Bitter Sweet Symphony


—¡¿Qué hice?! ¡¿Cómo las cosas acabaron así?! — se decía Mary Black, mientras esperaba por Jack en el sofá.

Horas antes…

Mary y su madre llegaron a su casa,  parecía furiosa, Beatriz se había enterado del terrible suceso en la casa de Lester, todo el mundo lo buscaba, ella le extrañaba lo acontecido, pero dudaba enormemente que el ex-policía hubiera matado a un policía, no podía siquiera pensarlo, sus inquietos pasos seguían y seguían por toda la casa, ella marcaba a un número de celular, pero no tenía respuesta.

—¡¿Por qué no contestas?! — decía la desesperada Beatriz.

—¿Lo ves? Ese tipo resultó ser un asesino, creo que tu intuición te fallo — las inoportunas palabras de su hija sacaban de quicio a su madre.

—¡Esto debe ser obra de ese tipo! ¡De ese nuevo! — exclamaba intentando recordar el nombre del nuevo residente.

—¡Su nombre es Jack! ¡Jack Miller! — le dejo en claro, los gritos estresaban más y más a Beatriz — ¡Y mira que tan lejos vas para inculparlo!

Beatriz le dio la espalda queriendo tranquilizarse, pero Mary le gira bruscamente tomándola del brazo.

—¡Dime! ¿Qué se siente? ¡¿Qué alguien que considerabas importante te muestre lo MIERDA que es?! ¡Tal vez al fin podamos entendernos! — Mary jugó con fuego, sus atrevidas y altaneras palabras superaron el aguante de su madre.

Beatriz Black golpeo a su hija con el puño en repetidas veces, su hija cayó al suelo.

—¡¿Te crees que sabes del jodido mundo mocosa?! ¡¿Crees que con solo mirar a las personas a los ojos los conocerás bien?! — bramaba al darle patadas.

—¡Tu! ¡Tu! ¡Tu maldita presencia es una tortura! ¡Y luego tú altanera actitud! ¡No me dejas alternativa! — se subió sobre su hija y continuó propinándole varios puñetazos.

—¡Basta! ¡Basta! ¡Mamá! ¡Para! ¡Pará! — suplicaba Mary ensangrentada, su imagen y su quebradiza voz le recordó a Beatriz su propia infancia.

Quedó pálida al instante, retrocedió hasta llegar a la pared donde se quedó quieta mirando a la nada, Mary asustada se levantó y huyó de su casa, dejando atrás a su inestable madre.

—¡Esta loca! ¡Necesito un lugar donde descansar! Uno donde ella no tenga autoridad — se decía a sí misma apurada, pronto vio la casa de Jack y sin pensarlo fue a ella.

***

—Pero me inquieta algo, Jack tiene un aire diferente de la última vez y su trato hacia mi… — reflexionaba recordando la calidez del hombre — fue muy agradable, eso hizo que terminara en su hogar… pero supongo que de todas formas necesitaba su cobijo.

Mary se levantó del sofá, mirando curiosamente la casa, fotos de Jack Miller y su familia colgada en la pared, pinturas de paisajes y al llegar al pie de las escaleras el llamativo pero extenso cuadro de los ángeles y demonios, era una pintura que reflejaba el conflicto final, no entendía el por qué de su interés sobre ese cuadro.

—Qué peculiar — musitó la mujer, entonces apareció Jack con un botiquín de emergencias, fue entonces que se dio cuenta del estado de Miller, su brazo roto y su apariencia agotada.

—¡Perdona! No quise ser un estorbo, algo debió pasarte y aún así tú… — Jack no hizo caso a sus palabras bajo las escaleras y apunto con su dedo el sofá.

—Vamos a curar esas heridas — sus tranquilas palabras congelaron a Mary, la cual termino de nuevo en el sofá.

—Quiero sentirlo de nuevo, quiero sentir aquella extraña felicidad, además no está de más tener un plan de contingencia — intento excusarse.

***

En alguna parte de Nueva Brecha, un estómago gruñía, se trataba del joven hombre, este vagaba sin rumbo en la oscuridad de la ciudad en búsqueda de algo que ni el conocía, su cuerpo se tambaleaba ante la fatiga, un aroma llamo su atención era algo salado pero jugoso, hasta podía jurar que al morder la carne demostraría su firmeza y sus cálidos jugos llenarían de sabor su boca, deseoso de comer corrió hacia el origen de tal aroma, llegando a un baldío llenó de basura, sin una sola alma en los alrededores, solo el bosque, la basura comenzó a moverse saliendo de el un pepenador, lucia adormilado, pero el otro hombre lo miraba apetitoso, el no pensaba solo se dejaba llevar por su monstruosa hambre.

Lo siguiente que pasó fue que el hombre ingreso a la basura como si entrara a un salón de baile, con atrevimiento y deseó, tomo al sujeto sin hogar, este metió sus manos entrelazándolas pareciendo que se preparaban para danzar y así fue, en un juego de resistencia intentaba arrojar al pordiosero al suelo pero se negaba a soltarse, paso a paso, giró a giro el vals se llevó acabo, el sujeto sin hogar sabía que si se soltaba moriría, los movimientos eran más violentos y fuertes, el extraño hombre soltaba un gran anhelo de muerte, la basura a su alrededor parecía no complicar los ágiles pasos de aquel amenazador hombre, los tirones se volvieron más salvajes, los brazos del pobre hombre llegaban a su límite, pero ahora no podía liberarse, ya que era sujetado con gran fuerza.

—Isabel, este era nuestro baile, lo fue en nuestra boda, incluso en nuestros peores momentos me incitabas a bailarlo — el sujeto sin hogar quedó sin habla al ver qué el extraño lloraba.

Acercó al indigente hasta el con su descomunal fuerza, este levantó su cuello no quería recibir un beso, pero fue su mayor error la boca del extraño se abrió mostrando incontables dientes que sin piedad destrozaron la garganta del pordiosero.

—Cerdo, sabe a cerdo, incluso el miedo mejoro el sabor — se asombraba de aquella noticia.

Sin parar comió el cuerpo de aquel hombre, el sonido de los huesos al romperse y el grotesco sonido del masticar resonaron por el baldío, dejo huesos y restos del desafortunado en aquel sitio repleto de basura.

—Si, ahora no tengo un camino claro delante de mí, pero nunca lo tuve cuando tú me abandonaste, no… — corrigió con dolor en su ser — desde que mate a nuestro hijo… Soy Lester, el desgraciado que no es lo suficientemente bueno para morir.

—Mi jodida vida cambio desde que “esa cosa” me atacó — intentaba aceptar el extraño acontecimiento  — yo estaba por arruinar la vida de mi vecino, estaba preparando para ello, pero todo cambio al aparecer esa bestia…

El agudo dolor de los colmillos aquejaba al viejo cuerpo de Lester, sentía que la mandíbula de la criatura le arrancaría el hombro izquierdo, pero la presión bajo, su mordida se detuvo, aprovechando su oportunidad el hombre levantó su arma y la descargo en el torso peludo del monstruo ser, el contraataque lo libero y dejó caer por las escaleras al licántropo, su cuerpo estaba en sus límites, el daño recibido le mermaba sus escasas fuerzas, con tropiezos se incorporo y salió por la puerta principal.

—¿Qué mierda fue eso…? — apenas podía hablar, se encontraba pálido y sudoroso, su cuerpo se estremecía debido al dolor.

El cuerpo de Lester tambaleó, cayendo por las escaleras, antes de caer pudo ver a su hijo, su figura pálida se evaporaba dejando atrás un rostro viejo, pero conocido. ¡Era Cleotilde Mayers! Tras repetidos golpes en la cabeza, fue llevado a un paisaje enteramente diferente, uno lleno de árboles y maleza, era un lugar completamente verde, la vejez de Mayers desapareció, se volvió joven y con una perversa mirada, sus brazos agitaba con el viento, personas sin rostro eran reducidos a los huesos, la tierra verde regocijante de vida comenzaba a perder dicha vida, todo se secaba, lo verde se convertía en amarillo y luego moría, dejando un páramo desértico, Lester no podía evitar notar que conocía ese lugar, eran las afueras de Nueva Brecha, por el lado sureste.

—¡Un monstruo! ¡Esa anciana es una criatura voraz! — grito atemorizado, aún estando en una alucinación sentía como su cuerpo temblaba.

Cleotilde notó su presencia, estiró su juvenil mano hacia él, pero corrió en dirección contraria, sentía como un escalofrío recorría su espalda, podía jurar que se trataba de la mirada de aquella mujer.

—No puedes correr — la voz de la joven Mayers se escuchaba en el viento, venía de todas partes y de ninguna — Tu y yo estamos unidos.

Su velocidad aumento, esquivaba árboles y enormes rocas en plena oscuridad, tenía que dejarla atrás, tenía que estar a salvo ya nada importaba, ni siquiera se dio cuenta de la ausencia del cráneo, miro atrás esperando no ver a la anormal mujer, pero tropezó, despertó horas después dándose cuenta que ya no estaba en su casa, pero su cuerpo estaba fatigado.

Lester había sentido que pasó una eternidad desde el ataque, se encontraba sometido a deseos atroces, a los cuales poco a poco se dejó vencer, se percató de su nueva naturaleza y el la abrazo.

—Si realmente voy hacer esto debo buscar una manera de tener un perfil bajo… — caminaba por las vacías aceras, cuando vio su reflejo en un charco de agua — ¡Este no puedo ser yo! ¡Volví a ser joven!

Inmediatamente recordó aquella imagen imponente de Mayers.

—¡Ella! ¡Si! ¡Esa anciana debe saber que me pasa! — exclamaba nervioso, pero el no recordaba todo lo ocurrido en el mundo onírico.

***

En casa de Cleotilde Mayers, en la calmada casa sonaba pequeños golpeteos, en la sala estaba la dueña del hogar, la antigua reina entre las sombras de Nueva Brecha, la antes temida bruja de los huesos colorados, ella sacudía unos pequeños huesos de animales, luego los metió en un recipiente con sangre, para sacarlos y arrojarlos en la mesa, sobre una amplia piel blanca de conejo, los dientes dejaron una estela de sangre, la cual fue atentamente observada por la mujer mayor, levantó la piel incrédula de lo que miraba.

—Otra guerra… Viviré nuevamente el dolor de una sangrienta batalla… — sus predicciones nunca erraban, lo cual le hacía temer por su nieta — esta vez será diferente — miro la foto de su nieta.

—Solo Edgar sabe de mi, debo hacer que sus labios enmudezcan —  su funesta mirada se posó sobre una esfera de cristal al otro lado de la habitación.

Al ponerse de pie se percata del otro monstruo.

—El nuevo licántropo… puedo usarlo… — proliferaban bastas  ideas, pero todas llevaban a su exposición — debe haber una manera de usarlos a mi favor, pero si no me apuró Edgar hablara…

Cleotilde podía escuchar el rápido latir de su corazón, todo comenzaba a volverse borroso, la presión parecía que la vencía, entonces la alegre risa de su nieta lleno la casa, la angustia y presión se desvaneció, ella sabía que hacer.

—Decidí enfrentarme al tiempo, a la edad solo por vivir contigo — miraba tiernamente la foto — venceré mi miedo a la muerte y viviremos juntas como la familia que somos, aunque eso signifique volver a unir fuerzas con los monstruos.

Lejos en uno de los edificios departamentales Gabriel hacia una lista, sonreía con mucho gusto, ahora el tenía el poder y estaba dispuesto a ver sus límites.

—Es hora que todo el mundo se arrodille ante mi — en la lista figuraba un nombre de una mujer, era una tal Susan Geil, se trataba de su ex-esposa.

Aún más lejos Glob observaba a Dayana, ella estaba en las afueras de su casa en una residencia humilde, ella vomitaba sobre maleza, su condición se mostraba más crítica.

—¡Suficiente de esto! ¡Ahora me dirás qué te ocurre! — Teodoro aparecía de su escondite , desconcertando a la monstruo.

Pero no fue necesaria una respuesta, Glob vio que ella expulso sangre, ambos se miraron incrédulos y Dayana se desvaneció cayendo al suelo.

La noche prometía experiencias únicas, situaciones que marcarían a los monstruos en la ciudad y… a una humana.

Mary notaba el delicado cuidado que le daba Jack, era algo que ella no había conocido por sus padres, sus ojos se mostraban sinceros, no parecían tener alguna intención oculta, el monstruo vendaba el brazo derecho de la joven Black, sentía su frágil piel, su cálida mano que tomaba la fría mano del reptil, este último término el vendaje, pero se perdió en los ojos de la mujer.

—Yo… yo solía ver los aterrados ojos de mis presas, disfrutaba enormemente ese momento de superioridad, pero ahora… no puedo evitar pensar que esos ojos aparentemente simples son hermosos… pero que estupidez — pensaba el monstruo, sin darse cuenta tanto el como Mary se fueron acercando.

Sus respiraciones se encontraron, la dolida mano izquierda de Mary acarició el cuello de Jack, el corazón del monstruo latía a toda prisa.

—Jack… — musitó la herida Mary — Quiero conocerte bien.

El trance en el que el monstruo estaba se rompió, retrocedió, todas sus preocupaciones y sus planes volvieron a él, entendiendo que lo que pasaba estaba muy mal, atentando incluso contra su sueño.

Antes que pudiera esbozar una palabra el timbre sonó repetidas veces, parecía un llamado urgente, Jack y Mary se miraron incrédulos de aquel llamado.

—¿Llamaste a alguien? — la joven temía que Miller hubiera llamado a su madre.

—No — fue con calma a la puerta.

—¿Quién podría ser? — intentaba adivinar antes de tenerlo cara a cara — ¿Será Edgar? No, el no sabe dónde vivo… o eso espero. Scott sabía dónde vivía, ¿Acaso no soy tan precavido? ¿Se tratara de Iker? Tal vez quiera decirme más de lo sucedido con Lester — su rostro palideció al pensar en otra opción — Y si se trata de un monstruo… Sería lo peor que podría  pasarme… ¡No! ¡No! Piensa positivo, mi suerte mejoró.

Sin especular más el monstruo abrió la puerta, pero supo algo, algo que tal vez deba tener en cuenta a partir de hoy, su suerte iría empeorando, era Teodoro, el cargaba a una inconsciente Dayana.

—Necesitamos hablar urgentemente Miller ella… — se detuvo al ver a la curiosa Mary detrás de Jack.

—¿Qué hace el vago aquí? ¡Y con una mujer! — la joven Black se exaltó al ver la extraña situación.

—¿Ella debe morir? — se pregunto un apresurado Jack, pero sus garras no salían.

***

La noche aguardaba más sorpresas, en la morgue se encontraba el esposo de Dayana, preparaba unos cuerpos para sus respectivos funerales de cuerpo presente.

—Es una pena este desperdicio, pero al menos puedo guardar los órganos — hablaba con los cadáveres, se sentía seguro ya que era el único en el turno nocturno.

—Espero tarden bastante en encontrar más personal — el monstruo gustaba de su calma, aún pese la enorme carga de trabajo sobre el y su mujer.

En el cuarto que se encontraba estaban cinco cuerpos más, todos tapados con sus sábanas blancas, un brazo se levantó detrás de Mike.

—No me olvidó de ti, pronto estaré contigo — respondió al cuerpo sin vida.

—Sabes hoy mandé a mi mujer a descansar en casa, pero me preocupa su estado… nunca la había visto así… — exponía sus preocupaciones.

El último cuerpo se incorpora, dejando caer su manta.

—¿Quién está tan ansioso? — pregunto para después voltear y llevarse un gran susto.

El cuerpo había recobrado vida, Mike se levantó dejando atrás los instrumentos, podía sentir fuertes instintos.

—¿Un monstruo? Glob o Edgar deberían haberse dado cuenta de ti… — el monstruo estaba preocupado del tipo reanimado.

—¡Ya no puedo aguantar más mi hambre! — de la boca del tipo de asomaron varios colmillos, era Benjamín, se había convertido en un licántropo.

—¡A-atrás! — dejó caer su bata y su cuerpo rompió su camisa al abrirse el abdomen, varias membranas con incontables dientes se mostraron — ¡Yo también soy un monstruo! ¡No soy comida! ¡P-pero tienes varios cuerpos delante de ti para devorar!

—Tu hueles más apetitoso — respondió Benjamín avanzando con lentitud al Hug-monster.

Los monstruos suelen comerse entre si y el miedo era una fuerte motivación.

—¡No puedo ganarle…! Esa bestia es más fuerte… — Mike era presa del miedo, Benjamín se acercaba estirando sus manos hacia él.

—Si me matas ellos lo sabrán… — ante el pavor hablo de más, pero eso hizo que el licántropo se detuviera.

—¿Otros? ¿Existen más criaturas como yo? — inmediatamente después de esa pregunta Mike supo que lo había arruinado todo — Cuéntame más de ellos, pronto me conocerán.

***

Una patrulla andaba por las obscuras calles de Nueva Brecha, andaba con lentitud en búsqueda de sospechosos, muy pocos andaban en la calle en el área de los suburbios, los oficiales que vigilaban eran, el monstruo con gafas de sol, Norman y el desaliñado Stuart.

—Es una noche muy calmada ¿no? — comenzó hablar Norman, esto le pareció raro a Stuart.

—La idea de ese reptiliano me da mala espina, solo le apoyan esa familia de monstruos — continuaba Norman, su compañero se asombraba de saber sus pensamientos.

Stuart estaba asombrado de la postura de su compañero, el creyó que le gustaba la idea de Jack.

—Solo un monstruo tiene lo necesario para guiar al grupo y ese es Edgar — parecía ya tener todo un plan, eso solo inquietaba a Stuart.

—Incluso Franklin piensa igual que nosotros, el padre Tom escogerá sin dudas a Edgar, el único inconveniente será Glob, es invencible… — Norman no dejaba de ver la calle, estaba absorto en sus ideas.

—¿Hablas de una insurrección? — su compañero no fue capaz de notar el temor que tenía Stuart.

—Hablamos de corregir el camino, de asegurarnos un futuro — Stuart se dio cuenta que su compañero no buscaría otra opción, una confrontación era inevitable.

El desaliñado policía aún recordaba   amargamente la guerra pasada, el sufrimiento, los sacrificios necesarios y como su grupo junto con Edgar y Glob parecía destinado a morir a manos del inconforme grupo opuesto, hasta descubrir a las brujas, ellas llevaron la batalla a un nivel completamente diferente, donde apenas lograron salir victoriosos.

—Glob me contó sobre como tú fuiste la pieza clave para ganar, realmente me costó imaginarte en esa posición — Norman impresionado, lo cual era raro de el, pero Stuart solo sentía como una fuerza le oprimía el pecho.

—No creo haber hecho algo asombroso — contradecía con cierto dolor, había hecho cosas que realmente no quería, pero sabía que debía.

—Todo parece que se repite en una espiral sin fin — dijo Stuart desanimado, mirando por la ventanilla.

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