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Hace aproximadamente una semana que había llegado desde Seúl a Busan, justo tres días después de mi jodida graduación. Al fin podía sentir mis hombros más livianos y mi mente más despejada luego de tanto estrés que me generaba esa universidad.

No es que fuera una desagradecida, pero realmente, estudiar medicina era un gran dolor de cabeza. Eran tantos libros que me tenía que estudiar desde la primera hasta la última hoja, tantas palabras extrañas que debía memorizar para poder obtener mi diploma. Incluso pensar en los que les cuesta más me causa estrés, pues, imagínate que para una persona promedio como yo (si es que puedo presumir) le ha costado un ojo de la cara poder obtener el maldito papel que menciona que por fin me he graduado, y que por fin voy a tener ese trozo de papel colgado en un cuadro en alguna parte de mi habitación.

Pero después de quemar todas mis neuronas en medicina, puedo presumir que tengo mi hermoso diploma colgado en mi habitación. Y no bromeo cuando digo que casi mando a la mierda a todos cuando lo recibí. Hubiese sido la mejor manera de retirarse de ese lugar, después de todo, no los volvería a ver jamás en mi vida, y tampoco sería tan emocionante reencontrarte con el profesor que casi te causa un derrame cerebral por almacenar tanta información junta. Pero preferí cerrar la bocota antes de provocar un escándalo, pues sólo quería realizar aquello solo porque estaba cansada de exigirme para poder tener un buen futuro, me estaba agobiando, pero ellos me habían dado una ayuda para mi futuro después de todo.

Así que con una sonrisa tomé el certificado, oyendo como mi familia, es decir, mi madre y padre, junto con mi abuelita, hacían un gran escándalo entre todo el público. Observé como más personas me miraban con pena y vergüenza, pero yo las evité por completo, porque lo importante era que mi familia estaba ahí para mí, por más de que les haya costado mucho dinero el viaje hasta la ciudad de Seúl. Era feliz viéndolos parados entre toda la audiencia aplaudiéndome como si fuera el mismísimo Ricky Martin para mi abuela y mi madre, y Megan Fox para mi padre. Aunque solo era su hija o nieta graduándose de una maldita vez por todas.

Pero ya habían pasado un poco más de una semana y sentía que ya no sabía que hacer con mi vida. Debía encontrar trabajo, pero me tenía ganadas unas pequeñas vacaciones para poder descansar todo lo que yo quiera.  Sin embargo, estaba tan aburrida de pasarme la tarde viendo por la ventana a que algo bueno pase, tratando de ahuyentar los alaridos de mi abuela, resongando que nuevamente había extraviado su dentadura, cuando en realidad la tenía puesta o simplemente estaba dentro del vaso que había en la mesita de luz a un lado de su cama.

Mi cabeza se estampaba contra el vidrio de la ventana al pensar que podría quitarme el aburrimiento.

– ¡Miyeon, querida! – exclamó mi abuela desde la planta baja. Inmediatamente camine hacia las escaleras y las baje para encontrarme con ella y un royo de dinero apretado en su mano.

– ¡Oh, gracias Nana! – Sonreí tomando el dinero de sus manos. – Pero aún no es mi cumpleaños –. 

– ¿Qué? – enarcó una ceja confundida. – Esto no es para ti, pedazo de engendro. – vociferó con la una risa incrédula. Mi sonrisa iba desapareciendo, a medida de que iba formando un ligero puchero en mis labios. Mi abuela desprendía un gran carácter como persona. Era fuerte y era un amor de persona, pero estaba igual de chiflada que una cabra. – Necesito que vayas a comprar más té verde. Ya se ha acabado, y si no tengo para esta noche no podré dormir. – excusó.

– Por supuesto que podrás dormir. Pero que no tendrás más infusión con la cual drogarte, es otro tema. – dije esto último en voz baja, pero debido a la poco distancia que nos separaba, dudo que con su nuevo auricular no me haya podido escuchar.

– El té es mi vida, niña. – Susurró dramáticamente, virando sus ojos por quien sabe donde.

– O-okey? – gire sobre mí misma hasta caminar hacia la puerta, sorprendida por la gran adicción de mi abuela hacia el té verde.

– Toma las llaves de Betty. – las arrojó y las tomé en el aire.

Salí de la casa, rumbo a Betty. Si, era un auto viejo, y me atrevo a decir cacharro, pero no al frente de mi abuela. Ese auto estuvo con ella desde que conoció a mi abuelo, ese auto cuenta gran parte de la historia de amor de mis abuelos, y es el único recuerdo que le queda de él, por esa razón se niega a venderlo.

Al principio costó, pero pude ponerlo en marcha. Como dije, la chatarra sobrevivió décadas junto a mi familia, y aunque parezca que está a punto de hacerse pedazos, sigue entre nosotros.

Luego de ir a comprar el té para mi abuela decidí recorrer la ciudad. Mi abuela no iba a necesitar su té inmediatamente, además no me quería aburrir en mi habitación. Estuve tanto tiempo paseando por la ciudad que no me percaté que estaba llegando a los suburbios de esta. Sin embargo, no me importó al notar que este lugar me era tan conocido.

El autódromo abandonado de Busan.

Decidí ingresar al sitio luego de pensármelo dos veces. Cuando sentí ese sentimiento tan familiar allí dentro, apagué el motor del auto y dejé que un suspiro melancólico salga de mis labios, de repente secos.

El lugar seguía estando como siempre había estado, y la pista te seguía insistiendo a que gaste las llantas del cacharro en un derrape al tomar una curva con gran rapidez. Sin embargo, la tristeza se apoderó rápidamente de mi corazón; flashes de esas imágenes fuertes que sin dudas jamás en mi vida iba a poder olvidar, e iban a seguir atormentandomé por las noches.

Un hermoso auto negro, fue un regalo de nuestra abuela por graduarse y obtener una beca en una de las universidades más importantes de toda Corea del Sur. Era un chico prodigio, y lo envidiaba en tantos aspectos. Era tan gentil y tan buena persona que me era tan difícil no poder amarlo, era igual a mi padre, alguien que sin dudas haría lo que fuera por ti. Tenía una increíble vida por delante, pero esta fue finalizada por el gran auto del contrincante el cuál colisionó brutalmente con la parte trasera del auto, descolocando la bestia negra que conducía del carril, para que este termine estampado a uno de los muros que protegía a las gradas. Todo parecía a cámara lenta ante mis ojos, pero era imposible hacer algo para impedir el choque. Los gritos desesperados de las personas del lugar, sus fanáticos, de sus amigos, la agobiante sirena de la ambulancia que rápidamente había arrimado el lugar. Aquella escena me había marcado por muchos años, cada vez que la recordaba era como una paliza a mi corazón. Era inolvidable, al igual que las palabras que los médicos pronunciaron: "Lo siento, hicimos todo lo que pudimos, pero no fue suficiente. Realmente lo sentimos tanto".

Una lágrima recorrió mi mejilla, la quite rápidamente colocando una sonrisa amarga en mis labios.

Cuando paso todo aquello, decidí alejarme de aquello que me hacía sentir viva, porque de alguna manera me hacía recordar todo lo que sufrí luego de eso. Pero ya habían transcurrido siete años y, si, era una herida muy grande que aún dolía, y si por recordar me alejaría de lo que más me gustaba, iba a tener que replantearme todo. Es decir, vamos, no hay herida que el tiempo no cure.

Apreté el volante con fuerza entre mis manos, por mi pie recorría una fuerte picazón por pisar bestialmente el acelerador, moría sentir como la adrenalina se adueñaba de sus venas al notar como el motor gruñía al ir a gran velocidad. Encendí el cacharro sin problemas esta vez. Mire la pista con los ojos entrecerrados, estaba de más que conocía el camino como si fuera la palma de mi mano.

Lentamente, me acerqué a la línea de salida, casi despintada en el viejo pavimento, pero visible ante mis ojos ansiosos.

— Vamos Betty, una sola vuelta. — susurré. — Sólo una, no te desarmes ahora, ¿si? — supliqué.

El motor rugió al apretar el acelerador dos veces aún con el freno puesto. Sonreí y quité el freno, preparándome mentalmente. La pista era algo vieja, había algunos pozos que debía esquivar, así el auto seguiría como nuevo.

— Uno, dos... ¡tres! —











Y se estroló y la vety se desarmó alv que sad.
Bueno pipol, esta novela la vengo planeando desde que vi un hermoso auto en Pinterest (esto pasó hace muuuucho tiempo), y será parte de la novela ese auto así que ya lo verán xd.
No se que saldrá de esto, pero espero q no me haga la vaga y termine esta novel, so... vamos a rezar.
Voten y comenteeen~
Gracias❤️

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