8. "¿Quién se apunta a una barbacoa?"

8. ¿Quién se apunta a una barbacoa?

JOSH

Llego a casa en menos de cinco horas. El viaje y la velocidad han conseguido relajarme un poco, pero aún sigo furioso con esa maldita mocosa. Con ella y conmigo mismo por no ser capaz de dejar que se acueste con quien le dé la gana, que es básicamente lo que hago yo. No entiendo lo que me está pasando con ella y encima no puedo contárselo a nadie. Me cago en la puta.

Unas voces en el pasillo son las encargadas de despertarme al día siguiente. Miro el reloj y veo que son las seis de la tarde. Restriego mis ojos y me levanto sin mucho entusiasmo, después de lo de ayer, hoy será un día interesante. Tras ponerme unos pantalones cortos y una gorra de Los Ángeles con la visera hacía atrás para cubrir el revoltijo de pelo que me ha dejado la desesperación por la niñata esta, me asomo por la puerta y me encuentro a Wendy y a Rick discutiendo a gritos.

—¡Joder, Rick! ¡No puedes controlar toda mi puta vida!

—Ponme a prueba —le desafía él.

—¡Hace días que no le veo!

—¿A quién? —intervengo con curiosidad.

—¡A tu madre! —grita ella.

—Oye, niña, conmigo te relajas. —Levanto una mano en su dirección—. Si anoche te jodimos el polvo y estás cachonda, te jodes.

Rick se gira hacia mí y me pega un puñetazo que no veo venir. Sé que solo ha sido de advertencia porque apenas me ha dolido, pero he captado el mensaje.

—Merecido —asumo frotándome la mandíbula dolorida—. Lo siento.

—No vas a salir con Connor ni con Jordan ni con nadie —continúa él.

—¿¡Connor!? ¿Es que eres incapaz de no...? —Su hermano me mira amenazante así que me callo antes de llevarme otro puñetazo. 

—¡No te metas en esto, joder! ¿¡A ti qué coño te importa con quien me acueste y con quien no!?

—Tienes razón, no me importa una mierda.

Sin dejar que responda ni Rick me diga nada más, me doy la vuelta y subo al gimnasio. No me molesto por colocarme las vendas en los nudillos, tan solo comienzo a atizar el saco de boxeo como si fuera la cara de... mierda, como si fuera mi propia cara. Es lo que merezco por ser tan gilipollas.

WENDY

Me despierto a las cinco por el sonido de mi móvil. ¿Dónde coño está? Giro sobre mí misma y meto las manos entre la cama de dos por dos para dar con él, hallándolo bajo una de las almohadas.

5.04pm Connor
¿Qué tal estás, preciosa? Hace días que no nos vemos, te echo de menos.

5.06pm Yo
Yo también a ti... Siento lo que pasó en la fiesta, aunque creo que te pasaste con Josh.
5.07pm Connor
Lo sé y lo siento. Pero no soporto que ese cabrón este todo el tiempo entre nosotros. ¿Te apetece que nos veamos?
5.07pm Yo
Sí que me apetece pero creo que no podré salir de casa de por vida. La he liado bastante...
5.07pm Connor
¿Qué has hecho?
5.08pm Yo
Fugarme a Las Vegas. Con Jordan...
5.08pm Connor
Mierda, Wendy...
5.08pm Yo
Lo sé. Intentaré convencer a mi hermano para que me deje salir, pero lo dudo... Te aviso si puedo.
5.09pm Connor
Espero que sí, echo de menos tus besos.

Después de discutir a gritos con mi hermano, veo cómo Josh sube las escaleras hacia el gimnasio y Rick se mete en su habitación. No sin antes lanzarme una mirada de advertencia. Vuelvo a la mía y le escribo a Connor que tal vez otro día. De todas formas ya imaginaba que no me dejaría, reconozco que lo de Las Vegas se me fue de las manos.

Decido sentarme en el sofá para estudiar un rato y adelantar algunos apuntes atrasados. Menos mal que tengo a Tiff, de lo contrario no sé lo que haría. Tras un rato, voy a comenzar con un nuevo tema, pero me entra hambre así que decido ir a la cocina a por algo de comer. De reojo veo a Josh y a mi hermano en el salón, viendo la televisión.

—Wendy, cena algo y vístete —me dice mi hermano.

—¿Para qué?

—Te vienes con nosotros.

—Venga, tío, no me jodas. —Josh gruñe y le tira un cojín.

—No me jodas tú a mí. ¿Qué quieres, que se quede sola en casa para encontrarnos a algún retrasado con ella cuando volvamos?

JOSH

No. No quiero eso ni de coña, aunque he decidido que ya no va a importarme. Como si eso se pudiera decidir. Yo sí.

Me limito a bufar y a darle otro trago a mi refresco. Esta noche tendré que correr con Jackson, de nuevo. Le tengo unas ganas a ese imbécil... aunque preferiría que fuera su hermano, pero ese maricón no corre, solo pelea. Y no veo la hora de que le toque conmigo.

Estamos esperando a Wendy y ya se está haciendo tarde. Si no llegamos a tiempo, otro mamón cogerá mi puesto y Jackson dirá que me he rajado.

—Me cago en la puta, vamos a llegar tarde —maldigo mirando a Rick.

—¡Wendy! —le grita él por quinta vez.

—¡Ya voy, joder! —exclama apareciendo por el pasillo tan tranquila.

Esta se ha propuesto jodernos, cómo si lo viera. Y de hecho puedo verlo cuando llega con unos pantalones cortos, que más bien deberían llamarse bragas; unas medias de rejilla por debajo, y unas botas altas; y por encima una camiseta de manga larga que deja su ombligo al aire. El pelo lo lleva suelto en unos ligeros tirabuzones y los labios rojos. Prefiero no hacer comentarios acerca de lo que tengo delante.

—Vete a cambiarte. —Rick respira y cierra los ojos para calmar su enfado.

—¿Por qué? Así es cómo se va a esos sitios.

—¿Dónde has visto tu que se vaya así? —pregunta él señalando su atuendo.

—En las pelis de "Fast and Furious" —dice orgullosa de sí misma.

—Vete a cambiarte, no te lo repetiré.

—No. —Se cruza de brazos—. Ya que me arrastras contigo, tendrás que arrastrarme como a mí me dé la gana. Además, ya llegamos tarde, ¿no? —sonríe con malicia.

—Maldita sea, no te separes de nosotros.

Los tres entramos en el ascensor, Rick y yo cabreados y ella triunfante por haberse salido con la suya. Se pensará que soy gilipollas y que no sé que se ha vestido así para provocarme y para provocar al otro cabrón que va a estar allí. Está muy equivocada si piensa que va a poder escaparse con él. Con una fuga por semana es más que suficiente, joder.

Se sube con su hermano en el coche y yo les sigo con el mío. Cuando llegamos, ya están todos allí, Jackson y Connor incluidos.

Wendy se baja del coche y le ve, se sonríen y camina hacia él, pero Rick la sujeta del brazo con firmeza y el rostro serio.

—Ni se te pase por la cabeza —ordena amenazante.

Ella solo deja escapar una bocanada de aire y se suelta dando un tirón. Connor le guiña un ojo y saca su móvil del bolsillo delantero de sus vaqueros. A los pocos segundos el de Wendy suena, observo cómo lo desbloquea y lee el mensaje que, sospecho, ese cabrón le ha escrito. Sonríe cual colegiala y levanta la vista para mirarle antes de ponerse a escribir. Mierda. Quiero arrancarle el móvil de las manos y estampárselo a ese idiota en la cabeza.

Jenna y Vicky se bajan de su descapotable y caminan hacia nosotros. Le dan un beso a Rick, bajo la mueca de asco de Wendy, y después vienen hacia mí. Ella me mira, esperando para ver lo que hago. Agarro a las dos del trasero y las pego a mí, apretándolas bien, a lo que ellas sueltan un pequeño gemido. Beso a una y le meto la lengua a la otra. Siento la mirada furiosa de la mocosa y eso me la pone más dura.

—Nene, tienes ganas hoy, eh —susurra Jenna en mi oreja—. Estas de enhorabuena porque estreno lencería.

—Estaré encantado de arrancártela después. —Le guiño un ojo y vuelvo a besarla.

WENDY

¿Mi hermano se ha empeñado en fastidiarme la noche? Muy bien, a ver quién jode a quien. Puede que suene como una niña malcriada, pero es que no entiendo por qué tengo que acompañarles a las carreras. Entiendo que no quiera que salga con ningún chico después de lo que hice, pero no por eso voy a ser su perrito para que me pasee con él.

Tras dedicarle una mirada odiosa a Rick, entro en mi dormitorio de nuevo y cojo mi teléfono.

8.39pm Yo
Mi hermano me obliga a ir a las carreras esta noche para no dejarme sola. ¿Irás?
8.40pm Connor
Claro, preciosa, nos vemos allí.

Perfecto, de una manera o de otra, siempre me salgo con la mía. Decido ponerme lo más sexy posible; en parte para poner de los nervios a mí hermano, en otra para poner aún más a Connor y en la mayor parte para ver la reacción de Josh. Sí, lo sé, entre nosotros no va a volver a pasar nada, pero me da igual. Sé que me desea. 

Cuando llegamos, busco a Connor con la mirada y en seguida doy con él. Está apoyado junto a su ¿hermano? en su coche. Me sonríe cuando me ve y se muerde el labio, mirándome de arriba abajo. Intento ir hacia él pero mi hermano me sujeta, haciendo honor a lo pesado que es. Connor me guiña el ojo y saca su móvil.

9.45pm Connor
Esta noche estás que te sales, nena.
9.45pm Yo
Gracias, tonto. ¿El que está a tu lado es tu hermano?
9.45pm Connor
Sí, corre contra el idiota de Josh.
9.45pm Yo
¿Y tú corres?
9.46pm Connor
No, peleo. Y estoy dispuesto a pelear con quien sea por acabar la noche contigo.
9.46pm Yo
Pues suerte con eso, creo que va a ser imposible.
9.46pm Connor
Algo se nos ocurrirá.

Voy a escribirle de nuevo cuando los clones aparecen en un descapotable amarillo, se bajan y besan a mi hermano. Puaj. Después van hacia Josh y él me mira antes de agarrarlas por el trasero y apretárselo, provocando un asqueroso gemido por su parte.

—Es la hora, Phoenix. —El hermano de Connor se acerca—. Por cierto, estás muy buena, cuñadita —añade guiñándome un ojo.

Me sonrojo al momento por el inesperado comentario. Eso significa que Connor le ha hablado de mí. Josh se abalanza sobre él de repente, pero antes de que le toque le sujetan entre mi hermano y Jay y tiran de él hacía atrás. Sé que va a correr con un tal Jackson así que imagino que ese será su nombre. El susodicho se ríe a carcajadas, pero Connor le dice algo que provoca que se detenga.

—Súbete al maldito coche y corramos, que es para lo único que vales. Y ya ni para eso —le dice Josh.

—Cierra la boca, gilipollas. No soy yo el que sale ardiendo. —Jackson ríe de nuevo junto con el resto de sus amigos, a excepción de Connor que cambia de expresión y se lamenta en bajo.

Lo que pasa a continuación sucede en cuestión de segundos: Jay y Rick se miran mutuamente y sueltan a Josh para dejar que se lance sobre Jackson. Le da un puñetazo en la cara y al segundo otro más, sin darle tiempo a defenderse. Los amigos de él intervienen, Connor incluido. Jay y Tom, además de los otros dos chicos que estaban el otro día en casa, golpean a los amigos de Jackson, mientras que mi hermano se pega con Connor. Entre toda la gente veo a Josh sobre Jackson, tumbado en el suelo y golpeando su cara sin descanso. Connor se libra de mi hermano de una patada y corre hacía Josh, agarrándole por el cuello para hacerle levantar y liberar a Jackson. Rick me busca con la mirada y después mira detrás de mí.

—¡Alice, sácala de aquí! —Me giro y veo a la rubia de piernas largas aproximándose.

—Vamos —ordena tirando de mi brazo con fuerza.

—¡No me toques! ¡No pienso irme sin Josh y sin mi hermano! —forcejeo con ella.

—¡No seas estúpida! ¡Lo mejor que puedes hacer por ellos es largarte de aquí!

Dudo un momento mientras observo la batalla que se acaba de formar, cómo lo puñetazos vuelan, la sangre salpica la tierra y todas las chicas gritan. ¿De qué sirve gritar en estos casos? Me ponen enferma.

Finalmente decido que Alice tiene razón, así que monto con ella en lo que imagino es su coche y arranca sin mirar atrás, derrapando en una curva y acelerando con decisión.

JOSH

—Cierra la boca, gilipollas. No soy yo el que sale ardiendo.

La sangre llega a mi cerebro y todo se nubla. Rick y Jay me sueltan, lo que interpreto como una invitación a dejarme llevar. Lanzo mi puño contra la cara de ese hijo de puta una y otra vez, le pego una patada en el estómago haciéndolo caer y colocándome sobre su pecho, inmovilizo sus brazos con mis rodillas y atizo su rostro sin parar.

De repente siento un brazo alrededor de mi cuello, tirando con fuerza y haciéndome levantar. Me giro lo suficiente para ver quién es y entonces la rabia vuelve a dominarme. Me vuelvo una bestia. Doy un cabezazo hacia atrás, acertando de lleno en su nariz. Me suelta llevándose las manos para detener la sangre y aprovecho para darle otro puñetazo. Miro a mi alrededor y veo que ha estallado una batalla, todos se golpean entre ellos y entonces vuelvo a la realidad cuando no encuentro a Wendy. Tampoco están las gemelas ni Alice.

—¡Wendy! —le doy otro puñetazo a Connor y me giro buscándola con la mirada— ¡Wendy!

—¡Se ha ido con Alice! —me grita Rick, que ahora está pegando a Jackson.

Se escuchan unas sirenas a lo lejos, así que tiro de él para que se levante y largarnos de aquí antes de que todos los coches se pongan en marcha y nos sea imposible escapar. Esto se va a poner muy feo y mas de uno pasará la noche en el calabozo.

—¡Rick, déjalo! ¡Tenemos que irnos!

Tiro más fuerte de él y salimos corriendo hacia nuestros coches, acelerando al máximo y conduciendo en la dirección contraria.

WENDY

—¿Qué cojones ha pasado ahí?

—Lo inevitable, joder. ¡Mi hermano es un maldito bocazas! —Da un fuerte golpe al salpicadero con esas uñas de dos centímetros.

—¿Tu - Tu...?

—Sí, deja de tartamudear que pareces boba. Es mi hermano y sí, Connor también.

—Pero Connor... ¿Cuántos años tienes? —No entiendo nada.

—Los mismos que él, somos mellizos —explica Alice acelerando más.

—¿Y por qué le ha dicho eso tu hermano a Josh? —Ella me mira insegura y tarda en responder.

—Eso deberías preguntárselo a él

—Ten por seguro que lo haré.

Cuando nos metemos en el garaje, me doy cuenta de que el descapotable de las gemelas viene detrás, ¿para qué coño nos han seguido? Nos son necesarias, maldita sea. 

—La madre que les parió, joder —se queja Vicky cuando baja.

—No digáis una puta palabra porque ya lo sé —les dice Alice mientras las cuatro caminamos hacia el ascensor.

—Me había comprado un tanga nuevo que quería que Josh viera esta noche. —Jenna hace pucheros mientras se retoca el maquillaje en el espejo y me mira a través de él. —¿De qué te has disfrazado?

—De vosotras —le respondo con una sonrisa sarcástica. Alice se ríe pero a ellas no les hace ni puta gracia.

—Tienes suerte de ser la hermana de Rick, sino ya habría limpiado el suelo con tu cara. —Sospecho que ésta es la que quiso pegarme el otro día cuando la invité a marcharse de mi casa.

—Me gustaría ver cómo lo intentas.

—Bueno, bueno, ya vale. —La rubia se coloca entre las dos y echa a Jenna hacia atrás—. Ya hemos tenido suficientes peleas por hoy.

Las puertas del ascensor se abren y me doy cuenta de que no tengo llaves. Genial, lo que más me apetece ahora mismo es sentarme en las escaleras y esperar. Nótese el sarcasmo, por favor.

—No tengo llaves —les comunico.

—Yo sí. —Alice mete la mano entre sus pechos y saca una llave plateada. Cómo no.

Entramos en el ático y ellas se tumban directamente en el sofá, como si estuvieran en su casa. Es la primera vez que estoy a solas con estas tres y no me siento nada a gusto. Estoy nerviosa por saber lo que habrá pasado con mi hermano y con Josh. La situación en la que les hemos dejado no ha sido precisamente la mejor, y no voy a mentir, estoy preocupada tanto por Rick y Josh, como por Connor.

—¿No deberíamos llamarles? —Retuerzo mis dedos, ansiosa, y me siento junto a la rubia.

—Saben arreglárselas solos —dice una réplica con indiferencia.

La fulmino con la mirada y empujo sus pies al pasar por su lado, para que los quite de encima de la mesa. Camino hasta la cocina y me sirvo un vaso de agua, tratando de tranquilizarme y no perder los nervios.

—¡Wendy, ven aquí! —me llama Alice desde el salón.

Doy un último trago y regreso al salón, observando cómo las gemelas ya han cogido la marihuana del armario y se han hecho un porro cada una.

—Deberías calmarte, toma. —Alice me ofrece el que se ha hecho ella.

—Gracias. —Lo acepto y le doy una calada.

—Así que te follas a mi hermano —comenta sin apartar la vista de la película que se han puesto en la televisión.

Sus palabras provocan que me atragante con el humo y empiece a toser mientras ellas se ríen.

—No... yo no...

—Nena, os escuche en mi casa. Gimes más alto que estas dos juntas —dice señalando a las gemelas con la cabeza. 

Oh, Dios, mátame. No, yo voy a matar a Connor.

—No te avergüences, tonta. Todas dicen que lo hace muy bien.

—Pues sí, no lo hace nada mal. —Es la verdad, joder.

En ese momento la puerta se abre y los dos chicos a los que esperaba aparecen cubiertos de sangre. Tiro el porro y me levanto del sofá para correr hacia ellos.

—¿Estáis bien?

—Sí, no te preocupes. —Mi hermano intenta sonreírme.

Josh pasa por delante de todos y se va directo a su habitación. Miro a Rick, tratando de averiguar lo que ha pasado.

—Déjalo. Necesita estar solo un rato. —Averigua mis intenciones de ir tras él.

Sigo a Rick cuando se mete en su dormitorio, se quita la ropa y se desnuda por completo, metiéndose en el baño. Me giro porque, desde luego, no quiero ver parte de su anatomía, pero no me marcho.

—¿Por qué le ha dicho eso Jackson? Lo de salir ardiendo...

—Déjalo ya, Wendy. No es cosa tuya —me pide mientras se limpia la sangre dentro de la ducha.

Tiene un labio claramente partido y los nudillos llenos de sangre, aunque no creo que sea suya.

—Quiero saberlo.

—Pues tendrás que preguntárselo a él.

—Bien. —Me doy la vuelta para salir del baño.

—¡Ahora no! —grita, pero le ignoro.

Camino hasta donde se encuentra una de las gemelas para quitarle el porro que tiene entre los dedos, cogiendo después el mechero sobre la mesa.

—¿Qué coño...?

—Chst —la mando callar—. Esa marihuana es de mi hermano así que te haces otro.

Bufa pero no dice nada. Me odia, lo sé, pero me da igual, el sentimiento es mutuo.

Camino hasta la puerta de Josh y tras tocar tres veces y no obtener respuesta, entro. Está sentado en la cama, con la cabeza hundida en sus manos y los codos apoyados en las rodillas.

—Josh...

—¿No te has dado por aludida cuando no te he abierto la puerta? —pregunta sin levantar la cabeza.

—Lo siento... estaba preocupada.

—Estoy bien, puedes irte.

—No me voy a ir, Josh —aclaro, caminando para entrar en la habitación.

—¡Lárgate! —Me detengo en seco cuando levanta la cabeza. Y la voz.

Tiene una expresión que no había visto en la vida. Los puños llenos de sangre y los nudillos hinchados, una ceja partida y sangre seca en el labio, además de en su camiseta blanca, ahora teñida de manchas rojas. Pero lo que más me sorprende y asusta de todo, son las lágrimas que caen de unos ojos más enrojecidos que al final de una noche de fiesta.

—Lo-lo siento. —Dejo el porro encima de su cama y me doy la vuelta para irme.

Salgo de su habitación y camino deprisa hacia la mía, tratando de aguantar las gotas que no sé por qué, se están formando en mis ojos. Empujo la puerta para cerrarla pero algo la detiene.

—Espera, perdona. —Escucho a mi espalda.

Me quedo estática, sin girarme a mirarle. Escucho cómo él mismo la cierra y segundos después me rodea con los brazos, por la espalda. Siento su respiración entrecortada en mi cuello y sus manos rodeando mi cintura. No sé qué hacer, no me atrevo ni a moverme así que él lo hace por mí. Desliza las manos por mi piel para hacerme girar y quedar frente a él. Me mira con esos ojos... Ojos que suelen estar llenos de vida, pero ahora no, ahora son pozos de tristeza. Sube su mano hasta mi cara y acaricia mis labios, sin dejar de mirarlos.

—¿Josh, qué ha pasado? Necesitas limpiar esa herida.

—Estoy bien. Solo... déjame hacerlo una sola vez más, por favor.

—¿Qué quieres...? —Posa sus labios sobre los míos sin dejarme terminar, y los míos le responden impulsivamente.

Me besa de una manera desesperada, como con necesidad. Como queriendo borrar todo lo que ha pasado esta noche. Aprieta mis caderas acercándome más a él, haciéndome sentir su erección inmediatamente. Me hace caminar marcha atrás sin dejar de besarme y nos mete a ambos en el cuarto de baño. Con una mano cierra la puerta y sigue caminando hasta chocarnos con la mampara de la ducha. Abre la puerta transparente de cristal y me hace entrar.

—¿Josh, que...? ¡Dios! —Suelto un grito cuando siento el agua fría caer sobre nosotros.

Tapa mi boca con la suya e introduce su lengua de manera salvaje. El agua se va calentando y yo también. Respondo a su beso con el mismo salvajismo y sintiendo sus manos por todo mi cuerpo. Levanta mis brazos para sacarme la camiseta y yo hago lo mismo con la suya, después se agacha para bajarme los pantalones y de un tirón me arranca las medias, rompiéndolas por completo. Yo realizo el mismo trabajo con su ropa, quedándome de rodillas y observando su polla completamente preparada para mí. La sujeto con una mano mientras me la introduzco en la boca y comienzo a hacer el movimiento perfecto. La meto todo lo que puedo y recorro la punta con mi lengua cuando la saco, asegurándome de aplicar la presión necesaria con mis labios.

Minutos después, Josh tira de mí para que me levante y se deshace de mi sujetador sin que apenas me de cuenta. Me da la vuelta juntando su pecho a mi espalda y con una mano aprieta uno de mis pechos mientras que la otra la baja, acariciando mi vientre. Llega hasta el borde de mi tanga, el cual también arranca de otro tirón haciéndome un poco de daño. Daño que desaparece de inmediato cuando introduce uno de sus dedos en mi interior, sin previo aviso. Lo mete y lo saca, al mismo tiempo que su pulgar juega con mi clítoris. Muerde mi hombro evitando hacer ruido por la excitación.

—Lo necesito, te necesito, Wendy. Maldita sea —murmura con voz ronca en mi oído.

—Josh...

Me sujeta por la cintura para girarme y ponerme contra la pared. Sus ojos se concentran en los míos, como queriendo decirme algo que no llego a descifrar —o quizá no quiero—. Baja las manos hasta mi trasero, se agacha un poco y yo cojo impulso para rodear su cuerpo con mis piernas. En ese mismo momento, su polla entra en mí sin ninguna piedad, lo que provoca que suelte un gemido que le hace gruñir y maldecir.

—Mierda, pequeña, sí. —Coloca mi cuerpo contra la pared y me sujeta con una sola mano, mientras la otra la sube a mi barbilla para levantarla, obligándome a mirarle.

Me penetra con suavidad, tomándose su tiempo y mirándome fijamente. Acaricio sus labios con mis dedos para después volver a besarle.

—¿Te gustan mis besos? —le pregunto sin saber por qué.

—¿Bromeas? —Da un pequeño mordisco a mi labio—. Se están convirtiendo en mi puta droga.

Choca su boca contra la mía con decisión, con hambre. Me tortura con movimientos que nunca antes había probado. No sé el tiempo que continuamos así, pero por la sensación que empiezo a notar, sé que no tardaré mucho en llegar.

—Voy a correrme —jadeo apoyando la cabeza en la pared. Pero entonces suena la puerta.

—¿Wen, estás ahí?

—¡Sí! —grito intentando sonar normal.

Josh sigue follándome sin descanso, y parece que la situación de que puedan pillarnos le excita porque me penetra con más fuerza. Sonríe con malicia cuando Rick vuelve a hablar.

—¿Oye, estás bien?

—¡Sí! ¡Me-me estoy duchando!

La saca por completo y me mira mientras me muerdo el labio, suplicándole con la mirada que me de una tregua. Cuando creo que lo va a hacer, tuerce la sonrisa y se introduce de golpe, haciéndome gemir sin remedio.

—¡Wen! ¿Qué pasa? Voy a entrar.

—¡No! Estoy en la ducha. Me estoy... estoy depilándome.

Josh ríe con una voz áspera y tengo que taparle la boca para que Rick no le oiga. Sigue metiéndola y sacándola cada vez más deprisa, y sé que él también va a correrse cuando su sonrisa desaparece y sus pupilas se dilatan a la vez que sus ojos se oscurecen.

—¿Seguro? Suenas raro —insiste mi hermano.

—Haz que se vaya o haré que te corras con tu hermano ahí fuera —me susurra Josh de manera amenazante.

Su voz y su expresión seria me ponen tanto que sé que apenas me quedan unos segundos.

—Estoy bien,  Ricky... En serio... Hasta mañana. —Intento sonar lo más tranquila posible y parece que funciona. 

—De acuerdo... —No parece muy convencido, pero se marcha.

Cuando escuchamos la puerta de la habitación cerrarse, Josh mete una mano entre los dos, su dedo pulgar busca mi clítoris y hace movimientos redondos a su alrededor, al mismo tiempo que aumenta el ritmo y la presión al máximo. Comienzo a gemir, intentando controlar el volumen. Echo la cabeza hacia atrás, pero él me sujeta con fuerza ambas mejillas con una mano.

—Mírame, pequeña —ordena mientras mi orgasmo continúa.

Grito su nombre, entre otras cosas, y cuando estoy a punto de terminar, comienza a correrse él. Me penetra de manera frenética mientras suelta pequeños y roncos gruñidos, casi furiosos. Se corre follándome de la misma manera salvaje con la que comenzó a besarme. Dios, me pone tan cachonda verle en este estado de plenitud que no me costaría llegar de nuevo si no fuera porque va deteniéndose poco a poco, mientras pega su frente a la mía.

Dejamos que el agua caiga sobre nosotros unos segundos más hasta que él la apaga. Sale de la ducha y cuando pienso que va a marcharse, coge una toalla y se acerca, envolviéndome en ella.

—Mañana tenemos que ir a la farmacia —dice mientras coge otra para secarse él.

—¿A la farmacia?

—¿Tanto te gusta lo que hacemos que no te has dado cuenta de que no hemos usado condón? —sonríe burlonamente.

—Mierda.

—Pues eso, deberíamos ir.

—No te preocupes, Josh, puedo ir sola. —Le miro a través del espejo.

—No voy a dejar que vayas sola, mocosa. —Coge mi mano y tira de mí para que me de la vuelta—. Lo siento —dice de repente.

—¿Por qué?

—Por esto. Sé que te dije que no podía repetirse, es solo que... no sé. Lo necesitaba. Supongo que he sido egoísta. —Levanta una mano y acaricia mis labios con el pulgar.

—No te preocupes —digo colocándome bien la toalla—. Yo podría haberte parado, pero no lo he hecho. Y no sé por qué... —Agacho la cabeza sin saber muy bien por qué he dicho eso ultimo.

Me doy la vuelta para salir del baño, pero sujeta mi mano.

—Ey... entiendo cómo te sientes, pequeña. Porque yo estoy igual —admite en un suspiro.

Se acerca y coloca los mechones de mi pelo mojado por detrás de mí oreja, sonríe y se queda mirándome.

—Has cambiado tanto, mocosa. Hace cuatro años no te soportaba y ahora... Dios, lo que no soporto es tenerte lejos. —Me quedo sorprendida por su sinceridad.

—Josh, esto... Esto una locura.

—Ya lo sé. Lo sé de sobra. 

JOSH

No sé cómo ni por qué, pero me encuentro a mí mismo diciéndole a Wendy lo que ni siquiera me he reconocido a mí mismo.

—Sé que esto es una puta locura y que tu hermano me enterraría vivo si se enterara, pero no sé cómo evitarlo.

—Tal vez... No se... —Se muerde el labio y entrelaza sus dedos. Está nerviosa—. Deberíamos mantenernos lejos el uno del otro.

Sé que es lo correcto, pero me duele que ella lo haya dicho antes que yo.

—Sí, puede que sea lo mejor.

La miro una vez más y salgo de su habitación, sabiendo que mañana me arrepentiré por el día de hoy.

Me despierto pronto por la mañana y busco una farmacia de guardia. Compro la maldita pastillita y vuelvo a casa antes de que Wendy se despierte, abro la puerta de su cuarto con cuidado y la veo dormida profundamente. Está tapada hasta la cintura y abrazando una almohada. Me siento en el borde de la cama y la miro unos segundos más, hasta que comienza a moverse y abre los ojos.

—Josh... —coge su teléfono para mirar la hora— ¿qué haces aquí?

—Ten, tómatela ya —digo dándole la pastilla.

—Se suponía que íbamos a ir juntos.

—Ya, pero anoche dijiste que lo mejor era estar separados así que cuanto menos tiempo pasemos a solas, mejor.

Sin darle tiempo a responder, le dejo la pastilla sobre la cama y salgo de su habitación. Joder, qué difícil es esto.

—¿Qué hacías en el cuarto de mi hermana?

—Nada, escuché un ruido y pensaba que se había escapado otra vez —improviso una respuesta para Rick.

—¿Y lo ha hecho? —Se alarma y camina hacia su cuarto para comprobarlo.

—No, está dormida como un tronco.

—Ah, vale. —Regresa a mi lado y me mira—. Tío, cómo tienes la ceja, puede que necesites puntos —dice tocándola.

—¡Ay! —Le doy un empujón— ¡Aparta tus dedazos! Tu labio no tiene mejor pinta.

—Bah, no me duele.

Entramos en la cocina y nos preparamos el desayuno mientras hablamos sobre la pelea de anoche y lo que ese hijo de puta me dijo.

—Wendy me preguntó... sobre eso —comenta mientras se come una manzana.

—¿Y qué le dijiste? —Levanto la vista de la batidora para mirarle.

—Que te preguntara a ti.

—Bien, no tiene por qué enterarse de mi mierda.

Después de entrenar durante dos horas, nos damos una ducha y nos despedimos de Margot, que ha venido a limpiar toda la porquería de anoche.

—Hace bueno, ¿quieres que hagamos una barbacoa?

—No estaría mal, voy a comprar las cosas a la carnicería —me dice levantándose para coger su cartera.

—No. Ya voy yo, que tú no tienes ni puta idea —le vacilo.

—Vale, pero no te olvides del carbón.

—Sí, Papa Noel.

—¿Avisas tu, o aviso yo a la peña?

—Yo.

Abro el grupo de Whatsapp y escribo para todos:

1.34pm Yo
Barbacoa en casa a las 6pm.
1.36pm Jenna
¡Guay! Ahí estaré.
1.36pm Vicky
Querrás decir estaremos.
1.36pm Jenna
Bueno, eso.
1.36pm Jay
No dejes que Rick compre la carne, por Dios.
1.37pm Rick
A que no comes, maricona.
1.37pm Jay
Jajaja, es que no tienes ni puta idea de comprar macho.
1.37pm Alice
Jajajaja
1.38pm Yo
No te preocupes, que estoy yendo a comprar yo.
Tom, encárgate de las bebidas.
1.38pm Tom
Estoy en ello, colega.
1.38pm Alice
Jenna píllale algo a tu camello.
1.38pm Jenna
Ya he hablado con él. Paso a recogerlo antes de ir para allá.
1.38pm Alice
Ok.

Aparco el coche en doble fila y a medida que me aproximo, veo que hay bastante cola, así que saco un cigarro y espero fuera. Una chica se acerca y se pone detrás de mí. Joder, está buena que te cagas.

—¿Tienes un cigarro?

—Claro, preciosa —le ofrezco uno con mi sonrisa más seductora.

—Gracias. —Me devuelve la sonrisa mientras se lo acerca a los labios para encenderlo.

—¿Cómo te llamas?

—Alisson. ¿Tú?

—Josh.

Poso una mano en su cintura y le doy dos besos. Comenzamos a hablar animadamente mientras avanzamos en la cola. Tiene veinte años y está estudiando periodismo en la misma universidad que Wendy; vive en la residencia porque es de Arizona, y no tiene novio.

Cuando llega mi turno y la carnicera me pregunta cuanta cantidad quiero de cada cosa, me giro y miro a la preciosidad que tengo delante.

—¿Te apetece venir conmigo a una barbacoa?

—¿Cómo... ahora?

—Sí —sonrío—. Venga, será divertido.

—Bueno... vale —dice con timidez. En cierto modo me recuerda a la mocosa...

Cuando detengo el coche en el aparcamiento, veo el de las gemelas unas plazas mas allá. Cojo a Alisson de la mano para darle mas confianza y nos metemos en el ascensor.

—No me imaginaba que vivieras en este edificio —comenta mientras subimos.

—¿Y eso por qué?

—No sé, te imaginaba de esos típicos chicos que comparten casa con otros cuatro y todo está lleno de basura y cigarrillos por todas partes.

—¿Y cómo sabes que no es así? —No puedo evitar estallar en una carcajada.

—Bueno, ahora lo veremos.

—Ahora veras muchas cosas. —Le guiño un ojo antes de que las puertas del ascensor se abran.

Entramos en el apartamento y lo primero que vemos es a las gemelas comiéndole el morro a Rick mientras se frotan contra su pantalón. Me miran cuando cierro la puerta y después la miran a ella. Rick la recorre con los ojos de arriba abajo y después sonríe, aparta a las gemelas y se levanta.

—¿Y esta preciosidad quién es?

—Se llama Alisson y es mi preciosidad —digo haciéndola sonrojar.

—Bueno, eso está por ver —ríe cogiendo su mano y tirando de ella para que avance—. Bienvenida a nuestra humilde morada, Alisson —se acerca y le da dos besos.

Las gemelas no le hacen ni puto caso, se han enfadado. Dios, son tan crías. El resto llega en pocos minutos y todos comenzamos a hacer la comida.

Wendy sale de su habitación cuando tenemos casi todo sobre la mesa, listo para comer. Nos mira y se da la vuelta para marcharse de nuevo, pero Alice sale de la cocina justo en ese momento.

—Oye, ¿donde vas?

—Mmm, iba a comer algo, pero volveré después cuando hayáis acabado vosotros.

—De eso ni hablar, comes con nosotros. Josh ha comprado comida de sobra —sin darle tiempo a rechistar, tira de su mano hacia la terraza.

No me hace ni puta gracia que esas dos se hagan amigas.

Llevamos un rato comiendo y riendo. Nosotros no hemos hablado pero si nos hemos mirado varias veces, por su expresión sé que Alisson no le agrada para nada, aunque sé que es porque está celosa. Rick decide darle un respiro y la deja beber y fumar un poco de maría.

—¡Dios, si es que eres idiota Wendy!

—¡Yo que coño sabía, joder! —ríe ella.

Ambas están ya un poco borrachas y no paran de reírse, al igual que las gemelas que aunque sé que no se soportan, parecen haber hecho una tregua para hacer el vacío a Alisson. Cosa que no parece importarla ya que yo no me he apartado de ella desde que llegó.

Ya son las siete de la tarde y hace rato que anocheció. Jay y Tom están enganchados a la Play desde hace un rato. Alisson y yo estamos sentados en la terraza, tonteando de manera descarada y un poco separados del resto, y Rick y las chicas están alrededor de la mesa de la terraza hablando y riendo mientras fuman y beben. Wendy no deja de mirarme y a mí me gusta. Me gusta saber que está celosa y me hace tontear aún más descaradamente con Alisson. Tanto que cuando ella se acerca para besarme, la sujeto por las caderas y tiro de ella para que se siente sobre mí. Devoro su boca sin ningún cuidado mientras aprieto su trasero. Miro a Wendy, aun sin dejar de besar a Alisson, y sé que está haciendo esfuerzo por no levantarse y rompernos la cara a los dos.

—¿Jugamos a algo? —escucho a Vicky por encima de la música.

—¿Cómo qué? —pregunta Rick dándole otra calada al porro.

—Verdad o reto —dice Wendy mirándome fijamente.

—Mmm, un juego interesante —Jenna sonríe con malicia—. Me apunto.

—Venga, vale —Rick se ríe y todos entran en el salón— Vamos, hermano, será divertido —mira en mi dirección y hace un gesto para que vayamos.

Me levanto e ignorando la mala cara de Alisson, entro en el salón junto al resto y ella tras de mí. Rick tiene razón, será divertido ver la cara de la mocosa cuando le manden hacer retos que no quiere.

WENDY

Dios, solo quiero ir hasta ellos y romperles la cara, pero decido ser más sutil. Cuando Vicky pregunta si queremos jugar a algo, inmediatamente el famoso juego viene a mi cabeza.

Nos sentamos en el salón alrededor de la mesa de cristal y Jenna coge un botellín de cerveza vacío, lo pone en el centro y lo hace girar, deteniéndose frente a Alisson.

—¿Verdad o reto? —pregunto.

—Reto.

—Besa a Rick —ordeno rápidamente.

Los ojos de Josh encuentran los míos y veo en ellos una mezcla de cabreo y diversión. Oh, mierda, me la va a devolver seguro.

JOSH

Zorra. Maldita niña, quiere joderme. Se piensa que me importa una mierda que Alisson bese a su hermano, la acabo de conocer, por Dios. Pues se va a cagar.

La nueva me mira con vergüenza y cuando ve que no aparto los ojos de Wendy y ella de mí, se levanta y camina hacía Rick. Él solo se ríe y mira cómo fulmino a su hermana con la mirada.

—Gracias, hermanita —ríe agarrando la cara de Alisson. Se besan durante unos segundos y después vuelven a su sitio.

Alisson gira la botella y se detiene frente a mí.

—¿Verdad o reto? —me pregunta.

—Reto.

—Mmm... No sé...

—Vamos, si no ya le reto yo —le dice Alice. Cómo Alisson no dice nada, sonríe maliciosamente y habla de nuevo— Josh, tienes que besar a Wendy.

—¡Y una mierda! —grita Rick atragantándose con la cerveza.

—Vamos, Rick, solo es un juego —Alice rueda los ojos.

Él solo me mira y después mira a su hermana. Le da otro trago a la cerveza y vuelve a mirarme.

—Que sea rápido. Y las manos fuera.

Wendy se levanta del suelo y camina hacia mí, se detiene frente a la mesa y espera a que yo haga lo mismo. Le doy una calada al porro y me acerco expulsando el humo, coloco una mano en su cintura presionando disimuladamente y sujeto su barbilla con la otra.

—Las manos fuera, joder —dice Rick entre dientes.

—Maldita sea, no mires y punto —Alice bufa.

Wendy me mira y entonces siento que a mi alrededor ya no hay nadie. Acerco mis labios a los suyos despacio y los acaricio con delicadeza antes de introducir mi lengua. Ella rodea mi cuello con timidez y yo la aprieto contra mi cuerpo, intensificando el beso. Su lengua roza la mía provocando que mi polla despierte, cosa que no ha hecho en toda la tarde con Alisson... Sin ser consciente de dónde estamos, deslizo la mano despacio por su espalda, en dirección a ese hermoso trasero.

—¡Ya basta, joder! —Rick tira de mí para separarnos y suelta un bufido antes de sentarse.

—Vaya, eso ha sido... —parece que Vicky no encuentra las palabras.

—Raro —termina su hermana.

—¡La mocosa no besa nada mal! —río para quitarle importancia.

—Te estas ganando una cirugía de nariz —me dice Rick apretando la mandíbula.

Todos ríen excepto Wendy que está roja como un tomate.

Giro la botella y todos vemos cómo se detiene frente a ella. Todavía no se me olvida que ha intentado joderme con lo de Alisson y su hermano, así que decido devolvérsela.

—¿Verdad o reto? —le pregunto.

—Reto —responde desafiante.

—Wendy... —todos me miran esperando qué diré— besa a Jenna.

Las dos abren mucho los ojos porque a pesar de haberse unido esta noche contra Alisson, sé que se odian. Se miran entre ellas y vuelven a mirarme a mí. Rick niega con la cabeza y se levanta para hacerse otro porro, desaprobando lo que acabo de hacer.

—¡Oh, sí! —exclama Jay riéndose.

—Esto será interesante —Tom se recuesta en el sofá.

Sigo retándolas con la mirada y con una sonrisa burlona en mi cara. Para mi sorpresa, ambas se levantan y se acercan. Jenna le dice algo en un tono tan bajo que solo Wendy consigue escucharla, sujeta la cara de la mocosa con sus manos —con esas manos que me han hecho tantas pajas—, y acerca su boca a la de ella. Tuerce un poco la cabeza para dejar paso a su lengua y poco a poco Wendy comienza a soltarse. Jenna coloca una mano en el culo de la mocosa, apretándola a ella, mientras que Wendy la sujeta por la cabeza y gira la cara para besarla mejor.

—¡Me cago en la puta, tío! —gritan Jay y Tom sin dejar de mirarlas.

Bueno, he de reconocer que esto no me lo esperaba. Tengo la polla que me va a explotar. Las dos tías que más me ponen, montándoselo prácticamente frente a mí. Rick está de mala hostia así que le pega un tirón a Alice y comienza a besarla para distraerse y no mirar el espectáculo que su hermana y Jenna están dando.

Llevan más tiempo de la cuenta, pero no sé por qué, nadie les ha mandado parar y ellas tampoco lo hacen. Es más, diría que están disfrutando. Solo puedo pensar en levantarme y follármelas a las dos, pero Vicky se me adelanta. Aparta a su hermana con suavidad y sujetando a Wendy por la barbilla, comienza a besarla. Cuando me giro para ver la cara de Alisson, me encuentro con Jay y Tom manoseándola por todos lados. ¿Y ella? Pues cerrando los ojos y dejándose hacer. ¿Y yo? Pues mirando como esas tres se lo montan frente a mí, sin poder hacer nada.

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