Capítulo 5
Taehyung nunca había estado tan consciente de la fecha y la hora. Usualmente, no sabía en qué día vivía, pero esa semana, a quien le preguntara la fecha, Taehyung respondía.
Hasta que por fin llegó el día sábado. Su mamá no entendía por qué Tae se había bañado tantas veces, y es que seguía sintiéndose olor a sudor por haber estado trabajando en el campo con su padre. No quería dar una mala impresión.
Se aseguró de que todos estuvieran durmiendo en casa y salió en la bicicleta a la parcela en donde vivía la gran familia. Taehyung era un ciclista olímpico por llegar pronto a ver a Seokjin. Por esos días, el mayor había sido algo frío con él, o más bien, se comportaba como siempre, saludando amable, con los gestos dulces de cada día, pero nada especialmente dedicado a Tae. Además de sobra está nombrar a Jungkook, que cada vez parecía más empalagoso.
Taehyung llegó y lanzó la bici al otro lado del cerco y luego lo saltó. Una vaca mugió y Taehyung le hizo un gesto con el dedo en los labios para que se callara. No quería ser sorprendido traspasando la propiedad en medio de la noche. El granero estaba lejos de la casa, así que tuvo que caminar un buen rato hasta alcanzarlo. Se sentó con la espalda apoyada en el portón y esperó unos minutos. Sintió unos pasos sobre el pasto y se asomó con cautela, pensó que además de Jin, podría ser cualquier persona.
Pero era Seokjin. Sus ojos brillaban como los de un gato a la luz de la lámpara de aceite y sus labios parecían una fruta madura. Llevaba una frazada en la otra mano, la cual le entregó a Taehyung para abrir la puerta del granero, y con cuidado puso la lámpara en una esquina y extendió la frazada en un costado.
"Ponte cómodo Tae"
Taehyung se sentó con las piernas cruzadas en la frazada y Seokjin se sentó junto a él. Acomodó la lámpara lejos de la frazada pero de manera que diera buena luz. Taehyung estaba preocupado por la cantidad de fuego presente en la misma habitación en donde guardaban tanto pasto seco.
"Cuidado con voltear la lámpara, o estaremos muertos" le dijo Jin. Tae se aseguró de tener la lámpara siempre a la vista. "¿Alguien te vio salir?" agregó Jin.
"No, nadie, me habrían agarrado al minuto. ¿Y a ti?"
"Nadie tampoco, todos duermen"
"Quería verte hyung"
"Me ves todos los días, TaeTae" le dijo coqueto
"No así, quería verte para mí solo" Taehyung se fue inclinando hasta poder besar a Seokjin, y este se dejó. Fue un beso tierno, que de a poco fue escalando a algo más apasionado. El menor se le subió encima y comenzaron a devorarse, hambrientos por más. A ratos interrumpían los besos con conversación. Seokjin le aplaudía lo caliente que era para no tener experiencia, y Taehyung se sentía orgulloso, aunque algo celoso de que Jin ya hubiera estado en estas situaciones antes.
Ya conocían cada curvatura de sus cuerpos sin aún haberlos visto. Las manos descubrían qué era lo que el otro necesitaba para entrar en éxtasis. Nunca nadie había tocado a Taehyung y se sentía de maravilla.
En un momento, Jin le pidió a Tae volver a sentarse, y el chico pensó que había arruinado algo y Jin ya no quería más. Sin embargo, casi se desmaya cuando Jin empezó a tirar el elástico de los pantalones de Tae y sin hacer ningún asco, comenzó a masturbarlo y luego se llevó el pene a su boca.
Taehyung sólo alcanzó a pensar en que los labios de Jin habían sido hechos para eso cuando, sin darse cuenta, se sintió electrificado y supo que ese era un verdadero orgasmo. Jin se vio sorprendido, Tae lo sabía al ver su cara, pero no parecía molesto. Tragó y luego comenzó a sonreír con dulzura, como si no hubiera tenido una pija en la boca hacía unos segundos.
"Hyung, lo siento, no me di cuenta" Taehyung dijo, culposo
"No pasa nada, Tae"
"¿Qué puedo hacer por ti?"
"Sólo procura durar más de un minuto la próxima vez"
~
Un adolescente con sentimientos encontrados se encontraba mirando por la ventana de su casa la mañana del domingo. La noche había sido genial, después de la primera mamada de su vida, y más aún si había sido dada por Jin. El asunto era la vergüenza de haber aguantado tan poco tiempo. Jin había conversado con él, que no estuviera avergonzado, que era la primera vez, que era algo que se entrenaba y que después podrían estar haciéndolo por mucho rato, pero además Seokjin era algo burlesco y se tomaba como chiste el asunto, y Tae se sintió algo mal. O más bien confundido. Si habría una próxima vez, es porque a Jin igual le gustó, pensaba.
Su madre lo llamó preguntándole si estaba listo para ir a la iglesia. Había pasado completamente inadvertido al salir y llegar, alrededor de las cuatro de la mañana. Sí, tenía una cara de sueño no reparador que lo delataba, pero nadie le preguntó ninguna cosa.
Nadie sospechaba.
Saludó a Jin cordialmente y al ver esa sonrisa se sintió teniendo una erección ahí en medio de tierra santa. Se escondió y rápidamente fue a sentarse en la banca.
Terminada la misa, fue a confesarse sobre todo lo ocurrido porque en su casa lo habían criado como un hijo católico y sentía algo de culpa. No revelaría ningún nombre, tampoco se podía confiar en nadie, pero sí confesaría que tuvo una aventura con otro chico. Jin salió campante de la iglesia sin siquiera pensar en expiar sus culpas.
"Ese Jin es un descarado" pensaba mientras rezaba arrodillado cinco Ave María por castigo. La verdad, es que se sentía estúpido por ir a contarle algo al cura y que era algo que lo agobiaba un poco, y que el tipo apenas le haya puesto atención y le mandara a rezar una cosa que ya recitaba de memoria y sin ningún sentimiento.
No volvería a poner empeño en la vida eclesiástica y se entregaría a los bajos instintos. Si Jin podía hacerlo y parecer intachable ante la sociedad, él también podría.
~
Reunirse en el granero se había transformado en una peligrosa costumbre de casi todas las noches de viernes y sábado. Taehyung ya tenía algo más de control sobre su propio cuerpo y Jin estaba satisfecho. Tae había aprendido muchas cosas, como que una simple mirada o caricia podía hacerlo sentir listo para todo, pero que debía cultivar la paciencia si no quería lastimar a Jin. El mayor siempre sentía algo de dolor al principio, por lo que Taehyung lo preparaba con suavidad y cuidado antes de hacerlo. En el día siguiente Jin a veces se quejaba, riéndose de sí mismo, que ir al baño era un martirio y que debía sentarse en la mesa en una pose extraña, y Namjoon le decía "ponte derecho Jin que se te va a torcer la espalda". Taehyung se reía con él, y le acariciaba el cabello como pidiéndole disculpas, pero Jin siempre le hacía saber que todo eso valía la pena y lo volvería a hacer hasta que ya no tuviera aire en los pulmones.
El más joven se sentía como viviendo algo más que una simple aventura juvenil. Jin era algo especial, y cada vez se encontraba más cautivado por él. En todo ese tiempo viéndose, tanto a la luz del día como a escondidas, Taehyung aprendió tantas cosas que cambiaron su forma de ver el mundo, que los pilares de lo que aprendió con sus padres se estaban desmoronando.
Su padre era un ávido criticón del resto de la gente. Se jactaba de haber golpeado a un hombre vestido de mujer en la plaza "por ser un degenerado", y si bien Taehyung habría celebrado aquello con risas hacía unos años atrás, hoy pensaba que todo eso era una estupidez, y deseaba que fuera una mentira ridícula.
Sólo estaba comenzando a preguntarse las cosas. Pero aún le quedaba mucho por entender. Una de esas tantas noches le llevó unos lirios a Seokjin, diciéndole, sin pensarlo, "una flor para mi princesa" y este lo miró con una sonrisa falsa de rechazo. Taehyung no lo entendía. ¿Acaso no le gustaban las flores? ¿O no le gustaban los regalos? ¿O quería algo más caro?
"¡Pero a las chicas les gustan las flores!" exclamó en forma imprudente.
"No soy una chica, Taehyung, odio que me vean como a una chica, todo el mundo lo hace, por favor no lo hagas tú también"
"Pero-" Tae tenía los ojos llorosos. Se había equivocado.
"Escucha... lo siento. Sé que me trajiste un regalo para hacerme feliz..." Jin se acercó a Taehyung, se sentó junto a él y lo abrazó. Quizás había reaccionado en forma exagerada, Tae no tenía experiencia y quería agradar. Pero la verdad es que el mayor llevaba años con una carga femenina a cuestas. Jin, el que lavaba y planchaba la ropa, le daba de comer a los niños, cuidaba a los enfermos y cosía ropa, porque supuestamente, no servía para otra cosa. Estaba cansado de eso que se había impuesto sobre su persona. No le molestaba trabajar para la gente, pero sí era desagradable que lo trataran como algo que no era.
Recordaba con rencor unos años en que trabajó lavando ropa para otras personas, y un viejo de una de las parcelas cercanas lo llamaba "señorita". Jin ya no lo soportaba, y un día se armó de valor y le gritó, mientras le entregaba la ropa ya seca, "¡no me llame señorita, soy varón!". El viejo le contestó con una palma abierta en la mejilla que le quedó roja por días, y con las crueles palabras "¿Qué varón lava ropa ajena?".
Definitivamente, era injusto y denigrante para las mujeres y para Jin, pero nadie parecía darse cuenta.
"No pensé que te ofendería, hyung"
"Sólo quiero que entiendas que si me gustas no significa que yo sea una mujer" Jin le dijo con ternura, y estiró un brazo para tomar los lirios. "Y las flores son hermosas, Tae, no me ha molestado eso, sólo quiero que no me trates como a una mujer"
"Sí, hyung, lo entiendo" Tae sonrió. "Sólo... dije algo que no estuvo bien. A mí me gusta que seas un hombre"
"¿De verdad?"
"Sí. Me gusta tu pecho plano, tu espalda amplia y tus manos grandes"
"¿Nunca has deseado que yo sea una chica?"
"No, porque me gustas tú, Jin"
Jin se arrojó sobre sus brazos y Tae quedó acostado con el mayor encima.
"¿Sabes que si seguimos con esto, todo será más difícil que si nos buscamos a una mujer?"
"Eso siempre lo he sabido, no me importa, no quiero ser un infeliz"
Jin lo besó acaloradamente. Luego le sonrió y Tae dejó envolverse por la manta que, cada noche junto a Jin, cubría su desnudez del frío y el pasto seco puntiagudo. Jin lo abrigaba con su cuerpo y la frazada, mientras las manos rasgaban ropa y las miradas se perdían, obsesionadas en las formas masculinas de ambos.
"Adelante, entonces, seamos felices".
~
Una mañana de día festivo Jungkook llegó montando un caballo a la casa de Taehyung. Tae lo vio por la ventana y pensó de inmediato que venía a desafiarlo por algo. Se había puesto increíblemente defensivo ante los comentarios de Namjoon o Kook en ese último tiempo, todo a causa del temor a ser sorprendido en sus aventuras secretas con Seokjin. Taehyung salió de casa y caminó hasta el cerco. El chico a caballo tenía señales en el rostro de haber estado llorando.
"¿Qué pasa, Jungkook?"
"Vengo a hablar contigo" dijo, bajando del caballo y amarrándolo a un poste. Taehyung lo hizo pasar y caminaron hasta un tronco en el que solían sentarse cuando se juntaban en la casa.
Jungkook estaba afectado. Parecía más lento de lo habitual y nervioso.
"Seokjin me ha dicho que está cansado de que lo siga a todas partes y necesita espacio"
"Ooh" Taehyung se hizo el sorprendido.
"Me lo dijo anoche, y tiene razón. Le molestó que fuera a meterme a su cama y me echó, que ya estaba grande para dormir acompañado, y todo eso... yo sólo quería dormirme abrazándolo"
"A nuestra edad, esas cosas se limitan a parejas solamente Jungkook, Seokjin tiene razón... quizás fue muy franco, y eso siempre duele"
"Lo sé, no debería sentirme tan mal. Pero estoy seguro de que tú le gustas, Taehyung, y a ti también te gusta"
"¿Por qué crees eso?"
"No creas que no me he dado cuenta que Seokjin se levanta en la noche, y siempre que lo hace, tu bicicleta está en mi casa"
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