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— Bueno, no me veo tan mal como lo pensé. — alisé mi falda con mis manos, con cuidado de no arruinar mis uñas recién pintadas. Me había costado un riñón que me quedaran así, y no me iba a arriesgar a realizar algún movimiento brusco y arruinarlas, o me iba a dar una gran rabieta que ni la mejor leche de banana iba a calmar.

Me escaneé en el espejo una última vez para verificar que todo esté en su lugar. La bocina del auto de Hobi sonó afuera de mi casa e inmediatamente corrí hacia la puerta de mi casa, no sin antes avisarle a mis padres que salía y recibir unos comentarios vergonzosos de parte de mi abuela sobre que me parecía mucho a mi madre.

El aire gélido ingresó por mi falda corta y mis piernas se congelaron al instante, los bellos de mi piel se erizaron al sentir la ventisca. Me abrasé a mi misma tratando de conseguir calor y sobé mis brazos con frenesí sobre mi chaqueta de cuero negra.

Ingresé al auto con rapidez y solté un suspiro cuando el aire caliente del auto me acogió. Y unos silbidos molestos y coquetos hicieron que rodase los ojos con una sonrisa divertida. — Oye muñeca preciosa, ¿puedo ser tu Ken? — soltó Jin haciendo reír a todo, incluyéndome.

— ¡Deja de acosarla, imbécil! — Namjoon le dio un golpe en el hombro, Jin se quejó y le envió una mirada furiosa.

El camino hacia la fiesta fue tranquilo, pero al ingresar a ella fue algo similar como entrar a un zoológico. La gente bailaba despreocupadamente, bebían, y algunos estaban tan borrachos que bailaban sobre las mesas.

Independiente, me dirigí hacia la barra. Los tres se habían esfumado en alguna parte, porque al ingresar ya los había perdido de vista.

— Una cerveza, por favor. — le pedí con una sonrisa al barman. Y se fue a buscar mi bebida. Tamborileaba mis dedos contra la mesa esperando a que alguna de las parejas que había ahí se vayan, así me dejaban el asiento libre. El señor regresó con la lata en sus manos y la dejó frente a mis ojos, la iba a tomar pero unas manos se apresuraron y me la quito.

Al girar me encontré con ni nada más ni nada menos que Jungkook. Éste abrió la cerveza y se la tragó en cuestión de segundos, como si de agua se tratase. Observé que venía con unos pantalones de cuero que le quedan terriblemente ajustados a su muslos, y una remera probablemente dos talles más grande. Tragué en seco al notar la cercanía entre ambos, me atemorizaba.

Me quejé por si actitud, y me crucé de brazos con el ceño fruncido.

Cuando la bebió por completo, dijo: — Beber hace mal, Miyeon.

Solté una carcajada sarcástica preparada para decirle algo, pero se fue con indiferencia y superioridad dejándome con las palabras en la boca. Apreté mis puños y le di una patada al suelo tan fuerte, que por un momento temí por mis tacones. Me giré sobre mis talones, dispuesta a pedirle una cerveza mas al barman. Pero alguien más se me adelantó.

— Una botella de soju para compartir, por favor. — Un joven sentado en una banqueta al lado a de la que estaba sentada, tenía la piel perfectamente lisa, incluso los reflectores coloridos que alumbraban su rostro lo hacía parecer totalmente de porcelana. Quedé embobada viendo sus labios rosados encorvados en una sonrisa coqueta, mostrándome sus encías. — Para mí y la señorita que está mi lado. — guiñó su ojo.

Probablemente mi cara esté igual de roja que mi conjunto, porque al ver mi rostro comenzó a soltar unas risitas silenciosas. Inmediatamente oculté mi rostro entre las hebras de mi cabello, disimuladamente, rascando mi frente.

— Princesa, ven siéntate conmigo. No muerdo. — bromeó, a lo que le miré algo confundida. Me sorprendía la confianza que tenía para hablarme de esa forma. Accedí dudosa, con una sonrisa incómoda. — Es la primera vez que te veo en una de mis fiestas.

Abrí mi boca, muda. — Ah, pues, no sabía que la fiesta era tuya. Yo, solo, vine con unos amigos. Pero no se donde están. — hablé tímida. De verdad, solamente había venido a la fiesta porque mis amigos me habían comentado sobre ella. Pero desconocía completamente el organizador de ella, nunca me lo habían mencionado.

— ¿Amigos? ¿Hablas de aquellos inútiles? — señaló al trío de mis amigos en medio de la pista. Estaban, no bromeo, súper borrachos. Hobi bailaba ensimismado, lo hacía muy bien después de todo lo que había bebido. Y los otros dos, bailaban pegados, como si de una pareja de novios se tratase.

Solté una risa y asentí con mi cabeza. — ¿Como sabes que ellos...?

— Porque no te he quitado el ojo desde que pisaste mi casa, preciosa. Eso fue suficiente como para saber que aquellos tres de allá son tus amigos. — solté una risita nerviosa. Aquel adjetivo que usado hacia mi persona a me recordó a Jungkook, solamente que me gustó que haya salido de los labios del chico enfrente mío y no del musculoso.

Aquellas palabras me habían dejado completamente el blanco. Mierda, ¡cuanto tardaban en traer una maldita botella de soju! ¡Había de sobra en este tipo de fiestas! Me estaba estresando, y quería beber.

— ¿Cómo te llamas? — le pregunté cortando el silencio casi incómodo que se había formado, a no ser de la música fuerte que retumbaba en mis oídos.

El contrario sonrió y se me encogió el corazón al ver que sus ojitos se cerraban. Podría contar que aquello fue lo más tierno que había visto hace tiempo, si no fuera que el muchacho llevase los brazos tatuados y que su labio inferior tuviese un piercing.

— Yoongi, Min Yoongi. ¿Y tú eres? — contestó acercándose a mí, puesto a que la música estaba realmente fuerte.

— K-Kim Miyeon. — Balbuceé cerca de su oído. No pude evitar sentirme nerviosa al sentir su rostro cerca al mío. Sonrió.

Me preguntaba: ¿acaso no se cansaba de sonreír? Digo, desde que estaba aquí no había parado de sonreírme, y temía que se le acalambran las comisuras, o algo por el estilo.

Por fin la botella había llegado, y el muchacho se había encargado de llenar los shots hasta el tope. Chocamos los vasos y de un trago nos lo acabamos. Arrugué mi rostro cuando el alcohol raspo mi garganta, encargándose de hacerme sentir un ardor en ella. Él rió al ver mi rostro, me uní a él soltando unas leves carcajadas.

La noche transcurría lentamente, incluso parecía entrena, pero el sujeto al lado mío, que tenía fachada de chico malo, se había encargado de que sea divertida. Mi timidez y privacidad se ibas esfumando a medida que nos bajamos en total dos botellas de alcohol.

Yoongi comenzaba a balbucear, pero intentaba coquetearme y provocarme mordiendo su labio inferior. Y a pesar de que ambos estábamos embriagados, no hicimos nada para parar el juego.

Me llevo hacia la pista de baile, entre pasos torpes y risitas tontas que hacían el ambiente un tanto amigable. Bae Bae de BigBang había comenzado a sonar, y las personas comenzaron a hacer escándalo. Yo los imité y el chico sonrió al verme bailar al ritmo de la canción.

Él se acercó con una sonrisa de costado, tomando suavemente de mi cintura descubierta. Me aferré de sus hombros, dejando la timidez a un lado. Seguramente cuando esté sobria me avergonzaría por completo al recordar todo esto. Pero Yoongi ante mis ojos era el ser más hermoso que había visto hace tiempo, y el alcohol en mi organismo no ayudaba en eso. Porque instintivamente mis manos añoraban acariciar su rostro y acariciar sus labios húmedos y rosados.

Hizo presión sobre mi cintura provocando que nuestros cuerpos se rosen con frenesí. Las personas bailaban sensualmente, y nosotros dos no tardamos mucho en hacerlo. Por primera vez estaba bailando tan cerca de un hombre, provocándolo. Y se sentía bien, y aún más al reconocer que el chico que bailaba conmigo era realmente atractivo.

— ¿Y la niña tímida? — preguntó en mi oído, burlándose. Solté una risita divertida mientras negaba con mi cabeza. Realmente la estaba pasando muy bien. — El alcohol te vuelve peligrosa, ¿hmm?— pasó su lengua por sus labios, humedeciéndolos.

Mis ojos se clavaron el sus labios, viendo la forma tortuosa en la que pasaba lentamente su lengua por sus belfos. Y de pronto comenzó a acercarse. La forma lenta en la que su rostro se acercaba a mí me desesperaba, por lo que mi mano fue a su nuca dándole a saber que tenía acceso a hacer lo que tenía en mente.

Pero de repente, Yoongi se desprendió brutalmente de mi cintura, dejándome tambaleando. Mis ojos se apoderaron del cuerpo del chico siendo aplastado por otro, el cual no paraba de reírse a carcajadas.

— ¡Jungkook! — Grité al notar que él era el que aplastaba al de piel perfecta. Este siquiera se inmutó, aún seguía carcajeando, incluso encima del muchacho. Salí de el lugar inmediatamente antes de que pueda llegar a armarse una pelea, puesto a que Yoongi y Jungkook tenían fachas de "sí me tocas, te rompo el rostro a golpes". O al menos sólo Jungkook lo aparentaba.

El aire era realmente helado, y había completamente de vista a Hobi como para pedirle que me lleve hasta mi casa, además de que estaba súper borracho y podríamos tener un accidente. Así que opte por abrazarme a mi misma, y comenzar a caminar torpemente hasta mi casa.

Agradecía mentalmente que mi casa no esté tan lejos, solo estaba a unas calles de la fiesta.  Caminaba despacio, debido a que estaba un poco mareada por el alcohol, y con estos zapatos altos podría caer terriblemente.

Al llegar a casa, noté que en la en la casa de en frente, Jungkook estaba sentado a la orilla de la calle, fumando un cigarrillo relajadamente.

El recuerdo de Jungkook llegando a mi casa para ir a la escuela juntos que invadió la mente. Y me provocaba una terrible curiosidad saber el porqué había cambiado tanto.

— ¡Hey, Jungkook! — mi grito fue algo estúpido, debido a que estaba algo borracha aún. ¡Aish, no debí haber tomado tanto! Me acerqué a él tambaleando, y el solo se limitaba a verme con cara de bicho raro. Me evito por completo y siguió tomando otra larga y profunda calada a su cigarrillo. Cuando llegue a su lado, me senté y me quite inmediatamente los zapatos. — Estas cosas me están matando. — susurré para mi misma, pero al joven de mi al lado causarle gracia, puesto a que tenía una débil sonrisa en sus labios. — Por cierto, ¿tu no estabas en la fiesta hace unos minutos? Porque juro haberte visto borracho encima de mi amigo. — traté de sonar seria, pero creo que no debe estar tomándome muy en serio al oír mi voz alcoholizada.

— Vete a dormir, es tarde. — la seriedad y frialdad con la que soltó aquello hizo que mi corazón se estrujara.

— ¡Aish, Jungkook, no seas tan difícil! Ya no hablamos como cuando éramos pequeños. — dije mirándolo fijamente aunque él no lo hacía. Miraba fijo hacia el frente. — ¿Seguimos siendo amigos? — le cuestione en un tono aniñado.

— No. — respondió veloz, seco.

— ¿Por qué? — le insistí casi en un reproche.

— Apestas a alcohol. — evadió el tema, arrugando la nariz haciéndome soltar una risita. — Vete, estas invadiendo mi espacio personal. — dió otra calada a su cigarro.

Comencé a rendirse, puesto a que notaba que Jungkook no quería estar conmigo. Era seco y frío al responder mis preguntas. Así que me levante con los tacos en mis manos, y me aleje. Aunque, en un segundo, me gire hacia el que seguía con la vista perdida ahora en el cielo, y dije: — Oye, ¿en serio estas bien? Creí haberte visto como una cuba allí, pensé que te ibas a agarrar a putazos con Yoongi.

El chico me miró enfadado, con el ceño fruncido, por lo que me dí vuelta con las manos en alto en señal de rendición, y me volví a casa. Y cuando mi rostro se hundió en la cómoda almohada de mi cama, inmediatamente comencé a caer en los brazos de Morfeo.









Disculpen la verga de capítulo, pero si la escritora es una verga no esperen que escriba estrellas.

En multimedia lo que se pondría Miyeon para la fiesta.
Si llegan a ver algunos errores, sepan entender. Son las 4 am, y créanme que mi organismo está tratando de sacar un tercer ojo, porque los otros dos no funcionan mas xd.

Gracias y comenteeen~
Gracias❤️

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