Capítulo 1: Clase de Gimnasia



Clase de gimnasia

Chuck odiaba la clase de gimnasia.

Siempre la había odiado, y no porque no le gustara hacer deporte. Le gustaba, en la tarde, después de las clases o después de reuniones agotadoras de trabajo.

Pero que le obligaran a correr, saltar, jugar deportes, no le agradaba, primero porque él era Chuck Bass y nadie tenía el derecho de ordenarle hacer algo, segundo porque él a veces se volvía enserio competitivo, y tercero porque corriendo no podía ver a las chicas entrenando en las otras canchas.

En la escuela vecina, de hecho, ya que se veían desde detrás de los arboles y él siempre daba paseos hacia allí, a veces saltándose clases de química.

Pero ahora, tenía que mantener su vista al frente mientras trotaba por octava vez al rededor de la cancha para entrar en calor, y sus ojos estaban clavados en la nuca de Humphrey que corría frente a él. Sobre las líneas dibujadas del césped.

-Entonces le dije que no me iba acostar con ella, a menos que ella estuviera totalmente segura, que no la presionaría...

Nate esta a parloteando sobre algo a su lado mientras corrían, algo que tenía que ver con su novia Blair, ella, que era amiga de ambos desde toda la vida. Y que aun no tenía sexo con Nate porque esperaban el momento adecuado.

-Ella dijo que quería que todo fuera perfecto, como en esa película, La primera vez...

Nate no era de hablar demasiado, sin embargo, parecía indeciso por el siguiente paso de su relación con Blair.

Chuck se mantuvo en silencio, y sus ojos fueron hacia el suelo, y accidentalmente se fijaron en las piernas expuestas de Humphrey, los shorts de gimnasia le quedaban un poco cortos, pero bien en las caderas, Chuck supuso que eran del año pasado, los uniformes de St. Jude's School for Boys quizás no entraban demasiado en el presupuesto de los Humphreys.

Siendo sincero Chuck agradeció que los glúteos de Daniel moviéndose frente a él junto con sus delgadas piernas lechosas le distrajeran lo suficiente de la aburrida clase como para no querer llamar a su padre y pedirle un justificativo por una jaqueca repentina e inventada.

Y así fue como la clase de gimnasia de hizo más tolerable, permitiendo observar silenciosamente el cuerpo de Dan Humphrey.

Tenía que disimular un poco, después de todo, Serena era su hermanastra y la novia de Dan. Tampoco andaba buscando peleas con ella, sabía que las ganaría, pero no tenía caso hacer enojar a su padre quien estaba con Lily.

(...)

Una semana después, cuando escuchó el silbato, que tocó el entrenador, Chuck se espabiló dándose cuenta de que acababa de comerse con la mirada el trasero de Dan Humphrey, otra vez, en clase de gimnasia.

Se había vuelto una extraña rutina, inofensiva, y placentera, nadie salía lastimado después de todo.

Y venga ya, no es como si signifique que le gustara el aburrido Humphrey, solamente estaba frente a él con su trasero y Chuck no puede desviar la mirada de el. Era como mirarle el trasero a las chicas.

Sin embargo, junto con esos pensamientos se había dado cuenta de algunas cosas, como que Dan era el peor deportista que Chuck hubiese visto en su vida, era torpe, descoordinado, y nervioso, como si no pudiera relajarse lo suficiente para arrojar un balón en línea recta, lo sobre-pensaba demasiado y terminaba jodiéndola, o arrojándosela a alguien en el rostro.

Recordó que Nate a veces le habla de que Dan iba a jugar soccer con él de vez en cuando, y que no es tan malo como en clases, solo un poco descuidado a quien le faltaba practica, Nate incluso dice que es agradable.

Chuck, opina lo contrario, que es irritante, prejuicioso, neurótico y demasiado inocente.

Porque enserio, esa inocencia de ninguna forma podría ser algo positivo, era encantadora de cierta forma, pero llegaba a ser irritante, como si el hecho de que Chuck pensara en poner sus manos en torno a ese cuerpo fuera a corromper un alma inocente.

Quien sabe, quizás si era así.

O quizás si se relajara, y dejara de pensar se le haría agradable. Quizás.

El entrenador volvió a hacer sonar el silbato y les indicó que iba a formar equipos.

Y enserio Chuck deseaba haber traído un falsificativo.

Le tocó con un montón de ineptos a quienes pasaba el día ignorando, porque era Chuck Bass y era mejor que todos ellos. Mientras que Nate fue al otro equipo, con Dan a su lado hablándole animado sobre algo que quizás fuera lo más nerd del mundo.

Rodando los ojos vio a un par de chicas sentarse en las gradas con un megáfono. Era la comentarista, siempre les decía a cuanto iban y quien hacía qué movimiento.

El partido comenzó y fue tan tedioso como siempre. Claro que se le hizo menos horrible cuando Dan estaba en su centro de visión con su ropa deportiva, y sus rizos desordenados.

En un par de ocasiones el equipo rival hizo un punto, y Nate le dio una nalgada amistosa a Dan. Este rio y le golpeó el brazo con camaradería.

Chuck se preguntó por un segundo que se sentiría tocarlo. Tocar a Dan. Y cuando Nate tuvo el privilegio de volver a hacerlo porque anotaron otro maldito punto, Chuck quiso romperle la cara.

El equipo de Dan y Nate terminó ganando, porque sinceramente, los suyos eran más deplorables, en especial Chuck, quien ya no tenía demasiado animo de ganar.

(...)

La semana siguiente a esa Chuck consiguió una licencia de un doctor que firmaría hasta dándole su riñón con la suma de dinero que le dio Chuck, y cuando al fin fue libre de la clase de gimnasia y pudo ir a ver a las chicas. Encontró que no lo disfrutaba tanto como debería, ver esos pechos moviéndose, las curvas donde la espalda perdía su nombre. No era demasiado entretenido. De hecho, extrañaba tener la nuca de Daniel sudando frente a él, sus piernas algo separadas en posición de juego y su trasero cubierto por shorts blancos.

Intentó disfrutarlo, las chicas frente a él, pero siemplemente no le provocó el goce de siempre.

Con algo de irritación y un gruñido dio media vuelta y se sentó en una banca, observando la clase de gimnasia, de varones.

A Dan, siendo torpe y fallando tiros libres.

Repentinamente tuvo ganas de volver a participar de la clase.

(...)

Cuando realmente a Chuck comenzó a molestarle esto, no fue sino hasta que una noche se encontraba en un club, con una sensual mujer sobre él, besándolo como si el mundo se fuera acabar, dejándose morder el cuello, el lóbulo. Chuck la apartó un momento, pagando los tragos y la llevó a su habitación de hotel.

Y pudo recostarse en su cama, con la mujer a horcajadas sobre él. Y entonces su mente comenzó a divagar. Imaginando en lugar de expertas manos desabotonándole la camisa, unas torpes e inexpertas, en lugar de piernas bronceadas y voluptuosas, unas piernas lechosas y delgadas.

Consiguió tener sexo con la chica esa noche, pero lo que no consiguió fue sacarse de la mente los sonidos que Dan haría si fuera él quien estuviera con las piernas abiertas mientras Chuck se adentraba profundo haciéndole gritar.

Y enserio. O se deshacía de esos pensamientos pronto, o iba terminar llevándolos a cabo. Y lo último no era una opción.

Gruñó frustrado y se dejó caer con un brazo sobre los ojos.

Nada de eso habría ocurrido si no fuera por la maldita clase de gimnasia.

(...)

Después del quinto intento de desahogarse con alguna chica sin éxito se volvió molesto, y estaba pensando en castigar a Humphrey de alguna forma, porque enserio, todo esto era su culpa.

No iba seguir dándole vueltas al asunto. Solo necesitaba hablar con alguien y que le ayudara.

La mejor opción en este caso sería Blair, ella era igual de cruel y despiadada que él, pero no estaba seguro de que la chica lo entendería, ella detestaba a Humphrey, o quizás solo no le agradaba, quizás haría comentarios sobre lo desesperado que estaba por mil y una razón de que Dan es un desperdicio, no quería oír aquello, porque solo le diría lo mismo que él ya sabía.

Luego estaba Nate, a quien podría contarle, pero tendría que aguantarse las burlas que vendrían luego. Nate sabía que a él le iban los chicos, bueno, y las chicas, ambos, no lo juzgaría.

Y por último Serena, a quien, no era una opción contarle, porque, uno, ella estaba enamorada de Humphrey, dos, porque era su hermanastra, y tres, porque lo odiaría y Lily y Bart se enojarían mucho con él si le robaba el novio a su hermana.

Lo viera como lo viera, la mejor opción era Nate.

Pero aun había tiempo para intentar sacarse a Humphrey de la cabeza.

O eso pensó hasta que llegó la clase de gimnasia de esa semana y al despistadamente inocente Humphrey se le ocurría correr frente a él, y hacer flexiones y sentadillas y...

-Voy a matarlo- susurró con ira contenida

Nate, que estaba a su lado, volteó a verlo sorprendido.

-¿Qué?

-A Humphrey- susurró furioso

Nate siguió su punto de mira, encontrándose con Dan que boteaba un balón de basquetbol con sus inexpertas manos.

-¿Chuck?

No respondió, solo siguió observando hasta que notó como un tipo pasaba a Humphrey en la cancha, y anotaba. El entrenador regañó a Dan, indicándole que se moviera con más seguridad.

-No lo entiendo, ni siquiera puede coordinar su cuerpo con su mente, es tan torpe- susurraba con los dientes apretados y con desagrado en la voz- apuesto incluso a que es virgen, claro que lo es, con esos ojos de cachorrito, y siempre tan tenso y nervioso, y esos ridículamente cortos shorts de gimnasia, joder ¿Acaso ni siquiera tiene dinero para comprarse unos de su talla?

Nate, a su lado, explotó en carcajadas. Ganándose una mirada entre irritada y confundida de Chuck, y el entrenador a la distancia les grito que dejaran de hablar y volvieran a correr.

-¿Qué es tan gracioso, Nathaniel?

Nate seguía sonriendo, como si se hubiese ganado la lotería.

-¡Te gusta Dan!- confirmó comenzando a correr- ¡Eso es lo gracioso!

-¿Disculpa?- preguntó ofendido

-Sabía que había algo raro, desde que comenzaste a asistir a esta clase de la que siempre te fugas o escaqueas. Pero esto enserio no me lo esperaba.

-No seas ridículo...

Nate le interrumpió, sin prestarle demasiada atención.

-Ahora entiendo porqué me miras con odio cada vez que lo felicito.

Chuck se tensó.

-Le palmeas el trasero ¿Se supone que es normal?

-Sí, es algo normal, entre amigos, colegas- Nate le sonrió con fingida inocencia- no tienes que ponerte celoso, no quiero quitarte a Dan.

Chuck le miró irritado.

-¿Celoso de eso? Por favor, tu le palmeas amistosamente el trasero en público cuando hace algo bien. Yo, en cambio, le golpearía el trasero con fuerza, en privado, cuando haga algo mal.

Nate se rió.

-Eres desagradable- dijo empujándolo amistosamente- y Serena es tu hermana ahora, y está saliendo con Dan, y va a matarte como se entere de lo que quieres.

Chuck lanzó una mirada a Dan, que jugaba ahora con un balón de soccer, mientras se mordía la lengua y cruzaba en zigzag alrededor de unos conos acomodados en filas.

-No lo hará- y su voz sonó más fría de lo que pretendía- porque no pienso hacer algo al respecto.

(...)

Asustado, Dan se sentía de cierta forma asustado, y es que enserio no recordaba haber hecho algo mal, o algo para que Chuck lo estuviera asesinando con la mirada como ese momento en clase de química.

Él se sentaba de los primeros, siempre listo para tomar apuntes y todo, pero justo en ese momento detestaba ese lugar. Chuck se sentaba de los últimos lugares con Nate, donde siempre hablaban sin importarles que los regañara el guapo profesor Rogers.

Dan había sentido apenas entró en el salón una mirada sobre él, y no era otra que la de Chuck Bass. Con nerviosismo se sentó en su lugar esperando que la sensación de ser observado desapareciera, no lo hizo. Y cada cierto tiempo daba vuelta la cabeza para asegurarse, y sus ojos se encontraban con los fríos de Chuck.

Y, enserio, él no hizo nada malo. No merecía ser observado con tal odio o desprecio.

En el recreo, se tuvo que acercar a Nate, asegurándose que Chuck no estaba en los alrededores, quizás mas de lo debido porque este siempre aparecía desde la misma oscuridad.

-Hey- le saludó dejándose caer en el banco de color azul

-Hey- correspondió Nate con un asentimiento, antes de volver su vista a la tarea atrasada de matemáticas que estaba haciendo antes de que tocaran el timbre

-Uhm...-Dan comenzó a decir, inseguro debatiéndose entre preguntar o no, al final decidió que seria lo mejor- Nate ¿Sabes si Chuck está... enfadado conmigo?

Repentinamente Nate levantó la mirada, y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

-¿A que viene eso?-preguntó, intentando sonar casual, volviendo su vista a su tarea

-Bueno.... en clase de química, me miraba como si quisiera estrangularme. Quiero decir, siempre me mira con desprecio, o ni siquiera se molesta en mirarme en lo absoluto, pero esta vez me mira como si de verdad hubiese hecho algo malo, me mira como...

-¿Como en gimnasia?-cuestionó divertido, haciendo unos cálculos y anotándolos en la hoja

-¿Qué?- preguntó Dan confundido- Yo... no... espera ¿Por qué en gimnasia? ¿Te dijo algo? ¿Planea algo?

Nate no le prestó atención, solo escribía en su cuaderno.

-Nate, por favor, si te dijo algo quiero saberlo, no he hecho nada para que me odie, he intentado mantenerme fuera de su camino, y si hice algo sin darme cuenta quiero saber que es para arreglarlo.

-Oh créeme a Chuck le encantaría que lo arreglaras-murmuró Nate.

-¿Qué?

Nate pareció darse cuenta de que habló de más porque comenzó a levantarse, tomando su mochila, cuaderno y lápiz.

-Lo siento, hombre, pero tengo que entregar esta tarea para el segundo período y apenas voy en la pregunta cinco y son veinte

Y fue todo lo que dijo antes de irse, dejando a Dan con la palabra en la boca.

Bien, solo porque no haya obtenido una respuesta concreta de Nate no significaba que tenía que entrar en pánico. No lo iba a hacer. Eso era justo lo que Chuck estaba buscando, sin buscarlo, el solo quería hacerlo sentir vulnerable. Bien. No le daría la satisfacción.

(...)

Chuck no planeó dar el primer paso. Fue el destino.

Sí, Chuck Bass, creía en el destino. No muchas personas creerían en ello, pero él lo hacía.

Fue una semana después de que Nate le pidió que dejara de hacer sentir paranoico a Daniel. La clase de gimnasia había terminado, y Chuck se quedó un tiempo extra en la cancha, sentado, torturándose con sus propios pensamientos y llamando una y otra vez a su padre, pidiéndole que salieran a tomar algo, fue ignorado, como siempre.

Desistió una hora más tarde. Todos se habían ido y la cancha estaba desierta, solo las nubes grises le hicieron querer irse de allí, anunciaban que iba a llover. Y Chuck fue hacía los camerinos de varones por sus cosas.

Se sorprendió cuando vio un bolso desgastado de color negro que ya conocía muy bien. Era el de Daniel. Estaba levemente abierto, y Chuck no pudo resistir acercarse, y abrirlo un poco más. Viendo que había un diario de vida. Bufó. Claro que Humphrey tenía un diario de vida, eso solía ser cosas de chicas, pero Dan tenía uno allí. Lo tomó y lo guardó en su propio bolso. Después de todo era una buena forma de vengarse por lo que Humphrey le había hecho pasar esas últimas semanas.

Siguió observando el bolso y con una sonrisa sacó de ellos unos boxers con figuras de Mario Bros.

Estaba distraído en sus pensamientos que apenas le escuchó llegar.

-¿Chuck?- preguntó Daniel entrando a los camerinos con unos libros en sus brazos que fue a buscar a la biblioteca.

-Daniel- dijo con simpleza.

Dan avanzó hacia él.

-¿¡Qué haces!?- gritó quitándole la prenda y metiéndola en su bolso, sus mejillas estaban adorablemente enrojecidas.

-Solo venía a buscar unas cosas- dijo con una sonrisa malévola, sacando su ropa de gimnasia del casillero y guardándolas en el bolso- ¿Y tú Humphrey?

Dan le miraba con los ojos entrecerrados, escéptico, intentando leer sus negras intenciones.

-Estaba estudiando en la biblioteca.

-Creí que esperabas a tu noviecita, para caminar juntos, y pasar el rato- dijo con un tono de malicia- Si quieres mi consejo, no vayas por ahí usando calzoncillos de la marca nintendo, no es sexy.

-Eso no... yo... tan solo...

-De cualquier modo- dijo colocandose su bolso al hombro- yo me retiro.

Y pasó por el lado de Humphrey con una sonrisa triunfante en su rostro.

Horas más tarde ese mismo día, estaba solo en su habitación, repasando un par de libros de economía para el nuevo club que planeaba comprar, necesitaba estudiar si algún día iba ser mejor que su padre. Al escuchar su teléfono vibrar anunciando un mensaje lo tomó y lo abrió.

"Devuélveme mi diario"

Chuck casi soltó una carcajada al leer el mensaje.

"No"

Fue todo lo que respondió. Y obtuvo respuesta casi de inmediato.

"Por favor"

Chuck sonrió. Una sonrisa sincera, que iluminó todo su rostro, menos mal no había nadie cerca para verla.

Sabía que Dan debía que estarse rebajando al pedirle algo con un por favor incluido, pero no podía evitar encontrar divertida la situación.

(...)

Si antes no estaba entrando en pánico. Ahora definitivamente lo estaba, no dejaba de caminar en circulos en la sala de su loft, agradeciendo que su papá o Jenny no estuviera ahí para preguntarle qué le ocurría.

Y, y esque, no podía estar pasando.

Chuck Bass tenía su diario.

Se sonrojó al darse cuenta de lo vergonzoso que sonaba que tuviera un diario como las chicas adolescentes, pero lo tenía, porque era escritor y amaba escribir cosas.

Pero Chuck tenía su diario.

Estaba en sus manos.

Los pensamientos más íntimos y profundos de Dan estaban en manos de Chuck Bass.

La persona más cruel, despiadada y manipuladora que conocía.

Quería gritar.

Corrió a alcanzar su móvil cuando este vibró con un mensaje.

"Querido Diario; Hoy Serena me invitó al baile de disfraces en el evento de su abuela, no sé que sería peor, si disfrazarme o tener que asistir."

Dan gimoteó molesto al ver el mensaje, el cual citaba un fragmento de su diario que escribió un mes atrás cuando no quería ir a ese baile con Serena, pero tampoco tenía el corazón para decirle que no quería ir.

"Ja,ja muy divertido, Chuck, ahora ¿Podrías por favor devolvérmelo?"

"Te veo mañana en clases."

Y esa fue toda la respuesta que obtuvo de parte de Chuck. Volvió a mensajearlo un par de veces pero no obtuvo respuesta.

Al día siguiente Dan se encontraba frente a los casilleros, moviendo su pierna con nerviosismo, esperando impaciente encontrarse con Chuck Bass, pero no le veía por ningún lado.

Pensó en recurrir a Nate, y pedirle que reuperara su diario, o decirle que Chuck si estaba tramando algo contra él, pero aun no encontraba el por qué de la noche a la mañana Chuck estaba actuando así. Por lo que prefirió no hablarlo.

Cuando vio a Chuck a la distancia prácticamente corrió hacia él, este ni siquiera le prestó atención cuando estaban frente a frente, encontrando más interesante su teléfono.

-Chuck- habló intentando llamar su atención

-Humphrey- respondió sin verlo

-Chuck- insistió, intentando no mostrarse impaciente, pero por la sonrisa burlesca que recibió se dio cuenta que no lo consiguió

-¿Sí?- preguntó divertido- ¿puedo ayudarte?

Dan frunció el ceño, apretando los puños y se controló de no estampar su puño contra su odioso rostro.

-Mi diario- le recordó con los dientes apretados, pero sus mejillas estaban rojas

Chuck rodando los ojos, abrió su bolso y sacó de él su preciado diario, y se lo tendió. Dan lo tomó rápidamente, abriéndolo y viendo que no le faltaran hojas. Todo estaba en orden. Excepto qué... ¿Por qué Chuck se lo devolvía así como así?

-¿Cuál es el truco?- preguntó entrecerrando los ojos

Chuck solo se alzó de hombros, pero sus ojos maliciosos, ocultaban algo, algo que le decía a Dan que esto estaba recién comenzando y él no quiso pensar demasiado en ello, y con torpeza guardó su diario en dentro del bolso.

Y se dio la vuelta con la intención de irse, pero la voz de Chuck le interrumpió.

-Querido diario; hoy el profesor Rogers me felicitó por mis buenos apuntes, y me sonrió con esa sonrisa tan amable que tiene, es tan guapo, quisiera poder estrellas mis labios en los...

-¡Basta!- gritó con las mejillas rojas, Chuck le volvió a sonreír, jactándose- ¿L-lo leíste?

Chuck no respondió, ignorando su pregunta, por que sí, había pasado toda la noche leyendo ese ridículo diario, como si fuera el libro más interesante que hubiera leído, no lo terminó ya que aun quedaban paginas que no había leído.

-Es bastante interesante lo muy poco que mencionas a Serena en él, al menos, cuando no te quejas del rumbo de su relación, pero en cuanto a las menciones del profesor de química no puedo decir lo mismo...

-Chuck-suplicó, con sus ojos tan inocentes y enormes que casi Chuck se arrepiente, pero de alguna forma lo hacía todo más divertido- por favor...

¿Por favor... qué? Pensó Dan ¿Qué podría pedirle? ¿Qué no le contara a Serena? ¿Qué mantuviera todo lo que leyó para él? ¿Qué no le atormentara porque no quería ser un juguete de Chuck Bass?

-No sabía que te fueran los hombres

-¡No me van los hombres!- chilló desesperado, y se sonrojó cuando personas de alrededor le miraron sorprendido, y repitió más bajo- no me van los hombres, solo... solo que...

Dan observó que por el pasillo se acercaba el señor Rogers, y se quedó callado de inmediato. Y cuando este pasó por su lado les dio una sonrisa.

-Hola, Daniel, Charles- les saludó, y Dan levantó su mano en un torpe saludo antes de verlo continuar su camino

Chuck bufó, y su sonrisa burlesca cambió a una mueca de molestia.

-¿Qué le ves a un viejo como él?

-No es un viejo...- replicó Dan- y no le veo nada, solo...

-Tu diario dice otra cosa- y Dan no entendía porque ahora Chuck le miraba como si quisiera estrangularlo- y para que sepas, hasta tiene vello en la nariz

-¡No lo tiene!

-Quizás si sigues por ese camino tendrás que ir comprando viagra para hacer que se le pare, ya esta en la edad cercana a la disfunción eréctil...

-¡Joder, Chuck, ya cierra la boca!

Chuck estaba siendo un cretino, porque Rogers apenas pasa a los treinta y cinco, y solo lo hacía para burlarse de Dan.

Chuck sonrió al ver como Dan avergonzado se sonrojaba aun más, con esa inocencia tan característica suya.

-Si no quieres que le cuente a nadie, sobre lo que leí, ven al auditorio después de la hora del almuerzo- susurró con su tono de voz confidencial y sexy

-No tengo que obedecerte- replicó Dan- y nadie va creerte, ya me devolviste mi...

-¿Crees que no hice copias?- le interrumpió Chuck, con una sonrisa triunfante, haciendolo callar- Daniel, parece que después de todo este tiempo aun no me conocieras

Y fue todo lo que dijo antes de irse, dejándolo ahí de pie.

(...)

-Tienes que parar esto- dijo Nate, luego de haber entrado en el salón de clases y sentándose a su lado.

-¿Qué?- cuestionó Chuck con su típico tono de aburrimiento

-Lo que sea que estas haciendo, Dan ayer me contó que estabas comenzando a asustarlo, piensa que hizo algo para molestarte

-Y así es- confirmó Chuck, mirándole como si fuera idiota

-Chuck, crees que te sedujo en clase de gimnasia, eso es ridículo, Dan apenas conoce lo que es seducir.

-Que no lo haya hecho apropósito no lo hace menos culpable

Nate iba a replicar, pero entonces entró Dan al salón de clases, seguido del profesor de química.

Y Chuck rodó los ojos cuando Rogers le decía algo a Humphrey, provocando que este bajara su mirada y replicara con su usual verborrea, sin ser capaz de callarse.

Y así estuvo toda la clase. Para ser sincero Chuck entendía que el profesor fuera joven, e inteligente y agraciado, y era lo que más le molestaba, todos los años que llevaba enseñando, tan profesional, y simpático y sin un solo defecto.

Entendía porque a Dan le agradara tanto, pero solo hacia que su estómago sintiera un nudo incómodo.

Sacó su teléfono y escribió un mensaje.

"Querido diario; hoy me quede viendo los labios de Rogers como el verdadero tarado que soy, quizás por ello sigo siendo virgen"

Dan leyó el mensaje recibido y volteó a ver a Chuck furioso, eso no lo escribió él en su diario, eso lo inventó Chuck.

"No le estaba mirando los labios"

"Me preguntó que pensará Serena cuando se entere"

Dan le miró suplicante, y Chuck solo le guiñó un ojo.

"Si no quieres que se lo diga, deja de poner esa expresión de idiota embobado cada vez que Rogers se te acerque"

Dan frunció el ceño ante el mensaje.

"Bien"

"Y deja de levantar la mano"

"Bien."

Y así continuó el resto de la clase.

"Deja de morder el bolígrafo cuando está cerca"

"Deja de sonrojarte cuando te habla"

"Deja de sonreírle de vuelta"

Dan perdió los nervios y sus dedos se movieron furiosos sobre el teclado.

"¡Joder, BIEN, ya entendí, Chuck, no levanto la mano, no me sonrojo, no hablo, no me muevo, no respiro! ¡YA ENTENDÍ!"

Chuck soltó una carcajada ante el mensaje, ganándose un regaño de Rogers, Chuck le ignoró. Y sonrió a Dan, que le lanzaba prácticamente dagas por los ojos.

Nate alzó una ceja.

-Chuck ¿Qué te traes?

Chuck no respondió, solo se limitó a tomar un bolígrafo y terminar su tarea lo antes posible, pero su sonrisa nunca abandonó sus labios.

N/A: Bienvenidos a mi nueva historia! Obvio es de mi pareja favorita del show. Espero que les haya gustado este primer capítulo. Muchas gracias por leer.

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