♱ Quinta gota ♱


El inmortal atacó por la espalda al hombre con cazadora negra y un gran rifle de asalto en las manos, solo bastó con un poco de presión en el cuello y una patada en la fosa poplítea de sus piernas para hacerle caer inconsciente al suelo.

—Recuérdame tener cuidado con esas manos cuando estemos en la cama —comentó Jungkook con una sonrisa aniñada, única en él.

Jimin se giró lentamente a mirarlo con incredulidad, de alguna forma extraña esa actitud tímida y realmente adorable que tenía cuando empezó a vivir con ellos, como parecía esconderse en cada rincón y quedarse ahí hasta que Jimin lo invitaba a comer algo o ir a dormir porque era tarde. Pero no iba a negar lo mucho que le emocionada ese Jungkook arrogante y atrevido que podía hacerle temblar con un solo beso.

Oh sí, la dualidad de Jeon Jungkook era la debilidad del inmortal.

—Que irreverente te has vuelto —respondió lanzándole el arma del hombre, después de todo, él no la necesitaría, aún.

Colarse dentro de la fábrica no fue ningún problema para ellos, mucho menos cuando Jungkook no había utilizado el arma en ningún momento por los certeros ataques del inmortal. Jimin intentaba a toda costa solo dejarles inconscientes, cosa que preocupaba al menor, ya que no tenía problema en darles con una bala en la frente para evitarse futuros inconvenientes, pero su novio había sido claro, era un rescate, no una matanza.

"Ya no eres como ellos" le había dicho.

El inmortal podía fácilmente romperles el cuello con una sola mano, pero eso damnificaba sus ideales, los que había jurado nunca romper.

Avanzaron sin problemas por los estrechos corredores de la central, evitaban los lugares muy abiertos para que no los viesen, y no se enfrentaban a más de dos personas para que no se corriera la voz de que estaban ahí.

Uno incluso había pillado a Jungkook revisando una vieja caldera sin uso.

—Bueno, bueno ¿Qué tenemos aquí? Jungkook, la última vez que supe de ti dijeron que estabas durmiendo con los peces —el nombrado se quedó quieto, ni siquiera le apuntó, aunque veía que el hombre si lo hacía—. Dongwook estará bastante interesando de seguir viéndote con vida.

El menor resopló harto—. Kihyun, haznos un favor y cierra tu estúpida boca —escupió.

—Maldito mocos- —antes incluso de terminar la frase Jimin ya estaba detrás de él, pateando su espinilla y colocándolo a dormir con un solo apretón.

Jungkook le miró y luego a su novio—. ¿Te he dicho ya que te amo?

Jimin le miro de soslayo aguantando una sonrisa—. Me lo puedes repetir cuando regresemos a casa con Tae.

Continuaron el paso luego de encerrar al hombre en la vieja caldera.

—Siento que este lugar es infinito, no se veía tan grande desde afuera —comentó Jimin exasperado después de un buen tiempo recorriendo la instalación, tenían suerte de que hasta ese momento nadie les había notado.

—Fue construido hacia abajo, debemos de estar llegando al último piso.

Se vieron en problemas cuando pasaron por una puerta a un gran complejo de escaleras donde había varios hombres dispersados, algunos hablando, otros simplemente parados fumándose un cigarrillo. Tuvieron que agacharse inmediatamente.

Jimin le hizo señal de a donde debía dirigirse Jungkook, por entre unas cajas y una escalera con barandales recubiertos que impedían ver de la cintura para abajo.

—Espera —Jungkook tomó su mano.

Jimin le susurró—. Tenemos que separarnos o nunca encontraremos a-

—¡Ahg! —un fuerte grito los hizo detenerse y espiar lo que estaba pasando—. Ese tipo no para de hacer ruido, que desesperante es.

—Es KG ¿Qué esperabas? Él es todo menos una tranquila damisela —el comentario hizo estallar en risas a los presentes—. Yo iré con él, tal vez un poco de fuego en la cara lo haga mantenerse tranquilo.

Jungkook se escondió a tiempo junto a Jimin detrás de un montón de cajas metálicas con basura.

—Yo iré tras él, tu ve al otro lado, deben tener a los niños.

—Jungkook —le respondió el inmortal en un susurro—. Vinimos por Tae.

—Lo sé, pero él está aquí por ellos —sabía muy bien que su amigo le recriminaría ir a rescatarle y no haberlo hecho con los niños también.

El inmortal agachó la cabeza pensando si realmente estaba bien arriesgarse tanto, pero no podía luchar contra la súplica silenciosa de su pareja, por lo que terminó cediendo.

—Si salgo con ellos y no te veo afuera con Tae en 5 minutos, regresaré a sacar tu trasero de aquí —respondió. Jungkook le dedico una tierna sonrisa y le robó un corto beso antes de separarse.

Jimin salto hacia el techó, maniobrando de cabeza y ocultándose hasta que Jungkook desapareciera de su vista para atacar a los hombres restantes de la habitación, era mejor tener una vía de escape despejada.

Las botas de combate del hombre frente al menor hacían eco en las paredes corroídas del pasillo. Apestaba a hierro y eso le incomodaba.

Ambos llegan a un cuarto amplio con un par de jaulas, todas vacías excepto por una, donde puede reconocer perfectamente el cabello azul fuego y la bandana roja. Es Taehyung, atado de manos y pies, pero desafortunadamente para los demás, con la boca abierta. Jungkook nota que tiene un gran hematoma en la mejilla y el labio roto con un poco de sangre seca en el mentón. No se imagina como debe estar su cuerpo bajo la ropa.

—Vaya, al fin llega alguien ¿Dónde está mi comida? La pedí hace media hora —dijo burlonamente recostado contra una pared de barrotes—. Que pésimo servicio, les daré una estrella.

Él hombre alto rio y sacó de su bolsillo una navaja bastante larga—. Nuestra majestad está demasiado demandante hoy —comentó acercándose a la jaula donde Taehyung se tensó y apretó los labios, buscando en lo posible de alejarse de él—. ¿Qué pasa? Cachorrito ¿Asustado?

—¿Yo? Asust- —sus palabras se detuvieron de repente al ver como Jungkook entró a la habitación en cuclillas, evitando hacer ruido. Sus ojos se iluminaron y le tembló el labio por querer sonreír, pero se lo aguantó y volvió su atención al hombre—. Oh sí, que miedo —fingió lloriquear—. Por favor, no me hagas nada buhuhu~

Un sonido en el pasillo les interrumpió, haciendo que Jungkook se tirara detrás de un panel de botones y Taehyung se callara. El fortachón mantuvo el arma alzada mientras salía del cuarto preguntando que pendejada estaban haciendo sus compañeros. Ahí fue cuando el menor aprovechó, corriendo hacia la jaula con el arma en brazos—. ¿Qué mierda haces aquí? —fue la pregunta que lo recibió.

—Salvándote el culo ¿Qué más crees? —dijo mirando el cantado colgando de la cerradura.

—Ow, no tenías que hacer eso por mí —comentó acercándose más hasta poner las manos en los barrotes a cada lada do de la cerradura—. ¿Jimin te obligó a venir?

—No, más bien nos obligamos el uno al otro.

Taehyung resopló.

—Entiendo que sigas enojado con nosotros, pero- —intentó forzar el candado golpeándolo con la culata del arma—. Ugh, pero tenemos que salir de aquí.

—¿Cómo supiste donde estaba?

—Tienes un cuarto bastante desordenado —le comentó como si fuese obvio que había ido a su casa.

Esta vez Taehyung guardó silencio unos segundos para después regalarle una de sus peculiares y lindas sonrisas—. Me alegro de que hayas venido por mí... aunque ¿Dónde está Jimin?

—Sacando a los niños.

—¿Él solo? Este lugar está lleno de matones de Wook, no debiste dejarle solo... él no pertenece a este mundo.

—Tu tampoco —le interrumpió dando otro golpe al candado, el cual no parecía ceder—. ¡Maldición! Y no subestimes a mi novio, es más fuerte de lo que parece —Jungkook se regodeó internamente por saber el secreto de Jimin.

—Wow, se te está dando muy bien la vida de pare- ¡Jungkook! —su grito se dio demasiado tarde. Un hombre jaló al menor por el cuello de la camisa, arrastrándolo consigo.

—Así que tú eres la otra rata que se nos ha colado —comentó con sorna, dándole una patada en el hombro.

Jungkook se retorció de su agarre, golpeándole las piernas e intentando tumbarlo, pero tenía ventaja sobre él, dándole un golpe en la costilla que lo hizo encogerse.

—¡Jyeon! ¡Se han escapado! Todos esos estu... —un hombre entró corriendo al cuarto y se detuvo cerca de su compañero, viendo que ha atrapado a otro intruso.

Jungkook aprovechó la distracción de quien lo tenía sujetado, girando su cuerpo para hacerle caer y golpeándole el pecho en el proceso, pero no logra hace más cuando ya tiene al otro matón encima de él, sujetándolo por el cuello. Se dejó caer hacia atrás, aplastándolos y haciéndoles gritar.

Un tercer hombre con cazadora negra aparece por la puerta, pensando en nada cuando se lanza a por el muchacho.

Él no tiene las cosas fáciles al estar maniobrando con 3 personas fuertes sobre él.

—¡Vamos, JK! ¡Tú puedes! —le corea Taehyung desde la jaula.

—¡Cállate! —es lo que responde al tener uno de los hombres agarrándolo por la espalda mientras es golpeado en el estómago.

—Te crees tan rudo ¿Eh? —gozó uno de ellos antes de patearle en la pierna, por encima de la venda donde seguía estando herido, viendo como la sangre comenzaba a marchar la tela y el jadeaba por el dolor.

—Cuando terminemos contigo no quedará ni un pelo tuyo —comentó el que lo sujetaba por detrás.

Ninguno de ellos notó cuando Jimin hizo presencia en la habitación, mirándolos con odio mientras se acerca despacio a donde Tae, pidiéndole que guardase silencio. Su amigo obedeció, llevándose una mano a la boca para no jadear de sorpresa cuando Jimin dobló los barrotes con simpleza y así permitirle salir.

—Los voy a matar —escupió Jungkook con dureza, evitando que notaran la presencia de alguien más en la sala.

—¿Ah sí? ¿Tu quien más?

El inmortal apareció a su lado sujetándolo del cuello, casi enterrando sus uñas en la carne, que parecía querer explotar—. Yo, imbécil.

La persona a espaldas de Jungkook debilitó su agarre por el asombro de ver llegar al chico bajito de la nada, sin creerse que ese chico rubio estuviese casi ahorcando a su compañero con una sola mano. entonces Jungkook tomó la oportunidad para soltarse y propinarle un buen puñetazo.

Todo fue repentinamente interrumpido por un disparo al techo, que les hizo detenerse.

—Bueno, bueno, bueno —una voz familiar para Jungkook hizo presencia antes incluso de que entrase a la habitación, sin dejar de apuntar el arma hacia ellos—. Creo que estoy viendo un fantasma —una burla corriente salió de su boca haciendo fruncir el ceño del inmortal.

—Dongwook.

—Oh, entonces no es mi imaginación... realmente sigues vivo.

—¿Me creías tan débil?

—Bueno, nadie ha escapado de las garras de Jeon Hansoo con vida, hasta ahora.

—Tu eres quien ha estado llevándole a los niños todo este tiempo ¿Verdad? —habló Jimin, ganándose una mirada de advertencia por parte de su novio.

Dongwook puso su atención en el pequeño rubio, acercándose a él con el arma en alto y sin seguro, llevando además una gruesa carpeta que Taehyung supo era lo que estaba a punto de conseguir, si no lo hubiesen detenido.

—Oh, a ti no te había visto antes —comentó el hombre, caminando a paso amenazante hacia Jimin, quien no bajaba la mirada llena de furia, permitiendo que el contrario diera vueltas alrededor de él, admirándolo.

Que escena interesante era aquella. Un hombre inconsciente en el suelo, otro a metros de los demás —conmocionado—, alguien más inclinado sujetándose una rodilla que debía de estar fallándole, Taehyung, con su vistosa cabellera azul, parado cerca de las jaulas y su mirada en el rifle de asalto al otro lado de la habitación, demasiado lejos como para recogerlo sin que alguien se lo impidiese en el camino.

Y luego estaba Jungkook, demasiado tenso y preparado para lanzarse al cuello de Dongwook cual león.

—Tienes un bonito rostro, muchos pagarían grandes cantidades por ti ¿Sabes? —susurró acariciándole la mandíbula con la boca del arma—. O tal vez a Hansoo le encantaría verte destrozado en el suelo como nada más que mierda.

—No lo toques —advirtió Jungkook.

Su antiguo líder de banda lo miró, sonriente y consiente de que sabía lo mucho que ese "juego" molestaba a Jungkook—. Imagino que no viniste por tu lealtad a la CNG —se giró un poco para posar su atención en Taehyung—. Sino a buscar a este muerto de hambre con un cerebro demasiado útil para alguien tan estúpido.

El moreno le lanzó una mirada de rencor, se arrepentía a última hora de haber trabajado para él durante tantos años.

Dongwook siguió rondando frente a Jimin, pasando la boca de la pistola por su cabello y hombros, sin percatarse de como Taehyung tortuosamente lento se acercó para quitarle la carpeta—. Tal vez deba conservarte solo a ti —continuó susurrándole—. No tengo preferencia por los hombres, pero tú eres uno al que no me negaré.

El inmortal tenía la mirada clavada en Jungkook, con el ceño fruncido y la mandíbula a punto de romperse por la presión, no alcanzaba a escuchar las palabras de su ex-líder, pero sabía que nada bueno salía de su boca.

El tirón que hace Taehyung para obtener los documentos no es suficiente para quitárselos, solo hace que ponga el arma frente a su cara y jale del gatillo. Pero Jimin no lo permitió, vino a por su amigo y no regresará con un cadáver. Empujó sus piernas, logrando derribarlo y viendo como la bala atravesó el antebrazo del peli azul.

Jungkook se estremeció ante el grito de Taehyung, yendo directamente hacia él mientras Jimin forcejeaba con Dongwook, buscando quitarle el arma, pero este disparó sin destino, dándole en el pecho a uno de sus hombres y causando que otro saliese corriendo.

—¡Joder! —sueltó Taehyung siendo atendido por Jungkook, apenas alcanzando a esquivar otra bala al aire.

Entre los golpes, patadas y jalones sin dirección, Dongwook logró estrellar un codo en la nariz de Jimin, viendo cómo se escurría la sangre por su mentón, alarmado por el color negruzco casi antinatural. El hombre al que el inmortal había ahorcado momentos atrás pateó su espalda, haciéndole quejarse y logrando que su jefe acertase un disparo en su estómago, dejándole en el suelo con un charco creciendo bajo él.

Entonces fue Jungkook el que se lanzó a por él, loco de ira y sin importarle nada más verle dejar de respirar. La carpeta con documentos salió volando por los aires, siendo Taehyung el único que fue tras él.

—¡Te voy a matar! —exclamó el menor, dándole un fuerte golpe en el pecho y haciéndole tambalear.

—¡Eres solo un títere para nosotros, Jungkook! —se burló él con la sangre escapándose de entre sus labios. Sonriendo al ver como varios de sus hombres habían entrado a la habitación, algunos con pistolas y otros con cuchillos y armas de contusión—. Aun puedes parar y regresar, te lo permitiré, olvidaré todo este numerito de rebelde que has armado y te esconderé de Hansoo si es lo que quieres.

Él se ciñó sobre su cuerpo en el suelo, susurrándole con odio—. Te lo encontraras en el infierno.

Todo se hizo más lento para Jimin a ese punto, quien abría los ojos para reincorporarse. Su cuerpo apenas estaba comenzando a expulsar la bala y cerrar la herida. Pero cuando sintió el olor de la sangre de Jungkook salir por la herida en su hombro y el fuerte golpe en su cien, no pudo controlarse más, perdiéndose por completo en la cólera y rompiendo su ideal más sagrado.

Taehyung fue quien arrastró el cuerpo semí-inconsciente de Jungkook cuando el infierno se desató en la habitación, manchando las paredes y el suelo de rojo, como un cuadro de John Martin. Arrancando cabezas y extremidades tan fácil como si fuesen osos de goma.

—¡Taehyung! —su grito se escuchó por sobre los lamentos y suplicas que soltaban los que aún seguían con vida—. ¡Váyanse de aquí!

El peli azul no tardó ni medio segundo en cargar a Jungkook con dificultad y salir de allí como almas perseguidas por el diablo ¿Había visto mal? Jimin, esa persona amable y dulce se había convertido en una sanguinaria máquina de matar de un momento al otro, sin olvidar también el hecho de que había sido disparado.

El tiempo le pareció tortuoso mientras se encontraban fuera de la central, viendo como desde un autobús viejo y corroído se asomaban cabecitas curiosas y asustadas. Jimin lo había logrado.

Jungkook se removió entre sus brazos y soltó un quejido de dolor, un gran pedazo de tela que debía ser de la camisa de su amigo, era presionado sobre la herida en su hombro.

—Tae...

—Ey, aquí estoy, espera un poco ya nos vamos a ir.

—¿Dónde- ugh, ¿Dónde está...?

No supo que responderle, así que se mantuvo callado, bajo la mirada exhausta del menor.

—Él-

Los oídos les pitaron cuando la centrar estalló, viendo un mar de fuego gobernar la infraestructura metálica que se había erguida por sobre ellos horas atrás.

—Oh, mierda.

—No, no, no, no —Jungkook intentó levantarse, pero el dolor lo volvió a tumbar en el suelo—. ¡Jimin!

—Te vas a hacer más daño, espera.

—No, tengo que regresar a por él, ten- —una silueta apareció entre las llamas, como si estas no pudieran dañarle, pero si calcinaron parte de su ropa. Algo colgaba de su mano.

Cabello enredado entre sus blancuzcos dedos y una expresión de horror capturada en lo que sin duda era la cabeza cortada de Dongwook. Esta cayó pesadamente al suelo al estar lo suficientemente cerca de ambos muchachos, uno más asustado que el otro,

El rubio se dejó caer frente a ellos, gateando un poco hasta lograr abrazarlos y llorar un poco en el hombro de ambos. Jungkook fue el primero en corresponderle, entendiendo por lo que estaba pasando, porque sabía que falló su promesa. Taehyung es quien le siguió despues, consolándole con una mano en el cabello.

—Tenemos que irnos —fue lo que soltó finalmente al separarse.

—¿Qué pasará con los niños?

—Esta mierda acaba de explotar, pronto habrá policías, bomberos y helicópteros, ellos los cuidaran... y yo necesito cuidarlos a ustedes —dijo cargando a Jungkook en un hombro y ayudando a Tae con su brazo libre.

—Pensé que me cargarías como princesa —bromeó el menor en su hombro.

—Puedo soltarte y recogerte de nuevo —respondió jocoso.

—No, gracias.

—Ugh —se quejó Taehyung—. Sus mierdas de pareja me dan diabetes.

Jimin soltó una suave carcajada. Incluso tenían energías para bromear y reír después del infierno que habían pasado.

—Ah, Tae...

—¿Creíste que lo había olvidado? —cuestionó sacando la carpeta de la parte trasera de su pantalón—. Claro que no iba a dejarlo.

—Genial, pero no me lo acerques mucho, no quiero oler tu trasero en él.

—Te comes el de Jungkook ¿Cuál es el problema? —Jungkook se atragantó con el comentario, llevándose ambas manos a la boca y quejándose por su hombro adolorido.

—Por el amor de Jesucristo no vuelvas a decir algo así —le soltó entre quejidos.

—Traicionero, la próxima vez te dejaré con los malos. 


Las bromas y risas se acabaron al regresar a casa. Jungkook fue el primero en caer inconsciente sobre el sofá mientras Jimin limpiaba y trataba su herida con una bolsa de sangre en la boca para no perder el control. Agradecía internamente que Jin no se encontrase allí, había visto una maleta hecha en el pasillo, por lo que suponía que aún seguía en corea o simplemente había decidido irse sin nada.

Taehyung fue un poco más llorica que su novio, siseando y quejándose por cualquier movimiento del rubio sobre la perforación en su brazo. Seguía teniendo el pantalón sucio y quemado con el que había regresado, pero como del sweater solo habían quedado unas cuantas tiras chamuscadas, tuvo que colocarse otro antes de siguiera limpiarse bien. Esa sala apestaba a tierra, sudor, sangre y cenizas.

De su boca colgaba la bolsa de sangre vacía, pero estaba tan concentrado en su labor que no había reparado en quitarla.

—¿Te molesta si te pregunto?

Jimin negó con la cabeza y dejó caer la bolsa al suelo sin dejar el semblante sosegado—. Tarde o temprano lo ibas a hacer.

—¿Qué harán a partir de ahora?

El rubio miro un momento la venda, confundido con la pregunta—. ¿Solo eso? —Taehyung asintió—. Me lo llevaré a Francia, podemos estar allá un tiempo, luego nos volveremos a mudar, hasta que envejezcamos y terminemos como dos pasas arrugadas en alguna cabaña en el campo.

—Eso suena lindo.

—Sí. Tú también, cumpliste el trato, ahora puedes recoger a tu familia y comenzar algo mejor en otro lado. Italia es muy bonito en esta época, te encantará —dijo, terminando de abrochar la venda, había tenido suerte de que la bala no dañase alguna arteria, nervio o incluso el hueso—. Pero no te ilusiones, voy a vigilarte de cerca, en Italia no te será fácil hacer trabajos sucios.

Taehyung le regaló una risa ahogada por el cansancio—. Eso de los trabajos sucios se ha acabado.

—Bien, iré por algo de tomar y comer, debes estar famélico.

El inmortal se perdió por el corredor hacia la cocina, recogiendo fruta, pan y comida de instancia, aprovechando para romper otra bolsa de sangre en el proceso. No recordaba haberse sentido tan cansado en años, como lo estaba en ese momento, pero se lo atribuía más al agotamiento mental que físico.

Ahora solo quedaba dejarle la información a Namjoon y él se encargaría de todo. Viajaría junto a Jungkook y disfrutaría todo lo que pudiese del tiempo a su lado. Taehyung tendría una mejor vida y probablemente Seokjin se iría a alguna playa paradisiaca a disfrutar de un tiempo sin preocupaciones.

Eso parecía ser un buen final para todos.

—¿Él lo sabe? —escuchó, dándose la vuelta para ver a su amigo recargado en la entrada.

—Si no lo supiese no me habría dejado ir a buscarte —respondió—. Sé que quieres preguntar, no te cortes.

—En realidad no —se sinceró—. Si fueras malo no estaríamos hablando tranquilamente. Has ayudado a Jungkook y me has salvado a mí, que dobles barrotes como si fueran palillos de madera y bebas O+ de una bolsa no me interesa.

Jimin sonrió, Taehyung era más inteligente de lo que parecía—. Bien, entonces finjamos que estoy bebiendo vino y que lo de los barrotes fue por el óxido —entendía lo que hacía, sin conocimiento de lo que era Jimin, no habría represalias. Él había pasado demasiado tiempo en un mundo lleno de información peligrosa y personas que harían lo que fuera para obtenerla.

—Genial —dijo finalmente, entrando para coger un sobre de carne seca que tanto disfrutaba Jungkook—. Cada quien le clava el diente a lo que quiere —comentó, Jimin se carcajeó apoyando la cabeza en su hombro, solo riéndose de algo que compartían en silencio.

—Iba a darte la casa, Tae —dijo de repente—. Incluso si no arriesgabas tu trasero para conseguir esas pruebas.

—No acepto caridad, esa es mi única regla.

—Lo mío no es caridad, es un regalo, es lo que los amigos hacen.

Taehyung suspiró—. Un regalo demasiado caro.

—No hay reglas para cuanto gastar.

El silenció gobernó unos segundos, Jimin sintió que había más, pero no lo presionó. Solo posó la mano en su espalda y le acarició cuando rompió a llorar.

—Perdí a mi madre por la caridad. Una estúpida caja de comida, llena de pasteles de arroz y tteokbokki —el rubio lo escuchó con atención, sin dejar de confortarlo—. Se lo habían dado de un albergué. Mi padre nos había abandonado y con el tiempo los ahorros se hicieron imposibles de estirar, por lo que un día se armó de valor y fue a pedir un poco de ayuda.

《 Llegaron una mañana, 2 hombres y una mujer, y le dejaron la caja, diciendo que era para toda la familia. En ese entonces Jenah solo tenía 3 meses y los gemelos ni siquiera sabían hablar. La encontré tirada en el suelo al volver de la escuela, la bebé llevaba llorando un buen rato y la caja de comida estaba ahí, abierta en la mesa. Tenía veneno. 》

Jimin ahogo un quejido de sorpresa.

—Los malditos no eran parte del albergué, eran estúpidos clasistas que pensaron que gente pobre como nosotros simplemente debía morir, como ratas. Mis hermanos tuvieron que pasar 12 horas con un cadáver en la cocina. Y lo peor es... que solo había probado la crema.

—Lo estaba guardando para ustedes...

Taehyung se refugió en el hombro de Jimin y lloró por unos minutos.

—Era caridad. La mató la maldita caridad.

Ahora comprendía todo y no lo culpaba.

—Estoy seguro que esperas que defienda el significado de regalar algo... —dijo, abrasándole sin importar si estaba de acuerdo o no.

—Algo... fue hace años, pero sigo pensando en que, si por mi culpa mis hermanos sufren, no me lo perdonaría.

Esa era la razón por la que arrasaba con la alacena de Jungkook y de Jimin cuando llegaba, cosas no planeadas no te podían hacer daño. Trabajar por tus cosas no te podía hacer daño.

—Yo tampoco me perdonaría si tu sufres también.

—¿Podemos olvidar esta conversación?

—Claro —respondió cuando se separaron—. Eres bueno hackeando y usando la electrónica... ¿Te parece hacer un nuevo trato?

—¿A qué te refieres?

—Una nueva vida para ti y una nueva identidad para nosotros a donde sea que vayamos. Quiero borrar a Jungkook de Corea ¿Harías eso?

—Pan comido —bromeó, llevándose otra tira de carne seca a la boca.

Se quedaron hablando un rato más en la cocina, para cuando dieron las 11 de la noche, Taehyung se había quedado dormido incómodamente en el sillón —a pesar de que Jimin le había ofrecido su casa luego de que se diese una ducha, pero el solo resopló y en menos de cinco minutos había caído rendido— y el rubio estaba sentado en el suelo, acariciando el cabello de Jungkook.

—No pares —murmuró el menor llamando la atención de su teléfono.

—Estas despierto.

—Y adolorido —se quejó, removiéndose un poco antes de levantarse—. Siento que me pasó un camión por encima.

Jimin sonrió—. Te ves horrible.

—Me veo como me siento, tonto —respondió inclinándose un poco para besarlo, pero quedó en el aire al sentir un tirón doloroso en el hombro.

El contrario ladeó la cabeza, arrodillándose y entregando el poco espacio que les quedaba para unir sus labios. La guerra de besos, caricias y risas bajitas duró varios minutos, en los que Jungkook terminó recostado en el pecho de su novio mientras este jugaba con las hebras algo largas de su cabello.

—Así que todo terminó.

—Sí —respondió el mayor besando su frente.

—Nuestra aventura llega hasta aquí.

—No, amor, esta aventura termina aquí, pero tendremos muchas más, te lo aseguro.

—¿Ah sí?

—Claro, solo piénsalo, un viaje en góndola por Venecia, una noche en las playas de México —los ojos de Jungkook brillaban, siempre lo hacían cuando se trataba de Jimin—. Una excursión por Canadá, tal vez podamos tener una escapada en Brasil ¿Alguna vez te has perdido en la jungla?

—¿Tu sí?

—Un par de veces.

Jungkook apretó su mano, le encantaba cada palabra que salía de su boca, cada plan descabellado que le llegaba a la cabeza, todos los lugares. Le emocionaba pensar que en 24 horas estarían en un avión, volando hacia quien sabe dónde, solo los dos.

—Te amo.

El inmortal se mordió el labio, se sentía tan feliz que una simple sonrisa no podía describir la chispeante sensación.

—Lo sé —un beso en la frente—. Y yo a ti.

Ninguno supo en qué momento se quedaron dormidos, solo que para cuando el estruendoso y viejo teléfono de Taehyung sonó, eran las 3 de la madrugada.

Jimin abrió los ojos justo cuando su amigo se cayó del sillón, intentando agarrar el teléfono, pero presionó las teclas sin pensar mucho, colocando el altavoz por error llenando de angustia el salón cuando un grito desesperado golpeó las paredes.

—¡Oppa! —se escuchaban golpes y un sonido crepitante al otro lado de la línea.

—¿Hyonah? ¿Qué es-

—¡Oppa! ¡Hay fuego por todas partes! —gritó, siendo seguida por un golpe seco y unos jadeos. Un chillido se escuchó—. ¡Seohyung! ¡No te muevas ya voy!

Cuando Taehyung se dio la vuelta en dirección a las escaleras, estaba tan blanco como un fantasma.

—¡Voy para allá! ¡Hyonah, escucha! Tu oppa ya va para allá.

Un ruido muy fuerte sonó y luego la llamada se había detenido.

—¡Maldición! ¡No! —el teléfono se hizo pedazos al estrellarse contra la pared.

—¡Espera Taehyung!

—¡Mis hermanos están peligro! —dijo Jimin bloqueándole el paso.

—¡Lo sé! Pero estas herido, deja que yo vaya.

—No, no, no, tengo que ir rápido.

—Yo iré, cálmate —acarició sus hombros—. Jungkook, llama a los bombe- ¡Ah!

El rubio cayó al suelo por el gran empujón que le propinó el peli azul.

—¡Taehyung! —gritó Jungkook, pero no serviría de nada.

La puerta estaba abierta y las escaleras vacías.

Se había ido.



—No, tu no irás —Jimin le interceptó antes de bajar las escaleras.

—Su familia está en problemas y nosotros aquí, tengo que ir.

—Yo, pero tú tienes el hombro vendado, Jungkook, no podrás hacer nada. Quiero que te quedes aquí —el menor resopló, intentando hacerle a un lado, pero Jimin puso una mano en su cuello.

—¿Me amenazas con dormirme?

—Si con eso evito que vayas, entonces sí.

—Solo déjame ir, por favor, me quedaré atrás, tu harás todo —suplicó, realmente desesperado por Taehyung.

El inmortal suspiró, estaba preocupado por ambos, pero ese momento quien necesitaba más ayuda, era su amigo.

—Estamos perdiendo el tiempo, vamos.

Correr detrás de Taehyung era agotador para el menor, sobre todo cuando este vivía bastante lejos. Pero incluso a cientos de metros, se pudo ver el humo llenando un espacio en el cielo.

Justo había alcanzado al peli azul en una esquina, se tambaleaba jadeando y apretando los puños en su pecho. Estaba agotado.

—¡Taehyung! —este no se inmutó, solo deteniendo un segundo al otro lado de su casa cubierta en llamas.

—¡No!

—¡Taehyung! ¡Espera! —pero él ya se había abalanzado al mar de llamas. Jungkook a varios metros podía escucharle llorar y gritar por encima del crepitante fuego, viendo la madera de algunas paredes ceder ante el peso del techo laminado y caerse.

¿En qué momento había pasado eso? ¿Por qué nadie salía a ayudar? ¿Dónde estaban todos?

Jimin se arrodilló a su lado, en mitad de la calle, con la cara descolocada y las lágrimas deslizándose por sus mejillas. Es fuego lo sentía tan familiar, como si fuese él quien estaba dentro, gritando el nombre de su familia, buscando a sus padres e intentando escapar. Pasó hace cientos de años, pero sigue sintiendo el olor de la carne quemada y las manchas de ceniza en sus manos.

Jungkook lo dejó atrás, intentando entrar a la casa, logrando percibir entre el humo y las llamas a su amigo hincado en el suelo, sin moverse. Salir fue más difícil, esquivando paredes que se caían y aguantando el sofocante calor del lugar, mientras arrastraba al perdido Taehyung entre sus brazos.

La casa se derrumbó completamente, expulsándolos de la entrada y terminando en el césped chamuscado de enfrente.

—¡Jimin! —gritó el menor, necesitaba ayuda y por más que no quería necesitarla de su desconcertado novio, no pudo evitar rogarle—. Vamos Taehyung, resiste.

Su cuerpo tenía varias quemaduras notorias, zonas rojizas e incluso un corte sangrante en la clavícula.

—Están muertos... —susurró. Había perdido todo, a su madre, a sus hermanos, su felicidad.

Jungkook se sacó la camisa, rasgando la tela marrón y cubriendo sus heridas. No supo en qué momento Jimin ya se encontraba a su lado, dejando que su novio se encargaba mientras él acariciaba el cabello espolvoreado de Taehyung.

—Está bien, Tae, estamos aquí —susurró, sus palabras saliendo incluso antes de que su cerebro las procesase.

"Está bien, pequeño, estoy aquí" recordó la suave voz de Seokjin.

—Puedes llorar, Tae —dijo uniendo sus frentes y dejando que el peli azul se ahogara en llanto. Le haría bien, acababa de perder a toda su familia, entendía ese sentimiento—. Estamos aquí, no te dejaremos solo... no lo estas.

Cuando alzó la mirada vio el brillo del arma apuntándoles, se lanzó hacia Jungkook, arrastrándolo por la tierra y esquivando la inminente bala. No pudo alcanzar a levantarse cuando un fuerte golpe lo hizo caer a un lado, desubicado. Jimin fue sujetado por tres personas, un fuerte agarre en su cuello que podía ser mortal para cualquiera y uno en cada brazo.

—Incluso muerto me sigues causando problemas —esa voz le hizo encender todos sus sentidos. La persona de la que había estado escapando todo este tiempo estaba frente a él.

Apenas se levantó fue detenido por otros dos hombres. Su padre se acercaba como un depredador rodeado de simples y débiles ovejas; con poder, porque sabía que el juego había terminado y él era el ganador.

—Sobreviviste... pensé que serias más listo y no te meterías en mis asuntos. Era tu momento, Jungkook, solo tenías que coger tu mierda y largarte de mi ciudad.

—Maldito hijo de- ¡Ahg! —un puño en la boca del estómago le hizo inclinarse a por aire.

Su padre chistó, caminando hacia el cuerpo de su amigo, serio, quemado y perdido.

—Dongwook me hablaba maravillas de ti, pensé que en algún momento me serias útil —dijo, bajo la atenta y húmeda mirada del peli azul—. En cambio, fuiste a la central y la volaste en pedazos —el arma salió de entre su chaleco, apuntándole. La muerte le estaba sonriendo, sentada a su lado, esperando para besarle.

—¡No! Esp- ¡ugh!

—No, por favor —rogó Jimin, con apenas un hilo de voz debido a la dificultad para respirar por el agarre.

Pero él los ignoró, colocando el pie en su pecho y hundiendo levemente, casi cortándole el aire—. ¿Últimas palabras?

Taehyung no dejó de ser él mismo, incluso en sus últimos momentos, sonriendo y escupiendo sobre el lustrado y caro calzado del hombre—. Te espero en el infierno.

Y sus labios fueron besados, carne fría y plateada que le despedía de este mundo.

Jungkook presenció la bala darle fin a su vida. Se mareó unos instantes rompiendo en llanto. El inmortal apenas y podía emitir un sonido, pero sus manos temblaban, solo que no supo si de sorpresa o de ira.

—Llévenselos, esta noche me desharé de la basura como debió ser desde el principio.

Jimin se resistió, golpeando con maestría a uno de los que lo sujetaban sin importar que las uñas en su cuello se clavaran más fuertes. Hansoo silbó, llamando la atención del rubio y presionando la boquilla del arma aun caliente en la nuca de su hijo—. Tal vez me estoy tomando demasiadas molestias.

Eso fue suficiente para que lo volvieran a someter, estrellándole la cara contra el suelo un par de veces y recibiendo patadas en el pecho para aturdirlo.

—¡No! ¡No te lo lleves! —rogó Jungkook intentando arrodillarse ante él, viendo a Jimin ser arrastrado y golpeado hasta la cajuela de un auto que acababa de detenerse en mitad de la calle—. ¡Jimin!

—Cállate ya —fue todo lo que su padre dijo antes de propinarle un golpe en la cien con la culada del revolver.  



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