Waiting For Weapons

—¿Hola? — contestaba Gideon con su habitual tono malhumorado, este escucho a su interlocutor, paseo sin rumbo alrededor de su coche — si, así es. Se que suele sonar como una estupidez, pero debe ser cierto. Dame la dirección y allí estaré.

—Otro caso más — se decía a sí mismo, noto muy nervioso al hombre del otro lado del teléfono, sin dudas no era un “cliente” usual, hablaba mucho y repetía las cosas, esto ya le era bastante cansado a Gideon, pero ante la escasez de trabajos no tuvo más remedio que escucharlo.

Eric esperaba en el auto, estaba impaciente por llegar a algún sitio luego de tener semanas viviendo en el vehículo, incluso extrañaba a Frederick y su agrio humor. Miraba su celular esperando alguna respuesta del cambia formas, aún tenía la esperanza de saber de este.

—¿Estás listo chico? — le pregunto Gideon al ingresar al vehículo — seguro has de estar ansioso por estirar esas piernas fuera de aquí.

—Si, no sabes lo difícil que me resultó aguantar tanto — decía Eric cansado de está situación eterna.

—Suelen haber semanas así, esos días deberías aprovecharlos para disfrutar estar completo — le mostró su mano con dedos faltantes — además está no fue tan larga, he tenido peores.

—No quiero imaginarlo — respondió cansado.

El vehículo encendió y marcho a su próximo destino, desconociendo lo que estaban por vivir en su nueva misión. Gideon miro el celular de Eric, sintiendo curiosidad hizo la pregunta de todos los días previos.

—¿Te llamo? — seguía mirando la carretera, está pregunta le molestaba día tras día, era como un reproche ante su decisión.

—No, hoy tampoco me ha llamado — respondió de malhumor — debemos darle tiempo para que se adapte, estuvo encerrado por mucho tiempo, no podemos esperar que se reporte al instante.

—Si aún quieres creer en el rarito por mi está bien, estoy seguro que sabremos de él pronto — le hacía saber su poca fe sobre este monstruo — ellos son así, no puedes esperar un cambio, dirán lo que sea con tal de vivir.

—Si se demuestra que equivoqué me hare cargo de él — le aseguro Eric esperando no llegar a ello.

—Siempre tan crédulo, madura — le reclamaba a su aprendiz.

—Yo creí en él, vi en sus ojos el deseo de hacer las cosas correctamente — se decía a sí mismo al mirar el pobre paisaje que le ofrecía su viaje por carretera — pero me cuesta seguir confiando después de tanto tiempo sin noticias. Incluso no puedo parar de pensar en las primeras criaturas con las que me tope, esas muñecas hechas con basura, me hace pensar que no son tan diferentes a nosotros.

Gideon no dijo nada estaba cansado de la misma actitud, pero estaba seguro de que recapacitaría para ello dejo ir al monstruo, el par siguió su camino en la carretera.

En Nueva Brecha Jack estaba como loco vagando por todo su casa, la noche previa no pudo conseguir un rastro que seguir y ahora estaba a merced del “Druida Azul”, su mente se llenaba de ideas fatalistas de lo que podría estar sucediendo, entre ellas su sueño previo, nada podía salir bien de todo el desastre de Jack.

—Necesito encontrarlo, pero me es imposible.. — recordaba solo tener el número telefónico del extraño, observó su teléfono pensando en llamarlo — ¿Pero qué se supone le diga? ¿Disculpa por no matarte? Te busque y me equivoqué al matar a esos dos hombres, ¿Podemos vernos para hacerlo bien? Esto es absurdo.

El tiempo seguía avanzando, si bien llamarlo era la mejor manera para dar con este, pero apenas notará el número sabría que se trataba del monstruo.

—El debe estar aterrado por lo que presenció, intentará buscar gente que no lo de por loco — concluía Jack serenándose para llegar a una opción viable — creo poder lidiar con esto antes de que el problema crezca.

Un nervioso hombre caminaba desesperado por su departamento, dudoso de lo que pudo ver la noche previa y fastidiado ante tu falta de prevención, la noche pasada partió de su hogar con una cámara sin batería, tanto fue su apuró que no se aseguro de tenerla preparada, solo preparó su treta, se suponía que Jack iría a un lugar privado y el hombre que fungiría de carnada se escondería en el estacionamiento, para que siguiera al otro hombre que terminaría guiándolo al callejón, pero todo salió mal. En el callejón apareció un monstruo quien devoró a su compañero delante de este, intento grabarlo pero allí se dio cuenta de su fatal falla, sabiendo que la criatura iría por este apenas lo notará salió corriendo del departamento para ir al estacionamiento, donde estaría esperando su otro camarada, pero luego de correr desprevenido por toda la calle no encontró a su amigo, allí fue cuando optó por entrar al estacionamiento no tardó mucho al encontrar el cadáver en la oscuridad, su estómago quería devolver lo que ingirió pero no debía. Podrían atribuirle la muerte de este y era lo último que necesitaba en su situación, solo podía dejarlo atrás y esto le dolía, el no deseaba está masacre, solo quería exponer a Jack.

—¡No! ¡No! ¡Joder no! — vocifero furioso tirándose al suelo, golpeando repetidas veces el suelo — ¡Yo no quise que esto pasara! ¡No debió pasar esto!

El lamentable hombre rubio por primera vez en mucho tiempo se sintió impotente, alguna vez había creído que ya no sería así, nunca más volvería a ese foso de desesperación donde no contaba con sus extremidades, odiaba esto pero no había más, al menos eso pensó antes de la llamada, estuvo navegando por bastante tiempo buscando alguna explicación a semejante criatura y la encontró, un hombre hablaba de este y más monstruos que habitaban en la oscuridad, este explicaba que suele matar estos monstruos por todo el país, dejando incluso un número para contactarse con él, tenía varios comentarios burlescos de este sujeto, pero alguno que otro asegurando veracidad de este.

—Doy pena, yo viéndome obligado a recurrir a estos sujetos, pero con lo que pasó.. — pensaba antes de hacer la llamada, en está parecía que el hombre que le respondía era un tipo con cierto hartazgo a ciertos detalles repetitivos, pero le aseguro que iría a su domicilio en un día y medio.

—Aguantar en este pequeño rincón, aquí estoy seguro — musitaba nervioso, temiendo no poder resistir, pero recordaba como el reptil comía a su amigo en el callejón, su cara se volvió pálida y vómito en el piso.

—¡Maldito seas Jack Miller! ¡Todo esto es tu culpa! — gritaba llorando por los duros recuerdos — ¡Te di la cinta y los archivos para que lo desenmascararas! ¡No para tu propio bien! ¡Ahora están muertos! ¡Muertos!

Por un momento una idea fuera de lo normal llegó a su mente, una retribución.

—Tengo su dirección, puedo ir a su casa y dispararle — pensó de forma insana — luego solo debo estar aquí, esto no me dañaría, el no lo esperaría.

Tras una risa nerviosa fue a su habitación, directamente a su clóset, en la cima de este tenía una caja de madera, donde tenía unas cartas de amor no correspondidas y un arma con un par de cartuchos, en su mente solo existía la necesidad de venganza, su respiración era irregular al tomar su arma.

—¡Jack tú no verás el siguiente amanecer! — vocifero ansioso el hombre alzando el objeto mortal.

Fue hasta su puerta para ir a la casa de Jack, pero al abrir se encuentra con una mujer, está era Lucia, quien había contratado los servicios del hombre con anterioridad, ella estaba exhausta.

—¡¿Lucia?! ¿Tu que haces aquí? — escondió el arma de la mujer, no deseaba meterla en sus problemas — ¡Luces terrible! ¡¿Te has excedido nuevamente con más trabajos?!

—Le traigo el pago adelantado por mi investigación — le estiraba un sobre amarillo con su paga, pero el hombre no podía aceptarlo.

—Si, sobre eso verás, no, no creo poder hacerlo — retrocedió para alejar el dinero de si — mi equipo.. — los recordó muertos por aquella criatura — no está disponible.

—¡¿Pasó algo?! — se apresuro a preguntar la mujer temiendo no conseguir la ansiada verdad tras la desaparición de Scott.

—Lo lamento, no podré ayudarte con lo de tu novio — se disculpaba apenado, anteriormente el le había ofrecido sus servicios, pero ahora todo cambió de improviso.

De—¡¿Pero ya tengo el dinero?! ¡No puedes hacerme esto! ¡Me esforcé mucho por conseguirlo! — reprochaba Lucía intranquila con el rechazo del tipo.

—Lo lamento, pero tendrás que perdonarme, ve a descansar — se apuró a cerrar la puerta, pero ella se interpuso entrando a la fuerza.

—¡No! ¡Ahora cumplirás con tu parte! — insistía Lucía quien no aceptaría un no por respuesta.

Fastidiado acepto, tomando el pago, con esto la mujer pudo retirarse, dándole un respiro al hombre.

—Luego le devolveré su dinero, pero antes debo encargarme de ese hombre — no estaba dispuesto a dejarlo ir, debía hacerlo pagar.

En la iglesia del padre Tom, este despedía a sus hombres devotos tras terminar la misa, pero una persona iba contra la corriente, este daba empujones como si tratara de llegar a un refugio antes de ser apresado, se trataba de Stuart quien estaba bastante agitado.

—¡Debemos hablar, no tenemos tiempo que perder! — sonaba muy preocupado, miraba a los alrededores esperando no ser visto por los sujetos equivocados — Requiero de tu consejo.

Con un simple vistazo pudo notar la crisis en la que estaba, aunque desconocía cual era su naturaleza.

—Pasa hermano, hablemos dentro — lo invito para tener privacidad, siempre mostrando su habitual calma, podía saber que algo no iba bien y era necesario descubrirlo .

Día con día Mary Black disfrutaba de la compañía de la nieta de Cleotilde quien comenzaba a llamarla hermana, esto hacía enternecer a la mujer quien se dedicaba a darle consejos, pintar las uñas, dibujar y ver películas a altas horas de la noche.

—Estos días han sido muy divertidos, la abuela no me dejaba salir, pero contigo en casa siempre la paso bien — le decía contenta la niña al ver cómo las uñas de sus pies tenían unos colores variados como azul y amarillo.

—¿No salías? ¿Acaso vivimos una pandemia? — le preguntaba en un tono burlón a modo de juego, esto le dio gracia a la niña.

—Si, me decía que eran tiempos alarmantes — le contesto, esto le hizo pensar en el asesinato ocurrido, en Lester y que se mantenía prófugo.

—Si — respondió absorta en sus recuerdos de la confrontación con su madre, pero intentando dejarlo atrás volvió el ánimo en su rostro — vayamos a ver si la abuela hizo esos panes.

—La última le dará un masaje en los pies a la abuela — propuso la menor quien se echó a correr.

Mary no se quedó quieta pero al salir al pasillo pudo sentir la ausencia del otro habitante de la casa al cual no había visto en un tiempo.

—¿Estará bien? — pensaba la divagante rubia quien escucho los pasos descalzos de su “hermana” lo cual la llevo apurarse.


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