Presagios del Mañana

Gideon y Eric se encontraban en el auto, el hombre conducía por la ciudad, al joven se le miraba pensativo, mirando el exterior.

— Dime Gideon ¿Suele haber muchos terrores? —Eric no separaba su mirada del exterior.

— Son mas de los que yo quisiera —declaro Gideon, Eric voltea a verle.

— ¿Dices que no hay bastantes como tu?

—vSolo conozco a tres—contó el hombre mientras conducía.

— ¿Y ellos conocen a mas?

— ¿Tu de verdad crees que nos organizamos?¿Que nos contactamos? —le dejaba en claro mirándole de vez en vez al manejar— Cada quien hace su vida, tal vez ya estén muertos, tal vez tengan algún alumno, pero ten en claro que esas cosas que habitan en la noche son cientos.

Las palabras de Gideon impactaron al joven, este vuelve a perderse frente al cristal del auto.

Cuatro años atrás...

Eric se encontraba en el cementerio, este vestía un traje y llevaba un ramo de flores en su mano, el día estaba lleno de nubes grises en el cielo.

— Cada día los extraño mas —decía el joven a las lapidas delante suyo— Yo... no se que hacer con este dolor... Me los quitaron... — decía con lagrimas en los ojos y voz quebrada— Ni siquiera puedo retribuirlos...

El joven se arrodillo en el suelo llorando, golpeo con frustración el piso, las lagrimas no paraban de salir, sus puños no paraban de estrellarse contra el suelo, pronto el terreno se mancho con la sangre de Eric.

— Yo no debí irme —dijo el joven con mas calma— debí quedarme en el auto con ustedes... cuando... ¡ese borracho choco! ¡No! — tomo un momento— Es... —decía con dificultad— es solo que este sentimiento no me deja... me ha aprisionado... —decía resignado entre llanto— y yo... yo solo quiero liberarme.

Ahora...

Eric voltea a ver a Gideon con una expresión seria.

— Si yo quisiera ir contigo ¿me llevarías? —preguntaba con decisión.

— Solo si estas dispuesto a aprender a ser uno de nosotros —le dejaba en claro Gideon sin siquiera inmutarse.

— Si, yo quiero ser como tu.

— Bien, si es así, deberás acatar las normas —le miro a los ojos—Todas.

— No creo tener problemas con eso —respondió sin vacilar.

— Mira tu no eres mi primer aprendiz — le respondió mirando el camino— Una vez tuve a una mujer que tenia mas convicción que tu en esto.

— Espera ¿tu crees saber mi convicción? —le detuvo sorprendido.

Gideon movió su boca, como si saboreara un dulce.

— Ella perdió a su hijo por un monstruo, no creo que alguien pudiera tener mayor motivo — dijo Gideon con mas tranquilidad— Bien te decía, esta mujer era una de esas de las que no te gustaría molestar, era fuerte y no dudaba en golpear a un hombre en su nariz.

Eric miro con atención a Gideon, notando que la nariz de este se encontraba desviada.

— Cynthia era buena inclusive con las armas, pero no supo acatar la primera regla— dijo con pesar, Eric le miro con intriga.

— ¿Cual es?

— Mata a todo monstruo —dijo Gideon.

— No lo entiendo —dijo sin comprender.

— Ella fue mi primer discípulo, no supe como decirle que esto, es mas que solo asesinar a las criaturas consientes de sus actos y naturaleza —Gideon se veía fastidiado de aquel hecho— Veras Eric, se que no eres tan joven para creer que solo existe lo bueno y lo mano, el mundo es mas grande que eso, Cynthia y yo entramos a un nido de Hug-Monsters —Este noto de inmediato el rostro de su alumno— Monstruos con grandes membranas filosas que solo deben envolver a su presa con sus brazos, como si los abrazaran —dijo con tono cansado, Eric asistió.

— Si, bien esas cosas tienen rostro humano, son casi iguales a nosotros, entonces habíamos matado a los monstruos, en aquel momento Cynthia escucho unos balbuceos, encontrando tres bebes y sin dudarlo cargo a los infantes

Eric seguía con su rostro de duda, sin entender a donde llegaba Gideon, este ultimo le mira con una expresión de resignación y amargura continuando.

— Resulto que los bebes eran de los monstruos —resumió Gideon, recordando los alaridos de sufrimiento de su antigua pupila, reviviendo como corría en su auxilio pero al lograr retirar a los monstruos esta se había muerto, Eric se quedo helado— Debes tener en claro que este camino por el que vendrás no es agradable, ni fácil, pero sabrás que es algo necesario.

— ¿Me estas diciendo que haces esto por los demás? — preguntaba sorprendido el joven.

— No muchacho, hago esto porque... ¡Me hierve la sangre cada vez que me entero de alguno de ellos vaga entre nosotros...! —su tono de voz sonaba realmente furioso.

— ¿Que te ocurrió para que sientas tanto odio? —le pregunto Eric desconcertado.

— ¡Todo muchacho!¡Todo! —respondió aun mas enojado.

Eric decidió callar un momento, pensando si ese seria su futuro si seguía el mismo camino que aquel hombre, Gideon sobo su frente.

— Chico yo... —decía con dificultad— He cometido muchos errores a lo largo de mi vida.

— Pero mira lo bueno, no has quebrado la primera norma —decía con optimismo.

— Te equivocas muchacho —dijo con un ligero pesar— Hace muchos años yo fui a un pueblo, este tenia muchos "incidentes" cuando llegue los pueblerinos ya habían matado a una criatura verde, aun así decidí revisar el lugar y pronto note que esa cosa no estaba sola, sin perder el tiempo le seguí el rastro, no era muy difícil tenia prisa para huir del lugar, entonces lo vi, era un mocoso de unos doce o trece años.

— No lo puedo creer —dijo atónito Eric.

— Si, no me enorgullezco de haberle dejado ir —Gideon se mostraba dolido por ello— Han pasado unos... quince años desde entonces y le estoy buscando.

— ¿Crees poder encontrarlo? —le pregunto Eric.

— Te seré honesto —contesto mirándole al rostro— Seria un milagro encontrarlo, los monstruos que salen de esa circunstancia se vuelven muy precavidos y el padre de este monstruo parecía tener experiencia ocultándose, así que no, no creo vivir para corregir mi error.

— Pero —decía el joven sin entender— ¿Porque le dejaste vivir? Tu sabias quien era.

— ¡Muchacho tu aun no comprendes! —le recalco Gideon apuntándole con el dedo, cerro fuertemente sus ojos y los abrió con mas calma en su ser— Tu aun no comprendes el peso de una perdida y el fantasma que deja en tu espalda.

Eric le miro fijamente y tras un momento de silencio

— Lo siento.

— ¿Sabes de algún método para diferencia a una persona de un monstruo?—el hombre mayor sonrió ligeramente.

— Lanza le sal, una gran cantidad, eso quema su "disfraz". —le contaba sin quitar la vista del camino.

El joven aprendiz escuchaba con atención, pero le llamo la atención el exterior.

— ¿Porque volvimos al parque? —le pregunto sin entender.

— Veras, me di cuenta de algo muchacho —dijo parando el auto— Esos Trolls querían tener descendencia para incrementar su numero.

Eric esperaba escuchar mas de su maestro pero este no decía mas, este al notarlo se le ve sorprendido.

— Muchacho esos monstruos peleaban por el territorio —le explicaba, mientras alargaba el brazo al asiento trasero, movió mucha basura, antes de sacar una carpeta, esta es entregada al joven— Mira este mapa de la ciudad, marque con puntos rojos el lugar donde se encontraron los cuerpos de las victimas, todas rodeaban el parque, yo supuse que el monstruo extendía la caza lejos de su madriguera, pero tres cuerpos que habían encontrado parecían atacados de forma diferente al resto, estamos por enfrentar a un gran numero de monstruos.

Ambos salieron del auto, yendo a la cajuela.

— Muchacho se que es muy pronto para ti o al menos eso crees —le dijo Gideon viéndole a los ojos— Recuerda mátalos, no dudes y sobre todo la segunda regla, nunca les demuestres miedo ¿Me entiendes?

Eric asistió nervioso.

— Se que suena difícil, pero es lo que hace que nos teman, eso nos diferencia de sus victimas, del resto de humanos —le contaba, a la par que abría la cajuela, un sin fin de frascos, armas y municiones yacían ahí.

Gideon saco una chaqueta negra, entregándola a su protegido, este al tomarla percibió un aroma desagradable.

— Si, apesta muchacho, pero debes usarla —ordeno Gideon, mientras se untaba el contenido de un frasco, el cual emanaba un olor similar al de su compañero.

— ¿Pero que es eso? —le preguntaba tapándose la nariz ante el nauseabundo olor, le recordaba al olor de unos huevos podridos junto con el de la carne descompuesta.

— Mejor acostumbrate, es "esencia de monstruo" — revelaba mientras tomaba un par de armas y un cuchillo.

— ¿Quieres decir mierda de monstruo cierto? —pregunta con desagrado aun sabiendo la respuesta.

— Es mas elegante llamarle "esencia de monstruo" — dijo cerrando la cajuela— Toma esta arma y esta bolsa.

— ¿Que tiene la bolsa? —preguntaba al sujetar la mediana bolsa, al mirar noto que era blanca.

— Es sal, no sabes cuantas veces me a salvado el pellejo, el arma esta cargada con balas de sal, en su sistema es veneno puro, fuera de eso las balas convencionales les hacen daño, pero si seremos superados en numero, me gusta tener ventajas —Saca debajo de su pantalón un puñal estilo manopla.

— Úsala bien muchacho— le dijo sacando su revolver, Eric le siguió con su magnum.

Eric miraba el arma, este le traía malos recuerdos...

Hace tres años...

El joven Eric rondaba su casa inquietamente, su vista se posa sobre la mesa, la cual tenia dos cosas, una linea blanca y un arma, siendo precisos una magnum, el joven va hacia la ventana el cual mostraba un paisaje nocturno de la ciudad, Eric se movía mucho tenia demasiadas ansias, vuelve a la mesa e inhala la linea, seguido de esto toma el arma, guardándola entre su pantalón y su espalda, con su sudadera gris se le ocultaba bien.

Este sale de su casa con apuro, en la calle este vigila a todas las personas, al no ver nada, decide ir por unas malas calles, donde los bares y clubs tienen mas libertad, fue por esas calles donde el joven se encontraría con una mujer que era aventada al suelo, el hombre insatisfecho va nuevamente a atacar a la mujer.

— ¡Detente! —le grita Eric sacando el arma.

— No te entrometaasss —dijo el hombre ebrio.

— ¡Ayúdame! — le rogaba la mujer al joven.

— ¡Tu callate! — le grito el ebrio alzando su brazo.

— ¡Te dije que te detengas! —le amenazaba el joven moviendo el arma.

— ¡Piérdete mocoso! —grito el insano hombre dando un manotazo al arma, Eric retrocedió y el hombre volvió contra la mujer dándole una patada al rostro.

El olor del ebrio le hizo recordar al conductor del camión, en la mente de Eric venia la imagen del conductor ebrio acelerando su vehículo, llevándose el auto de sus padre frente suyo, escuchando como el acero chillaba y posiblemente los huesos de sus padres.

— ¡Noooo! —grito Eric apretando el gatillo, el primer disparo le da en el brazo, el segundo en el costado, el tercer en la espina vertebral, el hombre cayo al suelo, Eric se acerco para descargar el resto de las balas.

El joven se quedo paralizado, respirando agitadamente, sus brazos temblaban y sus ojos no dejaban lagrimar.

— Lo siento... lo siento... —decía en llanto.

***

En aquel momento Lester acababa de colocar la cámara, en la sala de la casa de Miller, habiendo concluido se retira con precaución y una sonrisa de satisfacción.

Un par de meses después del incidente del incendio de Martir.

Cesar sale de una tienda de donas, caminaba con tranquilidad a la patrulla, pero al llegar ve que frente un callejón dos personas se estaban golpeando, dejando las cosas este corre al conflicto, al llegar nota que se trataba del Oficial Osiris que enfrentaba a su compañero Lester, este se veía rojizo ante el enojo.

— ¡Alto!¡Deténganse! —grito César poniéndose entre los policías.

— ¡Para a tu maldito compañero!—grito el Oficial Osiris apuntándole.

— ¡Ese desgraciado reto mi autoridad! —gritaba escupiendo saliva.

— Disculpa lo Osiris a estado muy tenso —le pedía disculpas César, Lester intentaba lanzarse contra Osiris, pero Cesar le contenía, al ver esto Osiris le propino dos puñetazos en la cara a Lester tumbándolo al suelo.

— Solo por esta vez lo dejare pasar sin llevarlo al papeleo — dijo con una sonrisa, luego de eso se retiro del lugar.

— Desgraciado... —dijo Lester levantándose, luego de escupir sangre— ¡Creí que me ayudarías!

— ¡Te ayude! ¿Sabes que habría pasado si lo golpeabas? —le encaro César sin temor alguno — No estas en posición de perder el empleo, tu familia te necesita.

— Déjame tranquilo —le dijo resentido, intento retirarse, César le tomo del hombro, su compañero volteo agresivo.

— Amigo debes parar ahora —intentaba encaminarlo— llevas meses peleando con todos, no se que te a pasado desde el incendio.

— ¡Nada me paso! ¡Solo estoy harto! —grito Lester, este tomo un momento mirando el suelo— Me siento oprimido... sin valor... ¡atrapado!

— Amigo yo no sabia.

Ahora...

Lester llega a su casa, con prisa sube las escaleras que estaban frente la puerta principal, al subir se mete a la segunda puerta a la izquierda, llegando al cuarto de los monitores, donde revisa que la cámara de la casa de Jack se encuentre funcional, satisfecho saca su celular, pero nota que lo tenia apagado, con apuro lo enciende, viendo que tiene una llamada perdida de Cesar, el hombre queda pálido, un mal presentimiento oprime su pecho, marca en repetidas ocasiones, pero nadie contesta.

— Lo has vuelto a hacer... — escucho Lester en aquella habitación, esto provoco que su respiración se volviera irregular.

— No puedes ser tu... —dijo casi inaudible ante el miedo.

— Padre has vuelto a abandonar a alguien que creía en ti... —dijo la espectral voz.

Lester se tapo los oídos y retrocedió a un rincón.

— No... no... no... no puedes ser tu... —dijo con lagrimas en los ojos.

— Has vuelto a fallar... —repetía la voz de un niño.

— ¡Fue mi culpa! —grito Lester desesperado ante el acoso de aquella voz— ¡Yo te mate hijo!...—el llanto del hombre se hizo presente— Yo... yo.. te mate...

Con lagrimas aun en los ojos Lester condujo en su auto en búsqueda de Cesar, la determinación de Lester ardía en su mirada y en su cintura una pequeña arma relucía.

***

En el parque de otra ciudad, Gideon y Eric vagaban en el parque, atentos a su alrededor, sin notar que eran vigilados a costa distancia.

— ¿Sabes a que nos enfrentamos? —preguntaba el aprendiz, intentando diferenciar si miraba un arbusto o una criatura.

Antes que Gideon pudiera responder, algo salio detrás de los arbustos, tomando el tobillo de Eric y enseguida derriban dolo al suelo, el muchacho no pudo verlos, solo sentir las garras  que rasgaban su espalda y sus ropas, los alaridos del joven no se hicieron esperar.

— ¡Vengan por mi malditos! —escucho Eric, seguido de eso sintió que le lanzaron algo sobre el, los chillidos resonaron sobre el, las criaturas sufrían por la sal.

Eric intento levantar su cabeza, pero fue azotado contra el suelo dejándolo inconsciente.

Después de un rato Eric reacciono, poniéndose de pie, frotando su cabeza, nota que sangra, entonces recuerda el ataque y la preocupación lo aborda.

—¡Gideon!—miro por el lugar esperando encontrarlo, pero no se veía por ningún lado.

Observo el suelo notando pequeñas pisadas, entonces siguió el rastro, parecía haber sido arrastrado por los pequeños monstruos, con valentía el joven siguió el rastro, sabiendo que no había garantía de salir ileso o de salvar a su mentor, llegando a una pequeña cueva, debajo de una colina, sin dudarlo ingreso, el interior era amplio permitiéndole moverse a su antojo, el joven avanzo por la penumbra, hasta llegar a una zona iluminada por una fogata, al fondo se observaba a Gideon atado de cada extremidad, se le notaba bastante magullado, se encontraba rodeado de pequeñas criaturas  no mayores a cuarenta centímetros, estaban repletas de pelos largos, con una gran boca, tenían extremidades cortas, siendo de un castaño gris aseo, Eric las contó, notando que eran nueve, el joven contaba con la magnum en sus manos, los nervios se apoderaban de el, pero vio como una criatura se acerco a la mano de Gideon y mordió parte de esta arrancándole dos dedos, el hombre apretó bien los dientes, sabia que no podía mostrar debilidad.

— Ojala te atragantes — dijo furioso

Eric salio de su escondite disparando contra los monstruos, descargo su arma, dándole a cinco de los monstruos peludos, el resto se ocultaron entre las rocas del lugar, solo un par fueron los afortunados de no morir por el impacto de bala.

— A la izquierda —le revelaba Gideon— van dos hacia ti.

Eric se apresura a tomar algo de su cinturón, una criatura se lanza contra el joven, este levanta su mano con la daga, el monstruo se hunde el arma a través de su boca, el joven se desase del cuerpo y sigue al centro del lugar.

— ¡No!¡No avances! — advertía Gideon al observar que los monstruos le rodeaban.

Una criatura se lanza contra el joven intentando ir por su mano con el arma, este le golpea con la nudillera, sin mas un peludo golpea al aprendiz con su cuerpo en su vientre, del otro lado la tercer criatura fue por el cuello de Eric, pero este le apuñalo con su arma blanca, la criatura se alejo con la herida, el aprendiz se pone de pie, pero sin darle tregua el monstruo que le había tumbado ahora le muerde la cintura, llevándose parte de la chaqueta, pero pronto el monstruo empieza a escupir sangre negra, se había tragado la bolsa de sal, Eric sin remordimiento le aplasta de un pisotón, la criatura apuñalada se lanza contra el novato, pero este le ve y patea contra la pared de la cueva, apenas la criatura intenta reaccionar, ve una enorme piedra sobre ella, aplastando la.

—Lo has hecho bien muchacho —dijo liberandose de sus ataduras, este mira que dos de los cinco peludos que habían recibido el impacto de la bala seguían moviéndose, con rencor este les aplasto con sus botas, saca su revolver y apunta hacia la salida de la cueva, donde con rapidez una bola negra iba, tras jalar el gatillo esta para.

—Es por mi culpa que tu hayas...

— Iba a pasar tarde o temprano muchacho —le detuvo sin darle importancia a su perdida— pero mas importante —se detuvo a mirarle de frente— ya los has vivido y esto sera siempre así, lo desconocido asechando... esperando... tragándote.

— Gideon no te voy a mentir — declaro con sinceridad— yo tuve miedo, parte de mi lo tuvo, pero tengo la fuerza para seguir.

— Lo se muchacho — le respondía el hombre mayor— Pero este fue fácil, siempre ten en cuenta que son monstruos — se acerco tomándole del hombro, en señal de compañerismo.

Eric mira detrás suyo la entrada de la cueva, la cual salia humo, al dejar los cuerpos quemándose.

Gideon llega al auto y saca de la guantera una carpeta, mira alrededor con preocupación que alguien le vea, ya asegurándose sale del auto y va al maletero, donde guarda la carpeta, en esta logra verse en la pestaña el nombre: "Eric S. Bardan"; Antes de cerrar el maletero, luego de esto Eric aparece en el estacionamiento.

— Te tomaste tu tiempo muchacho — dijo Gideon mientras se metía al auto.

— Si, solía frecuentar mucho este parque — respondía, dando un ultimo vistazo, luego de esto se mete al vehículo— Sabes Gideon siento que esto que hago me dará sentido.

— Creo que entiendo lo que dices—dijo seriamente mientras encendía el motor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top