Parte 4
Ary nunca había sido una niña con un gran apetito y seguía igual. Lo que más les recomendó el médico fue que ella se alimentara muy bien pues era muy baja y delgada para su edad, además del claro retraso en su desarrollo.
Carmina y Janosh la obligaban a tomar un contundente desayuno, algunas frutas a media mañana, un buen almuerzo, té en las tardes y una cena liviana.
Solo con el desayuno y las frutas de media mañana Ary hubiese tenido para un día entero y quizás hasta para dos, se negó rotundamente a comer en las noches, no le importó que Carmina la amenazara con darle la comida a la fuerza, o que le mostrara los colmillos, Ary le dijo que era mucha comida y se sentía mal durante las noches.
William hablo con Carmina y le dijo que si la niña nunca había sido buena para comer no cambiaría de un día para otro, mientras se tomara todo el desayuno y almorzara debía ser suficiente para ella. Era muy pequeña para que necesitara tanta comida, más aun si no tenía actividad durante el día.
Carmina le hizo caso a William y dejo de presionarla para que comiera.
Cada vez que Ary se topaba con los cinco vampiros que no le perdían pisada, los saludaba amablemente sin importar que ellos no le contestaran. Le parecían igual a Tristán la primera vez que lo vio pero ahora él era diferente, cuando la miraba ya no era con odio aunque seguía siendo muy serio con ella. Ary se decía que quizás ellos también cambiarían si veían que no era mala o como el resto de la familia de su padre.
Ary no tenía idea de que estos cinco vampiros lo único que querían era asesinarla y hacerla desaparecer de aquel lugar, para volver a su vida normal.
Ella era ajena a todo lo que estaba pasando con su presencia en aquel lugar y la gran carga que estaban aceptando los tres hermanos que la llevaron a aquel sitio, sobre todo Tristán que había aceptado la responsabilidad por si es que algo pasaba.
William le informo a Tristán que en unos días más la llevarían a la ciudad bajo tierra y sabrían la verdad acerca de ella y él tendría que aceptar las consecuencias si llegaban a ver que ella si era una cazadora y toda su aparente dulzura e inocencia no eran más que una trampa de Markkus para dar con esta ciudad de la que habían oído pero no tenían idea de donde estaba.
Este era casi el único lugar seguro que quedaba en el mundo para los vampiros. Por eso había tanta indignación entre los vampiros por tener allí a la hija de Markkus Leppala.
En esta ciudad subterránea podían llegar a vivir hasta mil vampiros. Este lugar tenía dos entradas, una de estas entradas estaba al interior de la casa, justamente en la parte en la que Ary estaba. La entrada estaba oculta en la chimenea de uno de los cuartos de este lado de la casa, por precaución habían cerrado con llave esta habitación y tres más que había de ese lado para que ella no fuera a estar husmeando.
La otra entrada a la ciudad subterránea estaba en el confesionario de una antigua iglesia que ellos mismos habían destruido para que las ruinas no llamaran la atención de nadie. Solo alguien con una extraordinaria fuerza podía mover los pesados bloques de piedra que había en este lugar al que además no era tan fácil llegar.
Ellos habían plantado tantos árboles y tan cerca el uno del otro que era muy difícil andar por este bosque y dar con esas ruinas. Toda la hacienda de William estaba sitiada por una pirca de unos tres metros de altura.
Todos los días al anochecer la propiedad era recorrida por uno o dos vampiros que buscaban cualquier rastro o indicio de que alguien que no fueran ellos había estado en la propiedad o sus alrededores.
Los vampiros entraban y salían a su gusto de aquel lugar, aquí no tenían que ocultar sus habilidades de nadie. Los árboles eran tan altos y había tanta vegetación que podían correr libremente por este lugar todo lo que quisieran.
Al interior de esta ciudad era donde se llevaban a cabo las salvajes caserías de los vampiros, Sacaban prisioneros de distintas cárceles pagando elevadas sumas por su liberación y luego los llevaban engañados a esta propiedad. Los metían a esta ciudad subterránea y los dejaban vagar a veces durante días, mientras juntaban un número considerable de personas y luego bajaban a cazarlos.
Deliberadamente habían construido pasadizos supuestamente secretos para que estos humanos que iban a ser asesinados los encontraran y se ocultaran en ellos. Incluso había cuartos decorados como habitaciones otros como salitas de lectura, living, comedores, tabernas que por supuesto no tenían una sola gota de alcohol. Había cuartos de armas para que estos humanos se defendieran e hicieran las cacerías más interesantes. Era una verdadera ciudad, decenas de metros bajo tierra, el lugar era muy extraño y escalofriante. Las antorchas estaban puestas tan alto que solo un gigante las alcanzaría. Había escaleras cada tantos cuartos que llevaban a pisos inferiores hasta llegar a cavernas por las que corrían napas subterráneas que servían para que los humanos que andaban por allí bebieran, y para que los vampiros se asearan después de una cacería.
Había una sección en la que se incineraban los cadáveres una vez terminaban las cacerías, ellos volvían a arreglar esta ciudad subterránea y continuaban con su monótona vida hasta que volvían a cazar de nuevo. Dos veces al mes se alimentaban de esta manera. Mataban entre veinte y treinta personas por casería y los traían de otras ciudades e incluso de otras regiones, o países vecinos cuando se sabía que andaban cazadores por esa región.
Alrededor del mundo había varios grupos de vampiros pero el grupo de esta ciudad era el más grande y el más unido. Eran la enviada entre muchos de los suyos. El clan de William tenía sus propias reglas y todos los se regían por ellas, no les interesaba lo que hacía el resto de su especie, o lo que pasara con ellos. Cada uno vigilaba por lo suyo y trataba de no meterse en los dominios de otros clanes.
Había solo una cosa en la que todos los vampiros estaban de acuerdo, y no importaba de donde fueran o su manera de pensar.
Estaba prohibido crear nuevos vampiros y no importaba cual fuera la razón para tratar de hacerlo, era castigado con la muerte la creación de más inmortales.
Los vampiros recién creados podían matar hasta una docena de personas por día causándole graves problemas al resto de su especie y generando preguntas obvias entre los humanos.
Tomaba varios años para que los recién creados aprendieran a controlarse y no cedieran ante los deseos de beber a penas sentían el olor de un humano. Los vampiros más antiguos incluso eran capaces de soportar el olor de la sangre sin desesperarse o perder el control. Sin embargo había excepciones, algunos tenían más de trecientos años y al oler la sangre debían alejarse en seguida antes de quedar en evidencia.
Los últimos vampiros en ser creados fueron Tristán, Janosh, Carmina, Luka, André, Ángelo y Vicky que fue creada por André, no porque lo quisiera así. El vampiro entro a la casa de esta joven mujer durante la noche y la ataco para alimentarse de ella y asesinarla pero salió huyendo del cuarto antes de que ella estuviera verdaderamente muerta. Vicky había sido velada y sepultada por su familia, siendo desenterrada por los vampiros apenas oscureció, la llevaron a un lugar seguro para cuando despertara y desde aquella noche ella y André se hicieron pareja, así como sucedió con Carmina al ser convertida por William.
Valy había sido convertida por Dante a petición de su hermano Ulises que no quiso dejarla morir, pero tampoco fue capaz de convertirla en inmortal.
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