14. "Fin de año"

14. Fin de año

JOSH

Cuando llegamos al ático, Wendy no para de reírse y de golpearse con las esquinas, así que la cojo en brazos para llevarla a su habitación. Cuando pasamos por la de Rick, la cabeza de Alice asoma por la puerta.

—¿Qué coño es todo este escándalo?

—La mocosa está borracha.

—Yo no estoy borracha. No me sienta bien la bebida.

—Ya veo —dice Alice riéndose.

Vuelve a meterse para dentro y la escucho reír con Rick. Estos terminan juntos... y si no al tiempo.

WENDY

Mi puta madre, ¿por qué coño me duele tanto la cabeza? Dios. Cuando me despierto por la mañana me encuentro fatal, no me acuerdo de gran parte de la noche de ayer. Mierda, no me acuerdo de nada. Josh no está y eso ya me hace preocuparme. Miro mi móvil y veo cuatro mensajes suyos a los que no respondí. No sé quién me trajo a casa y no sé porque me duele tanto el cuerpo.

Me levanto y voy hacia el baño. Estoy en ropa interior así que alguien me quitó el vestido. Miro en el espejo y veo que tengo unos ligeros moratones circulares en la cadera, a ambos lados. Apenas se notan pero me duelen si los toco. Además, tengo más moratones en las rodillas y... un momento, ¿qué es...? ¡Joder! Un maldito chupetón en el cuello. No, no, no, por favor. ¿Qué coño hice anoche?

Llamo a Tiffany y a Becca, pero ninguna me responde, imagino que seguirán durmiendo. Necesito saber que pasó anoche antes de cruzarme con Josh, que no tengo ni puta idea de dónde estará, así que me visto y sin hacer ruido salgo de casa.

Entro en la discoteca, que ahora está ambientada de forma diferente y solo es una cafetería, con la pista de baile y los reservados cerrados. No reconozco a nadie, aunque tampoco me acuerdo de una puta mierda.

—Perdona... mmm... ¿te suena de haberme visto aquí anoche? —le pregunto a un camarero.

—Lo siento, preciosa, pero no.

—¿Estás seguro?

—Te recordaría, te lo aseguro —dice sonriendo demasiado.

—Vale... gracias.

—Yo sí que te recuerdo. Ibas muy pasada, niña —dice otro.

—Sí... eso lo imagino ya que no recuerdo nada.

—Puede que el chico de anoche te refresque la memoria. —No. No. Mierda.

—¿Chico...?

—Sí. Llegó a eso de la una y estuvisteis muy cariñosos.

—¿Cómo de cariñosos? —pregunto temiéndome lo peor.

—Bueno, por lo que vi... mucho —sonríe con malicia.

—¿Nos besamos?

—Hicisteis mucho más que eso, guapa. Si sabes a lo que me refiero —dice guiñándome un ojo.

—Gra-gracias.

Salgo prácticamente corriendo y me detengo bajo la lluvia sin poder evitar que las lágrimas salgan de mis ojos. Le he engañado. Y no sé ni con quién, joder. ¿Cómo voy a contárselo? Si no llevamos juntos ni... Un mensaje me saca de mis pensamientos.

10.45am Josh
¿Dónde estás? He ido a comprar el desayuno y cuando he vuelto habías desaparecido.

Mierda.

JOSH

Wendy entra en el ático completamente mojada y me recuerda al día que la vi por primera vez, después de cuatro años.

—¿Qué te ha pasado? —Me acerco a ella y veo que tiene los ojos rojos y está llorando y temblando—. Nena, por Dios, di algo. Mi mente está imaginando cosas y cómo no hables...

—Yo... Josh... lo-lo siento. —Rompe a llorar cómo no la había visto antes, aunque no es que la haya visto llorar mucho.

—¿¡Qué pasa!?

—Anoche estuve con un chico. —Levanto ambas cejas sin comprender.

—¿A qué te refieres?

—Cre-creo que nos acostamos —dice mirando al suelo sin parar de llorar.

—Wendy —restriego mi cara con nerviosismo—, cuéntame lo que recuerdas de anoche.

—Nada, no recuerdo nada, Josh... Lo siento.

La abrazo y eso solo hace que llore más fuerte. Me separo de ella y sujeto su cara con mis manos para que me mire.

—Nena, mírame. Anoche no me respondías a mis llamadas así que fui a buscarte. —Clava los ojos en mí, con atención, y sigo hablando—. Estabas muy borracha y quisiste quedarte un rato más. Una cosa llevo a la otra y terminamos haciéndolo en un sofá de la discoteca.

—¿Fue-fue contigo? —tartamudea mientras seco sus lágrimas.

—Sí, pequeña. Fue conmigo. —Sonrío.

Pega un salto y yo llevo las manos a su trasero para levantarla. Camino con ella para sentarnos en el sofá y sigue sin soltarme.

—Joder, lo he pasado tan mal... He ido a la discoteca y un camarero me ha dicho que me vio con un chico y yo... no podía creerlo.

—Te sienta bien por beber de esa manera. Aunque debo darte las gracias por habérmelo contado —digo acariciando sus caderas.

—No podía ocultártelo, Josh.

—Gracias. —La beso un rato más hasta que recuerdo que he traído el desayuno—. Vamos, he ido a comprar el desayuno.

—Me muero de hambre.

Después de acabar con toda la comida, subimos al gimnasio y entrenamos un rato. Yo hago pesas y ella corre en la cinta.

La observo mientras sus atributos se mueven al ritmo de sus pasos. De vez en cuando gira la cabeza hacia mí y me saca la lengua.

Al poco rato sube Rick.

—Wen... —parece nervioso.

—¿Qué? —Baja la velocidad de la cinta de correr y coge la toalla para secarse el sudor.

—¿Podrías dejarle algo de ropa a Alice para que entrene un rato con nosotros?

—¿¡Se ha quedado a dormir!? —exclamo dejando las pesas.

—No digas una puta palabra. —Levanta el dedo en mi dirección, amenazante.

Me río pero no digo nada. Wendy pasa por mi lado sonriéndome y yo le guiño un ojo. Tenemos que hacer algo para juntar a estos dos.

—Claro, ahora mismo bajo. —Pasa por su lado y desaparece por las escaleras de caracol.

Rick se acerca al saco y comienza a darle pequeños puñetazos para calentar.

—Así que...

—Que cierres la puta boca. —Me mira con cabreo. Yo solo río a carcajadas y sigo con las pesas.

Estamos unos segundos más callados, hasta que se detiene y sujeta el saco con las manos para mirarme.

—Para —me advierte.

—¡No he dicho nada! —río de nuevo.

—¡Te oigo pensar!

—¡Te gusta! —Dejo las pesas de nuevo y me levanto del banco— Dios, lo sabía, joder. ¡Alice te vuelve loco!

—No, es solo que... mierda. —Se rasca la nuca sin saber qué decir.

—Hermano —camino hasta él— ¿De qué tienes miedo?

—De todo y de nada —dice cogiendo la botella de agua—. Alice es...

—Es genial.

—Sí. Pero lo es con todos, tú incluido —señala mirándome mal.

—Conmigo lo era —le corrijo—. Además, eso es una estupidez. Yo también estaba con todas hasta que empecé con Wendy.

—No me lo recuerdes.

—Lo que quiero decir es que eso no es una razón. Si lo convertís en algo serio... sería algo serio de verdad.

—No sé si ella quiere eso.

—Si lo sabes. Todos lo sabemos.

WENDY

—Buenos días, nena. Menuda la que llevabas anoche —me dice Alice cuando me asomo en la habitación de mi hermano.

—Ni me lo digas... he pensado que había engañado a Josh con otro...

—¡No jodas! —ríe.

—Sí, sí... muy graciosa. Vamos, te dejaré algo de ropa de deporte.

Me sigue por el pasillo y con una camisa de mi hermano puesta. Solo con eso. Saco unas mallas del armario y una camiseta de tirantes y se lo paso.

—Así que has dormido aquí... —comento mientras veo cómo se pone el pantalón.

—Sí... ha sido la primera vez. No sé cómo pasó... estábamos hablando y de pronto me abrazó... y nos dormimos.

—Ya.

—¿Por qué me miras así? —pregunta colocando una mano en su cadera.

—Por nada, es solo que... haríais una buena pareja. —Me encojo de hombros.

—Cállate, anda. Tu hermano no puede ni pensar en tener una relación seria. No es lo suyo.

—Tampoco era lo de Josh.

—Bueno, pero eso es distinto. Tú has conseguido algo en él que no había conseguido nadie antes.

Sonrío ante lo que acaba de decir, pero recuerdo que la misión es juntar a mi hermano con Alice. Antes, cuando Josh me guiñó un ojo, lo entendí perfectamente. Los dos quieren estar juntos, pero son tan orgullosos y a la vez tienen tanto miedo que son incapaces de reconocerlo.

—Hazme caso cuando te digo que mi hermano se muere de ganas de tenerte solo para él. Es mi hermano, le conozco.

Niega para sí misma y subimos al gimnasio. Ambos se callan y Josh me mira.

JOSH

Nos callamos cuando las vemos subir y busco los ojos de Wendy preguntándole con la mirada. Ella asiente y me sonríe, le devuelvo la sonrisa y dejo las pesas.

—Bueno, nosotros vamos a ducharnos y pasaremos el día fuera.

—¿Dónde vais?

—Voy a llevar a la mocosa al zoo.

—¿¡En serio!? —dice emocionada.

—¿Te apetece?

—¡Sí! —Corre hacia mí y me besa.

—Por Dios, buscad un hotel —gruñe Rick mirando al suelo.

—Puede que lo hagamos —susurro contra los labios de Wendy.

—Calla, bobo —le dice Alice dándole en la cabeza—. Hacen una pareja preciosa.

—Pues igual que vosotros —le responde Wendy guiñándole un ojo.

Los dos se miran incomodos y Rick sigue con sus ejercicios mientras Alice se sube en la bicicleta estática. Nos despedimos y nos damos una ducha demasiado tentadora. Cuando estamos vestidos y preparados para salir, se me ocurre una idea brillante: entro en la habitación de Rick mientras Wendy vigila y le quito su llave de casa. Cojo la de repuesto del cajón de la cocina y me aseguro de que no hay más.

—¿Qué haces? —me pregunta ella cuando salimos y cierro con llave por fuera.

—Estos dos no salen de aquí sin decirse lo que sienten.

RICK

Una hora después de entrenar en completo e incómodo silencio, bajo a mi cuarto y me meto en la ducha. A los pocos minutos siento sus manos acariciando mi espalda, me giro y la veo mirándome tímidamente. Y es algo raro, Alice nunca tiene vergüenza de nada. Nunca.

Sujeto su cara con mis manos y la beso. Un beso que comienza siendo dulce pero va aumentando de intensidad. Nunca lo hemos hecho en la ducha, básicamente porque nunca habíamos dormido juntos ni nos habíamos duchado juntos, por lo que esto también es nuevo para mí.

Acaricio su cuerpo con delicadeza pero de manera segura. Me conozco todas sus curvas y cada una es más perfecta que la anterior. Sin llegar a más, salimos y nos secamos un poco con una toalla sin dejar de mirarnos. Camina hacia la cama y se tumba, pidiéndome con la mirada que haga lo mismo. No hemos cruzado una palabra desde esta mañana antes de subir al gimnasio. Dejo caer mi toalla y me recuesto sobre ella. Beso su cuello, haciendo que se estremezca bajo mi pecho y me envuelva con sus piernas. Deslizo mis labios por todo su cuerpo, bajando por su clavícula hasta su pecho y deteniéndome en sus pezones. Me encanta que sus tetas sean naturales, no son demasiado grandes pero son perfectas.

Gira sobre sí misma, colocándose encima de mí, y baja sobre mi polla a medida que la introduce. Alice toma la píldora desde hace tiempo, pero con el único con el que lo hace sin protección es conmigo.

Follamos durante lo que me parecen horas, dándole un orgasmo detrás de otro. Igual que ella a mí. Después de corrernos por tercera o cuarta vez, caemos cada uno a un lado de la cama, respirando con dificultad y con la boca seca. Me levanto y voy a la cocina a por un par de refrescos. Cuando entro en la habitación, tiene su pantalón corto de anoche puesto y una camiseta que ha cogido de la habitación de mi hermana.

—Te queda mejor que a ella —le digo con una sonrisa.

Estoy nervioso. ¿Por qué coño estoy nervioso?

—Gracias —murmura igual de tímida mientras coge el refresco y vamos hacia el salón—. Yo... Debería irme ya...

—Sí... vale...

Caminamos hasta la puerta y cuando tira del pomo, no se abre. Le digo que espere y voy hasta mi cuarto a por mí llave, pero ha desaparecido. Al igual que la de la cocina y todas las demás.

—Cabrón... —murmuro al entrar de nuevo en el salón con mi móvil en la mano.

—¿Qué pasa?

—Espera. —Levanto la mano en dirección a ella mientras espero que el mamón de mi colega me coja el teléfono—. Josh, ¿qué coño has hecho con todas las llaves?

—Me las he traído todas, así que no tienes más remedio que decirle a Alice lo que sientes si queréis salir de ahí.

—Escúchame bien...

—No me cuentes tu vida, hermano. Ya sabes lo que tienes que hacer.

—No... no, vienes ahora mismo.

—Lo siento, tío. Vamos a entrar a ver los leones y esos bichos de África.

—Josh, no...

—Tu hermana dice que te lances —me interrumpe el cabrón antes de colgar.

—¡Josh!

—¿Qué? —me pregunta Alice desde el sofá cuando lanzo el teléfono.

—Se han llevado todas las llaves y nos han encerrado...

—¿En serio? —se ríe. Parece que le hace gracia.

—¿Te parece divertido?

—Depende. ¿Por qué nos han encerrado?

—Eso da lo mismo...—digo incómodo con la situación. Voy hacía el mini-bar y me sirvo una copa de whisky. El refresco ya no me apetece.

—Rick... ¿por qué nos han encerrado?

Siento su mano en mi brazo y me giro para mirarla. Es preciosa, joder. Sería absurdo pensar que ella quisiera estar solo conmigo.

JOSH

Le cuelgo el teléfono mientras los dos nos reímos. Wendy dice que va a matarme, pero yo sé que esto es lo que los dos necesitan. No sé ni cómo no se me ha ocurrido antes.

—¿Lo has pasado bien? —le pregunto cuando salimos del zoo.

—Ha sido estupendo, Josh. Cómo todos los días contigo —responde poniéndose de puntillas para besarme.

—Bueno, aún no podemos volver a casa así que, ¿te apetece que cenemos en el embarcadero?

—Claro —responde con una sonrisa.

Entramos en el Perry's y nos sientan en una mesa cerca de la ventana. Desde aquí puede verse todo el embarcadero y los barcos en el mar. Se me ocurre que a la mocosa le gustaría dar una vuelta en barco un día de estos.

Se acerca un camarero bastante joven y nos pregunta qué vamos a pedir.

—Yo tomaré la Perry's Burger con extra de bacón —digo.

—¿Y la preciosa señorita? —le pregunta a Wendy haciéndola sonrojar.

—Yo quiero el Perry's Club Sándwich. Gracias.

—¿Y para beber?

—El mejor vino de la casa.

—El mejor vino cuesta ciento cuarenta dólares —me dice con superioridad.

—Perfecto. —Sujeto la mano de Wendy y le sonrío.

—En seguida —dice con fastidio antes de irse.

—Te estaba desnudando con la mirada.

—Josh, no empieces —me advierte con la mirada.

Después de una cena exquisita y un vino no tan bueno para su precio, pago la cuenta y salimos a la fría noche. Le pongo mi chaqueta a Wendy a pesar de resistirse, y observamos que ha empezado a nevar. Otra vez.

—¿Crees que ya podemos volver? —me pregunta mientras caminamos por el embarcadero.

—Vamos a comprobarlo.

Marco el número de Rick y le llamo, pero no responde. Eso es buena señal, debe estar ocupado.

RICK

Alice me mira esperando una respuesta, con una sonrisa y los ojos llenos de curiosidad.

—Bueno, Josh tiene la absurda idea de que tú y yo... en fin. Es un gilipollas.

—¿Qué tu y yo que?

—Nada, Alice, tonterías. Él piensa que deberíamos salir juntos. En serio.

—¿Y tú que piensas? —Se apoya en la mesa mientras sirvo whisky en dos vasos de cristal.

—¿Yo? Bueno... Creo que es una tontería. Estamos bien como estamos. —Me doy la vuelta para volver al sofá.

Entonces giro para sentarme y veo que su expresión ha cambiado. Parece triste y no comprendo por qué.

—¿No?

—¿Qué? —pregunta distraída.

—Digo que estamos bien como estamos.

—Ah, sí... sí. Claro. —Camina hasta donde yo estoy y se sienta a mi lado.

—¿Qué pasa?

—Nada, perdona. Estaba pensando en algo que me dijo antes tu hermana.

—¿En qué?

—Nada, tonterías. 

—Dime.

—Nada, Rick... Pues lo mismo que te ha dicho Josh a ti...

Ya veo. Estos dos se han unido para liarlo todo. Se van a cagar cuando vuelvan, me han jodido pero bien, a ver cómo salimos ahora de esta situación tan incómoda...

—¿Y tú que le has dicho? —pregunto levantando su barbilla para que me mire.

—Lo mismo que tú...

—Mientes. Sé cuándo mientes, Alice —digo quitándole el vaso.

—Vale, Rick. —Se levanta y deja caer los brazos en sus costados— ¿Quieres saber que le he dicho? —Asiento para que siga hablando— Le he dicho que por mucho que yo quisiera, tú no eres un hombre de relaciones serias, y que a pesar de que hayamos dormido juntos eso no significa que vaya a pasar nada más porque tú tienes las cosas muy claras y yo...

Es suficiente. Me levanto y sujetando su cara con mis manos, la beso. La beso como no la había besado antes. La beso demostrándole lo estúpida que es por pensar que yo no querría estar solo con ella. Tarda en comprender el mensaje, pero finalmente rodea mi cuello con sus brazos y une su lengua con la mía. Caminamos hasta la habitación, y decido que ya es hora de demostrarle lo mucho que me interesa que sea solo y exclusivamente mía.

WENDY

Josh abre la puerta y entramos intentando hacer el menor ruido posible. No están en el salón así que avanzamos hacia su habitación. Pegamos la cabeza a la puerta y nos concentramos en lo que dicen.

—Sabes que siempre te he querido, tonta. Solo que no quería darme cuenta de que era de ésta manera.

—Manda cojones que haya tenido que llegar tu hermana pequeña para abrirte los ojos.

—Oye, lo mismo te digo.

Comienzan a reírse y de repente paran y dicen algo que no escuchamos. Josh se acerca más y la madera cruje bajo su pié. Le advierto con la mirada que tenga cuidado y me asusto al escuchar la voz de mi hermano de nuevo.

—¡No os esforcéis! ¡Sabemos que estáis ahí!

Ambos sonreímos y abrimos la puerta. Están en la cama abrazados y tapados con la sábana.

—¿Contentos? —pregunta Alice con una sonrisa.

—Depende. ¿Estáis juntos?

—¿Estamos juntos? —le pregunta ella a mi hermano.

—Estamos juntos —sonríe antes de besarla.

JOSH

Después de una comida de Navidad los cuatro juntos, decidimos pasar el día en casa, bien abrigados. No ha parado de nevar y es casi imposible salir a la calle sin caerse por el hielo en las aceras, así que han cancelado las carreras hasta nuevo aviso. El cumpleaños de Wendy es en menos de un mes y aún no sé qué regalarle. Parece que Rick lleva mejor lo nuestro porque ya no pone cara de asco ni hace comentarios cuando nos ve juntos, aunque creo que Alice tiene mucho que ver con eso.

—¿Vais a decidir de una vez la película que queréis ver? —pregunta Rick.

—Yo ya he dicho cual quiero. —Wendy hace pucheros como una niña.

—¡Hemos visto esa película mil veces! —le dice Rick.

—Pues mil y una.

—No, elegid otra.

Wendy bufa y se cruza de brazos. Sonrío y tiro de ella para que se tumbe sobre mi pecho, nos tapamos bien con la manta y acaricio su pelo mientras Alice sigue buscando una película.

—Venga, esta —dice seleccionando una que supuestamente da miedo.

—Alice, esa es malísima —le digo.

—¡Pues elige tú!

—A mí me da igual —río—. Poned la que os salga de los huevos, no creo que le preste mucha atención. —Bajo la mirada hacia mi mocosa.

Ella me sonríe y me da un pequeño beso. Alice suspira enfadada y le da al play. Pasamos la película besándonos y susurrándonos cosas, y de reojo veo que Rick y Alice hacen lo mismo.

Para cuando ha terminado, Wendy ya está dormida. Ellos se despiden, marchándose a su cuarto, y yo me quedo tumbado unos minutos más observándola. Es tan preciosa. Creo que me estoy enamorando. ¿Qué? Mierda.

WENDY

Cuando me despierto por la mañana en la cama de Josh, no recuerdo como llegué, pero deduzco que fue mi fuerte hombre el que me trajo. El mismo que ahora me abraza y duerme tranquilamente. Le miro y siento una punzada de dolor al pensar que pueda pasar algo malo y termine con lo nuestro. ¿Me estoy enamorando? Mierda.

Después de hablar con Josh y mi hermano sobre lo que pasó en la fiesta en la que George me drogó... decidimos no denunciar a cambio de que él no denuncie a Josh por la paliza que le pegó... La cual le tuvo ingresado varios días. Mi hermano habla con él por teléfono, y gracias a Dios, acepta, dando por zanjado el tema.

Hoy es Noche Vieja. Me parece increíble que hayan pasado tantas cosas en apenas tres meses. Mi hermano ha alquilado un local gigante para la fiesta y mucha gente importante va a venir, así que necesito un vestido muy elegante y sexy, por supuesto. En momentos así, echo de menos a Amy. Tiffany es una buena amiga pero Amy es como mi hermana, de hecho, lo ha sido durante los cuatro años de internado. Sin ella no habría podido soportarlo, he hecho todo por primera vez junto a ella, hemos aprendido juntas y hemos llorado y reído... Se me hace raro y duro no acabar el año con ella. Cuando hablamos por teléfono, que es casi todos los días, me cuenta que está viviendo en un piso de alquiler que es una mierda, pero es lo que puede permitirse con el poco dinero que consigue como camarera. Le he dicho que puedo enviarle dinero, pero no hay manera de convencerla. Tampoco puede venirse porque necesita permisos de residencia y demás mierdas. En definitiva, va a ser una Noche Vieja triste...

—¿Dónde vas, nena? —me pregunta Josh cuando camino hacia la puerta.

—He quedado con Tiff, vamos a comprar el vestido para esta noche.

—Vale —se acerca y me da un beso—, cuando lo tengas me dices de qué color es.

—¿Por qué?

—Tu solo dímelo —dice guiñándome un ojo.

Cojo mi coche y conduzco hasta la casa de Tiffany. Me bajo y toco el timbre un par de veces, pero no es ella la que abre.

—Ey... —mierda, tenía que ser él— hola, Jordan.

—¿Qué tal, muñeca? Hacía tiempo que no te veía —sonríe y se hace a un lado—. Pasa.

—Sí... —Entro con timidez—. He estado liada con los exámenes...

—Y con Josh.

—Sí... también. —Miro al suelo para evitar su mirada.

—Ya. No te sonrojes, Wendy, era algo inevitable —dice sonriéndome—. Solo espero que no te haga daño.

—No lo hará.

Tiffany aparece con su bolso en la mano y una gran sonrisa en la cara. Le da un beso a su primo y subimos en mi coche.

Cuando aparco en Union Square, entramos directamente en una tienda y comenzamos a probarnos vestidos como locas. Finalmente me decido por uno discreto, negro hasta el suelo con una raja hasta la mitad del muslo y una costura de pedrería bajo el pecho. Tiffany, después de desmontar la tienda entera, elige uno dorado por las rodillas y muy ajustado, sin mangas.

4.39pm Josh
¿Ya tienes el vestido, nena? Dime el color.
4.39pm Yo
Ya lo tengo, pero tendrás que esperar a la noche para saber el color cuando me veas con él.
4.40pm Josh
Vamos, mocosa, dime el color.
4.40pm Yo
No. Aprende a tener paciencia.

JOSH

Mira que es cabezona la niña. No hay manera de sacarle el color de su vestido, así que no me pondré corbata.

Cuando entro en mi habitación me asusto al ver a una chica que no conozco de nada viendo la televisión tumbada en mi cama. Salgo al pasillo buscando alguna explicación y vuelvo a entrar mirándola extrañado. Ni si quiera se inmuta al verme.

—Eh... ¿hola? —Camino hacia la cama.

—Hola.

—¿Quién eres y que haces en mi cama?

—Soy Amy, un placer conocerte al fin —dice levantándose— Josh, ¿verdad?

—Sí. ¿Amy amiga de Wendy?

—La misma. Me alegra saber que también te ha hablado de mí.

—Oh, veo que ya os conocéis. —Escucho a Rick a mi espalda—. Te estaba buscando, Amy, este no es mi cuarto, es el de Josh.

—Ya me he dado cuenta —ríe ella.

—¿Alguien me explica? —Levanto una mano para recordarles que estoy aquí y no entiendo una mierda.

—Amy es mi regalo adelantado de cumpleaños para Wendy —sonríe él.

—Joder, tío, eso no vale. No voy a poder regalarle nada mejor.

—Búscate la vida —ríe el cabrón.

Los tres salimos de la habitación para ir al salón, pero entonces escuchamos la puerta abrirse.

—Corre, corre —le susurra Rick, empujándola para que se meta en su habitación.

—Que pronto has vuelto, nena. —Me acerco a ella para besarla y darle tiempo a Amy.

—¿Pronto? —ríe— Hace más de cuatro horas que me fui.

—¿Vas a enseñarme ya tu vestido? —Intento ojear su bolsa.

—¡No, pesado! —La coloca detrás de su espalda, sacándome la lengua.

Camina hacia su habitación y cierra la puerta detrás de ella. Rick me pide que vigile el pasillo mientras él le pasa una bolsa a Amy.

—Alice ha comprado esto para ti, creo que te quedará bien. Cuando Josh se vaya con Wendy, iremos nosotros detrás —le susurra.

Después de prepararme y planear todo con Rick para que Wendy no encuentre a Amy antes de tiempo, camino para el salón esperando que mi chica ya esté lista, pero no.

—Nena, por dios, son las ocho. La cena empieza en quince minutos. ¡No llegamos! —grito a Wendy desde el salón.

—¡Voy!

A los pocos minutos aparece por el pasillo. Está increíble, tal y como había pensado se ha comprado un vestido negro. Con una maldita raja que me va a tener toda la noche pendiente de ella.

—Estás increíble. —Tiro de su mano para darle un suave beso en esos labios rojos que ya me tienen cachondo.

—Tú estás...

WENDY

Dios de mi vida. Josh vestido me vuelve loca. Josh desnudo me pone a cien. ¿Pero Josh con traje? Josh con traje es apoteósico.

—Tú estás... —Le miro de arriba abajo—. ¿Llegamos muy tarde? —pregunto mordiéndome el labio.

—Sí, nena... muy tarde. —Rodea mi cintura para besarme—. Pero estoy seguro de que tendremos un rato para lo que piensas —dice con una sonrisa torcida.

—Eso espero, porque no veo el momento de arrancarte este maldito traje con los dientes.

Cuando llegamos al local que Rick ha alquilado, se me abre la boca al ver el lugar y la decoración. Parece Hollywood. Todo lleno de luces y brillo por las esquinas. Incluso una alfombra roja que baja por los escalones hasta dónde aparcan los coches.

Josh se baja y después de darle las llaves al aparcacoches, me da la mano para que salga.

—Josh, esto es alucinante... Pensé que el negocio tenía problemas. Esto ha tenido que costar una fortuna.

—El negocio va mejor que nunca, pequeña. La fusión con los japoneses es lo mejor que nos podría haber pasado.

Entramos de la mano junto al resto de invitados, y un camarero con esmoquin nos acompaña a nuestro asiento. Estamos en la mesa principal, en la que hay cinco sillas con una tarjetita sobre cada plato. Camino a medida que voy leyendo los nombres.

—Rick Moore... Alice Andrews... Josh Matthews... Wendy Moore... Amy... ¿¡Amy Bennet!? —exclamo cogiendo la tarjeta con mis manos.

—La misma, cariño —dice esa voz tan inconfundible a mi espalda.

Me giro y la veo justo detrás de mí, al lado de mi sonriente hermano.

—¡Amy! —Me lanzo sobre ella y ambas caemos al suelo enmoquetado riéndonos y abrazándonos.

Josh y mi hermano nos ayudan a levantarnos y yo no puedo dejar de mirarla. Es real. Amy es real y está aquí, en San Francisco.

—¿Qué... cómo...? —La miro de arriba abajo.

—Feliz cumpleaños adelantado, hermanita —dice Rick en mi oreja.

—¿Tú? —Me doy la vuelta para mirarle.

—¿Quién si no? —pregunta él sonriendo y abriendo sus brazos.

Le abrazo fuerte y le doy mil besos por toda la cara murmurando "gracias, gracias" entre cada uno de ellos. Vuelvo a girarme hacia Amy y la abrazo de nuevo.

—Es increíble que estés aquí.

—Lo que es increíble es que no te hayas dado cuenta antes.

—¿Cómo que antes?

—Llegué esta tarde —ríe—. He pasado el día metida en el cuarto de tu hermano.

—¡Idiota! —le doy un golpe a Rick— ¿Cómo no me la has devuelto antes?

—Era una sorpresa, Wen. Así que... ¡sorpresa!

JOSH

Me encanta ver a la mocosa tan contenta. Veremos por dónde nos sale esta Amy...

En la mesa de al lado se sientan las gemelas, Jay, Tom, Alisson, Shane y Dany. Por lo que me ha contado Alice, Jenna no está muy feliz con que yo esté saliendo con Wendy. Me da lo mismo lo que ella piense, solo espero que no se le ocurra intentar joderme, porque no tiene límite ni moral.

A los pocos minutos el restaurante ya está lleno y los camareros comienzan a servir la cena. Cuando ya está todo, Rick se levanta y hace un gesto con las manos para que todo el mundo le preste atención.

—Buenas noches a todos. Es un honor para mí que podamos compartir un año más. Quiero dar las gracias al señor Murakami por representar esta noche a nuestros nuevos socios japoneses sin los que esta cena no se podría estar celebrando. Gracias —dice levantando la copa hacia él—. Disfruten de la cena.

Aplaudimos y comenzamos a comer. Todo está delicioso y es lógico, ya que he sido yo el que se ha encargado del menú de esta noche, de mandar a los cocineros lo que debían preparar y cómo debían hacerlo.

Cuando terminamos y solo quedan unos quince minutos para la media noche, la gente va levantándose y los camareros retirando los platos y los restos de comida, que no son muchos. Cojo a Wendy de la mano y caminamos hacia la pista de baile junto al resto.

—Wendy, yo necesito un macizo al que besar cuando den las doce —le dice Amy.

—¿Me permites una sugerencia? —Le sonrío.

Ella asiente así que le doy un beso a Wendy y miro a mi alrededor en busca de Tom. Lo encuentro riendo junto a Jay y mirando a un grupo de japonesas.

—Tío, la amiga de Wendy dice que quiere un macizo al que besar a media noche. ¿Qué dices?

—Joder, sí. Está muy buena. —La mira y camina hacia ella—. Buenas noches, princesa. ¿Quieres que sea tu príncipe por una noche?

—¿Solo por una? —Ella finge decepción.

—Las que tú quieras.

Todos reímos y ellos mismos hacen las presentaciones. Bien, esta Amy parece simpática. Espero que siga así.

Gritamos la cuenta atrás y cuando aún quedan dos segundos rodeo a mi mocosa por la cintura y beso sus labios con más ternura que nunca. Ella acaricia mi mejilla y me lo devuelve encantada. Nos separamos un segundo para mirarnos y sonreír y volvemos a besarnos. Segundos después, vemos a Tom y Amy comiéndose vivos.

—¡Amy! Por Dios... Deja un poco para después —le dice Wendy un poco avergonzada.

—Déjales, nena. Así tendremos tiempo para estar solos. —Le dedico una sonrisa traviesa.

WENDY

Sonrío ante su comentario y rodeo su cintura para apretarle contra mi cuerpo. Dios, está tan perfecto con ese traje... Que no sé si quiero quitárselo o dejárselo toda la noche y admirarle. Pero rápido me decido por lo primero, así que bajo su mirada tentadora tiro de él hacia el pasillo principal del edificio.

—¿Dónde vamos, nena?

—No lo sé. Por aquí tiene que haber algún sitio donde podamos...

—¿Qué? —Arquea una ceja y sonríe.

—Ya sabes qué. Aunque si no te apetece...

—Ven aquí.

Tira de mí hacia el mismo sitio por el que hemos venido, con la diferencia de que abre una puerta por dónde están entrando y saliendo los camareros. Nos miran extrañados pero ninguno dice nada. Pasamos la cocina deprisa y salimos por otra puerta, al parecer al callejón dónde da la puerta trasera. Coloca un trozo de madera por fuera para que no la puedan abrir, y antes de que pueda decir nada me levanta y me sienta sobre un pequeño muro de piedra. Cuando estoy a punto de decirle que no me seduce mucho la idea de follar en un callejón dónde puede pasar cualquiera y vernos, comienza a devorarme tan ferozmente que se me olvida todo. Tiro de su camisa para acercarle aún más y me maldigo a mí misma por no haberle dicho el color de mi vestido. Él quería ponerse una corbata del mismo color, pero como no se lo dije, decidió no ponerse ninguna y optó por una pajarita. Mierda, esa corbata me vendría genial para no separarle de mí en toda la noche.

Josh me acaricia con sus labios y juro que son como fuego contra mi piel. Muerde mi oreja mientras mi mano roza su erección de forma descarada. Bajo la cremallera y desabrocho el botón del pantalón. Él simplemente se abre camino separando mis piernas y subiéndome el vestido.

—Sospecho que esto va a ser rápido, pequeña —dice mientras se coloca el condón.

—Yo también. —Le rodeo con mis piernas atrayéndole hacia mí.

En menos de dos segundos tengo su polla entrando en mi interior sin ningún tipo de cuidado. Muevo mis caderas acompasando mi ritmo al suyo y poco a poco vamos aumentando la intensidad.

Tal y cómo él ha predicho, a los pocos minutos y sin necesidad de que acaricie ninguna parte más de mi cuerpo, me corro tratando de controlar los gemidos. Muerdo su cuello demasiado fuerte, lo que hace que él comience con su orgasmo cuando yo estoy terminando.

—Lo que yo había dicho. Rápido —murmura aún jadeando contra mi frente.

—La mejor manera de comenzar el año —digo con voz entrecortada.

Cuando volvemos al gran salón, todos bailan. Mi hermano gira a Alice como una peonza haciéndola reír, y las gemelas se restriegan con Jay y los demás. Amy y Tom están sentados en un banco, hablando muy animadamente. Así es ella, espontánea y extrovertida. La miro por un momento y me doy cuenta de todo lo que la he echado de menos y lo increíble que me parece que esté aquí.

—¿Qué tal te está tratando? —le pregunta Josh cuando nos acercamos.

—¿De qué coño vas, tío? —Tom se hace el ofendido— La estoy tratando como una jodida reina. ¿A qué sí?

—No está mal el chico —ríe ella—. Le he dicho que puede ser mi príncipe por esta noche, pero que tendrá que currárselo un poquito más si quiere volver a serlo otra noche más.

JOSH

Reímos y vamos hacia la pista de baile para dejarles solos. Después de bailar una canción lenta, miro al DJ y le hago una señal para que ponga la canción de Daddy Yankee que le pedí. La música comienza a sonar y Wendy separa su cabeza de mi hombro para mirarme con una sonrisa.

Coloco mis manos alrededor de su pequeña cintura y la atraigo hasta chocar mi cuerpo contra el suyo y estar a escasos centímetros de su boca.

—"Dime por qué tan solita, ¿a quién esperas?... Dime lo que necesitas y sin miedo te lo daré... Dime por qué no te explicas, calma mi ansiedad... Dime por qué tan bonita y sin nadie que te acompañe..."

Acerca más su rostro hasta que nuestros labios se rozan y continúa.

—"Aprovecha que aquí estoy, después de hoy quizás no se dará otro chance... Te vi tan solo que no me concentraba... No quiero tanto, solo te pido una noche..."

La beso con lujuria al recordar aquel primer beso en el sofá del ático, y parece que ella piensa en lo mismo porque me besa con las mismas ganas mientras sonríe ligeramente.

—¿Así que solo me pides una noche? —pregunto cuándo nos separamos.

—Quiero todas tus noches, Josh.

—Bien, porque no planeaba que fuera de otra forma—sentencio volviendo a unir nuestros labios.

Todos bailan y se restriegan, y nosotros seguimos hasta que me duelen los pies, no quiero pensar en cómo los tendrá ella con esos tacones.

A las seis de la mañana, la gente comienza a irse y a los pocos minutos ya solo quedamos los más rezagados. Al principio de la noche decidí abstenerme de los vicios por una noche, así que solo he fumado unos pocos cigarros. La falta de cocaína y alcohol empieza a hacerse presente al sentir mi cuerpo cansado y mis parpados pesados.

—Nena, estoy un poco cansado —digo cuando nos sentamos en las sillas junto al resto.

—Yo estoy muy cansada. ¿Nos vamos?

—Sí. —Miro hacia Rick que tiene a Alice sobre sus piernas—. Hermano, nosotros nos vamos ya. Amy, ¿vienes o te quedas?

Todos, incluidas las gemelas, a las que no parece haberle caído muy bien, la miramos. Ella se sonroja un segundo pero comienza a reír después.

—Joder, dejad de violarme con los ojos. Me voy —dice levantándose—, como he dicho, mi príncipe tendrá que currárselo un poquito más si quiere catar esto. —Acaricia su cuerpo y todos reímos. 

—Ten por seguro que lo haré —dice Tom atrayéndola para besarla.

Los tres nos subimos en mi coche y en unos veinte minutos ya estamos entrando por la puerta del ático.

—Puedes quedarte en la habitación de Wendy hasta que decidas qué hacer. Mi niña dormirá conmigo —digo sonriendo y besándola.

—Gracias. Buenas noches... días... —pone los ojos en blanco— tortolitos.

Ya son las siete de la mañana, y a pesar de las nubes y de la nieve, algunos rayos de sol entran por las enormes ventanas, así que bajo las persianas para poder dormir. Son un privilegio que mandé instalar hace años, puesto que aquí la gente no suele tener persianas en sus casas.

Wendy se pone una de mis camisetas, al parecer le gustan más que sus pijamas, y se tumba a mi lado en la cama.

—Gracias por esta noche.

—Gracias a ti, pequeña. Me alegra comenzar el año contigo. —La abrazo contra mi pecho.

—Y a mí. Ojalá lo terminemos igual...

—Lo haremos.

Joder si lo haremos. No pienso dejar que esta mocosa se me escape, hacía años que no conseguía sentirme tan vivo. De hecho nunca había sentido tanto por una sola persona.

—Nena...

—Dime.

—Te quiero.

Se queda callada unos segundos y se separa para mirarme. Le sonrío y me da un dulce y cálido beso.

—Yo también te quiero, Josh.

***
Aww lof is in the air 🎶na na na na na na... 😂

Bueno, chicas, solo quedan 4 capítulos😱 ¿Estáis nerviosas? Sé que muchas sois reincidentes, pero las nuevas debéis estar que os coméis los dedos.
⛔️¡NO SPOILERS!⛔️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top