueno que seguía las reglas (y, rayos, lo era) frente a Chuck Bass, el hombre a quien menos le importaban las reglas.

Chuck rodó los ojos.

-Te dejaré en tu puerta diez para las una ¿Contento?

Dan asintió, y luego bebieron, al mismo tiempo, lanzándose miradas por sobre los pequeños vasos. Dan arrugó la nariz ante el ardor del trago.

Se bebieron otros cuantos mientras las luces parpadeaban cada vez mas y la gente iba llenando el lugar, la pista de baile estaba casi a rebosar.

-¿Por qué me citaste aquí?- gritó Humphrey sobre la música.

-Nate estaba ocupado esta noche con Blair- no era del todo mentira, pero funcionaba.

-Entiendo ¿Entonces soy el reemplazo de Nate?

-No- negó con una sonrisa- Para eso tendrías que ser divertido. Pero eras tú o nada.

-¡Yo soy divertido!- se quejó, y Chuck notó con diversión que Dan estaba ebrio. Era evidente, su voz sonaba más aguda, sus brazos se movían mucho, y sus hombros usualmente tensos estaban relajados.

-Pruébalo.

-¿Cómo?

Chuck se alzó de hombros, entretenido.

Dan murmuró algo para si mismo y se levantó de la mesa tambaleante.

-¡Joder, te vas a arrepentir como nunca de hacerme hacer esto!- gritó Dan con una sonrisa.

-¿Hacerte hacer qué exactamente?- preguntó Chuck interesado mientras se inclinaba hacia adelante en su asiento, porque esa pequeña sonrisa mostraba que Dan no la estaba pasando del todo mal.

Dan se movió hacia la pista de baile, y con una sonrisa comenzó a moverse. Y, joder, pensó Chuck, jamás había visto a alguien bailar tan mal, incluso ebrio, sus caderas se movían con rigidez, con movimientos inexpertos, sus hombros se movían de atrás hacia adelante y parecía no saber que hacer con sus manos. Y enserio, la gente estaba comenzando a mirarlo raro.

Con un suspiro Chuck se levantó e iba a decirle que volviera a sentarse cuando un reflector de luces apuntó a Dan, quien tenía la cabeza hacia atrás, exhibiendo su cuello pálido y sus ojos estaban cerrados mientras unas gotas de sudor bajaban por su garganta, sus labios rosados estaban entre abiertos. Se movía lento, sus movimientos dejaron de ser torpes y eran más bien suaves. Chuck tragó saliva, porque nunca había visto algo así, y era precioso. Pero esa visión desapareció al instante, cuando alguien chocó su hombro con Dan.

-Muévete, niño- dijo un hombre mirándole con desprecio, desapareciendo en la multitud y Chuck decidió que era suficiente, que debían volver a sentarse.

-Daniel- le tomó del brazo.

Irremediablemente una oleada de culpa lo invadió, ver a Dan apenas siendo capaz de sostenerse en pie, dando vueltas al rededor de desconocidos sin ser conciente de las miradas burlescas y lascivas que recibía.

-Ven, vamos a sentarnos.

-Chuck, baila conmigo- pidió como si no le hubiese escuchado, mirándolo con sus enormes ojos de cachorrito.

-No, ni siquiera sabes bailar- dijo con burla.

-Entonces enséñame- su voz sonaba demandante, y entonces enredó sus delgados brazos con torpeza al rededor de los hombros de Chuck.

Chuck se quedo quieto, sintiendo la frente de Dan contra su hombro, su calor, a través de la ropa, el dulce olor de su champú de frutos rojos. Y sin poder evitarlo colocó sus manos en sus caderas, dirigiéndolas con suavidad.

-Tienes que relajarte- dijo en su oído.

Dan le miró con el ceño fruncido, pero ahora había un sonrojo fuerte en sus mejillas, agachó la mirada.

-Es...estoy relajado.

-Si este eres tu relajado no quiero imaginarte tenso- se burló intentado mover sus manos mas lentamente para que Dan se acoplara al ritmo, pero al ver que no lo conseguía le dio media vuelta, y pegó su espalda a su pecho.

-Yo siempre estoy tenso- murmuró con un jadeo cuando sintió el aliento de Chuck en su nuca.

-Mierda, Daniel, es como si nunca hubieras tenido sexo- gruñó pasando la punta de su nariz tras su oreja-Solo muevete suave.

Dan se sonrojó fuerte ahora, su cuerpo tensándose.

-¿Te estas burlando de mi?

-Siempre.

Dan se soltó de sus manos, y volteó poniendo algo de distancia entre ellos, mirandole enfadado.

-Sabes que es verdad. No tienes que decirlo.

-¿El qué?

Chuck estaba confundido y Dan parecía cada vez más cabreado, o más avergonzado.

-¡Tú sabes!... Que... que yo soy... que nunca he...- y a Dan le hubiese gustado culpar su falta de palabras al alcohol, y no a su nerviosismo constante cuando estaba en presencia de Chuck.

-Espera- Chuck le detuvo, mirándole sorprendido, esta vez de verdad, y vaya, Dan nunca le había visto mostrar algo que no fuera burla, enojo u odio- ¿Me estas diciendo que tu y Serena no lo han hecho?

-¿Bromeas? ¡Pero si eso está en mi diario, es cierto! ¿Esta bien? ¡Soy virgen!

-Bueno y ¿Cómo demonios iba yo a saberlo? Cuando te llamo virgen lo hago de burla- admitió rodando los ojos, pero luego su semblante cambió a uno de enfado-¡Además quizás hubiese llegado a esa parte si no estuvieses escribiendo todo el día del imbécil de Rogers!

-¡Rogers no es un imbécil!-le respondió igualando su tono de enfado.

-¡Cierto, el imbécil eres tú, al pensar que él en algún momento te pondrá atención!

Y quizás fuese solo el alcohol, pero Chuck pudo casi jurar que vio un destello de tristeza en los ojos de Dan.

-¡Pues si soy tan poca cosa, invita a otra persona a venir a la próxima!- gritó furioso antes de dar media vuelta e irse.

Chuck se pasó la mano por el cabello, con frustración antes de correr tras él. Estúpido Humphrey que se emborrachaba con unos pocos shots con su nula resistencia y se ponía emocional, y ahora estaba enfadado con él queriendo huir.

De pura suerte le encontró caminando fuera del club y frotándose los antebrazos con las manos en busca de calor.

-Daniel- le llamó, llegando hasta él, tomándolo del brazo.

-Suéltame.

-No- dijo con firmeza- te llevaré a tu casa ahora.

-No quiero.

-Deja de comportarte como un niño de seis años y obedece.

-¡Y tú deja de darme ordenes!

Y Chuck le miró fijamente, el rostro de Daniel arrugado en una mueca de furia, y no pudo evitar sonreir sin importarle que estuviera fuera de contexto.

-¿Qué?- gruñó Dan- ¿Qué es tan gracioso?

-Vamos- dijo conduciéndolo a la limusina que estaba en la esquina- Sube.

-No voy a...

-Son un cuarto para las una- informó Chuck observando su reloj de muñeca.

Dan palideció.

-Ay no- dijo subiendose al vehículo a prisa, viendo a Chuck que aun no se subía- ¡Vamos! ¡No quiero que me castiguen por una semana!

-Despues del númerito que te has mandado te lo tienes merecido- respondió pero subiendo aun así, e indicandole a su chofer que avanzara.

-No lo habría hecho si dejaras de verme como alguien insignificante- gruñó, fijando su vista en la ventana polarizada del auto.

El frío filtrandose a través de la delgada tela de su camisa, ocasionando que su piel se pusiera de gallina.

-Daniel...- murmuró Chuck con voz suave queriendo llamar su atención. Dan le ignoró.

Chuck giró sus ojos y le pellizcó el brazo.

-¡Auch!- dijo Dan sobándose con su mano.

Iba replicar pero la mirada de Chuck acalló sus pensamientos, porque parecía que quería decirle algo, Dan alzó sus cejas esperando que lo hiciera pero Chuck tenía los labios apretados como si estuviera intentando contenerse.

-¿Quieres un poco de felicidad?- soltó por fin.

-¿Qué?

Chuck sacó una pequeña bolsa con polvo blanco de su bolsillo y la abrió con mucho cuidado, y metió su dedo índice después de lamerlo, y se lo tendió a Dan, lleno de esa sustancia.

-¿Es... es cocaina?- preguntó con timidez, casi con miedo.

-Prueba.

-N... no. Yo nunca... no puedo llegar a casa drogado.

-Aun faltan dos horas para las una. Y un poco no te hará mucho que digamos.

-¡Dijiste que faltaban quince minutos!

-Mentí- confesó con una sonrisa- para que cerraras la boca y me obedecieras.

Dan bufó enfadado.

-Prueba- repirió Chuck.

Dan observó el dedo frente a él, con cocaína, y tragando saliva nervioso, se inclinó y se metió la punta del dedo de Chuck en la boca. Ignorando las pupilas dilatadas de este al verlo y sentir su lengua recorriendolo.

-Lo siento- confesó Dan luego de un instante, apartándose, sus mejillas rojas mientras pasaba su lengua por sus labios, quitando la coca de ellos.

Chuck sin poder evitarlo sacó un poco para él, lamiéndolo con sus ojos fijos en Dan.

-No tienes que ser tan correcto conmigo, Daniel.

-No intento serlo.

-¿Quieres más?

(...)

Una hora después Dan podía estallar en carcajadas solo porque se le cayó el teléfono al suelo mientras leía un texto borroso de Serana, algo sobre el nuevo vestido que se compró.

-Joder- exclamó emocionado, alzando sus manos- ¡Esto si es felicidad!

Chuck le sonrió con burla, porque Daniel ya estaba muy drogado cuando el apenas si estaba sintiendo la coca.

-¡Deberiamos bailar!

-Estamos en una limusina.

-Dijiste que me enseñarias, y no lo hiciste, eres un embustero- dijo haciendo un pequeño puchero.

-Lo intenté y eres terrible.

-Puedo mejorar, así dejaras de verme como si fuera tan poca cosa. Y Steve pueda voltear a verme.

Chuck gruñó. Y hubiese soltado otro comentario cruel, pero la mirada perdida y suplicante de Dan lo distrajo, y solo no pudo.

-¿De veras crees que no le gustaré jamás?

-No creo que seas para él.

-Ya ¿Y para quien soy entonces? ¿Para Serena?- preguntó confundido, toda la alegría había desaparecido y solo quedaba una risa vacía- ella no me quiere, o si lo hace no lo demuestra.

Chuck dudó, notando como el hueso en la clavicula de Dan se exibía, y penso en lo facil que sería dejar unas marcas en esa piel delicada. En lo fácil que sería rodear con sus dedos ese cuello cuando estuviera dentro de él y... mierda, la coca ya estaba en su cerebro. Porque no había forma de que dijera lo que iba decir.

-Supongo que eres para alguien que... sea capaz de tratar contigo, que te cuide y... te preste atención sin que tengas que hacer malabares por ello- murmuró acercando un poco su rostro a Dan que le miraba expectante, sus ojos brillando- con quien sea divertido estar , que no sea lo suficiente simple para ser aburrido, pero si para que haya conexión. Alguien que cuando beses sientas una corriente eléctrica recorriendote, despertando todos tus sentidos.

Dan no sabía cuando Chuck se había acercado tanto, pero casi sentía sus respiraciones mezcladas, y sin poder evitarlo, con torpeza Dan se movió un poco, solo unos centímetros y fue más dejarse caer pero sus labios se juntaron y Dan se estremeció ante lo intenso de un toque tan casto.

Luego de unos segundos se separó, colocando sus manos sobre el pecho de Chuck abriendo los ojos sorprendido ante lo que hizo.

-Lo siento- se disculpó rápidamente- Chuck, lo siento, es que... estabas muy... y tu olor es... solo pensé...

Chuck suspiró y volvió a su lugar en el asiento.

-Deja de disculparte.

-Pero... es que... no debí... lo siento muchísimo, Chuck.

Chuck cerró los ojos aun escuchando las absurdar disculpas de Daniel, y pensó en lo suave de sus labios, lo vacilantes y torpes que eran.

Despues de dejarlo parlotear un segundo sus oídos captaron algo.

-... a Serena.

-¿Qué has dicho?

-Que por favor...- bajó la mirada con culpa- no le digas a Serena.

-No iba hacerlo.

-Ya, bueno... gracias. Solo ha sido...

-No iba arruinar la oportunidad de mi padre con Lily, solo por que el virgen noviecito de mi hermana me dio el beso mas torpe y malo del mundo.

Dan apretó los labios irritado y a Chuck le encantaba lo facil que era hacerlo enfadar.

-No hay necesidad de ponerse así.

-Si la hay.

-Además, no ha sido tan malo, no soy un mal besador.

Chuck tenía que estar de acuerdo, pero aunque hubiese sido el peor beso del mundo no lo habría cambiado por ningún otro.

La limusina se detuvo y Chuck notó que habían llegado a Brooklyn y el edificio de Dan estaba allí.

-Bueno pues... yo me voy a... -Dan hizo un gesto hacia la puerta, carraspeando algo dudoso. Intentó abrirla pero al parecer estaba con llave, lo intentó de nuevo, solo por si cedía- ¿Puedes uhmm... decirle a tu chofer que quite el seguro?

-No.

Dan parpadeó, confundido, mirándolo con sus enormes ojos inocentes.

-Chuck- murmuró antes de volver a intentar abrir la puerta repetidas veces, observó la hora en su móvil con rapidez-¡Chuck! Faltan dos minutos, dile que abra la puerta, hablo enserio, no quiero que me castiguen toda la semana porque estas siendo un idiota.

Chuck le miraba con aburrimiento, pero en sus ojos había un destello de diversión. Dan quizo golpearlo, y estaba poniendose nervioso porque Chuck comenzaba a acercarse a él.

-¿Q...qué? Chuck, la puerta... falta un minuto para las...

Dan jadeó sorprendido cuando los labios de Chuck se estrellaron contra los suyos, y una mano en su nuca lo mantenía firmemente allí, sin darle la oportunidad de apartarse.

No fue un beso casto y torpe como el que Dan le había dado, era un beso experto, y hambriento, y hacia que su cuerpo estuviera en llamas y su cuerpo agonizara por sentir en aquellos labios recorriendo todo su cuerpo.

Dan correspondió apenas comprendió lo que estaba ocurriendo, y fue más por inercia que por nada, intentó mantenerle el ritmo, pero cada vez que le alcanzaba Chuck hacía algo que le sorprendía, como pasar su lengua por su labios inferior, o bajar sus manos hasta su trasero.

Antes de que atinara a hacer algo con sus manos Chuck le apartó.

-Tampoco le diremos a Serena de esto, no ha sido nada- susurró él sobre su oído- eres libre de irte.

Dan tragó saliva nervioso, antes de asentir repetidas veces y bajarse.

La limusina se perdió en la fría noche, y él bajó la mirada a sus pantalones que se sentían más apretados que de costumbre y gruñó.

¿Acaso un adolescente virgen necesitaba más frustración sexual?

Observó la hora, y joder, se había pasado como siete minutos.

Estuvo siete minutos besándose con Chuck.

Chuck Bass.

Corrió hasta su apartamento, y cuando ingresó supo por la expresion de su padre que ninguna suplica o excusa sería suficiente para que Rufus no le castigara.

N/A: Gracias por leer 💖

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