Around The World

Un joven Jack miraba aterrado la noche, estaba en el bosque, el silencio reinaba, solo siendo perturbado por el quiebre de las ramas, cada vez sonaban más cercas, la monstruosa cría temblaba llena de nervios, un escamoso dedo toca los labios de Jack, se trataba de su padre, el había bajado de un árbol, retiró su dedo he hizo un ademán para que le siguiera.

—Son ellos —susurro su padre mirando desde lo alto de los pinos, junto a su pequeño hijo.

—Pero solo son humanos —decía sorprendido, eran dos ambos con lámparas y escopetas.

—No los menos precies —advertía su padre sin quitarles la vista de encima- baja en silencio y mata al de atrás, yo iré por el otro.

El pequeño Jack miro dudoso a su padre, el cual solo bajo, sin más remedio hizo lo mismo, el joven monstruo logró escabullirse detrás de su objetivo, aún dudaba pero noto al tipo, su arma y lámpara temblaban, rápidamente entendió el miedo que poseía, ahora lleno de confianza se arroja sobre el cazador.

—¡Ayuda! ¡Ayuda Gil! —rogaba el tipo, a la par que evitaba ser mordido por las letales mandíbulas del monstruo.

Gil sin miramientos apuntó contra la criatura, su padre se lanzó sobre el arma, la cual se accionó, mandando por el aire pedazos de la carne del gran monstruo, el joven Jack se incorporó al escuchar el disparo, su padre estaba apoyado en un árbol, sujetaba su costado, su mano y toda la parte inferior yacía bañada de sangre, el cazador levantó su arma para dar el golpe de gracia.
Solo un salto bastó para salvar a su padre, con su mandíbula le arrancó el brazo al cazador, el arma cayó y las garras se hundieron en las cuencas del hombre, el otro cazador impresionado por la escena ocurrida frente a él huyó.

—Lo has hecho bien —decia su padre exausto.

Edgar se acercaba al sangrante Jack, con intención asesina, el reptiliano se percata de su presencia, pero un ruido proveniente del bosque alertó a los monstruos.

—¿Alguien más? ¡Nadie sabe sobre esto! ¿Acaso el licántropo llamó la atención de un cazador? No, es demasiado pronto —pensaba Edgar aterrado de la tercera presencia.

Emergiendo del bosque surgió una masa amarillenta traslúcida, se parecía mucho a una enorme gelatina, pero esta tenía ojos en ella, los cuales se conectaban a un cerebro, los nervios de este se extendían por la masa gelatinosa, hasta perderse, pronto llegó a ellos levantándose siendo más alto que ellos.

—¿Pero que tenemos aquí? —pregunto la masa amarillenta— el reptiliano asesino al licántropo —miro detenidamente a Jack— siempre tuve grandes expectativas de ti.

—¿Quien eres tu? —Jack miraba con asombro al monstruo.

—¿No me reconoces? Supongo que es normal, me hago llamar Teodoro frente a los humanos, pero puedes llamarme Glob.

— ¿El vagabundo? Llegue a suponer que podrías ser un monstruo pero-

—¡¿Que haces aquí Glob?! ¡Se suponía que está era mi encargo! -—interrumpio Edgar alterado, Glob parecía calmado.

— Cuando supimos del accidente de Jack y sobre todo el ataque a su casa tuve que rastrear al nuevo integrante de nuestra asociación.

— Ustedes me vigilaban sin siquiera enterarme, así que díganme¿Cuántos monstruos están en su grupo?

—Contigo somos catorce — respondió Glob, Edgar parecía estar reacio a la integración de Jack.

—¿Cómo es posible? Si ustedes pudieron deshacerse de mi coche sin siquiera tener problemas.

—Tenemos dos monstruos en la policía, eso nos facilita las cosas.

—¿Pero y la comida? No supe de índices de asesinatos o desapariciones.

—No solo tenemos monstruos en la policía, también en la morgue — respondió Edgar, sacando un cigarrillo y un encendedor.

—¿En la morgue? ¿Pero no existe ningún problema cuando los cuerpos no llegan al cementerio? O ¿Acaso también tienen monstruos allí?

—Los tenemos, pero solemos comer a los que están programados para incineración y antes que preguntes tenemos a alguien que promueve la incineración a un entierro - revelaba la gelatinosa masa parlante.

—No me quieres decir que el padre Tom también es un...

—Si, monstruo — concluyó Edgar con apatía, mientras fumaba.

***

Las estruendosas sirenas llenaban la calle, la policía había llegado a la casa de Benton, todo el área de la casa fue rodeada con la cinta amarilla, una patrulla de emergencia también se encontraba allí, esperando a que saliera la camilla, pronto surgió del portón de la casa con un cuerpo envuelto en la clásica bolsa negra. Iker miraba el revuelo, al igual que varios vecinos, algunos de ellos testificaron el encuentro previo de Lester y un oficial, también contaron lo problemático que solía ser.

Los policías habían encontrado el cuerpo sin vida de Benjamín Maldonado con varios impactos de bala en el cuerpo, también las múltiples cámaras fueron halladas gracias a los monitores en el estudio de Benton, pero no pudieron encontrar a Lester y mucho menos el cráneo sacado de la casa de Miller.

***

El basurero andante propiedad de Gideon estaba aparcado frente a una desolada cabaña, debido a ciertas circunstancias necesitaban suministros y a Gideon no se le ocurrió mejor lugar para llenarse de materiales que en la casa de Frederick Mayers.

El maestro y aprendiz estaban sentados en la sala en un sofá lleno de parches y manchas de extraña procedencia, esto ponía incómodo a Eric, Gideon miraba atentó a Frederick, este leía un periódico, con una taza de café en mano.

— Tu sabes que un favor tiene su costó — sorbia su café, bajaba el papel para verlos con atención.

— Si, sabes muy bien que pago mis deudas —tambien sabía sobre su escasa memoria y no dudaba en aprovecharla.

— Claro, claro mi amigo, pero tengo un trabajo, un gran trabajo —el desaliñado sujeto mostró una amarillenta sonrisa.

Dando un suspiro este accedió.

—Dinos sobre este trabajo.

—Se trata de un grupo de cambiaformas, ellos han atacado al pueblo, pero localicé su guarida.

—¿Cuántos son? — pregunto Eric, este no pudo evitar seguir en silencio y menos viendo todas esas manchas.

Frederick le miro extrañado.

—Mike se ve muy diferente ¿Acaso te cortaste el cabello?

Gideon se frotó la mano en el rostro.

—Mike murió hace meses Fred.

—Ohh una pena —realmente no parecía importarle— le pasó lo que a tus dedos ¿no?

—Fred suficiente —su tono era cansado, Eric miraba con asombro a su maestro.

—Vamos Gideon ni Batman se ha atrevido a tanto —protestaba Frederick, incapaz de comprender a su compañero.

—Necesitamos más gente, nadie es eterno.

—Puede ser pero... Talvez solo talvez no te has dado cuenta que... No eres un buen maestro.

—¿Cuántos aprendices has tenido Gideon? — miro Eric al hombre mayor, Frederick sonreía satisfecho de su maldad.

Con una mueca de molestia se levantó del sofá.

—Los suficiente para ganarme el pésimo chiste del bufón.

—Fueron cuatro, tu eres el quinto —levanto su taza como si brindará por él.

— ¿Ya le contaste suficiente sobre mi Fred? ¿Podemos hablar del favor?

—No sé, ¿Acaso sabe lo suficientemente de ti? ¿Tus métodos? —jugueteaba con su taza de café, él disfrutaba la situación.

—Gideo se perfectamente que no eres un pan de Dios, así que vamos déjame saber —la exigencia de Eric le complacía enteramente a Frederick.

— ¿Le dices? O ¿le digo? —miro atentó al hombre mayor, esté le dirigió una mirada iracunda.

— Mira chico yo me he dejado llevar-

Una burlona risa interrumpió a Gideon, Fred cubrió su boca, deseoso de ver todo el espectáculo.

— Debido a mi anhelo por matar... He terminado perdiendo a mis discípulos.

— ¡No! ¡No más farsas ni adornos de la realidad! ¡Los has usado de señuelo, de escudos humanos, los investiga antes de reclutarlos, les mienten, los trata de todas formas menos aprendices! ¡¿Y ahora vienes con el quinto y pides cosas para ir a matarlo?!

Eric miraba con calma a Frederick y luego a Gideon.

— Es justo como lo contaste — esas palabras tomaron desprevenido al hombre desaliñado.

— Talvez te habría creído si Gideon no me hubiera contado de ti.

Una mueca molesta se dibujó en el rostro de Fred.

—Bien, como gustes —miro a Gideon— mañana iremos a su guarida, ellos nunca lo verán venir.

Se levantó de su lugar, saliendo del salón.

—Veras su naturaleza joven —murmuro Frederick.

***

—Toda la ciudad es vigilada por  cinco monstruos bien ubicados, ellos más, claro nosotros dos, así te descubrimos.

—Ustedes se alimentan de cadáveres, eso quiere decir que ¿no tienen crías? —al hacer la pregunta, Glob miro a Edgar, este último mostró una mala cara.

—Si tenemos —respondió de mala gana el latino.

— ¿Acaso no saben lo dañino que es para ellos? —la preocupación del reptil le parecía auténtica a Glob.

— Matar humanos es muy riesgoso, si los demás monstruos saben que los jóvenes se alimentan de presas vivas todo se iría al diablo — contó la masa amarillenta.

—Los padres de esos monstruos están terriblemente disgustados, esto es un barril de pólvora que estallará en cualquier momento —indicó Edgar con su cigarrillo la boca.

—Yo puedo ofrecer una solución —la premisa dejo boquiabiertos a ambos.

— Si accedemos ¿Que es lo que nos pedirias? —pregunto Rodríguez.

— Solo autoridad —respondio Jack apoyándose sobre la antigua casa de Scott.

— Sería difícil, si bien hemos logrado cooperar, no tenemos un líder, eso crearía una lucha por el poder —dejaba en claro Glob.

—Con mis resultados y mi método dejaré en claro mi supremacía, después de conseguir nuestra meta nadie negará mi liderazgo —un sonido parecido al de un ronroneó emergía de Glob.

—Mañana convocaré una junta, allí tendrás tu oportunidad de convencer al resto, por mi parte tienes mi apoyo — Glob miro a Edgar, este tiró su cigarrillo y se retiró.

—Iran a tu casa, solo espera — concluyó el gelatinesco ser.

***

Jack al llegar a su casa, nota a la policía cerca de su hogar, el lucia demacrado, piel pálida y ojos hundidos en cansancio, su ropa estaba hecha añicos, el yeso seguía en su lugar por suerte, pensó que la oscuridad de la noche le cubría, pero su presencia fue notoria, algunos policías le miraron extrañados, sin tener opciones se metió con prisa a su casa.

—¿Que ha sucedido?

Sin tardar se cambio y fue al caos, acercándose a Frank.

***

Un hombre dormía bajo un puente, una camisa de resaque y un pantalón beige con gotas de sangre por doquier, su rostro demostraba estar en sus treinta, su cabello castaño era agitado por el viento nocturno.

—¿Que fue lo que me ocurrió? — musitó el hombre mirando sus manos.

—Deberia estar muerto —llevo sus manos al rostro y lloró hasta volver a dormir.

***

Edgar fumaba en la cima de su complejo departamental, miraba el horizonte a la espera del amanecer.

—Esto no debió terminar de esta manera —pensaba molesto.

Catorce años atrás...

En una noche no muy diferente Edgar estaba en el parque, dévoraba el cuerpo de un vagabundo, sabía que nadie preguntaría nada a su desaparición, mientras fuera cuidadoso la ciudad de Nueva Brecha sería amable con él.
Un sonido interrumpió la comida del hombre monstruo, de la maleza surgió una masa amarillenta peculiar.

—¿Pero que es eso? —se acercó curioso.

Un ojo salió a flote de aquella cosa amorfa, mirando detenidamente al hombre con la boca manchada en sangre.

—Tu eres un monstruo ¿no?

Tardó un momento en procesar lo que pasaba, esa cosa delante suyo era otro monstruo.

—Si... —nunca había visto algo como él, le era difícil aceptar su existencia.

—No sigas nuestra reglas —su calmada voz rompió el silencio que dejó reinar Edgar.

—Claro... Pero dime ¿Que eres tú? —su curiosidad había superado su sentido de conservación.

—Yo — tardó un momento, Edgar imagino que estaba pensando— no sé, recuerdo tener conciencia al salir de una roca ardiente, esa roca parecía haber caído al suelo con gran fuerza, dejando un gran cráter. Eso ocurrió hace más de mil trescientos cincuenta años atrás.

—¿Hablas enserio? —parecia incrédulo a las palabras de aquella cosa amarillenta.

—No ganó nada al mentirte — exclamó la masa— pero hay algo que quisiera pedirte.

—¿Y que es?

—Te he observado por un tiempo y puedo saber que eres alguien imponente, has defendido está ciudad para ti, pero verás que una ciudad tan grande como Nueva Brecha no es fácil tener todo bajo control.

—¿Quieres trabajar para mí?

—No, trabajaremos para nosotros.

—Creo que notarás que me va bien solo.

—Si, tan bien, solamente que no has notado que no somos los únicos monstruos aquí —esas palabras palidecieron la arrogancia de Edgar.

—¿Cuántos son? —sus venas saltaron, haciéndose visibles.

—Mas de los que puedes encarar, pero los espié y ellos tienen fachadas interesantes —interesado de su conocimiento se cuestionó si sabría sobre la mayor amenaza existente en la ciudad.

— ¿Acaso también conoces a la Bruja de huesos rojos? —la gelatinosa criatura se agitó en señal de negación.

—Solo debes saber que hagamos lo que hagamos no nos entrometamos con ella.

Ahora...

Edgar caminaba por la calle de Jack, ya había amanecido, algunas personas ya salían con apuro de sus casas, el hombre latino llega a una casa con varios gnomos de jardín, estaba uno sentado en un hongo, mostraba una alegre sonrisa, otro se encontraba saludando con su brazo derecho extendido, un gnomo con una pala en su mano y una expresión de sorpresa se divisaba entre unas flores y otro cerca de la puerta de la casa, tenía una expresión de enfadado, sus brazos en la cintura apoyaban a su cara. Edgar llegó a la puerta, miro la hamaca de madera y tocó la puerta.

Hace doce años...

—¡Esos malditos monstruos están en nuestra contra! — exclamó Edgar con su playera rasgada— ellos no quieren un consejo, ellos quieren dominar al restó ¡Esto se volvió una guerra!

Un hombre mugriento le miraba con atención, a su lado un estaba el Padre Tom, una mujer rubia, un sujeto con traje y un joven despreocupado con barba.

—Lamento decir esto, pero noto que estamos perdiendo —su calma aún era obvia.

—¡Si! ¡Ayer perdí a mi hermano a manos de Gerald! ¡Necesitamos hacer clara nuestra posición para no tener más enemigos! —gritaba el hombre bien vestido.

—Estoy de acuerdo, ¿Pero donde sacaremos ese inmenso poder? —el Padre Tom no encontraba una respuesta.

—Yo tengo una idea —en sus palabras resonaba la indecisión, cosa que extraño al vagabundo presente.

—Pedir una alianza con la Bruja de huesos rojos — todos los presentes callaron, conocían muy bien ese nombre.

—¿Acaso creés que ella se interesaría en ayudarnos? —cuestionó la mujer rubia— ella solía matar a los nuestros por gustó.

—Si, pero esos tiempos han pasado, ahora ella tiene familia.

—Me parece que tiene más motivos para deshacerse de nosotros —arremetía la mujer.

—No, porque verás, ella y su hija tienen grandes diferencias, tal parece que su hija no quiere llevar a su vástago por el camino de su familia, es allí donde entramos — todos comenzaron a susurrar, Edgar sabía que lo había logrado.

Ahora...

La puerta abrió, mostrando a Cleotilde Mayers, ella no parecía feliz de ver a aquel hombre.

—¿Tu aquí? Creo haberles dicho que no quería volver a verlos —dio una fuerte pisoteada al piso, dejando en claro su desdén.

— Lo sé, pero vine por las cosas que me hizo prometer.

La puerta se abrió, dejando pasar al hombre mientras unas palabras caen cuando esté cruza la puerta.

"Un Nauhal entra trayendo noticias de muerte"

Al mediodía varios sucesos importantes ocurren, un hombre en el hospital recibe una fatídica noticia de su único hijo, una joven mujer llega de vuelta con un corazón lleno de anheló de ver a un hombre, pese la sombra de su madre y un monstruo disfrazado de humano entra en un coche, listo para labrar su destino.

***

Tres hombres armados con escopetas ingresan al bosque, su destino les era claro una cueva que anteriormente fue usada para la minería, tras una larga caminata fueron capaces de llegar.

— Son cinco criaturas, pero recuerden si son separados del grupo ellas intentarán engañarlos —mascullo Frederick de mala gana.

Fred miro con atención a Eric, este último recordó su encuentro en la noche.

— Revisa la cajuela del auto de Gideon —le ordenó sin mirarlo, dejando las llaves del maestro del joven— Allí esconde sus fechorías.

Intrigado por lo dicho Eric fue a revisar, con cautela salió de la dañada cabaña y llegó al maletero, sin muchas complicaciones abrió la cajuela, varias armas, municiones, frascos se hicieron presentes delante de Eric, pero en una orilla podía ver hojas ordenadas, parecía un archivero, en el pudo ver una leyenda en una ceja de una carpeta, era su nombre.

—Debe ser una broma ¿no?

Leyó y releyó una y otra vez, pero era una realidad, Gideon lo había estado investigando, notas médicas, registro de armas, familiares vivos, tipo de sangre, incluso tenía donde había estudiado.

—Esa es la verdadera naturaleza de Gideon —susurró Fred detrás de Eric.

—¿Puedes afrontarlo?

—Yo ya sabía que no era ningúna clase de héroe —dejó en claro el joven.

—Debo tener cuidado de estos cazadores, realmente son seres sin moral —se dijo Eric— pero yo necesito aprender de ellos.

Sin más los tres ingresan a la antigua mina, el joven no sabe que saldrá siendo otro.

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