Dos Monstruos Una Ciudad

—Hijo quiero que tengas esto claro —decía el padre de Jack, se encontraba frente una fogata en el bosque— nos fuimos de ese pueblo por nuestro bien.

— Pero Papá... —decía el niño Jack a su padre.

— El monstruo que llegó era más fuerte que nosotros —declaraba su padre resignado mientras veía el fuego— aun si le hubiéramos enfrentado y ganado, habría quedado muy mal herido, no podría parecer humano, ni cazar por mi mismo.

— Entonces si me encuentro con un monstruo ¿no puedo hablarle? —preguntó el niño.

— No, nosotros somos muy territoriales, son pocos los casos de cooperación — le contaba su padre— lo mejor que puedes hacer es huir y no mirar atrás — musitó con su vista fija en las flamas de la fogata, a Jack parecía no agradarle la respuesta.

                          ***               

Un coche estacionado frente al parque se encontraba en  pésimos estado, su interior estaba repleto de basura de comida chatarra, pero no se encontraba nadie dentro, su dueño estaba sentado en una banca, observaba a un joven que pasaba por el parque, vestía una camisa blanca de manga larga y corbata negra, llevaba consigo una mariconera de piel, el hombre mayor le siguió al ver que este se adentraba a la zona boscosa, entonces saco su revolver de su cintura, perdió al joven en breve, intento encontrarlo pasando por arbustos y matorrales, pero no veía alguna pista de el.

— ¡Ahhh! — se escucha un fuerte grito más adelante del hombre mayor, este corre sin bajar el arma, solo para encontrar al joven siendo tragado por un agujero en el suelo— ¡Ayuda! ¡Algo me esta jalando!

Sin perder tiempo guarda el arma y sujeta al joven, pero es traído de vuelta al hoyo.

—Vamos niño, no desesperes —dijo el hombre, al ver el rostro de la victima— empuja con fuerza, con todas tus fuerzas o morirás —expreso atentamente, el joven asistió impresionado de sus palabras pero tenia la certeza que nada bueno le deparaba si era tragado por la tierra.

El señor de chaqueta jala al joven con fuerza, este otro patea lo que le tenia aprisionado, logrando salir de aquel agujero, sin mas unas manos grises salen del hueco, sin advertencia alguna saca su revolver y dispara al hoyo, descargando sus seis balas, el joven respira agitadamente ante el miedo, hasta que cruza la mirada con el otro, reinando el silencio.

El sujeto de canas a los costados se encontraba en un McDonalds comiendo una hamburguesa, frente a el se encontraba el joven, su corbata estaba en la mesa, parecía acongojado.

—No lo puedo creer — negaba el muchacho aun incrédulo.

— Créelo era un monstruo —contaba sin darle mucha importancia el hombre mayor a la par que masticaba su comida.

— ¿Entonces que? — le pregunta el joven— salvas a la gente de monstruos y.. ¿las invitas a comer en McDonalds?

— Niño no puedes irte —declaro el hombre seriamente.

— Soy Eric ¿si? no niño y ¿Que quieres decir con que no puedo irme? —le pregunto con temor.

— Mira esa cosa te escogió —declaraba el hombre— paso días antes de su ataque y por lo visto no eras alimento.

— ¡¿Me seguirá por toda la vida?! —preguntaba angustiado.

— Oye baja la voz —susurro al ver que llamaba la atención— Y no, solo hasta que la preñes... ah si luego te devorara —revelaba con calma y continuo comiendo, Eric se ponía muy nervioso.

— Mira tienes dos opciones niño —expreso al ver al joven— la primera y mas fácil suicidate, así no sufrirás, ni seras comido.

— No me gusta como suena eso —sudaba de miedo.

— O ayúdame a matar a esa cosa —conto el hombre luego de limpiare la boca.

— Pe... pero ¿por qué me necesitas? —pregunto Eric aun sin gustarle la idea.

— Necesito la carnada ideal —no tenía pudor al contarlo, inmediatamente se levantánto del lugar.

—Espera —dijo el joven, el hombre mayor le miro —¿Cuál es tu nombre?

— Soy Gideon, ven tenemos trabajo —musitó saliendo del local, Eric le siguió de cerca.

El coche volvió al parque, Eric veía la basura del coche, bolsas de frituras, periódicos de diversos estados, vasos de café y botellas de capsulas de pastillas vacías.

— Tienes tu coche vuelto un asco —declaró Eric sin dejar de ver el caos en el vehículo.

— No eres el primero en decírmelo y que estuviera aquí te salvo la vida niño —contó Gideon preparándose para salir.

—Espera ¿no me darás un arma? —preguntó con temor el joven.

— ¡Estas loco!, si te doy un arma seguro me matas —declaro Gideon sin intención de darle algo.

— ¿Y porque no solo hacemos volar el hoyo? —preguntó el joven creyendo tener una buena idea.

— Seguro hay más de un túnel en el parque, seria estúpido, ademas ¿que crees que pase si sucede una explosión en el parque? —le pregunto sabiendo que solo existe una respuesta.

— Entonces cuéntales la verdad a las personas —le pidió el joven.

—Claro — una sonrisa sarcástica se dibujo en su rostro— si quisiera que me encerraran en el loquero — contestó molesto, saliendo del vehículo.

— Pero ¿y si tienes un cuerpo? —seguía alegando Eric saliendo del auto.

— ¿Cuerpo? —pregunto sorprendido— Te diré algo si dejas un cuerpo de una de esas cosas, se levantara de nuevo.

— ¿Hablas enserió? — pregunto atónito.

— Si niño, debes quemar el cuerpo, sino tendrás problemas —siguió adentrándose al parque mientras el joven le seguía.

— Oye Gideon dime ¿Cual es el plan? —pregunto sin saber con exactitud su rol.

— Tu gritaras —revelaba Gideon volteándose a verlo.

— ¿Pero porque? —seguía preguntando, sin notarlo unos brazos grises salieron del suelo tomando a Eric, Gideon vio el agujero y le siguió.

***

Jack conduce por la ciudad esperando ver algo, pasando por escuelas, hospitales y parques.

— ¿Qué no he visto? —se preguntaba Jack mientras estaba detenido por una luz roja, dio un respiro y fue a su casa frustrado.

— Si me precipito terminare mostrándome —continuaba diciéndose Jack mientras iba a la puerta de su casa, al mirar el tapete de la entrada vio una carta, la toma y pasa adentro.

Reviso el exterior de la carta, que decía:

"Para el monstruo de la calle bonita"

Con apuro abrió la carta.

Te he vigilado y se quien eres, te doy doce horas para salir de esta ciudad, si no lo haces iré a matarte.

Jack se hecha las manos por el cabello, luce estresado.

— No puede ser, él sabe... — solto la carta, con apuro se dirigió a la ventana, parecía que se percataba de algo, fue en ese momento que vio la cerca de la vecina de enfrente, noto a alguien que le vigilaba entre las maderas.

Jack salio a paso veloz sin dejar de quitarle los ojos de encima al sujeto detras de la cerca.

— Sígueme —le ordeno Jack, siguiendo adelante.

El monstruo disfrazado llegó a un baldío lejos de su calle, cuando da la vuelta para ver al otro monstruo ve una figura de dos metros y medio, era totalmente peludo, tenía garras y un enorme hocico. Era un licantropo, que se ponía en posición para lanzarse sobre su victima, Jack se  preocupa al notar el baldío vació. La criatura respiraba violentamente.

— Yo quiero que pares tus actividades —dijo Jack armándose de valor, el hombre lobo se acerco a él andando en dos patas, sacaba el pecho, parecía intimidante— escúchame—contaba levantando las manos— Solo escucha, si actúas de esta forma llamaras la atención de alguna amenaza, si los humanos se percatan...

—M...ma..to —dijo con dificultad la bestia.

— No... —decía sorprendido Jack ante su respuesta primitiva— no estas viendola...

— De..bil... —se apresuro a decir el ser peludo— eres... de..bil...

Jack se quedo viendo incrédulo, por la forma de pensar del monstruo.

— No me iré —se oponía con firmeza ante su decisión.

— Solo.. doce.. no.. ma..ss —dijo el licantropo dándose la vuelta, marchándose sin dejar que Jack dijera mas.

Jack se tumbo arrodillado, su rostro lucia demacrado.

Por la tarde, Miller se encontraba en su casa, vigilando la ventana, temeroso de que el monstruo vuelva.

— ¡Maldición! —grito lanzando un mueble contra la pared de la sala— debió verme en el desagüe...

La piel del monstruo se revelo en su ataque de irá, Jack miro a la pared viéndose a través del espejo que rompió por el mueble, se vio atentamente, su figura, su imagen, ante las cuarteaduras del vidrio.

— Debió seguirme, el sabe todo de mi...no tengo como limitarlo —decía fuera de si mientras seguía mirándose en el espejo, como si encontrara algo en el,miro el reloj, viendo que solo le quedaban seis horas, recorrió la casa de un lado a otro, llegando a su recamara, tras unos movimientos del  cuello y su cuerpo retorcer, su apariencia cambia a la de un hombre de color, rapado, de barba y labios gruesos, tomo ropa nueva. Sin más salio de la casa con decisión.

***

Dentro del hueco en el parque, Gideon llego a un subsuelo con una lampara en mano,este veía atentamente las paredes, luego siguió adelante.

— Vamos Eric has tu parte chico —gritaba Gideon con desespero.

— ¡Ahhhh! —se escuchaba el grito del joven.

Gideon se apuraba avanzando por el estrecho camino, saca su revolver, solo para encontrarse con un desnivel de gran profundidad, habían varias rocas que parecían pilares delante suyo que hacían difícil ver el suelo y a Eric que continuaba gritando en la oscuridad, el hombre temerario salta a una roca y baja con cuidado, ya en el suelo intenta ver el lugar, apenas alumbra ve una figura moverse con rapidez.

— ¡Ayuda! ¡Gideon! —gritaba el joven cada vez mas cerca.

Un pilar de rocas cayó detrás del hombre mayor, este se tira al suelo para evitar ser golpeado, se movió con apuro intentando levantarse, antes de lograrlo unas garras rasgaron su espalda, empujándolo contra otro pilar de rocas, miro el suelo observando unos pies horrendos que casi parecían pesuñas, la piel se veía muy áspera, parecia que era una entidad de piedra desnuda con figura femenina, la criatura tenia el cabello tan grueso que una persona pensaría que se trataba de cuerdas, tenia los ojos hundidos en su cráneo, el contorno de sus ojos era negro, sus orejas eran largas y gruesas, adaptadas para vivir en la oscuridad, unos sobresalientes dientes salían de su boca, que hacían par con su grotesca nariz.

— Trolls, los odio —mudito molesto Gideon, sacando algo de su chaqueta.

La criatura fue tras el, pero Gideon le lanzo un extraño liquido, la Troll se miro empapada de aquel extraño liquido, el hombre sin perder tiempo saco un encendedor prendiéndolo, sin mas lo arrojo contra la criatura envolviéndola en llamas, la criatura corría y chillaba por todo el lugar, hasta que cayo al suelo sin vida.

— ¡Gideon! ¡Cuidado! —escuchaba el asesino de monstruos, viendo a Eric a diez metros de el.

— ¡Son dos monstruos! —avisaba el joven que se encontraba amarrado y sin camiseta.

El hombre observaba al joven alrededor de grandes rocas,  se veían perfectamente por las flamas del cuerpo quemado, miraba con atención las rocas, sabia que algo andaba mal.

Gideon levanto la lampara hacia las rocas mostrando a la criatura, sin perder tiempo alza el arma y la criatura se precipito contra él, el monstruo cayo sobre Gideon, dos disparos resuenan en el lugar, Eric queda pálido al ver que la criatura parece levantarse, solo para desplomarse al lado del hombre, que después se puso en pie.

— Salgamos de aquí —dijo el hombre mayor, liberando al joven, este ve en una orilla juguetes dañados y muy sucios.

— Dime Gideon —hablo de manera seria— ¿Esas cosas me habrían matado?

— Primero te hubieran desmembrado, para evitar tu escape o ser una amenaza —contaba el hombre mientras vertía un liquido sobre el cuerpo de la criatura —una vez que estuvieran en cinta te volverías su alimento.

— P-pero —se apresuraba a decir el joven.

— No te engañes, ni te compadezcas, tu crees ver algo humano en esas cosas —contaba Gideon viéndolo fríamente— lo pondré simple ellos son lobos, nosotros siervos, la naturaleza así los creo, si no quieres ser devorado solo los matamos —dejo cae un fósforo sobre el cadáver, prendiéndose al instante— la naturaleza nos hace querer tener familia, el afecto surge de ello, lo mismo pasa con las criaturas, claro existen excepciones.

Eric veía los juguetes intentando entender las palabras de Gideon.

— Soy un monstruo al igual que tú —confesaba el joven Jack a un hombre calvo, a la mitad de un bosque, ambos se encontraban solos.

— ¿Sabes lo que pasará no? —pregunto amenazante el hombre calvo.

— No estoy solo, eso me hace tener ventaja —revelo el joven, el otro monstruo se mostró nervioso mirando a su alrededor, pero solo veía arboles.

— ¿Qué quieres?¿Qué me vaya? —preguntaba el monstruo nervioso.

— Olvida esas absurdas tradiciones de nuestra clase —decía con molestia al oír las antiguas reglas.

— ¿Olvidarlas? —preguntaba atónito— esas leyes son las que nos han hecho llegar tan lejos.

— Exactamente— dijo con otra perspectiva— mira lo que tenemos —decía apuntando a los alrededores— absolutamente nada y lo peor es que nos matamos por ello.

— Bien, entiendo niño, pero ¿Qué es lo que quieren?— pregunto el monstruo adulto, sin darle razón sobre sus leyes.

— Que cooperes con nosotros —respondio sin poder ocultar su emoción— sabemos que eres un Hug-monster, si todo sale como planeamos todo un camión de niños sera para nosotros.

— Suena bien —contesto el monstruo con una tenebrosa sonrisa.

El día siguiente... un camión llego al bosque con mas de dos decenas de niños, ellos vestían uniformes de scouts, entre ellos habían tres adultos: el chófer, un hombre gordo de unos cuarenta, junto con dos mujeres de unos treinta, el camión se detuvo en el bosque, saliendo las coordinadoras y los niños.

— Muy bien chicos de aquí seguiremos a pie —decía una de las mujeres.

Sin que nadie se cuenta un niño volvió al autobús.

— Perdone olvide algo —dijo aquel niño adentrándose, el chófer leía una revista sin darle importancia.

— ¡Vamos entonces! —dijo con ánimos la mujer.

— ¡Ayuda! —se escuchaba en el bosque, las coordinadoras se miraron entre si, extrañadas.

— ¡Que alguien me ayude! —seguía suplicando aquella voz, una coordinadora se atrevió a ir, llega a unos arbustos y encontra un hombre calvo sentado en el suelo temblando— mi pierna...

— Si, enseguida —declaró la joven acercándose a su pierna, sin notar que al hombre se le partía la mandíbula, al igual que su pecho se abría en dos, todos los demás niños se quedaron pálidos, la otra mujer se quedo muda, al ver que desde su barbilla y hasta el vientre, se volvía una boca con una enorme cantidad de dientes, la coordinadora volteo a verlo después de notar que su pierna no tenia nada, el horror la invadió, el monstruo se hecho sobre la mujer, los gritos resonaron mientras la sangre brotaba del cuerpo que el monstruo abrazaba, todos corrieron de vuelta al camión.

— ¡Deprisa vamos! —gritaba la coordinadora al chófer, pero noto que el hombre no reaccionaba, parecía estar sentado mirando el camino, así que sacudió su brazo, el hombre cayo al suelo, la mujer cayo hacia atrás gritando, un niño le dio un abrazo, enseguida un fuerte dolor se hizo presente en su cuello, sintio un liquido caliente bajando por su cuello, el niño se retiro, dejando ver su rostro escamoso y sus ojos ámbar, su boca tenia sangre, la mujer se desplomo ahogándose en su propia sangre.

El joven monstruo salio del autobús, el monstruo de enorme boca se le acercó.

— ¿Funcionó? —preguntó el monstruo grande con una doble voz.

— Si, los niños no saldrán están aterrados —le contó el reptil humanoide.

— ¿Cuándo aparecerá tu compañero? —pregunto mirando los alrededores.

— No tardara en llegar.

Tenia un mal presentimiento al notar que el monstruo rosado le veía fijamente.

— Tenemos un buen festín pasemos —le invito con cortesía el joven.

— Prefiero esperar —le respondió— lo de tu compañero era mentira ¿verdad?— le pregunto inmutable la criatura rosa.

—No, no lo es —contesto nervioso, el monstruo lo noto y dio un paso delante.

— Eso ya no debería importar ya —le recordaba su cooperación apuntando al camión.

— Nunca seré un don nadie y menos de un mocoso —dijo con molestia acercándose furtivamente, la mirada del monstruo hacia notar que había tomado la decisión de asesinarlo.

El joven reptil tropezó cayendo de espalda, la criatura vio su oportunidad, pero repentinamente su rostro mostró dolor, el joven se hizo a un lado, el monstruo rosado era atacado por un reptil grande que atacaba con sus garras la espalda de su oponente estando encima de este.

— Padre... —dijo el joven.

El monstruo rosa logro lanzarlo a un lado, se mostraba muy herido, la sangre resbalaba por su espalda y su frente, sabia que estaba en un aprieto miro al joven Jack.

— Me disculpo, lo lamento niño —dijo el monstruo de enorme boca— podemos olvidar este incidente y continuar con nuestra mutua cooperación como querías ¿No niño?

— Me das asco —dijo el reptiliano grande —si quieres hablarle a alguien es a mi pedazo de mierda.

— Déjame ir, no me volverán a ver en su vida —pedía el monstruo sabiendo que sus opciones eran pocas.

— No —contesto sin mas, acercándose al monstruo enemigo.

El monstruo de enorme boca se vio presionado y sin alternativa se fue contra el corpulento reptil, los brazos de la criatura escamosa eran perforados por los múltiples dientes de su oponente, el joven monstruo se limitaba a observar, el reptil ante el dolor decide meter su brazo al fondo de la boca, su rostro reflejaba el dolor, sin embargo apretaba su mandíbula con fuerza resistiendo, mientras la movía de un lado a otro, el monstruo rosa se sorprendio, pero no dejo pasar la oportunidad masticando su brazo, lleno el bosque el gruñido del reptiliano, su oponente de pronto sangraba por la boca, mostrándose debilitado, el monstruo de escamas había estado rasgando el interior al igual que abriendo la carne desde dentro, el Hug-Monster libero el brazo de su oponente alejándose, pero el reptil le tomo su pierna con su cola, tirándolo, el Padre de Jack aprovecho la oportunidad y tomó el cuello con sus mandíbulas, lo elevo, la sangre de su oponente se derramaba  sobre el llegando al suelo, las extremidades del monstruo rosa se retorcían, comenzó a golpear el rostro del reptil pero este resistía los ataques sin liberarlo, los brazos se movian con torpeza y sin fuerza, terminando por cesar los ataques, soltó el cuerpo y aun con respiración agitada miro el bosque intentando calmarse, su brazo derecho se encontraba bastante herido.

— Lo siento padre... —dijo el niño monstruo al verlo envuelto en sangre y con el brazo casi inutilizado.

—¿Por esto me mandaste a cuidar la carretera? —pregunto el gran monstruo, costándole respirar.

— Yo.. yo solo... podíamos lograr... nos.. nosotros... —entre el llanto intentaba hablar el niño.

— ¡No existe el nosotros! —le grito su padre exaltado, respiro profundamente y siguió— Algún día estarás solo y si no aprendes de esto, morirás —confesó su padre con mas calma, paso a lado de su hijo diriguiendose al autobús— cuando acabemos deshazte del vehículo, hazlo parecer un accidente.

Jack despertó con apuro, miro hacia su casa, pudo observar a un hombre forzando la entrada, el joven Miller que en ese momento tenia una apariencia diferente miraba con calma esperando ver los movimientos del extraño, arriba de un árbol, poco paso para que ocurriera, puesto que el sujeto se retiraba, se trataba de un hombre de unos treinta años, de cabello castaño desaliñado, su ropa se apreciaba gastada, parecía un hombre ermitaño, orino la casa de Miller antes de irse , Jack le seguía a una distancia considerable, después de unas horas llego a una zona poca habitada, muy cerca del basurero, por ese lugar se metió a una casa rodante bastante deteriorada, Miller le miraba desde fuera como el sujeto tomaba cerveza frente al televisor, después de unas horas salio nuevamente transformándose en plena entrada de su casa, el cuerpo parecía temblar mientras se ampliaba y crecía, como el pelaje crecía sobre la piel, la boca se alargaba volviéndose en un hocico, sus orejas crecían, las manos se convertían en garras, ya mostrando su verdadero ser corrió al bosque, perdiéndose en el por horas, solo para volver ya vuelto en su forma humana completamente desnudo. caminaba por la carretera sin preocupación.

— Esta ciudad es mía —se decía aquel extraño hombre desnudo, caminando por la carretera en la oscuridad.

Un extraño sonido llamo su atención, giro, pero ya era tarde un carro lo golpeo sin piedad lanzandolo por los aires, el carro paro, el hombre cayo sobre su brazo, pero parecía reaccionar, entonces el carro volvió a el, este intento evitarlo pero había quedado lesionado de la primera embestida, el carro le paso encima, volvió a parar pero en esta ocasión el conductor salio, se trataba del hombre de color, sin preocupación ni arrepentimiento fué hacia el hombre herido, su cuerpo temblaba.

— Tu no sabes... —respiraba con dificultad— con quien... con quien te metes...

— Oh, yo se con quien me meto —respondió el hombre de color de forma intimidante, sus ojos brillaron de un ambar intenso, cambiando su apariencia a la de un hombre caucásico de cabello negro— Sabia que no podrías distinguirme si cambiaba.

— ¡Tu...! —dijo el hombre lleno de enojo, su cuerpo se estremecía intentaba convertirse, pero lanzaba alaridos de dolor.

— Estas en tu limite —declaró Jack fríamente— te convertiste, vagaste un largo tiempo, no se todo sobre los hombres lobo pero no son capaces de convertirse mas de tres veces sin repercutir en su cuerpo, es mucha exigencia, sumándole los daños por el auto... Yo tengo la ventaja —le dejaba en claro extendiendo sus brazos victorioso, el hombre en el suelo temblaba intentando incorporarse.

—Eres... débil... —decía con furia dispuesto a pelear hasta el final.

— No, soy hábil. ¿No quieres saber que te tengo preparado? —le preguntaba Jack sin darle importancia a sus palabras.

— Solo.. matame... —decía el monstruo. Sentia su orgullo mancillado.

— No —le respondió de inmediato— Tu me ayudaras y haremos algo grande —se detuvo un momento y prosiguió— no... ¡Sera algo inmenso!

El amanecer llego, junto al basurero seguía encontrándose la casa rodante, dentro estaba aquel hombre sentado en su sillón, pensativo de lo ocurrido, aun entonces estaba desnudo.

— Descansa un par de días —le ordeno Jack volviendo al coche— Me comunicare contigo.

— ¡Te matare! —rugía el hombre aun sin estar dispuesto a cooperar.

— Tal vez aun pienses eso, pero veras que nuestra asociación sera muy conveniente —declaro el reptiliano, metiéndose en el coche— ¿Cual era tu nombre?

— Scott...

—¡Papá!¡Papá! —gritaba un niño al ser jalado de los cabellos por un hombre sin playera en medio del bosque, frente a ellos se encontraba atado un señor ya muy magullado, el hombre lanzo al niño de cabello largo al suelo con violencia.

— ¡Te dije que le golpees mas!¡Mas fuerte!¡Mas! —le exigía el hombre de rostro severo.

— No... no quiero papá... —decía en llanto— ya basta por favor...

El hombre parecía enfurecer mas al oír al niño.

— ¿Por favor? ¡¿Por favor?! —preguntaba iracundo, sin mas rasgo la espalda del niño con su mano tan fuerte que abrió su piel, el niño se tiro al suelo intentando presionar su herida con sus manos— ¡Se una bestia!¡Se fuerte!

— Yo... yo no lo soy... —decía llorando, en respuesta recibió una patada en su cara, un diente salio volando.

— ¡Si no lo eres no sobrevivirás! —le grito levantando al niño por el cuello con una mano sin ninguna dificultad, lo vuelve a poner frente al hombre indefenso.

El joven ya herido mira al señor atado, sus puños tiemblan, aprieta los dientes con fuerza, enseguida su cuerpo tiembla.

— ¡Es el o tu Scott!¡Es el o tu hijo! —le deja en claro al ver que este seguía reprimiéndose.

Un grito de angustia y resignación emano del niño, este corrió contra su victima y golpeo sin piedad el abdomen del hombre, siguió a su rostro, el hombre miraba atónito como el niño le atacaba sin contemplación, hasta que la sangre salio, su rostro empezaba a volverse una masa sangrante y palpitante, entonces perforo la garganta del hombre con sus dientes, su Padre veía con fascinación la escena.

La puerta retumbo, alguien tocaba, Scott despertó de su transe y mira la puerta, este abre la puerta ya con un pantalón puesto, era una joven de corto cabello negro, una piel blanca, su mirada hacia Scott irradiaba calidez, vestía un suéter rojo y una falda negra que llegaba a las rodillas, aparentaba no pasar de los veinticinco años, esta traía consigo una canasta, pero se sorprendió al ver a Scott con tantas heridas.

— ¿Pero que te paso? —le pregunto preocupada del aspecto del hombre frente de ella.

— Estaré bien Lucia —dijo con calma mientras la veía, una luz en su mirada parecía arder— solo necesito descansar.

— Tonterías —replicó la chica entrando a la casa rodante— Déjame ayudarte con los cuidados necesarios.

La joven limpio las heridas y vendo las áreas lesionadas.

— Gracias —respondía agradecido con afecto mientras no paraba de ver a Lucia y enseguida la abrazo, la mujer se apeno enseguida, sin darse cuenta Scott se durmió con ella en la cama, murmurando— te protegeré...

Pero ninguno de los dos noto que una persona les miraba por la ventana, solo un pequeño brillo ámbar relucía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top