020. Fallen Kingdom

CAPÍTULO VEINTE )Reino Caído
⟡ Temporada 1 ; Capítulo 08
⟡ Capítulo NO editado

}No había sentimiento más desesperante para Soo-min que la impotencia de no poder hacer nada y eso es lo que sintió cuando llegaron al punto donde el asesino de Myeong-gil dijo que estaría el señor Oh pero no había nadie cuando la policía llegó a buscar al hombre secuestrado. Los chicos entregaron a la policía al hombre que capturaron y tenían en el maletero del auto sin más remedio ni opción por tomar porque estaban regresando al punto de partida de alguna manera pero ahora con uno de sus cercanos bajo el poder de Myeong-gil, lo que los dejaba en gran desventaja y en la desesperación de poder encontrarlo de alguna manera.

Fue aún peor cuando llegaron al lugar donde el señor Moon tenía atrapado a In-beom para hacerlo hablar pero el hombre se mordió la lengua para evitar que lo hagan hablar, tuvieron que desatarlo y dejarlo en la calle para que lo llevaran al hospital porque no iban a dejar que nadie muriera, así como Geon-woo le dijo a Soo-min en su momento. Ahora sí estaban sin nada que pudiera utilizar en contra de Myeong-gil o para intentar averiguar donde se encontraba el señor Oh.

Los chicos llevaron a Soo-min a su casa antes de dirigirse al departamento de Da-min donde pasarían la noche en compañía de la chica porque, después de todo, era su casa y tampoco se separaría de los chicos que pueden llegar a saber el paradero de su abuelo. Soo-min llegó a casa y encontró a Hyun-bin en su oficina sentado detrás de su escritorio con un cigarro en la boca y la camisa abierta mostrando los moretones recientes que obtuvo por su enfrentamiento en el restaurante. Ingresa a la habitación y ocupa uno de los dos asientos frente a él soltando el aire de sus pulmones que lo proporcionó dolor en las costillas al hacerlo pero lo toleró.

—Estoy cansada -Comenta rompiendo el silencio que había en el ambiente y con la mirada puesta en el hombre que fumaba tranquilamente–. Y malditamente adolorida.

—Báñate y te sentirás mejor -Dice luego de expulsar el humo al quitarse el cigarro de los labios–. Tienes que curarte eso. Estás a mitad de camino si piensas en seguir hasta el final.

—¿Mitad de camino? Siento que he regresado al inicio -Confiesa mientras se toma el puente de la nariz con los dedos–. El hombre de Myeong-gil no dijo la verdad y nos llevó a un lugar donde no estaba el señor Oh. Probablemente haya sido una trampa pero los policías fueron quienes llegaron primero y buscaron en el lugar pero no encontraron nada ni nadie que diera indicios que estuvieron ahí o al menos tuvieron al señor Oh dentro.

—Hubiera hecho lo mismo -Comenta Hyun-bin–. Así son los negocios pero él quiere algo mucho más que simplemente joderlos. Él quiere venganza y eso es lo que buscará darles -Quita el cigarro de su boca y lo destruye en el cenicero que tenía sobre el escritorio–. El señor Oh solo es la carnada para atraerlos a un lugar en específico donde poder matarlos. Mantenme al pendiente de cualquier lugar al que vayas que los lleve hacia Myeong-gil.

—Entiendo -Asiente resignada. Tenía que aceptar lo que le estaba pidiendo sino quería tenerlo respirando en su nuca o enviando a sus hombres para que la vigilen–. ¿Cómo está el señor Park? Tengo que ir al hospital a ver que esté bien y disculparme por arrastrarlo a esto.

—Él estará bien pero no puedo decir lo mismo de su restaurante. Esos desgraciados destrozaron todo lo que vieron y lo ataron en una silla donde lo golpearon algunas veces. Nada grave pero considerando su edad, tardará un poco en recuperarse -El cuerpo de Soo-min es víctima de escalofríos de solo imaginarse al señor Park golpeado–. Es mejor que te mantengas lejos del hospital por ahora hasta que acabemos con Myeong-gil y acabemos con todos ellos.

Soo-min asiente estando de acuerdo por su consejo y se queda en silencio mirando un punto muerto del escritorio pero Hyun-bin la ve con atención reconociendo esa mirada perdida que tenía, aquella que solo se manifestaba cuando quería decir algo pero no sabía cómo ni qué decir al respecto. Probablemente sea algo malo, algo que la avergüenza o que podría hacerlo enojar.

—Do-seong estuvo en el centro comercial hoy -Los ojos de Hyun-bin la miraron con atención esperando que siguiera hablando–. Lo enfrenté. Básicamente él es quien me hizo todo esto -Señala todo su cuerpo siendo solamente evidentes algunos pequeños cortes y golpes que habían en su rostro así como los rastros de sangre ahí–. Nunca antes había tenido tantas ganas de acabar con la vida de alguien como hoy y estuve a punto de hacerlo, tenía el cuchillo en la mano y estaba por clavárselo en el corazón... -Se interrumpió a sí misma por los recuerdos que llegaron a ella de ese preciso momento cuando estaba por asesinarlo–. No lo hice. No me dejaron hacerlo.

Hyun-bin la mira en silencio por unos segundos viendo la manera en como le había afectado el haber tenido tan solo el deseo de asesinar a alguien, algo que no estaba en su sangre y aunque haya pasado tantos años sabiendo y viendo apenas como desvivían a muchas personas en su entorno, siempre le parecerá un pecado quitarle la vida alguien. Se sentía mal de solo desear que alguien muriera, no es por lo que estaba luchando y de solo pensarlo la hacía ver que no estaba tan lejos de diferenciarse de todo lo que aborrecía.

—Siempre está en tus manos hacer lo que crees correcto pero tienes que comprenderlo y marcarlo ahora antes que sea demasiado tarde y tus manos estén manchadas de sangre -Fue lo primero que Hyun-bin le dijo luego de un corto silencio pensando en qué decirle. No era la persona ideal para darle consejos sobre no intentar matar a alguien–. Sea cual sea la decisión que tomes, puedes decírmelo. No importa si no lo hayas matado o lo hayas hecho, dímelo.

Soo-min asiente mientras trata de tranquilizar la sensación de pánico que había regresado a ella luego de recordar brevemente esa ira incontrolable que se apoderó de ella por unos segundos. Mira la mano de Hyun-bin que se extendió hacia ella en una invitación a tomarle de la mano y ella le corresponde desistiendo de esa idea de que debía mantenerse alejada de él, un pensamiento que ya no tenía desde que regresó a vivir bajo el mismo techo y pasaron un tiempo conviviendo juntos donde le quedó claro que Min-jae le dijo la verdad desde un principio, él había cambiado de alguna manera.

Ahora ella confiaba en él, solo esperaba no arrepentirse de eso






Myeong-gil se comunicó con los chicos desde el teléfono del señor Oh y los citó en la misma piscifactoría que habían registrado la noche anterior pero no lograron encontrar nada, esta vez fue claro en que no le avisen a la policía porque de lo contrario mataría al señor Oh y es así como Soo-min supo que estuvieron ahí todo el tiempo, solo que limpiaron sus huellas cuando vieron a la policía acercarse o les avisaron que la policía estaba yendo en camino. Confirmó sus propias sospechas cuando le dijeron que Myeong-gil se había encargado de Gang-yong, eso quería decir que tenía personas dentro de la policía trabajando para él, así que tenían que enfrentarlo completamente solos.

Ya era de noche cuando los chicos pasaron a recoger a Soo-min en casa de Hyun-bin antes de dirigirse hacia el punto de encuentro que estaba a las afueras de la ciudad. Hyun-bin le volvió a recordar que le dijera exactamente donde se encontraba para así evitar que se preocupara por su paradero y ella tuvo que aceptarlo aunque odiaba que la controlara de alguna manera pero no quería discutir con ella, solo quería acabar con todo de una vez.

—¿Segura que puedes hacerlo? -Woo-jin le pregunta a Soo-min una vez que la chica ingresa al vehículo que vino a recogerla al lado de Da-min que estaba en los asientos traseros.

—Sí, estoy bien -Responde en un suspiro. De alguna manera, había extrañado que alguien le preguntara si estaba bien y como pasó de mentirles a ser sincera con ellos–. Gracias, por preguntar.

Woo-jin la mira por el espejo retrovisor central y asiente con una pequeña sonrisa, siendo correspondido de la misma manera por su amiga.

El auto negro se desplazó por la ciudad dirigiéndose hacia la autopista que los llevaba hacia el lugar donde quedaron para encontrarse. Soo-min miraba a su alrededor a través del ventanal a su izquierda mientras pensaba en la posibilidad de que Do-seong se encontrara ahí y que todo pudiera volver a suceder como la noche anterior en el centro comercial, ¿cómo reaccionaría? ¿Volvería a intentar asesinarlo? ¿Se sentiría culpable de hacerlo? No se preguntaba a sí misma si valdría la pena porque lo haría, tomaría la vida de Do-seong como él tomó la vida de Min-jae sin piedad alguna pero lo que le preocupaba era si se sentiría culpable, no quería vivir con la consciencia comiéndose su alma con cada día que pasaba como un método para torturarla.

Llegaron a la piscifactoría pero se detuvieron a mitad del camino de tierra viendo a lo lejos el lugar que se encontraba con las luces encendidas.

—¿Por qué paramos? -Da-min le pregunta a los chicos.

—Woo-jin, Soo-min y yo iremos primero. Tú vigila -Le indica Geon-woo–. Entra cuando encuentres un lugar para disparar.

—Suena bien -Asiente Woo-jin estando de acuerdo–. Vete.

Woo-jin baja del vehículo para permitir que la chica saliera. Una vez que Da-min pisa tierra firme, Woo-jin regresa a su sitio en el lado del copiloto y emprenden el camino que les queda hacia la piscifactoría que queda a unos metros de distancia.

—Bien pensando -Woo-jin se dirige hacia Geon-woo una vez que el auto se dirige hacia su destino.

—¿Qué?

—La dejaste lejos para que no se lastimara, ¿verdad?

—Bueno, la dejé para que no nos atrapen -Responde con honestidad y luego mira sorprendido a su amigo–. ¿La dejé demasiado lejos?

—Llegará en unos diez minutos -Woo-jin gira a ver por el vidrio trasero tratando de calcular la distancia que habían recorrido luego de dejar a la chica.

—Terminemos esto rápido, solo nosotros.

Soo-min sonrió ligeramente por la equivocación pero también por la intención de proteger a la más joven del grupo que correría mucho peligro si iba con ellos. Una vez que se dirigían para pelear con los matones de Myeong-gil, cada uno dependía de sí mismo y en muy pocas ocasiones lograban defender a sus acompañantes cuando se encontraban en grave peligro pero el tener a Da-min, una persona totalmente inexperta que tenía su arco solo para defenderse, no podrían estar al pendiente de ella para defenderla.

El auto se detuvo en la piscifactoría y Geon-woo le entregó los guantes negros a Soo-min, aquellos que utilizaban últimamente para su protección. Bajan del vehículo mientras se colocan los guantes en cada mano y caminan hacia el interior del lugar viendo a su alrededor como los matones salían de sus escondites acercándose a ellos para rodearlos, algo similar a lo que sucedió en el centro comercial. Esa noche fue diferente porque ya no se encontraban los hombres de Myeong-gil solamente, ahora estaba su mano derecha junto a su jefe y al rehén que tenían en el suelo atado de extremidades y una cinta en la boca.

Los chicos se detuvieron a una distancia grande de donde se encontraba Myeong-gil sentado con un teléfono en mano riéndose de algo que veía y al señor Oh amarrado a sus pies.

—¡Mátenlos! -Dijo Jun-min, quién cargaba un megáfono debido al gran daño que sufrió luego de que Hyeon-ju intentara cortarle la garganta.

Se pusieron espalda con el espalda los tres viendo a cada lado disponible desde sus posiciones al ser rodeados por todos esos hombres que cargaban picos, palos y entre otras cosas.

—Los malditos tienen muchas armas -Woo-jin les avisa a sus amigos al ver que no podrían contra ellos a puño limpio al menos que quisieran salir lastimados de alguna manera.

Geon-woo toma una de las rendijas del suelo y le avisa a su amigo que podría utilizarlo como una manera de defenderse pero Woo-jin toma un palo con red que había cerca, siendo esa su arma que utilizaría para defenderse mientras que Soo-min rompe en dos un palo que estaba en el suelo.

Los chicos se defienden cada uno por su lado mientras que Soo-min intentaba esquivar los golpes que pretendían darle y daba golpes de vuelta en las cabezas o extremidades de los hombres tratando de no ejercer mucha fuerza ya que podría romper el palo y quedarse sin armas. Un hombre quiso insertar un cuchillo en la cabeza de Soo-min pero la chica lo esquivó a duras penas evitando si quiera cortarle un cabello, ese acto le permitió quedar frente al hombre y le dio una fuerte patada que lo hizo caer con la piscina que había detrás suyo donde criaban a los peces.

La única chica deja los palos que cargaba en manos para poder tomar una pala que estaba en el suelo y así golpear la cabeza de los hombres que pretendían dañarla, incluso golpeó con fuerza las piernas de algunos haciendo que cayeran de espaldas al suelo y quedaran fuera de la pelea. Soo-min gira para golpear a uno pero Woo-jin por detrás del hombre colocando la red en su cabeza y tirando de él con fuerza para empujarlo al suelo impidiendo que siquiera hiciera el intento de intentar lastimar a la chica. Woo-jin mira a su amiga y le levanta el pulgar haciéndole saber que todo está bien, ella le corresponde con un asentimiento y una pequeña sonrisa.

—¡Alto! -Todos se detienen de inmediato y giran hacia donde se encontraba Myeong-gil sosteniendo la cabeza del señor Oh con un cuchillo en su cuello amenazando con matarlo–. Oigan. Si mueven un solo músculo, idiotas, lo degollaré, ¡depende de ustedes! -Los jóvenes se mantienen en sus lugares solo tratando de regular sus respiraciones y mirando con atención al hombre–. Así es. No se mueven -Sonríe con superioridad por hacer que lo obedecieran–. ¿Qué están haciendo, estúpidos? Apúrense y mátenlos -Centra su mirada en la chica que estaba en el medio de todo por primera vez cayendo en cuenta que ella se encontraba entre ellos–. Empiecen con ella.

Un hombre se acerca decidido hacia la chica y la toma del cabello fuertemente enviando su cabeza hacia atrás para que lo mire a la cara. Soo-min permite que eso suceda aunque su instinto le gritaba que hiciera algo pero no podía hacer nada si es que quería que el señor Oh viviera, retar a Myeong-gil a que matara al anciano desobedeciéndolo no podía darse porque sabía que él cumpliría con su amenaza sin pensarlo, era del tipo de Hyun-bin. No tiene ni una gota de miedo, solo le sostiene la mirada al hombre que sonrió con malicia teniendo toda las intenciones de matarla en ese instante sin importarle nada.

Geon-woo miró como la chica era sujetada de esa manera por el hombre y este tenía en su mano libre un gran cuchillo con el que pretendía quitarle la vida. Quería correr para salvarla pero tampoco quería que el señor Oh muriera. Alternaba su mirada en ambos intentando encontrar la manera de llegar a ella y cuando en sus ojos se vio su intención de correr a salvarla, Myeong-gil lo retó con la mirada apretando un poco más el borde del cuchillo contra el cuello del señor Oh poniéndolo en aprietos al ver que el hombre no estaba jugando.

—¡Agáchense! -Se escuchó la voz de Da-min resonar por el lugar. Soo-min golpeó la garganta del hombre con su puño haciéndolo retroceder y soltándola en el transcurso agachándose para que la flecha diera hacia el brazo de Myeong-gil.

Los chicos aprovecharon que el jefe fue herido para moverse y golpear a los hombres que aún quedaban de pie. Soo-min se reincorporó pero de inmediato fue embestida por el hombre que intentó matarla anteriormente y ambos cayeron en una piscina. La tomó de su camiseta gris con fuerza sacándola del agua, Soo-min tomó aire lo más rápido que pudo antes de ser sumergida de nuevo en un intento de ahogarla. Se removía de un lado a otro conforme los segundos pasaban y ya no soportaba más tiempo sin respirar pero el gran peso ejerciéndose en su pecho por las manos del hombre era imposible que saliera a la superficie por su cuenta. El hombre vuelve a sacarla del agua y la chica toma una gran bocanada de aire tratando de respirar.

—¡Da-min! -Le grita a la chica esperando que pudiera encontrarla y ayudarla. Soo-min pronto fue sumergida de vuelta al agua para ahogarla por segunda vez sin dejar de pelear, sus manos intentaron rasgar lo que sea del hombre pero no lograba nada.

Tragó agua en un intento de respirar y se fue ahogando un poco ahora viéndose rodeada del miedo de no lograr salvarse ya que nadie llegaba a salvarla. Cuando sentía que las fuerzas de seguir peleando se iban de su cuerpo, la presión en su pecho desapareció de un momento a otro por lo que emergió con rapidez empezando a toser por todo el agua ingerida. Miró de soslayo como Geon-woo tenía su antebrazo contra la garganta del hombre desde sus espaldas y lo sacó de esa manera de la piscina hasta dejarlo en el suelo, donde le dio tres golpes en el rostro hasta dejarlo inconsciente.

Soo-min se acercó al borde lentamente sin dejar de toser y tomándose el pecho con ambas manos por la presión antes realizada en esa zona. Geon-woo coloca ambas manos en su rostro tratando de examinarla para ver si tenía alguna en el rostro que pudiera ponerlo en alerta aunque lo peor ya había pasado.

—¿Estás bien? -Le pregunta y la chica asiente repetidas veces sin dejar de toser.

—Vámonos de aquí -Es lo primero que logra decir apenas. El chico la ayuda a salir al cargarla tomándola de la cintura y dejándola en tierra firme.

Ambos se dirigieron hacia donde se encontraba el señor Oh en el suelo mientras que Myeong-gil junto a Jun-min ya no se encontraban cerca, por lo que suponía que habían huido en la primera oportunidad que tuvieron. La chica se queda apoyada en una columna de madera mientras que Geon-woo se acerca al anciano que estaba en el suelo y desata las sogas que amarraban sus extremidades.

—Abuelo, ¿estás bien? -Da-min le pregunta al hombre una vez que está agachada a su altura–. ¡Soy yo! Da-min.

—¡Me arrancaste las cejas! -Grita el anciano luego de que su nieta quitara la cinta adhesiva que estaba en su boca y sus ojos.

—Señor Oh, ¿está bien? -Geon-woo le pregunta una vez que llega a él.

—Gracias -Solloza el anciano, por lo que los jóvenes resoplan aliviados al haberlo rescatado.

Luego de que Woo-jin se acercara a preguntarle a su amiga si se encontraba bien y se asegurara de que realmente no le estaba mintiendo, se encargaron de amarrar a todos los hombres inconscientes en el suelo mientras que las chicas y el señor Oh esperaban en el auto. Impidieron que Soo-min los ayudara y Woo-jin le ordenó que se mantuviera en el carro para que pudiera mantenerse caliente ya que estando afuera podría enfermarse al estar mojada de pies a cabeza, la chica insistió muchas veces pero él ganó al final siendo más insistente que ella. Demoraron unos minutos pero al final subieron al auto para salir de la zona ya habiendo rescatado al señor Oh.

Dejaron al señor Oh con Da-min en el lugar donde se encontraba la chica pasando el tiempo mientras Geon-woo y Woo-jin permanecían en la ciudad, no sin antes dejar a Soo-min en el apartamento donde ellos se estaban quedando para que pudiera quitarse toda esa ropa mojada y se abrigara mientras ellos iban al hospital luego de que Kang-yong los haya llamado para avisarles que estaba bien pero tenía algo importante que decirles.

Estoy bien.

Me quedaré con los chicos esta noche.

Es lo que Soo-min le escribió a Hyun-bin para mantenerlo tranquilo y de alguna manera hacerle saber donde se encontraba para que no levantara hasta las piedras buscándola por toda la ciudad.

Los chicos llegaron con buenas noticias un par de horas después. Kang-yong les dijo que la orden de arresto y cateo a toda la empresa de Myeong-gil salió más rápido de lo que esperaba, por lo que todo lo que tenía en sus manos fue confiscado por la policía e incluso arrestaron a muchos de sus matones incluyendo a los hombres que ataron en la piscifactoría esa noche. Woo-jin dijo que debían celebrarlo de alguna manera por lo que pidió pollo frito al apartamento ya que no podía beber por su hígado herido, así que cenaron esa noche como una forma de celebrarlo entre algunos vasos de soju por parte de Soo-min que necesitaba algo de alcohol en su sistema al menos por esa noche.

Woo-jin se quedó dormido algunos minutos después mientras que Soo-min se dirigió hacia la azotea del edificio para poder tener un espacio de tranquilidad en el cual solo miraba la ciudad y tomaba lo que quedaba de soju. No suele beber pero ese día lo necesitaba, podría ser porque estuvo bastante cerca de la muerte o simplemente porque era el cumpleaños de Min-jae pero ya no lo tenía cerca.

—Me preocupaste -Escucha a sus espaldas pero no hacía falta girar para saber de quien se trataba–. ¿Qué haces aquí?

—Brindando por mí y por mi hermano -Contesta simplemente mientras mueve la botella verde de un lado a otro sin quitarla la mirada a la ciudad–. Hoy es el cumpleaños de Min-jae. No lo celebramos juntos desde hace tres años cuando hui de Hyun-bin pero ahora es diferente al saber que no lo celebramos porque no está con vida -Traga en seco pausándose a sí misma tratando de pasar el nudo de su garganta–. Cuando estaba con ellos no podía salir a ningún lado, así que Min-jae y yo subíamos a la terraza del almacén para ver la ciudad mientras comíamos helado que él compraba a escondidas de Hyun-bin para celebrar -Ríe levemente al recordarlo–. Era el único momento en el que podía probar helado y pasarla bien, hacíamos lo mismo en mi cumpleaños y apreciaba bastante que siguiera con esa tradición a pesar que fuimos creciendo.

Soo-min volvió a pausarse a sí misma al notar que le era casi imposible hablar mientras las lágrimas en sus ojos se aproximaban para empezar a arder. Pasó el dorso de su mano para limpiar esas lágrimas que querían salir y tomó aire para tranquilizarse porque no quería llorar.

—Lo extraño mucho -Confesó antes de darle un largo trago al contenido de la bebida que llevaba en su mano. Geon-woo la miró unos segundos en silencio antes de tomar valor para dirigirse a ella.

—Discúlpame, Soo-min -La mencionada gira de inmediato al escuchar esas palabras salir de su boca–. Por hacer todo el ambiente incómodo desde que nos encontramos y no hablarte como antes...

—No intentes disculparte. Eres el que menos debe hacerlo entre los dos -Soo-min lo interrumpe mientras mueve su mano con desdén–. Entiendo perfectamente tu razón de estar molesto. Yo también estaría enojada conmigo si estuviera en tu lugar -El chico desvía la mirada no tan seguro de si debería hacerle caso y no disculparse, no estaba en su propia educación–. Todo está bien.

—No creo que todo esté bien -Niega el chico confundiendo a su acompañante que se queda en silencio y la atención puesta en él esperando que siguiera hablando–. Yo no estoy bien -Resopla. Se detiene a sí mismo y toma un momento para pensar bien en qué decir–. Esto me parece demasiado extraño y me siento totalmente incómodo cada vez que estoy cerca a ti. Yo... no sé qué hacer ni qué decir para poder dejar de sentirme así.

Soo-min lo mira un momento tratando de asimilar lo que acababa de escuchar y es que ya había pasado un tiempo desde que no escuchaba la sinceridad de Geon-woo, más sobre sus sentimientos y de solo escucharlo le daba escalofríos al pensar que alguien se sentía así por ella. Aprieta sus labios y desvía la mirada pensando en qué decirle porque ella también sentía lo mismo pero tenía muy en claro a lo que se debía aunque no era tan valiente para admitirlo.

—También me siento igual, Geon-woo -Lo mira mientras siente su corazón volver a latir desenfrenado contra su caja torácica y esos escalofríos recorriendo desde la punta de sus dedos hasta el último cabello–. Creo que es algo normal luego de haberte dejado en el hospital. Básicamente pusimos pausa nuestra amistad en malos términos y a eso se debe la incomodidad pero si podemos seguir...

—¿Amistad? -Formula la pregunta confundido por el término que utilizó para referirse a ambos teniendo en cuenta lo que habían compartido la última noche que pasaron en la casa del señor Choi. Soo-min abrió la boca dispuesta a reafirmar lo que dijo pero no fue capaz porque al menos en ese lado, no sabía con exactitud lo que eran–. ¿Somos amigos, Soo-min?

—Yo... -La pelinegra miró a todos lados escarbando en su cabeza alguna respuesta para darle pero no sabía qué decirle. Lo que sucedió esa noche dejó en claro que ya no eran amigos pero tampoco eran una pareja, estaban en la nada–. No sé, Geon-woo.

Miró a otro lado mientras pasó una mano por su cabello en señal de frustración y el chico solo permaneció mirándola para luego dar un paso acercándose a ella, quedando solo algunos centímetros de distancia entre ambos. Soo-min alzó la cabeza para mirarlo a los ojos sorprendida por la cercanía que tomó de un momento a otro, él mantenía únicamente su atención puesta en ella y sus ojos empezaban a brillar.

—Dime que no quieres que seamos amigos porque yo no quiero ser tu amigo -Siente como la mano de Geon-woo roza con la suya antes de tomarla con delicadeza y dejando a un lado el miedo de ser rechazado–. Dímelo, por favor.

Soo-min dejó que Geon-woo tomara su mano dejándose llevar por la necesidad de sentirlo nuevamente pero había algo en su interior que estaba incómodo, algo que no quería permitir que eso sucediera porque habían cuentas que aún no estaban saldadas y no necesariamente se debían a Geon-woo, todo se resumía al problema que estaban tratando de solucionar y el hecho de que Do-seong todavía seguía vivo. No quería permitirse ser feliz hasta que pusiera un punto final con todo lo que pudiera hacerle daño.

Dirige una mano hacia el hombro del chico sintiendo como este se tensó un poco debajo de su mano.

—Dame un poco de tiempo, ¿sí? -Le dijo con suavidad debido a la cercanía entre ambos–. ¿Me esperarás?

Geon-woo la mira unos segundos antes de asentir.

—Te esperaré.

Ella asiente de vuelta antes de colocarse de puntillas para dejar un pequeño beso en su mejilla con cariño.

pay attention 'cause
५🦁★ ASLAN SPEAKS . . .

penúltimo capítulooooooo
¿algo que tengan que decir antes del final?

disculpen la tardanza, se supone
que esto debía publicarse el miércoles
y ya estaba avanzado un poco pero tenía
un dolor insoportable en la muñeca izquierda
así que lo vengo terminando hoy :(
mañana subiré el último capítulo

espero que les guste y no se olviden de
comentar, votar y compartir esto.

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