(❁'▽'❁)

❁Atención a todas las unidades 
Llamado de emergencia del sistema 911, hombre moribundo con aparente ataque cardíaco, necesitamos asistencia de inmediato en el área.

Eran las doce de la noche en punto, Jeongguk se encontraba en un estacionamiento escuchando música dentro de su coche, esperando a que el turno de su pareja finalmente acabara y así poder ir a casa a comer y descansar en paz.

Sus ojos pesaban, cada vez veía menos, pues su vista se hacía cada vez más borrosa. Sentía como de a poco su cuerpo se iba relajando, e iba durmiéndose. Sin embargó, recobró rápidamente su postura con torpeza al escuchar como daban ligeros golpes en la ventilla del coche.

Jimin ya había salido de su trabajo y se encontraba afuera, con el entrecejo fruncido, se le notaba idiota y Jeongguk no sabía el porqué. Se sacó los auriculares y abrió la puerta del copiloto para que su pareja entrase.

Cuando Jimin finalmente entró, Jeongguk suspiró.

—Mira a la hora en la que sales. —habló mientras hacía una mueca.

—Debía quedarme, Kook. —respondió Jimin en voz baja.

—Nada de debía quedarme, ¿Sabes cuánto estuve esperándote creyendo que salías más temprano? —Jeongguk alzó el tono de voz, cosa que hizo únicamente a Jimin ponerse más furioso de lo que estaba.

—¡Es mi trabajo, Jeongguk, no puedo hacer nada!

—¡Me has tenido aquí dos horas! ¡Estoy cansado!

—¡Nunca comprendes las cosas!

Ambos siguieron discutiendo hasta quedarse completamente callados debido a la falta de argumentos.
Jeongguk puso en marcha el auto, apretaba fuertemente el volante y cada tanto carraspeaba la garganta, mientras que Jimin miraba las afueras desde la ventanilla en silencio.

Su cabeza dolía debido al griterío anterior y el cansancio sobre su cuerpo, luchaba porque sus ojos no se cerrasen y cometió el grave error de refregarse los ojos.

No supo cuándo fué que un camión se encontraba frente a ellos, las luces de aquél vehículo lo dejaron prácticamente ciego y sin saber qué hacer, tiró del volante hacia la derecha.

El coche impactó con fuerza contra el camión, haciendo que el menor cerrase los ojos por un momento.

Unos minutos después, Jeongguk salió del coche estropeado, se tambaleaba de vez en cuando y las luces de varios colores que daban directo a sus ojos lo dejaban peor. Una vez pudo ver sin dificultad, su corazón comenzó a bombear con más rapidez.

Habían dos ambulancias a los costados y un montón de gente hecha un círculo en una de ellas.

Jeongguk curioso se acercó al grupo de gente y todo el aire se escapó de sus pulmones.

Jimin se encontraba tirado en el suelo, con varios raspones y un moretón en el ojo izquierdo. Sus pequeños ojitos estaban llenos de lágrimas que se escapaban una tras otra y hacía el intento fallido de decir una cosa, miraba para todos lados como si estuviera buscando algo y movía sus manitos tratando de alcanzar cierto objeto, los paramédicos le decían que no se mueva mientras le ponían un cuello ortopédico y le pedían que se tranquilice como pueda.

Jeongguk le gritó a un paramédico, sin embargo, éste lo ignoró como si fuera solo el viento.

Cuando trató de tocarlo, toda la escena cambió repentinamente.

Ahora se encontraba en una habitación con muchísimas personas llorando. Llevaba puesto un traje gris y tenía en sus manos un ramo de rosas que ni él mismo sabía cuándo fué que las compró.
A la poca distancia se podía distinguir un gran ataúd de color negro abierto.

Jeongguk tragó en seco y fué acercándose al cajón con lentitud, rogando que por favor no fuera lo que estaba pensando en el momento, que todo fuera una broma.

Se quedó atónito cuando, entre las personas que lloraban sentadas en uno de los amplios sillones de la habitación, vió a su pareja.
Jimin estaba a salvo, se sentía tan aliviado, sintió como un peso se le quitaba de encima dandole la oportunidad de respirar con normalidad.

Sin embargo, le agarró curiosidad por saber quién era el que realmente estaba en el ataúd, así que siguió su camino a paso lento.

A medida que se acercaba se podía distinguir unos labios finos, aquél hombre tenía la piel pálida y se notaban moretones.

Aquél hombre no era nada más y nada menos que el mismo Jeongguk.

El ramo de flores se le escapó de las manos, su corazón estaba tan acelerado que parecía que en cualquier momento rompería todo su pecho para salirse. ¿Era por eso que el mundo no se daba cuenta de su presencia? ¿Era por que había muerto de verdad?

Lágrimas empapaban sus mejillas, mientras trataba de secarlas. Sollozaba. Todo era su culpa, si tan sólo hubiera prestado más atención por donde iba conduciendo... Se sentía estúpido, inútil, y sentía miedo.

Miedo porque no sabía qué sería de su alma de ahora en adelante. ¿Estaría como un vagabundo, siendo ignorado y viendo como su Jimin sufría? ¿O estaría en el cielo como todos decían? Pero para él, se merecía estar en el infierno por ser tan estúpido.

Luego de haberse refregado los ojos, se encontró con que el lugar había cambiado nuevamente.

Y no, no era ni en la hora del entierro.

Estaba en su auto.

Manoseó el volante y los asientos, sus ojos estaban abiertos como platos al no creer lo que sucedía y se abrazó a sí mismo mientras reía.

Volvió a recostarse en su asiento y soltó un largo suspiro.

Jeongguk revisó la hora en su celular.

Daban justo las doce.

Jimin se acercaba a paso rápido con un notable cansancio, y al llegar al vehículo golpeó la ventanilla con suavidad.

Jeongguk le abrió la puerta para dejar que Jimin entrase. Las manos del menor estabas temblorosas y sudaban.

—Jimin...—el menor rompió el silencio.

—¿Qué sucede, Jeongguk?

—Te amo, te amo demasiado.

Jimin se sorprendió por aquél repentino comentario, pues su novio no era tan... cariñoso con él. Sólo a veces.

—Siempre estaremos juntos, ¿cierto? No me vas a dejar, y yo no te dejaré a ti.—continuó

—¿Te sientes bien Jeonggukie?

—Estaremos juntos incluso después de la muerte, y nos reencontraremos en nuestra otra vida.

—Jeongguk...

—Hagamos el amor, Jimin. En el auto.

—¿Qué? No.

—Nunca se sabe cuando será la última vez. —Jeongguk comenzó a manosear por entero a su novio, ganándose así una cachetada.

—Mocoso estúpido, deja de decir tonteras y arranca el auto.

—Lo siento hyung.

Jeongguk se sintió extremadamente bien cuando llegó a casa a salvo, junto con Jimin.

•••

Se me ocurren tantas weas cuando escucho canciones viejas de mi daddy xde
Ese tipo hace que mi imaginación kaka vuele.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top