d i e c i o c h o

Hace apenas unos cuatro días había ocurrido aquel extraño acontecimiento que nos dejó en blanco a todos. Aunque lo que dejó aún más perplejo fue el trato amable de Miyeon hacía mi aquella noche, como si no nos tratásemos como gato y perro. Incluso nos dejó dormir en su cama hasta tempranas horas de la madrugada, pues no debía arriesgarse a que su abuela despertase y la maldijera a los cuatro vientos.

Cosa que no pudimos evitar, pues cuando estábamos fuera de su casa pudimos escuchar como su amorosa abuela la regañaba a los gritos por hacer mucho ruido.

Que irónico.

Jimin al oír el jodido regaño que me estaba dando se sintió más que apenado por ella, y me obligó severamente a decirle gracias cuando la vea, cosa que obviamente, todavía no hice, aunque no estaba seguro de realmente hacerlo.

En fin, Miyeon me dio unas recomendaciones para sacarme esta mierda de mi cuerpo, así que ahora me lo paso bebiendo mucho agua, y por lo tanto me la paso meando, y eso es un poco molesto. Pero haría lo que fuera por desintoxicarme.

Ahora mismo, yo estaba con Jimin en el autódromo, aunque él se había ido con Hoseok y sus amigos raritos. Estaba arriba de su auto -Jimin se negó a dejarme venir solo en mi auto, pues creía que era lo mejor- analizando todo con silencio, hasta que mi vista reparó en Miyeon y Yoongi. Salí del auto lentamente, y me senté sobre el capo del auto, encendiendo un cigarrillo pacíficamente.

Desde que ocurrió al que suceso raro me sentía en completo estado de alerta, debía estar al tanto de todo, de mi, de Jimin, incluso de ella. No lo quería así, o al menos no lo quería admitir, pero por más que tenga un gran odio hacia Miyeon no puedo dejar que la hieran, ¿qué haría sino? Ella había sido una persona muy importante para mi infancia, alguien que marcó mi vida por completo, no podía ver como solo la lastimaban y no hacía nada.

Joder, ¿qué me esta pasando? De seguro luego me arrepentiría.

— ¿Que mierda está diciendo Miyeon? ¿Estas bien? — su mirada se oscureció, pero comenzó a toquetéale el rostro para ver si su piel se encontraba en completa perfección.

Ella carcajeó suavemente, y eso me confundió, pues un escalofrío me recorrió por la espalda. — Estoy bien, Yoongi. Solamente estoy un poco preocupada.

El muchacho la miró seriamente a los ojos para luego chasquear la lengua con incredulidad. — No puedo creer que actúes tan normal después de esto. Es decir, es peligroso.

Min no había acudido al sitio con su auto, pues solamente para no difamar su identidad oculta. Si... yo sabía sobre su identidad, aunque no comprendía muy bien el por qué de camuflarse.

— Nena, me tienes muy preocupado. — hice una mueca de disgusto ante tanto afecto.

— Tranquilo, hablaré con Jungkook y tendremos las cosas bajo control. Yo se que él puede ayudarme... — un estúpido nudo se instaló en mi garganta, ¿ella seguía confiando en mí después de todo?

¿Jungkook? su voz sonó áspera, casi rabiosa. Pude divisar como su mirada se dirigió hacia mi presencia, clavándome estacas con sus ojos. Oh... ¿esos son celos? ¿Debo sentirme orgulloso por eso?

Me sorprendí al ver como se encaminó con tranquilidad hacia mí, pero la furia aún instalada en su pálido rostro. Aún así, mantuve mi compostura de me importa todo una mierda, porque la verdadera que era así.

La cara de Miyeon fue todo un poema, estaba asustada y claramente podía vérsele en el rostro. No dudo en acercarse y poner una mano en el hombro del pálido para tranquilizarlo.

La situación era realmente tensa, pero yo disfrutaba ver del enojo del pálido y de cómo intentaba intimidarme a pesar de ser una cabeza más bajo que yo. La chica nos miraba entre preocupada e incómoda, apretaba fuertemente el hombro del chico tratando de no poder límites.

Suspiró el pálido, y finalmente habló: — Mira Jeon, seré muy claro contigo. — dijo derrotado. — No me gusta no una mierda que te acerques a mi novia... — ¿Que?

¿Novia? Observé el rostro de la chica buscando respuestas, ¿de veras había caído tan bajo? Pero ella se encontraba igual de sorprendida que yo, miraba al pálido con los ojos bien abiertos y un gran sonrojo se apoderó de su rostro. Una descarga eléctrica me recorrió la espina dorsal... mierda.

— Aparecerte en su casa a mitad de la noche, con condiciones deplorables, hacerla preocupar y tratarla como basura. ¿No es demasiado?

— No fue mi culpa... — justifiqué sin más. No me importaba lo que él piense. No obstante dijo algo que me dejó vacilando: ¿ella se preocupó por mi?

— No me interesa, Jeon. Pero voy a decirte una sola cosa... — dijo entre dientes, amenizándome. — Si mi chica llega a salir lastimada por alguna de tus jodidas estupideces, me encargaré de joderte la vida entera. — su dedo índice se estampó en mi pecho con violencia.

— Yo no hice absolutamente nada, copito.

El muchacho al frente mío parecía abstenerse a darme unos coñazos en mi rostros, mientras tanto me sentía realmente genial por llamarlo de esa forma, es que, ¡por Satan! Era un copo de nieve parlanchín.

Le di una calada a mi cigarrillo, soltando todo el humo en su cara, burlándome completamente de él. Min estaba a milisegundos de perder la cordura y abalanzarse sobre mi, sus ojos estaban negros de la rabia. Pero era muy bueno manteniendo su compostura el jodido.

— Jeon, voy a ser muy claro contigo. — dijo suspirando, apretando el puente de su nariz. — Más te vale cuidar de Miyeon, está más que claro que yo también lo haré. Es más, ni siquiera sé por qué te pido esto. Pero debes hacerte cargo de tus idioteces, no yo no ella. Estas advertido.

Sin más se fue lentamente de aquel lugar, agobiado. Compartí una mirada de un segundo con la chica en frente mío, ambos pensando fuertemente en la que acababa de pasar.

Ella fue tras de él, mientras me dejaba a mí atrás totalmente pensativo.

¿Realmente aquello fue causado por mi? En definitiva no. Aquellos muchachos se acercaron a mí por algo, y no sabía que era. Pero, sabía que algo malo se avecinaba, y muy pronto.

La seguí con la mirada, el tono de su rostro y besó su cabeza, despidiéndose, arrugué la nariz disgustado. El muchacho se dirigió al auto blanco detrás de él y se subió a la parte trasera.

Y cuando vi al conductor, me quede completamente pasmado, y sabía que algo iba a pasar cuando conectamos miradas por un instante.

*Flashback*

Forcejeaba constantemente para quitarme a estos malditos de encima mío, pero estos tenían bien agarrados mis brazos, aunque estaba dejando su vida por mantenerme inmóvil.

— ¡Suéltenme, malditos hijos de puta! — gruñí lleno de rabia. Seguía intentando quitarme sus brazos de los míos y darles una buena paliza antes de irme. Pero los efectos del alcohol me estaba llevando completamente la contra, mi cabeza daba vueltas y era casi imposible localizarlos.

Su carcajada cínica me erizo los bellos de mi piel, tenía ganas de estampar mis puños sobre su rostro y hacerlo añicos.

— Claro que lo haremos. Solamente dinos dónde está. — declaró sonriente, con una ceja alzada, malicioso. No sabía quién mierda era, ni lo que quería, pero estaba seguro de que nada bueno pasaba por su mente podrida.

— ¿De que mierda estás hablando? — inquirí confundido, aún forcejeando con los dos orangutanes que me sostenían de los brazos. Malditos cabrones.

— La chica... — contestó como si fuese obvio. — Queremos a la perra de Kim Miyeon.

— ¿Qué? — esto se estaba yendo relativamente a la mierda, no comprendía nada de lo que estaba ocurriendo. ¿Por qué Miyeon?

— Lo que oíste, Jeon. — pronunció, haciéndome pensar de donde me conocía, porque yo no podía reconocerlo. — Dinos donde está y te dejaremos. — tomó mi mandíbula con fuerza al ver que hacía caso omiso. — ¡¿Dime, donde mierda está?!

— ¡No lo sé! ¡Coño! ¡Déjenme ir, malditos hijos de puta! — mis fuerzas se acababan, pero seguía insistiendo.

Su sonrisa se fue borrando lentamente, y su ceño se frunció fuertemente, dedicándome una mirada seria y oscura, llena de cinismo.

— Bueno... si así lo quieres... — chasqueó los dedos y luego de eso se alejó caminando.

Sentí como una de las mano de esos cabrones tapaban mi nariz y boca con un trapo, me exasperé al notar que trataban de dejarme inconsciente con cloroformo. Trate de morder su mano y quitarme de su agarre, pero comenzaba a perder mis fuerzas, mis ojos se iban cerrando, lentamente...

*Fin de flashback*

Era él, era jodidamente él. El conductor de Min era ese jodido hijo de puta.

Demonios... esto era malo, muy malo. Peor de lo que imaginé, mierda.



Jimin había llegado, y con suerte traía algo de bebida y comida -desgraciadamente, un agua para mi-. Había venido acompañado con los raritos de Namjoon, Hoseok y Seokjin. No me malinterpreten, me caen bien, pero a veces suelen ser... extraños.

Seguía pensado fuertemente en lo que había visto. Tenía por que ese tipo se esté tratando de entrometer entre Min y Miyeon, lo cual no me interesa en lo más absoluto su relación, solo tenía miedo las consecuencias, en cómo está mierda podía llegar a terminar. Y todas las escenas que ocurrían y maquinaban en mi cabeza no eran del todo buenas.

Por alguna razón, termine en el mismo círculo social que Kim, no me incomodaba, más bien no me interesaba, me sentía cómodo con la simple compañía de Jimin a mi lado. Solamente tenía anclada en mi cabeza la idea de que alguien podría estar apuntando mi cabeza, o la suya, y eso era muy problemático, en especial si se trataba de ella.

Bueno, ahora mismo no me estaría comprendiendo, mierda... ¿que estaba ocurriendo?

Ella carcajeaba felizmente por los absurdos -y para nada divertidos- chistes que hacía Seokjin. El reflector detrás de ella hacía todo un poco más extraño, pues me recordaba cuando yo era el que la hacía sonreír así, hacerla sentir feliz, viva y libre.

No era un sentimiento agradable, más bien era como una nostalgia pasajera, y odiaba ponerme así de maricón. No obstante, verla tan carismática con los cabellos al aire era como un espejismo, un reflejo de él, vivo, de carne real y no en mi imaginación.

No era tan descabellado después de todo, ella es la otra mitad de él. Tienen la misma sonrisa rectangular... hermosa. El mismo tono piel canela pálido, sin mencionar la inconfundible personalidad tan simpática que acata la atención de todos.

Me quejé al sentir un codazo en mis costillas, giré para verlo y él muy desgraciado de Jimin me miraba burlón, miró varias veces hacia la chica con disimulo e hizo saltar sus cejas con gracia. Gruñí en respuesta, dándole una señal para que parara, no obstante no pareció importarle, puesto que se dignó de hacerle señas a la chica para que se acercara hacia nosotros.

¿Ahora que tramaba? Es un cabrón cuando quiere...

Se paró frente a nosotros, y frunció el ceño confundida, aún sin perder su rectangular sonrisa de su rostro.

— Queríamos pedirte gracias por ayudarnos el otro día, realmente nos salvaste Miyeon, estaba muy preocupado por Jungkook... — inició Jimin con una sonrisa socarrona. Seguido de un silencio extraño, otra vez otorgó un codazo en mis costillas, haciéndome salir de mis cabales.

— ¿Qué cojones quieres? — protesté por lo bajo, apretando mis dientes.

— Dile que gracias, infeliz.

— No lo haré. — refute en desacuerdo.

El muchacho me miró seriamente, amenazándome con su mirada, lo cual era patético porque no para nada atemorizante, pero viniendo de Jimin era un gran esfuerzo. Pero no podía negarme a sus peticiones, es decir, es un feto, por Dios. Debo cumplir sus órdenes y caprichos por más cabronazo que sea.

— Gracias. — murmuré mirando hacia otro lado, por con la frente en alto. Joder, Justo en mi orgullo.

— ¿Que dices? — dijo divertida la muy hija de puta.

— ¡Que gracias! Maldición... — por todos los cielos, miren, ahí se fue volando mi dignidad. ¡Ah, que absurdo!

La chica carcajeó graciosa, pero sin ningún aire de burla en su aura.

— Fue un placer para mi, Jungkookie.

¿Qué mierda dijo? ¿Jung qué?

— Si, si... como digas.

Jungkookie. Sonó extraño volver a oírlo salir de sus labios. Solía decirme así cuando éramos amigos; y aunque me cueste admitirlo, se sintió un tanto agradable recordar aquel apodo.

A partir de aquello, dejé de lado la conversación de Jimin y Miyeon, en la cual yo no aportaba nada, y no tampoco iba a hacerlo precisamente. Únicamente me dediqué a fumar unáis cuantos cigarrillos -Kim se dedicaba a mirarme malhumorada cuando soltaba el humo cerca de ella-  mientras miraba algunos autos que entraban y salían, e incluso algunas chicas que querían coquetearme a lo lejos, ganándose no más que una gran indiferencia de mi parte.

Estos días se han estado comportando... extraño. Es decir, cosas locas están ocurriendo, y no solo me refiero a mi insignificante -casi inexistente- acercamiento con Miyeon. Hay otras cosas que me están ocupando mi cabeza estos días, como: ¿no es extraño que a cada lugar que recurra algo malo sucede? Primero la policía, después un ataque amenazándome con Miyeon.

¿Que seguía?

No quería pensar que esto era un problema mío -lo cual no creía que fuera así- y que la estaban involucrando a ella, porque sería todo más complicado de solucionar. Pero si esto era un problema de Kim, y me estaban involucrando a mí por culpa de ella, tendrá que oírme.

Últimamente reflexionaba demasiado, y era algo jodido, no quería quemar mis neuronas pensando en ciertas suposiciones que no sabía si eran verdad. Pero, es que todo se estaba tornando oscuro, extraño y perturbador, y pronto esa oscuridad no absorberá, y me inquieta saber que es lo que me espera.

— ¡Carrera, carrera, carrera!

— ¿Huh?

Volteo a observar el disturbio, y no me esperaba más que ver a Miyeon y Hoseok retándose con una mirada desafiante, mientras sus amigos hacían un círculo a su alrededor, demandando una carrera entre ambos. Sonrío con incredulidad y me acerco.

— Qué me dices, gallina. ¿Aceptas correr, o prefieres aceptar que ganaré? — se cruzó de brazos, alzando una ceja con superioridad. Siseé con gracia.

— ¿Qué vas a ganar? ¡Ja! Mi auto es tan veloz que pudo ganarle a quien sea. Incluso hasta a ti, Kim Miyeon. — los demás hicieron bullicio, provocando que la situación sea más tensa, pero no perdía esa sensación de hermandad.

— Tu auto podrá ser el más rápido... — contestó la chica colocando un mechón suelto detrás de su oreja. — pero no solo se trata de rapidez, querido amigo, sino de estrategia, habilidad, y experiencia.

— Pues, corramos. Y demostremos quien es el mejor. — ofreció Hoseok con preponderancia.

— Corramos entonces. — sonrió presuntuosa.

Los muchachos a su alrededor festejaron por la próxima carrera que se avecinaba, y a decir verdad, no quería perderme esto. Miraba la escena con gracia, y mantenía mi ceja alzada, incrédulo al ver que Jimin se ofrecía con felicidad a prestarle su auto y ella aceptaba libremente con su sonrisa rectangular fija en su rostro.

Mire irónico a mi amigo. — ¿Qué crees que estás haciendo?

— ¿No es obvio? Le doy las llaves de mi auto. — sonrió con sorna.

— Estas loco... — reí, negando con mi cabeza.

— Claro que no, señor "me importa todo un comino". No me perderé la carrera. — dijo encaminándose a su auto estacionado.

— Yo tampoco lo haré. — contesté riendo del apodo que me había puesto.

— Yo iré con ella, y tú también lo harás.

— ¿Qu...? — sin embargo, antes de poder protestar, Jimin me adentro al auto con gran esfuerzo, arrastrándome hasta el asiento del medio y colocándome el cinturón de seguridad.

— La mejor vista para apreciar a tu bella amiga. — escupió tragándose una carcajada con sorna.

Lo fulmine con mi mirada, y el imbécil lo único que hizo que carcajear con gracia. El desgraciado se estaba riendo de mí asquerosa y patética vida en mi propia cara. Ya se las verá conmigo el cabronazo este.

— Jimin, te estas ganando la lotería para una buena golpiza de parte de mis puños. — refunfuñe con notoria molestia en mi voz.

El solo sonrió aún más, pero alzó sus brazos en señal de paz, y se fue a quien demonios sabe. Ya me había puesto de malhumor, joder.

En lo que canta un gallo, Namjoon se sentó a mi izquierda, Jin subió a regañadientes, gritando que se iba a morir adentro del auto. Por Dios... que exagerado. Al fin y al cabo, se sentó a mi derecha, y ya podía oler su nerviosismo sin siquiera haber puesto el auto en marcha.

Ya ambos autos estaban posicionados en la línea de partida, y juro que si Seokjin no para de temblar lo tirare por la ventanilla.

— ¡Amantes de las carreras! Tenemos una nueva carrera que surgido de repente, y podemos asegurar que les encantará.

Pues el presentador dio toda la típica cháchara de los participantes. Cuando nombró a Miyeon, oí como las personas hacían realmente mucho bullicio, mientras ella solo sonreía. Lo presentía. Porque, joder, esa chica tiene un orgullo de hierro, y si lo puede sacar a luz, lo demostrará con egocentrismo.

La muchacha pasó entre ambos autos, y Namjoon junto a Jimin empezaron a chillar emocionados. Mientras que Seokjin, bueno... intentaba seguir respirando. Oh, ¿por qué a mi?

— Confió plenamente en ti, Kim.

— Yo también, cariño. — pronunció el moreno de a mi lado. Gruñí molesto, otra vez. ¡¿Por qué tenían que llamarse de esa forma?! Era repugnante, lograban que mis oídos comiencen a sangrar.

Joder, sentía la mirada burlona de Jimin a través del retrovisor. Él muy estúpido, al observarlo, subió sus cejas con burla. Quería bajarme del auto, inmediatamente.

— ¡Voy a morir! ¡Me voy a morir! ¡Necesito ayuda! ¡No puedo morir tan joven! ¡No cuando tengo toda una vida importante por delante! — bramó Seokjin a mi lado, sonando completamente dramático.

Rodé los ojos, ya me esta cansando. Así que para evitar que me siga molestando, pues, no tuve más remedio que ponerle los puntos.

— ¡Seokjin, cállate, por favor! — al oír mi grito, se hizo una bolita. Ahora no sabía si temblaba por la carrera o por mí. Meh, da igual. — Me tienes hasta los cojones, cierras el puto hocico y listo. No vas a morir, ¿o aún no te das cuenta que estás hablando de la capacidad de una de las mejores conductoras de por aquí? — gruñí.

Suspiré y me recargué con pesadez sobre el respaldo del asiento, reprendiendo a Jin con la mirada, mientras que él solo se dedicaba a mirarme con terror y temblar como un chihuahua teniendo un orgasmo.

Patético.

Sentí la asombrada mirada de Miyeon a través del espejo retrovisor, pero al percatarme de ella, inmediatamente la quito y se digno a resoplar frustrada.

La chica con pocas prendas se hizo presente, modelando su portentosa figura femenina frente nuestros ojos con una sonrisa del todo seductora.

— Hermano, mira esas piernas. — el moreno de mi lado se mordió el labio, observando para nada discreto el trasero de la chica. — ¿Quién pudiera llevársela a la cama? Hermano...

— Tranquilo, Kim. Es solo apariencia. Yo estuve con ella y no fue para nada extravagante. — acaricié mi mandíbula con tranquilidad.

— De todos modos, sigo pensando alguna estrategia para seducirla y hacerla mía.

Solté una risita nasal, casi inexistente.

— Son un puto asco. — opinó la chica al volante, riendo totalmente asqueada por nuestros comentarios.

— Somos hombres, nena. Debes entender que nuestro nivel de testosterona aumenta cada vez que vemos chicas lindas. — agrego con una sonrisa burlona en mis labios.

Ella la nota y solo se digna a rodar los ojos exhausta de mi comportamiento.

— Todos son iguales. — murmuró, negando nuevamente.

La multitud comenzó a hacerse oír desde las gradas, y fue completamente gratificante para mis oídos. Broken Record comenzó a sonar en la radio, mi canción favorita del momento, y curiosamente, también la de ella, pues le subió el volumen y daba golpecitos al volante siguiendo la rítmica.

— ¡En sus marcas! ¡¿Listos?! ¡Ya!

Y pues, no ha ocurrido otra cosa más patética qué Seokjin se haya dado la cabeza contra e vidrio cuando el auto aceleró. Estaba aterrado y quería gritar, pero se estaba guardando el alarido, porque bien sabía que yo me hallaba a su lado, y comprendía que no tenía la más grande paciencia.

Dejando de lado aquellos pequeños disturbios, la sensación que me daba la velocidad era algo sumamente palpitante. Todos parecían disfrutarlo al máximo, excepto Jin, él es un caso a parte. Pero, demonios, realmente amaba como se sentía.

Miyeon tenía el ceño levemente fruncido, y aferraba bien sus manos al cuero caro del volante. Estaba concentrada, puesto que Hoseok estaba a la par nuestra, de todas formas sabía que eso no era un problema. Eso no era un obstáculo para ella.

La primera curva que tomó ni siquiera se preocupó por apretar el freno. Al contrario, paso a sexta velocidad, sonreí. Ella lo disfrutaba, yo también. Todos lo hacíamos. Era realmente emocionante.

Es que, no es muy fácil de describir, al contrario, es muy complicado. La adrenalina, los nervios a flor de piel, sentir el movimiento de las llantas, lo único que importa es alcanzar la meta alcanzando la mayor velocidad posible. Es como una droga, una muy adictiva, se te hace muy difícil olvidarte de ella cuando recuerdas y revives cada segundo las sensaciones y emociones que en su momento te brindó.

Al principio, no me gusto la idea de que Miyeon vuelva a correr. Pues ella me lo había prometido. Ella nunca rompe las promesas. Pero, puedo comprender porque rompió esta simple regla; es que, es muy complicado olvidarte de algo que te hace sentir vivo.

Hoseok intentaba rebasarnos, pero ella se imponía en su camino maniobrando habilidosamente, y riéndose de los inútiles intentos de querer pasarla. Alcé una ceja incrédulo, mientras reprimía una risa apretando fuertemente mis labios. Y pensar que aquí el malo soy yo, pero esta chica tiene sus momentos también, eh.

El velocímetro llegó al tope, y ella sonrió con conformidad, grandeza, tranquilidad. Me identifiqué inmediatamente con su estado, ese revoltijo de sensaciones que se atascan en tu pecho, son increíbles, indescriptibles. Parezco un maldito maricón, pero no se como describir de otra forma mi pasión.

La carrera estaba llegando a su fin, y Hoseok quedó ridículamente atrás nuestro. La última vuelta se acercaba, y ella decidió su ventaja para poder realizar algunas maniobras locas sobre el pavimento, sacándonos unos gritos de satisfacción a todos -gritos de terror para Seokjin-.


Y como todos imaginábamos, la carrera fue ganada por ella. Al cruzar la meta, estacionó el Audi de manera coleada. Abrió la puesta y se bajo del auto con una enorme sonrisa en el rostro.

Agh, ¿por qué mierda me fijaba en todo lo que hacía? Demonios, es extraño.

Hoseok llegó y se estacionó al lado nuestro, y se puso de pie en el pavimento. La multitud estaba enloquecida, pues no sólo había ganado una carrera, sino que también había brindado al espectáculo un par de maniobras espectaculares que remata la carrera. Y eso, dejaba mucho de que hablar.

— ¿Qué te dije mocoso? No puedes contra mí. — se cruzo de brazos, con una mirada victoriosa que provocaba furia.

El muchacho con la cara alargada, suspiró y sonrió con sarcasmo. — ¿Chocolatada con azúcar o sin azúcar?

¿Qué? ¿Habían apostado una chocolatada y ya? Oh, demonios, esto sí que es realmente patético.

Ella se tardo un buen rato en contestar, sin embargo, cuando iba a hacerlo, el sonido de las sirenas de la policía calló su voz. Las patrullas estaban invadiendo el lugar, y las personas comenzaban a salir corriendo desquiciadas.

La chica se subió al auto y le hizo señas a Hoseok para que lo siguiera.

— ¿Otra vez la policía? ¿Que mierda está ocurriendo? — preguntó Miyeon, algo preocupada. Pues, si, esto de que la policía interrumpa en todos los eventos ilegales se está haciendo cada vez más seguido, y no me resulta normal.

Digo, es su trabajo, acabar con cosas ilegales ¿verdad? Pero, tengo el presentimiento de que esto está planeado. Y quien sea el que lo haya planeado, debe tener un plan cabrón que debe ejecutar, y eso no me da buena espina.

La muchacha salió disparada por una salida que no había sido invadida aún, sin embargo unas patrullas comenzaron a perseguirnos a Hoseok y a nosotros.

— Mierda, mierda... — murmuró ella, apretando fuertemente el volante entre sus manos. Estaba nerviosa, podía notarse claramente.

— Tranquilízate, no nos podrán alcanzar ni en sus sueños esos malditos. Solo... ve a toda velocidad, y toma la autopista. Suele haber poco tráfico a estas horas. — ella asentía energéticamente en cada recordación que le daba.

Estoy segura de que ese tipo tenía que ver algo con esto, estaba pensando fuertemente quien otra persona podría haber sido, pero dudo que esto sea provocado por otra persona que por ese cabrón. Demonio, sabía que teníamos que irnos inmediatamente de allí.

— No entiendo que mierda está pasando, pero si llegan a atraparnos, que conste que a mi me obligaron a venir aquí arriba. — habló atemorizado Seokjin a mi lado. Masajeé mi sien estresado.

— Seokjin no ayudas en nada. — agregó Namjoon con un tono severo, recibiendo el apoyo completo de Jimin. La chica no hablaba, solamente se dedicaba a mirar la carretera fijamente, y a pasar habilidosamente los pocos autos que deambulaban por la carretera, ganándose unos cuantos bocinazos e insultos.

Váyanse a la mierda.

Jimin llamaba alterado a Hoseok, repitiéndole infinidad de veces que nos siga rápidamente. Rodé los ojos con clara frustración, a veces podía ser un poco dramático con este tipo de cosas. Aunque, bueno, viniendo de él es muy común, pues Jimin es un buen chico, y no me lo imagino encarcelado ni en mis mas locos sueños.

Cuando colgó suspiró entrecortadamente.

— ¿Y tu? — llamó mi atención Namjoon. — ¿por qué pareces tan tranquilo? ¡Nos está persiguiendo la policía, hermano! — dijo con obviedad y asombro.

Pues si, estaba viendo el mundo arder antes mis propios ojos, y yo solo actuaba como todo fuera algo completamente normal.

Hice un mohín despreocupado con mis labios, y luego de bajar mis hombros con inocencia respondí: — No es la gran cosa.

— Claro. Seguramente ya te han ocurrido un montón de estas cosas. — habló la chica después de un rato, con el ceño fruncido. Estaba molesta por mi comentario. — ¿Acaso no te pones a pensar que si esto no sale bien estamos muertos? ¿Que le dire a mis padres? ¡Ellos no tienen ni la más puta idea que sigo yendo a estos lugares!

Sonó exasperada, esta ocasión me estaba poniendo cada vez más alterado. ¿Podrían calmarse todos de una puta vez? Porque sería un placer para mi pobre cabeza. Joder...

— No, claro que no. Porque no nos van a atrapar. — contesté sin más.

— ¿Entonces que propones genio? — inquirió con ironía.

Resoplé ya cansado de esta situación y apreté fuertemente mis labios. Me acerqué lo suficiente ella, y contesté susurrando a su oído: — ¿Vez ese semáforo? — le señalé, ella trago saliva, incómoda por mi cercanía. Sonreí, ahora sabía como callarla. — Pues, mira preciosa. Si no rebasas estos autos rápidamente, el semáforo se pondrá en rojo, y estaremos perdidos. Así que, si quieres salvar tu trasero de la policía, acelera. Es ahora o nunca, preciosa.

Y como si fuese automático, hizo lo que yo dije inmediatamente. El semáforo cambio a amarillo y apreté la mandíbula fuertemente. Ella apretó el acelerador a lo que más daba y pasó a los autos con una velocidad inimaginable, y antes de que cambiara a rojo, nuestros autos ya se hallaban varios metros adelantados.

— Buena chica. — regresé a mi posición inicial, notando la mirada sorprendida de Jimin desde el retrovisor, al igual que la de los dos idiotas que se encontraban a mis costados.

Grandioso. La policía se hallaba detrás de los autos, varados en el semáforo. Ahora podíamos escapar con seguridad.

— ¿Y ahora qué? — murmuró ella desde el frente, su voz sonó algo entrecortada. Parecía algo afectada por mi acercamiento.

— Tenemos dos minutos para escapar. Y, hasta el momento, quiero ir a mi casa. — contesté cerrando los ojos. Pensaba descansar la vista hasta llegar a mi casa.

— Entonces, a tu casa vamos. — contestó Jimin.

— ¿Qué? No... — carcajeé con ironía. — Yo no dije... — enfrente la dura mirada de Jimin, reprimiéndome. Realmente me quise resistir, pero no pude, joder. Suspiré rendido, demonios, a veces podía odiarlo. Esto de que sea, irónicamente, mayor que yo me estaba jodiendo la vida.

Finalmente, decidimos tomar un atajo, siendo seguidos por el Tesla de Hoseok. La calle era realmente oscura, pero de todas formas, terminamos dando a mi vecindario.

La muchacha estacionó frente a mi hogar, y todos bajamos, aunque Seokjin más bien se aventó al frío césped.

— ¡Tierra! ¡Oh, tierra, no sabes como te extrañe! — alabó el suelo con pronunciadas reverencias.

— No seas imbecil, Seokjin. — carcajeó Namjoon, agarrándolo del cuello de su suéter para ponerlo de pie.

Todos nos encaminamos a mi casa -desgraciadamente-, aunque aún no comprendo por qué Miyeon no se va a su casa, es decir, vive Justo al frente a mí hogar. No le cuesta demasiado irse.

No obstante, un auto, ese auto, estaba estacionado unos pocos metros más adelante. Visualicé una figura adentrándose al auto, y encendiéndolo, como si estuviese escapando de nuestra aparición.

— ¡Hey! Maldición... ¡ven aquí, maldito cabrón!  — comencé a caminar dando grandes zancadas hacia aquel tipo, pero rápidamente se escapó, derrapando al salir a toda velocidad. Incluso, su carro era carente de patente. Demonios, ahora como lo localizaría para darle su merecido.

— Jungkook... ¿que mierda haces? — Miyeon jalo de mi brazo, parando mi marcha. Su voz preocupada me llamó la atención, pero no podía responder sus dudas ahora mismo. Necesitaba entender qué demonios hacía ese cabrón aquí.

Me separé de su agarre y me encamine a mi casa, recibiendo unos cuantos llamados de atención de parte de ella.

Al ingresar a mi hogar, curiosamente estaban todas las luces encendidas. Mire hacia todos lados, pero nadie se haya a allí. Me dirigí a la sala de estar, y allí estaba el.

Cuando me vió, no hizo otra cosa que negar con su cabeza, como siempre hacía cada vez que me veía, decepcionado.

— Otra vez involucrándote en estas cosas, Jungkook. — dijo mi padre de brazos cruzados.

— ¿Fuiste tu? — me acerqué a él con asombro. Un dolor en el pecho que se acrecentaba, una ira que iba incrementando a pasos agigantados. Sentía la vista de todos mis compañeros en mi nuca. — ¿Fuiste tu quien llamó a la policía?

Los susurros detrás de mí se hicieron notar, pero al parecer mi padre no se percataba de la presencia de mis ¿amigos? No, mejor, acompañantes.

— Pues, quien más. — contestó aún con los brazos cruzados, frunciendo fuerte el ceño.

— ¿Por qué? — me acerqué a él amenazante, pero no quería hacerlo. — ¡¿Por qué mierda lo hiciste, padre?! ¡¿Comprendes que casi haces que nos atrapen?! ¡¿Estás loco acaso?! — escupí con rabia. Estaba devastado, ahora mi padre me delata con la policía. Genial...

— ¿Por qué? Hay una sola simple razón, Jungkook. Y es que mi hijo es un irresponsable de mierda, un bandido, eres peligroso, y no voy a tolerar que te salgas con la tuya Jungkook. — dijo entre dientes. — Yo no crié a esto. — dijo orándome de arriba a bajo con desagrado. Apreté la mandíbula fuertemente, ni de mierda podía creer lo que estaba saliendo de su asquerosa boca, joder. — Eres una desgracia para la familia.

— ¡¿Como mierda te atreves a decirme eso?! — escupí alterado y desanimado, empujándolo. Estaba harto de esto, debía acabar inmediatamente. Me estaba destrozando, y no podía soportarlo.

— Jungkook, detente. — Escuche su voz, pero no le hice caso.

— Porque solo causas decepción en la familia. Mírate, tú no eres digno de ser un Jeon. — agregó mi padre con completo desagrado. Mi corazón dolía.

— ¿Quién mierda te dijo que yo estaba en ese lugar? — inquirí, haciéndole frente a mi padre con valor, cuando en realidad era solo un soldado a punto de perder la estabilidad.

— Un amigo tuyo, supuestamente. Es una pena que alguien se tenga que preocupar por ti, porque yo ya no lo haré. — dijo con ironía.

— ¡Dime quien mierda era!

— ¡No lo se! ¡Y, vete de mi casa! ¡Tu ya no vives aquí! — gritó, empujándome ahora a mi.

— ¡¡¡Te dije que me digas quien mierda es!!! — tomé el cuello de su camisa, asesinándolo con la mirada.

Necesitaba saber quien mierda era, por más de que no aguante ni un segundo más en esta casa, enfrentando a quien al tu na vez solía conocer como a mi padre.

— ¡¡¡Jungkook, detente!!! Por favor...

Ella apareció en la escena, entrometiéndose entró nosotros dos. Tomó mi puño y lo quito de la camisa de mi padre. Deshizo mi puño lentamente, y cuando lo logró entrelazó nuestras manos. La suya era tan pequeña, estaba fría y temblorosa. Estaba asustada y preocupada, sus ojos hablaban por ella. Yo solo me digne a observar sus mejillas sonrojadas y su mirada temblorosa, preguntándome si todo lo que estaba ocurriendo de verdad estaba pasando.

— ¿Miyeon? — ella dejó de observarme, y extrañamente sentí como, no lo sé, un vacío. — ¿Kim Miyeon? Dios mío, mira como haz cambiado. ¿Como haz estado dulzura?

Oh no, esto debía parar y ahora.































— Espero que hayas hecho algo bueno porque no tendré piedad.

— Si, señor. No se preocupe, he hecho lo que usted me ha dicho.

Suspiró. — Bueno, está bien. Entonces, si las cosas siguen bien, podré tomar ese dinero de una vez por todas.

— Asi es, señor.

— Me alegra saber que por fin esto se está dando. Y que estas pequeñas trampas, son solamente el comienzo...




Bueno, solo quiero decir que son las 1,30 de la noche, y que decidí terminar de escribir porque realmente quería terminar este capítulo. Además, Justo mate un mosquito en la pantalla de mi celular y me abrió el borrador, así que ese mosquito es de la buena suerte(?

En fin, díganme que esto no se lo esperaban. Si hay algo que no entienden, lo lamento, cuando escribo capítulos largos me emociono y escribo muchas cosas de forma rápida. Espero que me entiendan.

Por cierto, QUÉDENSE EN CASA MALDITAS PECADORAS, QUE NO QUIERO CONTRAER UN VIRUS VIROSICO(? gracias

Les quiero very harder. Muaaaaaaa

Voten y comenteeen~
Gracias♥️

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