✦ Capítulo cuatro.
Capítulo cuatro: La última vez.
Su teléfono no dejaba de vibrar, sin embargo, ella no respondió la llamada. Solo colgó.
No quería hablar con nadie, ni siquiera con su novio.
Sentía la impotencia recorrer su cuerpo, pues no le gustaba hacer las cosas mal; nunca le gustó.
Había cometido un error, y Hanbin podría ser el próximo si seguían juntos.
No.
¿De verdad estaba pensando eso...?
Ella lo ama, y eso no es una distracción. ¿O sí?
Jisoo resopló un mechón de cabello que tapaba su vista, caminando de vuelta a la sala en donde se encontraban todos.
Había ido a la azotea a tomar aire, pues la noticia del debut sí que la había tomado por sorpresa.
Claro que, después de discutir con ese chico del cual aún no sabe su nombre, despejarse fue lo último que pudo hacer.
—Jisoo, ¡aquí estás! —Lisa la recibió con una amplia sonrisa, y Jisoo pudo notar que tanto el CEO como los chicos, ya no se encontraban en la sala—. Con las chicas estábamos diciendo que podríamos salir después de entrenar y pensamos que sería genial invitarte, ¿qué dices?
—¿Salir? —indagó.
—Sí, a beber un café o algo así. Digo, solo si quieres.
—Por supuesto —una sonrisa se dibujó en sus labios, pues le encantaba el café y quizás, podría subirle el ánimo.
—Bien.
Ya había acabado la práctica y los siete se encontraban ya en su departamento. Unos jugando billar, otros videojuegos y tomando jugo de naranja.
—No puedo creer que estemos celebrando así; encerrados y tomando juguito, me siento como un niño.
—¿Esperabas algo más? Sabes que no podemos darte cerveza, te desconoces a ti mismo y te recuerdo que todavía eres menor —le respondió Jaebum, riendo un poco.
La primera y última vez que Yugyeom probó una cerveza –obviamente, a escondidas de la empresa–, se puso a llorar porque el gato de BamBam se tragó una mosca, habían cuatro moscas más y pensó que era un padre de familia que, trágicamente, había fallecido.
—No digas tonterías, esa historia del insecto ese te la inventaste, estoy seguro —lo señaló con el dedo índice, y Jaebum miró a Jinyoung para estallar en risas, era gracioso recordarlo—. ¡Basta!
En eso, un teléfono comenzó a sonar, por el tono, supieron que era el de Jaebum. El chico quedó mirando como tonto su pantalla.
—¿Qué? ¿Es tu novia? —molestó el maknae.
—Cállate —respondió, yéndose mientras reía—. ¿Hola? ¿Cómo estás, bonita...?
Y fue en ese entonces que a Jinyoung dejó de causarle gracia la situación.
—¿Sigue con ella? —le preguntó al menor.
—¿Por qué terminarían? Hacen una linda pareja.
—Pienso igual —se unió Mark, dejando a BamBam, Youngjae y Jackson jugando en la consola. Le hizo señas a Yugyeom para que le pasara un taco y jugaran una partida. Éste obedeció, acomodaron todo y comenzaron.
Jinyoung se levantó del sofá en el que se encontraba sentado para ver la partida más de cerca.
—No digo que se vean mal juntos, pero es riesgoso que salgan a escondidas.
—Bueno, sí. Pero se gustan. No puedes decirles que se dejen de gustar y a ellos, por arte de magia se les acabará el amor.
—Mark tiene razón —tomó un poco de su jugo—. ¿O es que acaso no te ha gustado una chica?
Jinyoung negó.
—No es cierto —tanto Mark como Yugyeom empezaron a reír, mientras Jinyoung se mantenía con el ceño fruncido.
—De verdad. Perdería el tiempo y todo mi esfuerzo no habría valido la pena si me descubren. ¿Por qué querría una pareja?
—Porque las chicas son bonitas —respondió Kim sin pensarlo mucho—, por ejemplo, la chica de hoy, ah... ¿Cómo se llamaba?
—Kim Jisoo —ahora se veía mucho más enojado.
—¡Sí! Ella. Es tan linda...
—Y una incompetente.
—No es verdad. Y si lo fuera, no importaría demasiado. Es a mí a quien tiene que gustarle, no a ti.
—Di lo que quieras.
Y se fue a su habitación, a pesar de que no acostumbraba a dormirse tan temprano.
—La leche le salió por la nariz la última vez que le conté un chiste —las chicas estaban riendo con las anécdotas de Rosé y su vida en Nueva Zelanda. Era bastante divertida cuando sencillamente se relajaba y era ella misma. Tenía una melodiosa risa, y una sonrisa que te hacía sentir como en casa.
Jisoo se sentía bastante mejor, pasar tiempo con las chicas fuera de los ensayos era agradable.
—Awww, mira qué cosita más hermosa. Ven, gatito precioso, aww —esa era Lisa, la cual estaba emocionada puesto que estaban en un cat café y, por obvias razones, el lugar estaba repleto de gatos.
—Son muy bonitos —sonrió Jisoo—. ¿Tienen mascotas?
—Solo Jennie. Rosé no tiene y yo tampoco tengo ningún gato hasta ahora —puchereó Lisa—. Y no es que no quiera uno, pero no tengo el suficiente dinero ni tiempo para cuidarlo.
—Lugares así son como terapia para el corazón de Lisa —comentó Jennie.
—¿Y cuáles son tus mascotas? —curioseó.
—Ah, yo tengo dos cachorros: uno se llama Kai y el más reciente, Kuma —Jisoo asintió ligeramente con la cabeza—. Aunque, ahora que sabemos que debutaremos pronto, tendré menos tiempo para saber de ellos. Lo más probable es que deje a mis bebés con mi familia por un tiempo.
—No había pensado en eso, supongo que también tendré que dejar a Dalgom con mis padres.
—¿Quién es Dalgom? —preguntó Rosé.
—Oh, Dalgom es mi cachorro. Buscaré alguna foto para que lo veas —Jisoo encendió su celular y Jennie, quien estaba sentada a su lado, pudo ver su fondo de pantalla.
—¿Quién es? —le susurró para ser discreta, refiriéndose al chico que aparecía en la foto.
—Ah, él... —se sonrojó un poco—, te contaré más tarde —Kim asintió y la Kim mayor, desbloqueó su celular para entrar a la galería y enseñar a su mascota—. Aquí está, mi hermoso Dalgom.
—Sí que es bonito —comentó Lisa.
Y así pasaron su tarde, entre anécdotas y risas, pues sabían que los siguientes días vendrían difíciles.
—¿Crees que esté ocupada? —miró a su amigo. Su rostro reflejaba preocupación.
—Debe estarlo, es trainee ahora. No eres el único ocupado de los dos, ¿sabes? —se retiró de la habitación, dejando solo al chico.
Hanbin suspiró, desordenando su cabello con su mano derecha.
Apenas entendía lo que pasaba. De un momento a otro, su novia le contó que una empresa la reclutó, que vio a una de sus idols favoritas, que conoció a sus compañeras y la trataron muy bien. Y quién sabe si habría conocido a un chico y...
¿Por qué le daba miedo pensarlo? Nunca han desconfiado del otro.
Pero la había llamado muchas veces en el día y ella no le había respondido, algunas veces, hasta le colgó.
¿Estaría molesta con él?
Todos esos pensamientos se desvanecieron cuando su teléfono vibró, y vio en su pantalla sobresaliendo el nombre de su chica.
“Llamada entrante de Jisoo 💗”.
Inmediatamente contestó.
—Jisoo, ¿estás bien? ¿Pasó algo? ¿Te sientes bien?
—Hey, calma —rió—, sí, estoy bien. No me pasó nada, solo estuve en la empresa y luego salí con las chicas, ellas aún no saben de ti y debía ser discreta. Ah, y hace algunos minutos llegué a mi casa, por eso puedo llamarte.
—Entiendo —y como si las palabras de su novia fueran mágicas, un peso se le quitó de encima—. Me alegra que estés bien.
—¿Y tú?, ¿cómo estás?
—Bien —hubo un largo silencio—, bueno... estoy mucho mejor ahora que sé de ti. Me preocupé demasiado, es que, ya sabes..., siempre que te necesitaba, me contestabas enseguida y ahora que no fue así, me asusté. Sentí como si fuera a perderte.
—Lo siento, yo...
—No pidas disculpas, comprendo que ahora tengas las mismas ocupaciones que yo, tan solo... Te extrañé.
No se estaban viendo, pero ambos sonreían.
—Yo también... —y no mentía, pero se sentía culpable por haber pensado en su novio como una distracción cuando él se preocupó todo el día por ella.
Sabía que a Hanbin le afectaba la distancia mucho más de lo que a ella, puesto a que antes, siempre que la necesitaba, tal como él dijo, estaba ahí, sonriéndole en los peores momentos a pesar de que él no siempre podía hacer lo mismo con ella y por muchas noches, Jisoo lloró por extrañarlo, pero ella podía pasar semanas hasta llegar a su límite, en cambio, su novio solo pasó un día y se sentía muy abandonado.
Hablaron por algunos minutos, riendo y algunas veces, haciendo sonrojar al otro.
—Supongo que debemos dormir, se nos hará tarde si seguimos hablando —rió con pena.
—Ay, no quiero cortar.
—Yo tampoco.
Empezaron a discutir entre risas sobre quién debía cortar la llamada, hasta que decidieron que sería Hanbin.
—Quiero decirte una última cosa.
—¿Qué?
—Te amo, descansa.
Y Jisoo sonrió.
Porque creyó que sus pensamientos de dejar su relación no habían tenido sentido.
Porque creyó que su amor no era una pérdida de tiempo.
Porque creyó que era amor del bueno.
Sin saber que sería la última vez que escucharía esas palabras saliendo de su boca.
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