10. "La próxima vez cierra con pestillo, pequeña"
10. La próxima vez cierra con pestillo, pequeña.
WENDY
Han pasado cinco días desde que Jackson me contó lo de Josh. Desde ese día él ha cambiado. Ha estado comportándose de un modo estúpido, drogándose a todas horas y tratando mal a mi hermano. A mí me ha ignorado por completo y las gemelas no han vuelto a aparecer por aquí. Tampoco Alice. Yo he estado concentrándome en mis exámenes e intentando ignorarle igual que él a mí, pero no es fácil. Me mata ver como se destroza a sí mismo sin poder hacer nada por ayudarle. Todos los días encuentro toallas manchadas de sangre por sus nudillos, los cuales no deja que curen porque el tiempo que no se está drogando o bebiendo, está golpeando ese estúpido saco de boxeo. Aunque prefiero que lo golpee a él antes que a cualquier persona.
El jueves Tiff me habla de una fiesta a la que Jordan nos ha invitado. No he vuelto a ir a su casa desde lo de Las Vegas y aún no le he dado ninguna clase de francés.
—¿Me llevas? —le pregunto a mi hermano cuando entro en el salón.
—Sí, vamos.
—Josh, vuelvo en seguida. No se te ocurra mover tu jodido culo de aquí.
Llevo toda la noche tonteando con un amigo de Jordan. Él está enfermo, al parecer, y por eso no ha venido a la fiesta. Una pena... Tiffany se está besando con su ligue de esta noche, Michel, mientras yo tonteo con George. Es guapo, aunque tampoco de manera exagerada. No como Jordan ni cómo Connor, y mucho menos como Josh. Le he mandado un mensaje a Connor para que viniera pero no me ha respondido, cosa que me parece rara... pero bueno.
A pesar de no haber bebido mucho, me siento bastante mareada. Llevo toda la noche aceptando bebidas de George y solo espero que no se le haya ocurrido echarme nada... aunque cada vez me parece más probable, porque mis sentidos se van durmiendo y me pesa todo el cuerpo.
—¿Estás bien, guapa? —pregunta agarrándome por la cintura.
—No... no me encuentro... Estoy mareada.
—Vamos. Estarás mejor en una cama —dice cogiéndome en brazos.
—No... no quiero...
Subimos por las escaleras y miro hacia la puerta y hacia la gente esperando que alguien me ayude, pero nadie lo hace. Todos beben y se ríen con sus amigos, ignorando por completo que una chica va a ser violada por un pervertido.
Me tumba en la cama y se acuesta sobre mí. Acaricia mis pechos por encima del vestido y besa mi cuello. Siento sus dedos acariciando mis piernas, despacio. Muy lentamente, como si estuviera disfrutando que yo esté prácticamente inconsciente.
—Para... Por favor... —Sé que en cualquier momento voy a perder la consciencia—. Josh...
—No sé quién es Josh, pero no está aquí, guapa.
—Sí está aquí.
El sentimiento de alivio que siento cuando escucho su voz desde la puerta es inexplicable... Tanto que me hace darme cuenta de lo perdida que estoy respecto a él.
El pervertido vuela por los aires y veo cómo rebota contra la pared y cae al suelo. Josh se sienta a mi lado y me da palmaditas en la cara para que espabile.
—Wendy. Eh, pequeña, mírame. ¡Connor, sácala de aquí!
Espera, ¿Connor? Unos brazos me levantan y abro los ojos lo justo para ver a Josh sobre George, dándole puñetazos sin descanso. Intento llamarle pero mi cuerpo no me hace caso. Todo se vuelve negro.
JOSH
Me levanto para ir al baño y cuando vuelvo escucho que mi teléfono está sonando, pero cuando llego al sofá para cogerlo ya han colgado. Miro el número y es Wendy. Extraño, muy extraño. Decido llamarla para asegurarme de que está bien.
—¿Hola?
—¿Wendy?
—No soy Wendy. Me he encontrado este teléfono tirado en las escaleras, creo que se le ha caído a una chica que iba borracha perdida en los brazos de un tío.
—¿Estás segura? —pregunto a la chica mientras me levanto y me pongo las deportivas.
—Sí, he llamado al primer número que he visto porque he ido a la habitación donde les he visto entrar, para devolvérselo, pero está cerrada por dentro.
—Dame la dirección.
Salgo pitando de casa, deseando que esa chica esté equivocada y que todo haya sido una confusión. Como era de esperar, en la fiesta hay borrachos y parejas montándoselo sobre los sofás y en cualquier esquina. Veo algunas caras conocidas, pero nadie a quien me apetezca saludar. Y menos hoy. Y menos ahora, solo quiero encontrar a esa mocosa que no para de meterme en líos.
Camino deprisa entre la muchedumbre haciéndome paso para subir al piso de arriba. Me choco con otro tío que intenta subir las escaleras al mismo tiempo que yo y cuando veo quien es, mi ira crece.
—Mira por dónde caminas, Matthews —me dice Connor.
—No tengo tiempo para partirte la cara, gilipollas. —Le hago a un lado para subir.
—Claro, supongo que tendrás alguna putita caliente esperándote en alguna habitación —ríe con sus amigos. Me detengo en seco y pienso que un puñetazo no me llevará más de dos segundos.
Me giro y golpeo su cara con todas mis fuerzas, tanto que retrocede y casi cae por las escaleras de no ser por lo concurridas que están. Escucho a Connor gritar mi nombre y sé con seguridad que viene tras de mí. No puedo perder el tiempo con este mamón, joder.
Voy abriendo las puertas a mi paso e interrumpiendo a parejas que follan en posturas imposibles. Llego al final del pasillo y solo me queda una, que efectivamente está cerrada. Connor viene hacia mí con paso firme y el rostro ensangrentado por su nariz, pero no le presto atención. Empujo la puerta con el hombro un par de veces, pero no cede, así que me aparto y justo antes de que Connor levante su puño hacia mi cara, le pego una patada a la puerta y ésta se abre. Los dos nos quedamos quietos en la entrada analizando la escena: un tío está tumbado sobre Wendy y manoseándola entera. Ella tiene los ojos cerrados y de ellos caen lágrimas que empapan su rostro. Un calambre nace en mis piernas y sube por mi estómago, dándome ganas de vomitar. Sigue ascendiendo por mis manos y mis brazos, provocando que los músculos se tensen y apriete los puños tanto que tiemblen. Su voz consigue hacerme reaccionar y justo en ese momento siento cómo toda la ira contenida estalla a mi alrededor y me vuelvo loco. Agarro a ese chico del cuello por detrás y le lanzo contra la pared con todas mis fuerzas. Quiero seguir golpeándole hasta matarle, pero necesito asegurarme de que Wendy está bien.
—Wendy. Eh, pequeña, mírame. —Ella abre un poco los ojos y eso me basta— ¡Connor, sácala de aquí! —le grito al idiota que está dándole patadas al hijo de puta que ahora está tirado en el suelo.
Se acerca y la levanta, sacándola de la habitación, y ruego por su propio bien que también de la casa. Me siento sobre el estómago del tío y comienzo a levantar el brazo una y otra vez mientras mis nudillos terminan de abrirse con su cara. Descargo toda mi ira con él. Toda. Él es quien ha estado a punto de violar a mi mocosa. Él es Jackson. Él es Connor. Él es mi primo por dejarme. Y sobre todo, él soy yo.
Cuando ya no se mueve, consigo parar y levantarme. Le escupo y salgo por la puerta. Todos se apartan a un lado para dejarme pasar y camino hasta fuera. Veo una ambulancia y a Wendy tumbada en una camilla, Connor está hablando con el enfermero y mueve mucho las manos. Me acerco y los dos abren los ojos con impresión al ver mis manos ensangrentadas. Al pasar por delante de un coche, de camino a ellos, me miro en la ventana y veo que mi camiseta gris, ahora está teñida con salpicaduras de sangre, así cómo mi cara y el cuello.
—¿Cómo está? —pregunto al enfermero cuando llego hasta ellos.
—Bien, pero debemos hacerle un lavado de estómago.
—Vale, yo voy con ella. —Les rodeo para entrar en la ambulancia.
—No, voy yo —indica Connor sujetándome.
Bajo la mirada a su mano, que está rodeando mi muñeca, y vuelvo a mirarle a él. Suspira y me suelta.
—Está bien. Iré detrás con mi coche.
Me coloco en el asiento que el enfermero me dice y él cierra las puertas para volver a la parte delantera. Observo a Wendy y tiro de la manta con la que la han tapado para que la cubra por completo.
—Mocosa, abre los ojos. —Un nudo se forma en mi garganta por todo lo que ha sucedido en los últimos días—. Siento haberte tratado así, soy un gilipollas. Abre los ojos y dime que me perdonas. Te necesito.
WENDY
Me despierto y noto una sensación muy extraña en el cuerpo. Intento moverme pero estoy débil, así que abro los ojos y me alarmo al ver que no estoy en mi cama y que todo es de color blanco. Intento levantarme, asustada, pero entonces le veo.
—Shh, tranquila, pequeña. —Coge mi mano y la coloca entre las suyas, besando el dorso después—. Estás bien, estás en el hospital.
—¿Qué-qué ha pasado?
—¡Wendy! —Rick deja sobre la mesa el café que traía y se acerca a mí para abrazarme.
—Ricky, no... No entiendo...
—Tranquila, llamaré a un médico. —Vuelve a salir de la habitación dejándome con Josh.
Miro sus manos y ambas están vendadas sobre los nudillos. Por fin. Un momento, ¿cuándo se las ha vendado? ¿Cómo coño he llegado aquí? Lo último que recuerdo... Oh, Dios, no.
—¿Me-me han...?
—No —gruñe apretando la mandíbula—. Entré a tiempo.
—Gracias —digo pasando la mano por encima de sus vendajes.
En ese momento entra un médico sonriéndome con ternura, junto con una auxiliar y mi hermano.
—¿Cómo te encuentras, Wendy?
—Confundida.
—Es normal, hemos tenido que hacerte un lavado de estómago. Cuando te han traído tenías un nivel de Rohypnol altísimo en tu organismo. ¿Lo has tomado tú?
—¿Qué...? Yo-yo no...
—¿¡Es usted gilipollas!? —exclama Josh enfadado— ¡La han drogado, joder!
—Tranquilo, hermano. Tiene que preguntar —Rick intenta calmarle.
El médico parece ignorarlo, como si ya hubiera visto más reacciones como esta.
—Bien, entonces deberías denunciar, Wendy. Imagino que el responsable es el otro chico que han traído. —Ahora mira a Josh y a sus manos vendadas.
Él solo asiente y aprieta los puños. El médico murmura un "comprendo" y sale de la habitación diciendo que me darán el alta en un par de horas.
—Puedo caminar, ¿sabes? —le digo a Connor sonriendo mientras me mete en mi habitación y me tumba sobre la cama.
Josh y mi hermano vienen detrás. Me ha costado un mundo convencerles de que le dejaran venir, pero después de que me contaran lo que pasó, me apetecía estar con él.
—Venga, ya la has traído. Sal de mi jodida casa antes de que te saque yo. —Josh tira de él.
Connor pone los ojos en blanco y suspira exasperadamente. Se agacha para darme un beso en la frente y se acerca a mi oído.
—Te llamo en un rato, preciosa. —Sonrío y asiento antes de que Josh le saque por la puerta.
Rick se sienta a mi lado y escucho cómo Josh y Connor discuten en el salón. Después un portazo. Los pasos de Josh de regreso me indican que Connor ya se ha ido.
—No vas a salir de casa hasta que te cases y tengas hijos —me dice mi hermano.
—¿Y cómo se supone que voy a casarme y a tener hijos sin salir de casa? —Sonrío. Él me devuelve la sonrisa y acaricia mi mejilla.
—Wen... Siento mucho lo que te dije.
—Lo sé. No te preocupes, yo también lo siento.
Se acerca y me abraza. Desde que me dijo que mi padre se avergonzaría de ver en lo que me he convertido, hemos pasado la semana bastante distanciados. Cruzando únicamente las palabras necesarias y evitándonos. Casi tanto como con Josh. Éste último entra en la habitación y se apoya en la pared con los brazos cruzados.
—Vaya, mocosa. Nos has tenido muy preocupados.
—Lo siento. No debí aceptar las copas de ese tío...
—Pues no, no debiste hacerlo —señala mi hermano con autoridad.
Voy a responderle cuando mi teléfono comienza a sonar. Agradezco al cielo que aquella chica se lo diera a Josh antes de salir de la casa.
—¿Quién es? —pregunta Rick.
—Connor —digo sonriendo al ver su nombre en la pantalla.
—¡Por Dios! ¡Si se acaba de ir hace dos minutos! —bufa Josh.
—¿Sí? —respondo tímidamente.
Los dos me miran con el ceño fruncido y no parecen tener la intención de moverse.
—Hola, preciosa. —Por su voz sé que está sonriendo.
—Hola —río—. Acabas de irte, Connor, estoy bien.
—Te he dicho que te llamaría así que te estoy llamando.
—Pensé que te referías a dentro de un rato.
—Pues un rato. Dos minutos. ¿Qué haces?
—Connor... —me giro un poco buscando intimidad— ¿Te puedo llamar luego yo? Es que mi hermano y Josh siguen aquí. —Bajo un poco el tono de voz.
—Claro. Espero tu llamada, cuídate.
Cuelgo y vuelvo a girarme. Ambos me miran, Josh con enfado y Rick con una ceja levantada.
—¿Qué quería? —cuestiona el primero.
—Nada, solo hablar.
—Que te haya traído a casa no cambia nada. No quiero que te acerques a él.
Mi hermano me echa una última mirada de advertencia y sale por la puerta. Josh suaviza la suya y abre la boca para decir algo, pero vuelve a cerrarla, se da la vuelta y se marcha. Mi móvil suena de nuevo y veo que es un mensaje multimedia. Lo abro y sonrío al ver a Connor haciendo pucheros. Bajo hacia el mensaje y leo:
4.35pm Connor
Te echo de menos.
Sonrío inmediatamente como una imbécil. Es increíble la facilidad que este chico tiene para cambiar mi humor. Me hago una foto tirándole un beso y se la mando.
4.35pm Yo
Gracias por todo. Yo también te echo de menos.
4.35pm Connor
Cuando te encuentres mejor, esa foto podría subir un poco de tono, muñeca.
4.36pm Yo
Puede que tengas suerte en eso... muñeco.
4.36pm Connor
Jajaja, tendré paciencia entonces.
JOSH
Ya son las diez de la noche del viernes. A cuenta de lo que ha pasado con la mocosa, se me ha olvidado por un rato mi jodida situación, pero ahora que ya está en su habitación, sana y salva, todo vuelve a mi cabeza. Rick está en su dormitorio con Alice y yo necesito salir de aquí.
Me pongo unos vaqueros y la chaqueta de cuero sobre la camiseta, observo la marihuana y la cocaína sobre la mesilla de noche, y me siento tentado, pero esto quiero hacerlo despejado. Cojo el casco de mi moto, y cuando salgo de mi habitación veo a Wendy saliendo de la suya.
—¿Dónde vas?
—A comer algo. Te recuerdo que esas zorras enfermeras no me han dado nada de comer —responde deteniéndose frente a mí. Mira el casco y vuelve a mirarme a mí— ¿Y tú?
—Tengo algo que hacer. —La dejo en el pasillo y voy hacia la puerta.
—¿Puedo acompañarte?
Me doy la vuelta y está jugando con sus dedos, claramente nerviosa por mi negativa. No me parece una buena idea pero maldita sea, llevo una semana comportándome como un idiota con ella e ignorándola... y la verdad es que echo de menos tenerla cerca.
—Vale. Pero sin preguntas y sin quejas.
—Prometido. —Sonríe con emoción.
Le paso el casco y abro la puerta para que salga, ella lo acepta pero no se mueve.
—¿Y para ti?
—No lo necesito, vamos.
—No, Josh. Es peligroso, si no coges otro casco no voy.
Es increíble. Hace dos segundos me estaba pidiendo acompañarme y ahora me chantajea para venir. Pero en fin, realmente quiero tenerla conmigo así que camino hasta el armario de la esquina y saco otro casco de la balda de abajo.
—¿Contenta?
—Mucho.
Entramos en el ascensor y ella se apoya en la pared, mirando al suelo. Está preciosa con esa ropa y el pelo recogido a un lado, en una trenza.
—Wendy. —Levanta la vista hacia mí—. Quiero pedirte perdón por cómo me he comportado estos días.
—No es necesario, Josh.
—Sí que lo es. He sido un gilipollas contigo y no te lo mereces.
Me acerco para colocar las manos en su cintura, ella levanta las suyas y las apoya en mis brazos, mirándome con una pequeña sonrisa.
—Josh, han pasado las suficientes cosas entre nosotros como para que confíes en que puedes contarme cualquier cosa.
—Lo sé, lo siento —susurro sin dejar de mirar sus labios mientras subo una mano hasta su mejilla y acerco mi boca a la suya despacio.
Estamos a un par de centímetros de besarnos cuando el ascensor llega al parking y las puertas se abren de golpe. Sonrío de lado y le doy un pequeño beso en la comisura de los labios antes de salir.
Monto en mi moto y la pongo en marcha. Ella se queda de pie a un lado, mirándome.
—¿A qué esperas, niña?
—Nunca he subido en una de estas —dice con nerviosismo. Sonrío y tiro de su mano para que se acerque.
—Súbete. —Espero a que se coloque detrás de mí y giro la cabeza—. Ahora tienes dos opciones: agarrarte ahí debajo —señalo la parte baja de su asiento—, o agarrarte aquí encima —digo señalando mi cintura.
Me doy la vuelta y acelero un poco sin levantar el pie del freno. El motor retumba en el garaje, ensordeciéndonos por un momento, y entonces siento sus manos rodear mi cintura.
—Estos de aquí delante me gustan mucho más —susurra en mi oído mientras pasa los dedos por mis abdominales.
Vale. Eso me acaba de poner mucho. Mierda, tiene unos jodidos labios que elevan el ánimo de cualquier hombre.
Conduzco con tranquilidad, sin rebasar el límite de velocidad por primera vez. Me encanta sentir sus manos en mi cuerpo y sé que ella también lo está disfrutando. Aprovecho una recta para hacer un caballito y asustarla.
—¡Josh! —grita abrazándome con fuerza.
—Eso es, agárrate fuerte —río con ella cuando me da un mordisco en el hombro.
—Idiota. —Apoya la cabeza en mi espalda, pero no afloja su agarre.
Aparco frente a la puerta y ella me suelta para después bajarse de la moto. Espero que la pregunta llegue, pero ella simplemente sonríe. Caminamos en silencio entre las tumbas de toda esta gente que ya se ha ido, hasta que llegamos a la de mi primo. Limpio un poco la tierra que hay encima y trago varias veces para no llorar.
—¿Quieres que te espere fuera? —pregunta poniendo una mano sobre mi hombro.
—Quiero que estés aquí. —Ella solo asiente y da un paso atrás—. Él quería ser médico, ¿sabes? Pero su padre y yo le convencimos de que era demasiado buen corredor como para no aprovecharlo.
—¿Cuántos años tenía?
—Uno menos que yo —giro para mirarla y acaricio su pelo con calma—. De verdad que siento haber sido un capullo estos días, pero cuando supe que Jackson te contó sobre todo esto... todos los recuerdos volvieron. Y con ellos la culpa.
—Tu no tuviste la culpa de nada. —Ahora es ella la que me acaricia a mí— ¿Cuándo hace un año?
—Ayer.
Abre la boca con sorpresa y niega con la cabeza mientras sujeta mi cara entre sus pequeñas manos.
—Tenías que habérmelo contado, Josh. Yo no habría ido a esa estúpida fiesta en la que casi me violan si no llega a ser por ti. Me habría quedado contigo.
—No quiero ni necesito que te compadezcas de mí —digo apartándole. Ella parece dolida, pero trata de disimularlo.
—Yo no te compadezco, imbécil, simplemente me importas. Y te habría acompañado en un día así... Cómo amiga.
—Ya. Como amiga —arqueo una ceja.
—Sí.
—Bueno, pues gracias pero ya da igual. Ha pasado y no hay nada que podamos hacer ninguno para echar el tiempo atrás.
—No podemos cambiar el pasado, Josh. Pero podemos mejorar el futuro.
WENDY
Volvemos a casa más rápido de lo que hemos ido al cementerio. Cuando Josh me dijo que tenía algo que hacer, nunca hubiera imaginado que se referiría a esto. Hemos estado en silencio casi todo el camino, pero no me arrepiento de haberle acompañado. Al fin y al cabo creo que es algo demasiado importante como para hacerlo con cualquiera, y él me ha elegido a mí.
Después de darle las buenas noches, camino para irme a mi habitación, pero coge mi mano y me hace girar despacio.
—Gracias por acompañarme.
—Gracias por dejarme hacerlo. Podrías haber ido con las gemelas o con Alice... —Sonríe con sarcasmo y se acerca.
—Wendy, ellas solo me sirven para un revolcón rápido. No hay amor, no hay palabras, no hay sentimientos. Es solo sexo.
—¿Y conmigo no? —Termino con el espacio que nos separa y levanto la cabeza para poder mirarle a los ojos.
Suspira y lleva la mano hasta mi mejilla, acariciándola y deslizándola lentamente hasta mi cuello, bajo mi pelo. Agacha la cabeza y une sus labios a los míos sin dudarlo. Yo, obviamente, no le rechazo. Acompaño el movimiento de su lengua y dejo que su cuerpo me coloque contra la pared. Entonces se separa despacio y apoya la frente en la mía, suspirando de nuevo.
—¿Te parece a ti que esto sea solo sexo?
Sonrío y voy a responder, pero entonces se escucha ruido tras la puerta de mi hermano. Ambos nos miramos una vez más y nos separamos para continuar nuestro camino. Me meto en mi habitación y cojo el portátil para chatear un poco con Tiffany y tratar de vencer las ganas de atravesar el pasillo y volver a su lado.
1.03am Tiff
¡Wen! ¿Estás bien? Siento muchísimo haberte dejado sola ayer...
1.03am Yo
No te preocupes, ese cabrón me echó droga en la jodida bebida que estuve aceptando toda la noche.
1.03am Tiff
Maldito bastardo, le diré a Jordan que le dé una paliza.
1.03am Yo
Tranquila. Josh se encargó de eso. Por cierto, ¿qué tal está tu primo? No hablo con él desde...
1.04am Tiff
¿Desde vuestra fuga a Las Vegas?
1.04am Yo
¿Te lo ha contado?
1.04am Tiff
Sí, Winni. Y me molesta mucho que no lo hicieras tu primero.
1.04am Yo
Lo siento, Tiff... pero tal y como acabaron las cosas, pensé que te enfadarías.
1.05am Tiff
Bueno, estoy enfadada porque no me lo contaras, pero no porque te fugaras con mi primo. ¿Te lo imaginas? ¡Seríamos primas!
1.05am Yo
Jajaja, bueno, ¿está bien?
1.05am Tiff
Demasiado. Creo que está empezando con una chica...
1.06am Yo
Me parece estupendo. Es un chico genial y se merece a una chica tan genial como él.
1.06am Tiff
¿Hablamos mañana? Es que me muero de sueño.
1.06am Yo
Claro. Besitos de pato.
1.06am Tiff
Besitos de pato, Winni.
Apago el ordenador y decido darme un baño relajante. Lleno el fondo de sales y jabón y le doy al grifo. En seguida comienza a hacer burbujas y mientras espero a que se llene, me recojo el pelo en un moño despeinado y pongo un poco de música. Cuando termina, me desnudo y me meto dentro con cuidado de no derramar el agua. Joder, está hirviendo. Me siento y suelto un pequeño suspiro, cerrando los ojos. Esta bañera es orgásmica.
A los pocos minutos mi teléfono suena. Miro la pantalla y es un mensaje multimedia.
1.23am Connor
He encontrado en mi teléfono una foto que nos hicimos el día que viniste a mi casa, y esto es lo que ha provocado, muñeca.
Pincho en la imagen y abro bien los ojos cuando veo la mitad inferior de Connor en un espejo. Lleva unos pantalones de deporte grises, dejando clara su muy enorme erección.
Me pregunto a mí misma si quiero seguir con este juego. Connor no tiene límites y eso es algo que me excita.
Saco la rodilla por encima de la espuma, dejando al descubierto la parte superior de mi muslo. Clavo mis dedos en él apretándolo bien y hago una foto.
1.26am Yo
Dios, Connor. Si vuelves a mandarme otra foto como esa, voy a tener que hacer algo yo sola... y no querrás que eso pase.
Le doy a enviar y cojo la esponja para ir enjabonándome mientras me responde. Todo demasiado extraño, no entiendo ni mis propios sentimientos. O quizá es que no quiero... Josh está a tan solo unos metros, seguramente viendo la televisión y fumándose un porro. Sería tan fácil ir y dejar que todo se nos fuera de las manos una vez más...
En menos de dos minutos mi móvil suena de nuevo. Me da miedo abrir la foto por lo que pueda encontrarme...
1.28am Connor
Eso es exactamente lo que pretendo, muñeca. No solo eso, quiero ver cómo lo haces.
Abro la imagen e inmediatamente siento un cosquilleo entre mis muslos que me hace moverme y apretar las piernas.
Ésta vez está sentado en su cama y con una mano justo encima de su deseo por mí. Muerdo mis labios y llevo una mano a mi pecho izquierdo, lo aprieto y me hago una foto, mostrando solo mi labio entre mis dientes y mi mano sobre él.
1.30am Yo
Tendré que arreglármelas sin ti.
1.30am Connor
Yo también.
Responde a los pocos segundos, acompañado de una imagen completamente desnudo, y con su fuerte mano apretando su polla.
Me despierto la mañana del sábado con bastante energía. Me pongo un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes y me hago dos trenzas. Entro en la cocina, pasando por las puertas cerradas de Josh y de mi hermano. Hago un zumo de naranja y unas tostadas y camino descalza hasta la terraza para sentarme en una hamaca a desayunar. Joder, San Francisco es una jodida pasada. Lo bueno de vivir en un ático son las vistas. Además, esta ciudad está llena de cuestas de infarto. De hecho, creo que todas y cada una de las mujeres de aquí que caminan en lugar de usar el coche, ahorran dinero en pilates. Deben de tener todas el culo como una piedra. En serio, muchas cuestas y muy empinadas.
Miro mi reloj y aún son las diez de la mañana. Disfruto de las tostadas y del zumo bajo un sol que a cada minuto se hace más abrasador. Me he levantado con ganas de entrenar un poco, pero después de ver el día que hace he cambiado de opinión, quiero tomar el sol. Así que me cambio el chándal largo por unos shorts y después de asegurarme de que Josh y mi hermano aún duermen, vuelvo a la terraza. Me pongo las gafas de sol y me quito la camiseta, dejando mis pechos tostarse bajo el sol. Pongo un poco de música en mi móvil e inconscientemente vuelvo a leer los mensajes de anoche. Me hago una foto desde mi vientre hacia abajo, mostrando mis bragas y mis piernas desnudas, y vuelvo a nuestra conversación.
10.29am Yo
Anoche lo hice bien sola, pero no hay nada como tus dedos, guapo.
Cuando le voy a dar a enviar, se me bloquea el móvil y no responde la pantalla. Le doy para arriba y para abajo intentando que reaccione pero nada. Vuelvo a darle a enviar y la pantalla se queda en negro. Genial, ahora se apaga. Suspiro sin saber si le habrá llegado y dejo el teléfono sobre la mesa, debajo de mi camiseta para que no se caliente por el sol.
JOSH
Anoche me dormí a las cuatro de la mañana por estar enganchado a todas las malditas películas que veía con mi primo. Abro un ojo de mala hostia por el sonido de mi teléfono, pero inmediatamente abro el otro, y mucho, cuando veo la imagen que tengo delante. ¿Qué coño hace la mocosa enviándome esta foto? Dios, pero que me maten si no se me ha puesto dura de golpe. Leo el mensaje y entonces comprendo que se ha equivocado y esa imagen no era para mí. Me levanto hecho una furia y camino hacia el salón. Me acerco a la terraza y ahí está, tumbada en la hamaca y vestida únicamente con esos diminutos pantalones. Sus perfectas tetas están adquiriendo un tono rojizo por el sol que calienta de cojones. Tanto como su cuerpo a mí.
—¿Se puede saber a quién coño querías mandarle esta foto? —Ella se incorpora y coge su camiseta para taparse. Un poco tarde para eso.
—¿Qué-que foto?
—Ésta foto —digo enseñándole la pantalla de mi móvil.
—Oh, esa. —Se da la vuelta para ponerse la camiseta.
—¿Oh, esa? ¿a quién se la querías mandar? Y por Dios, no digas Connor. Por favor —suplico entre dientes.
—Vale, pues no lo digo.
—Estás loca, joder. ¿No te das cuenta de lo que podría hacer con esas fotos? Espero que no le hayas enviado ninguna más.
—Déjame en paz, Josh. No es asunto tuyo.
Se mete en el salón y camina hacia su habitación. Mierda, joder, voy a volverme loco por culpa de esta puta niña. Ahora no solo coquetea con ese cabrón, si no que le envía esas fotos. Genial, sencillamente genial.
WENDY
Mierda. Menos mal que ha ido a parar a Josh y no a mi hermano... Algo es algo. Además, sé que le ha gustado. El bulto bajo sus calzoncillos hablaba por sí solo. Se que anoche me besó y que no fue solo algo físico, como él dijo... se que hay algo más... pero también sé que es mejor no reconocerlo.
Decido llamar a Tiffany para invitarla esta noche a dormir, ya que hoy es sábado de carreras.
—Tiff, soy yo.
—¡Winni!, ¿qué haces?
—Nada, te llamo para ver si quieres venir hoy a dormir a mi casa.
—¡Sí!
—Genial —río—, pues paso a buscarte a las ocho.
—Perfecto, besitos de pato, Winni.
—Besitos de pato, Tiff. —Cuelgo aún riendo y salgo para decírselo a mi hermano.
Josh y él están en el salón viendo la tele y hablando. El primero me mira mal cuando entro, pero simplemente le ignoro.
—Ricky, esta noche viene Tiffany a dormir.
—Vale. ¿A qué hora viene?
—Voy a buscarla a las ocho.
—¿Tú? Ni hablar, no te quiero a menos de cincuenta metros de su casa.
—¿Por qué?
—¿Crees que soy idiota y que no sé que es la prima del gilipollas con el que te fuiste a Las Vegas?
—Pero no vive con él —miento poniéndome a la defensiva.
—Te va a crecer la nariz, mocosa —me dice Josh.
—Y a ti te va a crecer otra cosa. —Doy varios pasos para acercarme a él.
—Eso es lo que tu provocas, preciosa. —Se levanta para acercarse también.
—Eh, que corra el aire —dice Rick metiéndose entre los dos—. Ya voy yo a buscar a tu amiga.
JOSH
Cuando Rick se va a por Tiffany, me meto en la ducha y empiezo a prepararme para esta noche. No sé si voy a ir a las carreras porque hoy no corro, pero después de ver esas tetas esta mañana... necesito echar un polvo. Ya hace demasiado desde la última vez.
Al salir busco la camiseta que quería ponerme esta noche, pero no la encuentro, así que supongo que Rick habrá vuelto a cogérmela. Ese idiota siempre roba mi ropa. Voy a entrar en su habitación cuando escucho ruidos detrás de la de Wendy. La curiosidad puede conmigo así que me acerco y pego un poco la oreja a la puerta. ¿Eso son... jadeos? Mierda, esta niñata ha metido a ese cabrón en casa mientras estaba en la ducha. Abro la puerta de par en par y me quedo estático cuando la veo. Está sola, tumbada en su cama, completamente desnuda y con una mano metida por dentro de la sábana. Cuando me ve solo con la toalla rodeando mi cadera, se muerde el labio y recorre todo mi cuerpo deteniéndose en mis ojos. Mi polla está dura como una piedra por saber que esta niña está dándose placer a sí misma. Y parece hacerlo muy bien.
Camino dentro de su cuarto, cerrando la puerta detrás de mí.
—¿Qué hacías? —pregunto mirándola fijamente.
—¿A ti que te parece? —responde sin moverse.
Me acerco hasta su lado y aparto la sábana que la cubre, dejando al descubierto sus piernas abiertas y su mano cubriendo la parte más íntima de su cuerpo. Sus respiración es entrecortada y tiene las mejillas enrojecidas. Me mira deseosa de que la ayude y mierda, ¿cómo voy a negarme a eso? Me agacho entre sus piernas, acercando la mano sin que me vea, y cuando menos se lo espera introduzco un dedo en su interior. Duro y profundo. Ella gime al instante mientras su mano viaja hasta sus tetas y las aprieta.
—Así que te gusta esto. —Mi voz suena ronca y áspera.
Ella asiente mordiendo su labio y yo introduzco un dedo más, penetrándola con rapidez. Maldita sea, está muy mojada.
—No deberías estar haciendo esto tú sola, pequeña. No estando yo en la habitación de enfrente.
Ella gime más cuando mi pulgar se topa con su clítoris y lo presiona con violencia. Me mira con esos ojos llegados desde el infierno para torturarme y volverme loco.
—No puedes hacer esos ruidos y no pretender que te folle.
Wendy gime más alto y yo decido que no es tan malo perder el control una vez más. La última. Saco mis dedos de su interior y me mira desconsolada.
—Tranquila, lo que voy hacer ahora va a gustarte mucho más.
Dejo caer la toalla a mis pies y me recuesto sobre ella. Sujeto una de sus piernas y hago que la levante rodeando mi cintura, me muevo sobre ella, acariciando su entrada con la punta de mi polla bajo su mirada suplicante.
—Esto es lo que quieres, ¿verdad?
—Josh... —Me aprieta hacia ella pero yo soy más fuerte.
—Dime por qué no debería dejarte con las ganas. Al fin y al cabo esa foto no era para mí —digo sin dejar de presionar mi erección contra ella.
—Por Dios, Josh...
—Tal vez deberías llamar a Connor para que venga él a follarte.
—No, hazlo ya... Por favor.
—Solo con una condición.
—¿Cuál? —pregunta con la respiración entrecortada.
—Dime quien te lo hace mejor.
Me mira y deja escapar un gemido cuando le meto solo la punta y vuelvo a sacarla. Sujeto su cara con una mano para que me mire a los ojos.
—¿Quién, pequeña? Solo dilo, quiero la verdad.
Coloca una mano detrás de mi cabeza y me acerca a ella para que la bese. Está borracha de placer y desesperada porque la folle, es el punto exacto dónde una persona es totalmente manejable. Acerco mis labios a los suyos y los acaricio con mi lengua. Ella gime mientras intenta acercarme más. Deseo escucharlo. Deseo escuchar de su preciosa boca que yo se lo hago mejor que ese cabrón porque, joder, ella me lo hace mejor que nadie. Y entonces lo dice. Seis palabras que provocan la tercera guerra mundial en mi interior y me hacen volverme loco al instante.
—Nadie me folla como tú, Josh.
Se la meto de manera brusca y hasta el fondo. Ella grita de una manera exagerada y sus manos vuelan a mi espalda. Me araña mientras suplica que no pare y que le dé más fuerte, a lo que yo, como buen caballero, obedezco. Levanto una de sus piernas por encima de mi cabeza, abriéndola por completo y dejándome un acceso a ella más profundo. La follo de manera salvaje y dura, como no lo habíamos hecho antes.
—Ah... joder... —jadea cuando cambio de posición y la introduzco aún más.
Cuando me dice que va a correrse, bajo mis dedos hasta su clítoris y simplemente lo presiono, dejando que sea ella la que marque el ritmo con sus caderas mientras yo sigo haciéndoselo. Se corre gritando mi nombre y gimiendo de tal manera que sé que me faltan segundos a mí también. Me mira con lujuria mientras se la saco y muevo mi mano de arriba abajo alrededor de mi polla para correrme sobre su vientre.
La miro con una sonrisa traviesa y me levanto, enrollándome de nuevo con la toalla. Camino hasta la puerta y me giro antes de salir.
—La próxima vez cierra con pestillo, pequeña.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top