c a t o r c e

— Ten tu bebida. — Jin alcanzó con amabilidad la botella hasta mis manos.

— Gracias.

Seokjin se quedo observándome por unos segundos confundido, pues al parecer mi contestación fue más seca de lo que había planeado. Pero no estaba enfurecida con ellos... mierda, era el imbécil de Jungkook quien lograba cambiar mi humor de tan drástica manera.

— Imagino que no estarás enojada con nosotros por no haberte contado antes el secreto de Namjoon. No aguantaría que estes enfurecida conmigo por aquello. Lo siento mucho, si es así.

— ¿Qué? ¡No estoy enojada con ustedes por esto, Jin! Es solo que... tengo que contarte algo muy importante, pero sólo que en este momento es imposible. — hice una mueca.

— Está bien, puedes confiar en mi Miyeon, para lo que sea. — hizo como si cerrara su boca con un cierre. Sonreí enternecida ante su carita inocente.

— ¡Chicos, chicos! ¿Pueden creerlo? ¡Jungkook está por pelear! — exclamó Hobi resurgiendo entre tantas personas con una bebida en entre sus manos.

Tragué saliva cuando, al escuchar su nombre, mi piel se erizó y mi respiración se volvía irregular. Ese muchacho, joder... con tan solo oír a alguien nombrarlo hacía sentirme enferma. ¡Enferma de rabia, demonios!

Ni más bien mi amigo terminó de decir aquello, el animador subió al escenario para anunciar la llegada de Jungkook, y a partir de eso, los gritos del público femenino se hizo tan fuerte. Demonios, mis oídos, malditas chillonas en celo.

A decir verdad, quería observar la pelea, no lo iba a negar. Iba a ser muy buena, y lo puedo deducir ahora que veo a su oponente. Y, mierda... con ese porte de mole parecía que lo iba a hacer pedazos al pobre Jeon.

Cuando Jungkook saltó al cuadrilátero, quitó intencionalmente su camiseta, quedando únicamente con un pantalón holgado en su cintura. Rodé los ojos al oír nuevamente el escándalo que hacían las muchachas, pues llegaba al punto en el que me daba repugnancia ver las actitudes que tomaba Jeon para cautivar la atención de las mujeres.

¿Estaba aquí para pelear o para cazar alguna presa fácil?

Aunque, tenía sentido que se enloquecieran con ver a Jeon sin camiseta. Es decir, mierda, mira ese jodido abdomen marcado. En estos momentos tenía totalmente prohibido pensar de esa forma tan morbosa de Jungkook, pero parecía que aquellos abdominales habían sido tallados por los propios griegos. Y esos tatuajes tan reveladores para todos, ellos adornaban algunas partes de su torso y hombro, algunos tan delicados y detallados, y otros tan grotescos que dejaban sin palabras a cualquiera que los observara. Sin embargo, todos ellos eran como la frutilla que adornaba en la punta del postre.

Agh, detente ya Miyeon. ¿Desde cuando piensas así de Jungkook? No lo quería ni averiguar, simplemente era repugnante.

El ring había comenzado inmediatamente. Jeon parecía estar completamente tranquilo, como si supiera todos los movimientos a defender y a realizar, increíble ¿verdad? En cambio, su contrincante tenía el ceño fruncido, era grande, muy grande, tenía muchísimos músculos marcados exageradamente por todo su cuerpo, casi como un físico culturista.

Graciosamente, ese tipo de personas que practicaba aquel deporte me resultaban un tanto... extraño. Es decir, ¡mira sus cuerpos! Parecían globos de acero esos músculos, algo completamente fuera de lo inusual.

Fue todo como un flash, pero el adversario de Jeon se adelantó con tanta rapidez que no logré visualizarlo con mucha facilidad. Pero inmediatamente comenzó a tirar muchos puñetazos hacia el pelinegro. Exhalé un fuerte susurro al ver como Jungkook podía esquivar todos esos golpes con velocidad, exactitud. Si hubiese sido yo quien tuviese que esquivar todos esos golpes, ya estaría en el suelo demacrada, ¡pero esto era parecido a observar Naruto en la vida real! Un material tan exquisito para mis ojos deslumbrados, y otakus.

El muchacho ya comenzaba a cansarse, se notaba que sus puños ya no iban tan precisos, perdían su dirección y alcanzaban un pequeño destello de debilidad. Jungkook al notarlo se aprovechó de su guardia baja, otorgándole un fuerte rodillazo en su estómago, alejando a su enemigo y dejándolo retorcido del dolor.

Los murmullos y gritos de aliento hacia Jungkook eran agudos y fuertes, hacían que mis oídos sangraran al escuchar a sus perritas falderas. El azabache sonrió orgulloso de su jugada, sin embargo al ver al tipo en frente de él recobrar la postura maldijo entre dientes.

Pude notar desde aquí abajo como ambos se desafiaban a muerte con sus miradas profundas y acechadoras.

Rodé los ojos al notar el egocentrismo de Jungkook al esperar pacientemente que su adversario lo ataque. Y así la hizo, pero jamás pensó que esta vez iba a ser más peligroso.

El ataque a Jungkook fue violento y rápido. El muchacho saltó sobre él como un peligroso felino, estampando sus puños en cada costado de su torso desnudo y eso provocó que soltara varios gemidos y gruñidos de dolor, los cuales se esparcieron por todo el salón.

Al observar frente a mis ojos la horrorosa escena de Jungkook cayendo con rudeza al suelo, derrotado, soltando varios suspiros y gemidos agotadores, sentí nerviosismo. Sin embargo, tras soltar unos largos y profundos suspiros lastimeros, abrió los ojos, y no fue tan desalentador a decir verdad. Sorpresa, miedo, temor. Fue como ver el infierno arder en llamas dentro de ellos, una voraz llama roja que se esparcía por el cautiverio obscuro de sus ojos malévolos.

Su contrincante vaciló un tiempo en volver a atacarlo, pues al parecer esa mirada lo dejó congelado, ya que después de observarlo minuciosamente noté como su nuez de Adán saltó sobre su garganta. Y a decir verdad, no podría juzgarlo.

El pelinegro se reincorporó, poniéndose nuevamente de pie, desafiando aterradoramente a su compañero. Pero este no te retractó, no se iba a dar por vencido, había mucho dinero en juego y no quería quedarse sin él; así que nuevamente fue a atacar a Jungkook, pero esta vez vacilante.

El azabache esquivo todos los golpes otra vez, pero este fue su momento de embestir de una buena vez. Puesto que luego de esquivar muchos golpes y patadas con muchísima agilidad, descargó su furia con sus puños; la destreza de sus golpes que enflaquecían a su enemigo, de un momento a otro parecía un hombre destruido, sin noción y debilitado por las siniestras y sorprendentes jugadas ágiles de Jungkook. Y como era de imaginarse, perdió la estabilidad en ese momento, y junto con ello la pelea.

El público estaba fascinado con el gran espectáculo que había ofrecido Jungkook con sus gloriosas habilidades de luchador. Pues no me sorprende, Jungkook siempre fue muy bueno en las artes marciales, no me sorprende que haya ganado dándole una paliza brutal a ese hombre.

El muchacho se bajo de el cuadrilátero sin siquiera saludar a su oponente, su cara era sosa, como si no le importase ganar una pelea y haber recibido una considerable cantidad de dinero. Actuando como si no fuese algo revelador para el.

Soberbio.

He observando desde mi sitio la forma inexpresiva de evitar a sus fans, solo le brindó una insignificante sonrisa de confianza al rubio que me saludó hace un tiempo atrás y quien debe ser su amigo.

Se colocó una sudadera negra, ocultando su rostro bajo su capucha, y se perdió entre el montón de gente. Resoplé muy fuerte, provocando que varios cabellos sueltos se removieron.

Tras haber analizado completamente la situación, realmente me preguntaba constantemente en mi cabeza si valía la pena intentarlo. Es decir, las actitudes de Jungkook me ponen en duda todo el tiempo, como si las las intenciones de arreglar las cosas con él fueran una estúpida perdida del tiempo.

Él no lo tomaría enserio. Seguiría con esas actitudes egocéntricas y persistiría con su testarudez, y yo no soy una de personas más pacientes de por aquí. No soportaría arrogancia esencial, sería jodida broma para él.

— Eso estuvo genial, deberíamos ir a felicitarlo.

— ¡Si, vamos!

— ¿Qué? ¡N... — pero antes de mi negación en contra de su decisión, Jin ya se encontraba jalando del suéter de mi abuelita. Estaba a punto de echarle unas cuantas maldiciones, pues ¡estaba arruinando mi preciado suéter! ¿Que le iba a decir a mi abuela si lo viese todo estirado? Sería mi fin.

Finalmente soltó mi manga peludita de la lana, y me empeñé en arreglar mi vestimenta mientras soltaba unas cuantas maldiciones a Jin por haberme arrastrado por todo el lugar en mi contra.

Al subir la mirada, estaba coqueteando con una chica, pero al notar nuestra presencia la dejó de lado. ¿Acaso no está su nueva presa? Bueno, es Jeon Jungkook.

— Jungkook, estuviste increíble. Le haz dado una paliza a ese idiota. — idolatró Hobi con una enorme sonrisa en sus ojos, coincidiendo totalmente con Jin y Namjoon.

Apenas y podía verle el rostro de Jungkook, solo podía observar su nariz sobresaliendo de la obscuridad.

— Lo sé, pero eso no fue nada. Podría haber sido mejor. — el tono arrogante y apático que utilizó al contestar me hizo rodar los ojos. Ugh, era irritante, ¿quién se creía?

— Buena pelea Jungkook. — felicité, pues había sido una muy buena lucha. Sin embargo, no pude evitar que mi voz y mi rostro se tornara burlón. 

— Ah, Kim... agradezco tu sutil presencia. Últimamente haz estado pegada a mi como una molesta pulga. ¿Acaso tengo una fan nueva?

— Soñar es gratis Jeon. Ah, por cierto, ¿ocultas alguna barbaridad más? Es decir, primero actúas como un camionero malhumorado, y ahora las participas en peleas ilegales. ¡Que sorpresa Kookie!

Kookie, recuerdo cuando solía llamarlo con ese apodo.

Su lengua se estampilló dentro de su mejilla, no obstante no borró su sonrisa burlona.

— Soy todo un maldito misterio, Kim. Y eso te fascina.

— Ya te gustaría, desgraciado. — ya comenzaba a odiar esa egolatría que soltaba conmigo. O más bien, con todos.

Nos quedamos observándonos, retándonos con la mirada. A pesar de que sus ojos oscuros realmente sean espeluznantes y su expresión lo sea aún más, no bajé la cabeza. No, yo no era así, sostendría la mirada fija como una piedra si hacía falta, por más que me perfore con sus ojos, no perdería mi orgullo por un descerebrado como Jungkook.

Pude notar como su ceño se fruncía de enojo al notar que le sostenía la mirada. Forme una pequeña sonrisa burlona para Jungkook, solo para molestarlo un poco más.

Competitividad, una cualidad de la cual ambos nos adueñamos y la aplicábamos en cada ocasión que podíamos utilizarla; siempre competíamos por todo: por quien comía más rápido, quien corría más rápido, incluso quien corría más rápido en en coche. Era imposible que no compitamos por cualquier cosa, y esta era la razón por la cual casi siempre discutíamos.

— Ejem... — tosió Namjoon.

— Hashtag, ¡incómodo! — canturreó Jin formando un numeral con sus dedos.

— ¿Todo está bien? — cuestionó Hoseok con el ceño fruncido, algo confundido por nuestras acciones.

Gire mi rostro para seguir observando a Jungkook, dándole una mirada para que responda, siempre disfrutando de su malestar. Bufó formando una sonrisa arrogante y contestó finalmente. — Todo prefecto, hermano.

Miré a mis amigos con seguridad, pero en especial a Jin quien me miraba con el ceño fruncido. Abrió sus ojos muy grandes y lo miró varias veces, señalándolo, preguntándome si lo que teníamos que hablar trataba sobre Jungkook, a lo que respondí que si sigilosamente con mi cabeza.

Tras eso mis amigos comenzaron a hablar con el, pero no quería meterme en su conversación, pues no aguantaría ni un segundo más a Jungkook diciendo alguna de sus tantas palabras con inmodestia, así que solo me digne a postrar mi mirada en la pelea que se estaba dando, y pensaba:

¿Realmente debería darle una oportunidad a nuestra relación rota? Cada vez iba dejando de lado las palabras de mi madre diciéndome que le dé importancia a nuestra amistad, pero no podía, no quería entregar todo mi tiempo, trabajo y esfuerzo a una hermandad que se encontraba bajo tierra. Aparentaba que Jungkook no iba a aportar ni un granito de arena para salvar lo nuestro, y eso me molesta, me decepciona.

Observé mis manos empapadas de sudor, ¿por qué me sentía tan presionada a hacer algo que quiero pero no vale la pena? Tenía miedo de salir lastimada, no quería volver a sufrir por alguien. Ya lo hice, y se lo jodido que se siente.

Unos gritos desgarradores me sacaron de lugar.

— ¡Corran! ¡Corran! ¡Han venido! ¡Huyan y escóndanse, rápido! — gritaron, parando la pelea de inmediato.

Mire a mis amigos alarmadas y preocupada. Sentía el miedo correr por cada rincón de mi cuerpo.

— ¡Corran y síganme!— exclamó Jungkook con preocupación.

Comencé a seguirlos con mi trote pobre, pero los perdí de vista cuando todas las personas que ocupaban aquel lugar se dirigieron para el mismo atajo que habíamos tomado todos.

— ¡Seokjin! ¡Namjoon! ¡Chicos, espérenme, por favor! — grité, pero siendo más lógica no sabía porque les había dicho que me esperaran. ¡No quería que los atrapen por ser una torpe corriendo sobre mis piernas! Eso fue muy egoísta de mi parte.

Ugh, necesitaba ejercítame nuevamente.

Corría desesperada entre todas las personas, hasta que en un momento una chica rubia se interpuso en mi camino, haciéndome perder el equilibrio y provocando que mi boca bese el suelo.

— Hija de puta... mierda. — balbuceé aún en el suelo, desesperándome al ver como linternas enfocaban a todo el gentío que se alejaba con rapidez, y yo aún seguía disfrutando del maravilloso sabor a tierra que poseía el delicioso suelo sucio.

— Maldición.

Ahora todos los moretones que tenía dolía, y me exasperé al pensar que tendría otros más que curar.

— ¡Hey! ¿Estas bien? — alguien detrás de mi me ayudo a ponerme de pie, hasta que por fin observé su rostro. Me confundí al ver el muchacho de cabellos de oro, al cual me había saludado y no conocía, quien ahora me estaba salvando de no ser descubierta por la policía. — Corre, no tenemos tiempo que esperar, ellos están aquí dentro.

Asentí rápidamente, y corrimos lo más rápido que pudimos. Al notar que mi velocidad era muy lenta enlazó nuestras manos provocando que me tenga que acostumbrar a la velocidad de mi compañero que aún no sabía quién era.

Al salir de aquel lugar pudimos ver los autos vacíos de la policía estacionados fuera del lugar, así que nos dirigimos a un Audi R8, el cual supuse que sería de él. Sorprendentemente el lugar se convirtió uno desolado, por lo que escapar se nos hizo más sencillo.

Una vez dentro de su auto solté un gran suspiro. Estaba temblando, y realmente no sabía si era por el frío o por el miedo que había pasado allí adentro.

— Oh, ¿tienes frío? — inquirió con las cejas encorvadas, notablemente preocupado. Comenzó a prender la calefacción con rapidez.

Sonreí. — Estoy bien, gracias...

— Jimin, Park Jimin. — sus ojitos se achinaron demasiado al sonreír, causándome un gran calor y ternura en mi pecho.

— Oh, me llamo...

— Kim Miyeon, lo sé. — me interrumpió, aún con su sonrisa en sus labios rellenitos, y miró la carretera con atención, acelerando y escapando rápidamente de aquel lugar.

Fruncí el ceño confundida. — ¿Nos conocemos?

Carcajeó con suavidad, parecía un joven muy amable. — No en realidad, pero yo a ti si. El otro día corriste contra Jungkook, fue increíble por cierto. Nadie, en todo este tiempo, ha logrado tocarle los talones a Jungkook. Y que haya sido una chica fue increíble, aunque eso haya roto un poco el orgullo de él.

— Gracias. Ha decir verdad había sido la primera vez que corría después de tanto tiempo. — observé su perfil.

— Lo se, pero estuvo increíble, de verdad. Jamás había visto una chica en las carreras, y tú eres la primera que veo. Y tengo que admitir que te juzgue al principio.

— Aún no entiendo, ¿como es que sabes tantas cosas de mi si solamente me viste correr una sola vez? — solté una risita nerviosa, pues no calculaba de donde sabía todo eso de mi.

— Ah... pues, bueno, soy  amigo de Jungkook. Se muchas cosas de ti, me ha hablado mucho sobre ti. Pero hace mucho que ya no lo hace. — me observo e hizo una mueca.

¿Jungkook le ha hablado sobre mí? Debía ser una muy graciosa broma.

— Supongo que no te ha dicho nada agradable sobre mi, reconociendo la manera en la que me trata ahora. — esquivé su mirada, observando la carretera.

— No en realidad. Cuando lo conocí fue en una carrera, y no era el muchacho que ahora conoces. Jungkook estaba roto, muy roto. Estaba destrozado. Cuando me hice su mejor amigo siempre me contaba de ti y de tu hermano. Su cabeza estaba inmovilizada frecuentemente en ustedes dos; lloraba mientras anhelaba con todo su ser que ustedes estén ahí con él. Se sentía sólo, abandonado, y al mismo tiempo estaba preocupado y apenado que tu hermano te haga falta. — escuchaba cada palabra que Jimin decía, y cada vez mi corazón se rompía más. Mis ojos se iban cristalizando con lentitud, por lo que comencé a tomar largas bocanadas a aire. — Cada vez que él me llamaba sollozando debía acudir rápidamente a él; estaba tan afectado por la pérdida de ustedes dos que tenía que se le pueda pasar por la cabeza realizar alguna locura. — pero cuando cerré los ojos dejé salir las lágrimas, no podía retenerlas por mucho más tiempo. — Lo extraño ocurrió cuando comenzó a sentir un gran odio hacia ti. No comprendía como había ocurrido eso, pero me había comenzado a recalcar lo mucho que odiaba que lo hayas dejado sólo, que hayas abandonado a tu familia en un momento tan frágil como ese. Él decía que está una maldita egoísta por no pensar en las personas que estaban sufriendo, que eras una idiota y cobarde por no afrontar la situación con la frente en alto y escapar.

Al oír aquello mi pecho dolía, y a este punto comenzaba a pensar que las palabras de Jungkook tomaban sentido. Me sentía tan culpable a darme cuenta que todo este cambio que se produjo en él fue todo culpa mía.

Si tan solo hubiese podido haber sido un poco más paciente, me hubiese mantenido a su lado, apoyándolo a él y a mi familia. Pero estaba tan acostumbrada a tener la pegadiza presencia de Taehyung a mi lado que me sentía extraña, era todo demasiado confuso. Necesitaba despejarme de aquel ambiente desolador que había en mi hogar.

— Tiene razón, tiene toda la razón. Soy la persona más egoísta y terrible que existe, comprendo su enojo a la perfección. — hablé entrecortado, soltando fuertes suspiros mientras quitaba las lágrimas de mis pómulos rojos.

— Quizás la tenga, pero él debió respetar tu decisión de irte. Tal vez necesitabas tu espacio, pensar muy bien las cosas, y eso está bien. Tomar un respiro y asumir las cosas como son, aceptarlas y acostumbrarse a ello, y eso cuesta demasiado.

— Lo se, y fue muy duro. Pero ahora no puedo parar de pensar de la compañía que debería haberles dado a él y a mi familia. Demonios, soy lo peor.

Tapé mis ojos, descargando mi dolor con mi llanto. Me sentía la persona más egoísta del mundo, una hipócrita que abandonaba a su familia en un momento tan débil como ese, en el que mi compañía podría haber sido fundamental para que todos salgan adelante. Pero no, soy una cobarde que escapa ante el más pequeño descuido que haya.

— ¿Tu crees que me lo perdonaría?

— Se que puede valer la pena intentarlo. Entiendo que de alguna manera Jungkook es algo endeble si se trata de ti. Además, nunca está demás dejar las cosas en claro. Realmente te apreciaba.

Asentí despacio, maquinando en mi cabeza si era momento de hablar con Jungkook sobre esto. Me sentía tan débil, necesitar recapacitar, refrescar mi cabeza tan revuelta. Tantas cosas nuevas generaban una gran ansiedad y estrés en mi que no podía siquiera controlar. Era agotador.

Todo el camino fue silencio, sin embargo el ambiente fue agradable y para nada incómodo. El aire tibio me relajaba y la música tenue de Michael Jackson de fondo me adormecían. No me preocupe por decirle mi dirección, se veía muy seguro hacia donde se dirigía, y considerando lo mucho que sabe de mí debe intuir que soy vecina de Jungkook.

— ¡Ah! Por cierto, ¿como están tus golpes? — curioseó.

Fruncí el ceño. — ¿como sabes...? — el hecho de que sepa tanto sobre mi comenzaba a aterrarme.

— Fui yo quien alertó a Jungkook sobre Sungwo. Ese idiota... tan solo pensarlo me cabrea. — apretó el volante entre sus manos y siseó algo afligido.

— Gracias por avisarle. Realmente, si no hubieses advertido a Jungkook no sé qué sería de mi ahora. — después de agradecerle infinitas veces, él soltó una risita. Jimin era muy agradable a decir verdad, tenía un aura pacífica y amable, me gustaba. Me hacía sentir segura, que podía confiar en el.

Al finalmente llegar a mi hogar, estacionó el auto y ambos partimos para diferentes lados. Me sentí a gusta al saber que por fin estoy de vuelta en mi hogar, Jimin se iba a asegurar de que Jungkook no estuviese malherido o algo por el estilo, lo cual lo dudo. Su auto estaba perfectamente estacionado al frente de su propio garage.

Al llegar solo me dedique a contestar las llamadas de Hoseok, quien me llamo como unas veinte veces preocupado y no le he contestado. Tras aquello, decidí tomar una ducha caliente y arroparme calientita bajo mis sábanas. Tenía mucho que pensar...

Jungkook

Al llegar a mi hogar sano y salvo y haber salvado el culo de Hoseok de ser atrapado por la policía, me relaje tirándome desparramado en mi cómoda cama. Hacía tanto tiempo que la policía no allanaba el lugar de esa forma, fue en extraño, incluso podría decir que fue intencional la forma en la que irrumpieron en el lugar, como si alguien nos hubiese delatado y llamado a la policía deliberadamente, lo cual no me sorprendería. Últimamente no se podía confiar en nadie.

Fui a tomar una ducha rápida. Cuando quité mi camiseta observé las grandes manchas morados en mis costillas, eran dolorosas y debía ponerme hielo inmediatamente.

Ese maldito supo cómo sacarme de mis cabales, pues había sido capaz de desequilibrarme, lo cual me enfureció, porque Jeon Jungkook no perdía las fuerzas, no podía perder ese dinero. Pero me resultó tan complicado concentrarme estando Miyeon ahí; es decir, ¿qué mierda hacía en ese lugar? Era un sitio peligroso, aunque no lo aparente. Allí se traficaba fácilmente droga, no faltaban los depravados mentales que metían mano en cualquier falda o pantalón corto. No era un sitio adecuado para una chica como ella.

Aunque pensándolo bien, ¿qué demonios me importaba a mi si era un lugar apropiado o no para ella? Es su vida, ella sabe lo que hace, no tengo por qué entrometerme.

Tras salir de mi baño me coloqué mi pantalón de pijama, tomé mis cigarrillos y me acerqué a mi ventana. Tras encenderlo y darle una buena bocanada recordé las estupidas palabras que me decía Miyeon cuando solía verme fumando. Maldita sea, es tan insoportable que no puedo quitármela de la cabeza incluso hasta cuando fumo. Joder, es irritante.

El auto de Jimin se estacionó frente a mi hogar, fruncí el ceño ya que no le había llamado para que venga. Sabía que Jimin iba a poder salir de aquel lugar; es un tipo discreto, pero muy inteligente.

Fácilmente pude distinguir su figura, no obstante me extrañó ver la presencia de la mismísima Miyeon con él, e incluso estaba... ¿llorando? Esto era extraño, ¿acaso había ocurrido algo? Si le hubiese pasado algo Hoseok intentaría matarme, se puso tan histérico al darse cuenta que su agradable amiguita no estaba junto a él. Estaba a punto de mandarlo a la mierda, pero simplemente hoy estaba de buenas y me lo guardé para mi.

Kim se despidió de Jimin con una sonrisa, o más bien eso fue una mueca, y se adentró a su casa con pasos lentos y perezosos. La curiosidad me había invadido, pero no diría nada al respecto.

Es su vida, no la mía. ¡Recuérdalo Jeon, joder!

Baje las escaleras con tranquilidad para abrirle las puertas a mi amigo. Mis padres estaba en casa desgraciadamente, habían llegado recientemente de su viaje de trabajo y querían descansar. Mi padre me cortaría los huevos si oye el más mínimo ruido en esta casa, así que me apresuré a abrirle la puerta antes de que golpeé.

Lo invite a pasar y siseé con mi dedo sobre mis labios. Ambos subimos las escaleras tratando de hacer el mínimo ruido posible y nos adentramos en mi habitación.

— ¿Tus padres están aquí? Me pareció ver las ruedas del auto de tus padres bajo la puerta del garage. — se recostó en mi cama con pesadez. No me quejé, pues ahora quería fumar un buen rato.

— Pues si, es lamentable, lo sé. Pero no puedo echarlos de su propio hogar. Solo tengo que aguantarlos unos pocos días y nuevamente se irán de viaje a quien sabe donde. Siempre están de viaje, casi nunca los puedo ver, lo cual ahora agradezco. Tendré que pasar algunas noches en tu casa Jimin, o no soportaré ni un solo día más y me tiraré por el techo.

— Si claro, invítate tu nomas que no hay nada de qué preocuparse. — habló soltando todas las palabras con un deducible sarcasmo.

Solté una mínima risa. — Tú lo dijiste.

Calé mi cigarro profundamente, admirando como podía mirar las sombras del cuerpo de Miyeon dando vueltas por su habitación. El silencio que se había tornado era agradable, me gustaba el silencio, la tranquilidad, la paz.

— Por cierto, he visto que has vuelto con Kim.

— Me alegra decirte que no estás ciego Jeon. — bromeó con los ojos cerrados.

— Y que volvió llorando también. ¿Verdad? ¿Ocurrió algo grave que quieras decirme? — cuestioné. No es como si ella me interesase, pero si algo malo le hubiese ocurrido a ambos y él no se había dignado a contármelo aún, iba a llegar al trasfondo de todo su malestar. Era mi amigo, mi único amigo.

— ¿Nos estabas espiando? — entreabrió un ojo y alzó su ceja.

— Particularmente, estacionaste frente a mi vereda. — hice hincapié en mi propiedad, mirando a Jimin como si fuese lo más obvio del mundo.

— Has violado mi privacidad Jeon.

— Haz violado mi propiedad domiciliaria, Park. — retruqué.

— Eso fue la vía pública.

— Eso fue la acera de mi puto hogar, Jimin. — sonreí con evidencia.

Bufó entre risas. — Bueno, si, como sea. ¿Y que con eso? ¿Estás celoso de que te quite a la innombrable Miyeon?

Fruncí el ceño confundido, aquella provocación de parte de Jimin me hizo colmar un poco. — ¿Qué mierda estás diciendo? No es gracioso Jimin.

— Está bien, pero ¿por que de repente tanta curiosidad? — alzó ambas cejas mientras reprimí a una risita. Rodé los ojos.

— Pues, porque estaba llorando. Y conociéndote a ti eres la persona más delicada y preocupada por las personas. No creo que la hayas hecho llorar, es imposible viniendo de ti.

— Ah, no es nada sólo estuvimos hablando sobre un par de cosas. — respondió sin interés.

— ¿Cosas? ¿Qué clases de cosas?

— Oye, si estás tan interesado, ¿por qué no vas y le preguntas bien a ella? Tan solo tienes que cruzar la calle. — carcajeó.

— Pues porque te tengo a ti frente a mis retinas. Además, recuerda que es insoportable. No podría aguantarla ni un segundo escuchándola hablar. Es renegada, indolente y eso me da por los cojones. — gruñí y tiré el cigarrillo. El frío se hacía cada vez más notorio, así que decidí cerrar la ventana apoyarme sobre la pared

— ¡No es verdad! Es una persona agradable, o al menos conmigo. Pues está claro que entre ustedes dos hay una fuerte tensión. Tendrían que hablar.

Lo mire como si hubiese dicho la peor blasfemia del mundo entero y dije: — Jimin, estas a punto de que te eche de mi casa ahora mismo.

El nombrado subió sus hombros con inocencia y luego subió sus manos.

Tras unos minutos más de hablar, mi compañero decidió irse. El cansancio se había adueñado de nosotros, y necesitaba dormir inmediatamente en mi cama. Así que me abrigué, estaba helando y odiaba pasar frío, lo acompañe hasta la puerta y la cerré con llave.

— ¿Mamá? — susurré, pestañeé un poco para visualizarla. Y específicamente si era ella, llevaba puesto una bata sin moño, estaba despeinada y sus ojos estaban por demás de hinchados.

— Jungkookie, oh cariño. Te he extrañado mucho todo estos días, ven aquí. — la señoras, mucho más baja que yo, enredo sus brazos alrededor de mi cintura, en un empalagoso abrazo. Bufé y no tuve otra elección que corresponderle, pues tenía una gran debilidad con mi madre. Mi padre y su carácter autoritario era el problema que ponía en peligro esta diminuta familia.

A veces solía sentir pena por mi madre, porque realmente debía ser jodido tener que estar al lado de un hombre tan hijo de puta como mi padre. Ella era su puta esclava y él la sobre explotaba en el trabajo. Una mierda eterna.

— Mamá, ¿qué estás haciendo? Deberías estar durmiendo, debes estar cansada de tu extenso viaje. — mi madre tomó mi manos y las besó. Siempre hacia eso cuando mi padre no nos veía, de otra forma se quedaba apartada. Para mi padre yo era un disgusto, yo nunca fui lo que él quería ni tampoco lo seré, y que mi madre tenga algunas actitudes cariñosas conmigo era como un insulto para el.

— Oh, tranquilízate. Solo vengo por un vaso de agua. — ladeó su rostro, y comenzó a acariciar mis mejillas. La diferencia de estatura era muy notable, lo cual me resultaba gracioso. De pronto abrió su ojos como si se hubiese acordado de algo muy importante. — Jungkook, he oído que Miyeon volvió de Seúl. ¿Has ido a visitarla? Recuerdo lo mucho que la extrañabas, y estoy segura de que ella también te ha echado mucho de menos.

— No, exactamente... — hice una mueca. Nunca estaba en mi casa para hablar de mis problemas, lo cual me resultaba irónico que esté aquí preocupándose por mí.

— Sigues furioso con ella, ¿verdad? — me miró con tristeza, no respondí. Ellos sabían todo el dolor por el que había transitado hace tiempo atrás. Sabían que a partir de ello comencé a vivir mi vida de otra forma. — Creo que debería hablar sobre esto Jungkook.

— Eres la segunda persona que me dice lo mismo. — solté una risita con incredulidad.

— ¡Entonces es una señal! Habla con ella. — sonrió ampliamente. — Haz lo que se te plazca Jungkook, es tu vida después de todo. Solo que cuando tienes la oportunidad, debes pensar bien las consecuencias; si la dejas quizás sientas que perdiste, y si la aprovechas pueden haber otros caminos que tomar. Piénsalo bien, la tomas o la dejas...

¿Recuperar mi amistad con Miyeon? ¿Sentir una terrible presión en el pecho con la que cargaré por mucho tiempo más? Absolutamente, a simple vista, la primera opción era la más viable, pero no era fácil, joder...

— Ah, déjame darte un beso... — declaró con una sonrisa risueña.

— Ay, no mamá. Esas cosas no... — pero antes de que termine de hablar, mi madre ejerció fuerza sobre mi nuca, dejando mis mejillas a su altura, y ahí se dedicó a llenarlas de besos. — Era solo uno. — rezongué.

— Buenas noches, Kookie.








LAMENTO TANTO HABER TARDADO TANTO EN SUBIR OTRO CAPÍTULO, pero aquí tienen una mierdita bien larga para q se entretengan.
Perdonen si hay errores, son la una de la mañana, y por más de que sea sábado tENGO SUEÑO, y a eso agreguémosle que tengo dos vasos de alcohol encima y soy mUY DEBILUCHA WE.

Cual es la canción con la que se quedarían sord@s al escucharla tantas veces con el volumen a lo que más da? Actualmente diaria que BEAT IT de Michael Jackson (estoy obsesionada con él últimamente).
Tengo sueño, me wa a dormir.

Voten y comenteeen~
Gracias❤️

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