Dirty Deeds Done Dirt Cheap
Scott había encontrado a Lucia, se encontraba caminando por el parque, acompañada de un hombre de su edad, tenia rasgos agradables, el licántropo se notaba celoso, arañaba un árbol ante su ansiedad, la joven parecía disfrutar la compañía del hombre, sonreía y reía a su lado.
—Te lo advertí hijo. ¡Es una puta!— farfullaba el espectro iracundo— ¡Mátalos! ¡Muestrale que si no esta contigo no estará con nadie!
—Solo necesito que la liquide, si la pierde, perderá la razón de su civilización, no mas estupideces solo será la bestia que debió haber sido — se decía aquel espectro desfigurado.
—Lucia... ¿Co-como pudiste? — sollozaba el monstruo, su cuerpo temblaba, su padre lo notaba con alegría, la ira le estaba dominando, fue en ese preciso momento en que recordó la mirada de la joven, esa forma de verlo, no solo le confortaba, sino que podía sentir su entrega, su afecto, un sentir tan absoluto que le hacía sentir humano, aquella exacta mirada no era la que le daba al extraño, su corazón se volvió a calmar — Perdóname Lucía, yo fui un tonto.
Aquella figura fantasmal pareció quedar más pálida, el coraje solo lo había atrapado a el.
—Calma, calma ya tendré la oportunidad, se su debilidad y sobre todo su mayor amenaza, por si fuera poco el estúpido de mi hijo carga también con otro peso, la culpa — la malicia del espectro no parecía tener fin, ni piedad.
—Ella morirá — hablo el espíritu a su hijo— tu enemigo la usará para doblegarte.
El pelaje del licántropo se erizó.
—¡El no llegara a ella! — gruñó la bestia.
—Solo te engañas a ti mismo ¿No crees que ese tipo sea él? — la pregunta obligó a Scott a volver a mirar con temor, sintió un hueco en el estómago, cuando los vió algo dentro de él lo obligó a lanzarse contra el acompañante de Lucía, ambos no pudieron notar al monstruo, al menos no hasta que Scott atravesó su cuello con sus colmillos, la joven no podía creer lo que miraba.
El grito de Lucía alertó a todo el parque, ante la vista de la joven parecía que un lobo había atacado a su compañero, la criatura destrozó la garganta del joven, este intentaba respirar pero se ahogaba con su propia sangre, la mirada de preocupación de Lucía le daba celos a Scott sin reparo comenzó a destrozar el cuerpo, el espectro miraba satisfecho el suceso.
El licántropo miro el cuerpo detenidamente
—No, no era él — dijo a sus adentros, pronto sintió la mirada de Lucía e inevitablemente cruzó su mirada con ella, pareció que el tiempo se detuvo, el mundo aparentaba tratar únicamente de ellos.
—¡Corre! ¡Joder corre! — le grito el padre de Scott.
El licántropo huyó del parque, luego de la ciudad.
Jack despertó, sentía mareos, se incorporaba con dificultad, pronto noto que se encontraba sobre una cama y una gran comezón molestaba su brazo derecho, hay noto el yeso.
—¿Pero que..? — miraba nervioso el yeso, pronto noto que no se encontraba en su coche, sino en una habitación, el había estado descansando en una cama, el cuarto tenía una ventana, a la cual se aproximó.
Al asomarse vio la ciudad, cerca de donde estaba se encontraba el supermercado, el podía suponer que estaba en un edificio de departamentos.
—¿Pero que significa esto? — la duda lo carcomía— yo estaba en el coche, luego... Luego... El choque...
Un hombre entro a la habitación, se trataba de un hombre latino, de cabeza rapada, vestía un traje y miraba con frialdad a Jack, incluso parecía tenerle algún resentimiento.
—Al fin has despertado — hablo el extraño.
—¿Quien eres? ¿Porque me tienes aquí? ¿Que pasó con el coche? ¿Acaso eres como yo? — comenzó a bombardearlo con sus preguntas, esto pareció molestar al hombre.
—¿Es así como agradeces? ¡¿Sabes lo que nos has costado?!— el hombre ya no pudo contenerse, mostrando su claro disgusto— ¡Tu solo eres una molestia para nosotros! — el herido escuchaba con paciencia, pero notaba como las venas del latino saltaban, haciéndose visibles.
—Entonces son monstruos y son más de que solo un par — concluyó Jack tras escuchar detenidamente.
— Si —respondió tomando nuevamente su calma— nosotros evitamos llamar la atención, pero los últimos actos nos obligan a tomar cartas en el asunto.
—¿De qué hablas? —pregunto Jack.
— Has molestado bastante al licántropo, este aterrorizó a la ciudad, afortunadamente no hubo más que una víctima.
— ¡¿Ustedes sabían sobre nosotros?! —exclamó Jack asombrado.
— Si, teníamos vigilado al licántropo, así te descubrimos, cuando esté comenzó a actuar raro —revelaba el hombre latino.
— Y ustedes me salvaron de ser descubierto —concluía Jack— ¿Pero porque salvarme? ¿Será por la misma razón por la cual han dejado a Scott? O ¿Es para usarme?.
El hombre sonrió perversamente, parecía complacido, esto le dio mala espina a Jack.
— Jack Miller, se te otorga la posibilidad de unirte a nosotros. Si estás dispuesto a ser uno de nosotros tendrás que hacer algo por nosotros, esto pondrá tu vida en peligro —le miro con satisfacción.
— Dime, estoy dispuesto si así puedo estar dentro.
— Mata al licántropo —fue su pedido— Has perdido tu brazo derecho, por eso se te puso el yeso —Jack apenas noto su situación, sintió un cubetazo de agua fría— Aún así debes realizar esto en menos de doce horas. En otras palabras antes del amanecer.
— Creo saber que me pasará si no logró el cometido a tiempo — sus palabras fueron dichas con calma, pero él se encontraba muy nervioso.
— Si, nos haremos cargo de ambos —aún sabiendo de antemano está verdad, el oírlo cayó de peso— Puedes retirarte si te sientes mejor.
Tras estas palabras se retiró hacia la puerta.
— ¡Espera! —se detuvo al escuchar a Jack— aún no me has dicho tu nombre.
— Soy Edgar, Edgar Rodríguez —dijo aún dándole la espalda y salió del cuarto.
Tras irse sintió como el lugar liberará presión y Jack pudo respirar con tranquilidad.
— Al fin lo he encontrado —su emoción no solo se notaba en su voz sino también se reflejaba en sus ojos.
Lester miraba un cráneo humano que tenía sobre su escritorio, pensando severamente mientras esperaba en su habitación, sus monitores mostraban el exterior de la casa de Miller.
El hombre maduro recordaba la primera vez que se adentró en la casa de Jack.
— Una sala limpia y bien ordenada, solo un par de libros, sin televisor, un sofá doble y dos sillones individuales, una mesita con un adorno floral; El comedor una mesa larga, seis sillas de madera, un par de cuadros de paisajes; La cocina, se encontraba impecable, sin un traste sucio, ni un solo utensilio fuera de su lugar, el refrigerador y estufa se encontraban allí; su recamara se veía que había más movimiento, la cama tendida, pero con marcas de cosas sobre ella, dos mesas de noches, en uno encontré una biblia, pero no le tome atención, en la otra encontré algo más interesante, un cráneo humano, revisé también su mueble de ropa, pero nada, inclusive revise su mueble de libros, eran muchos, pero no escondió nada, ni uso un doble fondo. Pero encontré lo que buscaba, su repulsivo cráneo y su fachada, no sé cómo pero estoy seguro que Jack no usa la cocina ni el comedor, pues al rededor de las patas pude ver la suciedad, pequeña pero marcada en el piso —Lester sentía que su corazonada fue cierta, sabía que algo ocurría en esa casa.
— ¿Pero quién eres tú? — pregunto Lester al cráneo mientras lo levantaba tomándolo con unos guantes— supongo que ya no importa, esto acabará está noche.
En un extremo del escritorio se encontraba un arma Beretta M9.
En el sótano de la casa de Miller se encontraba Benjamín, el sudaba, su mirada parecía pérdida, el estaba drogado, de pronto su padre bajo las escaleras, lucia sano.
— Te vez fatal hijo — hablo su padre acercándose a su hijo, la mirada de César mostraba tristeza— Lamento que pases por esto. Se suponía que ésto, él, es mi responsabilidad.
— Yo... Yo quise ayudarte, yo... Yo siempre quise ser un apoyo para ti... — su respiración se volvió irregular— siem... Siempre te vi como... Cómo mi ejemplo a seguir... Y perdóname... Yo sé... Sé que no fui el mejor hijo... Te di tantos problemas... Fui arrogante y... Te desprecié a ti... La persona que me quiso —sin poder evitarlo Benjamín lloró— ¡Tú que me diste lo mejor que pudo!
— Hijo —respondió con un abrazo a su hijo— Eres lo mejor que me pudo pasar, tú me distes luz en épocas oscuras, fuiste mi fuerza y eres mi orgullo.
— Padre... Déjame ser tu fuerza... Déjame deshacerme de Lester... —Pedía Benjamín mirando los ojos de su padre.
— Si realmente quieres hacerlo debes ir más allá de tu límite, no podrás quebrar a Lester, el es un monstruo —dejo en claro César poniéndose de pie— Debes matarlo sin titubear.
Benjamín se veía ansioso.
— Puedo hacerlo... Sé que... Se que puedo... Solo cree... Cree en mi —hablaba alborotado, pero aún con dificultades para respirar.
— Confió en ti hijo —dijo con certeza, un crujido en el primer piso llamó la atención de Benjamín, volvió la mirada hacia su padre, pero el ya no estaba.
— Es hora... —miro atentamente la puerta, la perilla giraba y entonces la puerta se abrió.
Dos horas antes.
Scott se encontraba en su casa rodante, el lugar estaba hecho un desastre, aún más de lo habitual, el monstruo andaba de un lado a otro se veía muy preocupado.
— ¡Su rostro! ¡Ella me temía! ¡Pero yo solo la quiero proteger! ¡Solo yo puedo! ¡Ni siquiera ella puede notarlo! —hablaba consiguió mismo.
— Mi débil hijo a empezado a compadecerse, me da lastima —decía decepcionado— Pero por favor continua.
— Yo... Aún no entiendo lo que me pasó —decía el joven, se trataba del acompañante de Lucía, su espíritu se veía tan dañado como su cuerpo había quedado.
— Mira solo debes saber esto, estás condenado por toda la eternidad o hasta que muera tu asesino —le contó el padre del monstruo.
— ¿Seguir aquí? ¿Atrapado?
— Si este es el limbo que sufren los asesinados por un licántropo, ver como su asesino vive con total calma.
— ¡No! ¡Me niego! ¡No quiero esto!
— Si estás de acuerdo entonces ayúdame —le pedía el espíritu deforme, contando su plan.
El día llegaba a su fin, y luces verdes rodeaban a Scott, el dormía sentado en su viejo sillón, el cual estaba muy dañado, pronto susurró resonaban por la sala.
— Scott... Scott... —se escuchaba el llamado de las almas en pena, el monstruo despertó alarmado por aquellas almas sin descanso.
Los espíritus pronto tomaron forma, el joven degollado en el parque fue el primero en aparecer, seguido por una anciana con marcas de garras en el rostro, luego un señor flaco con el pecho abierto, fácilmente se le podían ver las entrañas, después un hombre fornido con el cuerpo lleno de zarpasos, otro fantasma se mostró, pero su rostro había quedado reducido en una bola de carne palpitante, además de ellos apareció una mujer desnuda, la cual tenía demasiada sangre que procedía de la entre pierna y llegaba hasta los pies.
— ¡Maldito asesinó! —escupió la mujer desnuda, Scott se encorvó al escucharla— ¡Mal nacido! ¡Tú me hiciste esto! ¡Me violaste!
— ¡Desgraciado infeliz! ¡Tú nos mataste! ¿Y ahora quieres vivir como si nada? ¡No me hagas reír! -alegaba el hombre fornido mientras le apuntaba, Scott respiraba agitado, lleno de angustia.
— ¡Condenó tu alma perversa! ¡Dios te hará sufrir por tus pecados! —decía con cólera la anciana.
— ¡¿Me tenías celos?! ¿Pensaste que te quitarían a mi prima?! ¡Estás enfermó! ¡Ella te odiara por lo que has hecho! ¡Nunca podrá estar con monstruo! —le dejo en claro el joven recién asesinado.
— Yo lo arruine, los mate... —se arrodilló frente a las almas en pena, sin darse cuenta su padre le observó decepcionado.
En ese punto su padre ya no podría verlo como su igual, ni como su hijo y heredero de tan largo legado de licántropo, ahora tendría que ver cómo salvar su preciado legado, de una excusa de monstruo.
— Jack Miller — esas palabras resbalaron con bastante facilidad.
Scott reaccionó ante esas palabras, estaba furico, aún pese que hace un momento se disculpaba.
— Tu nunca podrás tener paz hijo... — no le agradaba la idea de seguir llamándolo de tal forma— no hasta matar a Miller.
Un fuego brillaba en la mirada de Scott, su determinación era clara, vivir tranquilamente solo sería posible dándole muerte.
Atravesando a las sombras de los que fueron sus víctimas se adentro a la fría noche, con un alarido su cuerpo se hizo más grande, su boca se estiró hasta límites ni pensados y su pelaje surgió, el había vuelto a transformarse, a grandes pasos siguió hasta la casa de Jack, donde Lester vio al monstruo en su monitor, quedó atónito.
— ¡Miller! ¡Sal! —ordenaba fúrico, al ver que nadie salía continuó— ¡Sacaré tu cadáver!
La bestia derribó la puerta ingresando en la casa del monstruo cambio aspecto, sus grandes fosas nasales le guiaron por la casa, hasta llegar a la puerta del sótano.
Benjamín veía borroso a la criatura, sin poder distinguirlo, la criatura se acercó al policía.
— No creo que sea él —le dijo el fantasma a Scott.
— Si es así, le quitaré su alimento —sin miramiento arrancó un pedazo de su cuello, dejando que se ahogará en su propia sangre— Huelo algo... —dijo al notar una esencia— es Miller.
Siguió el rastro, hasta la casa de Lester, el cráneo lo había guiado hasta él.
— ¡Carajos! ¡Esa cosa está justo frente mi puerta! —se decía nervioso, el ya había encarado animales que habían ingresado a los suburbios, pero esa cosa era algo atemorizante, armándose con varias municiones.
Un estruendo debajo de él le inquietó, era Scott que había entrado a la casa, dejando el cráneo en el escritorio sale de la habitación, las garras del licántropo raspaban la madera de la escalera, Lester respiraba nervioso, mirando el pasillo se coloco al final de este, delante de la ventana, preparo su arma.
— No se que carajos eres, pero... — Lester vio a la imponente bestia y sin que el pudiera verle, el fantasma lleno de rencor le observo, pudiendo notar algo en el.
— ¡Jack! ¡Puedo olerte! — Scott solo podía pensar en el monstruo.
— ¡Hijo espera! —el licantropo se lanzo sobre el señor, este reacciono jalando el gatillo, la casa de Lester resonaban los seis disparos.
***
Jack Miller llegaba al hogar de Scott, encontrando restos de la ropa del monstruo, ahora sabia que había perdido una de sus ventajas.
— Es una pena, pero aun puedo con él, debe seguir en mal estado —aseguraba el monstruo.
Se adentro en la guarida del imponente enemigo y se sentó en su destartalado sofá, en medio de aquella sala llena de basura.
— Solo es cuestión de tiempo, el llegará, el llegará.
Los minutos pasaron, se volvieron horas, fue cerca del amanecer cuando volvió el licántropo, el cual cojeaba y en su pecho tenía sangre.
— ¡¡Tu!! ¡¿Acaso te burlabas de mi con esos rastros?! — arremetía Scott, su padre se veía tranquilo pese a la desfavorable situación.
— ¿Que fue lo que te paso? — preguntaba atónito, temiendo lo peor... un cazador.
— ¡¡Y sigues burlandote de mi!! —sin guardarse nada Scott va contra Jack.
El primer zarpazo logro golpear a Jack aunque se propuso evitarlo, las garras del licántropo abrieron la mejilla de Jack, su rostro mostraba su verdadera identidad, su tono verde y las escamas se revelaron, su yeso cayó, mientras su cuerpo se alargaba, el reptiliano no perdió el tiempo y hundió su única garra en la herida del pecho, un aullido lleno el amanecer, entre los árboles Edgar se regodeaba al ver como se enfrentaban, la sangre volaba entre un zarpazo y otro.
— Esto es perfecto —se decía complacido— no importa quién gané, yo seré el vencedor — una sonrisa burlona se asomaba en su rostro— ¡Te mentí Miller! ¡Nadie te obliga a enfrentarte a Scott! Se me pidió matar al licántropo, al volverse una amenaza para nuestro grupo y a ti unirte a nosotros... ¡Pero no podía dejarte ser uno de nosotros! Tu desgraciado provocaste a Scott y sobre todo vi tu arrogancia... ¡Esa mirada de tener todo bajo control! —se exaltaba Edgar— incluso los demás monstruos le tienen estima... Dejando de lado mi decisión de sacarlo de la ciudad... ¡Yo fui el que inicie nuestro grupo! No permitiré que ese reptil se integre. Hasta te corte el brazo para asegurarme de tu derrota.
Los zarpazos de Scott eran brutales, la camisa de Jack fue destrozada al segundo golpe, toda la mejilla izquierda se había reducido a añicos colgantes, exponiendo su encía y su escalofriante dentadura, pese tal ventaja radicaba su desventaja, su fuerza y rapidez hacían sangrar sus heridas, sumado al constante ataque de Jack a sus heridas, Scott perdía ritmo y la resistencia de Miller se hizo notoria, era un batalla de aguanté, donde el monstruo verde evadía la mayoría de golpes.
— Si... Esta pasando... A sido duro pero... Tengo la batalla a mi favor... —se decía cansado al ver a la bestia peluda bañada en su propia sangre.
El licántropo lanzó su mejor golpe al ver como perdía fuerza, sus fauces se dirigieron al cráneo de Jack, su movimiento fue torpe y hasta lento, dejando la oportunidad al monstruo reptil, esquivó el ataque y hundió sus fauces en el denso cuello de Scott.
— Noo... —en la desesperación del monstruo peludo rasgaba el cuerpo del reptiliano— Lucía... Tengo que verte... Una vez más...
— Es tu fin —anuncio su padre mirándolo a los ojos— ya has hecho suficiente... Pero nuestro legado continuará.
— Tu... Me... —Scott no podía hablar más, Jack arrancó un gran pedazo de su garganta, su sangre se derramaba sin remedio— estoy feliz... Al menos no dañe a ella... — se decía mientras tambaleaba, los espectros volvieron a aparecer, rodearon al licántropo incrédulos de ver un final a su tormento.
— El cumplió —decia la anciana al restó— su padre cumplió su promesa.
Scott cae al suelo y miro el bosque, con la añoranza de ver surgir desde los árboles a su amada, Jack mira como muere el licántropo con una mirada triste. Los fantasmas se deshacen dejando este plano existencial.
— Hazme sentir orgulloso... — farfullo el padre del difunto, mirando el amanecer, enseguida desapareció.
Edgar aparece de entre los árboles y se acerca a un exausto Jack.
— Ahora... Solo muere — se decía Edgar estando a unos pasos del desprevenido monstruo.
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