Parte 13

Ary se levantó de un salto apenas despertó, se acercó a la ventana y quedo con la boca abierta. Si en la noche la vista había sido hermosa, ahora el paisaje le parecía salido de una ensoñación. Tomó desayuno a la rápida y salió corriendo de la casa con Luka y sus hermanos. Incluso otros vampiros se acercaron a verla y la odiaron al verla reír y jugar, ella no tenía derecho a ser feliz cuando miles de personas habían muerto y seguían muriendo en el mundo a manos de los cazadores guiados por su padre y el resto del clan Leppala. Ella vio las miradas de odio de varios de ellos pero decidió no prestarles atención, no dejaría que ninguno de ellos arruinara su alegría. Estuvo jugando en la nieve toda la mañana, tenía la ropa mojada, los pies congelados, los labios morados y temblaba pero se negaba a entrar. Carmina la había llamado varias veces y reprendido otras tantas pero ella no le hacía caso pues Luka la instaba a no hacerlo, le hacía gestos para que no le obedeciera a Carmina y ella se aprovechaba de ello. Tristán la llamo en voz alta y ella se detuvo inmediatamente. Lo miró con la cara enrojecida por el agotamiento y el frio y le sonrió, el vampiro le dijo que era hora de almorzar y le hizo un gesto para que entrara, ella miró a Luka y repitió el gesto de Tristán, este enarcó una ceja ante aquello y luego miro a su amigo, por un instante al joven vampiro le pareció ver un atisbo de sonrisa en la boca de su amigo pero paso rapidito, probablemente nadie más lo notó.

Ary estaba tan agotada que sin querer tropezó y chocó contra el costado de un vampiro cuando iba entrando a la casa, este no dudo en gruñirle y darle un empujón que la tiró al suelo. Carmina y Luka llegaron a ella enseguida y la ayudaron a pararse, Ary sujetaba su brazo y se escondía tras Luka mientras Carmina miraba furiosa al vampiro que la había tirado al suelo mientras se reía burlescamente al igual que otros que estaban decididos a hacer de la vida de Ary una pesadilla en aquel lugar. Ninguno de los que la odiaban dudaban en gruñirle, amenazarla y decirle cualquier grosería que se les venía a la mente, la corrían de todos lados, la maldecían sin piedad y la odiaban cada día más. Tristán había presenciado todo pero no había dicho ni hecho nada, Ya había hablado con William pero él no cambiaba de idea. Solo le quedaba esperar que se diera cuenta por sí mismo que mantener a Ary en aquel lugar era un error.

El líder de la ciudad subterránea sabía que había tomado una mala decisión, pero retractarse lo haría ver débil ante su gente y los miembros de otros clanes, sobre todo por las rabietas de su esposa, todos dirían que era por ella que había dado su brazo a torcer, su mujer en vez de ayudar, lo había empeorado todo. Era claro que Ary nunca estaría segura en aquel lugar pues eran más los que la odiaban, que los que la aceptaban a pesar de ser quien era, y aquellos que la odiaban cada día se volvían más osados, sabían que no podían asesinarla pero nada les impedía atacarla con sus palabras o sus gestos de repudio, era cuestión de tiempo para que cualquiera de ellos perdiera el control y la atacara en serio.

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