c i n c o

3:32 AM.

Gritaba extasiada, sintiendo una felicidad inminente recorriendo cada fibra de mi cuerpo, recordando como era que se sentía dejar las hebras de mi cabello al viento que se filtraba por las ventanas.

Hoseok carcajeaba, aceleraba y maniobraba con el volante en aquel descampado. Detras, mientras que Namjoon tenía su cabeza fuera de la ventanilla exclamando como desquiciado, Jin, un chico que había conocido recientemente (y que no había parado de tirarme flores), iba abrazado al cinturón de seguridad mientras abría su boca únicamente para gritar del terror.

Cuando el auto se paró de golpe, creí estar en un estado de shock, de adrenalina, emoción, y un poco de nostalgia. El hecho de que hayan transcurrido tantos años en los que no he sentido aquellas sensaciones adrenalínicas me volvía sensible. Me dejé caer en el asiento con una sonrisa, y suspiré.

— Eso fue... — dijo Namjoon.

— ¡Increíble! ¡Hace tanto tiempo que no me sentía así! — le interrumpí contagiándole el entusiasmo a Hoseok y el anterior.

— ¿Qué dices? Casi muero de un paro cardíaco. Pero no podía morir, claro que no, no me voy a morir hasta que tú seas mi novia. — afirmó Jin, sus brazos abrazaron mi cuello por detrás. Bufé y rodeé los ojos.

— ¡Oigan! Ya son las tres y media. Ya están por empezar. — exclamó Hoseok alarmando. Fruncí el ceño confundida al notar a los tres apurados.

— Rápido, ¡rapido! — el auto giro abruptamente y aceleró con furia. Evite que las preguntas invadieran mi cabeza y apreciaba el momento mientras disfrutaba el aire por mi rostro, Jin solo gritaba y arruinaba el momento.  Pero no podía quitar la felicidad que tenía al recordar que mis dos viejos amigos aún se acordaban de mi.

Cuando el auto comenzó a bajar la velocidad note frente a mis ojos que el viejo autódromo frente a nosotros estaba iluminado dentro. Fruncí el ceño, pensé que lo habían suspendido desde aquel acontecimiento. La policía y médicos habían arribado el lugar, y obligaron a todo el mundo salir del lugar y que desde ese entonces las carreras fueron prohibidas. Un pellizco en el estómago me volvió nerviosa. ¿Acaso íbamos a presenciar una?

— ¿Vamos a...? — señale la construcción enorme que se alzaba sobre el descampado, subiendo mis cejas algo asombrada.

— Si. — asintió Hoseok con su rostro, su mirada iba fija sobre el pavimento. Había una larga cola de autos en el estacionamiento.

— Hoy participarán dos de los mejores corredores de la zona, Miyeon. Y eso será increíble. — comentó Namjoon emocionado. Sus hoyuelos se asomaron cuando una sonrisa ansiosa se asomó por sus carnosos labios. Los recuerdos de mi niñez me golpearon, de aquellas veces en las que él sonreía y me gustaba acariciar y besar sus mejillas. Mi hermano se enojaba y siempre me recalcaba que al único que debía tocar y besar era a él, pero nunca le hacía caso.

Si hubiese sabido que lo perdería no lo habría dudado tanto, porque ahora me arrepentía, y lo único que quería era tenerlo entre mis brazos. Como en los viejos tiempos.

— ¿Ves? No fue tan malo despertarte a las dos de la madrugada después de todo. — sonrió Hoseok y le devolví el gesto con un nudo interrumpiendo en mi garganta.

Cuando aparcamos, corrimos inmediatamente hacia el ingreso al autódromo para conseguir sentarnos en una de las primeras gradas. Estaba tan emocionada y nerviosa, podía sentir como las palmas de mis manos sudaban y como el frío de la noche traspasaba mi abrigo.

— Hagamos apuestas. — Namjoon sacó de su bolsillo un fajo de billetes, y los demás hicieron lo mismo. — Busquemos personas que quieran apostar. —

— ¡Hoy ganaré mucho dinero! — Exclamó Jin entre risas mientras contaba el fajo.

— ¿Para quien apostarán? — cuestioné curiosa mirando al trío riendo como mafiosos.

— Justin Seagull. — dijeron los tres al unísono.

— Perdedores. Estos idiotas no saben otra cosa que derrochar dinero en algo que no tienen idea. — todos giramos al proveniente de esa voz. Un hombre con pintas de matón fumaba un cigarrillo, estaba junto a dos personas más cruzados de brazos. Cabía destacar que el hombre estaba cubierto de tatuajes. Me repugnaban. — Ese niño no ganará, es solo puro dinero y ya. Yeon Kimin es mucho mejor que ese idiota. — ahogue una carcajada cuando uno de sus compañeros comenzó a picar su nariz.

Vaya matones.

— Está bien, sí, puede ser. — le aseguró Hoseok dudoso. — Pero Justin Seagull ganará. — afirmó penetrando al hombre con su mirada. Sus dos amigos afirmaron con su cabeza y se cruzaron sus brazos.

— Bien. Apostemos entonces. — sonrió de costado el señor, y puedo asegurar que pude ver un poco de la lechuga que se comió la semana pasada. Arrugue mi nariz asqueada. — Diez mil cada uno. — estiró su brazo, esperando que mi amigo le estrechara su mano.

— Hecho. — sonrió con arrogancia.

— Oyeron chicos, hoy ganaremos mucho dinero. — les dijo a sus dos amigos mientras se iban por donde vinieron.

— Eso lo veremos. — concluyó Jin.

— Damas y caballeros, amantes de las carreras. Esta noche por fin van a poder ver la asombrosa carrera de dos de nuestros mejores corredores. — la gente se enloqueció y comenzó a gritar. Sonreí emocionada, hacia mucho tiempo no presenciaba este ambiente. Namjoon lo notó y pasó su brazo por mis hombros, atrayéndome más hacia el. — Tenemos al habilidoso, veloz, y derrapador de pavimentos, ¡Yeon Kimin! — un auto rojo entró al circuito haciendo sonar su motor. La gente grito y alentó al corredor, tenía muchos fans, debía ser un conductor genial. — Y por otro lado, tenemos al inigualable, al inteligente, y encantador de mujeres, ¡Justin Seagull! — el público explotó, el grito de las féminas era lo que más se oía. Solté una risita, vaya, supongo que este hombre debe ser todo un galán. Cuando se posicionó frente a mi vista el auto, noté que se trataba de aquel auto misterioso que se estacionaba frente a mi casa y que incluso vi en el cementerio. Me picaba la curiosidad, aunque que en cierto caso, podría pensar que el hombre que maneje ese auto me esté persiguiendo, porque de verdad me lo encontraba en todos lados.

Cuando ambos autos se posicionaron en la línea gastada de salida, las personas hicieron silencio. Solo el ruido de los motores rugir y los tacones de una chica sexy era lo único que se oía. Esta se posicionó entre ambos autos.

— Esa chica está preciosa. Mira esas piernas, por Dios. — le dijo Nam a Hoseok entre susurros.

— Esa minifalda le queda preciosa, mira su escote. — dijo éste mordiéndose el labio inferior, me tapé el rostro avergonzada mientras sonreía.

— Ustedes son unos pervertidos. — reí con un fuerte sonrojo.

— En sus marcas, listos, ¡ya! — la chica bajó la bandera negra y blanca.

Y los autos salieron disparados, enloqueciendo a las personas. El primero en tomar la delantera fue el auto rojo, aunque no tardó mucho tiempo, ya que el auto negro lo rebasó en segundos.

— ¡Vamos, tu puedes! — Exclamó Hoseok.

El auto rojo intentaba sobrepasar el otro, pero no fue lo suficientemente inteligente, ya que al intentar pasarlo, el auto negro obstaculizaba el camino interponiéndose.

Al llegar a la curva, el señor Yeon Kimin hizo una increíble maniobra para estar peleando el primer puesto, colocándose a un lado de su rival. Y se comenzó a cerrar, dejando al auto negro encerrado.

— ¡Lo va a chocar! — abrí los ojos casi desesperada.

— Tranquilízate, así son las reglas. — comentó el de los hoyuelos viendo atentamente la carrera.

— ¿Qué reglas?

— Todo está permitido. — dijo Jin.

El auto rojo se alejó un poco de su rival, y giró su volante con brutalidad hacia el auto negro para chocarlo. Pero su contrincante fue más rápido y pisó el freno a fondo haciendo que Yeon Kimin se estrelle contra la pared que cubría las gradas.

Me lleve las manos a mi boca, no había sido muy fuerte el impacto, pero fue lo suficiente para que el auto pierda el control. Y de esa forma, el señor del auto negro aceleró rápidamente, tomando la puntería, y así ganando la carrera.

Escuché los gritos de burla de mis compañeros hacia los matones, que solo se limitaban a mirarlos con disgusto. Estos se acercaron y sin decir nada, le entregaron el fajo de dinero en silencio, y se fueron furiosos.

Observé como el tal Yeon Kimin bajaba de auto con furia, no sabía cómo era porque aún no se había quitado el casco. Pero a través de sus jeans negros y su remera del mismo color, podía notar que tenía muy buenas proporciones. Sus piernas eran musculosas, se notaba a simple vista que tenía un pecho fuerte, ya que la camisa que traía se encargaba de ahogar sus pectorales furiosamente. Vaya, tenemos a un modelo como corredor.

Jin tomó mi mano y tiro de ella con fuerza, arrastrándome hacia las escaleras. Realmente no tuve tiempo para preguntarle hacia donde íbamos, porque iba muy concentrada mirando el suelo para no trapeará con nada. Y cuando levanto la vista, me asusto al ver un gran, en serio, un gran hombre. Estábamos en el pavimento, junto al hombre del auto negro.

— Felicitaciones hermano, otra victoria más en tus manos. — Hoseok palmeó con fuerza su hombro.

¿Se conocían? Es decir, el hombre estaba actuando como si no los conociera. Y los más incomodo es que aún no se quitaba el casco. ¡Quítate esa cosa del rostro, hombre! ¡Quiero que me deleites con esa hombría de la que todas las mujeres decían! Yo voy a confirmar si este tal Justin Seagull era el adonis del que todas ellas hablaban.

— Eres el mejor, bro. — le siguió un Namjoon muy sonriente, y Jin detrás de su hombro le dio la razón asintiendo con su cabeza.

Fruncí el ceño, aún no contestaba. ¿Acaso a este le habían comido la lengua los ratones? Me crucé de brazos, estaba siendo muy descortés, ¡al menos podría formular un seco gracias e irse a la mierda, pero no avergonzar a mis amigos de esta forma!

— ¡Hey, grandote! — pues sí, era enorme, pero al fin de cuentas la pregunta era, ¿quién no es más alto que yo? — ¿vas a responder, o te tengo que obligar por las malas?

Los otros tres a mi lado se quedaron atónitos. ¿Qué? Estaba poniendo a este malagradecido en su lugar. El pecho del muchacho comenzó a vibrar levemente acompañado de una ronca risa que me tensó. ¿Se estaba burlando de mi?

Sus manos se apoderaron de su casco, quitándoselo. ¡Espera un momento! No, no, mejor dicho, ¡paren el maldito mundo ya! Qué demonios pasó.

— ¿Jungkook? — en cualquier segundo mis ojos se iban a salir de sus órbitas.

— Me alegra verte de nuevo, Kim Miyeon. — pronunció en un tono burlón y me enseñó una sonrisa de costado.

Cualquier persona que se reencontrara con su mejor amigo de la infancia, normalmente, te abrazarían y se diría lo mucho que se han extrañado. Pero si yo me dejo caer en sus brazos las cosas podrían ser peligrosas. Es que, toda su contextura gritaba ¡Cuidado!

No, no, no, y no. Éste no es mi Jungkook, de ninguna manera. Mi Jungkook era un niño bueno, era un chico delgado y escuálido, con sonrisita de conejito y ojos brillantes. Y este es... todo lo contrario. Su cuerpo estaba tan firme como una piedra, era alto, muy alto, y su mandíbula angulosa estaba tan afilada que tan solo una caricia allí podría cortarme. No literalmente, pero estaba muy asombrada. Y su sonrisa, era desinteresada, casi cínica y sarcástica.

— Ganamos dinero. Si quieres te puedo prestar un poco del mío, así te consigues una habitación en un hotel y no tienes que ir a lo de tus padres. — ofreció amable Hobi.

— No, gracias. No necesito tu dinero. Si me disculpan, iré a reclamar mi trofeo. — su mirada estaba en una chica detrás de Jin, la cual lo saludaba y le coqueteaba desde lejos. Jungkook le sonrió de costado.

Mis amigos se alejaron, sin embargo yo me quedé de brazos cruzados y una ceja levantada mirando al chico. Me asustaba el pensar que el chico que antes fue mi mejor amigo se había convertido en... esto. Estoy muy sorprendida.

— ¿Quieres una foto preciosa? — cuestionó sin observarla.

¿Preciosa? Otra vez se estaba burlando de mi. Anhelaba poder dejarle en claro que no lo haga, pero le tenía miedo, porque lo iba a negar. Si me estaba enfrentando al prototipo de Hulk. Ugh...

Al ver que no respondí, se alejó hacia la chica, donde le entregó un fajo con dinero, y pues ella también se entregó. Ella también era parte del trofeo. El grandote miraba descaradamente sus pechos apretados por aquella blusa tan apretada. Abrí mis ojos incrédula. Este no es Jungkook, definitivamente.

Cuando me di vuelta, mi cuerpo chocó contra otro, y al levantar el rostro solo pude notar un casco negro. ¿Yeon Kimin, no? Su altura, contextura y silencio me incomodaron e intimidaron al instante. Debía salir de su mirada inmediatamente, aunque una parte de mí picaba la curiosidad y quería quedarse y pedirle respetuosamente que se quite el casco.

— Lo siento, lo siento mucho. — me disculpe inclinándome a noventa grados. Y huí de allí lo más rápido que pude. Vaya que cobarde.

🏁

Me recosté, o más bien me tiré a la cama, analizando minuciosamente lo ocurrido esta noche.

Me sentí jodidamente bien al saber que al menos dos de unos de mis mejores amigos aún se acordaban de mí, me sentí viva cuando Hobi aceleraba en su deportivo blanco, evitando los gritos desgarradores que lanzaba el de hombros anchos, claro.

Volver a ver una carrera junto a ellos me puso en cierto modo algo melancólica y sensible. El ambiente energético, los apostadores, los jóvenes presumiendo sus autos, los motores monstruosos que enloquecían a la multitud. Todo lo que se mostró ante mis ojos fue como una vieja grabación, de esas que solamente las reproducen de vez en cuando por miedo a que se rompa el disco, pero al observarla era conmovedor. Pero ahora, era aún más conmovedora al saber que uno de los personajes de aquella grabación se había esfumado a través del tiempo.

Grite de frustración y me levante de la cama inmediatamente. ¿Por qué se repente todo me tenía que recordar a Taehyung? Clave mi vista en una foto que había enmarcada de nosotros dos en mi mesita de luz.

— Eres una masoquista de mierda. — negué con mi cabeza, desanimada.

El sonido del motor del auto negro me saco de mis pensamientos, lo cual le agradecí. Corrí hacia la ventana de mi habitación, y allí pude visualizar a un Jungkook coqueto con una chica. Este la tomó de la mano, y siendo todo un caballero, le permitió el paso a su casa primero, y le siguió.

Abrí mi boca entre asombrada y escéptica. Pues, inmediatamente se me vino a la cabeza lo que uno de mis compañeros de universidad me había comentado, y se trataba de que si un hombre actuaba caballeroso con una chica en sus citas y le permitía ingresar a su casa primero, era ni más ni menos que para tener una mejor vista de su...

Chillé sin poder creer lo que estaba viendo. No me molestaba que se llevara a una chica a la cama, pues la verdad me valía madres lo que él hacía, solo me preocupaba su extravagante cambio de personalidad, apariencia, de todo. Este no era el Jungkook de antes.

La luz de su habitación se encendió, y a través de las cortinas amarillas de su habitación visualice cómo el la tomaba posesivamente de las caderas y la acercaba a él, mientras que ambos disfrutaban de besarse desesperadamente. La chica acarició el cabello del muchacho cuando éste comenzó a descender sus besos hasta su cuello, hasta que el chico dio un simple paso para terminar ambos en su cama.

Cerré las cortinas de la ventana con rapidez.

— Definitivamente, no se que ocurrió con el.










bUENO VERGAS, que hace mucho que quería subir un capítulo a esta historia, y estaba muy inspirada, así que si leen algo y esta algo wtf, espero que entiendan, porque no lo pienso editar hasta que termine la historia (probablemente nunca xd)

Buenas nocheS beyesas, ke sueñes conmigo

Voten y comenteeen~
Gracias❤️

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