♱ Tercera gota ♱
Jungkook no pudo descansar mucho junto a Jimin, se despertó una hora antes de la media noche, con dolor de cabeza y hambre.
Se había dormido entre un mar de dudas y pensamientos tortuosos.
Intento ser cuidadoso de no despertar a Jimin cuando salía de la habitación. El ambiente era frío puesto que se veía la lluvia caer desde el ventanal del salón. Los truenos eran bajos, pero los relámpagos iluminaban de vez en cuando su camino.
No tenía muchas ganas de esforzarse por lo que se comió la pizza fría que había quedado en el horno desde antes que Jimin llegara.
Jimin, Jimin, Jimin. Él era todo en lo que pensaba Jungkook. Tal vez estaba exagerando un poco en tener tantas incógnitas sobre su amigo, pero no podía evitar tirarle cabeza. Se mordió la lengua al pensar en cómo se habían besado, tan hambrientos el uno del otro, las seductoras palabras, la mirada deseosa y la piel caliente.
Park Jimin lo estaba volviendo loco.
Tampoco podía olvidar lo que encontró en el armario ¿Acaso tenían algún fetiche por la sangre? Tal vez la contrabandeaban, pero si ese fuese el caso se habría dado cuenta ¿verdad?
¿Y si esa era la razón por la que Seokjin se había ido "de visita"?
Pero ayudaron a Jungkook, les hubiera salido mejor aprovecharse de él cuando estaba más débil.
El viento nocturno aumentado por la lluvia golpeaba contra los vidrios creando una cascada de agua en estos. Entonces un sonido seco sonó, algo debió de haber caído.
Abandonó la cocina a paso preocupando pensando que tal vez Jimin se había caído de la cama, cosa que no era del todo equivocada, pues lo encontró en el suelo, boca abajo y con las manos apretando su estómago.
—Hyung ¿Estás bien? —solo alcanzó a dar un paso hacia él antes de caer al suelo de espaldas. Jimin había jalado su tobillo.
Jungkook se agarró la cabeza por el dolor del golpe—. ¿Hyung?
No supo en qué momento Jimin había trepado sobre él, aun en la casi oscuridad podía ver el brillo de sus ojos, un color que se iba haciendo más claro y profundo. Un ambar brillante.
Jungkook intentó quitárselo de encima y se sorprendió al ver que no podía. Jimin era considerablemente más bajo y delgado que él, lo había levantado sin dificultad muchas veces simplemente por broma ¿Por qué ahora sentía que pesaba una montaña?
El rubio soltó un gruñido gutural cerca de su rostro que le puso el vello de punta.
—Hyung, detente, esto no es gracioso —rogaba porque fuera algún otro signo de su emborrachamiento, pero parecía ser algo más peligroso.
Un relámpago iluminó la estancia a través del pasillo solo unos segundos, pero fue suficiente para ver los colmillos brillando fuera de los labios de rubio. Eso fue suficiente para que se disparara la adrenalina dentro de Jungkook.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Había sido imaginación suya?
Levantó la pierna para dar en su estómago, disculpándose mentalmente por tener que golpear de quien gustaba, pero Jimin no se inmutó, en cambio la rodilla de Jungkook se entumeció del dolor. Acomodó el brazo para golpear su cara y aunque pudo hacerle apartarse un poco, era él quien se sentía más adolorido. Jimin era una masita ¿Cómo era posible que tuviera un cuerpo tan duro?
—Hyung ¡Por favor, basta! —el grito del joven fue suficiente para que Jimin recobrara el control.
El alcohol solo lo atontaba y cuando el efecto pasaba era igual que al comer, el hambre por sangre llegaba. Mientras más comida humana ingiriese, más sangre tendría que consumir al final del día, por eso le costaba tanto fingir ser un humano normal a los ojos de Jungkook.
—¡Oh maldición! —exclamó viéndose encima de su amigo, se había dejado llevar por el hambre y estaba a punto de lastimar a alguien que quería—. Mierda, mierda, mierda.
Una rápida corriente de aire hizo a Jungkook notar que su hyung ya no estaba sobre él.
Se levantó con algo de dificultad pues su rodilla seguía algo magullada. Otro relámpago iluminó parte de la estancia donde pudo ver a Jimin acurrucado entre los almohadones de la cama ocultando su rostro con los brazos y las piernas flexionadas. Podía escuchar cómo se murmuraba así mismo palabras en otro idioma que no podía comprender.
Jungkook cojeó un poco hasta él.
—¡No! —le gritó—. No te acerques.
—Hyung...
—Vete.
Jungkook no sabía qué hacer, ni siquiera entendía que acababa de pasar.
—¿Estas bien? —fue todo lo que pudo preguntar.
—Jungkook... por favor, vete.
Lo pensó, eso enojó aún más a Jimin y levantó la cabeza para volver a gritarle, otro destello de luz iluminando su rostro lleno de lágrimas, pálido y con los colmillos aun asomándose por su boca—. ¡Vete! ¡Lárgate, Jungkook! ¡No te quiero ver!
Un recuerdo se instaló en su cerebro. Era su madre, sobre la cama de su habitación, siendo golpeada mientras un desconocido se la follaba. Esa noche la puerta había quedado abierta por error y él no podía dormir.
"Jungkook, no mires ¡Vete!" le había gritado.
Y él solo era un niño de 8 años.
Jungkook se cubrió la boca con la mano y a paso penoso salió de la habitación, encerrándose en el baño del pasillo.
Sentía que su cabeza iba a explotar.
No pudo dormir después de eso, solo se sentó en un rincón de la ducha a intentar hacer que algo tuviese sentido.
Era de día cuando salió por fin del baño, seguía haciendo frio, uno de esos curiosos días en donde hacia frio sin importar si el sol estaba en lo alto del cielo.
Se encontró con Jimin en el salón, yendo hacia la cocina, iba vestido para el trabajo, un sweater manga larga de rayas blanco y negro que pegaba increíblemente bien con su cabello. Incluso con esa cara triste que tenia se seguía viendo hermoso a ojos de Jungkook, pero incluso su belleza no evito que viera el par de bolsas de transfusión vacías en sus manos. Jimin también notó la mirada y terminó su viaje a la cocina para botarlas en la basura.
—Hyun-
—Voy llegando tarde, Jungkook, hablamos después —jamás le había visto usar un tono tan frio con él, incluso cuando lo veía frustrado con su trabajo delante del computador o cuando se le caía de la mano algo que luego se quebraba, en ningún momento le vio tan serio.
—¿Entonces solo ignoraras lo que pasó? —Jimin también estaba sorprendido de sus palabras, tan directo, tan entrometido.
—Nada pasó.
—Eso no es cier-
—¡Nada pasó! —Jungkook tembló ante el grito, el inmortal suspiró recobrando la compostura—. Lo siento, y-yo... lo siento.
Intento con rapidez recoger sus cosas para marcharse, Jungkook notando que apenas eran las siete de la mañana, iba demasiado temprano, claramente estaba evitando hablar con él. Sino fuese porque Jungkook no había dormido nada, lo habría logrado.
—Jungkook, solo finge que nada pasó ¿Ok?
—¿También olvido que estabas borracho? Que te lanzaste sobre mí, que me besaste, que me hiciste caer, que hay sangre guardada en un refrigerador ¿Quieres que olvide todo eso?
Jimin le miró, no era miedo lo que había en su mirada, era un tipo de incertidumbre que parecía hacerle daño. El inmortal tampoco vio miedo en el rostro de Jungkook, solo estaba confundido, buscaba hacer que todo tuviese sentido a algo que claramente no lo tenía.
—¿También olvido que dijiste que me amabas?
El rubio tragó en seco—. Si.
—No puedo.
—No es una opción, Jungkook.
—Claro que la es —el muchacho no iba a dejar que se le escapara, esta vez no recibiría ordenes de nadie, ya no más—. Y la otra es una explicación.
—No tengo una.
—¿No tienes o no quieres darla?
Lo estaba acorralando.
—¡Dímelo!
—¡No puedo!
Jimin estaba perdiendo los nervios, aun con las bolsas de sangre que bebió seguía sintiendo el estrago del alcohol en su mente.
—Entonces pensaré lo peor —comentó apretando los puños—. Creeré que esto es algún tráfico ilícito y que solo me ayudaste por lastima.
—No, yo-
—¿No es así? ¿Me dirás algo diferente? ¿Acaso Seokjin hyung no está en alguna junta sobre el tráfico que hacen? Graciosa fachada, un simple y lujoso apartamento para una persona que trabaja por miseria y otra que ni siquiera sabe tender la cama.
—Jungkook, basta.
—¿Ah no? Entonces dime la verdad, Jimin —se fue acercando hasta quedar a solo centímetros de su cara.
Lo veía, el inmortal mordiéndose el labio tratando de no perder el control.
Lo tomó del mentón haciendo que sus ojos se encontraran.
—Dilo.
—Te amo —Jungkook no dio tiempo a la sorpresa, solamente le besó, pegando su pecho al del contrario y sosteniendo su mejilla con una mano.
Jimin no se resistió, moviendo sus labios al compás del menor, casi perdiendo la respiración. Se sentía bien, tan bien como nunca pudo sentir un beso. Sus labios eran cálidos y no le importó que se sintiesen algo ásperos al principio. Las bombas explotando no solo en su pecho, también en su vientre. Pero no debería de ser así, no con Jungkook, porque le estaba mintiendo y tenía miedo.
Entonces le empujó, llevándose una mano a la boca, experimentando sensaciones contrarias.
—Jimi-
—No te me acerques —le cortó ¿Qué había hecho mal?
Después de eso solo se fue, dejando a Jungkook atrás. Roto.
Jimin llamó a Jin al borde de las lágrimas mientras caminaba al trabajo.
—Hola amorc-
—¡Jinnie! —sollozó cuando al fin contestó.
Seokjin entonces puso una voz más seria—. Jimin ¿Qué pasó?
El mayor siempre había sido un refugio en la tormenta para el rubio, sin importar el problema.
—C-creo que lo he arruinado todo... —
—Jimin, respira y cálmate ¿Qué paso? ¿Jungkook te hizo algo?
—No, fui yo... n-no sé qué hacer.
—No entiendo... ¿Jungkook lo sabe? ¿Se lo dijiste?
—No, ayer tuve problemas en el trabajo y al final acepté beber... —Jin ya se imaginaba lo que iba a decir el menor, no era la primera vez que el rubio perdía el control de sí mismo al tomar alcohol, recordaba muy bien como los primeros años del inmortal después de ser transformado se los había pasado refugiado en la bebida. Era lo único que le hacía olvidar su nueva vida, pero después venia el arrepentimiento al cazar—. Estuve a punto de morderle, Jin.
El silencio se hizo en la línea.
—Sabes lo que eso significa, Jimin.
—N-no puedo hacerlo, no puedo —lloriqueó.
—Es él o nosotros —el inmortal suspiró—. Escucha, estoy con los dinosaurios —dijo, sin duda refiriéndose a los inmortales más antiguos, si se habían reunido era por algo, sobre todo para llamar a alguien tan neutral como Seokjin, quien se había mantenido al margen de todos su planes y territorios—. Uno de los nuestros ha masacrado un pueblucho en Rusia y están enojados de los estragos que esto puede traer para el grupo.
—¿Así que mi única opción es matarle?
—Eso o hacer que mantenga la boca cerrada.
—No le expliqué nada, pero aun así supo de la sangre en el armario.
—Escucha, la única razón por la que la familia de Namjoon no ha hecho algo tan estúpido como delatarnos es porque ya lo hicieron en el pasado y sufrieron las consecuencias, pero Jungkook es un caso diferente, nada lo detiene de salir a hacer un escándalo cuando quiera.
—Él no haría eso...
—No estamos seguros.
Matar a Jungkook. No podría, se derrumbaría a solo centímetros de él con la sola idea de ver su cuerpo sin vida.
—S-si consigo controlar la situación, hacer que no hable, no tendría por qué terminar mal.
—Sí, pero sigue siendo una amenaza.
"Pero le amo" era lo que quería confesar, aunque Jin ya sabía que algo pasaba con Jimin sobre Jungkook, no era una ciencia cierta que fue algo más que simple amistad.
Voces se escucharon del otro lado.
—Tengo que irme, mira, volveré en 3 días, intenta que esto no se te salga de las manos, lo resolveremos cuando regrese ¿Ok?
—Sí.
—Te quiero, Minie.
Eso le hizo sonreír—. Yo también te quiero, hyung.
—Jimin, no importa que pase, seguiremos juntos.
—Claro que sí, hyung, toda la vida.
Acto seguido la llamada fue cortada. Jimin detuvo su andar cuando se dio cuenta de que solo estaba a una calle de su trabajo. Hablar con Jin siempre lo calmaba, seguía siendo alguien importante para él.
La única persona que siempre lo había amado.
Hasta Jungkook.
Oh sí, Jungkook se sentía tan miserable en casa. Las horas pasado tan devastadoramente lentas para él, ni siquiera había comido bien por la ansiedad que le causaba el recuerdo de la pelea en la mañana, intentó distraerse con cosas mundanas, pero nada alejaba su cabeza de Jimin.
Incluso volvió a revisar la nevera en el cuarto de Seokjin, dándose cuenta de que en efecto había 2 bolsas menos, pero seguía dándole vueltas al asuntó.
¿Realmente Jimin no le estaba mintiendo? ¿Para qué era la sangre? ¿Estaba seguro en esa casa?
Se sentía dentro de alguna película estrambótica de los 2000's donde no sabía quién era, donde estaba o que hacer.
Se jaló el cabello sobre el sofá intentando no pensar en el rostro asustado y herido de Jimin cuando le besó, tan confundido y nervioso por la situación.
—No debí hacer eso, que estúpido —murmuró para sí mismo en la soledad de la habitación.
¿Qué estaba haciendo mal? ¿Era muy apresurado? ¿Lo que sentía no era correcto? ¿Lo había malinterpretado todo?
Sí, tal vez era eso. Jimin lo besó borracho y le dijo "te amo" sin estar en todos sus cabales.
¿Y si se marchaba? Después de todo ya estaba curado, no sabía qué hacía en esa casa más que limpiar y mantener el orden, uno del que Seokjin no era capaz.
Se levantó casi por inercia, recogiendo sus pocas pertenencias, algunas ni siquiera las guardó, eran regalos, la mayoría de Jimin, otras eran de Namjoon e incluso había un llamativo saco de cuero que Seokjin había insistido en que se lo quedara porque le lucía más a él —Jimin en secreto le dijo que sí que era un regalo, aunque el mayor le hiciera creer lo contrario—.
Le esperó hasta que el cielo oscureció. Sintió que tenía que al menos despedirse, agradecerle, mirar su rostro por última vez sin importar si se enojaba o entristecía.
Pero no llegó.
Antes de bajar las escaleras Jungkook le dio una última mirada a la casa, viendo el fantasma de ambos bailando La dame brune en mitad del salón mientras la cantaban, Jimin con la frente apoyada en su hombro y él con los ojos cerrados, solo disfrutando del pequeño momento juntos.
Apretó su mano sobre su antebrazo, donde Jimin lo había sujetado al bailar.
Tal vez fue ese toque, ese simple toque que lo hizo enamorarse perdidamente de él.
Quizás fue todo el tiempo que le dedico a su cuidado, las palabras amables, los chistes, las sonrisas, la comida, las caricias amistosas... o solo su presencia.
Jungkook se enamoró solo porque era él.
Y ahora se iba a ir.
El frio de la noche lo hizo temblar en la entrada a pesar de tener una chamarra, pensó en si Jimin estaría bien abrigado cuando regresase y luego sacudió la cabeza borrándolo de su mente... al menos, intentándolo.
Se cubrió la cara con el gorro del abrigo y echó a andar. No tenía donde quedarse, tampoco dinero, no se había atrevido a tomar nada de lo que Jimin solía dejarle —que muchas veces era demasiado— y si iba donde Taehyung probablemente lo pondría en peligro, aun no estaba seguro que su padre no lo estaba buscando. Era mejor no llamar la atención.
Vagó sin un rumbo fijo por al menos una hora, solo acompañado del ruido de los autos y la luz de las farolas. A paso lento y desganado.
Tarareaba una melodía conocida e inevitablemente Jimin volvía a su foco de atención, preguntándose si estaría bien con que se haya ido, tal vez se alegraría en lugar de llorar.
¿Jungkook seria egoísta en querer al menos una lagrima de él?
Un sonido seco se escuchó por entre una callejuela vacía y algo iluminada. Lo recordaba vagamente, porque había estado ahí cuando escapó.
—Oh venga —se escuchó por lo bajo, Jungkook aun sin llegar a la boca de la calle—. ¿Hasta cuándo serás así?
—Hasta que me dejes en paz —el corazón de Jungkook se estrechó en su pecho ante esa voz—. Jaebum, suéltame...
Jungkook se acercó más, quedando pegado a la pared de pared externa, dos pasos, un giro y estaría frente a ellos.
—Antes no te hacías el difícil y no creo que sea por la puta ETS ¡estoy curado! —oyó a Jimin bufar.
—Que bajo has caído, Jaebum, solo supéralo y consíguete a alguien más —un rasqueteo de pasos y luego otro golpe seco—. Jaebum, hablo en serio, sue-
—Oh claro que no, tú y yo nos divertiremos hoy.
—Si no quie-
—No me amenaces, Jimin.
Él soltó un quejido y otro golpe sonó.
—Jaebum, por favor, no quiero hacerte daño.
—Pero yo si —murmuró.
Jungkook no lo soportó más, había escuchado suficiente y aunque su cerebro le decía que simplemente se largara, sus sentidos hicieron todo lo contrario. Se giró entrando a la callejuela y vio a Jaebum aprisionando a Jimin contra la pared mohosa, con la cabeza metida en su cuello y la rodilla levantada entre sus muslos.
La mirada de Jimin se cruzó con la suya, demasiado sorprendido siquiera para decir algo.
La ira de Jungkook se mostró en su ceño y con solo 3 pasos empujó a Jaebum al otro lado del callejón.
—Pero q- —Jaebum no tuvo tiempo a hacer nada cuando el menor se lanzó a golpearlo.
Con cada puñetazo el sonido se desvanecía y el tiempo se ralentizaba.
La sangre le salpicó el rostro y sus nudillos empapados temblaban de la furia.
—¡Jungkook! ¡Basta! ¡lo vas a matar! ¡Detente! —pero él no lo escuchaba y siguió golpeando aun cuando Jaebum no se movía.
Jimin lo tomó por el cuello y cuando estuvo lo suficientemente lejos del cuerpo en el suelo lo agarró por la cintura—. Basta... —murmuró en su espalda—. Estoy bien, Jungkook, puedes parar ya.
Su respiración era errática, viendo como el vaho caliente salía de su boca y sus brazos temblaban aun por el enojo.
Jimin usaba bastante fuerza, manteniéndolo a raya mientras se calmaba—. Jungkook —susurraba en su nuca—. Estoy aquí.
Pudo soltarle cuando casi cayó entre sus brazos, atónito de lo que había hecho, viendo como las paredes del callejón se volvían las rejas del ring y podía ver a su padre a través de estas, sonriéndole con superioridad.
—Jungkook —lo llamó Jimin sentándolo en suelo—. Jungkook, mírame —lo hizo, aterrado.
Jimin frunció el ceño, agarrando su teléfono del suelo y llamando a emergencia.
Por más que Jaebum fuera un degenerado no lo podía dejar muriéndose en la calle, si no lo hizo con Jungkook tampoco lo haría con él.
—Sí, gracias —terminó Jimin, luego arrojó el celular al suelo y lo rompió; si se lo quedaba lo rastrearían y preguntarían por qué no se quedó al lado de la persona herida hasta que llegara la ambulancia—. Jungkook, tenemos que irnos.
El nombrado negó con la cabeza gacha.
—Ey, está bien, yo estoy bien y- oh dios, tú también —dijo apoyando su mentón en la coronilla del menor—. Pero ahora tenemos que irnos, por favor.
Jungkook tomó su mano con fuerza, como si fuese un "Sí" silencioso.
Jimin le dio una última mirada a Jaebum antes de marcharse, podía escuchar su corazón aun latir a pesar de que su cara se veía bastante mal.
El regreso a casa fue algo rápido, solo Jimin tomando la delantera sin soltar la mano del aturdido muchacho.
El olor de la sangre lo estaba mareando, haciéndole tensar la mandíbula para no sacar sus colmillos.
Estando por fin en casa antes de subir las escaleras Jimin sé presionó contra el pecho de Jungkook, quien no dijo nada, tampoco le abrazó, solo presionó su mejilla sobre el desordenado cabello rubio—. Gracias —musitó tembloroso.
—Lo siento —respondió en cambio.
Después de un par de minutos, subió con él, ayudándole a limpiar la sangre de sus manos y del rostro, todo en un completo silencio que torturaba a Jungkook.
¿Lo había perdido? ¿Definitivamente había perdido cualquier oportunidad ahora que había visto quien realmente era? Ya no había marcha atrás.
Sentados en el sofá se quedaron un buen rato, sin palabras, sin mirarse, solo estando juntos.
—Soy un vampiro —confesó Jimin, temblando seguramente de miedo—. Bueno, no soy un vampiro de película, claro, nos llamamos inmortales —continuó, logrando hacer que Jungkook se fijara en él—. Esa es la razón de la sangre.
El muchacho se lo tomó con calma, demasiada, eso ponía nervioso al mayor.
—¿El sol?
Jimin le costó un poco entender la pregunta—. No me afecta, no a los viejos como yo.
—¿El ajo?
El inmortal rio—. Para nada.
—¿Los crucifijos? —Jimin negó—. ¿Tampoco brillas? —sonrió.
—Ojalá fuera algo así de cool.
—¿Edad? —el silencio reino unos segundos, ambos con los ojos clavados en el otro.
—265 —declaró al final.
Jungkook silbó asombrado.
—¿Conociste a algún famoso?
Jimin se aguantó las ganas de reír—. A varios, sí.
—¿Y-y que hay de Jin hyung?
—También es un inmortal, mucho más viejo que yo, solo que él no cuenta los años.
—¿Y Namjoon?
—No, él no.
—Oh, entonces...
—No, no le hemos mordido, ni a nadie, él nos trae algunas bolsas de vez en cuando.
—Ya.
Jungkook bajó la cabeza buscando más preguntas, Jimin notó esto.
—Jungkook, estas evitando que pregunte por ti ¿verdad?
El menos se tensó. Era verdad.
—Lo siento —murmuró apretando los puños.
—¿Por qué?
Le vió tragar nervioso—. Por golpear a ese hombre.
El ambiente se volvió pesado, casi sofocante para Jungkook, pronto le empezaría a faltarle el aire si seguía así.
—¿Qué te atormenta, Jungkook? —sin respuesta—. Puedes decirlo, cariño —lo último lo dijo por error, aunque más que una equivocación fue algo inconsciente.
Entonces las lágrimas cayeron y él se rompió.
—Y-yo no quería, pero él me obligó al p-principio y después me acostumbré... maté a tanta gente —sus manos tapándose la cara—. Antes necesitaba dinero, ayudar a-a mi madre- ¡ugh! —se ahogó con el aire y después continuó—. E hice cosas tan malas... horribles, n-no pude más... no quería seguir.
—¿Qué pasó?
Jungkook intentaba ordenar la historia, omitiendo los detalles más crudos, contando sobre su madre prostituta, el progenitor que lo obligó a pelear, la banda criminal que le pagaba por trabajos pesados e indecorosos.
Habló hasta que su pecho pesó demasiado como para continuar y solo bajó la cabeza.
—Me odio —susurró finalmente.
—Yo también —dijo Jimin apoyando la cabeza en su hombro.
Jungkook quiso decirle que no lo hiciera, pero el inmortal se le adelantó—. Yo también maté a mucha gente cuando fui convertido en lo que hoy soy, estaba tan dolido, desenfrenado y horrorizado de mí mismo... no me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que fue demasiado tarde.
—Eso fue hace mucho tiempo —le consoló, aunque sabía que no lo necesitaba—. Ahora eres una persona increíble.
—¿Y tú no lo eres? —se quedó callado—. También lo eres, Jungkook, hermoso, amable, asombroso y yo... te lo tengo que decir.
—Eso no cambia nada.
El inmortal se apartó para mirarle; su rostro acomplejado, pero hermoso. Él era hermoso.
—Jungkook —llamó tomando su mano. Levantó la cabeza aun con lágrimas recorriendo sus mejillas—. Ven aquí.
Guío sus manos arrodillándose frente a él—. Bebé.
Sus ojos se encontraron, conectándose como si no necesitasen nada en el mundo. Era algo que ninguno de los dos entendía del todo, pero no les importaba.
¿Cómo es que habían llegado a esto?
La mejilla de Jungkook se sentía caliente bajo el tacto de Jimin. Acarició sus labios, sintiendo lo mordidos que estaban por la angustia y acortó la distancia en un beso. Uno suave e inocente, significando tantas cosas y a la vez nada; te amo, te necesito, estoy aquí, lo siento, me tienes contigo, no me dejes, ya no más, esto duele, olvida todo, me lastima, lo sé, te siento, te entiendo.
Cuando se separaron ya no habían más palabras que decir.
No importaba nada, solo estaban ellos.
—Jungkook —susurró con amor, robándole una última lagrima—. No metía cuando dije que eres hermoso.
Él ladeó la cabeza—. No lo creo, no importa en qué ángulo te vea, tú lo eres el doble.
El tiempo se hizo eterno entre ellos.
Otro beso y otro más y más y más y ya no había quien los detuviera.
Jungkook tomándolo por la cintura y buscando aumentar la cercanía. Era suave, pero demandante. Lento y al mismo tiempo embriagante, obnubilado y deseoso. Sus manos recorriendo la tersa piel del rubio, bajando por la curva de su cintura y encontrando asilo dentro del pantalón, siendo apartado junto la ropa interior cuando se subió a su regazo, enterrando los dedos entre las hebras oscuros y aguantando todo lo que pudiese sin aire.
Se miraron un momento ¿Era amor? Esa efervescente sensación que los estaba llevando alto, que los hacía sentir tan ligeros y liberados ¿Realmente era amor? ¿Por fin lo estaban sintiendo?
—Te amo —soltó como si fuera lo único en su vocabulario.
Jimin sonrió—. Lo sé.
Jimin sintió la calidez del abrazo mucho antes de abrir los ojos y presenciar la hermosa imagen frente él. Jungkook, aun dormido, con el cabello revuelto y la mejilla aplastada por la almohada, lo tenía apresado con un brazo en su cintura y el otro descansaba bajo su cuello.
Sus labios se curvaron en una sonrisa nerviosa. No había sido un sueño, realmente estaban juntos ¿No estaba siendo apresurado? Bueno, no es como si fuera su primera vez en una relación, pero lo que sentía era diferente, quizás fuera por las particulares circunstancias o porque Jungkook era el único que había descubierto su verdadero ser.
Frotó su mandíbula en el brazo del menor bajo su cuello, era caliente, en más de un sentido. Los recuerdos de la noche anterior eran como una nebulosa, esparcidos sin tiempo y espacio estipulado, llenando cada rincón de su mente y esculpiendo una sonrisa imborrable en su cara.
Recordaba las caricias delicadas, los besos hambrientos, las palabras dulces y la excitación.
—Te amo —susurró, repitiendo como Jungkook lo había dicho; una epifanía.
—Yo también —Jungkook responde con un hilo de voz cansado, sorprendiendo a Jimin.
Entonces sus ojos se abren y el inmortal se oculta entre su pecho y las sabanas para que no vea lo enamorado que está.
¿Alguien en el mundo realmente puede enamorarse tan rápido? ¿Cómo lo hizo?
—Ey —oh su voz gruesa por el sueño le hace estremecerse—. ¿Qué haces?
—No quiero que me veas hecho un desastre.
Jungkook suelta una risa suave y Jimin piensa que es la melodía más grave y hermosa que ha escuchado en todos sus casi 300 años—. Vi bastante de ti anoche, no te ocultes.
El chillido de Jimin es amortiguado por la almohada—. ¡Qué vergüenza!
El menor ríe más fuerte y lo estrecha en un apretado abrazo. Siente tanta euforia que cree que en cualquier momento explotará.
—¿Podemos quedarnos así un rato?
—Claro que sí —responde Jimin sacando la cabeza y dándole un casto beso en los labios.
Jungkook volvió a preguntar sobre lo que era ser un inmortal y lo primero que dijo fue "es un desastre".
El menor escuchó atento todo lo que Jimin confesaba, como los primeros años habían sido los peores de su vida, después conoció a Jin y se sintió directamente ligado a él.
—Espera ¿Jin no fue quien te convirtió?
Jimin niega—. Fue otro inmortal, pero mejor no hablemos de él.
Él intentaba no aburrir a Jungkook con cosas del pasado, por lo que se ahorraba cosas dolorosas y trataba de satirizar todo lo más posible solo para escuchar su agradable risa.
—¿Era genial?
—¿Edgar Allan Poe? Nah, era un depresivo alcohólico, pero escribía muy bien, me enoja que el desgraciado se llevara sus ideas a la tumba. Me prometió una buena historia y murió sin siguiera tocar el papel.
Jungkook hizo una mueca divertida—. ¿Y qué tal Diana?
—Oh Diana —dijo Jimin cerrando los ojos ante el agradable recuerdo de la princesa—. Era una mujer hermosa y caritativa, donde sea que fuera siempre llamaba la atención, incluso más que Seokjin, por eso todos la amaban...
—¿Y tú?
Jimin ríe avergonzado—. Tenía un crush con ella, pero en ese entonces estaba casada con Carlos y realmente estaba comprometida con todo su trabajo, aun así, fue la mejor amiga que tuve, ella y Florence.
Jungkook intentaba que la sorpresa no gobernase su rostro, pero no podía evitarlo—. ¿La enfermera?
—Sí, gracias a ella me interesé en la salud, estudié mucho en ese entonces, después vino la primera guerra y tuve que ir como médico a Italia.
El menor esta vez no preguntó, le dejo seguir como si fuera un relato grabado.
—Me sentí más tranquilo cuando terminó, Jinnie se enojó mucho por haber ido sin su permiso, fueron 4 años, pero él dijo que se sintió como un mes.
—¿Dónde estaba él?
—Se había refugiado en Holanda, pensaba ir con él, pero realmente no podía salir de Italia sin ayudar y no me arrepiento. Después vivimos un tiempo en parís, me hice muy buen amigo de un chico —Jimin arrugó la cara por el recuerdo difuso—. Trabajaba en un burdel, no recuerdo su nombre, pero era realmente amable y bastante lindo —Jungkook acarició su cadera, tal vez algún signo de celos—. Creo que te pareces un poco a él, tienes su misma sonrisa.
Jungkook frunció el ceño—. No creo que él bese tan bien como yo —haciéndolo reír.
—En mi defensa diré que nunca lo besé, me confesó que estaba viéndose con alguien bastante importante, un príncipe —susurró—. Pero me mude con Jin a Bélgica y no volví a verle, espero que haya tenido una buena vida.
Jimin en realidad sabia la verdad sobre esa persona, pero era demasiado triste y prefería ignorar los dolorosos recuerdos.
—¿Algún otro amorío que deba saber?
—¿Celoso?
Jungkook sopló un mechón de cabello que se había posado en su nariz—. En realidad, me gusta escucharte hablar de ellos, te vez tan feliz... espero hacer lo mismo —quiso decir lo último para sí mismo, pero su cabeza le falló.
—Oh cariño —poso la mano en su mejilla y acaricio con delicadeza—. Solo con estar así, soy feliz.
Dos amantes separados por una enfermedad, un chico que perdió todo por amar a quien no debía, alguien buscando amor por medio de cartas, un letrado enamorado de una escultura, una persona despojada de su dignidad y un guerrero que luchó por él.
¿Cómo podría olvidar tales cosas?
El mundo puede haber ocultado u olvidado sus vidas, pero él no. Siempre permanecerían en su memoria.
—Así que... Jeon Hansoo —Jungkook suspiró al escuchar el nombre de su padre y Jimin se dio cuenta que la había cagado—. No, no, lo siento —le abrazó rápidamente—. No quería arruinar el momento, es solo que sigo sorprendido.
—Está bien, no fui muy claro anoche, me salté muchas partes y si realmente quieres escuchar, hablaré.
—No te quiero obligar, no lo necesito.
—Solo hablaré de mí madre —respondió acariciando su cabello—. Oh a ella le habrías encantado.
—¿Cómo era?
—Tenía el cabello largo y unas manos muy suaves, algunas noches en las que no estaba ocupada solía jugar con mi pelo hasta que me quedara dormido —dije jalando suavemente un mechón de Jimin para hacerle reír—. Era amable, siempre tenía una sonrisa y hacia la mejor sopa de algas del mundo.
"Y era prostituta" pero esto no lo dijo, ya Jimin lo sabía, pero no era algo que realmente necesitase ser recordado.
—Éramos pobres, pero realmente nunca me faltó nada, ella solo se compraba un vestido al año para tener hasta los marcadores más bonitos para mí... —quiso decir algo más, pero un nudo se instaló en su pecho.
—Ella estaría orgullosa de ti —y besó su frente.
—No, no lo creo, estaría horrorizada de lo que me convirtió mi padre —Jimin apretó su mano—. Ella lo odiaba.
—¿Cómo terminaste con él?
—Irrumpió en el funeral, me agarró de la mano y me llevó con él, ya lo había visto varias veces antes, en unas fotos y nos lo cruzamos un día en la calle, debía de tener unos 10 años tal vez. Ella le gritó que no lo quería volver a ver, que era un monstruo, en ese entonces no sabía que era mi padre.
<<Tenia 17 cuando me dio mi propio apartamento y dinero para sobrevivir. Al terminar la escuela me metió en las peleas, por recomendación de Dongwook, había estado en su banda desde los 14, solo haciendo cosas pequeñas como robar en casas vacías y entregar paquetes, así ganaba algo para ayudar a mi madre, pero un día un hombre nos descubrió a mí y a quien venía conmigo. Tuve que pelear para poder escapar y Dongwook se enteró. Empezó a darme trabajos más pesados desde ese día.>>
—Para, no es necesario que digas más —Jimin notaba lo aguados que se había vuelto los ojos de Jungkook, no quería que su curiosidad reviviera sus frustrantes recuerdos.
Jungkook le miró fijamente, levantándose lo suficiente la apoyar su cabeza en el pecho del rubio—. Te amo.
Jimin le acarició, reconociendo que el "te amo" había sido un "gracias".
—¿Quieres comer algo? Son las 10 —dijo mirando el reloj de pared.
—Sí —respondió sentándose—. ¿Y tú me comerás a mí?
El inmortal tuvo un duelo interno sobre si se refería a la sangre o al sexo.
Jungkook se rio—. Puedo darme un baño antes si necesitas morder.
Y eso fue suficiente para que se instalara un rubor oscuro en sus mejillas. Le estaba ofreciendo su sangre. Entre inmortales hacer eso era realmente atrevido, pero nunca lo escuchó de un humano, después de todo, una vez mordías no podías parar.
—Oh, no, no, no, no, —dijo irguiéndose rápidamente ignorando la sensación pesada en sus caderas—. No puedo.
Jungkook enarcó una ceja.
—Si te muerdo tendré que beber hasta el final, no quiero que mi noviazgo dure solo una noche y media mañana —Jungkook quiso preguntar sobre la posibilidad de compartir más que una vida humana, pero se abstuvo.
"Solo los hombres tontos se apresuran" se regañó citando a Elvis.
—Está bien ¿Qué tal solo cereal para mí y una "bolsa" para ti?
—Eso suena mejor —respondió inclinándose para volver a besarle.
Para cuando dieron las doce ellos se encontraban sentados en el pequeño balcón, Jimin tecleando con su computadora sobre las piernas y Jungkook escogiendo la música que sonaba por los altavoces, disfrutando de ver a su pareja cantar de a momentos.
Sí, sin duda su madre lo amaría, tenía un aire de ella. Le gustaba poner música suave mientras cocinaba y dar pequeños giros con las cosas en las manos.
Donde quiera que esté de seguro estaría decepcionada de él. Falló en ayudarla a ella, falló en salvar a Taehyun y casi pierde a Jimin... ¿Realmente hay de lo que estar orgulloso de él?
Bajo la mirada del cielo a la pantalla de su celular —el que le había regalado Jimin hacía semanas, pero realmente no utilizó— y vio una noticia, una sobre Jeon Hansoo.
"El directo y Ceo de Novavox acaba de celebrar la finalización de un nuevo centro de experimentación para expandir su listado de medicamentos a hospitales psiquiátricos".
Le asqueaban los comentarios.
"El señor Jeon es un gran inversionista"
"El señor Jeon nunca deja de innovar"
"Su familia es tan perfecta, nunca han tenido escándalos"
"Siempre está ayudando a otro, incluso bajo los costos en medicamentos cardiacos"
"Firmó con el Asan medical center para proveer las quimioterapias de los pacientes"
"El señor Jeon se merece un nobel"
Jungkook tenía ganas de lanzar el celular por la barandilla, pero eso no resolvería nada.
Todo lo que su padre hacia era solo imagen mientras en el fondo explotaba muchachos por dinero ¿Quién realmente pensaría que esa cara de buen samaritano era solo una fachada para sus oscuras acciones?
—Jimin —casi gritó ganándose un buen susto de parte del nombrado.
—¿Q-que pasa?
Jungkook apretó el puño libre y la mandíbula.
—¿Jungkook?
—Quiero que todos sepan la verdad, no quiero vivir un día más arrepintiéndome de no hacer nada...
Jimin cerró la laptop escuchándole con atención.
—Quiero exponer a Hansoo.
El entusiasmo de Jungkook bajó cuando Jimin se negó a su idea.
¿Qué había de malo en exponer al monstruo de Jeon Hansoo? Todos descubrirían la verdadera cara de su querido "señor Jeon", la policía detendría sus abusos, él y toda su gente pagaría por sus crímenes.
—¿Por qué? —preguntó Jungkook ante el "no" rotundo de su pareja.
Jimin bajó la mirada unos segundos, meditándolo rápidamente—. Es peligroso, Kook, por todo lo que me dijiste, no creo que sea tan fácil revelar todo.
El menor frunció el ceño ante sus palabras—. Soy una prueba viviente de ellos, tengo el tatuaje de la CNG, se dónde es el lugar en el que peleaba, conozco cada uno de sus secretos.
—Pero tendrás que decirles lo que hiciste —Jimin se acercó a él, habían abandonado la terraza para hablar con más calma en la sala, fuera de miradas curiosas—. Jungkook no hay forma en que no caigas junto con ellos —acarició su mejilla notando la mandíbula tensa—. Puedo cuidarte aquí, pero no en la cárcel y... si te dan pena de muerte yo... —una presión se instaló en su garganta, impidiéndole respirar.
Jungkook le abrazó, dejando que su frente descansara en su hombro—. Hallaremos la forma, no me apartaré de tu lado, no ahora que por fin sé lo que quiero y lo que necesito —no podría vivir ignorando lo que dejó atrás si permitía a Hansoo salirse con la suya—. Y te necesito a ti —cubrió su sollozo con el cabello del mayor—. Ahora más que nunca.
Jimin sonrió, enlazando sus brazos en el cuello para besarle—. Puede que ya no estés sangrando, pero sigues herido —beso—. Y no puedo dejarte ir así.
Pensamientos confusos llenaron la cabeza de Jungkook, todos llevaban a una sola palabra; eternidad. Si este amorío duraba tanto como la vida de Jungkook ¿Qué sería de Jimin? Probablemente seguiría adelante y buscaría a alguien más, porque eso es lo que Jungkook deseaba que hiciera, que fuera un recuerdo para sonreír. Que lo olvidara.
¿Qué importa si algún día moriría y Jimin seguiría rondando el mundo hasta el final de las eras? Tal vez se estaba preocupando por algo que no debía. Lo amó y eso es lo que importa. Tampoco le preocupa que todo esto sea momentáneo, que llegue a abrumarse de él y decidan separar caminos. El amor que sintió y probablemente nunca dejará de sentir, seguirá ahí, como una fotografía enmarcada.
—¿Y qué haremos? —Preguntó el mayor cuando la noche cayó y ellos seguían viendo las notas, informes y archivos que Jimin había recopilado con anterioridad de Jeon Hansoo—. Pensé que si buscaba bien encontraría algo, pero a vista de todos es un hombre muy limpio, solo hay una acusación de lavado de dinero y peleas por dinero.
—Es verdad.
—Lo sea o no, la persona que la hizo la retiró diciendo que solo era un comentario malicioso y no se sabe nada más del tema.
—Sí, es muy típico de él, ocultar pruebas y callar a cualquiera que lo delate.
—¿Entonces que planeas? Si sales a decir la verdad, tendrás que aceptar algunas acciones y aunque hayas ido por voluntad propia la policía no te dejará libre tan fácil, caerás en el mismo hueco que ellos.
—Lo s-
—Pero si ocultas tu identidad y omites tu parte puede que te crean como también no, al final Jeon sabrá que sigues vivo e irá por ti.
—Además está la CNG, Dongwook no dejará que su mejor inversor sea atrapado porque no querrá caer solo.
—¿Qué es más fácil? ¿Entrar a la CNG o a los negocios de tu padre?
—La CNG sin duda —lo pensó un momento antes de mirarle con iluminación—. ¡Amor, eres un genio!
Jimin se avergonzó en su asiento—. ¿En serio?
—Claro, Dongwook piensa que estoy muerto, por lo que no puedo volver con él, pero hay alguien que sigue estando entre sus hombres...
Eran pasadas las 10 de la noche cuando Taehyung llegó al apartamento, llevando su siempre confiable bandana en la cabeza y vistiendo cómodo.
—Así que ¿Qué comeremos? Debo admitir que me llamaron algo tarde, pero aún no he comido nada, están de suerte.
—No te llamamos para comer, era una excusa —hablo Jungkook con media sonrisa, más divertido que arrogante.
Taehyung abrió dramáticamente los ojos con indignación, llevándose una mano al pecho y flexionando las rodillas—. ¿Qué fue el mal que yo hice? ¿Qué fue el mal? —citó y Jimin se partió de risa entendiendo el chiste.
—Los dejare hablar mientras preparo algo —comentó perdiéndose en la cocina mientras Taehyung se tiraba sobre uno de los sillones.
—Vale, no me has llamado para comer y dudo que quieras una pijamada ¿Qué ocurre? —preguntó sin rodeos. Taehyung era alguien bastante agradable y si el ambiente se ponía pesado él no dejaba que le afectara, pero había estado tanto tiempo trabajando para el bajo mundo que sabía entender señales donde claramente las había.
—Quiero delatar a Jeon Hansoo, mostrarle a todos lo que ha estado haciendo a escondidas.
Taehyung silbó con incredulidad, pero sabía que Jungkook no era de bromear con temas tan serios—. ¿Entonces derrocaras al viejo? A Dongwook no le gustará para nada eso.
—Bueno, Dongwook también estará en la lista de exposición.
Él sabía que a su amigo no estaría de acuerdo con traicionar al líder, después de todo había estado mucho tiempo con él ayudándolo con los trabajos que requerían menos sangre y más dinero, pero eso no lo hacía menos culpable y Taehyung había demostrado muchas veces no querer continuar en ese mundo, sobre todo por sus hermanos.
—No puedes —comenzó, muy serio y frunciendo el ceño cada vez más—. ¿Nos entregaras a todos?
—Claro que no, no a ti.
—También me delataran, Jungkook, seas tú o no, son rastreros como la cucaracha más pequeña, conocen cada cara, nombre, dirección, todo... no tengo salida.
Jimin los interrumpió de repente colocando delante un gran tazón con papas fritas y queso derretido—. La razón por la que te llamamos tan tarde es porque lo pensamos bien —comentó sentándose a su lado—. Tengo una casa campestre en Vernazza, apenas demos el golpe podrás ir a vivir allá con tu familia.
—¿Qu-
—Yo cubriré todo, el avión, el equipaje, el cambio de identidad si es necesario, incluso un profesor de italiano y cualquier cosa que necesiten.
Taehyung estaba sorprendido, después de todo, Jimin —aunque tenía sus lujos en el apartamento— no se veía como alguien millonario, por lo menos no como alguien que regalaría demasiado dinero en una amistad que llevaba a lo mucho dos mes.
—No acepto caridad —dijo rotundamente, auto-engañándose porque realmente lo quería, pero era muy bueno para ser real.
—¿Que te dije? —se burló el menor.
Jimin sonrió con calma—. Ya sabíamos que dirías eso, en realidad es una recompensa por un trabajo, tu último trabajo aquí.
—Y... ¿Eso sería?
—Ser nuestro espía dentro de la CNG —respondió Jungkook.
Taehyung bajó la cabeza, abrumado por la oferta, seguía siendo algo demasiado bueno para ser verdad, pero confiaba en Jungkook y en Jimin.
—¿Entonces solo tengo que conseguir las pruebas e información suficiente para mandarlos al hueco?
Ambos asintieron—. Vale, acepto.
Jimin le abrazó agradeciéndole y Jungkook suspiró emocionado.
El menor de acercó a ellos en el abrazo, aprovechando para darle un beso a su pareja por sobre la cabeza de Taehyung, quien —ni tonto ni despistado— lo notó.
—¡Ah! ¿D-desde cuándo? —preguntó, solo recibiendo una tímida sonrisa de ambos.
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