Días comunes.


Desde que Toji formo una familia, su trabajo se reducía a ser un tipo de guardaespaldas privado, era contratado por temporadas, acompañando a multimillonarios de un país a otro, la paga era buena, aunque no pasara mucho tiempo en casa. En aquellos días no tenía ningún servicio programado, pensó en que sería ese un día de descanso, hasta que su celular sonó en su bolsillo, lo reviso notando un numero desconocido en la pantalla, era algo común que las personas ricas llamaran desde una línea exclusiva. Tomo la llamada y una voz femenina respondió, le dio los datos de un cliente interesado, siendo citado en la ciudad vecina, en un lujoso hotel 5 estrellas. Toji no dudo en tomar el trabajo, estaba bastante corto de efectivo, ya que no había tenido trabajo en las ultimas semanas.

Después de colgar la llamada, el pelinegro planeo su ruta hacia el lugar, llegando en un corto tiempo, estaba enfrente del gran hotel en menos tiempo del esperado. Levanto su vista observando el enorme edificio, mientras murmuraba algo burlándose de los ricos, tomo el ascensor hacia el último piso, y mando un mensaje avisando que ya se encontraba en el hotel, la respuesta del mensaje fue, ''pasa'' Toji no lo pensó dos veces y abrió la puerta desbloqueada de aquel lujoso departamento. Para su sorpresa quien estaba en el centro de la sala principal, sentado en un sillón de terciopelo, era Naoya, con una pierna cruzada, su sonrisa traviesa creció cuando miro al pelinegro.

Toji se quedó en silencio, era algo que realmente no se esperaba, o tal vez sí, sabia lo persistente que podía ser su primo menor en cuanto a los encuentros se trataba.

— A tu padre no le gustara que te estés gastando tu futura herencia en todo esto. — Fue lo primero que salió de la boca del mayor, en un tono de voz burlón pero divertido.

— No creo que tú le vayas a decir algo, además es lo menos que me merezco, he hecho tanto por el clan...

— Vaya. — el pelinegro camino hasta donde estaba sentado su contrario, se sentó a su lado, estirando su brazo por detrás de la espalda ajena. — Siempre encuentras la forma de tenerme cerca ¿no es así?

— Solo quería rescatarte de tu aburrida vida por un momento. — Coloco su mano extendida sobre su propio pecho, hablando en un tono de voz condescendiente, como si le estuviera haciendo un gran favor.

— ¿Y estando contigo es más interesante? — le susurro al oído.

— Por supuesto. — Respondió de la misma forma.


...


Amaneció y la luz del sol se escabullía por la enorme ventana de la habitación principal, Toji solo tenía puesto su pantalón negro holgado, estaba abrazando por detrás a Naoya, quien tenía puesta la camiseta manga larga y negra de Toji, y solo unos pantalones cortos. Naoya fue quien se despertó primero, observando como su primo mayor dormía como un gran oso, causándole cierta ternura, para ser un hombre tan grande, verlo así era adorable.

Caminaba hacia la cocina, tenía hambre, así que se colocó un mandil, y empezó a preparar varios hot cakes, su comida favorita en el desayuno. Mientras los cocinaba en el sartén, noto la presencia del pelinegro en la cocina, Toji tomo asiento en una de las sillas cerca de la mesa, observando como el joven zenin cocinaba.

— Lo veo y no lo creo, ¿estas preparando tú mismo el desayuno? Podría jurar que eras de esos que nunca ponen un pie en la cocina. — Bromeo Toji, para después bostezar.

— Cuando se trata de mi alimentación, siempre prefiero hacerlo yo mismo, nadie puede preparar el desayuno, ni la comida, ni la cena justo como a mi me gusta... soy muy especial en ese aspecto. — Respondió mientras despegaba uno de los hot cakes del sartén para darle luego la vuelta.

— Pues huele muy bien, muy rico, me gustan mucho los panqueques.

— Bueno, es que estos los estoy preparando con mucho amor, solo para ti, Toji. ♡ — Sonrió, sirviendo varios perfectos hot cakes en un solo plato, era muy grandes y esponjosos, puso el plato enfrente de su primo mayor.

— Entonces los comeré con mucho gusto. — le sonrió de vuelta.


....


Naoya estaba inclinado sobre la segunda mesa vacía de la cocina, con sus brazos recargados sobre esta mesa, mientras Toji se encontraba detrás de él, penetrándolo con bastante fuerza y velocidad, los gemidos del joven podían oírse en todo el lugar, pero ahora no importaba hacer ruido, después de todo estaban en un lugar muy privado.

Toji era básicamente un semental, podía estar teniendo sexo las 24 horas sin cansarse, y era algo que a su primo menor le encantaba, y por ende cada rincón del costoso departamento fue testigo de cada acto apasionado entre aquellos dos hombres.

— ¡Ah...! Hazlo con más fuerza, sabes que no me gusta que te contengas conmigo. ♡

— Lo sé, pero quería oír que me lo pidieras, me excita tanto cuando me ruegas que te folle más duro. — el pelinegro sujeto con más firmeza la cintura ajena, haciendo caso de aquella petición.

En medio del acto, el celular del pelinegro sonó, estaba en el bolsillo del pantalón, lo saco, y vi quien le llamaba, era su esposa, y contesto como si nada. Naoya trato de guardar silencio, conteniendo sus jadeos.

— Hola, mi amor, ¿Necesitas algo? — la voz de Toji era tranquila, como si en ese momento estuviera en el parque y no fornicando salvajemente con su primo menor. No detuvo sus movimientos ni un segundo. Escucho lo que su esposa tenia que decir, era algo trivial como si podía pasar por comida para la cena. — Por supuesto, yo te llevo todo lo que necesites, saldré del trabajo justo para antes de las seis... Yo también te amo, linda.

Toji colgó la llamada, dejando su celular nuevamente en su bolsillo, ahora sus dos manos subían por el torso y pecho ajeno, apegando más aquel cuerpo al suyo, siendo un tanto posesivo con aquel abrazo.

— ¿No te sientes mal por ser un mentiroso? — pregunto Naoya, con cierta burla pasando su lengua por sus labios.

— ¿En serio crees que no la amo...? No, no creo que lo entiendas, respeto mucho a mi esposa, pero para lo demás están putas como tú, que solo sirven para saciar mis retorcidos deseos.

— ¿Solo por tener sexo contigo me convierto en una puta...? — respondió con travesura entre sus gemidos. — Entonces, si soy tu puta. ♡ — giro su rostro encontrándose con los labios del pelinegro, inmediatamente ambos labios se unieron en un apasionado beso, jugando un poco con sus lenguas.


Luego de unos días bastantes intensos, Toji caminaba por una de las aceras de la ciudad, yendo rumbo a su hogar. Se detuvo al sentir la vibración de su celular, pudo intuir que un mensaje le había llegado, preguntándose si era el insaciable de su primo menor acordando el próximo encuentro. Pero para su sorpresa al ver el mensaje noto que solo era una transferencia bancaria, vio muchos ceros, eso le hizo sonreír incrédulo, jamás le había pedido dinero a Naoya, nunca lo vio necesario, le gustaba tener sexo con él, así que no lo veía como un ''servicio'' ni nada por el estilo. A pesar de esa lógica aun así aceptaría el dinero, no era tan tonto para desaprovechar ese generoso gesto después de todo tenía un par de deudas por pagar y una familia que mantener.  



Nota : No tuve inspiración ni tiempo para continuar esto hasta hace poco jaja, perdonen por la tardanza, bueno ahora ya mas o menos creo que se el rumbo que tomará esta historia norteña y llena de cosas sexosas, que ya hasta parece manwha yaoi como ese del pintor nocturno con tanta escena de sexo pero juro que ya el próximo capitulo será algo más tranquilo y normal.  👍

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