♱ Segunda gota ♱
Una dolorosa presión cubrió el cuerpo de Jungkook cuando despertó de su letargo. La habitación no estaba muy iluminada así que no se lastimó los ojos al abrirlos. Solo se quedó ahí, echado un rato, intentando asimilar si seguía vivo.
Su cuerpo dolió tortuosamente cuando quiso pararse. Sí, seguía vivo. Hecho mierda, pero vivo.
Escarbó entre sus borrosos recuerdos sobre lo ocurrido después de negarse a pelear para su padre. Claro, había sido atacado por los gorilas de su padre, habían matado a Taehyun y él a ellos.
Pero ¿Dónde estaba?
Irguiéndose todo lo que pudo visualizo la agradable habitación. Paredes de un azul muy claro, cortinas oscuras que tapaban la ventana cuadrada, un sillón con un par de mantas dobladas sobre este, una gran alfombra blanca, cuadros de paisajes y un gran armario blanco. Además, estaban los peluches aglutinados en una esquina.
¿Dónde había ido a parar?
Después de una larga pausa se sentó en el borde, notando las vendas y la intravenosa en su brazo derecho. Solo era suero fisiológico.
¿Un hospital? No, probablemente no. Ningún hospital tendría este tipo de decoración.
Con cuidado se sacó la intravenosa y busco algo que ponerse. Abrió el armario, la mayoría de la ropa está muy pequeña para él, sin embargo, pudo encontrar algo que le entrara lo suficiente y no le cortara la circulación. No se quitó las vendas, no sabía quién le había curado, pero aprovecharía un poco de ese altruismo. Si es que lo era.
Se acercó a la ventana corriendo un poco la cortina, en frente se podía ver un parque y al fondo calles con algunos comercios, aunque la mayoría eran pequeños edificios y viviendas grandes.
¿Barrio de ricos?
Se alejó de la ventana a un portarretrato colgado a la pared, aparecían 3 personas; un hombre alto con labios gruesos y mirada atrevida, otro hombre igual de alto con el cabello corto y hoyuelos en las mejillas, y por último uno más joven, bajito, de mejillas regordetas y sonrisa hermosa.
¿Esta es su casa?
Se quedó mirando más tiempo la foto, el chico bajito había llamado su atención ¿Lo recordaba de algo? Definitivamente no se olvidaría de una cara así. Un ángel.
El olor inconfundible a comida le hizo gruñir el estómago. Abrió la puerta de la habitación buscando ser silencioso y se asomó a un pasillo largo con otras 3 puertas ¿Esta casa era así de grande?
No fue cotilla, así que solo caminó hasta el final, siendo recibido por una gran sala con sillones claros, un enorme ventanal que le encandilo unos segundos y una televisión de plasma en la pared izquierda. A la derecha una encimera alta separaba la sala de la cocina que era igual de grande y con una isla en la mitad, en donde dos personas hablaban.
—Oh vaya, el pequeño ratón está despierto —comentó uno de ellos girándose.
Era uno de los hombres de la foto.
—¡Ah! Estas despierto —dijo el otro, también aparecía en el retrato—. Aún es pronto para que este caminando por ahí, deberías regresar a la cama —dejó lo que hacía en la isla de la cocina y salió de esta para acercarse.
Jungkook hizo ademan de retroceder—. ¿Quiénes son? ¿Dónde estoy?
—Oh, perdón, soy Namjoon y él es Seokjin —dijo extendiendo la mano, pero el menor no tenía intención en aceptar el saludo—. Estamos en la casa de mis amigos.
—No soy tu amigo —comentó el de cabello oscuro acercándose también.
Namjoon le miró desaprobatoriamente—. No ayudas.
—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook, seguía confuso.
—Mi amigo Jimin te encontró mal herido en las calles, te trajo aquí y desde entonces te hemos estado cuidando.
Así que ese tal Jimin era quien lo ayudó.
—¿Cuánto...?
—¿Eh?
—¿Cuánto tiempo he estado aquí?
—Una semana —respondió Seokjin.
—Debo irme.
—No, en definitiva, aún no te has curado completamente y Jimin no está aquí para revisarte.
—Lo siento, no puedo quedarme más tiempo —dijo viendo la forma de esquivarlos.
—Ey, entiendo que este asustado —comenzó Seokjin—. Pero lo mejor para ti es que te quedes más tiempo.
La imagen del cadáver de Taehyun le recorrió la mente. No, no podía quedarse. Si su padre descubría que estaba vivo —que tarde o temprano lo sabría— cualquiera cerca de él lo pagaría caro.
—No, no puedo —hizo una corta reverencia—. Gracias por su hospitalidad, intentare devolvérselos.
Seokjin miró extrañado a Namjoon, quien con la mirada le pidió que no dijera nada.
—Vale, puedes irte, oh, pero por favor llévate esto, no has comido nada en días y dudo que ha donde vayas haya algo —comentó Namjoon yendo a la cocina y empacando rápidamente un poco de comida en contenedores.
—No puedo recibirlo.
—Insisto, será lo último que hagamos por ti.
Jungkook miro la pequeña lonchera, dudó, realmente lo hizo, pero al final aceptó, llevándosela.
—Muchas gracias.
Al salir a la calle olvidó por completo que estaba llegando el otoño y el no traía zapatos, solo la camisa y pentalón "prestados".
Caminó bastante, rumbo a su apartamento, pero cuando estaba a solo cuadras de este se detuvo.
¿Y si su padre ya sabía que seguía con vida? Probablemente alguien lo estaría esperando en su apartamento para terminar el trabajo.
Se metió por un estrecho callejón espiando la propiedad, no había nadie fuera y las ventanas de su habitación estaban cerradas, por lo que no podía ver si había alguien dentro.
Un sonido de pasos le hizo girarse con el puño listo, si no fuera por la intuición de Taehyung que lo hizo bajar la cabeza, habría regresado con la nariz rota a casa.
—Wow, wow ¿No nos vemos en una semana y así me recibes?
—Taehyung —susurró, sorprendido por la repentina aparición de su amigo.
—¿Dónde has estado? Vine hace unos días, pero no estabas y- —su mirada bajo a su ropa y las vendas, pareció haberse ido del planeta unos segundos—. ¿Qué te pasó?
¿Podía decirle la verdad a Taehyung?
Dos cosas atormentaban ahorra la mente de Jungkook. La primera era que Taehyung tampoco estaba seguro con él, su padre se ensañaría más si supiera que son cercanos. La segunda era si debería decirle sobre lo que había estado haciendo durante años; las peleas, las muertes, su padre, no solamente sobre sus atribuciones a la CNG.
—Taehyung t-
—Calla, quédate aquí y no te muevas —dijo alejándose un poco—. Como te vayas te juro que se arrancaré una ceja cuando te encuentre.
Jungkook consternado asintió.
Entonces le vio escurrirse por entre las calles y llegar a la puerta de su departamento en el segundo piso de un complejo no muy alto. Ahí entró y a los veinte minutos salió con una mochila que antes no llevaba.
Al volver tomó a Jungkook le brazo y caminaron.
—Vamos a mi casa.
—Taehyung, detente, no tienes q-
—No, cállate, ahora eres mi rehén, así que no hables y camina —Jungkook sabía que su amigo no tenía malicia en sus palabras, solo estaba tratando de ayudar. Si tan solo supiera que eso le podía costar caro.
—¿Qué lo dejaste qué?
Sí, Jimin estaba enojado, hoy de todos los días —en el que había regresado al trabajo después de pedir una baja por enfermedad— resultaba ser el mismo en el que el desconocido había despertado y no solo eso, se había marchado.
—Él no se quiso dejar ayudar, solo apareció de repente del pasillo y dijo que se tenía que ir.
—Pero pudieron detenerlo, no está en lo más mínimo recuperado, si no se tratan bien sus heridas puede sufrir infecciones y si está en la calle con este frio pescará una enfermedad o morir de hipotermia —Jimin hablaba demasiado rápido para la comprensión humana—. ¿Y si se corta? No llevaba zapatos ¿Verdad? ¿Y si pisa un pedazo de hierro? No sé si tiene todas las vacunas, podría sufrir gangrena o-
Jin giró los ojos con impaciencia y tomó al más bajo por las mejillas—. Jimin, cálmate.
—¡C-como quieres que me calme! É-él-
—Está bien —interrumpió Namjoon.
—¿Qué?
—Le di toppers con comida y dentro de la lonchera escondí mi teléfono ¿Recuerdas que siempre los perdía y terminaba comprando otro? —comenzó, sacando de su mochila una Tablet—. Bueno, invertí en un rastreador y lo pegué dentro de mi celular para saber dónde estaba si lo perdía de nuevo.
Mostró en la pantalla algún programa avanzado donde en un mapa a blanco y negro había un punto rojo en movimiento.
—¿Y si le han robado la lonchera?
—Solo nos queda es ir a comprobar que sea él.
Jimin más calmado se tiró sobre el sofá.
—Lo siento, perdí mis cabales.
—Nunca te había visto tan interesado en algo y eso que tuviste cierta adicción a la tecnología cuando era 1960.
El inmortal soltó una pequeña risita que hizo sonreír a su mayor.
—Solo... estoy preocupado.
—¿Te encariñaste tan rápido? Pensé que para eso teníamos a Namjoon, yo sé que no ladra y a veces es muy ofensivo...
—¿En serio? —comentó Namjoon sarcástico como solo él era.
Jimin, más relajado se permitió reír de la relación entre sus amigos.
Él no debería de preocuparse tanto por un desconocido a quien simplemente ayudó de un momento a otro, la situación no era diferente a sanar a un pequeño pájaro para dejarle libre. Pero lo que adueñaba su mente ahora era ese hombre y las razones por las que lo encontró casi muerto.
¿Debía darle un poco de tiempo antes de buscarle? ¿Y si era un error? ¿Se vería muy desesperado corriendo tras un desconocido parcialmente curado? Tal vez le repugnase que ahora tuviese una obsesión...
¿Obsesión? ¿Era una obsesión?
Bueno, había estado muy pendiente del hombre sobre su cama toda la semana, buscando su comodidad, durmiendo incómodamente en el sillón y teniendo que comer su bolsa de sangre a su lado para estar seguro que no le pasara nada. Incluso bañarse y cambiarse habían obtenido un nuevo record de tiempo, solo para seguir sentado junto a él.
Maldición.
Se autoconvenció de que solo era preocupación, después de ver que estuviese bien a donde sea que haya ido, recuperaría el teléfono de Nam y le dejaría libre.
Jin se arrodillo a su lado y apoyó la mejilla en su pecho—. Piensas en esa persona ¿verdad?
—¿Soy tan fácil de leer?
—Después de todo hemos estado juntos más de 200 años, me sorprende que te hayas dado cuenta hasta ahora.
—No pienses mal...
—Sí, sí, es lo que siempre dices, apreciar los pequeños momentos —le susurró—. Venga, ve a por el muchacho.
—¿No vendrás conmigo?
—No, ahora es tu problema, solo ten cuidado.
Seria gracioso si un humano diferente a Namjoon escuchara a un inmortal decirle a otro que tenga cuidado, pero ellos son muy diferentes a los "vampiros" que aparecen en las películas y la ficción. La "inmortalidad" en ellos no se cumplía al pie de la letra, Seokjin había visto morir a muchos amigos iguales a él antes de encontrar a Jimin y también otro puñado más después.
—Lo tendré, hyung —se levantó y beso la su frente.
Se cambió a ropa más cómoda y Namjoon le prestó su tableta para ir a buscar al desconocido.
—Eres muy alto —comentó la pequeña niña cuando Jungkook entró a la pequeña casa.
Taehyung le había traído a su hogar y ahora estaba frente a una niña de aproximadamente 6 años.
Cuando la puerta se cerró detrás de su amigo otros dos niños más corrieron hacia él. Debían ser gemelos porque eran casi iguales, quitando el corte de cabello.
—¡Hyung! —decía uno.
—Adivina, adivina, adivina —repetía el otro.
Taehyung con la enorme sonrisa que siempre lo caracterizaba se agacho frente a ellos.
—¿Les fue bien en la escuela hoy?
—¡Sí!
—¡Roohyung sacó sobresaliente en la clase de matemáticas!
—¡Y Seohyung ganó la competencia de atletismo! —ambos hablaban de los logros del otro.
—Genial, estoy muy orgulloso de ustedes dos, pequeños saltamontes —dijo abrazándolos, debían de tener entre 10 a 12 años—, Siento no haber estado ahí para la competencia.
—No importa —comentó Roo.
—Noona nos acompañó —prosiguió Seo.
La expresión de Taehyung cambió drásticamente a una más triste.
—Eso es bueno, le daré un regalo a noona ¿Dónde está?
—Dijo que tiene examen mañana.
—Así que fue a la biblioteca comunitaria.
Taehyung, ya habiendo saludado a sus hermanos, se acercó a Jungkook y le pidió sentarse en el viejo sofá. Los fue presentando uno a uno, incluyendo a Jenah, la menor de todos y a Hyonah, la segunda, quien no estaba en casa en ese momento.
Cuando los niños calmaron su emoción por el regreso de su hermano se marcharon a jugar a su habitación. Jungkook entonces pudo analizar todo.
Taehyung no mentía cuando dijo que tenía familia de la que encargarse. Su casa era pequeña y algo vieja, con muebles gastados, cocina pequeña, sin electrónicos y pocas ventanas.
—Kook —le llamó la atención al verlo tan perdido—. ¿Qué pasó?
—¿Por qué me has traído?
—No evadas mi pregunta.
—No voy a responder.
Taehyung lo miró determinado ¿Qué intentaba ocultar?
—Tengo que irme —Jungkook intentó levantarse, pero su amigo puso una mano en su hombro y apretó, haciéndole soltar un quejido de dolor.
El menor fue guiado suavemente de vuelta al asiento.
—Escucha Jungkook, no me moveré de aquí hasta que sueltes la lengua y ya viste a mis hermanos, a quienes tengo que cuidar, así que por favor no me hagas perder el tiempo —Jungkook se sorprendió, por primera vez Taehyung se veía mayor que él, más imponente y serio.
¿Ese era el Kim Taehyung verdadero?
Jungkook suspiró.
—Te pueden matar por lo que diré.
Él peliazul tragó saliva—. Me las apañaré.
Y así lo hizo, intentó no tocar el tema de su madre, eso no, realmente no estaba listo. Taehyung pasó por muchos sentimientos conforme su amigo contaba, lo de que su padre era dueño de una farmacéutica, las peleas, las muertes, Taehyun...
Él intentó no llorar cuando ya no hubo más palabras en el aire.
Ahora veía a Jungkook de una forma diferente. Antes ante sus ojos veía un amargado muchacho con un par de lujos quien solo se los ganaba haciendo trabajos sucios para Dongwook, como él. Pero ahora solo veía a un joven con una vida igual de destrozada que la suya.
—No diré nada, fuera de esa puerta tu y yo solo seremos KG y 2J ¿Vale?
Jungkook apreció mucho el indirecto gesto de lealtad. Ambos sabían que si alguien lo entregaba obtendría una buena recompensa o al menos un valioso favor de un cabecilla.
La puerta hizo que ambos se levantaran rápidamente. Por el pasillo apareció una chica, de cabello oscuro y uniforme escolar. Tenía los mismos ojos determinados de su hermano mayor.
—Hyonah.
—Hola.
—¿Estabas estudiando? —preguntó Taehyung.
La joven miró a Jungkook y luego a su hermano—. Sí —luego solo los ignoró caminando hacia el cuarto que compartía con la más pequeña.
Taehyung suspiró, su hermana era un enigma para él.
—Se que quieres irte, aquí no tenemos mucho, pero si necesitas quedarte-
—Gracias, pero eso solo te pondría en más peligros.
—Vale, traje ropa de tu casa, todo seguía igual que días atrás así que dudo que hayan entrado a buscarte allí, a la derecha está el baño.
Jungkook asintió y se dispuso a cambiarse de ropa.
Dentro del pequeño bañó que no tenía nada notable más que dibujos de flores en la pared y en el espejo, pudo ver realmente la condición de su cuerpo al quitarse las vendas.
La cicatrización de los cortes cosidos apenas había empezado y el hilo aún era visible, en cambio los raspones ya estaban secos, pero los moretones se notaban increíblemente oscuros contra su piel clara ¿Esto es lo que vio quien lo ayudó? Que vergonzoso. Pensar que alguien lo había visto en esa situación tan penosa le causaba incomodidad.
Se veía horrible. Se daba asco.
Entonces ¿Lo habían visto desnudo?
Cuando despertó solo traía ropa interior y ni siquiera era la que recordaba haberse puesto.
Jungkook se tapó la boca. Era mejor ignorarlo.
Unos diez minutos fue lo que le costó terminar, despedirse de Taehyung y salir.
Ahora tenía que conseguir un nuevo plan, ya no podría mantener la misma vida que llevaba hasta ahora. Tal vez mudarse a Daegu o regresar a Busan, no tenía mucho dinero, pero si el suficiente para tomar el primer barco que se le cruzase y vivir como un isleño en Jeju.
Sus pasos iban a la par de los del hombre a metros de él. Miró hacia el cielo, disimulando, solo para constatarse que le estaban siguiendo.
Aumentó la velocidad y lo mismo hizo su perseguidor. Dobló por esquinas, pero él seguía ahí, detrás de él.
Le faltaba poco para llegar a su apartamento, si confundía a la persona podría tener suficiente tiempo para entrar y llevarse lo que alcanzara.
Pero el sonido del desconocido corriendo hacia él lo pusieron nervioso.
En un parpadeo él estaba cayendo a un lado y su perseguidor seguía derecho por la callé, debió de pensar que había sido más rápido.
¿Qué estaba pasando?
—¿Estas bien? —Preguntó la persona delante suya—. No, espera —susurró—. No hables, pégate a mí.
Y eso hizo, se ocultaron entre contenedores de basura, perdiendo por completo al desconocido, quien regresaba por sobre sus pisadas buscándole.
Cuando el chico volvió a hablar supo que ya no estaban en peligro—. ¿Estás bien?
Entonces lo vio. Entre la oscuridad del callejón, vio a ese hermoso ángel.
El cabello rubio y despeinado, el cuerpo pequeño, la piel blanquecina, los ojos oscuros, los labios gruesos y las mejillas regordetas.
—¿Quién eres? —fue todo lo que pudo decir. Tenía una desconocida ansiedad por saber su nombre.
—Te fuiste antes de que pudiera presentarme, soy Jimin —dijo, su voz siendo lo más melodioso que había escuchado—. Te ayudé cuando estabas herido.
Era él. La persona de la foto. El ángel que vio entre sueños.
Resultaba mucho más hermoso ahora que lo tenía a solo centímetros de él.
—Tú...
No. Tenía que irse, no podía ponerle en peligro.
—Tengo que irme,
él se levantó, pero Jimin alcanzó a tomarlo de la muñeca—. Espera.
—Lo siento, soy peligroso, no puedo seguir aquí, no contigo —¿Por qué estaba hablando así?
—Espera, esa persona que te seguía quería hacerte daño y no estás en condiciones de enfrentarte a nadie.
—Y tú tampoco —comentó viendo que Jimin no era precisamente alguien quien soportaría una pelea.
Él le miró sorprendido e intento buscar algo con que defenderse, pero no podía negar que a ojos de cualquiera se veía pequeño y débil.
—Escucha, solo escucha, yo puedo ayudarte-
—No, no puedes.
—Tú... —¿Cómo debía llamarle? No sabía su nombre, en ningún momento alcanzó a decírselo—. Si sigues huyendo sin rumbo, vas a terminar peor a cómo te encontré.
—Pero tú no, ni las personas junto a mí, así que eso basta.
—¡No estás pensando bien!
Jungkook forcejeaba con Jimin, se le pasó por la cabeza una y otra darle un pequeño golpe, lo suficiente para hacerle dormir y escapar.
—Si no me sueltas te haré daño.
Jimin lo tomó como un reto y sonrió ladino, si esta era la forma de ganárselo, entonces lo haría—. ¿ah sí? Adelante.
Y así hizo. Golpeó su estómago, pero se arrepintió al sentir el dolor cubrir su muñeca. El más bajo solo soltó un suspiro, era una sensación incomoda, pero no precisamente dolorosa como debía de ser. Eran las consecuencias de solo tener sensaciones parcialmente distribuidas.
El menor estaba sorprendido ¿Cómo podía no reaccionar ante semejante puñetazo?
Jungkook dobló el brazo e intento golpear su cara esta vez, pero Jimin fue más rápido y lo esquivo, haciendo que el codo que lo amenazaba diera contra la pared de ladrillo e hiciera soltar un quejido del menor.
—Lo siento, de verdad —murmuró Jimin apenado, para a continuación apretar un nervio esencial en su garganta y hacerle desfallecer.
Sí, definitivamente el hombre que había ayudado era un hueso muy testarudo.
Cargó al peleador en su espalda y recogió la lonchera y la tableta que se había caído cuando le empujó, si o si debía regresar con el teléfono de Namjoon.
Seokjin soltó una sonora carcajada cuando vio a Jimin llegar con el desconocido a casa, Namjoon en cambio se veía más preocupado.
—¿Lo mataste? —preguntó el mayor.
—¡Diablos, no! —respondió el rubio yendo a dejar al hombre a su cuarto—. Se resistió un poco y tuve que noquearlo.
—¿Pasó algo más?
—No mucho, un loco lo venía siguiendo y no creo que fuese para pedirle una foto —respondió lanzándole la lonchera y la tableta.
—Jimin, está sangrado —dijo de manera seria Seokjin al ver como un hilo de sangre bajaba por el brazo de su amigo—. Mejor llévatelo de aquí antes de que no pueda controlarme.
Él asintió y se encerró en la habitación luego de dejar el cuerpo sobre la cama.
—Qué día tan interesante —suspiró para sí mismo.
Subió la camisa del joven y vió con los puntos de una de sus heridas se habían roto, lo tendría que volver a coser. Rasgó la ropa sin mucha importancia y buscó los implementos, duraría unas buenas horas dormido.
Lo dobló un poco al costado para no abrir sus otras heridas por error y vió algo que antes no había notado. Un tatuaje.
Era un ave atravesada por una flor con espinas. Si antes no hubiera visto ese mismo diseño creería que solo es por estética, pero no. Era la marca de un grupo criminal.
Ahora entendía porque quería huir tan fervientemente.
Al terminar de curarle salió de la habitación siendo recibido por Jin ofreciéndole una bolsa de sangre con una pajita de colores. Algo muy de él.
—¿Y qué tal? ¿sigue vivo?
Jimin sonrió cansado—. Para tu desgracia sí, no podrás comértelo.
—Bueno... —tomó un trago de su copa—. ¿En qué sentido lo dices?
Jimin abrió la boca descolocado por su pregunta, Jin solo se carcajeo esquivando la palmada ofendida de su amigo—. ¡Eres un sin vergüenza! Tienes suerte de que este dormido.
Él solo se carcajeo yendo a sentarse al sofá.
—¿Y Nam?
—Dijo que tenía algo que hacer con sus padres, un no sé qué de reuniones.
—Oh, es que...
—Si es algo sobre el chico habla ya.
—No creo que sea de tu intere-
—Jimin, te conozco bien y sé que le pedirás quedarse aquí un tiempo, si es así, necesito saber lo más posible de él al igual que tú.
Jimin sonrió comprensivo y se acurrucó a su lado abrasándole—. Te pones muy mandón cuando está preocupado, gracias.
—No me ignores con tu adorabilidad eterna y dime que pasa.
—Creo que alguien lo quiere muerto —Jin se tensó ante esto, pero permaneció en silencio, esta vez yo sería el que hablara—. Tiene un tatuaje en la espalda, es de una banda criminal, pero no conozco el nombre.
—¿Crees que sea de los que han estado asesinando a esas personas sin identificar?
—No lo sé, pero estoy muy seguro de que si es así entonces escapó.
—¿Tampoco puedes saber eso?
—Si fuera alguien malo no los habría encontrado a ti y a Nam vivos al regresar, también insistió en que era peligroso para mí que regresara conmigo.
"Tiene miedo" fue lo que pensó Jimin.
—Sea quien sea, vamos a tener que vigilarlo bien.
—Solo será un corto tiempo, hyung, hasta que se recupere y consiga un lugar seguro al que volver, despues tu y yo nos mudaremos a parís.
Seokjin se volvió con entusiasmo.
—¿Entonces aceptas irnos?
Jimin sonrió y besó su mejilla, realmente nunca podría apartarse de su lado—. Claro que sí.
Seokjin le estrechó entre sus brazos. Seguirían juntos, incluso si pasaban otros cien años, nada cambiaría entre ellos.
Lo primero que vio Jungkook al despertar a un bajito joven sentado en un sillón a su lado entre la luz tenue de la habitación. La ventana estaba corrida, por donde entraba el agradable frio nocturno y lo único que iluminaba la estancia era una pequeña lámpara de pared.
Jimin notó la mirada y cerró el libro sobre su regazo—. ¿Cómo te sientes?
—¿Por qué me has traído de regreso?
—Ey, yo pregunté primero —se hizo un silencio por unos segundos que Jimin no pudo continuar—. Vale, te traje porque sigues herido.
—¿Y cuándo podre irme?
—Cuando tus heridas estén cerradas, te quedaran muchas cicatrices, pero veo que tienes algunas viejas, así que supongo que no te importará mucho.
Jungkook suspiró, tapándose media cara con un brazo—. Esto es un error.
—Wow, es el "gracias" más raro que me han dicho hasta ahora —Jimin intentaba no arremeter contra el hombre, sabía que no estaba en peligro al quedarse a su lado, pero exigirle a responder sus preguntar tampoco lo ayudaría a abrirse a él.
Otro silencio se instaló entre ellos, Jimin rascando con su dedo el lomo del libro y Jungkook solo respirando sobre la cama con los ojos cerrados. Pensaría que se había vuelto a dormir ni no viese sus parpados moverse.
—¿Puedo saber tu nombre? —el joven no lo miró—. ¿recuerdas el mío?
—Jimin...
El nombrado sonrió y bajo su atención al libro.
—Descansa todo lo que quieras, me quedaré solo un rato más y si me necesitas yo-
—Jungkook.
—¿Eh?
Al levantar la vista se topó con los ojos profundos del contrario—. Mi nombre es Jungkook.
Su corazón se estrechó en una dolorosa y extraña sensación de anhelo cuando Jimin le mostró su más brillante sonrisa. Era hermoso, todo lo que Jungkook podía pensar era en eso.
—Es un placer, Jungkook.
Y ahí se quedaron, Jimin leyendo pacíficamente bajo la atenta mirada el joven que no había vuelto a conciliar el sueño. Ante sus ojos parecía un ángel, con el cabello rubio cenizo cayendo hacia los lados, la piel blanquecina y rosa, los ojos caídos, el cuerpo pequeño y los hermosos labios abultados.
Nunca había sentido tanta atracción por alguien como la que sentía ese instante por Jimin.
Entonces él le miró y Jungkook se volvió a poner nervioso—. ¿Aburrido? No tengo tele, pero puedo darte mi teléfono.
—Estoy bien, me gusta estar así... tranquilo.
Puso otra de sus endemoniadamente brillantes sonrisa.
—Creo que ya es muy tarde y tú sí que debes de volver a dormir ahora.
Jimin se levantó—. ¿Puedes quedarte? —después de la pregunta no quiso dar un solo paso, entonces Jungkook procesó lo que había salido de su boca—. Ugh, lo siento.
—Está bien, está bien —le calmó particularmente emocionado—. ¿Solo quieres que me siente un rato más?
—Habla en voz alta —luego de esto cerró los ojos intentando esconder la vergüenza—. Hasta que me quede dormido.
El inmortal se mordió el labio. Por Dios ¿Cómo pudo pensar que el joven frente a él era peligroso cuando en ese momento se comportaba más como un niño ansioso?
—Bueno, si gustas, puedes preguntarme lo que quieras.
—¿Color favorito? —"oh venga, Jungkook, se te ha podrido el cerebro" se regañó a sí mismo.
Jimin soltó una suave risa y tomó asiento, subiendo las piernas en el brazo del sillón.
—Blanco, naranja y azul.
—¿Edad?
Jimin tragó en seco ¿Qué debía decir?
—24 —Jungkook abrió los ojos con confusión—. Sí, lo sé, parezco menor a lo que tengo, me lo dicen seguido.
Un deja vu, sin duda parecía un deja vu.
—Ya no sé qué preguntar...
—Puedo simplemente hablar de lo que sea.
—Sí... eso suena bien —respondió volviendo a cerrar sus ojos.
El inmortal habló como si no hubiera un mañana. Contando un poco de su trabajo, de su música preferida, de lugares a los que había ido, incluso comentó un poco sobre la desastrosa relación que tenía con Jaebum, su compañero de trabajo. Pero Jungkook no se durmió hasta que la voz de Jimin dejó de sonar. Este se había quedado dormido con la cabeza apoyada en el respaldar del sillón.
Se mantuvo atento a cada palabra que decía el rubio, sintiendo la alegría en su voz cuando hablaba de lo que le gustaba y los amargos sentimientos cuando mencionaba algo del trabajo o su compañero.
En un momento se levantó y arropó a Jimin antes de cerrar un poco la ventana.
Después pudo descansar pacíficamente como no lo había hecho en mucho tiempo.
Los primeros días para Jungkook fueron realmente difíciles. Estaba tan acostumbrado a la soledad que tener a Jimin cocinándole y Seokjin intentando sacarle conversación todo el tiempo rompía con su zona de confort. Varias veces el más bajo lo había encontrado dormido acurrucado detrás del sofá como si fuera un pequeño conejo asustado.
Al final habían llegado a un acuerdo, ambos inmortales le darían su espacio y tratarían de no acosarlo solo si no trataba de ocultarse en cualquier espacio que encontrase ¿Cómo un hombre tan alto y con ese cuerpo podía caber en los gabinetes sin estantes de la cocina?
Seokjin se había llevado varios sustos cuando lo encontraba durmiendo ahí en la madrugada.
Claro que ambos inmortales tuvieron sus precauciones con la llegada de alguien que no conocía sus condiciones, como pasar todo su suministro de sangre al refrigerador de la rutina coreana de Seokjin, Jimin tuvo que cargar con sus quejas por muchos días hasta comprar uno más pequeño y ocultarlo en el armario.
Tampoco podían "tomar" delante de él y estaban casi obligados a comer comida mundana solo por apariencia, lo que aumentaba la sed de sangre de ambos, y por supuesto, Namjoon tenía que ir más seguido a dejarles nuevas bolsas.
Pero a Seokjin no le importaban esos sacrificios si era por Jimin, y a este menos si era por Jungkook.
Mientras el menor se recuperaba y acostumbraba al lugar, Jimin y Namjoon hacían su investigación sobre el tatuaje en su espalda. Habían descubierto poco sin la ayuda de Jungkook, como que tenían varios sub-grupos regados por los distintos distritos o que incluso un funcionario público estaba de su lado recibiendo dinero a cambio de favores dentro de la policía. La única razón por la que Jimin no iba con esta información a la prensa era su propia seguridad y ahora que tenían a uno de ellos bajo su cuidado temía tener problemas, tal vez liberaría las pruebas estando fuera del país y bajo un servidor seguro.
Al inmortal le gustaría pensar que ahora que Jungkook se estaba tomando ciertas libertades en la casa —para la 4ta semana que llevaba viviendo con ellos— como ir a hacer la compra él solo o leer algunos de los libros que estaban en el enorme librero de la pared sin pedir permiso, significaba que se abriría más a él, pero nada había cambiado en ese sentido.
Él se sentía frustrado al ver como Jungkook cocinaba la cena sin dirigirle la palabra a ninguno, era muy meticuloso, se había aprendido de memoria que a Jin no le gustaba la leche de soya, que Namjoon era alérgico a la canela y que Jimin odiaba el pescado, pero nunca había preguntado sobre eso, solo veía los detalles en las conversaciones o en la casa y las escaneaba.
Jungkook era el roomate perfecto de cualquiera, pero no el de Jimin si este seguía negándose a convivir como un ser humano relativamente sociable, cosa que por su puesto el rubio no era, pues de primeras no era del todo humano.
Un día llegó a su cabeza la última y mejor idea que pudo tener. Si Jungkook se negaba a decir palabra, entonces que hablara su cuerpo.
Jimin miro por sobre su hombro a Jungkook limpiar las estanterías y sigilosamente se acercó al reproductor en ella mesilla. Dudo que poner ¿Qué música podría realmente unirles?
Al final puso una de sus favoritas y con la que nunca podía evitar bailar, Jungkook se giró a mirarle apenas la música comenzó a sonar, sorprendido de verle ahí. El inmortal de sonrió guiñándole un ojo, causando nerviosismo en el menor.
Jimin se animó a bailar primero, dando pasos cortos, meneando los brazos en el aire y dando varios giros, en cambio el joven solo lo miraba pasmado.
—¿Qué haces ahí parado? ¡muévete! —le animó acercándose y quitándole el paño húmedo de las manos.
—Yo... no se bailar —murmuró claramente asustado.
—¿Y tú crees que yo sí? —le sonrió lanzando el paño a una esquina y tomando sus muñecas.
—P-pero te mueves bien.
Jimin abrió la boca y la volvió a cerrar intentando que su sorpresa no se notara tanto.
—Gracias —pero el alago no evito que continuara intentando hacerlo bailar y Jungkook solo se rindió para dejarse guiar—. Venga, mueve las caderas.
Lo intentó.
—No —se carcajeó al ver lo realmente pésimo que era—. En círculos, cir-cu-los.
—Eso trato —se desesperó entre risas.
—No, no, mejor hacia adelante y atrás.
—¿Así?
Jimin no pudo más y estalló, hincándose en el suelo y tapándose la boca para controlarse.
—Lo siento, lo siento, es... —se levantó colocando las manos en sus caderas—. De verdad lo siento, es que pareces un poste de luz.
Jungkook enarcó la ceja y se dio cuenta que la canción había cambiado a una mucho más movida.
—¿Ah sí? ¿Un poste de luz podría hacer esto? —sujetó a Jimin por la cintura y se movió en círculos, sin ningún sentido en particular.
Solo eran ellos dos, bailando desastrosamente en mitad del salón, entre risas y giros repentinos.
La canción terminó y paso a otra más lenta. Jungkook se detuvo instantáneamente.
—¿Pasa algo?
—La conozco... esa canción, la conozco.
Jimin solo lo miró cerrar sus ojos y murmurar la letra. Esa una canción francesa y sin duda su favorita. Se le unió cuando la chica en la balada comenzó a cantar, suave, melodiosa.
Y ahora en vez de bailar solo cantaban, el inmortal aun entre los brazos del menor y este solo tomaba confianza para aumentar el tono de voz.
—Así que sabes francés —dijo Jimin intentando no pensar en que se encontraban muy cerca.
Él soltó una suave risa bajando la cabeza—. No, solo me la aprendí al escucharla tantas veces, ni siquiera sé lo que dice.
—Es sobre un hombre, que le compuso una canción a un dama alta y morena, y que esa canción la guía hasta él... para que estén juntos.
—Bueno, no eres una dama alta y mucho menos morena —rio y Jimin le imitó—. Pero... —se mordió el labio tomando valor para hablar. Sus ojos se encontraron y sintió que ya no estaba ahí. Ya no estaban en esa casa, tampoco en corea y menos en el planeta tierra.
El inmortal lo miraba expectante.
—No, nada —susurró.
Jimin suspiró suave, no se había sentido tan asustado en tantos años.
El sonido de la puerta siendo abierta sonó y Jin habló desde el final de las escaleras.
—¡He llegado!
Eso causó que ambos se separaran de golpe, Jungkook se apresuró a recoger el paño tirado sobre una planta y Jimin solo se puso frente al reproductor fingiendo prestarle atención.
—¡Ugh! Jimin ¿estas poniendo tu música aburrida de nuevo?
—S-se supone que tú eres el más viejo aquí, me parece raro que no te guste.
—No pienso en el pasado, nene, me distrae del ¡ahora! —Jimin sonrió al recordar de donde venía esa frase y como lo había dicho justo en español.
—Wow —ambos inmortales se giraron ante la expresión del joven—. ¿Sabes hablar español?
Jimin cruzó una mirada rápida con Jin—. Claro que sí —dijo levantando los brazos con orgullo—. Además de 22 idiomas más.
—Eso es increíble.
—Síp, y no solo yo, ese enano rubio también sabe bastantes, incluso más que yo, es un nerd de los idiomas.
—¡Hyung! —le regañó Jimin tapándose la boca para que no se mostrara su emoción.
Seokjin y Jungkook solo siguieron hablando, el ambiente era realmente agradable, cálido.
Y él estaba feliz.
Jungkook se desnudó frente a él, solo la camisa y el pantalón claro. Esta iba a ser la última revisión médica que tendría por parte de Jimin. Él se había recuperado bien, algunas cicatrices se notaban más que otras, pero eso no le importaba, no es como si tuviese a quien impresionar ¿O sí?
La verdad es que si, el joven estaba muy avergonzado de que el inmortal le viese así, con su atlético cuerpo cubierto por marcas y heridas cerradas.
—Bien, parece que ya todo está bien ahora —comentó cerrando el bote con crema cicatrizante—. Ahora déjame ver la de tu cabeza.
Jungkook se sentó en la cama y Jimin si inclinó un poco para revisar que la zona estuviese cerrada, está herida le había causado al joven varias noches empapado en sudor por la fiebre y solía marearse cuando se agachaba muy rápido, pero ya hacia una semana que no le pasaba.
Oh Jungkook amaba ver la cara de concentración del inmortal, como su ceño de fruncía levemente y se mordía el labio o sacaba la punta de la lengua por un costado de la boca. Era hermoso.
En las últimas 2 semanas, desde que se habían puesto a bailar en la sala, Jimin era todo lo que llenaba su mente, comenzó a notar cosas que antes no había hecho; como que a veces movía los labios cuando leía, que le gustaba acariciar el cabello de Jungkook cuando estaban cerca, que cuando trabajaba frente a su laptop en los taburetes de la cocina le veía menear la cabeza con alguna canción interna y que —aunque él pensaba que no lo sabía— a veces se asomaba por la puerta de la habitación del menor para solo verle dormir.
Eran pequeñas cosas que hacían a Jimin, Jimin.
Algo que no le gustaba tanto era que pasaba una considerable cantidad de tiempo encerrado en el cuarto de Jin. Al principio pensaba que ellos tenían algo, puesto que los inmortales no ocultaban las muestras de afecto por el cariño que se tenían y claro, para Jungkook que no recordaba mucho del amor que le confería su difunta madre, le resultaba extraño y hasta excesivo. Pero pronto se dio cuenta que en realidad lo envidiaba, quería que Jimin también le besara la mejilla antes de irse a trabajar o que le abrazara sin ninguna razón.
Desde que Jimin le había cedido su habitación por completo había estado durmiendo junto a Jin en su exageradamente enorme cama llena de almohadones hasta arriba.
—Genial, de este te aseguró no quedará una sola marca —comentó sacándolo de sus pensamientos.
—Eso suena fantástico.
Jimin sonrió y recogió el botiquín de primero auxilios—. Bien, me tengo que ir, pero llegaré temprano ¿vale? Jinnie me dijo que un amigo suyo está en la ciudad así que irá de visita unos días.
Él se vistió y lo siguió mientras tomaba su mochila y el abrigo.
—Oh, puedes invitar a Taehyung a almorzar, compre pizza congelada ayer.
Cierto, también estaba Taehyung, el muchacho se había vuelto un visitante bastante recurrente en la casa, desde que acompañó a Namjoon a entrenar al parque —aunque no pudo hacerlo él, solo le habían dejado ir porque el aire fresco le iría bien— y se lo encontró por casualidad.
Este había comentado que estaba ahí arreglando el computador de alguien le iba a pagar bien, después de eso los siguió hasta el apartamento donde se llevó de maravilla con Jimin y por supuesto con Jin, ya que había alagado su excéntrica manera de vestir.
Después de eso se les hizo común que Tae pasara de visita algunos días, incluso había ayudado a Namjoon cuando a su tableta pareció haberle entrado algún virus.
—Claro, le llamaré a ver que dice.
—Bien, nos vemos en la tarde, cuídate —se despidió.
—Tu igual —se despidió con la mano y cuando la puerta se cerró él solo se quedó ahí parado un buen rato—. Te quiero...
Sí, le había empezado a gustar su hyung. No, estaba enamorado, desde que fue salvado por él al regresar de la casa de su amigo, apenas lo vio se sintió, de alguna forma, conectado.
Lo primero que hizo al llegar Taehyung fue correr a la cocina por el tarro de dulces para invitados y tirarse sobre el sofá.
—Wow, te han quitado los parches —comentó llevándose una gomita a la boca—. Ahora has regresado a ser el guapo 2J.
—Ya no hago parte de la CNG, ahora solo soy Jungkook —dijo sentándose a su lado—. Sin el Jeon —agregó.
—Bien, Kookie, entonces ¿Cuál es el plan?
El nombrado lo miro confundido, a lo que continuó—. ¡Ya sabes! ¡El plan para conquistar a Jimin!
Jungkook se atragantó con el aire haciendo reír a su amigo.
—Eres demasiado obvio, Kook, además Namjoon me dijo que Jin hyung no estará un par de días y él tiene que viajar por negocios ¡Así que es tu oportunidad amigo!
El joven negó—. No, no, no, no y n-
—¡Ay, venga!
—No, Tae, no voy a hacer nada.
El mayor lo miró aburrido y siguió comiendo—. Vale, si es lo que quieres.
¿En serio era tan obvio que gustaba de su hyung? Habían pasado más tiempo juntos últimamente y de alguna forma se atraían el uno al otro sin querer, pero ¿Realmente se notaba cuanto babeaba por él?
Era ridículo y lo sabía, llevaban tan poco de conocerse y aun así sentía que lo sabía todo de él, lo que le gustaba, lo que odiaba, lo que hacía sin que se diera cuenta e incluso aquello que nadie veía, como que se levantaba en mitad de la noche y fumaba en el balcón con una expresión triste.
Llevaba como más de tres meses en esa casa, pero para él era como un hogar desde hacía años.
—Oye, es mejor que no salgas muy seguido —comentó Taehyung cambiando a un tomo más serio—. Dongwook se enteró que tu padre mandó a matarte.
—¿Él sabe que sigo vivo?
—¿El director Jeon? No estoy muy seguro, pero es mejor no tentar a la suerte. Dongwook está bastante enojado con ese hombre —se aclaró la garganta—. "2J era de los mejores en este grupo, que desperdicio" —imitó.
Jungkook no se sorprendió—. Está bien, aunque tú también deberías de salir de ese hueco.
—Oh vaya ¿Ahora que has probado la vida bonita me cargaras sobre tu espalda?
—Tae —dijo, posando su mano en el hombro del mayor—. No olvides que tienes 4 hermanos que dependen de ti, puedo pedirle algún consejo a Namjoon hyung o incluso a Jimin, ellos pueden ayudarte.
—No, gracias Jungkook, pero no, no recibo caridad —se veía enojado cuando aparto con amabilidad la mano de su amigo y se levantó.
—Sabes que no lo digo de esa forma, solo no quiero que acabes como... —suspiro recordando la noticia de la fábrica—. No quiero que Dongwook se lave las manos si algo te pasa.
—Eso no pasará, tenlo por seguro.
Dicho esto, se marchó, dejando a un Jungkook arrepentido.
Para cuando dieron las 6 de la tarde el menor se preguntaba por décima vez en donde estaría Jimin. Se suponía que debía de haber llegado un par de horas atrás y eso lo tenía preocupado, no había probado nada desde que Taehyung se había ido, pero preparó la pizza por si su hyung llegaba con hambre.
Quiso marcarle a Jin, pero recordó que probablemente no estaría disponible, se preguntó también por qué si había ido a encontrarse con alguien y a pasar algunos días no se había llevado alguna maleta. Solo salió la noche anterior con alguna escusa que no recordaba y después estaba Jimin diciéndole que no regresaría en unos días.
¿Le estaban ocultando algo?
Un sentimiento desagradable se instaló en su pecho y se apresuró a irrumpir en el cuarto del mayor, era incluso el triple de grande que el de Jimin, sin ventanas, con una cama enorme repleta de almohadas y cojines, y un dosel de tela blanca clavado al techo, toda la pared del fondo era el armario y a la izquierda había un cuarto rectangular donde estaba el baño y la ducha, pero que curioso que lo único que separaba esta del resto del cuarto era un vidrio transparente.
Sacudió la cabeza cuando el pensamiento de Jin viendo a Jimin bañarse le llegó, intentando olvidarlo.
Revisó con cuidado de no dejar nada mal puesto y de hacerlo rápido, ya que al parecer la habitación también era insonora y no alcanzaría a sentir si alguien había llegado.
Se extrañó cuando encontró dos neveras dentro del armario, una pequeña llena de cosméticos —ahora entendía como Seokjin podía verse tan bien cuando le dijo que tenía 28 años— y la otra... se atragantó cuando vio las bolsas de transfusiones.
¿Quién diablos tenía esto guardado en su armario?
Intentó buscar alguna razón, la más cercana es que fueran para él cuando estaba en peor condición, pero de eso hacía ya más de un mes cuando estaba inconsciente y Jimin le contó que tuvo que hacerle varias transfusiones de O negativo, rogando para que su cuerpo no lo rechazara. Ya no tenían necesidad de seguir guardando sangre. A menos de que no fuera para él.
Sintió nauseas con la idea de que Jimin tuviera un lado oscuro cuando todo lo que conocía de él, era luz y cariño. Su cabeza se abrumó de incongruencias y teorías. Él no sería capaz. Jimin no sería capaz de lastimar a nadie.
No se dio cuenta de que se estaba mordiendo el labio hasta que estuvo fuera de la habitación.
Entonces escuchó el sonido de un auto estacionarse frente al departamento y luego como intentaban abrir, él se asomó por sobre la escalera viendo si era un intruso el que quería entrar.
Pero no, era Jimin, muy borracho.
—Ey, tu —le habló un hombre mayor—. ¿Vives aquí?
Jungkook asintió.
—Bien, he venido a traer a Park, tomó de más hoy —dijo, ayudando al rubio a subir las escaleras, quien claramente venia desorientado y ebrio.
Apenas lo hubo dejado en el sofá, se marchó.
—¿Hyung? —preguntó acercándose al pequeño cuerpo creyendo que ya se había dormido.
—Wooooh —gritó de repente, tomándolo por sorpresa—. Que genial —arrastrando las palabras se levantó—. ¡Pero miren quien es! Es el f-f-fortachón de hércules —dijo lanzándose a sus brazos.
Jungkook estaba asombrado del comportamiento de Jimin, a pesar de haberlo visto tomar una cerveza algunas veces mientras estaba frente a la laptop, nunca lo presenció pasado de copas.
Estaba atontado, desorientado, alegre y atrevido ¿Realmente era su Park Jimin?
—Oooooh, pero por qué esto está tan... ¡Aburrido!
Le vio alejarse para poner música en el reproductor—. Hyung, creo que lo mejor es que descanses.
—¿Descansar? —dijo, girándose cuando una canción disco fue puesta—. La noche es joven y yo ya no tanto~ —puso una sonrisa tonta mientras bailaba, esta vez muy diferente a cuando lo había hecho junto a Jungkook. Era más sensual, más lento.
Jungkook sonrió nervioso—. Bueno, bueno, pero yo creo que deb-
—¡Shhhhh! —siseó, colocando un dedo en sus labios—. Calla esa boquita tan linda~ y consigamos un trago maaaaas... ¡sí!
Una canción en español bastante movida sonó y esto encendió aún más a Jimin.
—¡Wooooh! Suavementeeeee —canturreó yendo a la cocina por la bebida que Jungkook negaba ofrecerle.
El menor se pasó una mano por el desordenado cabello y tomo valor para enfrentarse a su borracho hyung.
Apagó la música, logrando una queja de su mayor que traía en la mano una lata de cerveza, todavía cerrada, por suerte.
—Oye, que malo eres —regañó, tambaleándose hasta él, quien lo recibió en un abrazo, evitando que destapara la lata.
—Ya fue suficiente, beberás agua y después de descansar comerás algo antes de do-
Un calor subió por su vientre cuando los acolchados y calientes labios de Jimin se estrellaron contra los suyos en un beso torpe.
¿Estaba pasando? ¿En serio estaba pasando?
Podía sentir el sabor del alcohol en su lengua cuando se abrió camino por la boca del menor.
—hyung, hmm —habló entre sus labios—. Esper-
Segundos después Jimin paró el beso, con los labios hinchados y entreabiertos, la respiración agitada y el color en sus mejillas.
—¿No me esperabas para esto?
Jungkook perdió la razón un segundo y se lanzó a por él, sujetando al inmortal por las caderas, acercándolo a su cuerpo y acorralándolo contra el reproductor apagado que cayó a un lado para dejar que Jimin se sentara sobre la mesilla. Y lo besó con ansias, como si ya lo hubiese hecho antes.
Jimin se sacudía bajo su toque, dejando caer la lata al suelo y colocando los brazos en la nuca de Jungkook.
Ya no razonaba sus acciones, solo se dejaba llevar por los jadeos entre besos y el calor aumentando entre ellos ¿Qué debía hacer? Nunca antes había tenido sexo, con absolutamente nadie. Su madre trabajaba en eso, pero nunca le permitió ver o participar o siquiera le interesó alguien lo suficiente como para llegar hasta esa base y tal vez, a ninguna otra. Tampoco cuando estuvo bajo la mano de su padre, varias veces se le habían insinuado hombres y mujeres, pero él prefería la soledad.
Espera ¿Iba a tener sexo con Jimin?
Jungkook se calmó un poco y se alejó lo suficiente para ya no tocarle. La vista lo estaba excitando; Jimin, con el cabello hecho un nido, el cuerpo apoyado contra la pared, las piernas abiertas sobre la mesa y la ropa desordenada. Era la imagen perfecta de la perdición.
Su perdición, si es que no se detenía a tiempo.
—¿Me vas a dejar así? —sonaba un poco más cuerdo, el alcohol debía de estar bajando.
—Es suficiente, no puedo —murmuró.
Jimin suspiró bajando la cabeza.
El menor pensó que al fin se había dormido, estaba agitado y sentía que el corazón se le saldría por la boca. Por ahora debía calmarse y ayudar a su hyung.
Regresó de la cocina con un vaso de agua que le ayudo a tomar—. Ugh, me siento de la mierda.
—Eso te pasa por beber tanto, mañana te sentirás peor.
—Que desastre...
Jungkook rio—. Cuidaré de ti, no te preocupes.
Se portó más tranquilo cuando lo cargó hasta su propia habitación, murmurando cosas que no alcanzaba a entender.
—Jungkook... —llamó cuando el menor lo dejó entre los cojines.
—¿Hmm?
—¿Me amas?
El menor se quedó de piedra ante sus palabras.
—Yo... bueno...
—Eres en lo único que pienso todo el tiempo —confesó el rubio—. Aunque no me ames, déjame seguir a tu lado... —se veía somnoliento, probablemente sus palabras eran solo por la ebriedad.
—Ahora descansa, hyung —susurró, acariciando su cabeza y arropándolo.
—Quédate, por favor.
Él sonrió, aceptando. Probablemente no accedería al sexo, pero si dormir a su lado.
No pudo conciliar el sueño tan rápido, era temprano y las escenas que protagonizaron en la sala lo estaban atormentando.
Jimin gustaba de él, eso era bueno ¿no? Era como tener un pase libre para confesarse, pero seguía preguntándose sobre si era el alcohol el que hablaba en vez de su hyung.
Y también estaba la sangre.
¿Qué iba a hacer?
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