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¿Qué podría hacer mientras esperaba? No tenía datos, no había tiendas cerca, de hecho no había nada mas que árboles, pasto, árboles, maizales, árboles y cerros... ¡Ah! Más árboles.
Esque ese lugar tenía tantos arbolitos, de tantos tamaños y colores; ni siquiera sabía que existían árboles ¡Amarillos! Siempre creyó que era efectos especiales de las películas lo que los hacía ver de ese color, no creyó que de verdad existieran.
¡Ay de mi!
Nunca en su vida había estado tan aburrido y desesperado al mismo tiempo.
Ese "vaquerito" ya estaba tardando mucho ¿Tal lejos estaba el pueblo de Jimin?
No le cabía en la cabeza cómo su mejor amigo, aquel que gozaba de los mismos lujos que él y que tenía tan buen gusto, había llegado a ese bosque.
Se puso a contar las cosas que veía, con ayuda de su celular, pero pronto su conteo se vio interrumpido cuando escuchó algo correr a sus espaldas. Rápidamente giró la cabeza y, aunque el cuello le tronó por ello, el miedo lo empezó a consumir lentamente. Quiso pensar en que no había sido nada, solo su mente jugandole una mala pasada, pero entonces volvió a escuchar ruidos y está vez si que se asustó. Se reincorporó rápidamente, mirando con precaución todo su alrededor y con el corazón latiendole a mil (si es que eso era posible).
En su cerebro se reprodujeron imágenes de una película que había visto: donde varias personas fueron a un lugar y los lugareños resultaron ser ¡Caníbales!
Él no quería ser comido, al menos no literalmente.
Mientras se perdía en sus especulaciones, una mini manada de ardillas* pasó cruzando la carretera y Taehyung retrocedió aterrado.
¡Ratas!
Trastabilló hacia atrás, tratando de alejarse de los roedores, solo que olvidó el charco del lodo que había en medio del camino y terminó callendo justo dentro de él.
El sol continuaba escondiéndose, las ardillas siguieron su camino, el vaquero no volvía y Taehyung soltó un gritó de frustración tan fuerte que le desgarró la garganta.
Su ropa estaba totalmente dañada, sus zapatos estaban empapados tanto por fuera como por dentro, su bello rostro estaba café y su cabello caía sin gracia por su frente, salpicado de tierra mojada.
—¡Mierda!
La inocente boca que tenía se vió profanada por las mil y un maldiciones que dijo, tan groseras que es imposible replicarlas aquí.
Se quedó ahí sentado, divagando en lo horrible que era su vida, en lo vil que era Dios con él por darle las peores batallas.
Estaba a punto de llorar, pero entonces vislumbró una cabecita, o mejor dicho cinco. Ese cabello naranja lo reconocería en cualquier lugar y, aunque juró que al verlo lo mataría, se emoción tanto que por un momento olvidó sus condolencias.
Cuando el peli-naranja estaba a tan solo metros de él, Taehyung pegó un salto para correr donde su amigo y darle un GRAN abrazo.
—¡Jimin! —la emoción era palpable en su voz — ¡Santo cielo! ¡Eres tu!
—¡Ay! Espérate —el contrario se removió un poco inquieto entre sus brazos —me estás asfixiando.
Le dió un apretón más para luego separarse y ver que la cara de su amigo parecía un poema bien escrito, con metáfora y todo.
—¡Sucristo! ¿Taehyung que te pasó? Pareces un vagabundo —reprimió una gran carcajada.
—Jimin~ —se quejó haciendo un puchero con sus labios — No sabes todas las cosas que me pasaron para llegar hasta aquí.
—Me imagino —Tosió, tratando de ocultar su risa — Ya me contarás, ven, vamos a mi casa.
Los ojos del castaño se iluminaron y su entusiasmo volvió.
—¡Si! ¡Vamos!
Necesito una ducha caliente para olvidar tan mal día.
—Si, rápidamente —Jimin miró a sus acompañantes — Él es JungKook, él se llama Namjoon, él es Jin y este de aquí se llama Hoseok, los traje para ayudarte con tus maletas.
—¡Oh! Un gusto.
El peli-naranja miró a espaldas de su amigo solo para notar la cantidad de cosas que traía consigo.
—Tae-Tae te dije que trajeras solo lo necesario ¿Por qué tanto equipaje?
—Te hize caso, deje como cinco más en casa — refutó el castaño.
Jimin rodó los ojos mientras negaba con la cabeza. Luego le indicó a los demás que ayudarán, cada uno tomando dos maletas.
—¡Oye! También ayúdanos ¿No? —inquirió el "vaquerito", quien según recordaba se llamaba Jungkook.
Tae juntó sus cejas y abrió la boca totalmente ofendido.
—Ese es tu trabajo, no el mío.
JungKook bufó con molestia, preguntándose cómo un alma tan linda como Jimin llegó a ser amigo de... Ese, alguien que aún manchado de lodo seguía siendo tan altanero.
—No quiero sonar mal, Tae-Tae —comenzó el peli-naranja con dulzura —Pero tienes tantas maletas, ¿Nos podrías ayudar? —abultó sus labios, haciendo esa boquita de pato a la que su amigo no se podía resistir.
—Bueno, está bien —puso los ojos en blanco antes de caminar hacia sus cosas y tomar una pequeña mochila para ponerla en sus hombros.
—¡No te vayas a romper! —le gritó Jungkook, aún molesto.
Taehyung volvió a mirarlo con coraje acumulado en sus pupilas ¿Quién se creía ese vaquero odioso para hablarle así?
Estaba apunto de contestarle algo, pero la manita de Jimin en su brazo le indicó que avanzara con él.
De la que te salvaste, conejo feo.
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