Detrás de las Máscaras
El paisaje nocturno se hace presente en París, donde una joven miraba el horizonte, desde el balcón de una azotea, se trataba de Mary Black, la cual se mostraba melancólica, pronto la tranquilidad se quebró al sonar las pisadas de los tacones de su madre, hacia su aparición con su típica cara llena desagrado y mirada filosa, en donde nadie le gustaría estar, pronto su hija se hizo merecedora de su atención, dando un suspiro de cansancio.
—¿Vas a seguir así? —pregunto irritada, a la par de llegar al lado de su querida hija— En un par de días volverás a ver a tu querido asesino.
—¡Basta madre! —estallo molesta, azotando sus brazos al aire— ¿Disfrutas esto?¿No puedes dejar pasar la oportunidad de molestar a tu única hija?
—Oh vamos, te crié para soportar mas que esto — respondió de mala gana, mirando sus uñas recién pintadas de esmalte negro— Por lo mismo es que me molesta que estés tan interesada en ese sujeto.
—Lo que dices solo lo sacaste de ese anciano desequilibrado Lester — respondía Mary ante los constantes ataques de su madre— ¿Acaso es tu amantes?
Apenas termino la pregunta y la joven Mary recibió una tremenda bofetada, el golpe le abrió el labio inferior, sin mas la joven llevo su mano la zona herida sorprendida de la respuesta de su madre.
—¡Cuida muy bien tus palabras niñita! —amenazó Beatriz Black apuntándole con el dedo.
— Un día saldré de tu alcance y lo sabes —dijo Mary aun tapándose media boca, sin perder mas tiempo la joven se mete.
Beatriz ahora sola, mira el horizonte, los grandes edificios y hoteles, mientras en el fondo se ve la torre Eiffel, la mujer apretaba los puños con cólera.
— ¡Tu debes ser una niña correcta! — recordaba Beatriz los gritos de su madre, seguidos de un cinturonazo en la espalda— ¡No quiero verte cerca de los niños!
El cuerpo de Beatriz se estremecía ante recuerdo del implacable golpe.
— ¿Porque?... — preguntaba en llanto la niña— ¿Porque me haces esto mama?...
— ¡Tienes que educarte mocosa!— escuchaba el imponente grito de su madre— ¡Y tu le harás lo mismo a tu hija!
— ¡Nooo....! — gritaba entre el llanto.
— Te haré entender, ya veras niñita... — los azotes resonaron uno tras otro sobre la espalda desnuda de la Beatriz niña— ¡O te traeré aquí de nuevo! — esa lúgubre voz quedo grabado en la infante.
Ya ahora Beatriz respiraba agitadamente ante el cruel recuerdo.
— Oh, te haré entender Mary, te haré entender —repetía Beatriz con una lagrima resbalando por su mejilla.
La mujer cerro los ojos, trayendo a ella una habitación blanca, ella se encontraba acostada en una cama, cansada pero con ansias, a su lado su madre, una mujer bien sentada, con una sonrisa impecable que mostraba orgullo, la señora estaba entrada en años, su pelo canoso y su rostro canoso eran evidencia suficiente, de pronto un hombre con bata entro en la habitación, en sus brazos llevaba un pequeño bulto, Beatriz le miro sonriente, su madre estaba a la expectativa.
— ¡Felicidades! — anunciaba el doctor entregándole a la madre el bebe— Es la madre de una hermosa niña —con calma el doctor se retiro al ver como la madre miraba a su hija.
Beatriz quedo pálida al enterarse, sus ojos se llenaron de lagrimas, sin notarlo una esquelética mano se poso sobre el hombro de la mujer, miro con miedo.
— No tienes que preocuparte — decía su madre, con dificultad Beatriz dio una sonrisa— Tu sabes muy bien como educar a una niña —las lagrimas cayeron a mares, a la vez que asentía.
— Tu sabes muy bien que el dolor y el sufrimiento forjan el carácter —Beatriz sentía que la voz de su madre se deformaba de una espantosa manera— Mírate solías ser una niña tonta soñadora y ahora eres una mujer prudente, lista, me atrevo a decir que te eduque correctamente — se regocijaba la anciana— No me arrepiento de nada.
***
En el hospital Gran Salud un hombre de cabello corto entraba, estaba en sus treinta y cinco años, tenia la nariz chueca, vestía un uniforme de policía, este llego con un enfermero y empezó a gritarle, no muy lejos estaba Lester sentado, miraba con atención y culpa un puerta delante suyo, fue entonces que el hombre con uniforme se paro frente a Lester, este le miro con pesar.
— Tenemos que hablar — declaro el policía con molestia.
— Eres Benjamin ¿cierto? —pregunto, pero no espero una respuesta— si, claro que lo eres sino porque mas hablarías conmigo —Lester se puso de pie.
— ¿Que le paso? —pregunto sin mas.
— Sufrió un paro cardíaco, los doctores dicen que estará bien, pero necesitara...
— No, yo quiero ¿saber que hacia? —pregunto con seriedad, no hubo respuesta del hombre mayor— Te ayudaba ¿cierto? — de nuevo no hubo respuesta, Benjamin harto estallo contra el hombre mayor— ¡Estas retirado! ¡¿Entiendes?! ¡No quiero que vuelvas a ver a mi Padre! —el policía paso su mano sobre su rostro— ¿Te quedo claro?.
— Muy claro —respondió con seriedad y se retiro del lugar.
— Familiar de César Maldonado —anuncio un doctor desde el umbral de la puerta, Benjamin donde el.
— Dígame doctor, soy su hijo —respondió.
— Su Padre esta estable, ya puede pasar a verlo, aunque queremos tenerlo en observaciones —le decía el doctor.
Benjamin entro a la habitación, su Padre Cesar miraba la ventana a un costado de el, se le veía bien, aun pese que se encontraba con tantos cables.
— Hijo.. —dijo sorprendido, se quedo pensativo y tras un momento continuo— Dime que no fuiste tan brusco como para...
— ¿Sacar a tu ex compañero? — le interrumpió su hijo molesto— Si lo hice. ¡Tu no estas en condiciones para irte a vigilar con un loco por las noches!¡Si el quiere hacerse el policía que vaya!Pero... —su voz flaqueo— el no vale tu vida...
— Le debo a mi amigo hijo... —respondió con calma.
— ¿Que le debes que es mas importante que tu vida? —preguntaba incrédulo, levantando los brazos.
— Tu vida hijo —le respondió con pena, Benjamina se quedo pensativo.
— Lester me necesita hijo, no sabe lo que vi —le contó Cesar intentando ponerse de pie.
— No puedes salir, hasta mañana— le respondió tomándole del hombro.
— ¿Pero que dices? Yo estoy bien...
— Tu descansa —le tranquilizaba su hijo.
Cesar recordaba al hombre al extraño hombre de las afueras del basurero, como este se convertía en una feroz criatura.
Horas después una patrulla llego a la entrada de la casa de Lester, los vecinos no perdieron el tiempo para hablar de ello, inclusive Frank miraba curioso la situación, de la casa Lester salio, encontrándose con Benjamin.
— ¿Que sucede Benjamin?¿Tu Padre esta bien? —preguntaba preocupado el hombre de mayor edad.
— Si lo esta — contesto con tranquilidad— mira quería disculparme por mi comportamiento de hace un rato.
— No te preocupes Benjamin, yo en tu lugar me habría golpeado —le contesto dando una pequeña sonrisa.
— ¿Oye podríamos hablar? —le pregunto el policía mirando a su alrededor tan concurrido, Lester miro detrás de Benjamin encontrándose con un Frank atento a los dos delante de la puerta.
— Si, por supuesto —Lester le permitió el paso.
El policía miro las escaleras que se mostraban al entrar, este giro a la izquierda al ver la sala, si vista fue llamada por las fotos colgadas en la pared, se encontraban varias de Lester de joven con una mujer pelirroja, estos se mostraban felices, siguiendo miraba otras con la misma mujer con un vientre grande, después otras con los dos anteriores con un bebe, luego otras con el bebe crecido, llegando a la niñez, para acabar volviendo a ser solo la pareja, aunque sus rostros se veían afligidos, Benjamin tomo asiento en un sofá, del otro lado Lester se sentó.
— Y dime ¿De que querías hablar? —pregunto con un semblante serio, sin poder evitar mirar las escaleras.
— Hable con mi padre y me conto algo que no puedo sacarme de la cabeza —empezo hablar, Lester le miraba con interes— dijo que te debia mucho, que te debia mi vida.
— No le tomes mucha importancia —apresuro a decir.
— Sabes lo curioso —continuo sin darle importancia a las palabras del hombre mayor— recuerdo un incidente, tenia trece años, le habían cambiado de compañero a mi padre por segunda vez, ya que se habían peleado muy seriamente.
— Sacaron las armas, pero les detuve —continuaba Lester— me asegure que no se reportara, no quería que perdiera el trabajo.
— Pero el vino ¿no es cierto? — le pregunto Benjamin.
— Así es, fue a tu casa con la intención de asesinar a tu familia— confirmaba Lester sin mirar a los ojos al policía— Yo le seguí, sospeche algo y termine en tu casa con el, así que lo saque a la mala.
— Espera ¿lo sacaste? — pregunto Bejamin sin entender— los reportes dicen que...
— Si lo saque y le mate — respondió dejando sorprendido a su oyente— Sabia que si lo dejaba volvería a intentarlo.
— Yo... —decía intentando encontrar las palabras, movía las manos como si pudiera encontrarlas en una cajonera al mover algunas hojas— Yo te he juzgado mal. Perdóname.
— No, no tienes que pedir perdón —respondía el otro hombre sorprendido de la respuesta del policía— se que debo parecer un hombre que solo piensa en si mismo.
— Permite me ayudarte —le pidió Benjamin.
Lester le miro atentamente.
—Debes saber que estoy... tomándome ciertas libertades —advertía Lester antes de involucrarlo.
— No tienes que espantarte —aseguraba Benjamin, tras un momento de reflexión Lester se levanto.
— Sígueme.
Ambos subieron al estudio, donde Benjamin vio las cámaras, los reportes en las paredes, la foto de Jack, el hombre del basurero, el hombre de color que salio ayer de la casa de Miller, los recortes de periódico del accidente de su familia; "Muere familia por falla de frenos", otros periódico yace a su lado; "Accidente en la carretera norte, al atropellar a un ciervo", en la imagen del accidente aparecía Jack.
— A este hombre le sigo la pista —declaro Lester apuntándole a la foto de aquel hombre— Mato a su familia por dinero, pero antes de eso, el compro la casa en esta calle, con todo su capital, ademas anoche aparecieron tipos extraños que se metieron a su casa a "buscar algo".
— ¿Porque siento que aun te guardas algo? —pregunto Benjamin viendo el mapa en la pared.
— Sucede esto Benjamin, Miller a sido amigo de toda la vida de Emmir Orland, este es conocido por trafico de personas—revelaba Lester— ademas que el accidente que tuvo, hubo un reporte que el conductor se había roto ambos brazos.
— ¿Eso hace cuanto fue? —preguntaba Benjamin mirando las fotos que había tomado el ex-policía.
— Fue hace un mes — Benjamin miro incrédulo— Así que falsifico. ¿Pero porque? Fue entonces que investigue con unos contactos en la ciudad donde vivía Miller, Mell Hills, supe que ocurrió un conflicto.
— ¿Crees que Miller escapo de allí? ¿Pero porque ahora han venido por el? —pregunto Benjamin al ver las fotos del video de la noche pasada.
— Yo creo que debió hacer un trato, en otras palabras habrán desaparecidos —resumía Lester.
— ¿Por eso la cámara en su casa?—pregunto Benjamin al notar la toma de la sala donde se encontraba Jack.
— Si, cometerá un error.
— Creo que deberías dejar este caso a los oficiales —apenas lo menciono el rostro de Lester cambio a uno fastidiado.
— ¡Yo me haré cargo de esto! —grito el hombre mayor.
— Ya hiciste suficiente — intento calmarlo.
— No, no es suficiente para atraparlo y lo sabes —decía molesto— ¡No perderé lo único que puede darme algo de lo mucho que he perdido!.
— Perdona, tal vez sea mejor que me vaya —dijo Benjamin al ver que Lester no dimitía de su decisión, dirigiéndose a la puerta.
— No — dijo apuntándole con un arma, Benjamin se detuvo, ninguno se movió— Sabes demasiado.
Benjamin acerco su mano a su arma.
— No lo hagas o disparo — escucho Benjamin, el silencio parecía sofocante, ante la larga espera.
— No puedes, tus vecinos están muy atentos —declaro Benjamin sintiendo un poco de alivio— Ademas esta mi vehículo y mi padre.
— Levanta las manos —dijo sin importarle lo anteriormente dicho, Benjamin al ver que la amenazadora pistola seguía apuntándole no tuvo mas remedio que Lester le atizo con el mango del arma sobre la cabeza del policía, quedando inconsciente.
En las afueras del basurero se encontraba Scott, el cual no tenia puesta ninguna playera, pero su cuerpo seguía vendado, este parecía irritable y ansioso, miraba impaciente la entrada del basurero, sin ver lo que esperaba, su pie no paraba de golpetear el suelo ante su desesperación, hasta que escucho un ruido, poco después entro un coche azul, se trababa del vehículo de Jack, este pasa de largo de Scott y para, con calma este sale.
— ¡Aquí estoy como pediste! maldita lagartija... —grito molesto el hombre vendado.
— Lamento interrumpir tu recuperación —
le hablaba con calma al saber que el tenia el control— Pero pronto entraremos en acción.
— No existe un nosotros aquí — dijo amenazante Scott— apenas me recupere...
— No harás nada — le interrumpió poniendo su rostro frente a el, el hombre en vendas le miraba extrañado— Si es que quieres que esa chica este bien...
Las frías palabras de Miller preocuparon al hombre, su rostro retador se quebró en uno de preocupación, el reptiliano lo noto y su regocijo era enorme.
— ¡No la toques! — exclamo, pero su tono temerario ceso— por favor no...
— No quiero involucrar a esa humana —le decía con calma, mientras su mano se acercaba al cuello de Scott— ¡Pero me obligas a tomar medidas! —Beckett aprieta con fuerza el cuello del hombre en vendas, alzándolo del suelo, este no ofrecía ninguna resistencia, el ya comprendía su lugar, al dejarlo claro Jack lanzo a Scott al suelo, este solo se tomo el cuello.
— ¡Júrame que no la tocaras si te sirvo! ¡Júralo! —le exigía temeroso por la joven.
— No tengo que jurarte nada a ti—le negó sin miramientos— solo obedece —puntualizo, sin mas regreso al auto de ahí el le grito— Mañana preparate, ten la mente abierta y obedece.
Scott siguió con la mirada el auto azul, hasta perderlo de vista, su mirada se mostraba decaída.
— ¡¿Que haces ahí tirado?! — escuchaba Scott, la voz se le hacia familiar— ¡Maldito pedazo de mierda! ¡Eres un holgazán!
— Basta ya... —decía desganado Scott.
— ¡Me da pena ver que aun eres el mismo cachorro que chilla por ser un monstruo! — decía aquella voz con disgusto.
— ¿Porque sigues atormentándome? — pregunta casi sin voluntad.
— ¿No dejaras que ese débil te controle? ¿cierto? — preguntaba la voz.
— El me atrapo... yo... — decía pensando en la chica— yo no podría perderla...
— ¡¿Es por esa chica?! —vociferaba aquella voz molesta—¡Es solo un trozo de carne!
— ¡No digas eso de ella! —rugía Scott.
— Yo no tengo miedo Scott —respondía aquella voz— Ya que no tengo cuerpo, ya que yo no tengo vida... no, no mas, ya no mas.
— Si padre lo se — contesto su hijo, viendo al ente espectral el cual le miraba desde arriba suyo— Todo aquel que matemos, su espíritu nos seguirá, hasta el fin de nuestros días, solo así podrán descansar por la eternidad.
— Así es hijo —dijo el espectro, su aspecto era desagradable, ya que su rostro se encontraba lleno de sangre y con el lado izquierdo de su rostro destrozado por un zarpazo, habiendo perdido el ojo y la piel de toda esa área, su cuello se hallaba desgarrada, tenia una camisa de resaque harapienta al igual que su pantalón— Por eso hasta ese día, quiero verte ser un monstruo. ¡No esta patética cosa!
— No... no... — negaba Scott tapándose con sus brazos de aquella figura espectral.
— ¡Deja de negar tus instintos! ¡Deja de negar tu verdadero ser!—continuaba gritándole— ¡Tu me mataste aun cuando yo tenia ventaja! Esto.. ¡Esto no te detiene!
Scott se estremecía ante la presencia de su padre.
— Lo que te para ¡Eres tu! —regañaba a su hijo— ¡Por eso no le mataste en el baldío! ¡por eso no lo mataste en la carretera! ¡Por eso no has violado a esa mujer! ¡Porque tienes miedo de ti!
— ¡Siii! —grito Scott con miedo, pero teniendo un aire mas libre— ¡Yo no quiero esto! ¡Pero no puedo parar! ¡Y lo peor! — comenzó a llorar el licántropo— Parte de mi no quiere detenerse... no quiere contenerse... solo siente este deseo tan abrumante de saciarme...
— Abraza ese sentimiento hijo —le hablaba frente a frente— es lo que verdaderamente eres, ahora ve por la chica, ve por ella —Sus palabras resonaban en la agobiada cabeza de Scott.
Scott con lagrimas en en su rostro se comienza a convertir, su cuerpo crece, sus músculos se ensanchan, sus manos se vuelven garras, su boca crece volviéndose en un hocico, pero su mirada de conciencia se pierde ante el deseo, sin mas este corre hacia la ciudad lleno de prisa.
— ¡¡¡Luuuciiiaaaaa!!! —aullaba el licántropo en pleno día.
Sin preocupación la bestia corrió por las calles de la ciudad, las personas salían ahuyentadas por la temible criatura, la perturbación se volvía mayor minuto a minuto, las personas ante el pánico aplastaban a los demás y hasta se pasaban a las calles para evitar a la bestia en el pavimento, siendo victimas de los autos que pasaban de improviso, los gritos tomaron la ciudad, pero el hombre lobo solo tenia en mente a una sola persona y le seguía el rastro de cerca, los recuerdos salían a flote a la par de sus lagrimas. En las calles un hombre latino de cabeza rapada saca su móvil al ver a la bestia canina y marca.
— Hey Glob tenemos un problema, llama al resto del consejo —le dijo aquel hombre de cabeza rapada.
Una Lucia de hace un año atrás caminaba por las oscuras calles de la ciudad, esta lucia nerviosa, había sabido de varios asesinatos por la zona, ella no solía estar en las calles a tan altas horas de la noche, pero esta ocasión no pudo ser evitada, tenia que pagar un dinero a su tía, la cual vivía al otro extremo de la ciudad, la calle en la cual andaba se encontraba vacía y callada, lo cual la ponía mas angustiada, por algún motivo sentía una mirada sobre ella, con prisa llega a la esquina de la calle para girar, sin querer golpea contra otra persona, se trataba de Scott, se le veía herido, lleno de moretones y laceraciones en la piel, no tenia camisa y sus pantalones estaban rotos y con sangre, Lucia quedo impactada de toparse con el extraño en tan malas condiciones.
— Dios mio —dijo tomándole de los hombros, el herido Scott parecía no estar en sus cinco sentidos, sus ojos se movían por todos lados y balbuceaba mucho— No te preocupes ya estas bien—le abrazo con fuerza intentando transmitirle seguridad, este rápidamente la arropa en sus brazos y el llanto del hombre salio.
Al amanecer Scott se encontraba en una cama, a los pies de la cama la joven yacía dormida, el hombre se miro, notando que estaba lleno de vendas, el suelo se encontraba lleno de vendajes con sangre y algodones en las mismas condiciones, pronto entendió que la chica le había cuidado, este no podía creerlo, miraba sus manos, estas temblaban.
— Mátala —escucho la voz de su padre muerto, enseguida este apareció frente la cama— sabes que lo quieres. ¡Tu sabes que no vales su ayuda!
Scott arrugo su rostro y lloro tapándose la cara.
— ¡No seas un marica! —le grito el espectro a su hijo.
Con prisa se levanto de la cama, el no quería herirla, pero sentía que lo haría, apenas abrió la puerta la joven despertó, Scott se dio cuenta y la miro.
— Estas bien —dijo alegre y adormilada— es un alivio.
Scott tembló y aun con lagrimas en el rostro pregunto
—¿Por qué? ¿Por qué me ayudaste?
La joven entendió por sus palabras que hablaba seriamente, se incorporo en la cama y con unos ojos resplandecientes
— No pude evitarlo, te mire como te miro ahora, vi esos ojos llenos de dolor y tristeza, no podía dejarlos ahí, abandonados.
— Yo soy un bueno para nada... tu... tu no deberías... —decía llorando, su voz se quebraba, hasta que sus piernas cayeron al suelo, la chica fue hasta el.
— No entiendo porque dices eso de ti —respondía rodeándolo con su brazo— pero yo puedo ver a una persona que solo necesita ayuda, una mano en la que confiar y un oído al que le pueda contar sus preocupaciones.
Angustiado el joven mira con las lagrimas aun en el rostro a la chica
— ¿Y tu eres esa persona? ¿Puedo contar contigo? —sus palabras parecían suplicar al corazón de la joven.
— Yo quisiera conocerte —respondió con una cálida sonrisa—mi nombre es Lucia ¿Cual es el tuyo?
Días después Scott caminaba por las calles junto a Lucia, el hombre parecía mas calmado ante la presencia de la chica, pero detrás de ellos el espectro del padre de Scott les miraba con enojo.
— Hazle un favor y aléjate de ella—le susurraba el espectro a su hijo, sus palabras hacían flaquear la confianza de Scott mirando preocupado a Lucia, pero esta le tranquilizaba con su sonrisa, sin saber que le angustiaba.
— Yo estaré a tu lado —le confeso Lucia tomándole la mano a Scott, un agradable calor en su pecho vino a el.
— Te cuidare, aun de mi... pese a mi naturaleza —se decía a si mismo, aun cuando sintió que esas palabras podrían quedar chicas, en las noches el no podía dejar de ir a cazar, de matar personas, aun pese su miedo de herir a Lucia.
Jack se encontraba llegando a la ciudad, el camino estaba lleno de curvas, ya que pasaba por un par de montañas, a su lado observaba la brutal caída que le esperaría a cualquier conductor distraído, el paso de vehículos por esa zona era muy escaso, lo cual permitía a Miller viajar con calma, pero al dar una vuelta vio como un trailer iba contra este, el crujir del coche ante las grandes llantas sonó, al igual que el golpe y desplazamiento de la carrocería de los carros. Jack abrió los ojos, su visión era borrosa y rojiza, miraba como un hombre miraba su vehículo y a el, era un hombre con unas grandes entradas en el pelo, tenia unos lentes y era regordete, llevaba puesto un chaleco tejido, murmuraba muchas cosas y miraba constantemente si venia algún auto, saco su móvil y marco, tras un rato de espera parecía hablar con nervios con alguien.
— Si, Padre Tom —logro escuchar Torrance antes de desvanecerse.
— No de nuevo... —decía Jack cansado— El pasado me quiere arrebatar lo que he ganado...
Hace un mes.
Una criatura verde corría a través del bosque, se encontraba con varias heridas por todo el cuerpo, andaba a prisa como si le siguieran, nerviosamente miraba detrás suyo, hasta que se detuvo detrás de un árbol, miraba su mano con coraje y golpeo el árbol, la frustración lo llenaba.
— ¡Malditos monstruos! —gritaba frustrado— ¡Porque somos tan estúpidos! —el monstruo cayo al suelo acabado moralmente— Tal vez mi padre tenia razón... —dijo con una mirada apagada y voz derrotada.
Después de un rato de lamentarse se puso de pie, aun sin ganas vago sin dirección por días, en algún momento llego a una carretera, este siguió su camino, pasando atreves de ella sin mirar a los lados, se detuvo en medio de la carretera, añorando una luz, una esperanza, un fin, pero nada pasaba, miro el cielo nublado, sin notar que se aproximaba un carro a gran velocidad, su conductor escuchaba música a alto volumen, sin prestarle atención al camino, hasta que noto a la criatura de piel escamosa frente a el, giro el auto, el monstruo sintió la ráfaga que dejo el auto al impactarse contra un árbol detrás suyo, la criatura no podía creerlo, pero quedo mas sorprendido al escuchar que la puerta del auto se abrió, el hombre salio sosteniéndose del auto, un ruido se hizo evidente para el hombre y la criatura, era su estomago, el monstruo fue hacia el.
— ¿Pero que mierda eres? —pregunto el hombre con una expresión de desagrado, este se miraba muy lesionado.
— Yo... —dijo extrañado— soy un monstruo— El hombre se vio presionado, pasándose una mano sobre su cabeza.
— Hazme un favor —le dijo apelando a su lado mas blando—no me mates, yo no te aventé mi auto encima —miraba por todos lados con preocupación.
— No entiendo —dijo intrigado el monstruo, el hombre mostró la misma intriga— tu me tienes miedo, pero hablas conmigo.
— Yo tengo una meta, un deseo, quiero vivir, pero no solo estar aquí ¿me entiendes no? —le pregunta al ver que la criatura humanoide frunce el ceño— ¿Acaso no tienes ninguna meta?—el hombre se sentó en el suelo, apoyándose en el coche.
— Yo... — se le vino a la mente su cooperación con el Hug-Monster hace años atrás— Si lo tengo.
— ¿Y no darías todo por lograrlo? —pregunto el hombre herido colocando su mano en un costado.
— Por supuesto —dijo el reptiliano, este miro al humano delante suyo— ¿Cual es tu deseo?
— Yo solo quiero vivir, pero vivir bien —le decía con una sonrisa arrogante— mucho dinero, comodidades, ser una persona influyente.
— Dinero... Poder... —decía el monstruo acercándose mas al hombre— son medios que sirven para un fin, pero ustedes se corrompen por amasar una fortuna que no podrán gastar en mas de dos vidas —decía con disgusto el monstruo— Y si es tan importante tu deseo ¿como lo estas cumpliendo?
— Ja, es gracioso que tu lo preguntes —respondió el hombre, hecho una mirada al cielo y continuo— He hecho algo que harán que muchos me consideren un monstruo como tu.
— Suena interesante —dijo la criatura.
— Hice que muriera mi familia para cobrar su dinero y hablo de muchos verdes —contó el hombre sin arrepentimiento.
— Parece que tienes todo resuelto —dijo el reptil de dos patas.
— Puede sonar así, pero no —le detuvo— estoy involucrado con unos tipos peligrosos y debo irme pronto de aquí, tener un perfil bajo, tu sabes de lo que hablo.
— Si... aun así me desagradan los de tu clase —revelaba la criatura con desdén— Pero admiro su capacidad de cooperación —miro pensativo el cielo nublado— han llegado tan lejos con su sociedad— una pequeña risa salio de el, camino hasta estar cara a cara con el humano herido— creo que me he ganado la lotería
Su rostro se retorcía, cambiando su áspera y escamosa piel por una suave, su cara se convirtió en la del humano, horrorizado se pego a la puerta del auto, presentía cual seria su siguiente acción.
— ¡No me mates! ¡Déjame verte cumplir tu deseo!¡Permíteme ser un espectador de tu utopía monstruosa! —suplicaba el hombre intentando guardar distancia de la criatura cambia forma.
— Me gusta tu premisa —dijo alagado la criatura disfrazada de humano— Una utopía de monstruos, una ciudad monstruo que llenara el deseo de cada monstruo, sus necesidades y su hambre.
— No... por favor no me mates... —suplicaba el hombre sabiendo que sus palabras caían en oídos sordos.
— Tu seras testigo humano —le callo con esas palabras— veras mi alzamiento entre los humanos y monstruos —el hombre sintió que volvía su respiración— ahora dime tu nombre.
—So... soy Miller, Jack Miller —decía con mas calma.
— Gracias —respondió con una perversa sonrisa, mientras levantaba sus garras— Tu seras yo, así veras mi cometido humano —su boca se abre descomunalmente, parecía como si su mandíbula se saliera de su lugar, su boca contaba con varios dientes afilados que se iban contra Jack, el cual solo se perdió en la oscuridad de su boca, hasta que la sangre broto.
***
Lester abre una puerta, esta da a unas escaleras, las cuales le dejaron en el sótano, se encontraba lleno de muebles, en uno de ellos se encontraba Benjamin, este yacía desmayado y amarrado de brazos y piernas, el hombre mayor se acerca con un cuchillo en mano, sin mas lo usa sin miramientos liberando al hijo de su compañero, pero antes de irse saca una jeringa y la inyecta en el brazo del policía, le mira paciente por un momento y luego se retira, sube nuevamente, pasa por una blanca cocina llegando a una sala de paredes azules y muebles modernos, sigue adelante sin pausas pasando por las escaleras, al pie de estas se encontraba un cuadro el cual le llamo la atención, se trataba de ángeles y demonios peleando, los seres divinos empujaban del cielo a los entidades malignas al mismísimo infierno, siendo tragados por el feroz fuego, la imagen de ese cuatro se le quedo muy grabado, luego de esto salio de la casa, paso su mano por el buzón que rezaba:
Residencia de Jack Miller.
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