Vida de mercenario

La luna llena iluminaba la noche así como a una mansión que ahora se encontraba en completa oscuridad, parecía abandonada pero hace una hora no era así, si uno caminaba por los jardines y los pasillos encontraba cuerpos desangrándose por todos lados, guardias, empleadas y empleados, las paredes manchadas de sangre, escena que hacía pensar que una bestia decidió atacar aquel lugar, en el cuarto principal una pareja que descansaban en su cuarto ignorando como una pequeña sombra se paseaba por el cuarto, no podía ser mayor a once años, sus pasos eran imperceptibles, el motivo de su visita, venganza y sus presas aquellas personas que ignoraban su presencia, por el ventanal del cuarto ingresó una brisa que movió las cortinas, la mujer comenzó a despertar y lo vio, un niño pelirrubio a los pies de su cama, su grito despertó a su esposo que estaba por preguntar que sucedía pero ambos fueron decapitados.

En Ame todo era calma, ya era pasada la media noche y solo en la oficina del líder había luz, en medio de la oficina se encontraba el niño que regresaba de su misión, frente a el una joven de cabello azul que observaba las cabezas de las víctimas.

-"Te felicito por tu éxito"- comentó la mujer.

-"Mi pago por favor"- pidió el niño, sin cambiar su gesto, la mujer solo lo observaba, cuando llegó a pedir trabajo no creyó que lo pudiera lograr, atacar la mansión de un Damyio era tarea para un equipo completo de ninjas mínimo nivel chunin pero al parecer el niño si tenía habilidades.

-"Por cierto cual es tu nombre? el mio es Konan, quisiera saberlo para poder contactarme contigo para otro trabajo"- quizás y podría ser de utilidad para los planes de su organización, actualmente su líder no se encontraba en la aldea y ella actuaba como tal.

-"No tengo un nombre señorita Konan, en cuanto a seguir trabajando con ustedes creo que no se podrá, tengo un objetivo que no puedo aplazar y no quisiera que la gente vaya buscando un nombre"- Konan asintió, era extraño conversar con alguien tan joven y tan reservado.

-"Ya veo, es una lástima pero aquí tienes lo acordado, espero que consideres regresar a trabajar con nosotros" el niño asintió, se acercó al escritorio y tomó su dinero, lo selló y sin despedirse desapareció en un impulso de velocidad.

-"Vaya que has mejorado Naruto, tu abuelo estaría orgulloso de ti"- el niño escuchó una voz grave en su mente.

-"No creo que el quisiera que yo fuera un mercenario Kurama san, pero no tengo otra manera de ganar experiencia, solo espero y el me pueda perdonar por utilizar su conocimiento en esto"- Naruto ya llevaba un año trabajando de mercenario, la cantidad de misiones no eran muchas ni las ganancias pero todo había salido bien, con el dinero  de esta misión bien podría desaparecer por un tiempo hasta cuando necesitara nuevamente.

-"Puede ser, pero debes reconocer que tu habilidad va aumentando y eso que aún no utilizas tus jutsus"- Naruto solo guardó silencio y no contestó a la bestia sellada en su interior.

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