d i e c i s i e t e

Tras haber luchado desgarradoramente para subir a mi habitación el cuerpo laxo y casi inerte de Jungkook por las escaleras, tuve que reprimir unas terribles quejas llenas de improperios puesto que el muchacho no podía siquiera afirmar sus pies sin caerse; pero por fin lo recostamos sobre mi cama.

Agradecí internamente que ni Jimin ni Jungkook abrieron la boca, pues mis padres estaban durmiendo, y no quisiera que se enteraran que Jungkook está medio muerto sobre mi cama.

¿Qué haría en ese entonces? Si no estuviese tan preocupada, seguramente tirase el cuerpo  de Jungkook por la ventana y le diría a Jimin que se lo lleve a otro lugar, que lo que le pasaba a Jungkook no era de mi incumbencia. Si no estuviese tan preocupada...

— Jimin... — lo llamé en un tono tranquilo a pesar de que este igual de nerviosa que el. Pues podía notarse el rubio estaba tan preocupado que se le podía notar fácilmente al observarle la cara.

— A-ah, ¿si?

— Tienes que contarme qué ocurrió. ¿Estabas con él? — el rostro de Jungkook estaba muy caliente, pero algo pálido, unas leves ojeras se instalaron debajo de sus ojos. Claramente, algo había ocurrido.

— Eh, si, estaba conmigo. — contestó concentrado, como si estuviera tratando de recordar exactamente cada pequeño detalle de lo que ocurrió. Le di una mirada preocupada para que prosiga contándome la historia; mientras tanto, le quitaba las zapatillas Nike blancas para poder acobijarlo dentro de mis sábanas, estaba temblando, lo cual me extrañó un poco más. — Pues, simplemente fuimos a un bar. Jungkook estaba estresado, pues tuvo una fuerte pelea con su padre y su mandaré no lo defendió. — asiento oyendo atentamente. — También me contó que habló contigo, y que de algún modo se sintió ansioso después de esa charla. Así que simplemente, bebió mucho. Demasiado diría yo.

Asiento lentamente. — ¿ocurrió algo más?

— Pues, no creo que sea tan relevante. Solamente que unos chicos lo invitaron a jugar billar, y, pues, luego simplemente desapareció.

— ¿Y cuando lo encontraste, estaba con ellos? — fruncí el ceño.

— Estaba en el suelo, inconsciente. — el rubio podría ligeramente sus uñas. — ¿Puedes hacer algo? Jungkook me contó que estudiabas medicina, y hasta entonces eras la medida más razonable que había. — hizo una mueca, jugando nerviosamente con sus manos pequeñas. — Lo hubiese llevado simplemente al hospital, pero cuando Jungkook despierte me arrancaría la cabeza. Si lo hubiese llevado a su casa, sus padres le arrancarían la cabeza a él. Y si lo llevaba a mi casa, mi madre nos arrancaría la cabeza a los dos.

— Y si mi abuela se despierta, nos arrancará la cabeza a los tres. — retruqué dejando caer mis hombros.

Suspiré tratando de pensar, calmarme, pero con Jimin mirándome minuciosamente y mordiendo sus uñas con frenesí tenía ganas de tirarme por las escaleras. Joder, que intenso.

— Diría que está hasta los cojones de borracho, algo así como un coma etílico según lo que me dices, pero hasta ahora no ha vomitado. — busqué dentro de mi maletín estetoscopio, solamente para asegurarme de que su ritmo cardiaco no esté sufriendo irregularidades. Aunque curiosamente, sus palpitaciones estaban aceleradas. — Huh...

— ¿Que ocurre? — pase de largo de Jimin, tenia una leve sospecha, la cual ahora no me sorprendería viniendo de Jungkook; y encendí la linterna de mi celular. Abrí sus párpados con delicadeza, y confirmé que sus pupilas estaban dilatadas.

Abro los ojos sin poder creer lo que estaba viendo. ¿En serio Jungkook había caído tan profundo? Dios mío, necesito más aire para respirar. — ¿J-Jimin? ¿Jungkook es adicto? — cuestiono, observándole con una pizca de decepción en mi ojos.

Si de veras Jungkook era adicto, entonces me iba a escuchar. Ahora no solo me tendría que poner en campaña para evitar que fume, sino que ahora debía también parar su adicciones.

— ¿Qué? ¡Claro que no! ¡Ha dejado de hacerlo hace mucho tiempo! — siseo poniendo mis dedos sobre mis labios, y Jimin al darse cuenta que había chillado bastante alto se encogió de hombros apenado.

— Pues, sus iris no dicen lo mismo. — retracto con tristeza. — Es una suerte que no haya muerto de algún ictus o infarto. Su presión arterial es un tanto alta. — dije luego de un silencio desesperante, observando mi esfingomanómetro .

— No, es imposible. Jungkook... es que es completamente imposible. — carcajeó irónico.

— ¿Entonces...? ¿Que otra cosa puede haber sido?

— Tal vez, no lo sé... — viró lo ojos y exhaló un fuerte suspiro, tratando de encontrar otra alternativa. — ...haya sido atacado y lo hayan intoxicado con alguna de esas mierdas. — titubeó curveando sus labios hacia abajo.

Pero después de todo, la idea de Jimin no me sonó tan descabellada. Aún no conocía el porqué de su inconsciencia. Diría que quizás fue de un golpe, pero no hay indicios de moretones ni sangre.

Me dirigí directamente a sus manos, buscando algún moretón o algo que me de indicios de haber participado en alguna pelea. Abro los ojos de par en par al ver algunas de sus uñas rotas, unas pequeñísimas heridas, raspones más que nada, y una huella roja de una mano alrededor de su muñeca, producto de un forcejeo.

Arrugo al sentir un oleaje de una fragancia para nada agradable; era muy fuerte, y provenía del rostro del joven inconsciente. Trago saliva al reconocer el olor al cloroformo, demonios, ¿en qué lío estaba metido este muchacho?

— Exactamente Jimin. Jungkook fue intoxicado a la fuerza. — trago saliva preguntándome quién demonios haría algo tan terrible como eso.

— Por todos los cielos... — lleva una de sus manos a su boca sin creer lo que estaba escuchando, y luego la paso por toda su cara tratando de despejarse.

Ambos fijamos nuestras miradas en el cuerpo del pelinegro, pues de sus labios salían gruñidos, como si estuviese molesto, y su ceño estaba fuertemente fruncido.

— ¡Apaguen esa estúpida luz! — vociferó con rabia. Con nerviosismo, me abalancé sobre Jungkook cubriendo sus labios con mis manos, demonios ¡se despertaría todo el vecindario de esta forma!

— Cierra la boca, Jungkook.

Masajea su sien y genera una mueca de disgusto, suelta un gemido de dolor provocando que su aliento tibio y hediondo a alcohol se estampara contra mi rostro.

— Agh, siento que voy a parir un hijo por la frente. — abre los ojos lentamente, dejándome ver sus pupilas dilatadas a la perfección. — ¿Donde estoy? Mierda... — entrecerró los ojos para hacer foco, y al darse cuenta que me encontraba a su lado comenzó a tener unos pequeños espasmos. Sentía como sus ojos se movían de aquí y allá con velocidad, como si estuviera a tan sólo unos segundos de volverse loco.

— Miyeon, ¿que le ocurre? — preguntó horrorizado Jimin al verlo así.

Suspiré y contesté: — Son los efectos de la cocaína. Sentir una sensación de hiperactividad, o algo así... no lo sé nunca me drogué Jimin. — dije con un tono fastidioso, pues verlo a Jungkook de esa forma no era lo más agradable a decir verdad.

— Creo que vomitaré. — carcajeó con gracia, pero luego de eso sufrió una arcada.

— ¡Ah no! ¡En mi cama no! — regañé con cierta molesta.

Tomé al muchacho de los brazos y lo lleve al baño de mi habitación, y le pedí a Jimin que se haga cargo de su amigo nauseabundo mientras yo iba por una taza de agua.

La situación era tan extraña y complicada. A pesar de que Jungkook no haya querido intoxicarse con esa mierda, descubrí que en algún momento lo fue, y no solo provocaba una sensación de decepción en mi pecho, sino que también me hacía recordar lo imbécil que fui, lo destrozado y perdido que debía haber estado para cometer tal locura.

Al regresar a mi habitación me encontré con la desagradable escena de Jungkook corriendo toda la bilis en mi inodoro, tenía la camiseta sudada alrededor de su cuello. Jimin acariciaba su espalda mientras gesticulaba muecas de asco.

— Parece que va a escupir su hígado también. — expresó con un claro signo de asco.

Arrugué mi nariz con repulsión.

— Cállate Jimin, no ayudas en nada. — se quejó el pelinegro, saltando el retrete para sentarse sobre mi acolchonada alfombra de gatito.

Me acerqué con cansancio hacia él y le tendí el vaso de agua. Lo curioso fue ver que Jungkook todavía no había notado mi presencia después de haber devuelto toda su borrachera en mi baño, y en cuanto me vio su rostro se transformó.

— ¿Qué haces aquí? — inquirió con notable molestia en sus palabras.

— Considerando que Jimin pensó mucho en ti, y que sabía que lo matarías si te llevaba al hospital, o a tu casa, pues se digno a traerte a mi casa, a las altas horas de la madrugada. — me crucé de brazos con una ceja alzada, preguntándome por qué seguía siendo tan tajante cuando le estaba brindando mi ayuda, ¡Dios que frustrante!

— Es verdad. No seas grosero con ella, Jungkook. — le pidió Jimin a su compañero, entrelazando sus manos delante de sus caderas, apenado.

Al pelinegro no le quedó otra opción que cerrar la boca y dejar de ser tan desconsiderado, así que solamente frunció el ceño y suspiró con fuerza. En su rostro había una clara mueca de enfado, disgusto, no obstante, me ponía en alerta el hecho de que parecía nervioso, alterado. Era extraño.

— ¿Estas bien? — le preguntó su amigo, aún mordiendo sus uñas con preocupación.

— Siento que me tiembla hasta la polla.

Hice una mueca de desagrado por tal contestación. Suspiré pesadamente, este chico parecía no tener solución.

— Tengo mucha hambre, y ganas de follar...

— ¿Qué ocurrió en ese bar, Jeon? — cambie de tema rápidamente, pues la conversación se estaba yendo de las manos.

Jungkook;

— Nada. — bebí de la taza que me entregó Miyeon. Realmente disfrute tragar de ese agua fresca, se sentía tan bien en mi garganta seca e irritada.

Realmente no quería hablar de lo que ocurrió en ese maldito lugar, no tenía ánimos de básicamente nada, aunque debo admitir que fue completamente extraño.

— Jungkook tienes que decirnos. — insistió Jimin, poniéndose de cuclillas a mi altura.

— No ocurrió nada, lo juro. Simplemente me emborraché, tropecé y me di la cabeza muy duro contra el pavimento. — mentí. Pero no era joda que sentía que iba a cagar un bebé por en medio de mis ojos.

No la ví, pero noté que Miyeon soltó un suspiro exasperado y se fue por unos segundos, hasta que apareció otra vez en el baño. No se que fue a hacer, mi cabeza explotaba, quería comer y apretarme los cojones contra la puerta, todo era muy complicado ahora.

Se acercó a mi lado y jalo de mi brazo con un poco de bruteza. Subió la manga de mi campera de cuero negra y allí me quede pasmado.

Mierda.

— Me gusta tu nuevo tatuaje. — atacó con sarcasmo la joven, haciéndome sentir un poco furioso, pero esta mierda que tenía adentro mío no me permitía mandarle mandarle a la mierda. Quería dormir salvajemente en una cama matrimonial.

Suspiré, por enésima vez. ¿¡Por qué mierda seguía temblando, coño?! Odio esta sensación de pertenecer a la raza de los chihuahuas.

— ¿No dirás nada? — su tono fue severo, pero esta vez parecía preocupada por mí. Aquello me hizo sentir terriblemente confundido, un sentimiento de nostalgia me recorrió por todo el cuerpo.

¿Debería decir realmente lo que ocurrió? ¿Estaba al tanto de lo que eso implicaba? ¡Claro de lo que si lo estaba, joder! Y tenía miedo, miedo de lo que pueda ocurrir. No de mi, me importaba una mierda lo que me ocurriese a mí. Pero no podía dejar que la lastimen más de lo que ya estaba.

— Se que las cosas no están del todo bien entre nosotros, pero puedes seguir confiando en mi, Jeon. — soltó la chica, curando las heridas de mi antebrazo con delicadeza.

— Me atacaron. — solté cabizbajo. — No sé quienes eran, ni que querían, pero se que eso no fue solo porque así lo querían. — tragué saliva con fuerza. — Los mandaron a atacarme...

— ¿Qué? — habló Jimin alarmado, abriendo sus ojos.

— ¿Por qué harían eso? Atacarte, drogarte y dejar inconsciente a la fuerza, hay que hablar de esto con la policía, Jungkook. — habló rápido, parecía desesperada.

— No podemos hacer eso.

— ¿Por qué no?

— Podría agravar las cosas, Miyeon. Siento que eso fue apenas una demostración de lo que esas personas no quieren hacer, puede ocurrir cosas aún más peores. — justifico mirándole fijamente a los ojos. — Grábate esto en la cabeza: mientras más vaguees en esta mierda, más te jodes.

— ¿Y pretendes que no hagamos nada? — inquirió con ironía la chica.

— No podemos arriesgarnos más, porque por más que no lo quiero admitir, ya estamos muy jodidos.

















— ¿Lo hicieron?

— S-Señor, realmente lamentó decirle lo intentamos.

Suspiró frustrado. — Sabía que no sirven para nada... ¿hicieron algo al menos?

— E-Em... si, pero creo que no salió tan bien como lo esperábamos, señor.

— ¿Qué mierda quieres decir con eso?

— Pues, lo dejamos inconsciente y lo drogamos, tal y como lo dijo usted. Pero el idiota de su amigo lo encontró y le ofreció ayuda inmediatamente...

— ¿Y...? — inquirió intrigado, sabiendo que aún faltaba que no se atrevía a decir. — ¿Tienes algo más para decirme?

Tragó saliva nervioso. — Pues, ahora están los tres juntos. Ella y él, juntos... — su voz se fue apagando con miedo.

— ¿Qué? — su voz fue oscura, malditamente oscura. — Tu y los otros malditos hijos de puta, ¡no sirven para nada! No entienden una mierda, esto es muy importante, jodidos ignorantes de mierda. — gruñó con rabia, espantandoló. — Yo mismo me encargaré de esto. — dijo.

— Lo sentimos, señ...

— No, calla la puta boca. ¿Sabes que? Iré a donde estás, en cualquier momento, en el que menos lo esperes, en el que más desee, y tendrás que empezarle a rezar a tu Dios, y yo mientras tanto te golpearé... y lo haré hasta que Él se digne a aparecer. Maldito hijo de puta...







Siento mucho si hay algo incoherente, pero las cosas ya se están poniendo jodidas.

¡Quiero ver el mundo arder! MUAJAJAJAJAJA OCNO(?

quiero ver sus teorías, quiero ver que tan buenas son después de todo lo que BigHit nos hace para rompernos la cabeza.

Voten y comenteeen~
Gracias ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top