09. Are In Danger
( CAPÍTULO NUEVE )Corren peligro
⟡ Temporada 1 ; Capítulo 04
⟡ Capítulo NO editado
Habían dos cosas básicas que Soo-min había aprendido durante su niñez: cocinar y golpear un saco de boxeo. Al criarse en un entorno rodeada de hombres siendo la única mujer tuvo que aprender a hacer los quehaceres para mantener el lugar en orden y proveerles de comida pero también tenía una posición más importante que simplemente atender al resto, fue rescatada por Hyun-bin y todo apuntaba a que se convertiría en su mano derecha para ascender directamente hacia la dirección del negocio. Nunca fue ajena al contacto físico y luego de realizar sus responsabilidades era entrenada por Min-jae en las noches todos los días durante horas que la llevaron a convertirse en alguien de la misma altura que el resto de hombres que trabajaban en el negocio para Hyun-bin.
Sabía que esas habilidades fueron desarrolladas en ella para ser la sucesora de Hyun-bin y eso involucraba para abusar de las personas deudoras por lo que nunca llegó a utilizarlo del todo hasta esa noche en la que se vio obligada a repartir golpes y patadas a las personas que se acercaban para atacarla.
Esquivó los varios tubos de metales que fueron directamente hacia su cuerpo y dio golpes en las costillas de los hombres así como en sus rostros quitándose a varios del camino. No corrió la misma suerte en algunas oportunidades cuando llegaron a golpearla con los tubos de metal sacándole quejidos de dolor pero tuvo que aguantar y seguir repartiendo golpes para defenderse y derrotarlos porque de lo contrario terminaría en el suelo siendo molida a golpes con esos bates de beisbol y tubos de metal que cargaban los matones.
La chica en un momento se vio acorralada entre todos los hombres que pretendían golpearla en la primera oportunidad que tuvieran. Buscó a su alrededor algo con lo cuál poder defenderse o al menos ahuyentarlos pero no había nada, todo el lugar estaba vacío en su gran mayoría hasta que logró encontrar una pequeña montaña de ladrillos los cuáles arrojó hacia los hombres que dirigieron sus brazos hacia sus rostros para evitar que les hiciera daño en esa área y eso fue aprovechado por la chica para golpear a uno de los hombres y quitarle el bate de beisbol que este llevaba. Lo movió de un lado a otro intentando alejarlos y estaba funcionando pero no lo sería por mucho tiempo.
Cuando estaba por dar el primer golpe, Woo-jin apareció golpeando a algunos por detrás y llevándolos a todos al mismo tiempo tratando de proteger su rostro con sus brazos antes de volver a golpear y llevándose golpes en el cuerpo de los duros objetos. Soo-min aprovechó la disminución de contrincantes para empezar a dar golpes con el bate de beisbol a los hombres que aún pretendían golpearla. Golpeó piernas, costillas y hasta cabezas con tal de salir lo más ilesa posible aunque estaba segura que tendría muchos moretones en diversas partes de su cuerpo al cabo de unas horas y para mañana sería casi imposible ponerse de pie.
Está alternando sus golpes entre dos hombres que tenía en frente y cuando termina con uno alguien tira de ella por su cintura alejándola varios metros pero es testigo de cómo Geon-woo golpea a un hombre que pretendía golpear a la chica por detrás y él evitó que eso sucediera. Cruzan miradas por unos segundos en los que ambos tenían sus respiraciones agitadas debido a la actividad física ejercida para salvar sus vidas pero había algo particular en el mirar del otro y es que estaban analizándose rápidamente para ver si todo estaba bien o al menos no habían sufrido un grave daño. Geon-woo asiente hacia Soo-min y esta le corresponde el gesto de la misma manera antes de que el chico se defendiera cuando unos hombres llegaron a golpearlo
La sangre ya estaba presente en los rostros de los tres jóvenes que se juntaron cuando fueron acorralados por algunos hombres que se recuperaron de los golpes y no se iban a rendir hasta ver a los tres muertos. Hyeon-ju aparece en ese momento y con ayuda de una barra desplegable y su pistola eléctrica derrumbó a algunos hombres que pretendían golpear a los otros chicos, eso fue suficiente para que ellos se abalanzaran hacia esos hombres que los superaban en cantidad y volvieran a golpearlos pero esta vez para que caigan inconscientes.
Entre los cuatro lograron derribar a todos los hombres vestidos de negro y cuando el último cayó inconsciente al suelo, corrieron hacia la salida de inmediato antes que alguno se levantara y volviera a buscarles pelea como antes. Todo dolía pero sería mucho peor en el momento que la adrenalina saliera de sus sistemas, era una tortura que apenas lograrías respirar con mucha suerte.
—Gracias Hyeon-ju -Dice Geon-woo subiendo las escaleras con sus amigos.
—Perdón, llegué tarde -Se disculpa la chica entre jadeos.
—Nos salvaste de una paliza -Agrega Woo-jin mientras con una mano se toma fuertemente el brazo contrario cómo le estuviera doliendo producto de los golpes con las barras de metal o los bates de beisbol.
Los cuatro subieron al auto de Hyeon-ju que los condujo hacia la librería para que pudieran descansar, tratarse los golpes que habían recibido y limpiarse la sangre de sus rostros. Soo-min veía sus nudillos magullados llenos de sangre y con heridas abiertas que empezaba a arder pero esa imagen le resultó demasiado conocida, recordó esas noches en los que Hyun-bin regresaba con los nudillos de la misma manera y le decía que sólo estuvo arreglando unas cuentas del negocio pero ya sabía a lo que se refería.
Lo que hizo esa noche no la convertía en alguien cómo él, de eso estaba segura pero tampoco se sentía tranquila al saber que golpeó a varias personas en cuestión de unos minutos. No eran personas inocentes ni tampoco buscaban hacer el bien, tuvo que defenderse para vivir y a pesar de toda la violencia que generó no se sentía tan culpable cómo imaginaba pero tampoco estaba bien. Era una sensación extraña en una combinación de intranquilidad y satisfacción.
Llegaron a la librería con bastante dificultad para subir las escaleras pero lo lograron. Woo-jin se había deshecho de la chaqueta que llevaba encima la cuál estaba sucia por haber estado tirado en el suelo recibiendo golpes y algunas gotas de sangre, se sentó alrededor de la única mesa del lugar y Hyeon-ju le entregó el maletín de primeros auxilios para que pudiera curarse las heridas de su rostro. Soo-min estaba en un lado apartado del ingreso principal dónde se encontraba Woo-jin y Hyeon-ju, una repisa de libros cubría parte de ella mientras se deshacía de sus prendas superiores.
Abandona su escondite dirigiéndose hacia el lavado dónde se encontraba Geon-woo viendo los moretones de su cuerpo en el espejo. La chica detiene sus pasos de inmediato al encontrarlo pero no era por su presencia sino porque el chico se encontraba sin polera que cubriera el lado superior de su cuerpo. Había visto a muchos chicos sin prenda superiores durante gran parte de su vida porque algunas veces tenía que curarlos también cuando eran heridas menores mientras trabajaban con Hyun-bin, estando ahí aprendió y vio muchas cosas incluyendo a hombres en prendas menores terminando acostumbrada a eso pero por alguna razón esa vista fue diferente.
Geon-woo tiene un cuerpo realmente tonificado debido a su vida atlética pero estaba lleno de grandes moretones de diferentes tonalidades de morado y rojo que ni él mismo entendía cómo se lo habían hecho. El ejercicio era notorio en cada centímetro de él, extensos hombros, abdomen y bíceps marcados. Si tan solo colocara un dedo encima sentiría la dureza en su piel digna de alguien que obtiene un cuerpo así haciendo ejercicio a diario y llevando una rutina exigente.
¿Qué? ¿Pensó en tocar a Geon-woo? Es una locura y pretendía dispararse por ese estúpido pensamiento.
Movió su cabeza en negación intentado eliminar ese pensamiento y siguió con su camino alertando a Geon-woo de su presencia. Sintió la vergüenza apoderarse de él inmediatamente al encontrarse sin camiseta aunque a la chica pareció no interesarle, ni siquiera estaba mirando la piel expuesta y su rostro reflejaba la misma neutralidad de siempre.
—¿Está ocupado? -Señala el lavado frente al chico que revisaba sus golpes en el espejo que colgaba encima.
—No -Niega repetidas veces y se hace a un lado dejando espacio para que la chica se acercara pero también para evitar hacerla sentir incómoda, incluso había alcanzado su camiseta que se encontraba cerca para cubrirse un poco.
Soo-min llevaba una camiseta manga corta y levantó un poco de la tela para ver el área dónde más le dolía que era el lado izquierdo de su abdomen, el espejo reflejó un gran moretón rojo con morado que se perdía hasta por debajo del elástico de sus pantalones oscuros. La chica arrugó su nariz con dolor al ver el tamaño de dicho hematoma y haciéndose una idea del dolor infernal que sentirá mañana cuando todo se asiente por completo. Geon-woo observaba a la chica de reojo y pudo ver a la perfección el tatuaje que ella llevaba en su antebrazo derecho, era el escorpión que llevaba marcado en ella desde temprana edad justo cómo se lo contó esa tarde.
Ella baja su camiseta volviendo a ocultar ese pedazo de piel que enseñó y se devolvió hacia Geon-woo mirándolo fijamente, el chico desvió la mirada a otro lado fingiendo no haber estado observándola en secreto aunque su intento falló.
—Tienes que colocarte hielo ahí o darte una ducha caliente -Señala los moretones de su cuerpo con un dedo–. Mejorarás en unos días si lo haces. También venda esas zonas y coloca alguna crema para los golpes.
—Está bien, gracias -Soo-min asiente y camina con intenciones de pasar por el lado del chico–. Soo-min -La pelinegra se detiene ante el llamado de su nombre y gira a verlo notando un toque de ansiedad en él cómo si quisiera decirle o preguntarle algo pero se estuvo reteniendo–. Yo... -Es interrumpido cuando su teléfono empieza a sonar. Toma el aparato en su mano y contesta al leer el nombre de la persona que se ilumina en la pantalla–. Sí, mamá. Mamá, ¿qué pasó? ¿Por qué lloras?
Soo-min mira con atención al chico luego de escucharlo formular esa pregunta a su padre que estaba del otro lado del teléfono y el rostro de Geon-woo cambió de un momento a otro alertando a la pelinegra que estaba cerca a él.
Resulta que la madre de Geon-woo estaba en la casa del señor Choi por una razón que se desconocía así que el chico no dudó más de dos veces en decirle a Hyeon-ju sobre la llamada que tuvo y pedirle que vayan a la casa del anciano para poder ver a la madre del chico que se encontraba realmente preocupado por su bienestar. Así que ahora los cuatro nuevamente se subieron al auto de Hyeon-ju una vez que se curaron bien y eliminaron los rastros de sangre de sus rostros.
La chica condujo por diferentes calles hasta que los llevó a una residencia bastante llamativa al tratarse de casas de lujo y es que no podría ser para menos teniendo en cuenta que el hombre era un prestamista que en algún momento durante toda su vida obtuvo mucho dinero antes de cambiar el rumbo del negocio y prestar dinero sin intereses. Los chicos subieron las escaleras que los conducían hacia la entrada principal y Hyeon-ju fue quién les abrió la puerta permitiéndoles el ingreso a la casa donde vive con su abuelo.
Geon-woo se acercó a su madre al verla sentada en la sala principal junto un hombre que Soo-min no lograba reconocer pero se trataba del hombre de confianza del señor Choi. La mujer se notaba bastante afligida y con miedo cómo si algo malo le hubiera vuelto a suceder.
—Mamá, ¿qué te pasó en la frente? -Preguntó el chico cuando sostuvo las manos de su madre que intentaba no llorar.
—Está bien -Asintió la señora tratando de convencer a su hijo sobre eso pero no lo logró, todos sabían que algo había sucedido–. Me golpeé contra el suelo -El chico suelta el aire de sus pulmones sabiendo que era una mentira y que esos hombres de Smile Capital hayan podido regresar para molestar a la mujer–. Tu cara... -Desvía su mirada hacia los otros tres jóvenes que se encontraban a distancia y quiénes la saludan con una breve reverencia–. Woo-jin y Soo-min, ¿qué les sucedió en la cara?
—Bueno, es solo un rasguño -Woo-jin intentó cubrir la herida de su rostro.
—El señor Choi estaba muy preocupado -Cuenta la señora a su hijo.
—Bajemos -Ordena el anciano.
Los jóvenes lo siguen hacia las escaleras que bajan a un sótano en el cuál el señor Choi los estaba esperando en compañía de un hombre que ninguno de los chicos reconocía.
—¡Siéntense! -Ordena el señor Choi realmente enojado por la desobediencia de los cuatro chicos en haberse expuesto a semejante peligros a pesar que les dijo que no lo hicieran, especialmente a Hyeon-ju. La chica no sabía qué hacer pero tampoco creía correcto irse, al fin y al cabo ella también participó de la pelea así que dio unos pasos hasta sentarse en el sofá individual un tanto dudosa–. Seguro están cansados, así que seré breve -Gira su cabeza a ver a Hyeon-ju–. Cuando recibí tu llamada sentí que era el fin del mundo. Eres mi familia. Tenía mucho miedo de perderte. Ya no toleraré que te lastimen. Los adultos se encargarán de esto.
—También quiero ayudar -Pide Geon-woo.
—Geon-woo -Llama el hombre–. Este no es un combate, donde alguien gana o pierde. Es una guerra, terminará cuando alguien muera -Miró a los tres chicos que no eran parte de su familia aunque solo a dos de ellos había contratado y la otra chica era simplemente un adicional en esa sala–. Ustedes tres, arriba.
Tal vez las cosas serían malas para los tres, especialmente para Woo-jin y Geon-woo porque son los encargados de la seguridad de Hyeon-ju. Esperaba que el señor Choi no los castigara por haberse expuesto esa noche a que los molieran a golpes.
Un día más pero era diferente, Soo-min sentía que la habían pasado millones de camiones encima a pesar que solicitó un día de descanso al señor Park para que sus moretones pudieran sanar pero aún así eso no era suficiente. No podía hacer movimientos bruscos ni estirarse sin que le doliera hasta los huesos y el señor Park fue testigo de muchas quejas por parte de la chica mientras pasaba por ahí de casualidad pero ella le respondía que fue un duro día de gimnasio cuando en realidad ella fue el saco de boxeo de esos hombres abusivos.
No había hablado con los chicos desde entonces pero Woo-jin comentó que los dos se quedarían en casa del señor Choi por precaución y es que Smile Capital ya los tenía ubicados a ambos, no querían ser atacados de imprevisto. Soo-min pensó en ella también, ¿la habrían reconocido? Si lograron reconocer a Woo-jin puede ser que ella también esté ubicada pero no tenía ningún lugar al cuál recurrir más que juntarse con ellos a casa del señor Choi aunque no hay ni una sola gota de confianza de por medio. El hombre no la conocía de nada, ella no se había presentado frente a él para pedirle trabajo cómo hicieron los otros dos chicos así que no tenía ninguna responsabilidad de cuidarla ni evitar que algo le suceda.
El único lugar dónde podría estar a salvo era el mismo infierno dónde Hyun-bin reina pero ahí sólo podría regresar muerta o fuera de sus cinco sentidos.
—¿Estarás bien, Soo-min? -Escucha que el señor Park le pregunta a sus espaldas. Ya era de noche, el restaurante estaba vacío y la chica estaba ordenando las sillas antes de cerrar el establecimiento.
—Sí, señor Park. Vaya a descansar, estoy por terminar aquí -Contesta, insistiendo por quinta vez en que no necesitaba de su ayuda y que fuera a su casa. El hombre siempre era insistente en ayudarla pero ella le había dicho muchas veces que podía hacer las cosas sola y que tiene mucha más fuerza y energía que el pobre hombre.
—Buenas noches, Soo-min -Se despide el hombre abriendo la puerta principal del restaurante.
—Buenas noches, señor Park -Corresponde la chica y escucha la puerta de vidrio cerrarse luego de que este se fuera. Soo-min tenía un pequeño trapo mojado que estaba pasando por algunas mesas limpiando cualquier suciedad o rastro de comida que haya de los últimos comensales. Mientras lo hacía, vuelve a escuchar que la campana que hay sobre la puerta vuelve a sonar cómo si alguien lo hubiera abierto–. ¿Se olvidó algo, señor?
—No lo creo -Escucha una voz que no le correspondía al señor Park y gira de inmediato encontrándose con una figura masculina sentada en una de las sillas. El hombre vestía formal, la camisa estaba abierta los primeros botones, la tela blanca tenía salpicaduras y manchas de sangre fresca, y llevaba un cigarro entre sus labios que recién encendía.
—¿Qué estás haciendo aquí, Min-jae? -La chica cuestiona la presencia del mencionado pero sobre todo su presencia desaliñada cómo si hubiera tenido un altercado demasiado violento.
—Viniendo a ver que estuvieras bien -Contesta luego de botar el humo por sus labios–. ¿En qué problemas te estás metiendo, Soo-min?
—No sé de lo que estás...
—Olvidé decirte que no tienes opción a negarlo -La interrumpe antes que la chica siguiera–. Lo sé.
—Entonces si lo sabes, ¿por qué me preguntas?
—Quiero que me respondas tú -Insiste esquivando la pregunta–. Dímelo si no quieres que lo investigue por mi cuenta y llegue a manos de Hyun-bin. Sabes que las consecuencias pueden ser aún peores, ¿cierto?
La chica entrecierra sus ojos acusadora por la forma de su manipulación pero termina dejando el trapo a un lado para cruzar sus brazos y tener toda la atención puesta en quién consideraba cómo un hermano a pesar de todas las diferencias que tenían en ese momento.
—Estoy siguiendo a una empresa estafadora con mis amigos, ¿por qué?
—Porque no es cualquier empresa estafadora, Soo-min -Se quita el cigarro de la boca botando nuevamente el aire contaminando con ese terrible olor que la chica odiaba–. ¿Qué buscas con Smile Capital?
—Te lo dije, acabar con ellos -Encoge sus hombros–. Le hicieron mucho daño a un amigo mío y sigue haciéndole daño a muchas otras personas inocentes, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo cómo violentan a personas sólo por el dinero. He permanecido mucho tiempo así, no quiero seguir haciéndolo.
Min-jae la mira durante unos segundos en silencio cómo si estuviera examinándola tratando de identificar si decía la verdad aunque así lo fuera y cuando tiene un veredicto, el chico apaga el cigarro contra la mesa que Soo-min todavía no había limpiado pero aún así le generó molestia que estuviera ensuciando.
—Al menos cuídate la espalda si decides convertirte en superheroína -Suspira mientras se levanta de la silla–. Han estado vigilándote todo el día. Ya te tienen identificada, Soo-min. Es cuestión de días para que te sorprendan en la puerta de tu apartamento y tenga un desenlace fatal -Se coloca el saco negro cubriendo algunas de las manchas rojas que habían en su camisa blanca aunque se mostraban muchas otras–. Te he dado una ventaja de algunos días al menos para que piensen dónde esconderte pero te recuerdo que las puertas de la casa con nosotros siempre estará abierta para ti.
—No pienso regresar a ese lugar ni aunque fuera el último lugar en el mundo.
—Piénsalo, Soo-min. ¿Prefieres morir en la calle? -La chica no responde pero tenía claro que su respuesta seguía siendo negativa ante el ofrecimiento del chico sobre regresar a las manos de Hyun-bin–. No pediste un consejo pero hemos crecido juntos, así que permíteme decirte esto. Mantente lejos de ellos, les traerán más problemas de los que ya tienen ahora si es que no los matan en el transcurso. Son hombres que no se andan con rodeos y disparan a matar en la primera oportunidad que se les presente.
—Sí, ya conozco y he lidiado con muchos de ellos -Hace una referencia clara a Hyun-bin que le provoca una sonrisa de lado al chico.
—Nos vemos -Esa fue su despedida antes de abandonar el restaurante dejando a Soo-min completamente sola en el lugar con un alboroto en la cabeza.
Los de Smile Capital sabían quién era o al menos ya sabían donde encontrarla pero podrían alejarse de ella una vez que descubran sus vínculos, ¿verdad? Meterse con ella sería declararle la guerra a Hyun-bin y nadie quería hacer eso si apreciaba su vida realmente pero, ¿sería suficiente? Si Min-jae tenía razón y esos hombres iban directo a matar, no les importaría en lo absoluto cargar con el peso de la muerte de la chica o harían todo lo posible para hacerlo parecer un accidente. Habían tantas maneras de que se puedan deslindar de la escena del crimen que no cabía duda que su vida corría grave peligro y sería fácil librarse de ella.
¿A dónde iría ahora? Tenía dos opciones que rondaban su cabeza, una más sana y menos problemática que la otra pero temía que la rechazaran porque se la dejaría con una sola opción que deberá aceptar aunque no quisiera hacerlo.
Su teléfono vibra avisándole que le había llegado un mensaje y al revisar se muestra el nombre del grupo que compartía con sus amigos en el que Woo-jin le avisaba que irían a la librería a retirar todo el dinero que el señor Choi tenía guardado ahí y que necesitaban ayuda ya que era una gran cantidad. Soo-min no responde pero piensa durante unos segundos pensando qué hacer.
Sería una oportunidad para encontrar un lugar en el cuál esconderse y preguntarle al señor Choi si podría establecerse en su casa al menos por un tiempo hasta que encuentre un lugar lo suficientemente escondido cómo para que nadie la reconozca.
Con mucho cuidado cierra el restaurante y camina hacia la estación de autobuses mirando de un lado a otro pareciendo una histérica pensando que alguien aparecería de la nada y le clavaría un cuchillo en la yugular pero no pasó ni un solo insecto mientras que la chica esperaba el último transporte público que pasaba a esas horas de la noche. Viajó completamente sola en el gran vehículo y no le quitó la mirada de encima al conductor del bus pensando que él también era uno de los matones de Smile Capital que se detendría y la empujaría a una emboscada.
Ya estaba perdiendo la cordura pero era mejor dejar tu imaginación volar a que te atrapen desprevenida.
No quiso ir directamente a su casa a esas horas de la noche puesto que podrían estar esperándola ahí, lo haría al día siguiente con más calma y menos miedo recorriendo sus venas cómo un veneno. Tuvo que caminar por el vecindario lujoso dónde se encontraba ubicada la casa del señor Choi y es que por esa zona no llegaban los buses, así que debía caminar largas manzanas hasta que logró ubicar la enorme residencia del anciano entre toda la oscuridad de la noche y la paranoia de la chica que miraba a todos lados pareciendo una loca vagando.
Dice su nombre luego de que le preguntaran al tocar el timbre y la puerta es abierta permitiéndole el ingreso. Sube las escaleras hasta llegar a la puerta principal de la casa en el interior y con duda logra ingresar notando que todo estaba en silencio, no había ni un solo sonido más que de los grillos que habitaban en el jardín que rodeaba la infraestructura. La soledad y silencio fueron interrumpidos cuando apareció el hombre que era la mano derecha del señor Choi, el anciano que también se encargaba de transportarlo y parecía un buen amigo cercano del jefe.
—Buenas noches -Hace una reverencia completa–. Soy Ha Soo-min, amiga de Woo-jin y Geon-woo. Los ayudé esa noche en el subterráneo
—Sé quién eres -La interrumpe con tranquilidad antes que la chica siguiera dando más referencias para que el hombre pudiera reconocerla–. El señor Choi la está esperando abajo.
La pelinegra frunce sus cejas confundida pero termina siguiendo al hombre hacia las escaleras que llevaban al sótano, el mismo dónde el señor Choi los había citado a los jóvenes hace unos días luego de rescatar a la mamá de Geon-woo. Baja las escaleras mientras puede piensa en las cosas que el hombre puede o quiere preguntarle pero es la oportunidad perfecta para que ella también pueda pedirle ayuda y la deje quedarse en su casa. Gira su cabeza viendo que el señor Choi se encuentra en el mismo lugar que hace dos noches pero esta vez había algo sobre la mesa y que fue más claro por cada paso que la chica daba acercándose a él.
Una pistola se encontraba sobre la mesa de centro, un pequeño revolver negro fue lo que Soo-min descubrió una vez que llegó hacia la pequeña sala de estar.
—Siéntate -Pide el hombre señalando uno de los sofás negros que se encontraban a sus lados. La chica obedece ocupando asiento a su derecha y era la primera vez que se sentía demasiado nerviosa sobre todo porque el hombre tenía un arma.
—Pidió verme, señor Choi.
—Realmente tú viniste a mi casa, yo sólo estuve esperando que lo hicieras -Corrige son sutileza y tranquilidad mientras la chica alternaba su mirada entre el anciano y el hombre–. ¿Por qué estás aquí?
—Woo-jin me pidió ayuda...
—No -La interrumpe y la chica se queda callada al momento–. Quiero saber, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué involucrarte en destruir a Smile Capital? -Soo-min se queda en silencio hasta que el hombre vuelve a hablar en unos segundos–. ¿Por qué la hija de Jeon Hyun-bin haría eso?
Sí, no había posibilidad de que se quedara en esa casa y ahora más problemas sumaron peso en sus hombros.
pay attention 'cause
५🦁★ ASLAN SPEAKS . . .
pensaba publicar dos capítulos hoy
pero salí a almorzar con compañeros
de un curso que llevo hoy y pues se
me fue toda la tarde ahí JAJA
disculpen :( prometo traerles otro mañana
que no tengo clases y estoy más libre.
espero que les guste y no se olviden de
comentar, votar y compartir esto.
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