4. ¡Sonries de nuevo!
Había algo extraño desde que mami me sonrió aquella vez...
Tomás. Así era el nombre de aquel señor que venía todos los fines de semana, y nos llevaba al zoológico, al parque de atracciones y a diferentes lugares que yo nunca había visto.
Yo me divertía. Pero algo me decía que ese hombre no era bueno, me daba escalofríos cada vez que tocaba mi hombro o quería tomar mi mano para sostenerla; también me aterraba estar con él a solas, cuando mami tenía que ir al baño. A pesar de que me brindaba una agradable sonrisa.
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